El desarrollo de la confianza en Internet, en manos de terceros Rita Ferreira Expansión 10/01/2003 Ante la desconfianza que genera Internet entre los usuarios a la hora de realizar compras, han surgido multitud de compañías que certifican y autentifican la identidad de las partes implicadas. En la actualidad, son pocos los internautas que realizan sus compras en Internet con total confianza en parte debido a las grandes deficiencias que persisten en las tiendas electrónicas. La falta de información y de una política de protección de datos clara, además de los riesgos financieros, operacionales y de seguridad son algunas de las razones aducidas por los usuarios para explicar su desconfianza a la hora de comprar a través de la red, según un informe de la organización de consumidores Consumers International. Sin embargo, la confianza es uno de los pilares de una relación de negocios y un factor clave para el éxito de cualquier estrategia de comercio electrónico. En la creación de la confianza intervienen tanto la disposición del usuario como el contexto, es decir, el nivel de certidumbre que el comprador percibe en una determinada situación. Las empresas sólo logran influir en el contexto pero esto les permite reducir el grado de incertidumbre de modo que el consumidor perciba mayores beneficios que riesgos. Si bien las empresas con años de existencia pueden crear un contexto de confianza gracias a su historia, reputación, patrones de comportamiento y cultura, las empresas de nueva creación, como las que operan sólo en Internet, deben buscar fórmulas innovadoras para ganarse la confianza y la lealtad de sus consumidores. Frente a la falta de una alternativa legal realista, han surgido diversos tipos de servicios encargados de certificar la credibilidad de una página web y promover la confianza entre consumidor y vendedor. Estas instituciones, como TRUSTe, BBBOnLine, Entrust Technologies, CPA Web Trust, Open Ratings, GeoTrust, Entrust Technologies, Webtrust, Betterweb y Verisign, son una nueva categoría de intermediarios en la red. Se trata de unos mecanismos de autorregulación que se basan en una estructura de autoridades certificadoras, que autentifican la identidad de los participantes. Su modelo de negocio consiste en aconsejar a compradores y vendedores acerca del nivel de calidad, confianza y competencia de una empresa. TRUSTe, por ejemplo, certifica la seguridad de las transacciones y acredita la voluntad de la empresa de proteger la información personal de sus clientes. BBBOnline, una organización sin ánimo de lucro financiada por sus miembros, proporciona a los consumidores informes de empresas para ayudarles en sus decisiones de compra. El CPA Web Trust tiene el doble objetivo de incrementar la confianza del consumidor en la seguridad y la confidencialidad y de dar a conocer el comercio electrónico. Por su parte, Verisign se ha convertido en el líder mundial de servicios de confianza para Internet y ofrece autentificación, validación y pago a nivel internacional. Para transacciones elevadas existe la posibilidad de utilizar los servicios de una entidad que garantiza el pago hasta que el comprador recibe y acepta el producto adquirido. En España existen también algunas entidades que proveen este tipo de servicios, como la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre (FNMT), la Asociación Española de Comercio Electrónico (Aece), la Agencia de Certificación Española (ACE) y la Fundación para el Estudio de la Seguridad de las Telecomunicaciones (FESTE). La FNMT, que emite diversos tipos de certificados, ha puesto en marcha un proyecto denominado CERES (Certificación Española), que establece una autoridad pública de certificación española que autentifique y garantice la confidencialidad de las comunicaciones online entre ciudadanos, empresas u otras instituciones y administraciones públicas. Reputación Los servicios de confianza deben labrarse una reputación. De hecho, un estudio del Institute for Knowledge Management revela que para la mayoría de los internautas la existencia de un sello de garantía sólo aumentaría su confianza en una página web si lo ofreciese una empresa que conociera y en la que confiara. De ganarse el respeto de los usuarios, es evidente que estos mecanismos de reglamentación rápidos y eficaces, que permiten anticiparse a los posibles litigios, pueden crear el clima de confianza que la venta a través de Internet necesita para su despegue definitivo. Las perspectivas son buenas: la Business Software Alliance estima que, en diez años, el factor seguridad, que es uno de los aspectos que hacen posible la confianza, dejará de ser una preocupación al hablar de comercio electrónico y los usuarios sólo tendrán en cuenta factores como la conveniencia y el coste a la hora de decidir entre transacciones online y transacciones tradicionales. ¿¿Cómo se elige el servicio de confianza más elevado? Los beneficios de tener una marca real Joan Enric Ricart, profesor del IESE Conseguir la confianza de los usuarios es tarea difícil especialmente en un medio nuevo y virtual como es Internet. Cuando la empresa dispone de una marca reconocida en el mundo real que puede transferir al mundo virtual resulta suficiente incluir algún mecanismo de seguridad relacionado con la privacidad de los pagos y la información. Sin embargo, para las empresas que no hayan desarrollado su marca en el entorno presencial, la elección de un servicio de confianza es una decisión importante. El criterio clave es la reputación del mismo, que puede haber adquirido en sus actividades presenciales u online. Otras cuestiones, como el formato de servicio o el precio, resultan secundarias. Por eso, es evidente que se está ante un servicio que presenta una gran susceptibilidad de beneficiarse de las externalidades de la red y que puede convertirse en el próximo monopolio natural. Un campo que empresas tan destacadas como Microsoft no van a dejar escapar. El auge de los sellos de calidad Diego Sacristán, gerente de seguridad de PwC Tradicionalmente la desconfianza de los usuarios se ha considerado como una de las principales barreras del comercio electrónico, por lo que las empresas se han visto obligadas a contar con mecanismos que generen confianza. La selección de este apoyo debe basarse en el perfil de la empresa y la dispersión geográfica de sus potenciales clientes. Existen empresas que, por su presencia física o el carácter de sus actividades, parten de un nivel de confianza mayor. En estos casos, sus operaciones online deben mantener una estrategia de riesgo consistente con las tradicionales. Las empresas que deben reforzar su confianza o ampliar la dispersión geográfica de sus clientes, pueden recurrir a un tercero para ofrecer una opinión sobre sus operaciones, de forma similar al sello de calidad que proporciona una entidad certificadora. Esta alternativa, que cada vez se está implantando más en España, tomará mayor relevancia a medida que los negocios en la red se consoliden.