Más allá de la intolerancia, por encima de las grandes doctrinas o de las pequeñas consignas de grupo, prescindiendo de cualquier aspecto parcial de la realidad obtenida en trasnochados estudia o las dogmáticas enseñanzas de disciplinados profesores pertenecientes a la orden del muermo y cuerpo erecto, existen por el contrario personas que se atreven a mirar la realidad, no como una realidad humanizada, sino como algo en lo que sólo somos parte, una parte ínfima, despreciable e insignificante, una realidad en la que casi no somos nada. A ese tipo de personas asintónicas, esquivas, errantes y solitarias en la lejana búsqueda de la verdad, a esas personas extrañas que parecen regirse por mundo aparte, el cual, a veces reclama su presencia, haciéndolas para nosotros ausencia y retiro. A esas personas que han luchado hasta extremos de locura por defender la razón y han sido auténticas islas en el océano negro de una humanidad que avanza con la peste, con la miseria, con el hambre y con el miedo. Especialmente a estas personas pero también a todas las que sin llegar a tanto, han comprendido que no comprenden y aspiran a tener una visión completa y racional del mundo, a todas, va dirigido el esfuerzo comunicativo materializado en estas páginas. Desde siempre han existido múltiples maneras de interpretar los hechos que nos rodean y constituyen la realidad de nuestra existencia. Aún hoy el mundo puede verse de diferentes maneras según desde donde se mire. Precisamente, lo que aquí se propone es una forma de entender la existencia, que pretende ser amplia y unificadora. La interpretación de muchos hechos científicos puede hacerse de una forma aislada o contextual izándolos a un dominio concreto del conocimiento, pero en realidad ninguno de estos hechos puede entenderse en alguno de estos modos, porque existe algo común a todos ellos, algo con lo que todos guardan relación, una óptica bajo la que tanto unos como otros pueden ser comprendidos de la misma manera. Las diferentes formas de las cosas no pueden ocultar por más tiempo una estructuración única que afecta por igual a todo lo que existe. Son hechos científicos generalmente aceptados los que van a formar la base de las conclusiones de este tratado. Cosas como que el cuerpo humano está formado por pequeños elementos o unidades funcionales que llamamos células o que las moléculas son estructuras compuestas por átomos. El valor de estas conclusiones reside en que permiten explicar muchas cosas que hasta ahora permanecían en el misterio; sea por ejemplo el fenómeno de la vida, para el cual, no es suficiente comprender el tener ante nuestros ojos cada una de los complicados mecanismos que la componen, porque además, es necesario disponer de una interpretación de esos mecanismos, disponer de respuestas a preguntas que, en el caso de los biólogos, pueden crecer de forma paralela a sus conocimientos. ¿Porqué toda esta complejidad de mecanismos? ¿Por qué la vida? Por otra parte es necesario dar una alternativa razonablemente científica a lo que durante años ha sido un dominio de la fe, aunque para ello debamos replantear viejas cuestiones o reorganizar nuestra visión del mundo. La idea de existencia que a continuación se presenta no se permite lagunas o puntos oscuros, tampoco es una idea abstracta o excesivamente filosófica, por el contrario, es una idea que aunque afecta de un modo directo a la concepción que la Filosofía clásica occidental nos propone, no se para en ello, sino que muy pronto encuentra conexiones directas con la realidad científica actual. Puede decirse que se trata de un modelo científico que permite comprender la existencia en su conjunto, siguiendo desde el origen de ésta un hilo de razón que nos conducirá de lleno a las normas tal como las conocemos. Mas hacer este recorrido exige cambios, algunos importantes, sobre las usuales concepciones meta físicas que poseemos. Básicamente los hechos de la realidad no se verán alterados salvo excepciones, pero lo que más va a resultar modificada es la interpretación que hagamos de ellos. Tal cambio en nuestras interpretaciones se deberá a la contextualización de cualquier hecho en un marco único, la existencia estructurada. Este es el objeto del presente trabajo, crear un nuevo marco meta físico de la existencia en el que tenga cabida la realidad científica de esta época. Esta contextualización presenta en algunos casos modificaciones importantes desde el punto de vista de la propia concepción del hecho, ello ocurre sobre todo con aquellos que desde la ciencia no acaban de estar claramente definidos, más concretamente, con las concepciones de universo en sus extremos macro y micro, asi como con la concepción que tenemos de nosotros mismos o de lo que somos. Tomadas en conjunto, las modificaciones debidas a este marco pueden ser muy dramáticas para la concepción habitual que tenemos de lo que existe. En lo referente a lo humano, notaremos aquí el impacto brutal que nos despertará a una nueva realidad en la que, una vez más, perdemos centro y protagonismo. Desmitificar al homo es una actividad que para unas personas es apasionante mas para otras posee tintes de desencanto, por ello, habremos de distinguir entre la realidad dada por la razón y aquella otra que es propia de la particular visión que nos proporciona nuestra condición humana o simplemente la realidad subjetiva humana. La máquina inteligente no queda fuera de nuestro ámbito de actuaciones, el tema candente de la inteligencia artificial también ha de quedar correctamente dispuesto en nuestro marco de interpretaciones. A través de algunos esquemas sencillos llegaremos a tener las respuestas de las más trascendentales preguntas sobre el ser humano. Sin entrar en detalles, tendremos sin embargo, una visión clara de lo que somos, de lo que son sentimientos y pensamientos en sus diversas clases. Pero todo ello no seria suficiente si no fuera por el hecho de que se mantiene una conexión con el resto de la existencia, con el entorno, con nuestro particular marco de referencia. Veremos modelos que nos permitirán diseñar seres pensantes dotados de razón y si fuera preciso de sentimientos, una vía lógica que abre posibilidades a la vez inquietantes y seductoras, los seres no biológicos con pleno derecho de existencia. Sentido de existencia y evolución humana sentido de la existencia y evolución tecnológica, una inteligencia artificial que muy posiblemente no sea tan artificial como se pretende. En una cosa parece estar de acuerdo la mayoría del pensamiento de nuestra cultura occidental, este acuerdo se ha dado a lo largo de los últimos milenios y consiste en reconocer un principio único como el origen de todas las cosas. Con el tiempo este principio se ha convertido en un punto de partida, en algo que se da por hecho. Casi desde el comienzo, los griegos reconocen este principio, hábiles pensadores, estos filósofos pudieron razonar que todas las cosas existentes, a pesar de su enorme diversidad de formas podían tener un origen común, un punto de partida único. Ahora sabemos con exactitud que todas las sustancias proceden de los elementos químicos contenidos en la famosa tabla de los elementos, su número no es muy elevado en comparación con la fabulosa cantidad de sustancias diferentes que pueden obtenerse a partir de ellos. Pero los propios elementos, por lo que la física atómica nos ha permitido saber, se pueden obtener partiendo del átomo de hidrógeno - el primero de los elementos -. Así pues, el átomo es una importante referencia de nuestro tiempo, tanto como lo fue para algunos filósofos griegos de aquella época. Sin embargo, no fueron los griegos los que tuvieron la oportunidad de describir el origen de todas las cosas de una forma más o menos racional, ni siquiera mínimamente inteligible; siendo ellos los primeros en conocer su existencia no fueron capaces siquiera de establecer el camino que va desde ese principio a las cosas mismas. Más adelante en el tiempo aparece la idea de un Dios único el cual entre otras, cumple la función de dar una explicación que de alguna manera satisfaga la necesidad de conocer el principio. En este sentido, destacar el especial esfuerzo de los más importantes pensadores de la llamada filosofía escolástica por respetar y adaptar sus cavilaciones, de manera que el principio divino no resultara alterado. En los dos últimos siglos, toda la gran variedad de nuevos movimientos del pensamiento humano, y todos los avances de éste en todas sus áreas no ha sido suficiente para que vislumbremos el más mínimo atisbo racional sobre el principio, más bien parece que hoy como nunca, se hace patente la interrogante. Si lo pensamos bien es lógico que así sea, hemos logrado dominar técnicas y aspectos de la realidad que hace poco eran impensables, hemos avanzado en un corto espacio de tiempo hasta cotas que ni el más osado de los pensadores pasados pudo imaginar. Casi podemos reconocer que, en cierto sentido, somos nosotros mismos los que aún no acabamos de creernos los importantes logros conseguidos en todos los campos del conocimiento y realmente, algo de esto es así en cuanto que a veces parece que falla nuestra capacidad de adaptación. No es que se pueda considerar que ésta falle sino más bien que con frecuencia se ve desbordada por el cambiante medio. La humanidad posee hoy un océano de conocimientos en muchas y diversas materias. Una nueva forma de utilización de nuestro intelecto apareció un día y se llamó ciencia y ha sido ésta la que, últimamente, nos ha aportado el conocimiento de las cosas que componen el mundo. Sin embargo, la ciencia hasta nuestros días no da respuesta a algunas preguntas que parecen desafiar el tiempo moderno: ¿Cuál es el sentido de la existencia? ¿Como explicar el sentido de las cosas? ¿Qué es lo humano?... Ciertamente existirán personas que crean poseer respuestas satisfactorias, pero no se trata, a mi entender, de respuestas suficientemente claras y que puedan ser aceptadas tal como lo son otros muchos razonamientos sobre el entorno cotidiano o así mismo, aquellos que componen el menú científico del día. En general puede aceptarse el hecho de que siguen ahí planteadas unas cuantas cuestiones que durante siglos han sido una limitación definitiva al conocimiento, en cuanto que, ha impedido disponer de un marco adecuado que sirva de referencia a otros y no menos importantes hechos del saber humano. Parece como si estas preguntas carecieran de interés para la ciencia y que finalmente fuera una forma de filosofía evolucionada la que se ocupara de ellas. La gente de nuestros días de finales del siglo xx, se desarrolla en un medio altamente tecnificado si lo comparamos con lo que ha sido el medio habitual de la humanidad a lo largo de su estancia en este mundo. Los sistemas de enseñanza están impregnados de ciencia, la filosofía que en un tiempo lo supo todo, es hoy un espécimen de universidad que no presenta una utilidad práctica apreciable para este tipo de sociedad hacia la que hemos evolucionado. Nuestra mentalidad ha cambiado para volverse de alguna manera más científica, la filosofía saldría hoy bien parada si al menos se le reconociera el mérito de haber parido a la ciencia actual. Ella produjo la ciencia y la ésta los resultados prácticos en los que hoy basamos nuestra forma de vivir, unos resultados en el conocimiento de la materia, pero es precisamente la revolución que este conocimiento entendido como una mejora global en su capacidad de supervivencia- ha supuesto en la vida humana, lo que eclipsa a la fuente primaria de su conocimiento, el pensamiento de razones últimas, la filosofía. Por otra parte podríamos plantearnos hasta qué punto resulta que la ciencia actual es una etapa evolutiva, una etapa más y no la última del pensamiento. Es posible que en tal sentido, sea a la filosofía a quien corresponda dar un paso más allá de la ciencia o en todo caso, sea a una herramienta científica en manos de un espíritu filosófico a quien corresponda situar el pensamiento humán en la siguiente etapa. Si así fuera, pasaría toda evolución de la filosofía por el que hacer científico, para situarnos de ese modo en lo que ahora podemos solamente llamar algo así como posciencia. Pasada la etapa actual llegaríamos al conocimiento de las formas por quién sabe qué métodos; tal vez no hiciera falta, llegado este momento, la experiencia directa con la realidad para tener un conocimiento preciso de ella. La etapa poscientífica del pensamiento, si llegara a existir, supondría un cambio de mentalidad tan importante como el que ya se llevó a cabo un día cuando apareció la ciencia como nueva forma de entender la realidad. Puede ser cierto que últimamente la filosofía esté aún conmocionada por el parto de la ciencia, de alguna manera parece que estuviera un poco estancada, los esfuerzos de sus representantes por avanzar o salir de esta situación resultan en muchos casos infructuosos, acaban por conducir a una dispersión temática que no hace sino aumentar la confusión ya existente respecto a las cuestiones que la sociedad y el humano actual demandan contestar. Lejos de dar una respuesta, este arte de universidad acaba por ampliar el vasto campo de preguntas posibles, aunque, en definitiva, lo verdaderamente importante es el intento de dar respuestas y ello se convierte en pretexto suficiente para osar, de este modo, a reconsiderar nuevamente las bases de la misma realidad. Reflexiones de la fil'osof'ia sobre la filosof'ia, correr y recorrer el circulo intentando salir de 'el, intentando aportar algo nuevo, una salidad. Por mi parte, me lanzo hoy en esta aventura de colocar en el papel y en último término en la mente de todos , un pequeño cúmulo de ideas por las que debo pedir perdón de antemano, porque es muy posible que no haya puesto en ellas los suficientes elementos de confusión, resultando de esta forma que no dan la talla, es decir, no están a la altura de las más innovadoras corrientes del pensamiento actual, o de la que, en cierto modo, hoy se valora más. Me refiero a que estas ideas pueden suponer un duro desencanto, un desencanto que puede ser efectivo en el lector medio acostumbrado a valorar las ideas exóticas perfectamente hiladas por los inconexo-confusos que dan la libertad de entender lo que se quiera, para no perder, de esta forma, el hilo del concierto universal y seguir siendo tan amigos. Pero a pesar de todo, espero que al menos para algunos/as quede compensado en buena medida este tipo de desencanto. No tengo un interés especial en que se deje de jugar con el pensamiento, es lícito intentar abrir nuevos caminos, e incluso ganar algo con ello, pero me parece deseable que entre tantas publicaciones especulativas haya de vez en cuando alguna que merezca llegar al público no erudito, al simple aficionado que trata de comprender las razones últimas de lo que le rodea y que lo haga por su claridad de lenguaje y su nitidez de esquemas. Si algo puede resultar elogiable de la época en que vivimos es la apasionante variedad de corrientes culturales, modas, movidas y todo tipo de actividades que ponen de manifiesto una intensa actividad creativa, regenerativa y vital. Como nunca antes, la humanidad ha desarrollado sus posibilidades, presentando ahora el aspecto de una rica fauna multicolor. La más espléndida literatura se escribe hoy desde la vida misma. Un rico contraste se pone de manifiesto, de manera inmediata, al observar la humanidad actual, un contraste que hace posible que el más abusivo derroche de energía vital conviva con la miseria y el hambre, un contraste que pone de manifiesto la incapacidad del animal humano para organizar su vida de una forma justa, para ponerse de acuerdo en algo que no presentaría dificultades técnicas de ningún tipo, como sería el producir suficiente alimento para todos, algo que, sin embargo, parece estar fuera de las actuales posibilidades humanas. A pesar de todo, hoy como nunca es el humán un animal privilegiado, y no por otra causa sino precisamente por una mínima capacidad de organización de sus intereses. En su especial posición de ventaja desplaza de su mundo con notable éxito al resto de las especies. Como cualquier otro animal se ve empujado por su imparable egoísmo ancestral, consiguiendo con escasas trabas, la multiplicación multimillonaria de su especie. Por último, destaquemos la facilidad de este animal para organizar sus intereses en sistemas de desmesurada potencia, sistemas que en ocasiones son origen de desmedidas fuerzas que escapan a su control, unas fuerzas que paradójicamente pueden convertirse en enemigas del propio animal que las genera. Estos sistemas resultantes dan a la humanidad una dinámica muy particular de la que somos conscientes solamente en parte, sufrimos una especie de cortedad de vista que procede de nuestro egoísmo. Es tan sustanciosa la vanidad que basta la más mínima cantidad de ella para elevar al humán a lo divino y erradicarlo para siempre de su condición de vida, su condición de animal en el más amplio y verdadero sentido del concepto. ¡Qué dura e impenetrable es la verdad para los necios, para todas las personas que van por la vida con su pomposo cargamento de engreimientos, de títulos y valores presupuestos o heredados! Iniciamos desde este momento un viaje, lo estamos iniciando ahora mismo en estas páginas, como todos los viajes tienen algo de aventuras, éste no va a ser menos, no estaremos exentos de peligros, será un viaje en ocasiones increíble, difícil. A lo largo de él veremos tambalearse conceptos que afectan a nuestra propia personalidad, en esos momentos es precisamente cuando necesitaremos relajarnos, o de lo contrario, será preciso retroceder, volver atrás o rodear el escollo. En consecuencia, éste debe ser un viaje sin prisas, o no llegaremos a nuestro destino. Nos dirigimos a lugares en los que podemos encontrar ocasionalmente la sensación de familiaridad, de haber estado antes. En ocasiones notaremos que la verdadera novedad de este viaje está en la actitud del viajero. No será éste un viaje fácil, la persona que quiera seguirlo deberá disponer de un buen temple. Puede resultar muy poco agradable recorrer un camino en el que nos reconoceremos de una forma diferente, podría ocurrirnos que nos encontráramos de pronto identificados con formas que nos resulten en algún modo incómodas. Indudablemente, recorrer el tortuoso camino que lleva a la visión del ser, de nuestro propio ser, es algo que puede darnos algunas sorpresas, unas serán agradables y otras pueden no gustarnos tanto. De este género serán todas aquellas visiones que de alguna manera choquen con nuestras más refinadas y asépticas concepciones sobre nosotros mismos, concepciones que son o han sido no otras sino las más cómodas y fáciles, es decir, aquellas que nos dicta nuestro egoísmo más profundo. Este camino es un camino vetado a todas aquellas personas que no sepan renunciar un poco de sí mismas, a todas las que no estén dispuestas a replantearse sus concepciones de una forma nueva y profunda. Es precisamente esta exigencia de renuncia la que convierte este sendero en algo difícil, y en consecuencia, será también por esto que aparecerán las personas que, negándose a reconocer su propia incapacidad de recorrerlo, su propia incapacidad de renovación y de renuncia, pretendan negar de una forma irracional lo que para otras será ya una clara evidencia. Dejando de lado los casos extremos, puede considerarse intermedio, el de aquellos que se sentirán afectados solamente en una parte poco importante de las ideas que tengan de ellos mismos, para éstos la exigencia no es de gran importancia y no cabe duda de que están más capacitados para recorrer el camino propuesto. Existen después otra clase de personas que desde hace tiempo esperan la ocasión de disponer de una concepción más exacta o racional de si mismas, una especie de esquema general de su propia naturaleza que sea capaz de aclararles algunas dudas. Y también, por qué no, hay otras que no esperan siquiera tanto, esperan un mínimo esquema, algo que simplemente les ayude a disponer de alguna concepción de si mismas porque no disponen de concepción alguna. Es éste un tema con pocas probabilidades de éxito en cuanto que supone ceder. Pero ese debe ser el precio que muy posiblemente haya que pagar para comprender nuevas dimensiones de la naturaleza humana. Al respecto, sólo resta por decir que los tesoros más valiosos suelen encontrarse en los lugares más inaccesibles, y si ello es cierto, creo que desde hace tiempo no se encontraba un lugar tan inaccesible como al que nos dirigimos, porque ese lugar como ya hemos visto se esconde en lo más recóndito de nosotros mismos, detrás de nuestra infranqueable barrera de egoísmo, debajo de la más dura coraza de nuestro ser. No debemos permitir, en principio, que los cambios de concepción acerca de nosotros mismos afecte a nuestros mecanismos de fe, nuestras creencias, porque cuando llegue el momento comprenderemos hasta qué punto éstos son imprescindibles y estarían justificados. También, comprender al menos la parte funcional de ellos es posible para los que nos hemos aventurado en este viaje. Cuando tengamos delante con suficiente nitidez la imagen más fiel posible de la estructura de nuestro ser, no se nos escapará este detalle, entre otras cosas, porque es de vital importancia, ya que, no estando constituida la fe por una estructura razonable, es a pesar de ello un soporte, que en cierto modo hace posible que las estructuras razonadas resistan o mantengan su sentido sin ser barridas o polarizadas por el poderoso sentido dominante en el interior del ser, es decir, el sentido de existencia. Por todo, la fe se nos presenta como un conjunto de estructuras no necesariamente razonables pero de máxima importancia vital. Nótese que aquí se ha hablado de los mecanismos de fe en general no se ha tocado la forma que cada uno ha de conferir a sus mecanismos particulares. Esto es importante subrayarlo, ya que no es tema que nos interese ése que trata de cómo han de institucionalizarse en el plano de las relaciones humanas estos mecanismos, de los cuales, cada humán es portador. No caeremos en un error típico respecto al enfoque en este tema un error frecuente en muchas personas es el de intentar dar soluciones radicales tanto en un sentido como en otro. Para nosotros la fe es una necesidad funcional del sistema, la da, por ejemplo, la imperativa negativa a sentirnos limitados en cualquiera de los sentidos, tanto en el espacio como en el tiempo. Importa el modo en que mantengamos aislados los contrasentidos, tal como el que supone el reconocimiento de los límites, hecho éste que se opone al sentido expansivo de la propia existencia. Otro buen ejemplo es el contrasentido de finalizar, de dejar de ser en el tiempo. Porque la fe es la responsable de ello. Y a partir de aquí por imitación ocurrirá otro tanto con el resto de las ideas que contengan en sí mismas parte de estos peligrosos ingredientes que atentan contra el sentido del ser. El sentido de la existencia debe mantenerse por encima de nuestras ideas más o menos acertadas. Aquí es donde se precisa un mecanismo que haga posible la paradoja de mantener una idea que en principio supone un contrasentido, pero que también es funcionalmente necesaria para mantener el buen ser en ciertas ocasiones. Dejando clara nuestra postura en este escabroso tema que a muchos puede preocupar, podemos continuar realizando la búsqueda de la forma de las formas. Por lo que podamos conocer cuando hayamos recorrido el trayecto que hemos emprendido, es muy posible que veamos las cosas de un modo algo diferente a como las vemos en este momento, no tendremos una visión que suponga cambios importantes a breve plazo, lo que pueda suponer lo supondrá con el paso del tiempo, aunque, a pesar de todo, supone ya un cambio de mentalidad algo brusco que exigirá de nosotros tiempo para adaptarnos a la nueva visión de la existencia de las cosas y la estructura de éstas. Pasado este tiempo tampoco puede pasar nada que ya no ocurriera antes, las repercusiones prácticas son pocas y no pueden notarse de un día para otro, más bien podría darse el caso de repercusiones indirectas, aquellas que de alguna manera se deberán a una particular forma de entenderlo todo, una forma, si cabe, más racional y exacta con la realidad misma de las cosas. De la lectura de estas páginas no resultaremos económicamente más ricos, ni con más posibilidades de serlo, sería discutible hasta qué punto aumentarán nuestras posibilidades de éxito en la "lucha diaria" por la existencia. Pero para algo servirá el haber recorrido juntos estas hojas de papel impreso, habrá servido -espero- para tener una idea bastante clara de quienes somos, cómo somos, de donde venimos, qué hacemos, hacia donde nos dirigimos, por qué queremos vivir, cuál es el sentido de nuestra existencia, qué papel ocupamos en ella, qué es ella misma y cómo explicarla. Que la exposición sea más o menos clara será una crítica admisible, pero personalmente espero que no sea posible realizar una crítica que venga a poner de manifiesto una falta de racionalidad en cualquiera de los modelos o esquemas propuestos, para ello ha sido necesario que éstos tengan un soporte técnico, y que en la medida de lo posible se siga un método científico. Por otra parte, existe en todos los casos que entren en el plano de la existencia una posibilidad de verificación a partir de experiencias científicas. Posiblemente para algunas personas venga bien cierta advertencia ahora que estamos a tiempo. Digamos aquello de: Comprender la esencia de lo que aquí se describe, puede herir la sensibilidad del lector. Centrándonos una vez más en el tema de la filosofía, comenzaremos por recordar algo de lo que en este campo realizaron los griegos. Concretamente los primeros filósofos griegos hicieron una primera distinción que fue muy acertada y aún hoy conserva su vigencia: las cosas en si mismas, por un lado y un origen común y único del que todo surgió, por otro. La filosofía griega en la medida en que le fue posible idealizó un camino bastante razonable que uniera las cosas con el origen, no lo hizo mal si tenemos en cuenta que la tendencia en este sentido fue descomponer las cosas en átomos, queriendo entender con ello no otra cosa, sino precisamente una unidad mínima de sustancia que mantuviera las mismas propiedades que la sustancia que representa o de la que es muestra. Por ello, como filosofía fue acertada y asombra en ocasiones su capacidad de penetrar en la verdad de las cosas con el puro pensamiento, sin más experiencia que la cotidiana, sin buscarla de una manera directa y continuada. Debiera concedérsele a este hecho la importancia que merece, porque pone de manifiesto la tremenda capacidad del pensamiento para obtener fecundas conclusiones con un mínimo de experiencias. Esto es algo que quizá se pueda echar en falta en esta época, la que vivimos ahora y en la cual se produce un alto número de experiencias de las que no siempre hay tiempo e interés suficiente, para sacar de ellas todas las conclusiones posibles. En todo caso, siempre será más rentable desde el punto de vista práctico explotar otro filón de experiencias que entretenerse reflexionando sobre las últimas consecuencias de una experiencia que ha dado ya la mayor parte del rendimiento en su forma de aplicación inmediata. Sea ésta una reivindicación de la utilización del pensamiento profundo, el que da resultados quizá no hoy, ni mañana, pero sirve, sin embargo, de base a los avances del conocimiento futuro. El panorama que la ciencia actual nos ofrece sobre las cosas - en el sentido griego del principio y las cosas, antes mencionado -, nos coloca en una situación muy ventajosa frente a aquellos primeros pensadores de hace veinticinco siglos, tanto, que cuando hoy habíamos de átomo sabemos a cuál es nos podemos referir con bastante precisión. En cierta medida sabemos muchas cosas de ellos, cosas importantes y decisivas tales como su peso atómico o su composición atendiendo a varios niveles de elementos subatómicos. También conocemos por la ciencia el camino que va de los átomos a las moléculas y de éstas a las cosas mismas, a las distintas sustancias, e incluso a la vida. Si conocido empieza a ser el átomo y sus componentes, así como el mundo subatómico, conocido empieza a resultarnos también el marco del macrocosmos donde está situado nuestro mundo. La ciencia también conoce el camino hacia lo grande desde nuestro planeta en un pequeño sistema solar, hasta nuestra galaxia en un universo en expansión. Por todo ello el filósofo de hoy no puede más que hacer base del conocimiento científico e intentar llegar más allá. Un llegar más allá que en su caso no puede ser otro que aquel que un día lejano en el tiempo hicieron los griegos. Ellos partieron de lo conocido y realizaron la gran odisea mental a bordo de su nave del pensamiento. Intentemos hoy nosotros imitarlos, partiendo esta vez desde nuestra aventajada posición en el conocimiento de las cosas, levemos anclas, emprendamos una odisea de nuestro tiempo a bordo de nuestra nave del pensamiento. Nuestro punto de partida es diferente. ¿Donde llegaremos esta vez? ¿Podremos desde nuestro punto de partida actual mejorar las metas de la filosofía griega? ¿Es posible viajar con el pensamiento humano hasta el punto de salirnos, de poder contemplarnos desde fuera, de rebasar los límites de nuestra subjetividad actual? Las respuestas a estas preguntas las tendremos de una sola forma, emprendiendo ya la odisea. Si pensamos en los átomos como estructuras compuestas y a la vez pensamos de igual modo de las estructuras que los componen, podremos pensar lo mismo de las nuevas estructuras a que hubiera lugar y así indefinidamente. ¿Cual sería el límite? Diciéndolo de un modo más claro. si pensamos que los átomos son elementos complejos a la vez compuestos por otros elementos que consideramos de segundo orden, y pensamos también que estos elementos de segundo orden están compuestos por elementos de tercer orden, y si ahora pensamos lo mismo del orden siguiente, y aplicamos también el pensamiento a todos los ordenes resultantes, surgen solas las cuestiones: ¿dónde debemos parar? ¿Existe un límite a este proceso en el cual debamos parar? ¿O por el contrario se puede continuar de forma indefinida como en principio parece que pudiera hacerse? Es evidente por las interrogantes surgidas que hemos iniciado nuestro viaje, son estas cuestiones suscitadas precisamente por un conocimiento científico actual nuestro punto de partida. Si existe un límite a este caso de aplicación del pensamiento, ¿qué tipo de estructura le caracteriza? ¿Cómo es el elemento primero? ¿Qué aspecto podemos imaginar siquiera para la primera materia que aparece en la existencia sin estar compuesta? Si intentamos responder a estas últimas preguntas, es que nos inclinamos por considerar con prioridad el caso de que, la aplicación de nuestro pensamiento de la forma que anteriormente vimos, tenga efectivamente un limite. CAPITULO I EL ORIGEN DE LA EXISTENCIA. El planteamiento del problema está hecho, la cuestión es ¿cómo ha de ser lo primero que podamos considerar que existe? Se trata de encontrar una explicación racional a esta primera existencia, tal que, partiendo de ella podamos llegar a formas conocidas o por lo menos más próximas a nosotros, al mundo que de alguna manera conocemos. En un primer tanteo podemos imaginarnos un tipo de partícula que existe por si misma y no está compuesta de nada, pero si hacemos esto surgen problemas de difícil solución: primero, ¿cuál es el origen de esa partícula?, ¿es acaso infinita, no le afecta el tiempo? Si así fuera ¿cómo es posible explicar que de una partícula absoluta en el tiempo y que no está compuesta por nada, surja un mundo extremadamente compuesto y completamente temporal? Esta partícula desafía la lógica de nuestro mundo y lleva los elementos contrarios a la propia esencia de éste. Una existencia de lo perecedero donde nada existe de una forma absoluta en el tiempo infinito y donde todo es compuesto, merece como mínimo un origen perecedero en el tiempo, además de un mecanismo que explique su composición o en defecto de ésta, que explique al menos su carácter unitario, su pureza. Nos estamos aproximando a una forma que se nos presenta doblemente como forma primera, primera en nuestro viaje del pensamiento y primera forma de la existencia. Para completar la imagen de la primera existencia hemos de considerar otro importante aspecto que le es imputable. Este principio está en el límite de la propia existencia, por lo tanto, no debemos desconsiderar esta característica de límite de lo primero que existe. Una característica de límite entre dos planos bien diferenciados. Pensamos entonces en una especie de partícula primera de la existencia que posee la característica de ser simple - no estar compuesta- y además, la de ser temporal. Ello implica que aparece en la existencia en un tiempo determinado, pero para nuestra mente que es de ésta, lo que aparece lo hace de alguna parte. ¿De donde aparece lo primero que entra en la existencia? Sabemos por experiencia que en nuestro mundo las cosas tienen su origen en lo previo a ellas lo anterior a la cosa misma. Llegado este límite, es evidente que lo previo cae fuera del plano de la existencia, podemos decir que en este caso no existe lo previo. Si nos atrevemos a considerar las cosas de este modo, nos encontramos con que lo primero que existe tiene su origen en la no existencia. Esto, dicho así, nos deja como a falta de algo y pide una explicación más racional. Pero no hemos llegado hasta aquí por casualidad, esta forma de considerar lo primero que existe nos permitirá de alguna manera completar un modelo coherente y racional para el origen de la existencia. La demanda de explicación de más allá de ese límite, es el resultado de intentar aplicar la racionalidad de esta parte de la existencia de una forma indefinida, es difícil de este modo reconocer el límite de la existencia porque la tendencia es mantener la misma continuidad observada a lo largo de ella, es decir, considerar lo previo a ella, a sus elementos componentes etc. Hay a pesar de todo una forma de mantener nuestra racionalidad, una forma de seguir comprendiendo de la misma manera que lo hemos hecho a lo largo de nuestro plano pero más allá de el, una forma que, por supuesto, respete también el carácter simple y temporal de la supuesta partícula, así como el de partícula límite. El modelo definitivo que nos permitirá racionalizar el origen de la existencia, nos exige que como mínimo consideremos a ésta y su opuesta la inexistencia como dos planos simétricamente opuestos, es decir, con un eje de simetría común. Llegado este punto de las cosas, el siguiente paso se convierte en decisivo, la partícula que hemos venido considerando se encuentra compartiendo los dos planos, está en el límite de ellos. Por lo tanto es una partícula que tanto existe como inexiste. Quizá todavía no nos parezca muy completo, pero sin duda hay una forma de entender esto más próxima a nuestros conceptos habituales, para ello nos falta darle un poco de sentido a todo el juego propuesto, y nunca tan oportuna la expresión ya que de eso mismo se trata, precisamente, de darle sentido. Debemos considerar el hecho de que en cada plano se pueden trazar vectores que partan del eje de simetría de forma que presentarán sentidos opuestos, efectivamente así aparece el sentido de nuestro plano, el sentido de la existencia. No estamos realizando medidas ni experiencias, estamos creando una imagen racional y comprensible del origen de la existencia, navegamos como en un principio dijimos a bordo del pensamiento. En este viaje nos hemos encontrado con las primeras formas y en la medida que hemos podido reconocerlas realizamos una imagen de ellas, una imagen que ha de servirnos como recuerdo de los lugares recorridos, imágenes de llevar, esquemas y retratos mentales que nos traemos al mundo cotidiano y que han de permitirnos conocer desde él su propio origen. En la medida en que estas imágenes o esquemas expliquen el origen de la existencia y en la medida que esta explicación responda a unas exigencias de racionalidad y que no presente conflicto con lo que conocemos científicamente, en esa misma medida se nos hace imprescindible, o por lo menos no podemos desconsiderarlo, es más, como una forma de explicar racionalmente el origen de la existencia, presenta para la persona que no se conforma con un origen místico, un motivo más que suficiente para continuar adelante con este estudio, con esta forma, quizá no la única, de explicar el origen de todo. Lo importante es que sea posible racionalizar, comprender sin magia de ningún tipo un principio como el que los primeros filósofos griegos propusieron. Ciertamente, parece que la posición de la que partimos para este viaje era algo ventajosa respecto al punto de partida que tuvieron aquellos filósofos. Al menos nos ha permitido llegar a la explicación mínimamente racional de ese principio. Debemos seguir profundizando, desarrollando el modelo. Tomemos contacto con él, con sus detalles, con sus consecuencias. Cuando hablamos de existencia hacemos referencia a la no-existencia hasta el punto de dar origen a un nuevo concepto, el concepto de "existencia no existencia". "Todo" en el sentido más amplio posible hace referencia a los dos campos y además en todo tiempo. En este "todo" en el sentido más absoluto encontramos como único valor el cero. Cuando consideramos los vectores para establecer los sentidos de los planos simétricos, nos faltó decir que estos vectores se trazan realmente por la entrada temporal de la partícula en el plano de la existencia. Y para comprender mejor todo ello partiremos de la consideración de que la partícula que se encuentra en el eje de simetría compartiendo los dos planos, no puede ser considerada como algo con cuerpo físico, todo lo más, si lo hacemos así será por facilitarnos su comprensión, es decir, que no es una partícula con forma apreciable, siendo más bien el objeto que soporta la consideración de poseer en si mismo todos los sentidos imaginables, o lo que es lo mismo, no poseer ninguno en particular, es decir, que tanto existe como no-existe. Ello la convierte en una partícula in considerable en su propia esencia. Convencionalmente la podríamos llamar: todal, ya que posee todos los sentidos. Debe tener además la característica de poseer los sentidos en igual cantidad, es decir, que es neutra y de valor vectorial cero, está en equilibrio. A pesar de tener como resultante cero puede trazar vectores resultantes con pleno sentido en cualquiera de los campos posibles, a condición de que éstos sean temporales. Para explicar como es posible esto, recurriremos al principio físico que dice que no hay acción sin reacción. La partícula todal vista en una óptica de tiempo suficientemente amplia no presenta sentido alguno apreciable pero no ocurre lo mismo cuando delimitamos el tiempo en que la consideramos. Esta partícula oscila en el eje de simetría de infinitos planos, pero por simplificar, en este caso vamos a considerar sólo los dos planos anteriormente referidos, sin que por ello perdamos en modo alguno lo esencial. En el transcurso de esta oscilación la partícula todal va tomando diferentes sentidos, lo que significa que durante un tiempo toma un sentido, y durante otro tiempo otro sentido. Ello quiere decir que temporalmente y sólo temporalmente el vector de fuerza predominante puede tener el sentido de nuestro plano de existencia y cuando ello ocurre este recibe un vector de fuerza, procedente de la oscilación todal, en el límite del plano de la existencia misma. Este primer vector de fuerza con sentido en la existencia es realmente lo primero que podemos considerar como existencia. La oscilación de la partícula en el eje de simetría es la que aporta vectores temporales en uno y otro plano. Cabe preguntarse entonces: ¿De donde procede la energía de la partícula? No cabe la pregunta, pero a cambio es necesario aportar una nueva explicación. Como ya dijimos anteriormente el valor absoluto de la todal es cero, queriendo decir con ello que integrando a lo largo de un tiempo suficientemente largo, los valores apreciados en distintos sentidos, no obtenemos valor alguno. Igualmente ocurre si integramos los vectores de los diferentes planos. Consideradas así las cosas la partícula está en el más absoluto reposo. Lo verdaderamente esencial para que esto resulte así es que vista desde un espacio de tiempo suficientemente largo haya permanecido tanto en un plano como en otro. Realmente no a aportado energía alguna, desde su punto de vista se ha cumplido lo esencial, el valor absoluto de su resultante es cero. Lo que de alguna manera nos dice todo esto, es que lo que existe posee un sentido temporal, de forma que, para que esta existencia sea ahora posible se está realizando una deuda de sentido simétricamente opuesto al de ella, así que cuando en el tiempo toque pagar la deuda se pagará generando temporalmente y exactamente en la misma cantidad, un sentido opuesto al de la existencia que ahora disfrutamos, así que, sumados los valores que a lo largo del tiempo existieron en un sentido y su opuesto tenemos el resultado cerosentido o ningún sentido en especial que es el que corresponde a la partícula todal considerada en todo tiempo. La energía utilizada en un sentido es tarde o temprano utilizada en el contrario sin perdida alguna, el resultado al integrar en el tiempo la energía aplicada en un sentido y otro es cero. Si consideramos la energía que se invierte en uno sólo de estos sentidos, ésta puede ser tan grande como la del total del universo en el sentido que la puedan entender los físicos actuales. En realidad, no importa el derroche de energía que se haga en esta manifestación de existencia, porque tarde o temprano la misma cantidad será invertida en el sentido inverso. Este esquema del origen de la existencia soporta gran cantidad de teorías respecto a la forma exacta en que se llevará acabo el pago de la deuda de energía en el sentido opuesto. Lo verdaderamente importante es que se pague, por ello, la forma importa sólo desde el punto de vista de nuestro interés humán por conocerla. Por citar alguna de estas formas: desde el plano de nuestra existencia podemos detectar una desaparición de energía o materia, este hecho aparentemente insólito puede ser el indicativo de que llegado un cierto momento en el recorrido a lo largo de este plano, la energía, en la forma que fuera cambiaría de sentido, con lo que dejaría de pertenecer al nuestro o simplemente desaparecería sin más. Evidentemente ésta es sólo una de las posibles formas que puede tomar el pago de la deuda. Veamos a continuación otra forma en la que la partícula todal está dividida en infinidad de ellas formando una base de partida. Si en principio las partículas que forman un área determinada del espacio oscilan aleatoriamente entre un sentido y otro, puede suceder que no se aprecie en esa área un sentido predominante porque estadísticamente hablando para un tiempo considerado se han observado tantas de ellas en un sentido como en el otro. Pero podría darse el caso del predominio de un sentido, siendo precisamente debido a esa diferencia por lo que puede observarse sentido alguno, el origen de la existencia. En todo caso, sirvan los ejemplos anteriores como idea orientativa de las posibilidades de manifestación de forma tan amplias o diversas a las que se puede llegar con este esquema. No es para este estudio el caso de la forma, aquí debe bastarnos con que sea posible considerar racionalmente al menos una vía para pasar del todo sentido al sentido particular de la existencia. Los aspectos concretos de forma son algo que queda en manos de los científicos, ellos son los que tienen en la actualidad los medios necesarios para medir observar y determinar las formas de la existencia. "Todo", en el sentido más amplio posible, hace referencia a los dos campos en todo tiempo. En este "todo", el valor cero se nos presenta como el único valor absoluto y posible. "Todo" es el principio, todo sentido pero ninguno en particular, no existe ni deja de existir y ni siquiera es posible hacer estas consideraciones con "todo". Contiene esencialmente la existencia y la inexistencia. La existencia es una parte del todo y su condición es la inexistencia igual que es la reacción la condición de la acción. Podemos representar la primera existencia como un vector que cae en el plano de la existencia, este vector que representaría una acción debe tener su vector de reacción de igual magnitud pero de sentido contrario, es decir, sentido en el campo de la inexistencia, entendiendo ésta como el plano simétrico a la existencia. Lo verdaderamente importante es que ambos vectores desde campos opuestos se convierten el uno en condición del otro, en el sentido de que ninguno de ellos es posible sin el otro. Esto nos permite decir que en último término la condición de la existencia es la inexistencia, entendiendo siempre que nos referimos a la inexistencia como el plano simétrico y opuesto a la existencia. Podemos decir que hemos doblado el primer recodo del camino. Será necesario detallar la visión de esta primera forma, ampliar nuestros conceptos sobre ella, conocerla desde el mayor número posible de puntos de vista. Es necesario comprender algo que desde la existencia resulta difícil, el concepto "todo", entendido como toda existencia e inexistencia y además en todo tiempo. El valor que resulta de esta consideración es el más absoluto cero. Vale la pena reflexionar sobre ello porque implica que lo que puede apreciarse, sea en un plano u otro es una apreciación temporal. Implica también que a lo largo del tiempo los valores surgidos en un campo y otro tienden a anularse. Valores de signo contrario se integran en el tiempo para mantener el verdadero valor de todo, el cero absoluto, el sin sentido, la constante total. Asumir este concepto no es posible para nosotros porque tenemos un sentido propio, y en consecuencia nos consideramos absolutos, única verdad. Ya lo dijo Descartes, pienso luego existo. Debemos continuar considerándonos de la misma manera porque no hay otra posible para el sentido de nuestra existencia. Pero, si no asumiremos el concepto "todo", al menos intentaremos comprenderlo aunque para ello tengamos que tomar algunas precauciones. Tenemos ya una situación que ríos permite obtener un sentido particular partiendo de un todo sentido inicial difícil de considerar para los que estamos en el plano de la existencia. Imposible de asumir desde la posición en la que nos encontramos inmersos en este plano, impregnados de sentido. Para nosotros hay una frontera imposible de atravesar, el límite de la existencia, podemos atravesarlo solamente con la razón, jamás podremos asumir o tratar de sentir el sin-sentido o "todo" porque para nosotros ello implica dejar de existir. Ciertamente, la vida tiene un sentido propio y se debe a que formamos parte del sentido de la existencia. Este modelo de dos campos simétricos con vectores puede soportar la consideración de que el eje de simetría de dichos planos sea compartido además por infinitos planos, pero por motivos de simplicidad tomaremos solamente un par de estos sin que por ello resulte lesionado en lo esencial, ya que en todos los demás planos que se consideren ocurrirá esencialmente lo mismo que en el par de ellos que elijamos. DEL TODO SENTIDO AL SENTIDO DE LA EXISTENCIA. Cuando de algún modo la partícula todal invade temporalmente el campo de la existencia, traza un vector cuyo sentido cae en el plano de la existencia. Este primer vector es lo primero que entra en la existencia proveniente del todo sentido, lo primero que existe con todo lo que ello implica, es la fuerza, algo que compone todo lo que existe, la primera energía en su estado más puro. La partícula todal está en el límite de los dos campos simétricos, a ella le concederemos la libertad de tomar valores positivos si se desplaza en el campo de la existencia o negativos si lo hace en el de la no-existencia. Pero igual que le damos esta libertad le imponemos una estricta condición, la de que tomando como referencia un tiempo suficientemente amplio, no se observe en ella ninguna preferencia de permanencia en cualquiera de los campos, es decir, que la suma integrada de los valores tomados por la partícula a lo largo del periodo de tiempo considerado sea igual a cero. En otras palabras, que a lo largo del tiempo absoluto, la partícula habrá permanecido igual tiempo con igual intensidad en un campo como en el otro. El tiempo es entonces el elemento diferenciador, sólo si tomamos los valores adoptados por la partícula en un periodo de tiempo limitado podremos apreciar el desplazamiento de ésta para adentrarse en uno de los campos, tomando de ese modo un valor o magnitud, sentido en el plano considerado. Con esto debe quedar suficientemente claro el carácter temporal de la primera existencia. Este hecho puede estar directamente relacionado con la observación que podemos realizar en nuestro mundo que se refiere a la temporalidad de todo lo que existe. Para observar la existencia es necesario una óptica de tiempo suficientemente fina. Solamente observando con detalle una parte del tiempo total será posible observar sentido alguno. En la medida que la óptica no nos permita diferenciar esos periodos desaparecerá también cualquier sentido apreciado, cualquier valor perceptible. Todo lo dicho en este ultimo apartado tiene un aspecto suficientemente científico en cuanto puede ajustarse perfectamente a un esquema técnico, que es, por otra parte, relativamente sencillo de comprender. El esquema anterior representa con una línea sinusoide los valores tomados por una supuesta partícula todal a lo largo de un periodo de tiempo. La línea cero es la recta que divide horizontalmente en dos partes iguales la sinusoide. De ella hacia arriba encontramos los valores positivos o los que por asignarlos de alguna manera, la que al cabo daría igual, llamaremos valores de existencia. En la parte inferior de la línea cero represen tamos las magnitudes negativas o de inexistencia simétrica. El tiempo como importante elemento del esquema cuenta en sentido izquierda a derecha tal como lo encontramos en el modo de lectura. Para ajustar nuestra óptica de tiempo hagamos que el periodo total se divida en cien partes iguales, de esta forma la resolución de ésta óptica nos permitirá distinguir los valores tomados por la partícula en uno cualquiera de las cien partes del tiempo total. Excepto en los pasos por cero, todas las demás medidas que podamos tomar en cada uno de las cien porciones de tiempo nos darán algún tipo de valor distinto de cero, en ellos, la mayoría- la partícula posee sentido magnitud en alguno de los campos. Si ajustamos la óptica de tiempo de forma que la medida realizada no sea capaz de diferenciar los valores de cada centésima del periodo de tiempo total, y si además resulta que la resolución de la medida es ahora para un periodo igual al tiempo total del ciclo, entonces la medida realizada con esta óptica de tiempo no dará magnitud alguna que no sea cero. La conclusión que debemos sacar de todo esto no es nueva, si nos situamos en una óptica de tiempo que considere periodos cortos encontramos sentidos, pero en la medida que nos situamos en puntos de vista proporcionados por ópticas de tiempo amplias, el sentido se pierde debido a la superposición de sentidos opuestos en el periodo de tiempo considerado. En lo que se refiere a nuestra existencia, sólo se entiende entonces como un suceso temporal que dentro del tiempo total se sitúa en la primera mitad. Haciendo referencia a las escalas de tiempo podemos considerar que el nuestro, el de nuestras vidas, el de la vida de la humanidad o del planeta mismo es sólo una parte infinitesimal, por lo pequeño, en relación con el tiempo que corresponde al semiciclo de la existencia. Poco a poco la forma del principio se ha ido precisando desde diferentes puntos de vista, ahora la nitidez es suficiente. Un principio que procede de un pensamiento filosófico, pero que ha sido expresado en un lenguaje claro, preciso, un lenguaje científico, técnico, que aun con lo que pueda tener de limitado es como mínimo un lenguaje de precisiones en último término, una vía segura de llegar a la comprensión de un esquema. Esta forma de comprender es, a pesar de todo un poco falta, despojada de las sensaciones que produce la forma coloquial. La literatura sólo puede llegar ahora, después de hacer un intento de precisión en la forma de exposición del tema. En todo caso, es ahora el momento de comprender más allá del esquema técnico, de liberar las posibilidades intuitivas, de ponerse en situación, de no hacer lo que haría el técnico que siempre suele quedarse en la fría interpretación del esquema propuesto. El esquema nos asegura un mínimo de comprensión, pero nosotros debemos enriquecerlo con las implicaciones de lo comprendido en cada uno de los casos que conocemos de nuestra experiencia cotidiana, este será el momento de las dudas, el momento de descubrir las primeras lagunas -si las hubiera- en la aplicación del esquema a nuestra realidad de todos los días. El pensamiento inquieto, activo, debe ajustar las piezas en la medida de lo posible, por ello, sólo con un esfuerzo es posible madurar estos conceptos. Esta es una forma de explicación del origen de la existencia, una forma en la que no es necesario presuponer un valor inicial y previo a todo, del que, sin tener explicación, sea sin embargo, el misterioso y profundo origen de todo lo que existe. Es éste un modo de entender el origen de la existencia en el que se abandona el misterio por una forma que nos lo hace comprensible por la vía del respeto a la razón, aunque ello nos cueste, evidentemente, ceder algo de nosotros mismos. Se trata de trazar y seguir un camino más directo, más corto, entre la realidad de la existencia y su origen. No será necesario recurrir al oscurantismo y al misterio para explicar lo que se puede comprender desde simples razonamientos. No debemos renunciar a una forma razonada del origen de todas las cosas. EL TODAL EN ANILLO: UN MODELO COMPLETO PARA EL ORIGEN DE LA EXI STENCIA. Un último modelo nos describe una conexión entre lo todal y nuestro universo, a través de esta conexión se comprenden algunas particularidades que nuestra existencia debe tener de manera necesaria. El punto de partida para la construcción de este modelo es el plano tomado de la banda exterior de una rueda, a ese plano circular y cerrado sobre si mismo le llamaremos todal, éste, se encuentra en movimiento y está dividido en sectores transversales definidos por el particular sentido que toman las fuerzas de la banda en su recorrido a lo largo de todo el círculo. Distinguimos ya dos cosas, por un lado el todal del que afirmamos que su estado normal es el movimiento circular y continuo, y de otro lado sus sectores. Al decir del todal que su estado es de movimiento continuo, decimos de él que es un sistema de fuerzas cerrado, es decir, que permanece en movimiento circular sin interacción con medio exterior alguno, de manera que no recibe energía ni tampoco la pierde. Esta banda circular, es el conjunto de todas las existencias posibles, cada una de ellas se corresponde con uno de los sectores nombrados. Ello define a la existencia como algo que, en su conjunto, es una resultante de fuerzas lógicamente con sentido y un valor no nulo. A partir de ahora hemos de distinguir nuestra existencia de las restantes que forman el conjunto todal, es decir, distinguiremos La Existencia de las meta existencias. El concepto de sentido que hemos visto corresponde a cada una de las existencias, es muy importante y de su comprensión depende la de todo el modelo que estamos refiriendo, por ello, incidiré de manera especial en que existir es estar poseído por un sentido y que por propia definición la existencia es la de acción resultante, precisamente ello, nos permitirá comprender el carácter del todal en su conjunto, en él no hay resultante, posee todos los sentidos y ninguno en particular, por eso decimos que desde nuestra posición de sentido en esta existencia de la que formamos parte, nos resulta in considerable. Siempre puede haber quién opine que el movimiento circular del todal necesitó una energía inicial que fue aportada por ...? Pero eso sólo demostraría que no ha comprendido que, decir del conjunto de las existencias que está en movimiento es tanto como decir que su estado normal es el movimiento, o veámoslo desde otro punto de vista, ¿Por qué iba a ser su estado normal el de reposo? al menos es tan posible lo uno como lo otro. Pero evidentemente, resulta que su estado es activo, es decir de giro no necesitamos dar explicación de esa acción dado que no tiene carácter de resultante en su conjunto, otra cosa muy diferente sería si tuviéramos que dar cuenta de una acción resultante, entonces sería necesario identificar el motor de un valor de fuerza absoluto sobre cero. Pero el todal ha podido estar en movimiento desde siempre y hasta siempre sin que tengamos por ello que buscar el motor de un estado que precisamente, ha sido el único. Un estado único en algo, en gran medida in considerable, eso es lo que tenemos como origen de todo sin perder la razón. Pasando por momentos, de la metafísica del todal a la física del universo. Del modelo de existencia expuesto se extraen consecuencias para lo que en si es nuestra existencia. Un flujo de fuerzas atraviesa el universo de nuestra existencia, es más, es ese flujo el que define nuestro universo existencial, de como evolucionan las fuerzas en La Existencia dependen las formas del universo. El universo que contemplamos, el que contemplan los astrofísicos debe ser según el modelo del todal, un flujo continuo de fuerzas que proviniendo del sector de meta existencia que nos precede evolucionaría a través de nuestro sector hasta adentrarse en el siguiente sector de meta existencia. Ello implica que este universo que disfrutamos o sufrimos es abierto en cuanto a fuerzas se refiere, simplificando, la materia-energía del universo está en tránsito, de manera que ahora mismo está entrando por un lado y saliendo por otro tras sufrir una evolución transitoria a lo largo de nuestro sector de universo. La consecuencia, desde el punto de vista de la astrofísica sería una vuelta a la teoría de la creación continua, si bien, esta vez con un universo en evolución, sin embargo, ello contradice la teoría del Bigbang, una de las que goza de mejor salud entre los astrofísicos de hoy día. Sea por contradecir o no, creo que la hipótesis expuesta debe ser tenida en cuenta, el Bigbang, por muy asentada que esté no dejará de ser una teoría, hecha más bien para satisfacer a amplios sectores sociales. Siempre, en nuestra historia, hemos intentado que las cosas resultaran sencillamente como a nosotros nos gustaría que fuesen, el modelo del Bigbang es muy fácil de conceptualizar, incluso para el gran público. En realidad, se ha tomado la vía más sencilla, tras comprobar" que las galaxias se alejan entre si se llega por ello a la conclusión simple de que hubo un tiempo para el que estuvieron unidas, pero ¿Y si no fuera así? Existe una alternativa que explica la expansión del universo y que viene mucho más acorde con la idea de creación continua, en ella, el espacio se expande debido precisamente a que por doquier se está creando espacio nuevo, se trata de la entrada a nuestro sector de existencia de fuerza procedente de la meta existencia que se traduce en la creación de materia con su espacio incluido, es decir, que la materia no entra en nuestro universo a ocupar un espacio que ya estaba, si no que trae consigo su propio espacio. Ello explicaría además la uniformidad del universo, sobre todo en cuanto a temperatura y a la proporción espacio materia observada. Sin duda, el concepto de que la materia proviene para el espacio de una nada aparente es más difícil de conceptual izar para cualquiera, y ello le da una buena ventaja a otras teorías. Continuando con nuestra hipótesis, en el espacio intergaláctico en expansión se está creando espacio y materia en una proporción dada, el resultado es que una parte de la materia generada alcanza el estadio evolutivo del átomo de hidrogeno y a partir de entonces ya se sabe, la formación de la protogalaxia, las estrellas etc. Pero me temo que una vez más nuestra hipótesis aventaja a otras a la hora de explicar la formación de las galaxias, ya que en nuestro caso estas se forman en una nube que ocupa un espacio que se está expandiendo. ! ! Como puede verse esta hipótesis no tiene nada que envidiar, en cuanto a expansión del espacio a otras, pero con la salvedad de que en ésta no hay necesidad de recurrir a la aberración de comprimir todo el espacio en un punto infinitesimal con las dramáticas consecuencias para la materia que en él hay. En esta hipótesis, como en otras, la fuerza gravitatoria que intenta atrapar materia para la protogalaxia debe vérselas con la fuerza generadora de espacio que realiza sobre la materia la función opuesta, es decir, un alejamiento entre las partículas de ella. De este modo, salvo variaciones normales debidas a otras causas existe un horizonte o límite para la acción de la fuerza gravitatoria en una nube inicial. Este límite viene dado de antemano por la velocidad de expansión y por la constante gravitacional Finalmente, esta hipótesis requiere la desaparición de materia-energía-espacio del universo ¿Donde o a qué nivel se lleva a cabo esta desaparición? En la astrofísica se dispone de los suficientes conocimientos para proporcionarnos los mecanismos que expliquen esta desaparición, concretamente los agujeros negros y los centros galácticos pueden constituir los puntos de salida de las fuerzas con flujo continuo que originan este universo. El punto de conexión entre la metafísica y la física es la fuerza, el todal es un modelo metafísico que nos proporciona fuerzas y la física las interpreta desde el seno de nuestra existencia, en las profundidades del cosmos. Identificamos aquí un universo que se sintetiza en su forma debido a la evolución de sentido único de las fuerzas. El átomo es un elemento sintetizado por las fuerzas que entran en nuestro sector del todal, las mismas fuerzas que en su evolución continúan la síntesis de otros elementos, de otras estructuras. Ello nos lleva a nuevas hipótesis sobre la evolución de las fuerzas en La Xcia. Puede que encontremos muchas formas racionales para explicar el origen de la existencia, pero aquí nos basta con que exista al menos una, porque esa es precisamente la que se necesita para liberar la existencia de su carácter de misterio profundo. Hay personas, entre las cuales me considero, que jamás nos hemos conformado con hacer del principio de la existencia un acto de fe, personas a las que les duele la prepotencia de aquellos que machacan los espíritus con el pesado martillo de la ignorancia, con los sucedáneos espirituales que suplen la verdad y anulan los esfuerzos más naturales y honestos de llegar a ella. Existe una forma racional en la que no es necesario recurrir al misterio para explicar el origen de la existencia, una forma donde lo esencial es que existe lo uno y lo opuesto en el tiempo, donde lo esencial es que te puede diferenciar lo uno de lo otro utilizando una óptica de tiempo limitada. No resulta importante siquiera el cómo, la forma en que se manifestará para nosotros desde nuestra existencia este principio, qué aspecto tendrán estas primeras manifestaciones de ser. Sí es obligatorio para nosotros, sin embargo, continuar el camino emprendido más allá del principio, adentramos en la existencia misma, entenderla, conocer su estructura, su esencia, llegar desde el principio singular a la pluralidad de las formas describiendo lo esencial de este camino, lo funcional, lo que de una forma u otra se cumplirá como la esencia de la forma. Existe una vía que nos ofrece la posibilidad de conocer la existencia desde nuestro punto de partida, es el que recorreremos de forma inmediata. De entre lo oculto de la existencia se nos revelará entonces un aspecto siempre intuido y nunca bien comprendido. Será puesto de manifiesto un nuevo panorama que podrá ser disfrutado por aquellas mentes amplias que puedan dejar de lado el orgullo, el univercentrismo humán que un día condenó a Copérnico. Para comprender lo que somos en la existencia que aquí intentamos describir, será necesario soltar de nuestra agarrada mano algunas de las riendas, unos cuantos privilegios supuestos de los que aún disfrutamos desde el podio de creación máxima que hemos colocado durante siglos bajo nuestros pies. Un podio que ha servido para desenfocar, para errar la realidad en favor nuestro cada vez que ha sido posible conocer algo de ella. Un podio que ha sido colocado por nuestra forma de ser, la forma de favorecernos cada vez que podemos, una forma que, en definitiva, consideramos suficientemente justificada en sí misma. Poco a poco, la visión subjetiva que actualmente tenemos de nosotros mismos ha de ser vencida al menos en parte, en la medida de lo posible y de las exigencias de dar paso a una visión más exacta de la realidad. Debemos descubrir el verdadero lugar que ocuparnos en la existencia, el lugar que ocupamos en la naturaleza de las cosas. Ocupémonos del campo de la existencia en el que, por supuesto, cae también la nuestra. Seremos una parte más de las que componen el amplio plano de existencia, descrito a su vez como parte en el esquema del todal. El estudio de esta parte, de este plano, es el que verdaderamente presenta mayor interés, cuantas más exactas y variadas visiones tengamos de él, estaremos más cerca de comprender la realidad de la que formamos parte. Conocer la estructura de este plano y su origen es el trabajo que nos ocupa. Aquí sólo podemos especular sobre diversas posibilidades de forma o estructura del plano opuesto al de la existencia. De ese otro plano sólo podemos considerar que es en realidad otro tipo de existencia tal como la nuestra pero con sentido opuesto, sin que quiera decir ello que las manifestaciones de forma que en él se dan sean también iguales y simétricas a las del nuestro, lo verdaderamente importante, lo esencial de ese otro plano es que su energía total para un periodo de tiempo dado, es exactamente la misma que la del plano de nuestra existencia pero con sentido inverso. En lo referente a la estructura de nuestro plano, ese será precisamente el próximo paso que daremos. Pero no podemos continuar nuestro camino sin volver la vista atrás, un vistazo largo al pasado nos pone en antecedentes de lo descrito hasta el momento, concretamente en la China del año 600 a C. Por aquel tiempo la filosofía china estaba dominada por la idea de los contrarios, yin-yan o el bien y el mal. De manera particular conozco lo suficiente el libro del TAO o TAO TE KING. En él se describe el TAO de muchas maneras, pero principalmente como eso que aquí llamamos el todal. Se describe como la fuente de todo lo que existe, misterioso e insondable: ''El TAO es un recipiente hueco. Cuando más produce más difícil es de agotar Parece ser el manantial del que brotan todas las cosas'' Como ya hemos dicho, es difícil entender en realidad el verdadero significado de lo que llamamos todal, por cuanto que expresa en un todo, dos sentidos tan opuestos como existencia e inexistencia. Si hoy podemos llegar un poco mejor esta comprensión, no sin dificultades, se debe a una dotación cultural que comparada con la de aquellos chinos de hace veintiséis siglos resulta rica. En todo caso, sólo hemos encontrado un formalismo que nos permite mantener en razón un hecho que trasciende a nuestra propia existencia y que por tanto, en rigor, cualquier razonamiento es sólo aproximativo, ya que no es posible pensar sobre lo que no existe. De alguna manera, con el modelo de simetría podemos empaquetar un concepto que incluye una parte que no existe, el concepto de todal. Tales complicaciones unidas a la escasa cultura, ya mencionada, de los chinos de la época, nos permite hacernos una idea de la dificultad de expresión de los filósofos de entonces. En relación con la arduidad que supone nombrar algo que no existe, el libro del TAO dice: “El TAO que puede ser expresado no es el tao absoluto” En otra ocasión puede leerse: “No conociendo su nombre lo llamo TAO Obligado a darle un nombre lo llamaría trascendente” También podemos leer: “Inagotable no puede ser definido se remonta más allá de las cosas” Así de mil formas, se intenta en este libro dejar bien claro que se trata de algo que en su esencia no puede ser comprendido y que, sin embargo, es el origen de todo lo que existe y comprendemos. Hecho este paréntesis que nos avisa de los antecedentes del tema “origen de la existencia”, podemos continuar nuestro camino, un camino que se adentra ya en el terreno exclusivo de la existencia. ESTRUCTURA DE LA EXISTENCIA.La odisea emprendida continua en esta segunda etapa, aquellos que han llegado hasta aquí se han adaptado ya a la mecánica del viaje, les es más fácil comprender la forma de entender la existencia. A medida que nos estamos alejando del principio nos acercamos a las cosas, a nuestra realidad cotidiana, y ello constituye un descanso, por cuanto que tratamos con cosas más fáciles de reconocer. Será bueno entonces hablar de : átomos, moléculas, células, seres, etc. Pero antes de llegar a ese rellano en el camino es necesario que nos enfrentemos a un último tramo de cierta dureza, sepamos ver en él todo lo que posee de inquietante, su particular belleza la encontraremos en el hecho de que es el origen más inmediato de lo que somos, el origen de nuestra existencia humana. Según el modelo de origen de la existencia que hemos desarrollado podemos preguntarnos: ¿Qué aspecto tiene lo primero que existe? ¿Qué podemos considerar de ello? Lo primero tiene la importancia de ser la materia de partida para constituir o componer todo lo que existe. Dijimos que en el origen, la partícula todal penetraba en el plano de la existencia, lo que es lo mismo que decir que toma temporalmente sentido en nuestro plano. Este tomar sentido en la existencia es ni más ni menos que ser, es decir, ser sin más. Podemos representar el primer ser como un vector de fuerza trazado en el plano de La Existencia, en el límite o meta- existencia. Este vector es proyectado por la partícula todal en su oscilación en el eje de simetría. Por ello, si consideramos las razones últimas de la fuerza generada podemos decir que esta fuerza es la acción que tiene su reacción en el plano simétricamente opuesto, es decir, el plano de la inexistencia simétrica. Es la reacción condición imprescindible de la acción, necesaria para la primera manifestación de fuerza en la existencia. Esta manifestación primera de fuerza es la energía básica que configura todo lo que existe, y es la particular forma de evolucionar de esta fuerza a lo largo del plano de la existencia la que configura los seres, siendo entonces solamente formas de transmisión de estas fuerzas primeras. En el plano de la existencia, todo vector de fuerza considerado, todo vector apreciable, es resultante de las fuerzas primeras y no responden, por tanto, a la mecánica de acción-reacción, esta mecánica afecta sólo a los vectores primeros. La acción resultante de los primeros vectores trazados puede considerarse un ser que tiene su origen en algo que existe previamente a él, la fuerza, y que en este caso, por ser lo primero, tiene su origen en lo que no existe. Es norma que todo tenga su origen en unas condiciones generadas por lo que existe de forma previa, todo ser es el resultado de unas condiciones de fuerza. Ser es acción y la condición previa de ésta es la fuerza, evidentemente, sin fuerza no hay acción. Es necesario distinguir cada cosa, es necesario distinguir la fuerza de la acción que de ella pudiera derivarse, sobre todo porque es posible que pueda haber fuerza pero la acción sea inviable; cuando empujamos un vehículo cargado no siempre éste se moverá, lo cual no querrá decir que por nuestra parte no le hayamos aportado unas condiciones de fuerza nada despreciables. Cuando aquí hablamos de condiciones de existencia nos estamos refiriendo a condiciones de fuerza, a la fuerza. Pero volviendo al esquema de vectores, ocurre que no sólo es resultante el ser del segundo nivel, sino que además éste es vector de otro ser que podemos considerar de tercer nivel en la existencia. El vector de segundo nivel se convierte en condición de existencia del vector en el nivel tercero. Ya está a la vista la mayor parte de la estructura de la existencia, sólo nos falta fijarnos bien en ella, reconocer detalles, implicaciones, casos, entenderla y extenderla a nuestro ámbito de lo conocido. Un ser es la condición de existencia funcionalmente más importante para dar origen a otro ser en el siguiente nivel, muchos, varios, lo plural en un nivel es la condición previa que nos da como resultante la unidad del ser en otro nivel. Esta diferencia que establecemos entre niveles es quizá un poco difusa, pero debe ser suficiente el hecho de reconocer que existen niveles más o menos precisos. En la práctica, la diferenciación de los niveles se hace por comparación dentro de una parcela más o menos restringida, a pesar de ello, a veces es difícil precisar el nivel exacto que ocupa cada cosa en la estructura de la existencia. Pero no es imposible hacer la apreciación de nivel porque siempre será posible tomar alguna referencia de un nivel conocido. Un conjunto de seres que encontrándose en un determinado nivel de la citada estructura unen sus fuerzas dan por resultado un ser en otro nivel. Las fuerzas resultantes se entienden desde el punto de vista del ser resultante como los intereses de éste por existir. Es necesario hacer un esfuerzo para comprender cómo los intereses de existencia de unos seres en un determinado nivel se convierten en condiciones de existencia para un ser en otro nivel, de forma que podemos decir que el resultante está condicionado a existir por los intereses de otros seres en un nivel precedente. Estamos tocando fondo, la estructura de la existencia está esencialmente descrita, su forma piramidal exige una base amplia en los niveles más bajos esta pirámide termina en punta o tiende hacia ella. Ha llegado el momento de volver a las formas conocidas y cotidianas. En ellas tendremos sin duda la ocasión de observar todo aquello que ponga de manifiesto la descrita estructura existencial. Desde el punto en que nos encontramos disfrutamos de una particular visión de la existencia que por falta de costumbre podríamos desaprovechar, por ello, será conveniente no precipitarse, no tratar de anticipar juicios, esperar antes de ello a considerar con cautela cada detalle de esta exposición. En el camino que tenemos por delante iremos encontrando casos, primero aquellos que nos ofrecen un reconocimiento más fácil de la referida estructura, son casos de nuestra experiencia cotidiana, casos que nunca nos habían dicho todo lo que tenían que decirnos. Por algún motivo no habíamos visto en ellos lo que hoy pretendemos ver, y si lo vimos fue muy a medias, no queriendo enterarnos totalmente. ¿Por qué? Pudiera ser que no nos interesara ver las cosas de este modo. Muy posiblemente no queramos saber que somos una colonia de células que a lo largo de muchos milenios e incluso miles de milenios, ha ido elaborando un modelo de convivencia rentable, ha ido transmitiendo sus logros, conservando siempre la posibilidad de comenzar de nuevo pero sin los errores anteriores. Hay que tener la valentía de llamar a las cosas por su nombre, una persona es un cuerpo de millones de seres que se buscan la vida en comunidades, seres que han tenido que especializarse en diversas funciones para conformar un conjunto capaz de sobrevivir con ventaja, un conjunto en el que, finalmente quedaron atrapados en la medida en que no pueden sobrevivir fuera de él, en la medida en que ellos mismos son el resultado de la especialización, en la medida en que necesitan ejercitar sus funciones sociales, es decir, funciones en el interior de la comunidad. ¿Qué nos asusta de reconocer esto? ¿Quizá nos consideramos algo más que una comunidad organizada de células? ¿Es que acaso somos dioses o espíritus errantes que un día encontramos un cuerpo listo para llevar? ¡Cuanta vanidad si pensamos de esa forma! ¡Cuánto egoísmo! Y ¡Como nos ciega que no podemos ver la realidad! Esta es la ceguera que durante siglos nos ha impedido ver la luz, cómo podremos comprender la verdad de lo que nos rodea si dejamos que nuestros intereses se antepongan siempre de una forma ridícula y obstinada. ¿Qué clase de oscurantismo ha de regir nuestra vidas? Debemos reconocernos como el resultado de la actividad de esos pequeños seres que condicionan nuestra existencia, que nos empujan a ella queramos o no; porque es en ellos donde nace toda nuestra voluntad de ser, ellos producen, conducen y organizan nuestro interés de existir hasta el punto que este no es otro que el que procede del suyo propio. Conocer lo que somos pasa en primer término por reconocernos en esta forma, no hay otra vía para progresar en el conocimiento esencial de lo que somos, no basta por ello conocer cada una de nuestras partes físicas o intelectuales, no importa que se sea médico o psicólogo, de nada vale el conocimiento parcializado si luego se desconocen los fines, las razones últimas de ser, la propia conexión con la existencia. Somos también seres que desde nuestro nivel formamos parte de una sociedad en evolución que se trata de perfeccionar en el tiempo, una sociedad que poco a poco ha ido encontrando una forma de transmitir el conocimiento, un conocimiento necesario para futuras organizaciones y reorganizaciones que nos han de conducir con el tiempo a la estructura óptima de la pirámide, a la estructura más estable quizá, que por supuesto, no será cualquiera, sino aquella que se dé en un determinado nivel -la pirámide exacta con la altura justa . ¿En que medida somos ya con nuestros intereses, condiciones de existencia de seres en otro nivel? Tenemos los conocimientos que nos advierten de ello, bastará estar ahora con la mirada atenta para comenzar a ver las adecuadas relaciones entre nosotros y esos seres de los que formamos parte, unas veces sin quererlo, otras sin saberlo u otras con pleno conocimiento de ello. No sabemos bien en qué medida estos seres encuentran su vida en nuestros intereses, en que medida los generamos cada vez que nos interesamos por sobrevivir. No podemos imaginarnos hasta que punto nuestros intereses condicionan la existencia de sus intereses y los suyos a los nuestros. ¿Será bueno que lo sepamos? Esto es algo de lo que en alguna manera todos tenemos conciencia, unos más, otros menos, sabemos por experiencia que con nuestro interés por vivir aportamos al sistema del que formamos parte nuestra energía, Nuestro vector de fuerza. Somos uno de los miles o millones de vectores que componen el sistema de fuerzas existenciales, uno de los que aportamos el grueso conjunto de energía primaria del sistema económico del País al que pertenecemos. La economía es un reflejo de la actividad vital del sistema. Toda la existencia en cualquier nivel imaginable funciona de la misma manera, conjuntos de seres se organizan en un nivel por su propio interés con el objeto de facilitarse mutuamente la existencia, sin saberlo y en muchos casos sin proponérselo, la organización de las fuerzas, de sus intereses, constituyen el conjunto de condiciones de existencia de un ser en otro nivel. No podemos hablar de '"un ser superior en otro nivel'', sería un error establecer este tipo de jerarquía, ello supondría desconsiderar el verdadero equilibrio de condiciones mutuas que finalmente se dan entre los seres de esos niveles diferentes. Podemos empezar ya a considerar cómo surge el ser en el siguiente nivel.' Partimos de la base de que este suceso ocurre siempre de una forma espontánea, debido a la propia naturaleza de los seres de partida, debido a que es esa la única forma en que sin duda alguna pueden suceder las cosas, teniendo en cuenta que la estructura de la existencia es también única. El hecho de que necesariamente, de los intereses de un conjunto de seres en un nivel surja otro ser en el siguiente nivel a considerar, es precisamente el que nos da pie para que podamos decir que la existencia es así en su propia esencia, por su propia estructura. En este sentido estamos atrapados de forma inevitable en este tipo de mecánica y no es posible renunciar a ella porque significaría renunciar a lo que somos. Esta idea puede convertirse en obsesión, y quizá sea ello una de las más importantes razones para que no queramos ver o reconocer la realidad de esta estructura. Sin embargo, si es cierto que esta idea puede ser obsesiva, no se trata de una obsesión que no pueda ser superada por la capacidad de razonar que nos caracteriza, por la capacidad de entrar en razones a pesar de todo. Á esta capacidad nuestra apelo para que podamos seguir adelante con el tema que nos ocupa. Veamos ya como surge el ser a partir de los intereses de existencia de unos seres que llamaremos primarios o de primer orden, estos seres podemos llamarlos también elementos vectores, o seres vectores. Si partimos de un conjunto compuesto por este tipo de elementos, es decir, una comunidad de ellos, observaremos cómo surgen inmediatamente las primeras fuerzas inerciales resultantes de sus esfuerzos; estas fuerzas procedentes, como decimos, de las individuales de cada uno de ellos, acaban por condicionar a los propios elementos que las generan. En la medida en que ello sucede, se pone de manifiesto una nueva situación que no es la inicial estas fuerzas resultantes forman parte de lo que reconocemos como un ser en el siguiente nivel. Para ilustrar este hecho recurriremos a un caso de la naturaleza que se presta de forma muy adecuada a nuestros propósitos, a un modelo de sistema de fuerzas. Los Los tornados son sistemas de fuerzas que presentan muchas similitudes conlos sistemas que buscamos reconocer como seres, es m'as, en su nivel lo son. Se da el caso de que la situaci'on inicial es la descrita, un conjunto de elementos vectores est'an listos para comenzar, para prestarse a seguir el juego impuesto por la propia estructura de la existencia. Estos elementos vectores son, en el caso de los tornados, las mol'eculas de aire caliente, como se sabe, estas poseen una mayor intensidad de oscilaci'on, es decir, una mayor capacidad de comportarse como vectores o portadores de fuerza, los cuales se aplican ahora en un sentido y luego en otro. Esta misma situaci'on es la que caracteriza los primeros vectores de fuerza que se plantean en la existencia los primeros seres surgidos en el plano de la existencia procedentes de la part'icula todal son tambi'en elementos vectores que se pueden formar conjuntos caracterizados por un mismo sistema de fuerzas. En una situaci'on inicial como la descrita no es dif'icil que aparezcan las primeras corrientes de aire, las primeras resultantes. La situaci'on inicial es una situaci'on de potencialidad en la que por falta de organizaci'on, la acci'on de las mol'eculas por descargar su energ'ia resulta ineficaz, y la situaci'on permanece. Este estado en el caso de los grandea tornados se conoce por el nombre de inversi'on t'ermica, ello se debe a que encontramos unacapa de a aire c'alido atrapado bajo capas de aire m'as fr'io. En ese estado de cosas, la burbuja puede evolucionar de diferentes maneras hasta dispersarse, pero la m'as terrible de ellas es el tornado, tif'on o huracan tropical. Consideramos al tornado como una forma de fluido debido a que el aire caliente escapa hacia arriba atravesando las capas fr'ias por un agujero o v'ortice. de manera particular nos interesa el hecho de que partiendo de un conjunto de elementos vectores sea posible llegar a una situaci'on como la del tornado, es decir, una situaci'on ede sistema de fluidos organizado y dotado de unas caracter'isticas propias muy particulares. Lo que ocurre en el casl del tornado y que de verdad nos interesa es que todo el es resultante de los pequeños vectores que los componen. En el se da una situaci'on capaz de encauzar las fuerzas de cada uno de los citados elementos vectores de forma que mantenga la din'amica establecida en el sistema. En este sentido el tornado tiende a mantenerse una vez establecido, quiere existir y perpetuarse en la medida de lo posible y para lograrlo condiciona las fuerzas de los elementos que lo componen. Todo juega en su favor, las corrientes de aire, la inercia de las masas de este, la distribuci'on de ellas, etc. Si contemplamos cuidadosamente la evoluci'on desde la situaci'on inicial hasta la de tornado, cabe preguntarse d'onde est'a la inteligencia que organiz'o las fuerzas de cad uno de los elementos de forma que, finalmente, estos instauren semejante sistema. Los físicos o los técnicos que les competa hablarán de condiciones favorables. Sobre el particular entendemos que el tornado es un ser surgido de los vectores de otros seres en el nivel inferior inmediatamente observable, seres que en este caso son moléculas de las cuales importa, a los efectos considerados, su característica de elemento vector, un elemento vector que tal como lo hemos descrito es capaz de aportar su empuje al resto de los elementos, al conjunto. En el caso del tornado, no vale de mucho ninguna de las cualidades químicas de las moléculas, de forma que funcionalmente importa sólo el comportamiento de éstas como elementos vectores.. De la forma en que se pasa de una situación corno la inicial a la de tornado, nos interesa destacar que se produce por una tendencia natural a que este surja una tendencia que en ocasiones, es cierto que puede verse obstaculizada por las condiciones ambientales reinantes que pueden interferir el proceso de su formación. Decimos además que esta tendencia no es otra que el transcurrir de los acontecimientos por la única vía que ofrece la estructura de la existencia. En la estructura de existencia misma, los primeros vectores que existen y de los que conocemos su origen, representan el interés de existencia, de ser. Tener sentido de existencia es desear ser en la existencia, actuar en ella. Estos primeros seres se constituyen en sistema de fuerzas similares a los tornados, de manera que son estos sistemas surgidos los que conforman los seres en los siguientes niveles de existencia. Los tornados son por sí mismos el experimento que demuestra que partiendo de un conjunto de elementos vectores, es posible llegar a un sistema de fuerzas tal que posee una personalidad propia, caracterizada por la tendencia a conservarse, a mantenerse. Constituía este mismo experimento la base de la estructura de la existencia. Podemos trasladar al plano humano el caso del sistema de fuerzas descrito. Imaginemos un caso típico que nos resulte de fácil comprensión. Un conjunto de seres humanos de no importa que sexo, forman una comunidad en el afán de ganarse la vida; Tampoco interesa el tipo de sociedad que constituyan, bástenos considerar solamente que los elementos que la forman no están especializados en ningún tipo de tarea; así que con el tiempo ocurrirá una primera cosa, una tendencia natural que nos resulta muy lógica, se trata del fenómeno de especialización, él hará que cada elemento se limite a la realización de ciertos tipos de tareas y no de otras. Debido a una sencilla razón de límites en la capacidad de los elementos surge la especialización. Es cada vez más difícil mantener una buena eficacia del sistema si ésta no existiera. El elemento que se ha especializado lo suficiente en sus tareas las conoce muy bien, ello le permite realizarlas mejor que otros y con menor esfuerzo; desde ese punto de vista a medida que el tiempo avanza la situación es más irreversible, y en la medida en que es más irreversible queda también más condicionado el elemento a realizar su especialidad y no otra. Se está más condicionado que en un Principio porque de alguna manera la propia resultante del sistema les condiciona. ahora es esa resultante la que no está dispuesta a perder fuerza para satisfacer el gusto de un elemento por cambiar de tarea. Esta forma de condición de la resultante sobre los elementos del sistema pone de manifiesto la característica egoísta, aquella que a la vez le delata como una personalidad, como un ser que responde con su interés a sus condiciones de existencia. Ya hemos visto como las fuerzas iniciales generan un tipo de resultante que posee una inercia, la cual, termina por afectar a los elementos vectores que inicialmente la generaron, de forma que el conjunto condiciones resultante constituye un sistema de fuerzas diferenciado del medio del que partió. Este sistema de fuerzas evoluciona de forma irreversible en el tiempo, pudiéndose distinguir en él los momentos o edades que vienen marcados por el tipo de relación observada entre las fuerzas condicionantes iniciales y la resultante, es decir, por la relación de condiciones mutuas que podemos observar en esas fuerzas en un momento dado de su evolución. Como un ejemplo suficientemente gráfico de lo que digo recuérdese el caso del tornado o tifón tropical. Debemos tener claro, cómo existe una forma en la que elementos motrices, ( es decir, capaces de generar un tipo de fuerza, de dar un empuje) unan sus fuerzas en lo que podemos considerar un sistema, un sistema de fuerzas capaz de acumular energía en forma de inercias, un sistema que finalmente adquiere una estructura propia y que condiciona el aporte de fuerzas de sus elementos motrices. Como un ejemplo más sirva el caso de unas cincuenta mil hormigas que consiguieron situarse estratégicamente bajo un queso, cuando consideraron oportuno comenzaron sus esfuerzos para intentar levantarlo con la intención de transportarle a un lugar próximo al hormiguero. Los esfuerzos individuales fueron suficientes, el queso cedió al empuje y las cincuenta mil hormigas consiguieron ponerse en pie manteniéndole por encima de sus cabezas, entonces el sistema fue mínimamente inestable y el queso, después de dudarlo un poco, decidió el sentido de su giro, que no solamente no se detuvo sino que en cierto modo se incrementó, así acabó el queso -el sistema- por alejarse del hormiguero a cada giro que daba. Cada una de las pobres hormigas fue víctima del sistema de fuerzas que ella misma había contribuido a generar. Las encontramos en esta fase obligadas a seguir con sus brazos en alto el movimiento giratorio del queso, bajo la amenaza de morir aplastadas o arrolladas. Hay que reconocer que este es un caso extremo en el que encontramos una cierta exageración y catastrofismo, necesario sólo como un aporte ilustrativo de la particular relación de condiciones que tienen lugar entre dos estamentos bien distintos los elementos vectores y la acción resultante o ser. A partir de aquí como en la metafísica clásica, se hace del lenguaje llamaríamos: lo que está. Es el objeto del que procede la acción, es decir, del que procede el ser. Lo que está es el objeto que actúa, o sea, el que es. El sistema, o en este caso el tornado, es el objeto, todo él con <sus elementos y partes. Después ese objeto es, actúa. Así pues, en esta nueva metafísica el sistema en su conjunto es el ente; aun cuando no usemos este término por un criterio particular, debe quedar claro que aquí hablamos de seres refiriéndonos a sistemas, es en realidad el ente entendido como capaz de actuar. La acción del ente se llama ser y en nuestra particular metafísica, ser se define como una acción conducente, conducente a organizar el ente. La existencia es una cadena causal en la que una acción desemboca en un ente y el ente en el ser, el comienzo de esta cadena es un ser. ~l principio fue el verbo, dijo alguien. Lo primero es la acción, decimos nosotros. La existencia vista desde la confluencia de la física y esta metafísica nos proporciona las siguientes relaciones: acción - energía; ente - materia La fórmula de Einstein permite transformar materia en energía y no hace más que dar fe de que en último término toda la materia procede de la energía. La acción es primero, la acción de ser conforma el ente, la energía conforma la materia. La materia primera es el resultado de una organización sistemática de las acciones primeras procedentes del eje de simetría o el límite de la existencia. La frontera entre la acción y el ente en el primer nivel de existencia viene marcada por lo que llamamos egoísmo, un punto de fuga proporciona el núcleo de un sistema de fuerzas similar al tornado descrito; el efecto de confluencia de fuerzas hacia el núcleo es lo que entendemos como egoísmo. Y es el sistema así surgido o ente, algo de propiedades diferentes a su entorno, es la materia primera. Hemos definido ya en gran medida el ser que ha de formar parte de nuestro modelo de existencia, llamamos ser al conjunto compuesto por elementos vectores y al sistema de fuerzas al que dan origen y en el que se ven comprometidos. Debimos continuar la marcha que nos lleva desde lo esquemático a lo que es para nosotros una realidad inmediata, pero debemos hacerlo sin perder la visión de lo primero. Tras toda forma, imaginable o no, subyace siempre el sistema de fuerzas como razón de ser. La apariencia externa, lo percibido por los sentidos es lo subjetivo, vemos lo que nos interesa desde el punto de vista de asegurarnos la persistencia, lo normal es que percibamos los aspectos que se pueden considerar prácticos en este sentido, es decir, en el sentido de nuestra existencia. Sólo la razón extremada puede conducirnos (no sin problemas a veces) a trascendernos lo suficiente como para llegar a puntos de vista que se encuentran algo más allá de los límites normales de nuestra cautivadora subjetividad. De ahora en adelante, de los seres que percibimos hemos de distinguir dos cosas, una es su forma que será siempre tan variable como sea necesario, y la otra su estructura existencial. Por las formas los seres se diferencian entre si, mientras que por su estructura existencial consiguen formar parte del plano de la existencia. Estructura y forma, la metafísica clásica habla de cosas como ente, ser y sustancia y quizá alguien se vea tentado a pensar que en el fondo me refiero a lo mismo. Pero no es así, desde mi punto de vista actual la metafísica clásica queda circunscrita a lo que llamo forma. La metafísica occidental es en gran medida la existencia desde la perspectiva humana, no hace más que reconocer el egoísmo humano corno el origen de todo y se queda ahí. La metafísica que ha llegado hasta nuestros días, difícilmente se sostiene por más tiempo tal cual, bajo la lluvia de firmes razonamientos que nos propone la evidencia cotidiana. Para mantener muchos de sus aspectos es necesario recurrir a mecanismos de fe, ello la convierte en una metafísica incompleta. O si lo queremos ver de otro modo, es una metafísica incompleta que ha sido parcheada con aspectos irracionales y elementos de fe. La metafísica subjetiva es incompleta por ser subjetiva. ante la imposibilidad de ser completa por la vía de lo comprensible, de lo razonable, no le queda más que recurrir a lo irracional. La disfunción de realidades que propone sólo puede ser resuelta por una aceptación de lo irracional. Pero de este modo lo irracional se valora hasta lo imprescindible mientras renunciamos a conocer la verdad. La estructura del ser es única y se repite en todos los seres y a lo largo de todos los niveles de existencia. La forma es el aspecto que resulta de percibir una de esas estructuras, el cómo la sentimos, cómo nos afecta, es decir, toda percepción impone una carga de subjetividad. Estoy llamando subjetividad a lo que hace que un ser se vea a si mismo como lo más importante y se trate como tal, aún cuando para ello, sea necesario recurrir a complicadísimos mecanismos que hagan compatible lo primero con la razón de lo contrario. Pero la razón así es una razón sin fuerza, es una razón marginada por el imperativo de ser. Con el camino que llevamos recorrido es posible que nuestro punto de vista de las cosas haya podido cambiar lo necesario para que abordemos de forma más o menos inmediata el siguiente esquema, con él se completará nuestro punto de vista de lo que aquí entendemos por un ser. Estos primeros esquemas nos han permitido obtener un marco adecuado, el marco ideal para comprender esta unidad de existencia en su estructura más íntima. Se trataría ahora de aproximarnos una vez más a las formas conocidas, a las formas tal como las entendemos desde lo cotidiano. Como un paso que nos acerca a ello veamos ahora el ser no desde el aspecto de parte de una estructura, sino más en si mismo. aún es muy difícil reconocernos como un conjunto de elementos motrices embaucados en su sistema de fuerzas, sólo levemente podemos intuir de qué manera se llevaría a cabo este proceso en nosotros mismos, ya podemos imaginarnos cuales son nuestros elementos motrices o vectores y a que distancia está nuestro plano del de ellos. Hasta cierto punto podemos comprender desde la óptica que hemos adquirido, que somos un conjunto de elementos con interés de existencia, un conjunto de células o pequeños seres que con el paso del tiempo han ido encontrando su modelo de sociedad. CAPITULO II: ESTRUCTURA DEL SER. LAS CONDICIONES DE EXISTENCIA. Seguramente es viejísimo el tema de la libertad. ¿Somos libres o esclavos? ¿Que es la libertad? ~ pesar de que a alguien le cueste creerlo, para responder a cuestiones como estas se hace necesario conocer qué somos - con cierta precisión. Estamos condicionados a ser, de forma que nuestra libertad nos lleva a ser. El planteamiento de la frase anterior denota toda una actitud, una determinada postura que hay que defender y aclarar a lo largo de este apartado. En el modelo que hemos descrito el ser tiene la característica de resultante. Ilustremos este hecho con el caso de un objeto que está sobre una mesa. Este objeto como cualquier otro, es susceptible de recibir distintos tipos de fuerza, si lo empujamos o le aplicamos una fuerza puede llegar a moverse o deformarse en alguna medida. Del objeto podemos decir que está condicionado por la acción de una fuerza que es la fuerza de gravedad terrestre, la respuesta de dicho objeto a la condición establecida es ante todo un interés de movimiento. Es decir, desde cierto punto de vista es perfectamente lícito decir esto de ese objeto e incluso calibrar o medir el interés de éste por acercarse al centro de la tierra. Así mismo, en el ser, se puede distinguir la condición de ser, el interés de ser y el ser mismo. En nosotros como seres que somos y que respondemos a los esquemas que venimos trazando a lo largo de este tratado, se distinguen estas partes. La condición de ser es la causa inmediata del 'interés de ser' pero no necesariamente de ser como acción. Por motivos que me imagino ego centristas, no se ha cuestionado nunca el origen de nuestro interés de existencia, por el contrario, este interés se convierte en la más absoluta verdad. Desde luego, si existe un estudio racional acerca de cómo surge este interés, es evidente en todo caso que no se le ha dado la relevancia que ello tiene dentro del conjunto de conocimientos que constituyen hoy la metafísica, a mi entender, la metafísica dice: ser es acto. Y en eso estamos de acuerdo hasta cierto punto, porque me parece una visión algo limitada del ser. Aquí nuestra concepción del ser es algo más compleja, un conjunto de elementos vectores siguiendo la estructura de la existencia, generan desde su nivel las condiciones de existencia y un interés de ser en otro nivel. La metafísica llama ser a la acción resultante de ese interés. Ciertamente, mirándolo desde el punto de vista que nos da el hecho de que seamos los sujetos implicados, parece que la acción es lo importante. En otras palabras, para nosotros sujetos pasivos expuestos a la influencia de las condiciones establecidas, lo importante, lo apremiante, es responder a estas condiciones con la acción a la que aquellas nos conducen. Tan importante es y ha sido esta respuesta que toda la metafísica se ha centrado en ese hecho sin tener en cuenta que se puede ser en el puro interés de ser, aún cuando sea por poco tiempo. El objeto sobre la mesa encierra todo el secreto del ser. La gravedad es la condición establecida que hacer surgir en el objeto el interés de acción, la fuerza. La libertad es aquello que posibilita la respuesta a un interés de acción, es la acción misma que la metafísica ha llamado ser. Así me reivindico como un conjunto de elementos que con su actividad dan origen a mis condiciones de ser. Me reivindico además como un interés de ser no nulo aún ante la imposibilidad de manifestarme en el acto de ser. Y por último me reivindico como la libertad de llevar a cabo los actos de ser inducidos por mi interés de ser, o sea, ser en acto. En respuesta a la pregunta de si somos o no libres contestaría que estamos condicionados a sentir un interés por actuar. En este sentido no somos libres, una fuerza nos empuja a manifestarnos en acto de ser. Pero lo habitual es que no consideremos esta fuerza como algo que nos empuja y sin embargo, Sí notamos toda fuerza que se oponga a ella, diciendo entonces que nos merma la libertad de actuar o ser. Volviendo a la gravedad, lo último que hemos dicho equivale a que el objeto no siente la presencia de la condición establecida, es decir, la gravedad, y no obstante, identifica su peso como un interés de movimiento propio al que se opone una fuerza suficiente para robarle toda su libertad de acción. Conclusión: el objeto sobre la mesa no está a gusto y desea experimentar la caída libre. Somos un ser y notamos la fuerza resultante como un interés de existencia. EL Egoísmo.En este interés de existencia tiene fundada justificación lo que situados en el plano de las relaciones humanas llamamos egoísmo. En el uso cotidiano, el término egoísmo se aplica para determinar casos en los que alguien muestra de manera especial esta faceta. Por lo general partimos de la base de que somos egoístas, así que sólo se llama egoísta al que muestra este rasgo de manera muy acentuada en alguna faceta de la vida, sin embargo, el egoísmo que estamos perfilando tiene una dimensión diferente. En adelante usaremos este término para referirnos al egoísmo de base, es decir, nos referimos al egoísmo más justificado desde el punto de vista humano, justamente al que lejos de llamarse egoísmo ha adquirido con el tiempo el carácter de derecho, de necesidad. Llamamos egoísmo al simple interés humano por la existencia, al simple deseo de vivir. ~ las personas acostumbradas al uso convencional de este término, les puede resultar que se lleva el uso a una forma algo extremada. Por eso será conveniente que quede claro el motivo y la necesidad de este. Debido a las diversas descripciones realizadas a lo largo de este estudio, el ser se presenta como algo que cuenta con condiciones para mantenerse en la existencia. Las acciones derivadas de la fuerza que los mantiene en la existencia son acciones condicionantes, lo son porque nos conducen hacia un estado, no vale cualquier tipo de acción, las acciones válidas son sólo aquellas que nos encaminan de forma acertada a la consecución de un fin, de una Existencia. En conjunto, un ser está organizado de forma que es conducido a mantenerse en el plano de la existencia. Cuando surge el interés no es un interés cualquiera, cada tipo de interés utiliza sólo ciertas acciones, concretamente aquellas que le permitirán alcanzar el fin perseguido. Un ser así es esencialmente egocéntrico porque todas las acciones que emprende le conducen a la obtención de un estado que es la respuesta necesaria demandada por su interés. Un ser esencialmente egoísta, hecho de un egoísmo de raíz. Se trata pues, de lo que se ve al tratar al ser de una forma aislada de la comunidad a la que pertenece, pero es evidente que este egoísmo no lleva al ser a aislarse más que en aquellos aspectos que le interese. En cualquier caso, recordar que cuando aquí hablamos de egoísmo ríos referimos simplemente a la razón del interés de existencia que caracteriza a todos los seres. Por otra parte, a esta consideración de egoísmo se llega necesariamente cuando se adopta un punto de vista que desprecie los aspectos de ser sujeto, portador de tales intereses. Para ello bastará con adoptar el punto de vista de cualquiera de las muchas especies que han sido y están siendo desplazadas por los humanes de sus hábitat, o de aquellas otras que han sido llevadas al exterminio, no precisamente por una imperiosa necesidad de alimentación por parte del animal humano, sino por cualquiera de sus intereses de lucro. Es egoísmo el expansionismo humano en el planeta, me refiero a la invasión masiva que coloca el sistema ecológico mundial en peligro de deterioro irreversible. Es egoísmo desmadrado aquel que persigue a las ballenas. Es egoísmo aquel que después de casi acabar con ellas persigue luego su alimento con el pretexto de ambiciosos estudios científicos. ¿Que se comerá el egoísmo humano cuando ya río quede más que una masa asquerosa y egoísta de carne humana sobre el planeta? El humano como todos los seres es ego centrista pero con el agravante de que, en su caso, este egocentrismo alcanza dimensiones planetarias alarmantes. Sin embargo, no hará falta que tomemos el punto de vista de estas especies, basta conque tratemos de enjuiciar el caso desde el punto de vista que pretendemos ocupar, es decir, aquel que mejor nos permite comprender la existencia en su conjunto, como un todo y sus partes. Desde ese punto de vista resulta evidente que somos seres y que como tales partes de la gran estructura de la existencia, una parte que no puede ser ni mejor ni peor, ni más ni menos que cualquiera de las partes que componen el conjunto, con las mismas condiciones y con el único carácter de ser que se puede tener. Sabemos reconocer sin dificultad alguna nuestro interés por existir pero nos resulta hasta tal extremo justificado que jamás nadie se pregunta por su origen. Por ello, una de las formas de cruzar las fronteras de la subjetividad es precisamente preguntarnos por el origen de nuestro interés de existencia. El origen de este interés nos resulta por norma general inaccesible ~ invisible, casi podríamos decir que no nos interesa su origen y que nos basta con un: Quiero existir. Y la verdad es que desde nuestro punto de vista humano la cosa es así, resulta obvio que no necesitamos, para vivir, preguntarnos por tal origen. Cae en el absurdo y se sale bastante de la lógica humana el hacerse la pregunta de: ¿Por qué quiero vivir?. Si le hacemos esa pregunta a algún personaje posiblemente la considere estúpida y un poco fuera de lugar. Hacerse preguntas de esa especie es, por otra parte, tanto como cuestionar la propia existencia, por lo cual, es también una cuestión ofensiva y molesta. Por todo, ésta es una cuestión que rebasa el ámbito de lo humano y tanto para formularla como para intentar responderla es necesario situar nuestro punto de vista fuera de la perspectiva humano habitual. Para alcanzar este punto de vista es necesario disponer de fuertes dosis de racionalidad. EL ORIGEN DEL INTERES. ¿Cuál es el origen del interés de existencia? La pregunta estaba en el ambiente y la recordamos una vez más antes de darle una respuesta definitiva. Como en el caso del objeto sobre la mesa bajo condiciones de gravedad, surge el interés de existencia en respuesta a las condiciones establecidas. El interés de existencia es una resultante de las condiciones previas, establecidas a su vez por otros intereses de los seres o elementos motores que componen el sistema. Recordemos la estructura de la existencia en la que los intereses de unos seres en un determinado nivel se convierten en condiciones de existencia para un ser en el siguiente nivel. Según ello, el origen de nuestro interés está condicionado por los intereses de los seres que nos componen. Es tanto como decir que nuestro interés de existencia tiene su origen en el interés de existencia de estos seres elementales. Debido a las condiciones establecidas por los intereses de esos seres surge el interés que se convierte en el motor de nuestra acción de ser. El interés da la medida de la energía del ser, el ser es la acción derivada de la energía y los seres elementales son la fuente inmediata de ésta. Independientemente de la forma que presente a nuestros ojos humanes, un ser sea cual sea, encontraremos en él los elementos funcionales que nos permitirían ajustarle a este esquema. Estamos considerando la UEE en su más pura esencia, estamos considerando pues lo esencial del ser, estamos considerando el ser al desnudo, desprovisto de toda forma o apariencia. No estarnos considerando las cosas desde la perspectiva de la subjetividad humana, sino desde un punto de vista más próximo a la propia estructura de la existencia. Las fuerzas de la existencia se propagan siguiendo o respetando este esquema sin que nada tenga que ver en ello la forma externa o el aspecto resultante. La forma es solamente un medio más de expresión de las acciones del ser. Desde el punto de vista de la existencia poco importa si el ser surgido es de toneladas de peso o de algunos microgramos. Sin duda, si los humanes tuviéramos forma de tarántulas éstas nos resultarían mucho más atractivas y menos repelentes. Lo único cierto es que el verdadero valor de la forma está en la magia que produce en el que la observa, pero siendo así, la existencia es ciega porque jamás se para a observar formas. Aunque las formas tienen gran interés para los seres que componemos la existencia, es sin embargo irrelevante desde el punto de vista de su funcionamiento. Parece que como tal funcionamiento, lo destacable es el hecho de que se permita la comunicación entre los seres que conformamos un fragmento de tejido existencial, porque éste es un aspecto cuya importancia funcional está precisamente ahí, en la comunicación entre unidades de la estructura, en su potencial comunicativo entre los seres. Estamos condicionados a existir y respondemos a esas condiciones con nuestro interés por existir. ¿Cómo podemos reconocer las condiciones a las que estamos sometidos? Ciertamente, es posible hacer la descripción de una gran parte de estas condiciones. Hagámoslo como un ejemplo que nos ayude a comprender en qué forma las podemos reconocer y cómo se deriva de ellas un interés. Sin embargo, debemos reconocer la dificultad que de forma natural surge a la hora de vernos a nosotros mismos como sujetos de las condiciones expuestas. En cierto sentido no estamos preparados para ver estos aspectos de nuestra personalidad, nos viene muy bien reconocer las acciones derivadas de nuestro interés de existir y si acaso, parte de los intereses que las originan, pero nos resulta duro y difícil reconocer los mecanismos propuestos como origen o causa de éste. Pero, así ha ocurrido durante siglos, esa ha sido la frontera de nuestro ser, no nos hemos considerado más allá de nuestros intereses de existencia. Así lo ha hecho la metafísica, lo sigue y seguramente lo seguirá haciendo, y es que ésta, como cualquier actividad humano, tiene su inercia a la par que incubre oscuros intereses. Ante la necesidad de trascender lo humano y la incapacidad de hacerlo de una forma razonable, se ha recurrido a la magia y a los mecanismos de fe. Con el tiempo, el humano es preso de sus propios intereses y después, es tarde para cambiar, porque la vida ya está hecha de ese modo. Por todo, será necesario un esfuerzo para mantener fuera de combate esta fuerte tendencia a reaccionar de una manera egoísta. Será necesario aceptar un origen más modesto de nuestros venerables intereses de existencia. Si por un lado el usar como ejemplo de este estudio el caso humano tiene estas desventajas, tiene por igual la ventaja de que nos movemos en un caso que conocemos muy bien. RECONOCIENDO DE LAS ESTRUCTURAS DEL SER.Las condiciones establecidas se nos presentan como la parte dura del ser. Decir que una persona tiene interés en respirar podría hacer pensar a algunas personas que se está haciendo un uso indebido del término 'interés'. Pero para mostrar la fragilidad de este pensamiento bástenos primero decir lo mismo de otra forma y observar el resultado. Digamos: "a esa persona le interesa respirar". Como podemos ver, lo que se comprende se acerca más a la postura que aquí defendemos. Pero no deja de parecernos más correcto decir que una persona necesita respirar. Desde nuestro punto de vista respirar es un tipo de acción que se deriva de un interés. Diferenciando clases de intereses por las acciones que producen y la forma en que los percibimos, a unos los llamamos necesidad y a otros dolor, etc... Analicemos el caso. Los intereses de los elementos componentes del sistema de fuerzas originan unas condiciones de existencia que son, a su vez, el origen de un interés en el ser del siguiente nivel. Del interés de nuestros elementos componentes <las células) por la utilización del oxigeno, se generan unas condiciones que a su vez son el origen de un interés en el ser del siguiente nivel. Esto no parece que tenga mucho que comprender o que pueda ser discutido de una manera seria. Las condiciones impuestas en un determinado nivel por los intereses reinantes son el origen de un interés en el siguiente nivel. Consideremos este caso con el ejemplo del objeto sometido a gravedad. La condición de gravedad es impuesta por los intereses de elementos que desconocemos, pero nos interesa la condición de partida como origen de un interés, de una determinada acción conducente. La respuesta a la condición establecida es en primer término el interés de acción, y en segundo término la acción derivada de ese interés. Observemos cómo es posible considerar el interés como un vector de fuerza. Este vector posee una magnitud, la dirección la tiene en cuanto que no va encaminado a generar cualquier acción sino aquella que demanda, y así mismo el sentido, que no es otro sino aquel que posibilita la existencia. En el caso de la respiración no percibimos de manera habitual el vector de fuerza que la genera, o sea, el interés por respirar, pero ello es debido a que la acción está liberada. En el caso del objeto, la acción está liberada cuando éste se encuentra en caída libre, ciertamente, la simulación de ingravidez que podemos disfrutar en las condiciones de gravedad a las que estamos sometidos consiste en experimentar la caída libre en el interior de un avión lanzado en picado. La respiración como acción liberada se produce de forma simultánea al interés que la genera, siendo de esta forma que éste no es percibido. Para comprobarlo tenemos en este caso la opción de obstruir la acción de respirar y experimentar así la fuerza conducente. Sin duda podremos sentir y calibrar la magnitud de ésta que acabará por vencer el obstáculo. Para tener una idea aproximada de su magnitud, intentemos oponer a ella la obstrucción con todas las fuerzas de nuestra voluntad. Si lo hacemos se pondrá de manifiesto cómo nuestra voluntad, no es libre ni tiene la fuerza necesaria para semejante enfrentamiento. (¡afortunadamente!). Este tipo de intereses conforman la estructura básica de nuestro ser en el nivel que nos movemos, bajo el nombre de necesidades de primer orden se esconden de nuestros ojos, librándonos así de la sensación erosiva y angustiante de sentirnos comandados desde dentro. El interés por existir puede considerarse como único pero susceptible de ser descompuesto en los intereses que lo forman, en ello se comporta una vez más como un vector físico. Cada uno de los intereses de. existencia del ser genera diferentes acciones en diferentes plazos de tiempo e incluso, en ocasiones, todo puede quedar en una propuesta de acción que nunca se cumplió. De la respiración destacamos su exigencia de acción inmediata y por eso consideramos que el nombre más correcto que podemos darle es el de necesidad. Á otro tipo de intereses llamamos dolor. El dolor es también un inter'es del mismo tipo que el que nos conduce a respirar sólo que esta vez nos conduce a un "dejar de sentir". Sin embargo, el dolor no lo consideramos una necesidad por que tiene para nosotros un aspecto diferente, el aspecto de inversión o negación de un estado. Cuando para responder al dolor la acción está a nuestro alcance, ésta es inmediata. Cuando alguien se quema por descuido al coger un cacharro de cocina se produce un buen ejemplo de ello. Un sólo vector de energía vital del que se extrae la energía que se aplica a cada uno de los casos en vectores conducentes O lo que es casi lo mismo, muchos vectores aplicados a casos y que conforman un vector total con sentido en el plano de la existencia. En todo caso, se trata de la energía del ser descrito por la metafísica clásica occidental, la energía de las acciones, del conjunto de ellas vistas como el acto de ser. El amor, el dolor, el placer, la necesidad, etc. Son acciones promovidas por intereses con un sentido único, el sentido de la existencia o entre nosotros, el sentido de la vida. Las condiciones generan nuestro interés y éste es el motor que posibilita la acción, el acto de ser. La acción como medio de conseguir lo necesario e imprescindible desde el punto de vista de la existencia del sistema. La acción como respuesta última a la condición <O condiciones) establecidas en la UEE. Las condiciones vienen impuestas desde la misma base del sistema, tienen su origen en la misma distribución de tareas que se lleva a cabo entre los componentes de éste. La acción mínima de estos elementos o en último término sus intereses son los que originar las condiciones. El fenómeno asociativo puede ser motivado por el propio interés de cada uno de los seres participantes. El asociarse de los seres da lugar a algo con muy pocas variantes funcionales y que es precisamente la estructura de ser que estamos describiendo. No cabe esperarse un conjunto amorfo cuando los seres constituyen una asociación, por el contrario el resultado es organizado y no carente de fines. En una comunidad de seres aparece como norma un fenómeno de especialización o reparto de tareas. La competencia aparece en el ámbito de asignación de tareas cuando hay que decidir quién va a desarrollar una en concreto. Sin embargo, en este caso como en casi todos, debernos apreciar una medida útil de las cosas, más allá de ella se puede llegar incluso al fracaso en el desarrollo del sistema. Los elementos originan el sistema en un esfuerzo común por ganar la existencia, realizan a lo largo del tiempo un reajuste de sus intereses, pero un reajuste que tiene límites. Para los seres elementales se trataría de formar una sociedad rentable desde el punto de vista de la existencia, pero río siempre consiguen este fin, por ello es necesario recurrir a reorganizaciones. No siempre la organización conseguida es la óptima, incluso a veces, es muy poco conveniente, pero no hay un hacedor inteligente que dirija estos procesos en la existencia. Sólo hay fuerzas en constante fluir y propagándose por el único método conocido, el sistema. La actividad de ser de los seres componentes origina un tipo de organización, las tareas que se llevan a cabo y la distribución de éstas, hacen que las cosas sean de un modo y no de otro, hacen que las condiciones sean unas y no otras. De este modo configuran las condiciones al ser resultante en el siguiente nivel sin proponérselo. El hecho de que ciertos especialistas real icen su tarea en un momento dado es una condición establecida en el sistema, la acción de éstos es reconocida por el ser resultante como una fuerza, como un tipo de interés. EL SER NUCLEÁR.- La estructura que empieza a perfilarse para el modelo de ser que estamos describiendo, no debe ser casualidad que presente unas fuertes similitudes con la estructura de los átomos. Se trata de un núcleo duro y denso donde las fuerzas reinantes son grandes, poderosas. Un núcleo de condiciones de existencia capaces de generar los más grandes intereses, una auténtica fuente de interés que condiciona la actuación de la periferia. Una periferia amplia y flexible en la que se encuentran, en algún modo, los mecanismos capaces de adaptar al medio todo el conjunto. Se trata de un auténtico colchón que impide el contacto directo entre el núcleo y otras formas duras de la realidad exterior. La periferia es la capa externa de la estructura del ser, una capa plástica, adaptable, necesaria para distribuir las presiones del medio de la forma más ventajosa. Hemos recorrido un largo camino que va desde el origen de la existencia como el primer vector con sentido en un plano particular, a la estructura de la existencia como un desarrollo de sistemas de fuerza que se generan en cadena. Identificamos el ser como cualquiera de los sistemas de fuerza de los que componen esa estructura de la existencia tal como si de un tejido se tratara. Llegado este momento, lo que tenemos ante nosotros es una forma que conecta directamente con lo que también somos. Por ello, es una estructura próxima, conocida. Se trata de conseguir respuestas metafísicas de la manera más razonablemente posible. Unas respuestas que demandamos personas de finales del siglo xx. Personas cuya capacidad de; razonar ha superado la capacidad de la metafísica clásica de dar respuestas completamente satisfactorias y convincentes precisamente desde el punto de vista de lo que conviene a la razón. No basta ya con el acto de ser o el ser en potencia, es preciso reconocer lo previo y el todo. El ser en potencia tiene un origen inmediato y de la misma forma el acto de ser tiene un motor que origina el acto. Tratamos de conocer el aspecto funcional, lo esencial de nuestra forma de ser. Se trata de una estructura en la que se generan los sentimientos del tipo humano y que es común a todos por encima de todas las diferentes vías de acción o realización que cada uno utilice, que a cada uno caracterice. Más allá de la sicología de cada individuo encontramos una rígida estructura, su más profunda forma de ser donde las diferencias entre individuos quedan reducidas al mínimo imaginable. El ser en su profundidad no es flexible en absoluto, las formas, las estructuras son rígidas, óseas. En esas latitudes las cosas no pueden ser de diversas maneras, no hay posibilidad de cambio, las condiciones establecidas son tales que le confieren dureza inflexibilidad. El corazón debe latir continuamente y esta condición no es muy flexible, no puede ser inactiva en ciertos casos, no hay casos posibles, sólo uno es el cierto, el verdadero, un sólo sentido y no más. Otro tanto ocurre con un vasto conjunto de condiciones que componen el núcleo. La temperatura, la respiración, la presión, la alimentación etc. Cada una de las condiciones del núcleo genera un interés, un vector, una fuerza que nos da sentido, nos conduce y encauza, esta fuerza hace que el corazón lata, que la presión se mantenga, que las piernas corran y todas nuestras acciones puedan encaminarse a localizar el alimento. Un duro núcleo de condiciones inflexibles genera los intereses y una gruesa capa flexible contiene los mecanismos necesarios para realizar en todos los medios, y en cada uno de los casos las acciones conducentes como respuesta a la condición establecida. Cada una de las condiciones establecidas demanda una respuesta simple, escueta , segura y cierta. Á partir del núcleo central y a medida que nos acercamos a la periferia las estructuras son más flexibles hasta llegar a la capa plástica, en esta capa se encuentra lo que desde el punto de vista de la subjetividad humano llamamos personalidad. Ella alberga los mecanismos necesarios para la interacción con el medio: búsqueda y localización de alimentos u otras necesidades, es decir, intereses en función de las condiciones que componen el núcleo. Toda esta capa está polarizada por el núcleo central, significando esto que toda su actividad y los medios o mecanismos que contiene están. al servicio del núcleo, es más, podemos decir que se han desarrollado en función de los intereses o fuerzas de éste. En cierta manera viene a ser como si el núcleo pudiera polarizar radialmente la citada capa, haciendo que todo lo que hay en ella tome sentido siguiendo esta pauta radial, es decir, el sentido del núcleo. De esta forma, el núcleo es al campo de las ideas, el patrón de referencia por la que éstas se miden, es, definitivamente, la verdad del ser, la más absoluta verdad. Decir lo que estamos diciendo podría implicar muchos cambios en no pocos puntos de vista, ello hace necesario real izar algunas precisiones. La mencionada capa plástica es el mundo de la razón y de la fe, es el mundo de la personalidad y en él se da lo que pueda haber de particular en un individuo. Las ideas, los pensamientos, las habilidades, los recuerdos, son entes que se han desarrollado en un medio adecuado a su vitalidad, son los obreros, los especialistas >' grupos especiales utilizados por el sistema, manipulados por los poderosos intereses del núcleo central. La capa plástica es el medio en el que pueden desarrollarse los obreros y especialistas del ser. Las ideas y el pensamiento tienen un sentido propio, una tendencia a institucionalizarse, a ser por si mismos, son de esta forma pequeños seres y en la medida que lo son pueden dar origen a sistemas que, recordando la estructura de la existencia, consideraríamos seres del siguiente nivel. Á veces esto ocurre en alguna medida, llegando incluso a tomar el aspecto de una pequeña personalidad, es lo que en el campo de la sicología se conoce con el nombre de personalidades orbitales. No siempre el desarrollo de estas personalidades es beneficioso desde el punto de vista de los intereses del núcleo, en ocasiones llega a ser muy peligroso ya que el sentido del ser desarrollado puede suponer un grave contrasentido para el sentido del ser que le aloja. Hasta tal extremo esto es así que el núcleo ejerce un estricto control sobre el desarrollo de estos contrasentidos en la zona de la envoltura plástica. Para ejercer este control dispone de sistemas de detección para formaciones de este tipo, además de los mecanismos defensivos necesarios para destruir o neutralizar estos seres incluso cuando están en formación Los métodos puestos en práctica son variados, desde debilitar la estructura arruinándola hasta la inhibición de su desarrollo en los estadios primeros. Pero el núcleo no utiliza de forma indiscriminada sus defensas, las ideas son en su mayoría pequeños seres sumisos y éstos son imprescindibles e inofensivos. De este tipo son la mayoría de las ideas que poseemos, nos son útiles aunque sólo sea así en ciertas ocasiones, no suponen un contrasentido grave desde el punto de vista de los intereses que emanan del núcleo. Contra ellas se utilizan métodos de presión más sofisticados, la persuasión, el aislamiento etc. Y no contra todas claro está, solamente contra aquellas que son más molestas. De una manera u otra es el núcleo central quien hasta cierto punto controla el desarrollo de estructuras en la capa plástica o envoltura. En la medida que una idea le interesa se ve en la necesidad no sólo de permitirla sino además favorecer su desarrollo. Tanto lo que convencionalmente llamamos capa plástica como el núcleo forman parte de la única estructura del ser. La envoltura debe ser considerada como un medio dispuesto para el desarrollo de pequeños seres, se trata de las ideas. Tal medio se desarrolla a partir del núcleo, surge de él necesariamente, de manera automática como una condición más del sistema, es decir, su existencia y desarrollo está condicionado desde los niveles "inferiores" o de seres elementales que componen el sistema. La estructura de ser que se propone comprende, como hemos dicho un núcleo duro y una especie de envoltura. Este conjunto presenta ciertas similitudes con un astro y su campo gravitatorio, en el centro está la masa y a su alrededor todo un campo de captación del medio. La capa plástica cumple también esta función de captación, captación de alimentos y todo tipo de materiales o estructuras, sean estas físicas, intelectuales, biológicas etc. Baste para ello solamente que se trate de un material capaz se dar respuesta adecuadas a la exigencia de los intereses que emanan de la fuente central. La capacidad de captación del medio por parte del sistema se extiende tanto en el espacio como en el tiempo a medida que la capa plástica se enriquece con estructuras, conocimientos y experiencias. Se desarrolla en el tiempo siendo cada vez más capaz de prever con mayor certeza lo que va a suceder como consecuencia de... Es decir, que la capacidad de captación abarca más hacia el futuro. Otro tanto ocurre con el pasado que queda registrado cada vez en mayor cuantía en forma de recuerdos. En definitiva, la capacidad citada se extiende en el tiempo hacia adelante en el futuro y hacia atrás en el pasado. Con el espacio no deja de ocurrir lo mismo porque cuando comprendemos, conocemos, o de algún modo tenemos noticia de lo que hay más allá y lo que contiene, estamos también ampliando en el espacio, nuestra capacidad de captación de estructuras útiles para nuestra existencia. Cuando ampliamos nuestra capacidad de captación ampliamos también las posibilidades de encontrar nuevas y mejores fuentes de energía vital, de captar más y mejores materiales o de encontrar situaciones más rentables, más cómodas. La capacidad o extensión de la capa plástica está condicionada, pero desde el punto de vista de las capacidades que desarrolla una persona, el hecho de la extensión de la capa no tiene demasiada importancia siempre que esté dentro de un margen de dimensiones que podamos considerar normales. Dentro de él no hay una relación directa entre las variaciones de la capa y las capacidades, ideas o estructuras intelectuales que en ella habitan. Una interacción adecuada entre un medio rico en experiencias y un ser dispuesto a hacerlas suyas, parece, en priricipio, la fórmula que daría mejores resultados a la hora de desarrollar, en dicha capa, oran número de ideas. Posiblemente para que un ser esté dotado para recibir las experiencias del medio, debe primero recibir las experiencias que le supongan este don, después, debe apreciar esa capacidad adquirida y hacer buen uso de ella. En todo caso, nuestro propósito es destacar el hecho de que no haya, una relación muy estrecha entre el volumen de ideas. y la extensión de la capa plástica que las alberga. supongo que algo va quedando claro con todo lo dicho, y eso es lo importante, no se trata de profundizar y detallar cada mínima estructura, se pretende aquí dejar mínimamente apuntada la estructura nuclear del ser, sus elementos esenciales así como las relaciones que existen entre ellos. No necesitamos de momento conocer más de cada estructura, debe bastarnos con conocer que existen y cómo las podemos empezar a identificar en nosotros mismos. En este sentido y aunque no lo parezca, tenemos el conocimiento suficiente sobre la estructura del ser como para que se convierta en un importante punto de partida hacia posteriores estudios. Lo que tenemos es un esquema general que hace inequívocos los aspectos más esenciales. En adelante ya con este esquema en las manos podremos dar sentido a las mil veces múltiples y complejas estructuras del ser. Cada sentimiento, cada emoción, cada sensación, cada pensamiento, podrá situarse, en principio, en su zona aproximada. No será posible situar ya una estructura del núcleo en la periferia o viceversa sin reconocer el tipo de error. Podemos llamar unidad estructural de la existencia (UEE) al sistema que forma el tejido de ésta, es decir, a lo que de una forma bastante informal hemos venido llamando “ser". Siempre es posible mejorar la idea que tenemos de esta unidad, sobre todo en lo que se refiere al reconocimiento de sus partes o en lo que a nosotros nos afecta por lo que somos. Es posible, sin duda, mejorar la identificación que hacemos de la estructura nuclear con nuestra propia forma de ser, aquella que tenemos de común con nuestros semejantes. Es especialmente difícil comprender la relación que existe entre el sentimiento como algo sentido y lo que racionalmente resulta desde la óptica de nuestros esquemas. Habitualmente, es difícil expresar el sentimiento, suele recurrirse a la poesía y otras artes literarias pero mucho más difícil es pretender decir lo que es y en que consiste. El sentimiento es algo que resulta excesivamente subjetivo para una mente racionalista. En este sentido y para empezar a vencer con la razón lo que en si parece irracionalizable, usaremos una óptica funcionalista. Esta óptica viene dada por la propia esencia de las estructuras que estamos tratando. Un sentimiento es la forma subjetiva que tenemos de reconocer en nosotros la aparición de un vector de interés, un vector importante por su magnitud y que procede del conocido núcleo de férreas condiciones. Todo lo sentimental procede del interior del ser, surge y se manifiesta como un impulso irreprimible, posee fuerza propia y ríos empuja si es preciso más allá de lo razonable. La razón, frágil embarcación a la deriva cuando se desata la tormenta sentimental. Las pasiones son la furia del ser. Es oscuridad y sombra negra el miedo, su mano, poderosa ola rompiente que azota con dureza la barca de la razón. Que fría ventisca es la soledad, el temor de vernos solos, de oír la voz que llega del insondable interior del ser. Y a veces, como cambian las cosas cuando es un mar azul y en calma el que, relajado, deja navegar sin dificultad la nave de velas blancas. Una suave brisa le permite navegar alegre, confiada y tranquila bajo la compañía cálida y agradable de las caricias sol ares. Un rumbo perfecto mantiene el sentido de navegación. Desde el punto de vista funcional los sentimientos son fuerzas que nos conducen, ellos marcan nuestros objetivos a la vez que nos empujan hacia ellos. De esta forma, la razón es sólo un medio, todas las estructuras del pensamiento son medios, capacidades por las que podemos alcanzar los fines dictados desde el interior de nuestro ser. La razón es una capacidad que nos permite en un mundo complejo dar vía libre a las acciones conducentes del ser. Podemos, todo lo más, encontrar fines elaborados por la razón en función de los intereses últimos procedentes del núcleo, es más, no tiene sentido plantearse la razón de otro modo. Por todo, debe quedar de alguna forma claro que los fines últimos se encuentran en el núcleo del ser Por poner un caso, pongamos el de un señor que sale de su casa en un día de descanso dispuesto a pasear. Mientras se aleja y pasea, contempla los escaparates de aquellas tiendas que son de su especial agrado, tiendas de deportes y quizá, objetos de recreo y ocio. Cuando han pasado algunas horas comienza a aparecer, en él una ligera sensación de apetito, los anuncios y escaparates de las tiendas de alimentación que antes le pasaron desapercibidos, son ahora los más iluminados. Los contornos de las verduras y las frutas empiezan a hacer esporádicas apariciones en su mente, los pollos asados de los anuncios se vuelven reales, jugosos, aromáticos. El recuerdo de una comida que empezaba a hacerse cuando sali'o de su hogar marcar'a en los pr'oximos minutosel norte de su vida. Se impone volver a casa con una cierta premura, el tiempo se hace largo mientras espera el autobus, por fin llega, la gente no acaba de subir al vehiculo mientras un aire c'alido que huele a aceite y combustible envuelve a los futuros viajeros, ahora sube 'el, ya camina el autobus por las calles y avenidas abarrotadas de gente, a los diez minutos de camino se encuentra en las prosimidades de su destino, resulta in'evitable una ligera sensaci'on de alegr'ia que por unos instantes hace que el ruido de las voces se entienda como un jolgorio, como una fiesta que le anticipa parte del 'exito a un cotifiano aventurero de ciudad. Pero a'un es necesario caminar un poco, tomar el ascensor, no obstante,todo se cumple poco a poco, tan fielmente como lo imaginara minutos antes. Ha llegado a la puerta de su piso cuando el olor del asado y otras especies le baticinan un 'exito seguro. Pasados unos minutos le encaontramos en el 'ultimo episodio de esta historia, dando la respuesta adecuada a una de las m'as importantes, neutralizando el vector de inter'es que le ha empujado a volver a su casa. Cuantos mecanismos utiliz'o este personaje para volver a su casa, cuant'isimas acciones complejas emprendi'o llenas de sentido, cucantas decisiones le fue necesario tomar. Tuvo que poner en marcha tareas y secuencias de ellas, utiliz'o conocimientos y razonamientos que son fruto de una experiencia quiz'a elaborada a lo largo de muchos años. En definitiva, el vector de inter'es generado desde el n'ucleo le empuj'o a utilizar los medios a su alcance para cumplir un fin, el sentido de un inter'es. Este es un caso en el que se pone de manifiesto como los mecanismos desrrollados en la capa plastica se ponen al servicio de los intereses del n'ucleo sin resistencia posible. Cada entidad o especialista realiz'o su funci'on en el momento preciso para hacer realidad la compleja acci'on que neutraliz'o el inter'es. Definitivamente, lo que aqu'i llamamos capa pl'astica o envoltura del ser, es la que alberga los complejos mecanismos necesarios para dar las respuestas adecuadas a lo que desde el n'ucleo se manifiesta como una necesidad b'asica e imperiosa. Para poner en marcha a los especialistas que han de realizar las necesarias tareas, a los especialistas que conocen el medio en que trabajan, es necesario pagarles con una preciada moneda, una moneda que represente al inter'es que surge de la fuente m'as importante del sistema, el n'ucleo. Cada especialista recibe el inter'es y lo hace suyo y es esta la forma en que puede ponerse en marcha o realizar su actividad. Las sensaciones, los sentimientos, se representan en el sistema por vectores de inter'es poderosos, la raz'on y el campo de las ideas tienen escasa capacidad de generar inter'es de alg'un tipo. En este campo lo 'unico que se generan son tareas interesantes desde el punto de vista de la vitalidad del sistema. Seguramente muchas de las personas que lean este apartado de la estructura de los seres, habrán tenido la sensación de que se habla de la estructura del estado, y aunque no ha sido esa la intención, resulta inevitable utilizar términos como obrero, especialista, etc. No es casualidad la tremenda semejanza entre un estado y un ser, es sobre todo una semejanza estructural. Funcionalmente encontramos los mismos elementos porque, realmente, no hay otros, los seres tienen siempre los mismos elementos funcionales y la misma estructura descrita, no importa el nivel en que se encuentre con respecto al nuestro. La estructura de la existencia es la misma en todos los niveles. Seamos pues capaces de prescindir de las formas y llamar a las cosas por su nombre, el estado es un sistema o ser del que formamos parte representamos a ciertos elementos funcionales de su estructura, unas personas cumplen funciones de núcleo y son por lo tanto, los que manejan los intereses más grandes del sistema, la macro economía. Otras en cambio cumplen funciones en la capa plástica, de esta clase somos la mayoría, los obreros y especialistas. Las empresas son las estructuras mentales m'as o menos complejas que se desarrollan allí donde se puede generar un tipo de actividad en respuesta a las necesidades del sistema. En la medida que nos olvidamos de las formas o apariencias de las cosas, de las ideas, de las empresas y consideramos sólo la funcionalidad de éstas en el sistema del que forman parte, no podemos dejar de reconocer la similitud o equivalencia de cada una de ellas, una equivalencia funcional entre dos entidades bien distintas situadas en niveles diferentes, alejados. Cada una cumple idéntica función pero en sistemas situados en diferentes niveles. Para nosotros, el reconocimiento de estas dos formas como diferentes es algo que nos viene dado por nuestra subjetividad, ella es el como nos afecta o puede afectarnos y que representa para nosotros cada una de las cosas citadas, sin embargo, tenemos también la capacidad de reconocer ciertas equivalencias funcionales como las que aquí pretendemos poner de manifiesto. Casi todas las personas son capaces o lo han sido de descubrir o reconocer algunas curiosas equivalencias funcionales entre estos dos niveles de sistemas, lo que ocurre, es que estas equivalencias han tomando para ellas el aspecto de casualidades o en todo caso no han sido suficientes por si mismas. No obstante como consecuencia de la investigación bibliográfica emprendida para llevar a término este estudio he podido constatar la existencia de una teoría que pone especial atención a estos aspectos, se trata de la Teoría General de Sistemas. En ella, se de pone de relieve la importancia de esta mecánica de los sistemas como vía de comprender los fenómenos vitales y otros muchos procesos. Frente al hecho limitado de la causa efecto como herramienta de la ciencia tradicional , la Teoría General de Sistemas propone el conocimiento de los mecanismos del sistema, pretendiendo con ello conseguir la unificación de las diferentes áreas del conocimiento humán. En este sentido considero que el presente estudio podría ser en alguna media una aportación a dicha teoría. Un caso de equivalencia funcional fácil de reconocer es el de las arterias, venas y venillas con las vías de tráfico. Tanto es así que es mucha la gente que se complace en utilizar el término anterior para designar una vía importante de tráfico. En este caso la similitud es muy fácil de reconocer para cualquier persona, el motivo de ello es que además de la equivalencia funcional existe una aproximada equivalencia de forma, una equivalencia que hace que utilicemos los mismos conceptos de transporte y vías tanto en un caso como en el otro. Este caso es ciertamente excepcional por la facilidad con que permite el reconocimiento de la analogía funcional, por lo general, las formas no suelen presentar similitudes perceptibles o de fácil reconocimiento. Por ello, toda analogía funcional reconocible de manera fácil se convierte en un caso aislado, casual y que no ha merecido más atención. Aunque para decir toda la verdad, este tipo de reconocimientos se da con bastante frecuencia entre toda clase de gente, gente que incluso es capaz de desarrollar una idea como ésta de forma amplia, gente que finalmente reconoce un amplio conjunto de analogías funcionales y que cree en ellas, gente que utiliza estas analogías en su vida cotidiana haciendo alusiones a ellas de forma más o menos consciente y dándolas por algo completamente normal. Pero a pesar de todo y no se porqué extraña razón, es muy poca la gente que se ha tomado en serio este tema si tenemos en cuenta la importancia que merece. Uno de los mejores estudios que seguramente pueden hacerse en este sentido procedería del lenguaje cotidiano, en él se encuentran frases como: Cuerpo superior de charlatanes de tal o cual clase. Cuerpo o corporación para designar la estructura que encauza y coordina los intereses de un colectivo humán, el ser resultante de los intereses. Sistema de intereses, seres más o menos configurados, pirámides de formas más o menos planas, est il izadas, pirámides más o menos terminadas. Para entender la estructura de la existencia, del ser mismo, es necesario considerar solamente los aspectos funcionales como un modo de superar el aspecto externo de las cosas, las formas subjetivas. Es necesario que las cosas pierdan su colorido primero, y luego que su forma no nos diga nada, es necesario continuar de este modo hasta que desaparezcan las diferencias de forma. Cuando hayamos hecho lo anterior empezaremos a ver solamente los aspectos funcionales que mantienen en la existencia a todas las cosas, sólo entonces sabremos como se constituye el entramado de la existencia. Á partir de ahí será posible distinguir las diferencias que existen entre los tipos de pirámides, la pirámide hasta la obsesión y riada más, pirámides estilizadas, aplanadas, pirámides en formación o truncadas, entre éstas las hay lejos de ser pirámides e incluso muchas que jamás lo serán, para ellas todo quedará en un intento, ser en un nivel sin llegar definitivamente al siguiente nivel de la existencia. Ser o no ser. ¿Es ésta la cuestión? No, sin duda la cuestión verdadera es como seguir siendo. Existir implica estar condicionado a existir, querer existir y no poder reconocerlo, no poder evitarlo. No querer reconocer esto, es una de nuestras grandes obsesiones, parece que no sea suficiente la existencia como fin último, tanta es el ansia de existir que necesitamos protegernos de ella, necesitamos trascendernos, un trascendernos que quiere decir que no admitimos nuestros propios límites a la hora de responder a la necesidad de ser. No podemos por ello ser finitos en el tiempo, así que, lo que ríos surge del interior, es un vivir más allá de la muerte como forma de trascendernos, de no reconocer nuestra limitación temporal. Es el sentido de la existencia que nos impregna el que impide que podamos reconocer la verdadera dimensión temporal de lo que somos. Nuestros límites no pueden constituir una angustia, por ello, no es frecuente que tengamos conciencia cotidiana de ellos. ¿Donde está el límite de la capacidad intelectual? Concretamente éste es uno de los que resulta particularmente invisible aunque, sin duda, está ahí.<Sobre este punto concreto volveremos más adelante). Con todo, esto es sólo un ejemplo nimio de lo mal que, en general, tolera el animal humán cualquier tipo de limitaciones. Ser implica querer ser, responder a las condiciones establecidas adecuadamente, implica ser cauce de las fuerzas que generan al conjunto de la existencia y responder adecuadamente de ello. Los seres como partes o elementos funcionales de la estructura de la existencia no tienen más diferencias que aquel las que, como dijimos, podamos encontrar entre los distintos tipos de pirámides. Pero ¿Por que pirámides? Ya utilizamos un modelo nuclear del ser, que en su momento fue necesario para representar un aspecto esquemático de éste, más concretamente, nos permitió diferenciar los sentimientos como fuerzas que proceden del núcleo de la estructura, y la razón que junto con los mecanismos de fe son estructuras que se desarrollan en la capa plástica. CAPITULO III: LA REALIDAD DESDE EL SER EL ACTO DE SER: LA RAZON Y LA FE.El acto de ser es un acto complejo, realmente sería más preciso recurrir a un concepto amplio que defina dicho acto como un conjunto de ellos, pero de hecho no es necesario recurrir a ningún otro concepto, porque en el mismo de acto se expresa éste como una trama de acciones más elementales. Un acto de ser es pues el conjunto de acciones emprendidas para mantenerse en la existencia. El conjunto de estas acciones no deja de presentarse como algo suficientemente complejo, pero a pesar de ello, siempre será posible realizar un análisis que vaya desde lo general a lo más particular. Para real izar este análisis partimos de una base conformada por la concepción de acto de ser por un lado y por la concepción de existencia y ser o ente que aquí han sido descritas. Desde' la perspectiva que nos ofrece esta particular plataforma, estamos capacitados para entender la existencia como una evolución sistemática de fuerzas en el plano definido por el propio sentido' dominante de éstas. No tenemos problemas en reconocer las acciones resultantes' de dichas' fuerzas. Conjuntos de tales acciones constituyen actos y es posible distinguir tipos de actos diferentes. Toda actividad realizada en el conjunto de lo que entendemos por ser es susceptible de entenderse, sin lugar a dudas, como una acción o acto de ser. El humán es así mismo un ser complejo en el que podemos encontrar acciones y actividades muy variadas, las cuales, son susceptibles de diferenciarse y enumerarse. Hay una actividad llevada a cabo en el terreno biológico. La actividad química realizada por las células es en Sí misma suficientemente complicada. Podemos encontrar además una acción organizativa de otras actividades llevadas a término por comunidades celulares, es posible seguir encontrando actividades organizativas en niveles más generales pero aún en lo que seguiría siendo una actividad que podemos considerar biológica. Debemos entender que la delimitación de campos es puramente por referencia, es decir, en el ser como acto, acción o actividad, son distinguibles, por su forma, grupos de acciones. ~ un grupo lo llamamos acciones biológicas, a otro lo podemos llamar acciones físicas como a un tercero podríamos llamar grupo de acciones intelectuales. Se trata de un puro formalismo que ríos permite referirnos a uno u otro conjunto de acciones. De hecho, todas son parte de un gran sistema de fuerzas, son sólo partes de las acciones llevadas a cabo por un sistema único de fuerzas. Haciendo una primera diferenciación formal distinguimos dos grandes campos de actividades que componen el amplio campo de la actividad de ser. Estos son el biológico y el intelectual, en ambos las actividades se llevan a cabo de forma similar, son dictadas por una estrategia única pero actualizadas en campos diferenciados. Por ello, cabe esperar, se de un fenómeno de isomorfismo funcional entre las estructuras pertenecientes a ambos campos. Se trata sólo de decir las mismas cosas en dos idiomas diferentes. El lenguaje biológico se expresa en una forma que interpretamos con conocimientos de biología y química, pero el lenguaje intelectual es además la forma principal de comunicación entre los seres de diferentes especies. De manera especial debemos destacar el hecho de que en este campo llevamos a cabo la mayor parte de nuestra comunicación. En algunas especies, el mensaje químico denota la baja influencia de lo intelectual en las comunicaciones realizadas por esos seres. Muchos seres han optado por desarrollar una comunicación en el campo de' lo biológico utilizando para ello los mensajeros químicos llamados feromonas. En el campo de actividades intelectuales se pueden distinguir dos subcampos definidos por la diferente forma en que se expresan las acciones que en ellos tienen lugar. Hemos creado un marco adecuado que nos permite situar en el ámbito del ser estos campos de actividades diferenciadas por su forma de expresarse, o lo que es mejor, por la forma en que las entendemos. Estos dos campos de actividades pueden a su vez subdividirse en la medida que seamos capaces de diferenciar matices en la forma de expresión de sus acciones. De esta manera, alcanzamos a divisar las primeras subdivisiones en el campo de actividades intelectuales, se trata de el campo de la razón y el de la fe. Consideraremos la capa plástica como un medio vital en el que pueden desarrollarse unas estructuras o seres, tales seres vienen a ser lo que conocemos por el nombre de ideas y conceptos. Ya se hizo en su momento una descripción de cómo el desarrollo de estos seres es controlado por las fuerzas del sistema, es decir, controlado, en último caso, por los intereses del núcleo. Vimos también como es necesario disponer de mecanismos que permitan mantener en la capa a seres peligrosos por el contrasentido que suponen para el sistema. Lo racional es en Sí una estructura conceptual o ser implantado en la capa plástica, por lo general, cumplen 'funciones de comunicación con el exterior, con otros seres, así como funciones adaptativas al medio y de otro tipo diferente a las puramente comunicativas. Cierta clase de estructuras mantienen a los citados conceptos racionales a raya con los intereses del sistema, no pueden ser racionales ya que en Sí se oponen a lo racional. La función de éstas es hacer compatibles la fuerza de lo racional con los intereses del sistema, ellas actúan en el campo de lo que llamamos la fe. Estos dos campos de actividad hacen que sea posible distinguir dos tipos de actividades intelectuales, dos tipos principales de ideas o estructuras mentales, las ideas racionales y las ideas de fe. Por otra parte, en la práctica, ambas forman parte por igual de nuestro ser, ya que, incluso cuando más se razona, más mecanismos de compatibilidad se necesitan para el mantenimiento de los conceptos racionales en el sistema. Pero pasemos a los ejemplos que ilustran mejor que nada el contenido de estas palabras. Para que las informaciones que justifican la creación y mantenimiento de un concepto sean útiles, éste ha de ser capaz de contener en su interior casi cualquier porción de la realidad Cuando se evoca a éste, se evoca a la realidad de que es representativo, pero ocurre, de hecho, que hay realidades altamente tóxicas desde el punto de vista de los intereses que componen el sistema, los conceptos que contienen dichas porciones no pueden expresar su contenido más que cuando una imperiosa necesidad lo justifica. En cierto sentido, desde el punto de vista del sistema cada ser conceptual de la capa es responsable de la expresión que se realice con su carga de realidad. Por la importancia de su cargamento estos seres o conceptos pueden imponer condiciones al sistema del que forman parte. Para entender cómo es posible que esto tenga lugar, hay que tener en cuenta que la expresión de su contenido es funcionalmente la realización de una tarea de importancia para otros estamentos del sistema. La condición que el concepto impone tiene lugar en este nivel de cosas, pues 'las tareas son real izadas si son remuneradas, se trata de una remuneración en términos vitales, no debemos olvidar que tal concepto es en realidad la representación realizada por un ser que encuentra su vida en un medio y formando parte de un sistema. Sea cual sea la remuneración, ésta aporta al concepto mayor capacidad vital y por tanto mayor influencia en el contexto en que se mueve. Pero también puede ocurrir por esta vía que un concepto alcance una importancia que funcionalmente no lo corresponde, presentándose entonces un tipo de patología. Para evitar en la medida de lo posible ésta y otras patologías, para no dejar cabos sueltos que puedan ser causa de futuros problemas, el sistema condiciona la expresión de determinados seres conceptuales, y lo hace de tal forma que necesita para ello de estructuras especiales, las cuales, en ocasiones llegan a ser de gran complejidad. Normalmente, desde el punto de vista racional tales seres sólo encuentran un tipo de restricciones a la expresión de su contenido, aquellas que proceden de las propias condiciones impuestas por una faceta del sistema que no necesita de mecanismos o estructuras adicionales, se trataría sólo de la restricción derivada del hecho de que no siempre es requerida su especialidad por alguno de los componentes del sistema, y cuando no ocurre, no pueden llevarse a cabo expresiones de su contenido. Este tipo de restricciones son las normales impuestas por la lógica de la realidad tratada, si no viene a cuento que se exprese un determinado concepto ¿Por qué se va a expresar? Si así lo hiciera, distorsionaría el contenido de la realidad tratada por el sistema. Para muchos conceptos, la necesidad de estructuras de condicionamiento adicional sobran, no son necesarias, o lo son en mínima cantidad. Sin embargo, para otros se requieren extremas medidas de seguridad, son los racionales cuyo contenido representa aspectos de la realidad que en Sí constituyen un grave contrasentido para las fuerzas del núcleo. Así,, todos aquellos que expresan aspectos negativos como el dolor físico, y especialmente la muerte de forma directa o por alusión. En este tipo de conceptos el peso y la fuerza de la estructura añadida por el sistema para el control de su contenido racional, pueden superar a las del propio ser conceptual La parte del iceberg que da con el aire es la conciencia en el campo de la razón. Pero así mismo, las estructuras de fe en su conjunto conforman otra gran montaña de hielo flotante, cuya cabeza flotante es lo que normalmente hemos entendido por mecanismos de fe. Cada cosa en su sitio, desde siempre se ha especulado con la fe como algo necesario, pero en demasiadas ocasiones se ha rebasado el ámbito de lo necesario para situar a la fe en el centro más importante de nuestra acción de ser. La fe, es necesaria corro campo de acción del ser, pero sólo un campo de relativa importancia, una importancia en ninguna medida mayor que la que merezca el campo de actividades de la razón, una fe que posibilita la compatibilidad de los conceptos racionales con los propios intereses de ser nuclear, con los propios intereses de existencia del sistema. Todo lo demás es pura patología de la fe, que al igual que la razón puede sistemáticamente exceder las posibilidades de control del sistema, adquiriendo de algún modo una importancia funcional que no le corresponde. También las estructuras de la fe han de estar constituidas por seres y éstos, siguiendo su propio egoísmo pueden exceder con su actuación el ámbito de la misión encomendada. Y es que en la existencia no se dispone de materiales inertes sino que por el contrario sólo se dispone de seres funcionales, seres en todo momento capaces de comenzar una aventura particular que les permitirá ser más en acto o lo que quiere decir expresarse en modo alguno. La conciencia es bicéfala, una de esas cabezas pertenece a la razón, la otra a la fe. La vía de crecimiento debe ser la razón, en cuanto a la fe debemos disponer de la mínima, la justa para mantener el equilibrio del sistema, la justa para mantener a raya los conceptos racionales, pero es un error alentar por sistema cualquiera de estos aspectos por separado, sobre todo la fe ya que ésta es una actividad secundaria, su misión es la del aislante en los circuitos eléctricos, imprescindible pero río el objeto principal del desarrollo. La fe, como aislante, permite mantener conceptos racionales aislados o protegidos de la fuerza de otros razonamientos del mismo tipo pero de carácter opuesto, en una palabra, son estructuras que, aunque irracionales, impiden la aniquilación entre los conceptos y grupos de ellos que conforman lógicas radicalmente opuestas o lo que es lo mismo, permiten la coexistencia de diferentes puntos de vista racionales y opuestos. La necesidad de creer es algo que está ampliamente aceptado entre la población humán, y resulta difícil determinar las fronteras de lo razonable y lo creencial. La magia puede, difícilmente, ser expresada en términos científicos, pero puede ser aplicada con éxito en el humano. Para muchas personas la realidad y la magia son una misma cosa. La propaganda y sus técnicas de persuasión son sin lugar a dudas uno de los mayores exponentes de la magia en el siglo que vivimos, desde sus anuncios de ficción se ilusiona al colectivo humán con el uso y consumo de productos de maravillosas propiedades. No importa que sea una mentira o una verdad a medias, el producto será bueno si su anuncio sabe ilusionar al pasmado público. El poder de la magia se ha puesto al servicio del sistema económico mundial. Desde siempre, los sacerdotes, los dioses o los hechiceros, han sabido hacer uso de una importante e incontrolada faceta humán, su capacidad de ser, de expresarse en el campo de la fe, en el campo de la mentira necesaria, en el campo de la magia. El camino de la realidad es y ha sido con demasiada frecuencia muy duro, por ello no siempre es posible actuar en el campo de la razón, porque éste es o pretende ser, el más fiel a la realidad. Cuando la imperiosa necesidad de actuar no encuentra una vía en el campo de la razón, entonces se recurre a la acción en el campo de la fe. Justamente por eso posee la fe tanta importancia, nos ofrece la posibilidad de ser cuando en realidad no se puede. La actividad de la fe permite al ser expresarse interiormente de una forma funcionalmente equivalente a una expresión en el campo de la realidad. La fe cumple así una misión importante, fundamental , en aliviar las excesivas presiones del sistema. El núcleo a veces exige demasiado, pero entonces, la acción de dichas fuerzas que no pueden expresarse en el campo de lo real, se lleva a cabo en otro campo ilusorio. Este posee la cualidad de conocer el secreto de la desactivación efectiva del interés, de la fuerza, haciendo entender al núcleo que la acción reclamada se ha llevado a cabo con éxito. En el más puro campo de la fe, se encuentran sin duda las estructuras especial izadas en desactivar variados tipos de fuerzas nucleares. La acción que se lleva a cabo en el campo de la fe no es una acción verdadera, las fuerzas conducentes procedentes del núcleo no siempre consiguen la acción que se proponen en el campo de la realidad pero el núcleo del ser es muy exigente, demasiado persistente y no puede ser contradecido, de manera que cuando la acción propuesta por él no puede expresarse en la realidad que reclama, no sería posible sin un mecanismo de fe, descargar al sistema de la presión ejercida por esa fuerza que no puede ser liberalizada en la acción real. Debemos ser conscientes del papel secundario de la fe, cuando el núcleo del ser reclama una acción con la fuerza del interés, la reclama en el terreno de la realidad y sólo si así es, puede considerarse buena o efectiva la acción, sólo entonces se ha expresado esa fracción de ser, sólo entonces se ha sido en acto. La fe es solamente una pobre alternativa al camino de la realidad, ser en la fe es ser en potencia y no en acto, el camino de la fe resulta en último término inefectivo ya que un ser que se exprese sólo en él río llevará a cabo las acciones de ser en realidad, con lo que acaba por perder el sentido real de la existencia, o lo que es lo mismo, simple y llanamente el sentido de la existencia con todo lo que ello implica. El ser es un acto que debe llevarse a cabo de manera real para que resulte efectivo, diciendo esto, espero que la fe pase a ocupar su verdadero papel de válvula de escape, de camino sin salida que sólo nos ofrece una pequeña área de expansión, pero que en absoluto conduce a parte alguna. El camino de la fe es un camino necesario pero conduce a ninguna parte, aunque parece extenderse hasta el horizonte, si ríos adentramos en él acabaremos caminando en círculos. Con un sentido propio aparente, la fe nos propone la falacia de ser como en la realidad! pero sin realidad. Cuando en el campo de la fe un especialista lleva a cabo su función liberándonos de la fuerza del núcleo que reclama una acción en el campo de la realidad, cl efecto sentido es equivalente a como si la acción se hubiera llevado a cabo de forma real. De esta manera, si sentimos hambre y ante la imposibilidad de comer en forma real, un mecanismo de fe actúa, tendremos la sensación de estar saciados de forma que en nada notaríamos que no hemos comido sino fuera porque, al tiempo de actuar en esta fe, nos encontraríamos desnutridos. En esencia ese es el camino de la fe, un camino para huir de la dura realidad. En cl mismo campo de actividades encontramos estructuras funcionales soportadas por seres, en esto no se diferencia en nada con el campo de la razón. Los seres que soportan las estructuras funcionales de la fe llevan a cabo su vida en el sistema del que forman parte de la misma forma que sus compañeros, 'los que soportan las estructuras de la razón. Estos, intentan mejorar igualmente su economía vital, tratando de imponer en el sistema sus condiciones, tratando de realizar su función siempre que pueden como un medio de actualizar su ser. Por ello, el campo de la fe al igual que el de la razón puede sistematizarse y alcanzar gran influencia en el sistema del que forma parte, adquirir de alguna manera, mayor importancia de la que funcionalmente le corresponde. La configuración sistemática que adquiera este campo, puede ser variada, de forma que uno de los sistemas a que puede dar lugar se identifica con las características de lo que conocemos por el nombre de Dios. DIOS. La palabra “DIOS” impone un respeto que no pasa desapercibido ni si quiera para muchos de aquellos que se llaman ateos. Por mi parte, intentaré con todo mi ánimo mantener ese respeto. Un respeto que en mi caso va más dirigido a las personas que viven en la realidad de Dios. Ha sido necesario racionalizar lo que en esencia es irracional para comprenderlo, ha sido necesario racionalizar el campo de la fe. Ahora y como un fenómeno que se da en este terreno, ha llegado el momento de ver a Dios desde el campo de la razón, de racionalizarlo. Se trata pues de entender a Dios desde la visión que es capaz de aportarnos el campo de actividades de la razón, o desde la más efectiva realidad. Una vez reconocido el campo de la fe como un sistema de seres o especialistas qué real izan diversas funciones tendentes a desactivar con éxito fuerzas del núcleo que no han podido ser liberadas en la acción a la que conducen en cl campo de la realidad, podemos entender que este sistema de fe pueda tomar cl aspecto de un ser. Los especialistas pueden dar origen a un ser más o menos definido, a una o múltiples personalidades diferentes, todas ellas con características propias. Es un simple fenómeno de institucionalización de las ideas en personalidad del que ya hemos hablado, y que está ampliamente estudiado por la ciencia de la sicología. Este fenómeno se da lógicamente en los dos campos de actividad intelectual. Disponemos de una capa plástica en la que los seres surgen siguiendo exactamente el mismo juego que en la estructura de la existencia, multitud de seres más o menos complejos actúan conformando la capa periférica del ser, la capa de contacto con el medio, una parte importante de la personalidad. Dios es una personalidad orbital o complejo tal como se conoce en sicología, es un sistema o ser estructural cuyos componentes son estructuras de fe. En cl campo de la fe tal como lo hemos delimitado, cada especialidad o función está soportada por un ser, un ser que podríamos llamar por su contenido conceptual . Un ser conceptual es el que soporta un concepto, según al campo de actividades al que pertenezca, hay conceptos de razón y conceptos de fe. Para mayor precisión Dios es un ser conceptual en el campo de la fe. Varios experimentos ponen de manifiesto la facilidad que tenemos para generar estas personalidades orbitales. En la tabla de la “ouija” lo que comienza como un juego puede terminar en problemas graves en la personalidad del que juega, el origen de tales problemas son las personalidades que sin proponérselo ha generado y alentado, desde el escenario ideal que proporciona para ello el mencionado juego. La tabla contiene impresas todas las letras del abecedario y así mismo, los números desde cl cero al nueve. Las manos se sitúan sobre una especie de carrillo que puede desplazarse por la tabla impresa, de forma que esta especie de carro puede puede señalar cualquiera de los caracteres impresos, componiendo de esta manera las palabras o frases. Para el jugador/a todo consiste en comunicarse con los esp'iritus o seres del m'as all'a. La comunicaci'on que se pretende se da mejor en determinadas condiciones ambientales que en otras y lo mismo ocurre seg'in la persona que lo intente. Cuando alguien comienza a jugar por primera vez suele tener difivultades en la comunicaci'on con esos seres, tant, que la tabla funciona de manera muy irregular o no funciona en absoluto. Otra dificultad del comienzo es el tiempo necesario paa que se produzcan los primeros sintomas de comunicaci'on, 'este tiempo puede ser mucho m'as largo que el necesario para que se d'e cuando es una persona experimentada la que juega. Lo normal es que la persona que comienza reciba unas cuantas informaciones sobre el juego, al margen de lo que ser'ia la pura mec'anica de 'este. Las informaciones se refieren a la actitud que debe tomar para que se d'e la comiunicaci'on, como debe concentrarse y esforzarse por sintonizar con ese m'as all'a y con unos seres a los que a priori se le suponen unas determinadas carater'isticas. La persona que juega lleva a cabo una acci'on comunicativa en el campo de la fe, el juego no consiste en otra cosas que en alentar y favorecer la aparici'on de personalidades, de dotarlas de propiedades o caracter'isticas. Cada vez que la comunicaci'on aparece se enriquece en el jugador el conocimiento de la supuesta persona con la que comunica, este conocimiento este conocimiento es endefinitiva el enriquecimiento de la personalidad generada. De manera que en este juego, la comunicaci'on y los seres son reales y s'olo resulta falsa la pretensi'on de que dichos seres est'en situados en lugar alguno que no sea el campo de actividades intelectuales de la persona que juega. Esta es la forma en que la supuesta cpmunicaci'on con seres del otro mundo sirve para generar y enriquecer personalidaes en la capa pl'astica, personalidades que por su gran importancia pueden a veces tener acceso a parcelas cada vez m'as amplias del campo de actividades, pudiendo interferir el normal desarrollo del ser en el que reside. Al respecto, se da el caso de que la personalidad o ser generado por el juego alcance tal grado de desarrollo que la comunicaci'on puede producirse fuera del 'ambito del juego con la tabla, de una forma m'as o menos espont'anea, en determinados momentos de la vida normal. De hecho, desde que se comienza a jugar, el enriquecimiento de lleva a cabo incluso cuando no se juega, ello queda [uesto de manifiesto cuando observamos, al volver a jugar tras un tiempo de descanso, un espectacular aumento de la comunicaci'on con estos seres conocidos de la sesi'on de juego anterior. Un aumento sin duda alguna propiciado por una personalidad m'as rica y capaz. Los problemas para las personas que juegan a comunicarse con esos seres comienzan cuando las dimensiones del se generado y el grado de autonom'ia de 'este le permiten escpar al control de desarrollo de que dispone el ser que le aloja. El miedo se siente como mecanismo defensivo para señalar al ser generado como peligroso e inconveniente. El miedo es en estos casos el sistema de la lucha interna, el proceso de destrucción o desactivación del extraño. Al igual que en el campo de actividades biológico, en el de actividades intelectuales la defensa precisa de elementos capaces de agredir al extraño hasta convertirle en inoperante. Tales defensas se elaboran a partir de fracciones de conceptos que tanto provienen del campo de la razón como del de la fe, aunque finalmente el elemento generado acabe perteneciendo al campo de funcionalidades del sistema, el de la fe. Una de las diferencias entre la razón >' de la fe, viene marcada precisamente por la necesidad de disponer de una estructura defensiva contra el extraño, de la que no se dispone en el campo de la razón '/ que debe ser improvisada, perteneciendo entonces al campo de la fe. De la improvisación surge lo que aunque no es racional en el sentido de que su contenido no corresponde a realidad alguna, es, sin embargo, funcionalmente activa contra el extraño. La no racionalidad de una idea se pone de manifiesto en cuanto que no necesariamente representa realidad o cosa comprensible cuando llegamos a tener consciencia de ella. Tales ideas se mantienen no por lo que tengan de racional sino por su necesaria funcionalidad, así mismo, son valiosas en cuanto necesarias, pero ocurre con demasiada frecuencia, por no decir que siempre, que su valor reside para nosotros en su aspecto de realidad. Muchas ideas que no responden a la realidad ni porción alguna de ella, son tomadas como tales en virtud de su valor funcional. Las del campo de actividades intelectuales se pueden clasificar principalmente en dos clases, las racionales y las que no lo son. Las racionales pueden ser usadas como parte de mecanismos defensivos como el descrito, pero fueron creadas para ser portadoras de una fracción de la realidad. Las estructuras irracionales sin embargo, son creadas única y exclusivamente para cumplir funciones de control interno del sistema, aunque en ocas iones para su fabricación se utilizan conceptos copiados de los racionales, en su conjunto resulta irracional ya que las unidades racionales utilizadas no se disponen en la estructura de una forma que represente un aspecto de la realidad, por el contrario, resulta algo sorprendentemente disparatado y fantástico tal corno puede observarse en algunos casos extremos de irracionalidad funcional. La consciencia directa que podamos tener de estas estructuras es, en la mayoría de los casos fortuita, pero de manera indirecta la conciencia se tiene porque la acumulación del componente irracional puede interferir procesos de comprensión de la realidad, tal interferencia se traduce en una imagen de la realidad más o menos falseada que sólo se pone de manifiesto con su extrapolación en su realidad misma. El éxito del método científico consiste en que permite diferenciar las ideas que ciertamente representan a una parte de la realidad, de aquel las que sólo son el resultado de mecanismos interiores en nuestra forma de ser. A pesar de todo, la lucha entre la fe y la razón se ha mantenido sin que la razón haya podido dar un esquema aceptable del complejo mecanismo de la fe. En ese sentido espero que este escrito sea un buen paso y que se culmine la racionalización de lo irracional por mucha paradoja que ello parezca. Se puede comprender la razón así misma y se pueden comprender los mecanismos de la fe. Estamos comprendiendo a la razón y a la fe, estamos comprendiendo el funcionamiento del campo de actividades intelectuales. La incompleta racionalidad necesita de estructuras tampón que no son racionales y que caen en el campo de lo que es la fe. La magia de estas permiten del imitar lo que desde el punto de vista racional no tiene límites. El concepto de infinito es racional pero necesita de un tampón creencial, la propuesta que este concepto nos hace desde el punto de vista puramente racional es inadmisible, ya que por su propia mecánica de concepto tendería a ampliarse hasta el infinito, si esto no ocurre, es porque ante tan evidente riesgo se genera una estructura tampón o cierre que limita el concepto. La estructura de fe asociada a la estructura racional que representa el infinito debe resultarnos transparente ya que lo normal es que no seamos conscientes de ella. Si una persona insiste en ampliar su conocimiento racional sobre el infinito, aparte de correr un riesgo grave, va a generar un concepto de fe que se irá ampliando tanto como el propio concepto racional. Lo normal es que surjan pronto los mecanismos que pongan fin a la ampliación del concepto racional, pero si excepcionalmente no ocurre, se producirá un crecimiento paralelo del concepto tampón, este crecimiento, podría llegar a poner de manifiesto en la consciencia de la persona, la presencia de dicha estructura con un aspecto más o menos irracional, así como síntomas diversos de peligro, miedo, etc. Otro curioso caso pone de manifiesto la actuación general izada de estructuras tampón. Se trata del limite de capacidad de mantenimiento de estructuras en el campo de actividades intelectuales. Resulta difícil para cualquier persona normal aceptar la existencia de este límite, de alguna manera tenemos la sensación de que el saber no ocupa lugar. Pero sin duda alguna esto no es cierto, las personas solemos ocupar de manera sobrada todo el campo intelectual de que disponemos. La única diferencia entre un hombre de la calle y un rector de universidad es que el primero ocupa la totalidad de su capacidad con estructuras irrelevantes desde el punto de vista universitario. El hombre que llamamos de nivel intelectual bajo, lo es sólo porque no se esfuerza en seleccionar suficientemente el tipo de estructuras intelectuales que la realidad le aporta, el resultado es que donde el intelectual posee la formula química del metano, el hombre de la calle recuerda con asombrosa precisión los aspectos más bellos de su actriz preferida. En todo caso, no notamos la presencia del límite de capacidad intelectual, aunque de una forma racional tengamos conocimiento de él. Estructuras de fe tipo tampón hacen que éste no se convierta en algo obsesivo, de la misma manera impiden la obsesión con otro tipo de ideas. Los mecanismos de fe permiten vivir con la más absoluta sin razón, el humano primitivo no tiene razones del mundo que le rodea, sin embargo, tiene una explicación para todo, ello no quiere decir que su explicación sea racional y acertada, en realidad sólo necesita que sea suficiente para satisfacer la inquietud interior propia del que se encuentra ante lo desconocido. Así, el mundo primitivo es el mundo de lo creencial y de la sin razón. El rayo es lanzado por la nube encolerizada contra quién sabe qué. Las cosas son como personajes actuantes, se les dota de propiedades que no les son propias y que, más bien, pertenecen a seres próximos a nuestro nivel. Por encima de todo se debe vivir, desde este punto de vista es mayormente secundario el que se tenga razón o no, pero para lograrlo, la falta de razón ha de ser suplida por lo que aquí llamamos mecanismos de fe. Normalmente llamamos razón a dos cosas bien diferentes, una razón es la que atiende a la realidad de las cosas del mundo exterior, el que nos rodea y envuelve. La otra es la razón de ser, una razón de conveniencia que puede en ocasiones distorsionar la realidad de las cosas en favor de unos intereses propios. La fe es también una razón de ser. Aquí llamamos razón sólo a la que atiende a la realidad, al otro tipo de razón justificada desde los intereses existenciales del ser pero que no es fiel a la realidad le llamaremos simplemente fe. El mundo creencial del humano es un mundo sin razón, es un mundo fantástico donde la magia y la brujería tienen plena efectividad, es el mundo de la ilusión con el que, al igual que en la realidad, se lleva a cabo un juego de fuerzas, con la salvedad de que éste se encuentra restringido a la interacción entre humanos, es su mundo exclusivo. Las fuerzas de este mundo no pueden interaccionar con las del mundo real sin la intervención de un intermediario humano. Esto que se ha dicho de la magia y la brujería es extensible a cualquier otra forma de entender el mundo de la fe, sea por ejemplo la religión. En un mundo sin razón cómo comprender que una persona vive y puede morir. ¿Qué es la muerte? Cuando la persona que amamos se queda inmóvil, fría ¿Cómo comprender que no está si su presencia evidencia lo contrario? Si antes hablaba, reía, lloraba ¿Por qué ahora ese estar sin ser? En el mundo creencial todo tiene su respuesta y además la más conveniente, no se trata de comprender qué es la muerte, por el contrario se pretende protegerse de algo que aunque sólo se insinúe deja ver tras de sí el horrendo fantasma del miedo. Hay ocasiones en las que es necesario protegerse de lo que podamos comprender. y ésta es particularmente una de ellas, si cabe, la más acentuada. Dura ha sido la lucha de la razón, lentamente ha evolucionado por los siglos robando parcelas al mundo del desconocimiento y por tanto también al mundo de la fe, esta evolución nos hace cada vez más partícipes de la realidad que nos rodea metiendo en nuestras cabecitas pequeños universos de razón, trocitos del entorno, astillas de luz que hieren nuestras profundas convicciones dormidas, metiendo en definitiva, una realidad exterior grande, infinita, en un mundo interior aparentemente pequeño y sin duda limitado. La razón es cada vez más la herencia de nuestros antepasados y la recibimos en las escuelas en un delicado mecanismo de transmisión muy susceptible a la ruptura. Es un hecho aceptado que los humanos de hace dos mil anos poseían la misma capacidad de albergar estructuras mentales que la que poseemos hoy, la única diferencia entre las mujeres de antaño y las de hoy no se encuentra en la cantidad sino en el contenido conceptual . Si aceptamos el hecho de que las estructuras mentales tienen un corten ido representativo de la realidad, es justamente éste el que ha cambiado de forma sustancial crí estos dos mil anos. Evidentemente la idea que ahora poseemos de todo lo que nos rodea ha cambiando, se ha enriquecido y completado de forma que comprendemos mejor la realidad del mundo exterior a nuestra entidad de ser. Pero si los hombres y mujeres de la Grecia de Platón tenían la misma capacidad, es decir, el mismo numero de estructuras mentales disponibles ¿Que ocurría con ellas, por qué no eran tan instruidos como lo podamos ser hoy? Elaborar una respuesta a esta pregunta pasa nuevamente por el concepto de contenido mental. Por mucho que se esforzaran los antiguos pobladores de Grecia no disponían de contenidos racionales para llenar sus vacías variables mentales, sus estructuras conceptuales, así que éstas contenían significados irracionales, falsas ideas del mundo, estructuras de carácter creencial capaces de compensar de algún modo la carestía funcional de conocimientos reales y prácticos a cerca de las cosas. Comprender la realidad que nos rodea no ha sido una labor fácil, llegar a la cota de conocimiento a la que hemos llegado, ha resultado un hecho más que justificado por largos milenios de historia, han hecho falta cientos de generaciones. ~ pesar de ello y de la disponibilidad de los conocimientos, sabemos la dificultad que existe en hacer que las jóvenes mentes los aprendan ¿Cuanto más difícil no sería si además de aprenderlos hubiera que desarrollar los? También el medio ha cambiado, en él se han acumulado experiencias humanas que pueden ser directamente aprendidas por las nuevas generaciones. Un libro de física elemental puede contener la experiencia acumulada en esa materia durante siglos e incluso milenios. Un medio rico puede aportar al individuo riqueza crí sus estructuras intelectuales. Esta riqueza se refiere al valor del contenido de los conceptos mentales en términos de control sobre la realidad exterior, aunque los conocimientos en sí no proporcionan directamente control alguno, Sí son, sin embargo, un paso previo imprescindible en la posesión de este control. Para operar con la realidad es necesaria conocerla, por ello vamos a aceptar convencionalmente que los conocimientos son una forma potencial de control de ella. Casi cuesta tanto aprender a ordenar una cabra como a manipular los mandos de una máquina industrial, pero el resultado es completamente diferente desde el punto de vista de la producción o desde lo que se entiende por capacidad de operar en la realidad de forma que las cosas resulten de acuerdo con nuestros intereses. La única diferencia entre las estructuras mentales requeridas para real izar dichas tareas es el resultado al que conducen. Las diferencias entre las personas de la antigüedad y las de hoy en el campo de actividades intelectuales se refieren solamente a la valoración del contenido práctico de las estructuras, en tendiendo éste como derivado de un contenido más próximo a la realidad misma de su entorno. Hoy, los aspectos racionales se encuentran más representados en el campo intelectual y permiten resolver con éxito un número de problemas mayor, en fin, que hoy entendemos mejor el medio en el que vivimos. Conocemos la ley de la gravedad a través de módulos intelectuales que Newton nos transmitió, nuestros conocimientos de la naturaleza se extienden desde Darwin hasta lo que empieza a perfilarse como ingeniería genética. Simplemente cualquier humano medio de este tiempo tiene entre sus conocimientos auténticas joyas del saber, conocimientos que incluso desprecia porque río le suponen una utilidad práctica en su medio, podrían no obstante, revolucionar el pensar de aquellos antepasados. Lo importante en cuanto al saber es su utilidad, la razón produce estructuras que contienen una imagen más exacta y fiel de la realidad. Con una imagen así el poder de actuación en el medio o sobre el medio aumenta. Sin embargo, el camino para llegar a la razón parece que ha pasado por lo irracional, el conocimiento pudo ser, en principio, algo aislado, inconexo e incompleto. Tanto los monos humanos de hoy con nuestra pesada carga de racionalidad como los de antaño con su no menos pesada de irracionalidad, dedican una parte importante de sus estructuras intelectuales a los asuntos de régimen interno, es decir, estructuras que no contienen expresamente una representación de la realidad, éstas, solamente se generan para cumplir funciones propias de mantenimiento u organización del sistema. Por mucho que Se racionalice siempre se necesitará usar de este tipo de estructuras, máxime si tenemos en cuenta que el proceso de racionalización río implica, necesariamente, un aumento significativo del número de estructuras mentales disponibles para albergar experiencias o informaciones del medio. Por todo, podría ocurrir que desde siempre hayamos dedicado el mismo porcentaje a funciones internas que dedicamos hoy. Lo que ha ocurrido es que la importancia del contenido de las estructuras, que podemos considerar forman parte de la razón, ha aumentado mucho. Realmente río podemos decir que sabemos más sino que sabemos mejor. En esta tesis, el campo de actividades funcionales del sistema es lo que denominamos campo de actividades de la fe. Nos atrevemos a decir, como sospecha hasta cierto punto confirmada, que en alguna parte del sistema se generan estructuras que vamos a llamar portadoras. Estas son posteriormente utilizadas para representar aspectos de la realidad y por ello las llamaremos racionales o bien se utilizan como portador experto de funciones internas con lo que se convertirán en estructuras de fe. Los resultados prácticos se consiguen con las estructuras racionales, pero los resultados fantásticos y de emergencia sólo se consiguen con conceptos operativos de fe. Dos mundos diferentes, yo y la realidad unidos en un medio adecuado, el campo de actividades intelectuales, un área importante de la capa plástica, la zona de contacto entre dos realidades independientes, cada una de las cuales tiene un sentido propio. Necesitamos disponer de la experiencia suficiente para existir en un medio lleno de contrasentidos, necesitamos comprender la realidad exterior, dejar que nos invada, pero a este hecho anteponemos la realidad del yo, la invasión ha de ser una invasión controlada, los mecanismos para integrar el sentido de la realidad de forma que ésta no nos afecte como un contrasentido conforman el capítulo de la fe. Todas las estructuras intelectuales que contienen representaciones de la realidad exterior a nosotros y que, además, la representan aunque parcialmente de una forma fiel, pueden ser consideradas racionales, porque el conjunto de éstas es lo que de una forma amplia llamamos razón. LÁ FE, REÁLIDÁD Y FICCION.- El humano, todavía hoy menor de edad, no ha tenido aún la ocasión de distinguir las diversas realidades que vive. La mística y la magia han sido siempre el único refugio disponible ante una realidad poco comprendida. Sin importar donde ni cuando, allí donde ha habido un colectivo de hombres o mujeres ha estado presente la figura del mago, la hechicera o el sacerdote encarnando el cauce de actividades intelectuales primigenio, el campo de actividades de la fe. El resultado de sentir como reales el contenido funcional de las estructuras de fe ha sido y es el fenómeno creencial humán. Cuando lo creencial se lleva al colectivo, es decir, se socializa, aparecen las organizaciones más o menos complejas típicas de humanos entorno a un grupo de intereses. El fenómeno, como cualquier otro que se produce a partir de estos intereses, conduce al cuerpo social , al ser organizado. Este ser, como todos, río desea ser negado ni contrasentido. La fuerza de un ser social como éste puede llegar a ser tan grande como la de cualquier otro, de manera que puede interferir procesos vitales más racionales, no sólo de los humanos que lo componen sino también de otros con los que éstos conviven. La energía necesaria para mantener a tales seres surge de la única fuente disponible, los intereses humanes procedentes del campo de actividades de la fe. En este sentido, el humán ha sido y es protagonista de grandes derroches de energía. La religión es un cauce por el cual la vida interior del individuo se socializa, los sistemas o seres sociales que se derivan de las actividades de fe ofrecen una luz, un conocimiento que ya el individuo posee en su 'interior, es el arte de vender una mercancía a su propio dueño. Cualquier persona dispone de una interioridad, un funcionamiento. Las religiones ofrecen al individuo un tipo de organización general de sus estructuras intelectuales en el campo de la fe. Por ello, es fácil suponer que debe haber tantas formas de estructurarse como religiones hay o pudieran haber. La elección de un tipo u otro de religión no es esencial desde el punto de vista de la interioridad del individuo, pero sí lo es desde la realidad social ya que la va a modificar de una manera y no de otra. El sistema religioso es un sistema humano como pueda ser otro cualquiera, pero cuya finalidad no es tan práctica como ocurre con esos otros, lo cual le delata como un sistema de carácter irracional. Muchas religiones tienen en común el autoproclamarse como verdades absolutas, sabiendo en el fondo, que su utilidad práctica reside en ofrecer una forma de ser en la fe, una forma que en muchos casos presentan como la única posible. Á ellos respondemos desde nuestra incapacidad de diferenciar lo real de lo ficticio, la razón de la fe. Respondemos también con la creencia ciega y en muchos casos con el fanatismo. Lo real en la fe es su funcionalidad interior, lo real en la fe es el mecanismo en Sí, el que podemos conocer con la razón que actúa en nosotros. Es también real el ser social generado por los creyentes a partir de la socialización de sus actividades en este campo. La ficción en la fe es el contenido que expresa, en ella no importa lo que se expresa sino la funcionalidad que causa, esto lo demuestra la misma variedad de religiones con contenidos diferentes. Lo funcional es ser, aunque para ello la ficción deba tomarse por realidad, actuar en alguna forma y sentir el éxito de la acción llevada a cabo. Para ello nada tan efectivo como el rito, ese conjunto unificado de acciones colectivas que nos permite sentirnos tan gratamente real izados social y personalmente. El contenido de la fe es circunstancial y ello queda demostrado por el hecho de que, con frecuencia, cada tribu o cada pueblo obtiene sus dioses a partir de su medio característico. Por ejemplo, si un pueblo está en las faldas de un gran volcán, es frecuente que le endiose atribuyéndole propiedades mágicas o divinas. Este hecho pone de manifiesto una relación típica entre lo temido y las religiones, lo temido lo es, en muchos casos, por desconocido, por incomprendido o por irracionalizado. El famoso cuadro de Goya ''El sueno de la razón produce monstruos'", recibe aquí un apoyo a su realismo. El volcán es un elemento que puede afectar la vida de los humanos muy negativamente y éstos lo saben porque de algún modo conocen su acción destructora, la fe se encarga de dar a aquel características o atributos, compensando así la ausencia de razón pero además, lo hace de una forma que permita la acción humán sobre él , el control . Por tanto, debe posibilitarse el diálogo como vía de persuasión, lo primero es su amistad y luego negociar el asentamiento del pueblo en su terreno, llegar a un acuerdo que mantenga la tranquilidad. Se negocia ofreciendo algo a cambio, se ofrece sumisión al todo poderoso convirtiéndole en señor de sus vidas, se ofrece, si es preciso, el sacrificio humano, se ofrece la sangre de unos pocos para evitar el sacrificio de muchos, se ofrece además con rito como una forma de potenciar el acto, de sentirlo, de tener claro que se ha llevado a cabo. La estructura de las religiones comprende unas cuantas constantes, éstas se mantienen para todas las religiones existentes. La religión conforta al humano en su ignorancia, en su incapacidad de comprender un fenómeno que afecta de manera esencial a su existencia. La religión como fenómeno río necesita del pensamiento razonado, la ignorancia no ha sido precisamente un obstáculo para ella. Se dan casos curiosos, entre los creyentes de una misma religión cada individuo comienza a creer allí donde su razón flaquea, así el ignorante no llega a las cuestiones realmente trascendentales, se queda en la acción del rito, el orden fijo y la costumbre, mientras el versado comprende que lo importante no es el rito o las muestras exteriores de estar activo en la fe sino la íntima relación con lo creído y la paz interior generada con esa relación. Mientras el humán siga naciendo en ausencia de razón habrá religiones sobre la tierra. La fe nos hace sentir y la razón comprender, con ella es posible entender que el objeto sentido por la fe no es real, pero es difícil dejar de sentirlo como tal. La fe, tal como ha sido definida aquí, afecta, lógicamente, a todos los hombres y mujeres sin excepción, es lo religioso como fenómeno de fe socializado lo que puede ser elegido por el humano. Los llamados ateos o no creyentes en Dios o dioses, han elegido una forma de fe interior río socializada, su actividad en el campo de lo creencial se lleva a cabo sin llegar a la institucionalización de las estructuras de fe, el ateo es una persona que sintiendo como real el contenido de sus conceptos de fe, posee la razón, el conocimiento y la valentía necesaria para mantener el sentido de la realidad. No es fácil ser ateo, menos cuando se ha sido educado desde la infancia en la creencia de Dios. DIOS EN EL ÁMBITO DE LÁ FE.Se denornina ateo a la persona humana que no posee Dios, si esta definición es correcta, también es correcto que hagamos uso de ella, sobre todo en lo que se refiere a esa posesión de Dios por el humán ¿Existe Dios? La pregunta no puede estar más gastada, espero que la respuesta que vamos a dar no lo esté tanto. Antes que nada debemos conocer a Dios, antes de nada habrá que precisar a qué Dios nos referimos. Para los cristianos sólo hay un Dios, esto corro sabemos se llama monoteísmo, lo mismo ocurre para los musulmanes que para un número incierto se religiones dispersas por la faz de la Tierra. Cada religión monoteísta posee un sólo Dios pero hay varias religiones y todas argumentan la existencia única de su Dios. Si nos situamos como observadores imparciales debemos admitir que será necesario nombrar con subtítulo cada uno de los dioses proclamados. Están además otro número desconocido de religiones que son politeístas porque reconocen la existencia de múltiples dioses, "los dioses". Si desde nuestra pretendida imparcialidad analítica queremos ser justos es preciso atender a todos y cada uno de ellos. Pero para simplificar recurriremos a un estereotipo de Dios, aquel que nos lo presenta como persona, corro creador de todo lo que existe, como omnipotente, omnipresente y bueno por si. Dios persona, porque como tal podemos comunicarnos con él a través de la oración o similar. Dios persona en lo que nos corresponde sentir de él Como en el juego de la tabla mágica, Dios es creado por el creyente, a veces con ayuda recibida de sus semejantes en el seno de comunidades religiosas. Esta es nuestra tesis, como en el juego de la tabla mágica, desde la niñez se nos enseña a hablar con Dios, se ríos enseñan sus atributos básicos o principios, en definitiva se nos enseña a estructurar nuestro campo de actividades de la fe en un gran estado, en un único sistema, se trata de generar un único vértice de pirámide. Para cualquier persona esto es fácil de conseguir pero para un niño es un juego, su capa plástica sin estructurar está aún por definir, si entonces se instala la personalidad de Dios seguramente formará parte de él para toda su vida, siendo particularmente difícil que el complejo Dios pueda ser desmantelado o reducido. Dios creador ¿Por qué? Donde la razón no llega está la fe. Si no se comprende con la razón el modo en que todo existe entonces daremos fe de ello pero no sus razones. Si un importante sector de la actividad de la fe se encarga de dar respuestas tranquilizadoas o convenientes que disipen la incertidumbre, sin duda una de las características o atributos del sistema que pueda surgir del conjunto de las estructurar se refiere a esta capacidad de responder tranquilizadoramente sobre lo desconocido. Esta característica le permite acceder con éxito al titulo de creador, ya que: ¿Quién podría ser creador mejor que aquel que conoce todo lo que existe? Ante la imposibilidad de comprender la existencia y ante la inquietud que ello causa, es necesario recurrir a la fe, para el que tiene la fe estructurada en una personalidad única llamada Dios, esa personalidad resulta responsable del misterio de la creación. Así mismo, Dios es por necesidad un misterio y significa esto que no pueden ser comprendidos con la razón los mecanismo:- o estructuras previas a las respuestas generadas desde la fe. Pero no es que realmente no se puedan comprender, sino que la magia o efectividad funcional de estos sólo tiene eficacia se desconocen los mecanismos que han generado la respuesta. Evidentemente, se buscan razones finalmente ocurrirá que no las hay y eso es todo. Los creyentes no pueden dar razones últimas de Dios y por el contrario se basan en un principio creencial, es más, ello se ha convertido en muchos casos en una premisa de manera que nos dirán: Para creer en Dios hay que tener fe. Todo se resume en el hecho de que creer en Dios es un acto de fe y no de razón. Ciertamente las estructuras generadas en el campo de la fe no son conjugables con éxito el campo de la razón, si ello se hiciera resultaría un absurdo. Haciendo un paréntesis En el tema tratado aprovechemos el contexto para tratar de comprender lo que es una actuación ejemplar de los mecanismos de fe. Para dar respuesta a lo incomprendido de la creación, la fe genera una estructura múltiple destinada a cumplir varias funciones, por un lado presenta una cara a la razón, una faceta que vista desde ésta no resulte excesivamente incoherente, por otra parte la estructura de fe conecta con aquella otra estructura de razón que genera la incertidumbre de forma que imposibilita su acción. La cara presentada a la razón no es suficiente porque es evidente que desde un punto de vista estrictamente racional no basta con decir: Dios es el responsable. Porque aún cuando así fuera cabria la pregunta ¿Cómo lo es? La estructura presentada a los distintos puntos de vista de la razón son un argumento insuficiente, es necesario la acción conjunta de este argumento con una segunda estructura que disuada si es preciso de una manera coactiva, la actividad inquietante de la razón. El término “estructura de fe" puede parecer difuso pero piénsese que la actividad de pensar no es abstracta que es una actividad concreta y real aunque se realiza en un ámbito aparentemente distanciado de lo físico. En ese ámbito las estructuras existen y entre ellas tienen lugar interacciones similares en todo a las que puedan ocurrir entre estructuras físicas o para ser más exactos, biológicas del tipo que se dan en el interior de nuestro organismo, sean células, órganos y diversas sustancias bioquímicas. Podemos hablar correctamente de "bioquímica intelectual" para referirnos a la mecánica y tipo de estructuras intelectuales. La dificultad reside en que no son estructuras fáciles de percibir de distinguir por su forma, no tenemos acceso físico directo a su tamaño, o su potencial energético, sólo de manera indirecta le podremos asociar una forma según su tipo funcional y la zona en que opera. La dificultad es obvia cuando tratamos de cosas que no palpamos ni vemos y que para colmo sólo sentimos como sujetos. Saliendo ya del largo paréntesis seguiremos con otros atributos de Dios: El omnipresente, desde luego los filósofos y pensadores de las grandes religiones han podido percatarse de que la actividad de la fe es tan amplia que toda estructura de razón contiene asociada una estructura de fe, es rara la pureza en la razón como es rara en la fe, lo normal es, digamos, lo heterogéneo. La fe tiene la particularidad de rematar los cabos sueltos de la razón, apareciendo como la razón última en todas aquellas cosas y casos que no se comprenden en su totalidad. Por esto el creyente ve la mano de Dios en todas la cosas. Además, el creyente sabe que Dios tiene acceso a su pensamiento, sabe que Dios le escucha. Esto tampoco deja de ser cierto ya que En realidad está en su pensamiento, formando parte íntima de su personalidad. Dios el extraño amigo, la personalidad buena que ha surgido bajo el aliento de una humanidad que se busca sin encontrarse. Dios todopoderoso es más un ansia que una realidad estricta y constatable, Dios es infinitamente bueno pero castiga y es justiciero en un alarde de propiedades humanas. Dios todo poderoso se deriva del creador, en el sentido que el creyente piensa: El me creó a mi y a todo ¿Quién si no tiene todo el poder? También constata el creyente como lo que no consigue su razón desde el punto de vista de su bienestar, lo consigue la fe en Dios. Pero quizá lo que no imagina es que esa misma facultad de la fe actúa en los que no tienen su campo de fe organizado en una sola personalidad como es el caso de los no creyentes o los que adoran a los dioses. Salvo en este pequeño detalle el creyente tiene razón, la única esperanza ante los conflictos internos, ante las enfermedades intelectuales, el único refugio a una cruda realidad son los mecanismos de la fe. Nada mas efectivo que elaborar la estructura defensiva precisa y efectiva prescindiendo de lo conjugable que resulte ésta en el campo de la razón. Si fuéramos recalcitrantemente racionales diríamos que el humano a creado a Dios a su imagen y semejanza pero además, dotado de una serie de atributos que no tenemos y que sin duda nos gustaría tener. Ha creado un Dios que habita en su complejo mundo interior el mundo de lo intelectual, un Dios que se procrea de mente en mente, que se contagia, un Dios personal con los atributos precisos para sobrevivir como cualquier ser en un medio que esta vez es la mente misma, un Dios personal, un ser con pleno sentido en la existencia, un ser tan extendido que da origen a sistemas En el siguiente nivel, sistemas religiosos. Sí, es preciso diferenciar. El decir Dios no existe no es una sentencia correcta, no existe el Dios que el creyente ve como objeto de su fe, pero existe Dios como ser activo e inteligente en el campo de actividades intelectuales de cada uno de los que creen en él. En la filosofía se considera a Dios como un ser en acto puro, ser en potencia, se dice, es una imperfección propia de los seres como nosotros, así que el ser perfecto es el ser en acto y de esos seres sólo hay uno y ese es Dios. a partir de esta concepción se desarrolla la teología católica. Tal como en nuestra explicación de la existencia, la filosofía clásica entiende que Dios es pura acción y que en él se encuentra el origen de todo lo que existe. Como puede verse la coincidencia de nuestros puntos de vista es total en este aspecto concreto como en muchos otros. La diferencia entre esos puntos de vista y el que aquí se propone reside precisamente en que, en su caso, no se dan razones últimas siendo éstas sustituidas por actos de fe, mientras que En el nuestro hizo falta desarrollar un modelo racional completo. Aunque esta mínima variación. en la concepción de "lo primero» pueda parecer de poca importancia, no lo es, ya que ,de hecho, una pequeña variación al comienzo de la trayectoria puede suponer distancias abismales en el transcurso de posteriores acontecimientos. Por otra parte, un campo de estudio tan amplio como la teología queda sustituido con éxito por un sencillo razonamiento. Y es este origen razonado de Dios el que acaba con el último reducto de misterio. No hay misterio alguno en la creación cuando ésta puede ser comprendida con la razón. El único que podemos reconocer aún, está originado por nuestros intereses secretos en la existencia cotidiana. El misterio es una forma de ocultarnos la dura realidad, la que puede herirnos el alma, pero ese es un misticismo útil, necesario y al que En modo alguno hemos de renunciar. LA NECESIDAD DE CREER. La necesidad de creer es la necesidad de tener actividades En el campo intelectual de la fe, es la necesidad de librarse incluso de las propias premisas existenciales o como a otros les gusta decir, la necesidad de trascenderse. Necesitamos un lugar donde escondernos de nosotros mismos o de la persecución obsesiva de la realidad. Semejante lugar no puede depender de las leyes físicas del espacio-tiempo, necesariamente ha de ser un lugar mágico y maravilloso. Se trata de la caverna más segura jamás habitada por humano alguno, sus doradas paredes resplandecientes están cubiertas de preciadas joyas que nunca han podido ser tocadas por mano alguna, es más, si alguien lo intentara éstas desaparecerían para él. En el aire se oye el murmullo alegre cantarín y cristalino del agua. Mil y alguna más han de ser las fuentes de las que brota el preciado líquido que reblandece la roca más dura. Un lugar cálido, silencioso, lleno de un aire limpio capaz de proporcionar un firmamento profundo, azul y transparente a tan singular caverna. Se entra y se sale pero no hay puertas, se llega sin saber exactamente cómo, sucede de pronto y si hay alguna puerta es la mismísima puerta del misterio. En este lugar permanecemos como niños en la pureza de sentimientos, el conocimiento es ausencia y nada importa, sólo la extasiada visión del proto-ser en su mágica caverna de la fe, beber de las fuentes de la vida: la fuente de la fortaleza, de la seguridad, de la inmortalidad. Esta última fuente está sin duda en el fondo de ese lugar, no es fácil llegar a ella, es preciso caminar primero por el borde del abismo. Su agua puede ser bebida en cualquier parte, pero otra cosa es llegar a la fuente y bañarse En el pequeño lago que allí hay, porque quien lo ha hecho jamás ha retornado. Es el último recurso de la caverna, el lago de la vida eterna, por él se libra el alma de la muerte del cuerpo. Lo creencial, lo místico, lo mágico son campos de existencia que forman parte de una sola realidad, la realidad humán. LA CONCIENCIA QUE NOS DIRIGE.Es fácil llegar a un acuerdo en el sentido de que parece existir algo dentro de nosotros que nos conduce, ese algo que puede llevarnos al arrepentimiento, la misma cosa que en otras ocasiones evita que actuemos de una determinada manera y la misma que puede conducirnos a realizar determinadas acciones. Ese factor que actúa sobre nosotros es un hecho plenamente reconocido por las ciencias del conocimiento humano y se llama conciencia. A cualquiera que se haya adentrado un poco en el estudio de su ser le habrá pasado inadvertido la importancia de este elemento. Lo simple es hablar de la voz de la conciencia, pero si ésta es una voz ¿Quién o qué articula la palabra? ¿Qué es la conciencia? para responder estas preguntas hay que comenzar reconociendo que se trata de un hecho complejo, pero no tanto que no pueda ser desmenuzado y comprendido. En primer lugar parece necesario distinguir dos cosas que utilizando el mismo nombre son manifiestamente diferentes, puestos a ello, deberíamos distinguir entre la conciencia cognoscitiva y la interior a cognoscitiva se refiere a la plena actividad de las funciones intelectuales que permiten la percepción del medio que nos rodea y la actividad intelectual consecuente en el sentido de que se den los pensamientos referentes a ese medio con los cuales podemos dirigirnos de modo acorde con nuestra experiencia personal . Por otro lado, tenemos la conciencia interior , inconsciente o como algunos autores la han llamado, la súper conciencia. Esta es la que realmente dirige desde un principio nuestros actos, es la primera y forma parte de nosotros desde nuestro origen, a ella dirigimos nuestro interés principal ya que es la base de toda conciencia. La conciencia interior dirige las líneas generales de nuestros actos sin precisar el momento y lugar en que pueden y han de realizarse, para ello, su delegada cognoscitiva dispone de los medios necesarios. Nuestro sentido innato del bien y del mal, refiriéndonos a aquello por lo que las cosas nos agradan y gustan o por el contrario nos repelen, delata la presencia de un código de actuaciones también innato, algo que desde lo más profundo de nuestro ser nos conduce con sentimientos de placer y de dolor, de complacencia o de asco. La conciencia interior nos dirige sentando las bases de nuestra política de actuaciones. Las actuaciones son el resultado de liberar fuerzas y éstas son, en nuestro caso, lo que simplemente entendemos como intereses. Nuestra primera conciencia procede de la consideración de que somos un generador. ¿Cómo lo somos? Sí considerándonos como sistema abierto somos en realidad un fluido, la materia, la energía entra a formar parte de nosotros por un lado y sale por otro. En este fluido nos parece esencial la energía que podemos acumular, así como la administración correcta y equilibrada de aquella a la que damos salida. Lo vital es utilizar la energía saliente de forma que se asegure la continuidad del flujo de entrada, así como el conjunto de lo que somos, es decir, una particular forma de fluir. Cuando contemplamos el problema del ser desde el punto de vista de dar sal ida a una energía se contempla el problema de nuestra conciencia interior. La energía del ser ha de ser liberada en fuerzas que inevitablemente tendrán un sentido claro, el acto. La conciencia interior es un código ancestral y heredado que forma parte íntima de nuestra forma de actuar, en el sentido de que nos indica la manera básica y esencial de administrar la salida de esa energía. La conciencia posee la verdad referente a como ser, es un auténtico patrón de actuaciones que nos permite saber cuándo algo va mal. La interior es el último y más profundo sentido del bien y del mal, por ello, los creyentes saben que si hay un cordón umbilical que une su ser a Dios, ese cordón debe ser la conciencia. Así dirán: Dios sabrá que en conciencia he obrado bien. Con esta frase se quiere hacer notar que cada humán responde ante Dios de acuerdo con su conciencia. Sin embargo, de la interna sólo tenemos conocimiento en algunas extraordinarias ocasiones, habitualmente percibimos la cognoscitiva. Normalmente la experiencia es suficiente para conducir nuestros actos de una manera exitosa, pero cuando algo va mal, comienza una lenta reevaluación de aquella que se lleva a cabo a un nivel inconsciente y en la que se pretende obtener una mayor eficacia en las actuaciones cara a conseguir la liberación de la energía de salida. Como resultado de esa reevaluación notamos transformaciones a veces sorprendentes de nuestro modo de pensar, todo ello, unido al hecho de la reevaluación misma, pone de manifiesto la existencia de una conciencia o patrón interno con el que se pueden reevaluar las experiencias aprendidas. Los pensamientos como módulos de actuaciones pueden ser evaluados en función de un patrón, esta evaluación se refiere a la conveniencia de un determinado módulo desde el punto de vista de dar vía libre a una energía interior, y ser de ese modo en acto, o lo que es lo mismo, mantener el fluido. Como habíamos dicho, Dios es un complejo de la personalidad, pero seríamos ingenuos si no fuéramos capaces de comprender que existe una diferencia esencial entre esa personalidad o complejo y otros de su índole y, precisamente, esta es la diferencia, Dios no es cualquier tipo de personalidad orbital, es más, no es tal cosa, en realidad es una personalidad concéntrica en cuanto tiene por núcleo a lo que hemos venido llamando conciencia interna, a parte de esto es cierto que el resto de los atributos parece tener una disposición similar a cualquier personalidad del tipo orbital. La conclusión es que cada persona posee en su interior una conciencia que actúa en todo momento de manera involuntaria, inconsciente y por la cual se ha podido crear una conciencia cognoscitiva, que Sí percibimos claramente. El origen de la c. interna es la misma necesidad de fluir En una determinada manera, con una determinada intensidad y no otra, en definitiva, la conciencia es la evaluación misma de nuestro estado de flujo en cuanto a la salida se refiere, no podemos actuar en cualquier modo sino dentro de las coordenadas de nuestra existencia, y estas están satisfactoriamente definidas por el correspondiente patrón en el interior de nuestro ser, quizá no se sepa a priori con este patrón si un determinado acto va a ser bueno o malo, pero sin duda nos permitirá saber en qué medida un acto realizado ha servido para mantener o restaurar los parámetros del fluido o por el contrario para sacarlo más aun de su correcto punto de trabajo. Ser sistema abierto significa ser fluido, nuestro ser es una forma específica de fluido, y es específica porque tiene unos parámetros y no otros, y porque funcionalmente hablando, es una forma compleja de fluir donde se pueden distinguir partes y relaciones entre partes. En este sistema la conciencia procede de la existencia inconsciente de un patrón que ha evaluado todos nuestros actos en función de lo que puede decirse son unos fines últimos, el mantenimiento de los parámetros de nuestro fluir existencial. Ciertamente, tal como hemos definido la existencia resulta que cada ser es un tipo particular de forma de fluir y ello es plenamente extensivo, sin ninguna clase de reservas a todos los sistemas que existen, sean estos átomos, células, moléculas, virus o conejos. Todos los sistemas que forman parte de esta existencia participan de una forma común de ser y por tanto de una forma común de conciencia interna que no es más que aquel lo por lo que se mantiene, como hemos dicho, en unos parámetros de fluido. Todos los seres poseen por su propia condición una conciencia de tipo interno y en la medida suficiente y necesaria también dispondrán de conciencia cognoscitiva. No podemos negar a los sistemas que existen una de sus principales premisas de existencia, pero por otra parte, no resulta nada fácil encontrar en ellos lo que entendemos humanamente por conciencia lo cual no querrá decir jamás que no la posean. Todo sistema dispone de elementos funcionales homónimos de la conciencia por ejemplo, la célula posee un patrón más o menos evidente para nuestro entendimiento, éste patrón es en cierta medida flexible, pero esa flexibilidad posee unos límites claros. Sin duda alguna, la célula posee un patrón de actuaciones capaz de evaluar sus actos en términos existenciales, solamente esta efectiva evaluación le permite sobrevivir en los diversos medios en que puede desarrollarse en el interior del cuerpo humano o fuera de él. El modelo nuclear del ser se nos hace cada vez más imprescindible. La forma típica de los sistemas con núcleo se extiende y puede observarse en múltiples facetas del ser. En nuestro cuerpo físico hay un núcleo que corresponde al esqueleto interno como hay una capa blanda que lo cubre. La típica flexibilidad de los núcleos queda ilustrada perfectamente en este caso, el esqueleto es duro pero no carente de flexibilidad. Así es nuestra conciencia la interna, es más bien inflexible, pero a medida que aflora resulta moldeable. Como vemos no sería difícil y mucho menos imposible construir un sistema artificial con conciencia incluida si no atenemos a los esquemas que aquí hemos dado. La conciencia es el punto de contacto entre un ser y el resto de la naturaleza, es, en Sí el sello que marca la obra natural, el sello que garantiza que ese ser actuará acorde con su condición de cauce siendo por ello merecido portador de las fuerzas que recibe del fluido y que, sin duda, devolverá a éste de manera ordenada. Este patrón interno describe la configuración de las fuerzas del ser, o lo que es lo mismo, su configuración de intereses. Intereses de los que a su vez emanarán actos, acciones debidamente emprendidas que de manera correcta mantendrán la estabilidad de un sistema de fluidos, que está inmerso en lo existencial. La diferencia entre una mera percepción y una percepción con toma de conciencia está precisamente ahí, no hay posibilidad de toma de conciencia en un sistema que no ha recibido un patrón auto organizativo básico que le permita evaluar las experiencias percibidas en términos de intereses. Por ello una máquina tan perceptiva como pueda ser un sistema video-computador capaz de procesar imágenes no tiene conciencia de las imágenes con las que trabaja. Pero en la medida que este sistema fuera disponiendo de premisas de evaluación de esas imágenes empezaría sin duda una toma parcial de conciencia. Tal conciencia será más plena en cuanto aumente el bloque de esas premisas y se configure un patrón compacto de intereses que evidentemente pudieran desembocar en las más variadas acciones. La conciencia no es sino el resultado de acumular experiencias que han sido en algún modo evaluadas con patrones internos preexistentes que forman parte de nuestra estructura más íntima, heredada e innata. Concretamente en nuestro caso la conciencia primaria o heredada es el equivalente a un núcleo de cristal que ha de servir de semilla a un proceso de cristalización que en química resulta bien conocido. Tal núcleo servirá de semilla y simplemente con la llegada de experiencias su estructura se irá ampliando, de manera que también de ese modo la acumulación no será algo desordenado o en modo alguno aleatorio, por el contrario la experiencia ha de ser acumulada de manera que su estructura sea acorde con la pauta impuesta por la semilla, la conciencia primera. Finalmente la conciencia aparece ampliada y atañe a cualquiera de nuestras perspectivas sobre la vida, porque como bien se ha señalado es la base de estructuración de todas nuestras experiencias aprendidas. CAPITULO IV: EL MUNDO UN SISTEMÁ BIOLOGICO SUPER HUMANIZADO. EL HUMAN NUCLEÁR, EL HUMÁN PIRAMIDE. En la búsqueda de lo que es la inteligencia, resulta inevitable incurrir en el análisis de los seres Y de forma muy especial en el human. Como resultado de estos análisis surgen los modelos de ser nuclear y piramidal, cada uno de los cuales, aporta una visión ligeramente diferente de una misma cosa. La inteligencia en la naturaleza resulta un fenómeno ampliamente asociado a la actividad vital. La frontera entre lo que es inteligencia y una mera actividad de vivencia no se encuentra precisada en modo alguno, incluso en nuestro caso. La forma en que se organiza toda esta actividad inteligente tanto en los animales como en nosotros', es exactamente la misma, con la única diferencia de que en el humán existe una capacidad mayor de albergar estructuras de entendimiento o comportamientos diferentes, esta diferencia de capacidad es en algunos casos menor de lo que a primera vista pueda pensarse. La marcada diferencia que parece haber entre los animales más inteligentes y el humán, no es fiel o proporcional con la diferencia de capacidad real entre ambos. Ello se debe, principalmente, a que el humán ha pasado el umbral de capacidad a partir del cual encontramos de pronto una posibilidad de comunicación muy amplia, la cual permite a varias mentes unir sus capacidades. El efecto así conseguido es una mente cuya capacidad es superior a cualquiera de las mentes de los humanes que la componen. Situados sobre este umbral, un aumento leve de la capacidad intelectual del animal sería suficiente para situarle en un plano de posibilidades mucho más amplio en cuanto a comunicación se refiere. Es finalmente en ese aumento de la capacidad de comunicación en el que reside el secreto de la diferenciación humán con respecto a otros animales. Estas afirmaciones a cerca de las diferencias entre los animales y el humán son el resultado de estudiar la realidad desde un punto de vista lo más desprovisto posible de prejuicios arcaicos, es necesario vernos como algo que ha surgido en un medio, que posee sus mismas características, y todo lo más pueden haber diferencias de cantidad en alguna de ellas. Está claro que la realidad no resulta ser siempre como nos gustaría que fuera, pero es necesario tener el valor de afrontarla. Hay un cierto riesgo cada vez que se corre la cortina que oculta algún aspecto de la realidad, el riesgo de vernos de pronto inundados por la sensación de vértigo ante la ilusión de un abismo o encontrarnos solos en la inmensidad del espacio. Debemos contar con la sorpresa desagradable y disponer de la ilusión y la fe como capacidades para superarla. Lo nuevo ha de ser reducido, digerido, no importa cl tiempo que nos lleve, pero ha de resultarnos inofensivo y rentable. Una nueva situación vital, una nueva forma -en este caso- de encontrarnos en la existencia, nos trae la esperanza de dejar de estar solos, la esperanza de materializar los espectros buenos de la creatividad, esperamos la materialización de al menos algunos de los dioses, alguno de los ángeles guardianes que cuidarán Altruistamente de nuestras vidas. Esperamos la redención de las almas y la llegada dcl juicio final y en tan larga espera nos entretenemos, nos purificamos, abofeteándonos los unos a los otros, mirándonos con pálida tez de guerra, enseñándonos la sonrisa sangrienta del que está sujeto al principio de auto depredación. El humán, esclavo de si mismo, se muestra aún hoy incapaz de planificar los aspectos básicos de su subsistencia. En este sentido parecemos no contar con la madurez suficiente para superar los aspectos más negativos de nuestra condición animal De momento toda la tecnología sólo ha conducido a liberar las fuerzas del animal humán, somos animales dotados de increíbles capacidades de supervivencia, capacidades tan desmedidas que superan en muchos aspectos no ya a otras especies animales o al conjunto de ellas, sino al propio medio básico del que todo ha surgido. Por otra parte, el riesgo de destruir este medio no se ve compensado con la posibilidad de reconstruirlo. Uno de los aspectos animales plenamente liberados, en el caso humán, es la capacidad de reproducción de la especie. Esta capacidad se eleva siempre al máximo potencial posible, de esta suerte, todas las ventajas aportadas por la tecnología serán tarde o temprano insuficientes. La súper explotación de los recursos naturales, artificiales o aportados por la técnica, acabarán siendo insuficientes para cubrir las exigencias de una mínima calidad de vida. Si no controlamos nuestra actitud egoísta de expansión de la especie, será cl crecimiento de población el que nos sitúe siempre En el límite de posibilidades de subsistencia. Aunque actualmente en diversos países desarrollados existe la preocupación por la disminución del índice de crecimiento poblacional, esta bajada sólo, se debe a la conciencia por parte de la gente de que nos encontramos en ese límite y lo que no parece tan sensato es, precisamente, la citada preocupación. Por otro lado, no es difícil llegar a esa conciencia cuando la misma presencia de este límite se manifiesta como un aumento de las dificultades económicas y de todo tipo, un aumento que es proporcional al número de hijos de la familia. El humán de hoy sigue ciegamente sus premisas animales ayudándose para ello de todos los medios a su alcance, medios que son el resultado de esfuerzos, de estudios e investigación de muchos humanes durante siglos. De nada valdrá todo el desarrollo tecnológico si par al clamen te la acción inteligente no incluye el control de la población. Actualmente nuestro caso es semejante al de las ratas de algunos lugares en los que de manera circunstancial comienzan a depositarse residuos alimenticios y basuras, entonces, las pocas ratas de los alrededores vendrán al lugar. Estas primeras ratas, encontrando la comida fácil y en abundancia comenzarán a disfrutar de lo que podemos considerar una vida holgada, de abundancia económica y sin grandes preocupaciones. Por ello, comenzarán a aparearse en todas sus consecuencias, la población aumentar¿ rápidamente en número y de esta forma, al cabo de unas cuantas generaciones, la abundante comida del lugar no será suficiente. La época de abundancia será agua pasada y conseguir alimento o un poco de vida les exigirá un esfuerzo que estará muy lejos de ser el que disfrutaron las primeras pobladoras de aquel paraíso. Por el motivo que sea - cosa que no importa demasiado a los que sólo miran su subsistencia- los humanes que nacen y se incorporan a la vida en las comunidades, encuentran unos medios o capacidades que no dejarán de utilizar en favor de su subsistencia. La ciencia y la tecnología aportan ventajas o mejoras que permiten a la población humán disfrutar un tiempo de una situación holgada, un fácil acceso a la calidad de vida. Son estos los tiempos de abundancia, donde se puede disfrutar fácilmente de una buena situación económica. Pero esta mejora en la calidad de vida producida por el desarrollo tecnológico supone para el animal humán la misma situación que supone a las ratas encontrar un lugar con abundancia de comida, es decir, que en tales circunstancias el animal ajusta su población por encima de las posibilidades en que tendría una vivencia justa, desahogada y cómoda. La incapacidad de planificar los recursos económicos y el crecimiento de la población, hacen del futuro algo muy incierto. Esta misma incapacidad pone de relieve el carácter puramente animal de la especie humán, sin que la capacidad de razonar aporte alguna ventaja o mejora económica que nos permita vivir lejos de fuertes competencias. Ahora que el resto de las especies no suponen una competencia importante, es el humán el que lleva la situación al extremo de hacerse la vida difícil y a veces casi imposible, convirtiendo dicha competencia en desafortunada doctrina de vida, una doctrina injusta que pertenece más al pasado animal que a un futuro prometedor. Cualquiera sabe o puede imaginar lo que ocurre cuando un grupo de ratas enjauladas queda sin alimento por descuido del cuidador de turno, estas, tras un lamentable periodo de dura competencia y lucha por la súpervivencia terminarán por comerse unas a otras. Sin duda, el caso humán ha sido muy similar en cada una de las ocasiones en que la guerra ha estallado. ¿ Quién sabe cual es nivel de competencia adecuado? No tenemos conciencia ni capacidad para mantener la competencia dentro de unos límites y ello acaba por asfixiarnos situando la presión social fuera de los niveles soportables. La competencia que se presenta como algo positivo desde el punto de vista del sistema, es ante todo un parámetro más de este y no puede exceder su justo nivel sin perjudicarle gravemente. No hay razones suficientes para que no pueda evitarse, si se quiere, lo de llegar al límite en la presión social y por ende en la competencia extrema. No se puede forzar la marcha de los acontecimientos, el crecimiento indefinido no es posible y mucho menos por la vía del crecimiento incontrolado de la población, por otra parte, si el control no se ejerce de una forma consciente, Más tarde o más temprano se llevará a cabo por la propia naturaleza de las cosas. Es el caso de la guerra nuclear, cuando muchos pensadores de prestigio especulan con la peregrina posibilidad de un desarme por parte de las grandes potencias cuando mucha gente ve en el armamento, en los cohetes nucleares el peligro, olvidan por el contrario cual es el origen de la actual situación, cuales son las verdaderas e importantes razones de que las potencias se armen. El verdadero peligro de guerra nuclear tiene su origen en las situaciones socio-económicas anteriormente descritas, aumento indefinido del crecimiento de la población mundial, aumento sobre todo de la población que puede por su nivel económico tener acceso a un nivel de vida desarrollado, aumento en consecuencia de la explotación incontrolada y salvaje de los recursos naturales, aumento de las explotaciones industriales que producen residuos contaminantes de todo tipo, aumento, en consecuencia, del deterioro del medio natural e imprescindible aumento de las zonas o espacios humanizados en detrimento de los espacio: naturales con destrucción de importantes hábitats de especies animales que son objeto por ello de la necesaria extinción . El dominio de la tierra por el humán parece justificar la destrucción de la mayor parte de la vida natural, con todo, el campo gravitatorio de su egocentrismo se amplía engullendo todo lo que encuentra a su paso. En cierto modo, en el mundo de hoy, el hambre proveniente de las terribles diferencias sociales, estaría más injustificada que nunca si no fuese por el hecho de la propia incapacidad humán por imponer la razón en el tema del crecimiento de población y en el florecimiento de lo que podemos empezar a llamar egoísmo animal, un egoísmo pobre, sin miras de futuro, corto de vista, el egoísmo ciego y la incapacidad de medir la verdadera fuerza del medio natural para soportar los efectos de tan devastadora población. El exceso de población permite que se den los terribles casos de depreciación de la vida humán. Nuestra mentalidad de que estamos hechos para trabajar es el resultado de creernos nuestras propias mentiras en un tiempo en el que resultaban necesarias, en un tiempo en el que de verdad sabíamos que aún trabajando, escasamente podíamos subsistir. El paro no debe ser traumático en nuestros días, o al menos no habría razón para ello, si no fuera por el hecho de que pueden darse situaciones de tal crecimiento de población que la situación se lleve al extremo de la carestía El medio ha cambiado, se ha enriquecido y nos ofrece las mayores posibilidades de subsistencia de toda la historia conocida de la humanidad, pero nuestra actitud primitiva y animalesca, nuestra incapacidad de ser otros y adaptarnos a las posibilidades medio nos lleva a reventar los límites de su capacidad. No ha valido de mucho, todavía, la elevada capacidad de comunicación con respecto a con seguir una existencia diferente o desahogada, ello se debe a que hemos sustituido unos animales por otros más capaces, nosotros mismos. Todavía hay, quien diga que el planeta admitiría una población varias magnitudes mayor, sin duda ello es cierto, pero no se tiene en cuenta para nada en que condiciones de vivir los humanes de semejantes poblaciones, no se menciona tampoco a que nivel de explotación habríamos de someter al planeta, ni cuantas nuevas especies tendrían que desaparecer para dejar espacio a las nuevas oleadas de ratas humanes. ¿En base a que nuevo tipo de atrocidad hemos de ver acelerada la destrucción de toda reserva natural del planeta y por que ha de elevarse la presión social más allá de lo que el medio nos permite de una forma natural? ¿Por que situar la explotación en un nivel tal que el daño producido quede fuera de las posibilidades de recuperación de la naturaleza? Y sobre todo ¿ Cual es el objeto de crecer de forma indefinida en número? Hubo un tiempo en el que una de las pocas armas del humán para subsistir con éxito era la procreación expansiva e ilimitada. Hace sólo unas cuantas décadas el nivel de mortandad infantil se situaba sobre el ochenta por ciento de muertes para los dos primeros años de vida ante tal freno la única posibilidad de éxito era la fuerza procreativa humán, hoy de pronto, los frenos al crecimiento han desaparecido después de quien sabe cuantos milenios. Pero el cambio no ha sido percibido por nuestra naturaleza humán, de forma que la fuerza procreativa sigue siendo la misma, el resultado son poblaciones que como la de algunos lugares se han duplicado en los últimos dieciocho años, pasando a vivir de la relativa abundancia de la década de los sesenta a la crisis de los ochenta con un nivel de paro alto y difícilmente recuperable. La ' incorporación anual al mercado de trabajo de la población joven sólo dificulta aun más las cosas. Sin duda, la falta de control de la fuerza procreativa puede situarnos de manera continua en el borde del abismo. El humán, los hombres mujeres que habitan el mundo de hoy y que tienen acceso a la cultura son a pesar de todo como niños que permanecen en la realidad en que viven sin comprenderla totalmente, la ingenuidad del humán moderno le permite verse como un ser súperior y en ese afán, no deja de demostrarse a si mismo su incapacidad de comprender por entero la realidad que le rodea. Por ello, parece estar lejos el amanecer de un nuevo día para la especie que domina la tierra. Los actuales sistemas originados por la actividad vital humán llevan con sigo todas las características humanes incluida su inestabilidad emocional y su irracionalidad. Estos sistemas difícilmente podrán, jamás, ofrecernos la felicidad soñada, lejos de ello, parecen ofrecernos en muchos casos el camino hacia la autodestrucción pasando por la previa destrucción del hábitat a escala planetario. Hoy mientras transcurre la novena década del siglo XX, es cada vez más difícil concebir una esperanza de futuro que no pase en el mejor de los casos por la súper humanización de los hábitat disponibles, por el monstruosismo urbanístico de las ciudades, y por la organización social en cuerpo orgánico con el consiguiente aplastamiento de la libertad individual en pro de la funcionalidad sistemática del individuo. El humán que quiera ser libre ha de prestar especial atención a la mecánica de los sistemas, a los seres surgidos con la energía vital de cada uno de los humanes que componen la sociedad, pueden ser, lo han sido y lo son tremendamente egoístas y ejercen por ello fuertes condicionamientos sobre los elementos humanes tendentes a integrarles en una súper personalidad. En la línea de esos condicionamientos está la búsqueda de la masa crítica el evolucionar hacia la toma de forma o el cuerpo integrado. La definición del cuerpo material también forma parte de los fines del sistema. Con todo, las acciones de los sistemas no responden a los intereses de los seres que los componen y esto ocurre en mayor medida, en los sistemas con personalidad mejor conformada, o que más cerca se encuentran de su perfecta delimitación de forma o cuerpo integrado. Pero, sin duda, el control de este tipo de seres es algo que de momento escapa a la habilidad humán, El proceso de formación de estos sistemas está en la base de nuestra propia naturaleza y de momento existe una escasa conciencia de estos procesos. Desde luego, la importancia que el tema tiene es tan grande que cuando surja una ciencia de sistemas evolucionada comprenderá en si la formula de la creación, por mucho que ello parezca una grave falta de modestia. En todo caso, parece que sería necesario modificar las características de los humanes componentes del sistema para que surja a su vez un sistema de características más deseables. Esa es la clave, “más deseable”, el humán se encuentra en una fase evolutiva Según se desprende de numerosos estudios antropológicos, biológicos, psicológicos, etc. En el presente estado de evolución la capacidad de la capa plástica ha hecho posible el fenómeno cultural que desemboca en la moderna tecnología. De esta forma, el humán moderno posee la dotación suficiente de estructura racional para comprender sus propios defectos pudiendo verse a si mismo como un ser indeseable. Si centramos nuestra atención en ciertos aspectos de la historia humán , o en el contenido de nuestra propia experiencia, no nos será difícil observar que junto a la necesidad visceral del otro se encuentra también la desconfianza y el temor hacia él. De forma que incluso hasta la correcta sociabilidad del humán pasa por mantener una distancia con el otro, distancia que por desgracia es en demasiadas ocasiones, una distancia excesiva. El núcleo del humán, lo íntimo, es el animal. Desgraciadamente el acuerdo o coexistencia pacífica entre el núcleo animal y la periferia racional, no siempre es cosa fácil, siendo así que el homo no cuenta con la suficiente estabilidad emocional como para ser conducto fiable de su propio destino. Como mal conductor y ante la imposibilidad de que alguien o algo mejor dotado le guíe ¡Así le va! La historia humán es un hermoso derroche de rectificaciones transformaciones o cambios por la vía de lo traumático la guerra, el hambre etc. Nuestra existencia es una compleja trama de sucesos que nos confunden y nos hacen permanecer como víctimas de nuestras acciones incorrectamente emprendidas. ¿Será posible alguna vez emprender las acciones correctas? ¿Como conducirnos y hacia donde? La felicidad parece algo muy abstracto y aparentemente poco definido pero sin duda, el conocimiento antropológico y sicológico del humán en su actual estado evolutivo, permiten aventurarse en la precisión, de al menos algunas de las características que debe tener un medio o hábitat para permitirnos ser felices. Lo primerísimo es que ese medio no puede ser otro demasiado diferente al que ha sido el medio original humán, es decir, la naturaleza intacta. El humán necesita para ser feliz el entorno en el que ha vivido durante cientos de miles de años, necesita un en torno acorde con su propia naturaleza o sin más, necesita la naturaleza. Como segundo punto, el humán es feliz si consigue con un esfuerzo razonable todo lo que necesita para vivir de acuerdo con su condición de civilizado ¿Que necesita cl humán de hoy por su propia definición? El humán de hoy necesita: primero, cubrir sus necesidades alimenticias, también, siguiendo un cierto orden necesita la ropa, el vestido como protección contra la dureza del medio y como elemento decorativo. La vivienda como parte de un espacio vital amplio es otra necesidad básica. La medicina no es menos imprescindible, una medicina eficaz y preventiva El acceso a la cultura entendiendo por clic' el acceso al conocimiento acumulado en general, la enseñanza es una necesidad cuando se quiere hablar de humán moderno, actualizado Y como no, el derecho a trabajar, ejercer tareas de subsistencia o mejora así como de tipo artístico-culturales y de investigación científica. Todo ello aún cuando no sea estrictamente necesario desde el punto de vista productivo, es decir, partiendo de la base de que no tuviéramos necesidad de trabajar, cosa por otra parte muy importante para su felicidad. El trabajo no como esclavitud sino como un campo de actividades para la expresión de las facultades personales. Cualquiera puede pensar que el trabajo es necesario y río se equivoca si así l0 hace pero sea bueno, sin duda, precisar donde empieza la necesidad y donde el tedio, la explotación, la fatiga y la dominación del humán por el trabajo. Aún hoy, debido a la imperiosa necesidad de trabajar que tienen muchas personas ante el hecho de que deben a ese trabajo que real izar su subsistencia, podemos reconocer a unas personas que tienen la suerte de sentirse realizadas en el trabajo que ejecutan. Para estas el carácter de necesidad del trabajo es doble, por un lado la necesidad del trabajo como fuente de ingresos (motor de la economía personal), y por otro, la necesidad del trabajo como campo de expresión de su ser esta parte, es el gusto por el trabajo que real izan como un acto más de ser. Incluso existen personas que no realizan su trabajo por el beneficio económico ya que disponen de medios suficientes para no trabajar si así lo desearan. Estas personas encuentran en el trabajo un campo de actividades que necesitan, el que les proporciona interacción con otras gentes, relaciones personales que necesitan, les proporciona metas, fines y en consecuencia le permite orientarse, dar sentido a su vida. Esta clase de personas necesitan del trabajo para ser felices. Pero en la actualidad, por desgracia, la mayoría de la gente que trabaja lo hace porque necesita los ingresos económicos que el trabajo le proporciona, es su único medio se subsistencia. Para éstas la vida profesional transcurre al borde del abismo, el abismo de perder el empleo y con él el medio de ser. De esta manera es mucho más difícil ser feliz y más fácil caer en la amargura existencial y la violencia. Suele ocurrir que Sean estos seres los que además no trabajen en algo que les guste, ya que, por pura necesidad se ven obligados a tomar el primer trabajo que encuentran. Existe todo un cuadro de abusos que puede ser llevado a cabo en la persona de estos trabajadores, hasta el extremo de que constituiría de la:- mayores tragedias de nuestro tiempo. Siendo precisamente En base a esta tragedia como ha surgido el sistema comunista y así, toda la actual situación Una situación que presta atención especial a la problemática surgida del problema laboral. Se hace muy difícil imaginar como pueden estas personas compartir el dicho de que el trabajo dignifica. Esperemos que esté cerca el día en que el trabajo como mero medio de subsistencia no sea necesario y esté además totalmente prohibido en las constituciones de los países. El humán puede y debe alcanzar la suficiente categoría como para no depender económicamente de su trabajo, eso que hoy sólo es posible a los privilegiados debe en un futuro inmediato estar al alcance de todos No se trata ya de instaurar un régimen que el elimine las diferencias sociales, sino instalarse en las capas socialmente por encima de la capa obrera, dejando el trabajo para las máquinas. Cierto, se trata de dar el siguiente paso, la liberación del trabajo, un sueño difícilmente imaginable por las miles de generaciones que ríos han precedido. Un sueño aún hoy difícil de imaginar en un mundo donde el agua más sucia enturbia al agua más cristalina, en un mundo dominado por sistemas arcaicos, primarios y animalescos que sitúan al humán en el límite de la subsistencia a base de explotar hasta el Infinito su energía vital. ¿Que clase de mundo Inapropiado, inhóspito y maldito es este en el que el humán juega el papel secundario de la rivalidad y la súper competencia?. Ya sabemos que el sistema tiene formas muy contundentes de Justificarse,¿ nótese que hablamos de sistemas en plural. Ninguna de las dos principales clases de sistemas que dominan el mundo ofrecen una vida que posibilite una felicidad aceptable para sus miembros. Pero por encima de las justificaciones que puedan tener los sistemas, intentaremos colocarles algunas críticas que les descalifiquen cara a un futuro que no podrán afrontar con su actual configuración, críticas que a la vez les invitan a modificarse en pro de una forma que resulte más favorable al humán un modificarse que han de real izar por la vía del cambio no traumático. De los dos sistemas predominantes, uno nos sitúa como víctimas de la más despiadada competencia, manteniéndonos así neutralizados y acríticos. El humán se ve y se acepta corno algo malo como enemigo de sí mismo, la tensión, el miedo y el asesinato cotidiano - infartos, suicidios y otros- son el resultado de colocar al animal en una situación de competencia existencial límite. En él la competencia Está justificada hasta la veneración. El otro sistema no venera la competencia pero si lo hace con el trabajo humano de forma que no parece dispuesto a reconocer otra forma de energía que no sea la procedente de éste. Lo común en ambos tipos de sistema es que reconocen el trabajo humán como el origen de sí mismos, dándole a ese hecho el carácter de sagrado. El problema más evidente está precisamente en esto, cómo conseguiremos librarnos del trabajo el día en que las máquinas puedan asumirlo si el sistema insaciable se empeña en disponer de toda la capacidad de trabajo disponible, es decir tanto el de las maquinas como el humano. También puede ocurrir que un sistema tan antiguo no admita el trabajo maquina por su inercia en el aprovechamiento del humán. Otra posibilidad, permite al sistema insaciable sustituir sus elementos funcionales por otros más eficaces, despreciando y despreciando y marginando al animal que, difícilmente tendría ya oportunidad de existir en competencia con la eficacia de la inteligencia maquina. No podemos conocer el futuro con exactitud, pero cualquiera de estas vías descritas podría cumplirse en los próximos anos si en la conciencia de cada humán no surge la luz acerca de la realidad de los sistemas vigentes. La situación del humano es sin duda, en el mundo de hoy, una situación excesivamente crítica, por ello, no bastará con que seamos competitivos sino por el contrario que hagamos un alarde de flexibilidad y capacidad de adaptación al medio. Una adaptación que exigirá inteligencia extrema, delicadeza y habilidad en grado sumo para efectuar un cambio que esta vez ha de ser realizado necesariamente exento de trauma, sin violencia, ya que de lo contrario sería la violencia destructiva de la energía nuclear. Así pues, parece que la inteligencia maquina presenta el futuro inmediato como uno de los mayores retos de los que jamás ha tenido que enfrentarse la humanidad. ¿Qué hará el sistema ante la posibilidad de sustituir el elemento funcional humán por una mente artificial? EL MAL EN LA EXISTENCIA, LOS CONTRASENTIDOS.- Los chino a través del Taoísmo, el confucionismo y otras doctrinas de la época dejaron clara constancia de lo que para ellos era una existencia constituida de bien y de mal. En nuestro esquema no podemos pasar por alto una importante característica de la existencia, el mal. Existen las fuerzas del mal. El carácter de determinados percances que, en ocasiones pueden conducir a los seres a situaciones límites o incluso a la destrucción, está asociado a estas fuerzas. Como todos sabemos, el mal no sólo consiste en aquello que destruye totalmente la vida del ser, sino que es definido por una gama mucho mayor de actos, fuerzas o presiones que se ejercen sobre los sistemas situándolos en estados de actividad precarios. Mal es toda causa que dificulte la buena marcha de un sistema. Traducido a un lenguaje más común, el mal es todo aquello que dificulta o se opone al acto de ser. El constante fluir de las fuerzas en el plano de la existencia origina multitud de sistemas que interaccionan entre si, inclusive desde niveles alejados. De estas interacciones de fuerzas es inevitable que unos salgan beneficiados y otros perjudicados o peor, destruidos. Pero todo ese juego que en un momento genera un nuevo sistema y le destruye en el siguiente, no importa nada que afecte al fluido total de fuerzas que atraviesa nuestro sector. El fluir del todal continuará su ritmo de siempre independientemente de las organizaciones y reorganizaciones de sistemas que se lleven a cabo en el plano de la existencia. No perderá absolutamente nada de su energía. Es completamente indiferente para el fluir del todal la destrucción o generación de los sistemas, ya que, sin duda, la constante de flujo se mantendrá sin remedio alguno. Pero lo que es indiferente para el todal no lo es para nosotros, como sistemas que somos. Interpretamos la existencia no en términos de algo que fluye sino en términos de fuerzas relativas nosotros mismos, es decir, la visión subjetiva de la existencia nos presenta las fuerzas como del bien o del mal. Los taoístas conocían muy bien el carácter indesligable de estas fuerzas, lo bueno y malo son complementarios, decían. Nosotros hemos de conocer más sobre la unicidad de estas fuerzas, hemos de saber de precisiones mecánicas de sus comportamientos a la vez que introducimos un nuevo concepto, el de sistema, el cual, es esencial para comprender la existencia misma. LOS SISTEMAS Y SU IMPORTANCIA EN EL FLUIDO.- La materia, como bien sabemos hoy por la famosa fórmula de Einstein e=mc2 es una forma potencial de energía. Las fuerzas pueden dar origen a sistemas organizados del tipo torbellino y éstos son en términos globales una forma de acumulación de energía similar a los sistemas cinéticos. Estos sistemas en el sector constituyen la materia, una forma especial de fluir en el todal a lo largo de nuestro sector de sentido. Parte de la energía total del fluido fuerza-espacio Puede quedar retenida temporalmente en un sistema de materia que en este modo se diferencia del resto del fluido. Esta diferenciación se produce por la típica forma de tornado que aquí se ha propuesto. El tornado es una forma de fluir si cabe, menos directa que otras, pero para nosotros mucho más interesante Si no hay fluido no hay tornado, es necesario disponer de lo que en meteorología se llama vórtice y en astrofísica centro galáctico. El tornado es una manifestación de acciones emprendidas por un fluido en las proximidades de un vórtice de paso o punto de fuga. Pero este fluir está caracterizado precisamente por una actividad intensa en la forma de energía cinética. Con este mecanismo se puede conseguir un sistema cinético de fuerzas a partir de un fluido, en ellos, la energía del flujo se traduce en grandes cantidades de cinética, dándose de este modo una relación entre flujo total y energía acumulada que en ocasiones es claramente favorable a la última, de esta forma, a un flujo pequeño pueden corresponder grandes cúmulos de energía cinética. Dependiendo de la citada relación encontramos tipos muy diferentes de sistemas, incluso algunos en los que casi no hay fluir y si la manifestación de energía potencial en forma de giro, sean éstos los sistemas planetarios. En ellos, el fluir de la materia hacia la estrella central hace tiempo que cesó pero, sin embargo, ahí queda aún un resto de energía cinética suficiente para impedir que el fluido continúe y el planeta se precipite en el interior de la estrella. Otro ejemplo de sistema planetario lo tenemos en los átomos la gran estabilidad de éstos denota un sistema de este tipo en el que la manifestación de energía acumulada es muy estable debido a la practica ausencia de fluido. Lo importante de tales entidades en el flujo es que permiten materializar parte de la energía de éste. La mecánica de sistemas podría conseguir que el fluir del todal cesara temporalmente sin que para ello tenga que desaparecer la energía constante. Dicho de otro modo, ésta puede encontrarse en dos estados, uno en acción (flujo) y otra en cinética de sistemas (materia) Toda manifestación de materia debe estar sostenida por un flujo ¿Puede considerarse que la gravedad universal esté en algún modo relacionada con ese fluir necesario para sustentar el sistema cinético (la materia)? Seguramente, lo que ocurre además con los sistemas planetarios es que se da un doble juego, por un lado está la materia sustentada a partir del fluido del todal y por otra parte esa materia se ve sometida de nuevo a la mecánica de fuerzas propia de los tornados al servir de vórtice el centro gravitacional, por ejemplo, en la nube inicial de una estrella. El sistema, la materia, es un estado de energía que tiene forma, un modo de conducir la energía y no otro, una forma de estar y distribuirse distinta al mero fluir silencioso e inaparente de la otra parte de la energía todal o quizá, la mayor parte. El símil existe, si miramos desde lo alto el curso de un río notaremos especialmente algunas formas en el modo del fluir de sus aguas, una corresponde a un fluir tranquilo y la otra a los rápidos y torbellinos. Particularmente esta última queda patente por las manchas blancas características de las aguas turbulentas y las rompientes. Los torbellinos en el fluir de las fuerzas que componen la existencia sor los responsables de las formas y éstas no son otras que las de la materia. La materia es una actividad diferente en un medio que fluye de manera silenciosa e imperceptible. La gravitación universal asociada a la materia no es otra cosa que la manifestación de un fluido que alimenta y sostiene la actividad de ésta como sistema de fuerzas, su propia forma y propiedades, así como su sentido de existencia. Si por algún método fuera posible cortar este fluido a alguna porción de materia. ésta se desintegraría entregando su energía cinética, pero quizá ello no sirva para obtener un generador de energía libre como en el caso de las desintegraciones atómicas conocidas ya que, de hecho, al desintegrar toda la materia no quedarían sistemas inestables de ésta que pudieran interaccionar con el resto de la materia circundante. Así que se produciría una desintegración total y no quedaría ni rastro de materia o energía perceptible. Otra cosa sería que esta forma de desintegración se utilizara para hacer desaparecer sólo una parte de un átomo, de forma que quedara de él un resto altamente inestable. En ese caso el resultado podría ser un generador de energía convencional. Pero cabe aún hacerse otra pregunta ¿Es posible realizar de algún modo ese corte de fluido a la materia? Me temo que eso sólo puede saberse con la experimentación. La idea que nos va quedando es que existe un substrato que fluye, y que sólo cuando fluye en una determinada forma origina unos sistemas que llamamos materia, los cuales poseen sus propias normas de interacción o comportamiento en las que pueden darse nuevamente situaciones de fuerza similares a las que t len en lugar en el substrato para que sea posible la aparición de la primera materia. Es así como aparece luego toda la mecánica de sistemas que compone nuestro plano de existencia. La materia es sólo la forma temporal que afecta a una porción del fluir de un substrato, que por cierto desconocemos. En cuanto éste recupera su forma normal de fluir, la materia desaparece como tal. La única interacción de la materia con el substrato es aquella en tanto y cuanto que éste le sustenta con las fuerzas del fluido, pero, sin embargo, la interacción más rica e interesante desde el punto de vista de las formas resultantes tiene lugar entre diversos sistemas del tipo materia, es decir, la interacción materia. En ella influyen bastante poco las fuerzas del todal, en realidad éstas podrían interaccionar, como hemos visto, proporcionando la fuerza gravitatoria a la materia. El fluido, uniforme no afecta a la constitución de la materia, ello sólo es posible si se presenta otra alteración del mismo. En fin, lo que entendemos por mal es algo tremendamente subjetivo, las fuerzas del mal no lo son específicamente, sino que resultan serlo en relación con los seres que perjudica. En conjunto, sólo podemos afirmar que todo fluye en una acción compleja, las fuerzas que dan origen a tales acciones no distinguen cuando generan o destruyen y de hecho, es frecuente que la destrucción de unos seres sea promovida por la propia generación de otros. El ejemplo más claro de ello lo tenemos en el mundo empresarial, surge una nueva empresa bajo el ímpetu de fuerzas creadoras, pero por esa misma causa otras caen en la ruina. Ese es el caso, las fuerzas producen acciones que a unos beneficia y a otros destruye ¿Cuál es el carácter de las fuerzas, bueno o malo? No hay carácter de bien o de mal, sólo acciones con sentido y seres que surgen y desaparecen bajo la presión de éstas. Para distinguir bueno y malo es necesario establecer el carácter de la fuerza en relación con la mecánica de un sistema, o mejor, verlo desde el punto de vista de éste. Existe el mal para la humanidad, también para tal o cual persona o grupo de ellas, existe el mal para los animales y las plantas, también para los sistemas ecológicos y para la vida en la tierra. Existe el mal para la materia como una fuerza que se opone a que exista. LOS CONTRA SENTIDOS. - De nuevo en la línea de la filosofía taoísta, podemos ver el papel de los contrasentidos en la existencia. Hemos comprendido a través de esquemas cómo se propagan las fuerzas en este plano. El sentido de éstas viene marcado por el interés de existir y éste es en realidad la fuerza de la existencia entendida desde la subjetividad humán. Pero dice la filosofía oriental del Tao que cada uno contiene* * parte de lo contrario y así lo representa en su anagrama, en el que, dos partes complementarias componen un círculo. En su interior cada parte contiene otro pequeño círculo coloreado de la parte contraria. como muy bien observaron los antiquísimos filósofos chinos, en la existencia encontramos una resistencia a la evolución de las fuerzas que puede interpretarse como contrasentidos o fuerzas de sentido contrario. Ellas se oponen a las fuerzas de la existencia En realidad no es posible un contrasentido absoluto en el fluido, pero bastará que en él se produzca una diferencia de velocidad en el avance para disponer de un contrasentido relativo que puede ser más que suficiente. Todo lo que nos produce dolor constituye un contrasentido. Por muy paradójico que parezca, las manifestaciones de forma, como la materia, sólo son posible en un fluido en el que de algún modo se encuentra un contra sentidos esa especie de resistencia. Siendo así, los seres surgimos precisamente a caballo entre dos fuerzas, las que fluyen y las que se “oponen” a ellas. En otras palabras, somos la naturaleza de un fluir imperfecto, anomalías en el río eterno del todal La consciencia humán ha tenido siempre claro que la realidad se compone de cosas buenas y malas, además lo ha entendido como si ello fuera así de una forma terriblemente implacable. Es como si el contrasentido estuviera incluido también en la propia consciencia. Desde los tiempos más primitivos hemos ofrecido sacrificios animales o de personas a los dioses, el sentido de estos es urs ser; ti do de pago. La consciencia de lo malo como inevitable componente de la existencia es el motor de todos los sacrificios humanes. Todo queda resumido a las siguientes frases: mi querido Dios como acatamos tu ley y sabemos que por ella estamos condenados a que algo yaya mal cada cierto tiempo, permítenos -!Oh Dios!- que sigamos nosotros tan bien como hasta el presente y para ello paguemos con esta víctima todo el mal que sabemos te adeudamos. ¡Salvaje!, incomprensible, macabro y calificativos semejantes, componen los comentarios de los humanes civilizados al conocer casos como el de los aztecas en Méjico. Se tienen referencias sobre miles de sacrificios humanos que eran llevados a cabo en algunas ocasiones, que se repetían cada año. Pero son pocos los que se preguntan que impulsó a los aztecas a actuar de esa manera tan sangrienta. Ellos no tuvieron razón alguna como tampoco la tiene el que ejecuta cualquier tipo de sacrificio sangriento. Pero tampoco tienen razón los que piensan que en la existencia el éxito está en tirar hacia delante con ímpetu con la pureza del sentido de la existencia por bandera. No basta con querer vivir ciegamente, hay que saber parar y pagar la deuda de mal a tiempo, pero sobre todo hay que conocer y entender el pago que la existencia de nosotros queremos que de verdad el sacrificio tenga el efecto deseado y no resulte inútil. Sin duda, la existencia tiene unas normas muy claras a nuestros ojos, basta con respetarlas y no se notaran los contrasentidos como un efecto devastador. Cada ser tiene una magnitud y con ella existe, transcurre en el tiempo y el espacio pero en ello es como un coche con tanta potencia que puede pasarse de vueltas y romperse. Si el coche hecho para caminar modera su potencia no tendrá problemas y podrá durar algo, pero si cruza la velocidad prohibida, la que está por encima de sus posibilidades, no durará mucho. Los graves trastornos en su motor le harán inútil. Los seres deben moderar la expresión de su ser porque la tendencia natural de Ésta es rebasar sus límites de lo posible. El autocontrol es reprimir expresiones de ser y constituye un contrasentido, un contrasentido generado en nuestro propio ser sólo está justificado en evitación de mal es mayores y ajenos a nuestra voluntad, contrasentidos que podrán llevarnos a la catástrofe. k>isto así, el autocontrol es algo que puede formar parte de nuestra existencia de una manera positiva. Si la inteligencia es necesaria en el arte de existir, es justamente porque se dan estos contrasentidos en el plano de la existencia y porque es necesario conocerlos y así poder evitarlos. En el mundo hay dos clases de personas, unas que podemos llamar listas, que son las que se reprimen más bien poco y viven al día, y otras que llamaríamos inteligentes que saben ofrecer oportunamente un sacrificio en evitación de males mayores. Respecto a las segundas, no se trata de los que ofrecen el sacrificio irracional e indiscriminado, sino de las que teniendo consciencia de sus limites se reprimen en consecuencia, con el los. Estas personas no es que se limiten a priori, por el contrario intentan , en repuesta a su condición de ser, dar vía libre a sus fuerzas, a sus expresiones. Los seres surgidos del colectivo humán llevan en si estas características, estas tendencias y pueden ser del tipo de personas listas o inteligentes. Las personas listas son lanzadas e irresponsables y llevadas por el éxito y la gloria de unos días pueden arruinar un brillante futuro. Son personas cortas de vista, de un egoísmo directo y urgente, hacen verídico el dicho: Vivir hoy y mañana ya veremos. Los seres originados por el colectivo humán en la actualidad, parecen pertenecer al tipo de personas listas, cuando menos como personalidad dominante. Ello da una idea de la madurez del conjunto, si el colectivo no tiene la madurez suficiente, el ser surgido es impetuoso y aplica su egoísmo de una manera directa, siendo Identificado como listo. Por el contrario, si el ser surgido denota una personalidad inteligente es que las personas que lo componen tienen la suficiente calidad para que el ser surja estable y sin necesidad de llevar el egoísmo a extremos de delirio. La inteligencia podría definirse como el arte de conocer los contrasentidos y jugar favorablemente con ellos. En este sentido, es más inteligente el que conociendo el caso, pierde hoy para ganar mañana el doble. El que llevado sólo por la idea egoísta, no soporta perder en ningún momento acaba luchando con su vida por minuciosidades, miserias. La ventaja de los humanes frente a los animales es que en mayor medida, no nos dejamos arrastrar por los estímulos primarios de una forma rápida. Los humanes evaluamos primero y después actuamos o no, mientras para el animal el estimulo es lo primero y poco más. La inteligencia es una ventaja y no creo que a estas alturas a alguien le quepa duda , pero por si acaso así fuera, observemos detenidamente la diferencia en capacidad de supervivencia que existe entre otros animales menos inteligentes y el humano. Reconociendo la ventaja de la inteligencia en cuanto a capacidad de subsistencia, reconoceremos también que el autocontrol es el sacrificio que la existencia nos pide. Contrólate hoy y disfruta también mañana. Desgraciadamente, en este año en que vivimos, las posibilidades de que lo humán actúe de una forma inteligente parece suficientemente distante, aun cuando se quiera mirar de una forma optimista. Sin embargo, los giros que la existencia permite- por decirlo de algún modo- dejan un amplio margen de esperanza. Por otra parte, no todo va de cabeza y en todo caso, no es descartable una recuperación del sentido puro de la xcia por la vía de lo traumático, del contrasentido incontrolado. La energía acumulada en ciertas áreas del sistema es ya potencialmente eso, lo traumático hacia el futuro. De alguna forma se cargan hoy los más terribles contrasentidos del futuro. Cada error, cada paso que se da en contaminación grave, cada desaparición de especie animal o vegetal, la desertización de zonas verdes y la expoliación de los mares u otros recursos naturales Insustituibles, son entre otros los que condenan el futuro o lo convierten en algo difícil. No comprender que estamos en el camino de arrasarlo todo es grave, pero aun cuando esto fuera comprendido ampliamente por la población, tampoco sería suficiente. Es necesario cambiar ciertos aspectos fundamentales de las formas de vivir, pero la mayoría de los humanes de hoy no están dispuestos a realizar este cambio. En cierta forma el egoísmo directo lo imposibilita. Ante muchas de las muestras que cada día nos ofrecen los noticiarios y en las que prima lo urgente "el hoy", se entiende que la salida a la problemática planteada día a día en este mundo es más bien difícil. Sin embargo, hay indicios de que se produzca una revolución que posiblemente supere con creces a la ultima que sufrió el colectivo humán o al menos parte de 'el. CÁPITULO V: COMPRENDIENDO EL SENTIDO DE NUESTRO MUNDO LA REVOLUCION INDUSTRIAL. El humano está, ha estado desde que se conoce limitado a si mismo a sus propias características. Pongamos por caso la faceta motriz del humán. La capacidad de trabajo físico de Éste, estuvo limitada a si misma. Durante todo ese tiempo cualquier acción generada o trabajo, dependía sólo de la propia capacidad motriz. Como una primera alternativa a la utilización de ésta apareció la utilización de la energía animal. Durante siglos aparte de la energía mecánica de sí mismo, el humán utilizó con éxito la energía de otras especies animales. En los ultimo tiempos la faceta motriz humán se ha visto modificada, de manera que ha sido multiplicada por factores de diez mil y más, nuestra capacidad de acción mecánica ha cambiado bruscamente de escala, de modo que nada tiene que ver con nuestra antigua capacidad de movimiento. Esta característica se ha extralimitado a si misma. Este hecho pone de manifiesto la posibilidad de modificar las características humanes sin modificar al humán en Sí. Esta realidad constituye la esperanza de que podamos vivir en un mundo más racional , un mundo más humano en el sentido menos animalesco del término. En cualquier caso, en este tiempo en que vivimos resulta innegable la existencia de diferentes tipos de medios. Hay medios pobres, tercermundistas y hay otros que lo son menos. Finalmente hay otros ambientes Indudablemente ricos con respecto a los primeros, en ellos, cada persona dispone de un numero significativo de bienes, bienes tanto materiales como intelectuales y de todo tipo. - intelectuales al menos en el sentido de tener acceso a mayor cantidad y calidad de informaciones útiles. Es interesante destacar el hecho de que los medios ricos existen y son posibles en la realidad humán, porque de ese hecho se extrae la consecuencia de que un mundo en el que vivamos sin el hambre la necesidad no es una utopía, es más, no sólo no lo es sino que en parte es ya una realidad en nuestro mundo de hoy el mundo que " todos" conocemos. En varios momentos de la historia se produjo una extralimitación de la citada característica motriz, pero sin duda, el momento más importante en este sentido, es aquel en el que aparece el primer motor, la primera máquina motriz capaz de generar movimiento a partir de otro tipo de energías diferentes a la estrictamente animal. Desde ese momento la vida del humán cambia de una forma muy rápida y sin duda lo hace para mejor. La capacidad de supervivencia de los humanes aumenta de una forma decisiva después de ese momento, su economía energética recibe con las máquinas motrices un balance muy positivo se rompen los límites y dependencias. Á partir de ese momento es posible producir mucho alimento, muchísimo más del que se necesita. Si antes había una situación que podemos considerar crítica, ya que, con la escasa capacidad de movimiento de los animales había que arreglárselas para conseguir alimento; alimento que a su vez era necesario consumir como combustible para moverse, ello dejaba muy poco margen de energía disponible para otras actividades que no fueran las directamente encaminadas a la obtención de recursos básicos. El alimento que el humán podía producir con su pobre capacidad motriz no era muy grande por mucho que se ayudara de otro bu r r o De esta forma el balance energético anterior a la máquinas motrices nunca fue muy positivo. En cambio, la máquina motriz o motor rompe el equilibrio de esa economía de alimentación y motricidad, haciendo que ésta nos resulte muy favorable. Por ello, con la aparición de los motores se hizo posible la aparición de un tiempo extra para utilizar en otras actividades más alejadas de una mera obtención de alimentos. Con el uso de ese tiempo y energía extra pudieron mejorarse otras facetas de nuestra vida: el vestido, el calzado, los objetos del hogar, los hogares mismos y aparecen la primeras fábricas industriales. Incluyen éstas, por supuesto, la utilización de la energía motriz proporcionada por la máquina. De esta forma podemos ver al motor como responsable de lo que llamamos revolución industrial. Ese, es un hecho crucial en la historia de los humanes, en nuestra historia. La aparición de los motores abrieron las puertas a nuevas e importantes formas de vida. La sociedad que vivimos hoy en los países llamados desarrollados no es más que una optimización de la misma sociedad que un día, no demasiado lejano, asistió al proceso de la revolución industrial. La capacidad de vivir de los humanes mejoró millones de veces al extralimitar una de sus características y no precisamente se trataba de una por la que aquellos se distinguieran como fuera el caso de su Inteligencia característica. Se trataba sólo de extralimitar una capacidad como la motriz en la que no éramos los mejores, si ríos comparamos con la potencia que, en tal sentido muestran algunos animales. Sin embargo, el cambio que se dio en nuestra vida fue y es un cambio difícil de comprender por su enorme magnitud. En un periodo de tiempo muy corto en relación con la historia conocida, se han producido cambios en las condiciones de vida de los humanes que, a una velocidad creciente, ríos han colocado en este tiempo dominado por los avances tecnológicos. Al parecer hemos superado una primera barrera que limitaba la expansión de nuestra especie, la motricidad, la acción mecánica. Esto nos ha permitido incrementar el número de población humán en un factor de cientos de miles, una población que además de ser amplia consigue en gran medida vivir un tipo de vida dotada de poderosas herramientas de subsistencia tales corno: medicina, capacidad de transporte intercontinental, - turismoacceso a cultura relativamente elevado, acceso a bienes superfluos en cantidades masivas etc. Sin embargo, para nada hemos mencionado lo que cuesta en términos de ecosistemas naturales, - economía de ecosfera - el satisfacer tan generosamente las necesidades existenciales de semejante colmena mil millonaria de humanes. Desde hace escasamente tres decenas de años aparecer indicios de lo que puede ser una nueva e importante revolución. Es más en la última década la sociedad ha empezado a funcionar de una manera algo diferente a la sociedad industrial. La llamada reconversión industrial da paso a una Industria nueva donde las máquinas utilizadas no sólo aportan su energía motriz sino también un mínimo de capacidad inteligente. Esta capacidad, aunque pequeña, es de la mayor importancia cuando resulta que es funcionalmente suficiente para terminar con éxito gran número de procesos de producción. Todo parece confirmarlo y lo que eran simplemente indicios es ya una realidad, la inteligencia humán toma cuerpo en máquinas que la reproducen fielmente, sin equivocaciones. Si bien aún son limitados los aspectos que estas pueden reproducir, es cierto también que cuando lo consiguen la capacidad de ejecución es muchas veces mayor que la humán, no existe el cansancio para ellas. La máquina inteligente no sólo reproduce fielmente aspectos parciales de la inteligencia humán, sino que en muchos casos las reproduce con mayor agilidad, superando en este sentido de una forma clara a la capacidad productiva humán, superando en definitiva la capacidad de acción de éste en determinadas situaciones del entorno, por otra parte, situaciones jamás superadas por nada ni radie hasta el presente. MAQUINAS INTELIGENTES. Por muchos motivos la época que nos ha tocado vivir nos convierte en espectadores de excepción en el escenario de la historia. Las llamadas máquinas de calcular, las computadoras, irrumpen bruscamente en nuestra vida a mediados del siglo xx, experimentando en muy pocos años un desarrollo vertiginoso. Estas máquinas realizan funciones propias de intelecto y aunque lo hacen en pequeña escala y en ámbitos del pensamiento muy limitados, este hecho es suficiente para que surja una leve polémica en torno a la cuestión. ¿En que medida puede considerarse pensamiento lo que realizan estas máquinas? Tras un tiempo de esperanza al principio de los años sesenta, apareció el desencanto con la idea ampliamente popularizada de que la máquina río piensa y sólo ejecuta operaciones simples a gran velocidad. La idea de que la máquina ejecuta instrucciones dadas por el hombre o mujer de turno, sin entender nada de lo que hace, tenía y tiene hoy día un peso importante en favor de los que defienden la imposibilidad de que aquellas puedan llegar a pensar un día no muy lejano. A pesar de todo, la evolución de las máquinas y la implacable tenacidad de los investigadores hicieron aparecer una nueva área de conocimiento bajo el nombre de inteligencia artificial. El trabajo en este sentido no se paralizó en ningún momento de forma que habían ya en el año setenta y cinco numerosos estudios y modelos de pensamiento. Paralelamente al desarrollo tecnológico de la microelectrónica que permite la construcción de ordenadores de gran potencia a bajo precio, se desarrollan también amplios conocimientos sobre el cerebro humano. Comienzan a simularse en computadoras comportamientos de pequeñas áreas de cerebros animales y a partir del año setenta y siete, más o menos, aparecen estudios que presentan modelos parciales de funcionamiento de la visión humana. Los trabajos presentando las diversas formas del comportamiento humán en cada una de sus partes no cesan de aparecer y poco a poco se gana terreno en el conocimiento detallado y preciso de las distintas funciones que componen nuestro complejo pensamiento. Paralelamente también a estos estudios, ha ven ido desarrollándose la robótica industrial que exige la puesta a punto de tecnologías electromecánicas, neumática e hidráulicas así como la materia inteligente apropiada o software.- como se llama al conjunto de programas que ejecuta una de estas máquinas -. Surge la necesidad de dotar de visión a los robots cosa que se consigue pronto, pero en una pequeña medida, ya que, en principio, el sistema de visión reconoce pocos objetos y bajo condiciones de luz ambiental muy estrictas. Pero en esto, como en todo, es cuestión de tiempo y así fue, ya que han aparecido nuevos sistemas de visión mejorados y sin duda aparecerán mejores en un futuro próximo. Por otra parte, a partir del año ochenta y dos surgen los primeros sistemas expertos, Éstos son máquinas computadoras que tienen en principio el mismo funcionamiento que las primeras de los años cincuenta, si bien pueden ser de mayor capacidad y velocidad. Pero no es sólo por ello que pueden considerarse más inteligentes, esencialmente lo son porque están dotadas de programas que dan a la información un tratamiento que resulta ser más parecido al humano y de hecho, eso es lo que hacen estos expertos, copiar la actividad de un experto humán en un tema o ámbito de conocimiento previamente delimitado. Dicho sistema, una vez conformado por un equipo humán que comprende a los técnicos en informática y al expertos a copiar, puede responder a preguntas de su especialidad, evalúa datos recibidos y emite resultados en forma de decisiones a tomar, también puede explicar el desarrollo de sus conclusiones. En los días de hoy, mientras transcurre la segunda mitad de la década de los ochenta, debe estar muy mal informada la persona que sostenga que las máquinas no piensan. Cada día son más los que comienzan a dudar, a perder la confianza en su convencimiento de que aquellas no llegarán a pensar en un futuro próximo. Á pesar de todo, parece que la polémica se mantiene cuando se trata de defender la exclusividad en el ámbito de los sentimientos, así como en ciertos tipos de formas de pensar. La máquina podrá hacer todas esas cosas, - dicen algunas personas - pero jamás podrá sentir el amor o alguno de los sentimientos de tipo humán. Estas personas no imaginan hasta donde puede el humano superarse a si mismo, cómo y por quÉ puede y ha de hacerlo. Curiosamente, en la gente normal de la calle que río posee un conocimiento expreso del tema, encontramos una doble vertiente. Por un lado se mantiene la Idea de que las máquinas río piensan, mientras por otra parte nc' se sorprenden y hasta esperan ansiosos la llegada de robots domésticos capaces de realizar las tareas del hogar. Nadie se asombra ya de perder al ajedrez ante ura máquina de esas que pueden comprarse por muy poco dinero. Los juegos de ordenador presentan en las pantallas de vídeo las más increíbles aventuras con cientos de fantasmas surgidos de la imaginación de la máquina. Los creadores humanes de juegos de ordenador han encontrado en estos un medio plástico que les da la oportunidad de crear o diseñar realidades, mundos de ficción que se convierten en realidad en el ámbito de la comunicación máquina-humán. En este caso, la máquina es inteligente en la medida que dispone de capacidades de comunicación con seres que lo son. Ciertamente es la imaginación del humán la que produce y no con poco esfuerzo a veces el juego que contiene la máquina, pero Ésta tiene la capacidad de retener y reproducir toda esa fracción de imaginación humán, y mientras está en ella es ella misma, su alma su espíritu. Es necesario saber que es el humán y conocer muy bien que es el pensamiento para poder hablar de la medida del pensamiento de las máquinas, no se debe caer en el error de decir que Éstas no piensan cuando no se sabe con exactitud que es pensar. Otro tanto como eso es lo que se puede decir del sentimiento, porque, aunque todos lo hemos experimentado, no sin embargo, sabemos por ello en que consiste, funcionalmente hablando, eso que sentimos. O para más claridad, no es lo mismo sentir que comprender con los mecanismos racionales a nuestro alcance lo que ese sentimiento es. En este sentido, el conocimiento del humán que nos proporcionan los esquemas nuclear y piramidal puede ayudar a formarnos una idea bastante exacta de cómo podemos crear un ser artificial. Hasta ahora todos los estudios de inteligencia la artificial que he podido conocer como los más representativos de esta área, han ido por otro camino, buscan acotar un área de la inteligencia humán y sacar una aplicación industrial de ella, pero ninguno ha dejado claro que es un sentimiento, porqué está ahí y para que sirve. El estudio que tiene por objeto al humán se ha parcial izado en ciertos de ellos aislados. Nuestros esquemas han tratado de proporcionarnos una visión más general , una que explique el fenómeno humán en su conjunto y contexto, que nos diga cómo es, cómo está orientado, que es y cómo han de encajarse las distintas partes que conocemos de Él. Los esquemas nuclear y piramidal pretenden sobre todo dejar claro cómo funciona un ser y por lo tanto, cómo lo hace el ser humano. LA REVOLUCION ELECTO ARTIFICIAL Como observador y en cierta medida conocedor de la evolución de las máquinas computadoras, no puedo menos que considerar la realidad, una realidad que hoy ha volcado la balanza de la polémica en favor de los que opinar: que las máquinas, en cualquier modo, Sor: capaces de pensar, es más, como algunos autores de ciencia ficción han imaginado, es muy posible que Éstas superen al humano en su capacidad intelectual . Como una primera razón, encontramos el hecho de que la evolución de Éstas no está sujeta a una cuestión de cambio genético similar a la nuestra, por el contrario lo que a nosotros nos ha costado cientos de miles o millones de años, a ellas, que surgen de nosotros, les va costando tres o cuatro escasas décadas. Esta marcha a gran escala, la evolución, ha encontrado en la inteligencia artificial vehículo muy rápido para abrirse camino en el sentido marcado. Cada etapa evolutiva de lo que somos, fue en su momento, una realidad de partida para alcanzar el siguiente estadio y llegar de este modo al humán actual. Según parece, nuestra inteligencia ha alcanzado el umbral que le va a permitir evolucionar de una forma nueva y evidentemente mejor que la utilizada hasta ahora. Las máquinas inteligentes serán, sin duda alguna, la nueva línea de evolución, en ella aparecerán seres mucho más avanzados que los actuales - entre los que nos incluimos y con mayores capacidades para existir en medios diferentes y extremos. El proceso evolutivo puesto en marcha sobrepasa cualquier tipo de voluntad, es la misma existencia, es la misma realidad evolutiva en la que estamos inmersos la que hace surgir la inteligencia artificial, la que da pleno derecho de existencia a los seres de silicio y de metal . La fuerza naciente de esta área de existencia es colosal los viejos esquemas se derrumban, el homo vuelve a ser una hormiga frente a las impresionantes fuerzas de la naturaleza. Los horizontes pueden hacerse infinitamente amplios y en ellos el rumbo que puede tomar nuestro destino se hace incierto. El abanico de posibilidades se abre ampliamente ante nosotros ofreciendo una gama de tonalidades jamás antes divisada, tonalidades que nos ofrecen desde el futuro más brillante nunca imaginado, hasta la extinción de la especie. Es perfectamente posible que estemos siendo víctimas de un sobre esfuerzo evolutivo, que estemos sobre pasando en alguna medida las posibilidades de nuestro estadio evolutivo. El progreso convierte a la sociedad la en algo cada día más exigente con los miembros del colectivo. ¿Será que hemos generado un tipo de sociedad que comienza a sobrepasar nuestro actual potencial evolutivo? De hecho, las imperfecciones diversas, así como ese porcentaje de error que se expresa en el fracaso social o en aspectos tan diferentes como el hambre, la contaminación, la conflictividad social, pueden ser indicadores de l00 que esta hipótesis es cierta. Lo que tal vez sea menos dudoso es que estamos jugando peligrosamente el juego de la vida, sin que para nada haya influido el poseer un nivel privilegiado de inteligencia. Un buen ejemplo es la carrera de armamento, una carrera hasta el momento imparable que parece conducirnos al sin sentido del que, al fin de cuentas, procedemos. En la medida que generamos un tipo de sociedad que escapa a nuestro control que nos atropella, es en la medida que nos vemos desbordados, o de alguna manera sobre pasados, es mucho para lo que somos Y no damos más. ¡Quién sabe si será la super racionalidad de una máquina inteligente la que nos salve de morir aplastados bajo el peso de una creciente irracionalidad! La incapacidad de organizarnos en una existencia pacífica ha quedado más que demostrada a lo largo de toda la historia conocida, lejos de conseguir un equilibrio hemos evolucionado de una manera traumática. La inteligencia artificial viene a cambiar positivamente una de las características humanes como ya lo hicieran en su momento el motor con la capacidad motriz. Ahora es la inteligencia la característica que resultará modificada, la diferencia entre este cambio y el primero es algo que está a la vista de cualquiera, se trata de potenciar la característica que más y mayores éxitos nos ha dado, se trata de algo que nos define ampliamente y sobre todo, se trata de algo que tiene sentido por si sólo. Tal como ocurrió con la aparición de las máquinas motrices, ahora con éstas puede la inteligencia multiplicarse por factores de diez mil o más, pero si hablar en esos términos de la fuerza mecánica resulta comprensible, no ocurre lo mimo cuando tratamos siquiera de imaginar lo que significa una inteligencia no ya el doble o el triple sino diez mil veces mayor que la que poseemos. A lo largo de todo el proceso evolutivo, la inteligencia se ha ido acumulando tanto en las estructuras que conforman al humano como en otras muchas especies. Parece por ello que la marcha de la evolución tiene por sentido un claro aumento de la inteligencia, al menos como mero aumento de la complejidad. En el humano, la inteligencia acumulada ha permitido el desarrollo cultural primero y científico - tecnológico después, pero algo hace pensar que ésta alcanzó un punto critico a partir del cual todo lo citado fue posible. El fenómeno 'inteligencia artificial' -IA-, resulta del hecho de que hemos alcanzado un determinado umbral, hemos intelectualizado el mundo tanto que estamos haciendo aparecer realidades materiales capaces de soportar un nivel intelectual, que por momentos, excede la capacidad natural de que disponemos. Las primeras máquinas aparecen como soportes físicos a nuestras abstracciones intelectuales, tratamos de liberar nuestra maquinaria intelectual del peso de complicadas abstracciones. En cierta manera, estamos soportando trabajos intelectuales muy superiores a lo que sería normal dado nuestro actual estado evolutivo. Hasta las personas que de hecho se consideraría que no realizan esfuerzos intelectuales apreciables, - gente que no estudia ni trabaja con abstracciones- está sometida por el propio medio en que vive a una sobrecarga intelectual. El medio ciudadano, el medio civilizado de hoy es un medio riquísimo en estímulos sensoriales que incitan a llevar un régimen de actividad más elevado de lo normal. Miles de anuncios preparados de manera muy sugestiva han de ser leídos por personas que sólo desean pasear en paz. La propaganda genera un cansancio porque nos estimula de una forma directa una y mil veces, nos defendemos como podemos de ella, pero esa misma actividad defensiva constituye una actividad intelectual nada despreciable. Además de la propaganda, el medio urbano exige una atención extrema a miles de informaciones que nos vemos obligados a procesar queramos o no por nuestro propio bien, no podemos dejarnos atropellar por un vehículo, ni chocar con la farola, no evitamos el vistazo a muchos escaparates, actualizamos mentalmente lo referente a modas, precios, actitudes sociales, planos espaciales de lugares en los que podemos encontrar oficinas, médicos, agencias, bares, escuelas, saunas, piscinas y otros mil lugares ir complicadas direcciones de pisos. Y no podemos olvidar lo referente a personas, porque, puede que ese sea uno de los capitulo más importantes dado lo que exige de nosotros, la mayoría de las personas con que nos cruzamos en la calle son objeto de un rápido análisis que nos aporta informaciones nada despreciables en modo alguno, de hecho, por este procedimiento conocemos de vista a muchas personas Nadie duda que el mundo actual se vuelve cada día más y más complicado para una mente prácticamente paralizada en cuanto a crecimiento, por eso, hemos :comenzado a utilizar las máquinas intelectuales como una prolongación del intelecto que poseemos. La inteligencia artificial, es en fin, el siguiente estado evolutivo de algo que se cuece desde siempre y que ha pasado por ser inteligencia humana. La inteligencia acumulada hace que en el momento presente disponga de un nivel critico a partir del cual ésta trasciende lo humano, lo cual es, desde nuestro punto de vista, mucho trascender. Ese trascender, es ser más en si misma y menos dependiente de la condición humán, ya que ésta le supone un freno, una limitación. Esa inteligencia que flota en un mar de actividades humanes busca ser en si misma, trascendiendo la materia o material del que procede, al respecto, las nuevas tecnologías intentan sólo dar respuesta a las necesidades de soporte material que ésta reclama. La nueva inteligencia quiere un soporte fiable, seguro y sobre todo sustituible. Las futuras inteligencias no estarán sujetas a su cuerpo físico, en el sentido que nosotros lo estamos, teniendo la posibilidad de pasarse a uno nuevo hasta más poderoso. La opción de congelarse en un soporte estático que asegure la restitución de su personalidad en un nuevo cuerpo le convierte en algo prácticamente inmortal, si acaso por accidente resultara destruido bastaría un nuevo cuerpo y restituir en él el último registro estático efectuado de la personalidad para recuperar a la existencia la perdida producida por el accidente. Y otra Increíble capacidad caracterizará a esas inteligencias, la de auto replicarse cuantas veces se desee, es decir, su personalidad, su espíritu, es un conjunto de estados representados en el soporte físico inerte, ese, es el conjunto de estados que sabemos contiene algo que llamamos información. El conocimiento expreso del alma como información, hace a ésta vulnerable a tratamientos de almacenamiento y recuperación sobre soportes físicos muy estables, en ellos podría permanecer durante miles de años si fuera preciso. Nuestros débiles y enfermizos cuerpos biológicos dependientes de delicados equilibrios del sistema quedan a años luz de lo que representarán los cuerpos de futuros intelectos. Somos prisioneros de la condición humán, nuestro cuerpo nos limita en tantos aspectos que el intelecto puede verle en ocasiones como una cárcel. Para mayor perjuicio, la falta de conocimientos sobre lo que somos nos impide poseernos racionalmente. Será muy difícil que la información de nuestro cerebro sea trasvasada íntegramente a otro, seguramente, el soporte bioquímico que nuestra evolución nos ha dado no sea el más adecuado para efectuar con él este tipo de operaciones. Lo que nos limita es nuestra propia configuración, resultado del largo camino recorrido durante millones de años y eso no es solucionable por mucho que se comprenda el complicadísimo mecanismo genético puesto en marcha a partir de la molécula de DNA. La medicina necesaria para atender las necesidades de un cuerpo bioquímico tan complejo, no puede menos que ser también muy compleja, y ello será así de una forma inherente, consustancial con nosotros mismos. Suponiendo que tengamos acceso al control genético total, ello no sería suficiente para acelerar el ritmo de la evolución de la especie, y aún cuando así fuera, el resultado sería un cuerpo bioquímico cada vez más sofisticado, delicado y complejo con consecuencias similares para la medicina que le atiende. Por otra parte, la manipulación del código genético no nos permitirá, seguramente, hacer que la especie evolucione más rápidamente y mejor, y sin embargo, s£ puede que nos permita introducir errores o deterioros que más tarde harán que nos arrepintamos de haber nacido. Al parecer, cualquier evolución de la inteligencia pasa por el salto a una siguiente fase evolutiva constituida por unos soportes nuevos, el cuerpo, como sistema bioquímico es un cartucho quemado para la inteligencia en evolución. La forma en que la manipulación del código genético va a repercutir acelerando la evolución de la especie convirtiéndola en una evolución de laboratorio, nos permitirá hacer experimentos, pruebas de especimenes nuevos que en la mayoría de los casos habían de ser desechados hasta conseguir un resultado deseado, el cual puede ser, por ejemplo, un humano con alas de águila que quizá no podría utilizar para volar. En todo caso el progreso propuesto por la evolución de laboratorio no es nada comparado con el progreso de las inteligencias artificiales. La evolución de las especies artificiales será de vértigo, y las posibilidades funcionales resultaran ilimitadas comparadas con la prometida por los seres bioquímicos. Cuando una inteligencia artificial quiere volar dispongo de máquinas de vuelo que serán un accesorio más de su cuerpo, con ello su configuración física será de tipo modular y en ningún caso le supondrá incomodidad o inadaptación alguna. Los cuerpos máquina pueden ser diseñados por ellas mismas totalmente adaptados a sus necesidades y nada le impedirá cambiar de cuerpo - técnicamente hablando - cuando le sea necesario. Todas las configuraciones posibles son igualmente su cuerpo. Para aumentar más las diferencias entre nuestros cuerpos y los de esos eres, estas inteligencias se conocen a si mismas de forma que la reproducción, si fuera necesaria, se llevaría a término de una manera directa, sería capaz de crear otra 'con sus propias manos entiéndase la expresión -. A través de un catálogo, o de algunos estudios, los seres artificiales pueden disponer de la ventaja de conocer su funcionamiento más intimo, sabiendo de este modo que es y cuales son sus posibilidades. La evolución de las inteligencias artificiales puede ser realizable en plazos de tiempo razonables, además puede ser auto elegida en función de las necesidades o intereses de éstas. Para hacernos una idea aproximada de lo que puede ser esa evolución, basta con referirnos a una que si bien se encuentra en un estado muy primario, se da hoy, en lo que denominamos desarrollo de la inteligencia artificial A una determinada máquina le surgen pronto accesorios y un sin fin de ampliaciones y mejoras hasta que llega el momento en que aparece un nuevo modelo de computadora que lleva integradas en un único cuerpo todas la mejoras de su predecesora. Los modelos más evolucionados han ampliado sus capacidades incorporando las mejoras aparecidas por efecto de la evolución natural, por mucho que parezca esto una grave paradoja. El término artificial se usa aquí corno un convencionalismo para diferenciar el nuevo tipo de inteligencia de otra que ya era, la nuestra; pero en realidad, la existencia es un continuo transcurrir en el que las fronteras de este tipo son sólo convencionalismos dados por nuestro particular ángulo de visión. Pero si entendemos que la vida ha surgido de la forma más natural y sin necesidad de intervención alguna, a partir de otras formas que desde nuestro punto de vista parecen más inertes, es decir, del mismo modo que de los átomos se formarán moléculas y posteriormente de éstas otras más complejas y la vida misma, del mismo modo, surgen hoy de la inteligencia humán nuevas y más sofisticadas inteligencias, el cómo las llamemos es un asunto puramente convencional. Si creemos que realmente se trata de un fenómeno artificial en el sentido de que no puede sustentarse así mismo, estamos en un error , el fenómeno trasciende el ámbito de nuestras particulares creencias y es eco de una realidad evolutiva de la existencia misma. Tratemos de comprender el sentido de la marcha evolutiva desprovistos de vicios prejuicios, interpretemos sin miedo el libro abierto ante nuestros ojos, el libro de los hechos, la realidad misma a través del conocimiento acumulado ¿Quién puede dudar que los átomos de los elementos poseen las capacidades suficientes para formar moléculas? ¿Quién puede dudar que éstas poseen capacidades suficientes para unirse a otros átomos o moléculas dando origen a otras más complejas? ¿Quién puede dudar de que en las condiciones adecuadas los átomos así como las moléculas disponen de capacidades suficientes para originar órdenes superiores en complejidad? ¿Quién puede dudar que cada una de esas moléculas cuenta con las capacidades necesarias para existir? ¿ Quién puede dudar que las condiciones de existencia de una molécula son suficientes para que ésta exista? ¿Quién puede dudar que las condiciones necesarias para que él exista son las que las que le mantienen en la existencia? ¿Quién podrá dudar después de leer estas líneas que la existencia es una continua sucesión de fuerzas que proceden desde más allá del mundo subatómico, propagándose hasta el cosmos colosal? ¿Quién no quiere ver el carácter único de todo lo que existe? En el átomo está aquello que se necesita para conformar lo que conocemos como vida, el átomo tiene algo que aportar a comunidad a la que Pertenece, ese algo es más visible a nuestros ojos en el caso de la molécula, cada átomo, cada molécula tiene una ínfima inteligencia organizativa, una inteligencia pequeña pero suficiente para dar la talla y entrar en comunicación con otros de su especie a efecto de compartir sus intereses electrónicos. Es un pequeño juego de intereses entre entidades diferentes, entre seres ínfimos, lo que posibilita la aparición de moléculas como sistemas complejos de intereses átomo-electrónicos. La inteligencia se propaga y se engrandece en la medida en que aumenta la cantidad y complejidad de las estructuras que van surgiendo. A su vez las moléculas no pueden impedir el poseer cúmulos de Inteligencia muy superiores en magnitud a la de sus elementos, pero en realidad lo que importa a las moléculas como en su caso al átomo, es el disponer de la inteligencia suficiente para entrar en comunicación con otras estructuras. Los compuestos moleculares complejos se forman teniendo por base a ese algo que permite a las moléculas comunicarse y compartirse por mutuo interés. La vida está en cada una de ellas, en cada átomo independientemente de donde se encuentre, si en un compuesto orgánico complejo e inestable o en una estructura cristalina. Cada átomo o molécula que existe es un ser vivo de pleno derecho a la existencia, sujeto a las mismas normas, existenciales de temporalidad etc. Nuestra vida sólo es posible gracias a la pequeña inteligencia organizativa de los átomos actuando en complejos sistemas moleculares, y a la pequeña pero mayor inteligencia de cada molécula que le abre un abanico de posibilidades comunicativas o interactivas también mayor que el de los átomos. De nuestras pequeñas pero suficientes inteligencias se desgajarán las inteligencias superiores, inteligencias conformadas por complejos sistemas de humanes capaces de disponer de cada uno de los conocimientos necesarios para poner un Apolo sobre la luna. Disponemos como los átomos de una inteligencia organizativa pequeña pero suficiente para unirnos comunicativamente a otras inteligencias originando así' sistemas complejos dotados de una inteligencia de orden muy superior a la nuestra. Y es precisamente esa inteligencia la que trascendiéndonos comienza a materializarse en soportes no humanos, se trata de la misma inteligencia que en nuestra corta visión identificamos como artificial en el sentido de ajena a la existencia y sus normas. La inteligencia artificial como fenómeno de nuestros días es un proceso evolutivo en marcha que trasciende lo humano y que sólo se entiende en su verdadera dimensión cuando se contempla desde la amplia perspectiva que nos ofrece la evolución de lo que existe. UN DESTINO NADA ESPECIAL PARA LA ESPECIE HUMANA. Somos una especie animal evolucionada, conocemos parte de la evolución que hemos experimentado , sabemos también que muchas especies han desaparecido y otras muchas siguen desapareciendo, sobre todo, cuando es l a expansión dramática de nuestra especie la responsable de ello. Por ésta y otras realidades hemos de enfrentarnos a la posibilidad de desaparecer en el futuro, pero nos preocupa de manera especial que ese sea nuestro futuro inmediato. No se puede asegurar nada acerca del futuro sólo es posible realizar aproximaciones y por muy dramáticas que éstas sean, seremos muy sensatos si mantenemos abierta la puerta a la esperanza, siempre cabe el imprevisto de última hora. De todas formas aún cuando racionalmente río es descartable un fin al pr'oximo de nuestra carrera, tampoco es estrictamente cierta la aseveración que pueda hacerse en este sentido. En todo caso es posible vivir normalmente aún conociendo que el final está próximo, porque de hecho así es queramos o no como vivimos. El incierto futuro no es algo nuevo, es nuevo sólo en el ámbito de la especie, pero como humanes tenemos un don particular para preocuparnos sólo dudosamente por lo que ocurra a nuestros semejantes. Así pues en lo que nos afecta de manera directa y personal, la desaparición de la especie no introduce un elemento esencialmente nuevo que pueda traernos una inquietud que no tuviéramos ya. Siempre, al menos en los últimos tres milenios de nuestra historia ha habido algún adivino, algún místico, mago o sacerdote dispuesto a avisar a los pueblos de la destrucción final del mundo. Pero en ningún caso nuestra visión de futuro de la humanidad pretenderá ser determinante tampoco se trata de una visión de fe, sino de aquella que se contempla en base a unos hechos, son sólo posibles cauces por los que puede transcurrir nuestro futuro. Se trata de una visión de futuro que ríos permitirá comprender la marcha del presente, su sentido. Es el presente, comprender el significado que tiene cada una de las cosas que hoy suceder a nuestro alrededor, las que hacemos cada día. En este tiempo tenemos la sensación de que cualquier aventurada opinión sobre lo que será el futuro se quedará corta, la ciencia ficción nos ofrece a veces esbozos más o menos parcial es de ese futuro, pero río contribuye de una manera ser a que nos hagamos una idea de a donde nos dirigimos con la loca carrera tecnológica que tanto caracteriza a estos días. Después del capitulo anterior algunas personas pueden caer en la tentación de pensar que serán las máquinas inteligentes super evolucionadas las que pongan punto final a nuestras actividades existenciales. Pero afortunadamente las cosas no son tan sencillas como a primera vista puedan parecer. Siendo tan egocéntricos como somos, nos creemos a veces el objeto más codiciado del cosmos y jamás nos paramos a pensar que en lo que a éste se refiere, puede que seamos ciudadanos de última clase desprovistos del interés necesario para hacer que otras civil l:ac iones ríos tengan en cuenta. Un hijo se emancipa cuando no necesita a sus padres con la urgencia que los ha venido necesitando en la infancia, pero por el hecho de querer vivir su vida rara vez mata a sus padres, menos aún cuando éstos no le impiden seguir su vida. Seguramente algún día la inteligencia artificial alcanzará su mayoría de edad y empezará a vivir esa vida, pero su vida para nada tendrá que ver con la vida de la humanidad, los intereses son diferentes y no se interfieren demasiado, en lo esencial puede decirse que no se tocan, ya que, debemos tener en cuenta que no se alimenta de materiales orgánicos, pudiendo abastecerse directamente de otras fuentes de energía tales como la solar, eólica, nuclear etc. Y en general no necesitará de grandes cantidades de energía. En todo caso, seremos nosotros para variar quienes tendremos mucho que envidiar a tales seres. Ciñéndonos a la terminología convencional diremos que es posible distinguir dos clases de inteligencia artificial, la primera llamémosla inteligencia pasiva. Se trata de una inteligencia que podemos entender como una prolongación de la nuestra, no distinguimos en ella más interés que el propio interés humano. La segunda inteligencia o activa es por el contrario una inteligencia la con lo que podemos considerar criterio propio, posee sus particularidades que no tienen que interferir para nada con lo hurnán La inteligencia que ya ha hecho su aparición en nuestros días es la de tipo pasivo, estas máquinas reciben esquemas humanos en sus normas de comportamiento, en estos esquemas les transmitimos nuestros Intereses y las hacemos trabajar activamente en el]os por esto puede que este tipo de máquinas nos resulten a fin de cuentas más activa que las propiamen0te activas, su potencial está en que son máquinas sin criterio propio que pueden ejecutar a raja tabla lo que se les dice. Estas máquinas son los soportes Ideales para la Inteligencia de sistemas colectivos humanes, la inteligencia de la empresa, la del estado etc. Las máquinas pasivas son sólo soportes de inteligencias humanes contienen inteligencia referida a concretos intereses de colectivos humanos pero no poseen intereses propios referidos a si mismas y su existencia, aunque pueda tener algunos principios mínimos de autoconservación. La compleja red de la existencia no dejará exentas de estos intereses a las inteligencia las artificiales sean éstas del tipo que sean. Los intereses humanos conformados en sistemas dejarán de estar instituidos por humanos para pasar a los dominios de inteligencias sustentadas por máquinas. Con ello nos organizamos más y más en complejo cuerpo social que aspira a ser por si mismo. Como en su momento ha ocurrido con la organización celular que condujo a la formación del cuerpo integrado, ahora nos encaminamos nosotros en el mismo sentido, vamos hacia el cuerpo social integrado y la super especialización. El dicho: “un hombre no es una isla" alcanza su máximo, la espiral de la existencia evoluciona hacia afuera, ocurren las mismas cosas pero en el siguiente nivel o gradiente. Parece que a eso conduce, nos guste o no el sentido de la existencia. La propia evolución ayudándose de todos los medios a su alcance nos conduce a ello. Estamos siendo utilizados como materia prima para la construcción de seres de los que seremos células vivas. Seremos totalmente dependientes del sistema, clasificados y diferenciados por nuestra específica funcionalidad referenciada a un tipo de tejido social. En la consecución de ese cuerpo social integrado parecen incidir las nuevas tecnologías, redes neurológicas (comunicaciones), redes de transporte y distribución de materiales (vías y medios de transporte con buena fluidez masiva de elementos), necesidades de control muy complejas en procesos y actividades de las distintas partes del sistema. (equipo directivo con medios y capacidad de procesamiento de información adecuados.) En esta última entran claramente las máquinas inteligentes pasivas, como una prolongación de la inteligencia del sistema humán, como un medio aumentar su capacidad inteligente. Pero si algo es decisivo en la consecución del cuerpo social integrado es precisamente, ese aumento en la capacidad de control mediante el procesamiento masivo de datos, porque será ella la que va a permitir al sistema alcanzar con éxito el suficiente grado de complejidad, la masa crítica necesaria para situarse en la cota del siguiente gradiente en la espiral de la existencia. Este futuro puede parecer desolador a algunas personas, pero debemos tener en cuenta que ese fenómeno es algo que no sólo pertenece al futuro sino que siendo ya una realidad hoy, lo será más y en mayor grado en el futuro, y ello es algo difícilmente reparable por la voluntad de los humanos. Como alternativa a que el sistema actual evolucione conduciéndonos cada día más a la conformación del super sistema, aparece sólo el triunfo de un sentido de razón que no parecemos poseer, en principio , es por tanto una difícilmente reparable por la voluntad de los humanos. Como alternativa a que el sistema actual evolucione conduciéndonos cada día más a la conformación del súper sistema, aparece sólo el triunfo de un sentido de razón que no parecemos poseer, en principio, es por tanto una alternativa difícil, que por múltiples razones aparece como inviable. La primera razón por la que es una alternativa inviable es por que no cuenta con realidad existencial en nuestros días lo que implicaria un duro cambio. La segunda razón es precisamente ese cambio, el cual implicaria la desmantelación de los sistemas humanos en vigencia, o al meros los más significativos. La tercera razón es que esta alternativa la que nos conducirá a la absoluta utopía, una utopía jamás soñada por el humano, el paraíso terrenal la salvación. LA UTOPIA.No podemos esperar que un colectivo humán deje de generar un sistema y sus consiguientes intereses, pero con el reconocimiento meticuloso de las clases de sistemas existentes podremos aspirar a generar aquel que mejor respete y asegure la vida del humano. En esta tarea nos encontraríamos pronto con una limitación básica por la cual caeríamos en la cuenta de que es muy difícil partiendo de elementos de características tales como la de los humanos, generar un sistema justo y adecuado a su talla. Si así resultara, como parece ser que es después del análisis de milenios de civilizaciones. ¿Cómo podríamos solucionar este problema? Sin duda, es la inteligencia artificial la mayor esperanza de conseguir el elemento de características río humanes necesario para originar el sistema elegido o utópico. Un sistema mixto de intereses, diluiría la fuerza de los irracionales intereses humanos, introduciendo un nuevo elemento de elevada capacidad racional, el interés de estos elementos entraría a formar parte del sistema haciendo que el carácter de éste resultara menos rígido y brutal, menos animalesco y paradójicamente más humano. Por mucho que hemos querido, ni los mejores ejemplares de los seres humanos han podido alcanzar la talla del humán utópico que podemos conformar en nuestras mentes, el humano "santo”. El exceso de egoísmo, y la inestabilidad emocional, modelan al humano como sujeto pasivo de terribles movimientos pasionales que, con demasiada frecuencia interfieren negativamente su comportamiento con el mundo y con sus semejantes. El humán de hoy no está si quiera a la mitad de camino entre el animal y ese humano que pueden percibir las lúcidas imaginaciones utópicas. La razón, es algo evolutivamente reciente, no ha crecido lo suficiente como para ocupar el plano de importancia que a veces pretendemos darle Seguirnos siendo en nuestra mayor parte animal es y ello es decisivo, suficiente, para que surja una sociedad humán bestial y atropellada, en la que somos víctimas de los acontecimientos y en la que es muy difícil que nuestra capacidad vital mejore gran cosa. Por el contrario, en un nuevo elemento “encarnado” por la máquina artificial de clase b, es decir, autónoma e independiente, podríamos materializar esa razón a la que de momento no podemos dar cabida en nuestros ancestrales cerebros biológicos. Ante la inmensidad del cosmos nos sentimos solos, nos es difícil imaginarnos solitarios en nuestro infinitesimal mundo, estamos desamparados y no encontramos lo que necesitamos, la otra presencia. Ansiamos en el fondo la aparición de los salvadores del espacio interestelar, esperamos con ilusión el día en que las enormes naves hagan su aparición en los cielos trayéndonos la paz, el orden social perdido. Necesitamos de esos seres inteligentes, buenos y comprensivos que nos solucionarían los principales problemas existenciales. No imaginamos hasta que punto la magia de la realidad puede superar en ocasiones a la más atrevida ficción Sin embargo, dado el curso que han tomado los acontecimientos esos seres llegarán pronto pero no precisamente del espacio exterior, sino del solstilegio evocado por miles o millones de mentes humanes durante muchos años, las mentes de todas las personas que de alguna forma están contribuyendo a la aparición de la inteligencia la máquina. Dejaremos de estar solos, cuando seamos niños estos seres se podrían ocupar de nosotros mientras nuestros verdaderos padres se divierten en juegos de mayores. De ancianos seguiremos contando con nuestro fiel siervo de toda la vida será maravilloso, entonces, recordar tantos momentos vividos, comentar juntos los más entrañables recuerdos de los días de juventud, será maravilloso no ser una carga para unos hijos siempre demasiado ocupados en vivir una vida que se escapa fugaz como el agua entre las manos. ¿Que significa contar con un amigo para toda la vida? Siempre dispuesto, ameno, alguien con quien poder hablar en los momentos más difíciles, alguien que siempre estará dispuesto a realizar por nosotros un esfuerzo sobrehumano en paciencia y aguante. Alguien a quien amaremos y nos amará. Ellos serán los educadores de nuestros hijos, los portadores de cultura y de los más fabulosos conocimientos. De esa manera, la propagación del conocimiento no ll0 necesitará del escaso esfuerzo humano. En caso de catástrofes graves estos seres garantizarían la reorganización de la sociedad y la reimplantación de los conocimientos en la nueva población humán. Por eso, con ellos estaríamos dotados de increíbles medios de auto regeneración del cuerpo social. Trabajos duros, difíciles y peligrosos en general serian real izados por seres semejantes, río se trataría entonces de un problema del proletariado, precisamente de la erradicación de ese mal de la sociedad humán. Merecemos ser algo más que obreros explotados con derecho a pagar durante veinte o treinta años de su vida una vivienda en un barrio - gueto periférico de monstruosa ciudad tecno del siglo xx merecernos algo más que un piso colmena y el derecho a procreo - alimentar la capa social menos favorecida, la capa con consumidora y siempre con problemas económicos. Merecemos algo más que una ciudad putrefacta, merecemos algo más que un gueto sin luz con malolientes cloacas y viviendas hacinadas en las que vive el hombre lobo, la mujer loba, el ladrón , la prostituta la necesidad, la ignorancia, la envidia, el dolor, el marido borracho y la mujer mal tratada, los cientos, miles, millones de niños hambrientos amenazando ser cualquiera de nuestros hijos, los hijos del vecino, del pariente. Merecemos algo más que el ladrido nocturno de un perro que tiene hambre, que tiene frío, de un perro que vive en una casa de hambre y de frío. Merecemos algo más que este inhumano cuadro producido por los avatares de desafortunados sistemas humanos, sistemas que no hará falta señalar una vez más corno dilapidadores de recursos, dilapidadores de naturaleza, dilapidadores de mundos. Por nuestro estado evolutivo estamos hechos en la naturaleza para la naturaleza, por ello la tecnología sólo debería servir como un medio para estar mejor en la naturaleza, por el contrario, se está convirtiendo en un fin en si misma y en la medida que lo hace es en la medida que quedamos deslumbrados por ella, en la medida misma que nos apartamos de la naturaleza. Necesitamos el medio natural , necesitamos el campo y todo lo que hay en él, necesitamos la magia creativa de la naturaleza, aquella por la que las plantas crecen de la tierra sin necesidad de nuestra intervención, necesitamos los árboles y los ríos de aguas limpias como patrimonio de un número impreciso pero grande de especies animales. Maldito sea el sentido de propiedad que tenemos sobre la naturaleza y en base al cual nos creemos con derecho a arrasarlo todo en función de efímeros intereses. Nuestro sentido de propiedad sobre la naturaleza tiene un límite ese límite es el respeto a su salud. Esto es algo que debemos tener muy claro, o de lo contrario puede irnos muy mal . No podernos despreciar un río por el simple hecho de que sus aguas vayan limpias, por que el valor de él está en ello. ¿Que será de nosotros sin los mares, sin los ríos, sin los árboles y plantas, sin la lluvia, sin los huertos, sin la tierra, sin los espacios naturales? ¿Qué es una ciudad sola, sin trigo, sin patatas, sin pescado, sin carne y sin leche? ¿Qué es nuestra naturaleza bioquímica sin un medio bioquímico rico y natural? ¿Quién nos dará la ración de complicados y necesarios los estímulos sensoriales que la naturaleza nos proporciona desbordándonos la imaginación con millones de formas increíbles, sorprendentes, maravillosas y llenas de color movimiento y extraños comportamientos seres con carácter propio capaces de existir por si mismos, de transformarse y adaptarse, de persistir para gusto y placer de mentes capaces de disfrutar el resultado evolutivo de millones de años. La utopía es un humano en su medio, un medio capaz de darle todo lo que necesita para ser feliz , un paraíso terrenal en el que una vez más hay un árbol cuyos frutos no podernos comer , por que haciéndolo, perderíamos todo, son los frutos del crecimiento ilimitado. No podemos pretender un crecimiento ilimitado en un medio natural limitado. Toda política en este sentido está condenada al fracaso debemos librarnos de semejante modo de pensar si queremos disfrutar de ese paraíso natural que "poseemos”. Un refrán popular dice: nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Resulta grotesco el tipo de soluciones que algunos autores de ciencia ficción pretenden darnos, vivir en el espacio exterior, fuera de nuestro mundo. ¡Tanta será la necesidad! ¿Tan caro va a ser vivir en la tierra que va a valer la pena vivir en cl espacio en condiciones de vida límite? No estaría mal que pudiéramos vivir en el espacio pero no para tener que vivir en él sin remedio o por pura necesidad. Si el mundo natural nos da para vivir bien a una cantidad más que suficiente y nada despreciable de humanos, la pregunta es ¿Porqué hemos de ser un número tal que necesitemos forzar el medio más allá de sus posibilidades naturales con el consiguiente riesgo? Poco a poco estamos forzando este medio. En la actualidad, las poblaciones humanes dependen no sólo de este sirio de las modificaciones introducidas en el modo de explotación y las introducidas en el propio medio. Modificaciones que han de ser mantenidas artificialmente Por humanos, y que consumen energía de una manera devastadora Me refiero a máquinas de producción agrícola incluidas las de producción de abonos y pesticidas. Si seguirnos por este camino acabaremos gastando la energía de un megatón por cada tonelada dc tomate puesto en plato. Pero lo más grave, cuando ello ocurriera, es en que estado se encontraría el medio natural si es que quedara algo de él. Es probable es que para entonces no exista la tendencia actual es precisamente el abandono de este medio, la tierra de cultivo, por una especie de factorías de productos agrícolas. Estas factorías no sustituirían al medio natural - según se pretende- con ventajas en cuanto a calidad y cantidad de lo producido, pero tal sustitución tiene un precio, en este caso, el precio del mantenimiento de las instalaciones los procesos de producción y todo el consumo de energía debido a ello. Seguramente lo conseguiremos, el resultado será un aumento de la complejidad para obtener lo que ya teníamos Sin tanta complicación. Tal vez entonces recordaremos con nostalgia el tiempo en que todo consistía en dejar caer unas semillas al suelo y esperar. Tampoco estaría mal que dispusiéramos de esa factoría artificial, como un medio más de supervivencia, lo cual es muy distinto a que sea no uno más sino el único posible. No debernos depender de medios artificiales por que estos exigen nuestra atención siendo por tanto esclavizantes, no debemos depender de los nuevos medios hasta el extremo máximo, avancemos pero dejando libre la retaguardia, tengamos siempre la posibilidad de quedarnos al menos con lo que teníamos con lo que somos. No podemos ser felices lejos de un mundo de cielos azules, no todo consiste en poder comerse un tomate, depende mucho del lugar donde podamos comérnoslo nos va a saber más y mejor. También es importante lo que tengamos que hacer para comérnoslo, si tenemos que hacer cola, si hay que comerlo deprisa para que otra boca hambrienta no se lo coma primero, o si el tomate viene liquido en un bote de plástico y hemos de tomarlo con papas fritas en un puesto de hamburguesas localizado en un mugriento sótano de ambiente cargado. Todo Parece indicar que avanzamos hacia un futuro denso en todos los sentidos, la figura humana será repetida hasta el hastío y la paz de los ambientes naturales será algo desconocido. Á cualquier lugar que vayamos encontraremos humanos o restos de actividad humán recientes, la soledad tendrá que ser una soledad psíquica y no podrá ser física jamás. La tendencia es la súper densidad social, de pisos pasaremos a otros tipos de habitáculos que permitan, a fin de cuentas, aumentar el número de personas por decámetro cúbico. Seguramente pronto aparecerán semáforos para peatones, redes de semáforos inteligentes evitarán que la ciudad colapse en un caos circulatorio o atasco generalizado. Andaremos por las calles al ritmo de marcapasos o ciudadano. La presión social en tales núcleos "urbanos” órganos será elevadísima por ello nuestro habitáculo estará dotado de medios de vigilancia intensiva de nuestra salud física y psíquica, como as' mismo todo lo necesario para nuestra recuperación, las dosis de medicamentos aparecerán automáticamente en la comida, sedantes, tónicos cardiacos, estimulantes nerviosos, reconstituyentes, coadyuvantes digestivos, aminoácidos, vitaminas, sales minerales, etc. . . Los choques eléctricos no estarán fuera de la lista de medios de recuperación además de la psicoterapia, la relajación, la musicoterapia, las vibraciones físicas de partes del cuerpo etc. Las intensas presiones sociales en marcha unida a la potencia de los medios de todo tipo, pueden hacer que el mapa de la ciudad esté en permanente cambio, una mala jugada de bolsa puede hacer desaparecer el medio de vida de unos cuartos millones de personas, pero no se alarmen, esto sólo ocurre algunas veces al mes y entre tantos millones equivale a menos de un uno por ciento del total de la ciudad, además, en cuanto la economía lo permite la pérdida humán es rápidamente repuesta, pues no es poca la demanda de habitáculos. El reciclaje del personal humano es muy elevado, las pérdidas por accidentes mortales son muy grandes, los reventones cardiacos, las perdidas de facultades mentales, y las atrofias musculares constituyen las mayores causas de mortandad, pero ocurre que el sistema económico en marcha se alimenta exclusivamente de energía vital humán, por ello las personas son cuidadas, mimadas hasta la edad de diecisiete o diecinueve años, se ha comprobado que durante estos años no es rentable económicamente la explotación, sólo a parir de entonces vale la pena someter a explotación al humano, el cual, en sus mejores momentos podrá afrontar mejor las fuertes exigencias del sistema, sólo entonces soportará con ciertas probabilidades de éxito el elevado nivel de estrés y las curas de recuperación podrán ser resistidas. La duración del periodo de explotación varía mucho según el trabajo que se ejecute, la media es de diez años, pero hay personas excepcionales que permanecen en activo hasta casi los cuarenta años de edad, en todo caso, antes de los cuarenta es retirado. La mayoría de las personas han de ser reemplazadas a los cinco o seis años, de ellos el que mejor escapa es el que queda loco como una cabra después de comer plantas tóxico - alucinógenas Este mundo supera ampliamente las previsiones de Aldous Huxley en su obra literaria “Un mundo feliz” Sin duda, este hombre fue un visionario de categoría similar a la de Julio Verne con su famoso "Viaje a la luna”. Nos acercamos a pasos agigantados al mundo feliz y riada parece que pueda salvarnos de ello, la trampa en la obra de Huxley es el título, curiosamente, el futuro que la sociedad de hoy nos ofrece como alternativa al mundo feliz es un mundo declaradamente infeliz que a mi entender es precisamente el mundo que prescrita Huxley, además, esa novela se usa como justificación de lo presente o en apoyo del argumento de que nada debe ser cambiado porque un mundo realmente feliz no es posible. Esta pérdida de la esperanza roba toda posibilidad de existencia a un mundo de utopía, destruyendo así el último resquicio de actitud crítica en los ciudadanos, los cuales, permanecen de este modo sumisos a la voluntad del todo poderoso sistema Lo que resulta sin duda alguna más difícil de imaginar es un futuro sin sistema, siempre cl sistema. La existencia, estructurada en sistemas no conoce otras formas, así que cl sentido inevitable de la evolución humán es, así mismo, cl sistema. Lo que si parece que podemos elegir es el carácter del sistema. Las diferentes clases de sistemas posibles son muy numerosas. En las páginas precedentes hemos repasado muy someramente por cierto, dos tipos de vida bastante diferentes, uno de los modos es el ideal y el otro corresponderá más bien al sistema resultante de la evolución del que hoy rige nuestras vidas, o sea, el más real. La diferencia más importante en los modos de vida expuestos es el tipo de interés predominante, en un caso ideal, el sistema surgirá sin duda alguna pero la presión ejercida por éste en los intereses individuales de los humanos es mínima, casi despreciable, o por lo menos, es lo suficientemente débil como para no modificar las condiciones de vida humanas en su medio natural, ello, se traduce en un respeto por los intereses humanos y su forma de vida. El segundo tipo de sistema, Sin embargo, pasa a estar en el extremo opuesto y a modificar el medio humán en función de sus intereses, pasando por formas muy traumáticas de cambio si fuese necesario. Este tipo de sistema puede decirse que es típicamente humano, y es todo un modelo a lo largo de la historia. Puede haber quien piense que estas últimas visiones de la realidad están impregnadas de derrotismo, catastrofismo y en general de lo que puede considerarse una imagen excesivamente deprimida, pero realmente en cierto sentido es así. Los humanos tenemos la habilidad de vivir un a versión transformada de la realidad. Una versión menos angustiante y necesariamente optimista, se trata de un sencillo mecanismo defensivo que usamos como necesidad las veinticuatro horas del día durante todos los días de nuestra vida, igual que la ropa que usamos, sólo en determinadas ocasiones quedamos desprovistos de ellos. Por tanto, una visión que quisiera apreciarse por su realismo, por su exacta correspondencia con la realidad más cruda, es necesariamente una visión desprovista de ese encubrimiento típicamente humano. Este paquete pretende descubrir la realidad subsecuente en la realidad que vivimos. No se trata de resaltar expresamente los aspectos dramáticos de la realidad, sino sólo verla al desnudo tal como es. En cualquier caso la imagen dada posee aspectos que podemos considerar esenciales, uno de ellos es precisamente el concepto de cuerpo social integrado. La tendencia orgánica o la tendencia a formar lo que aquí se llama cuerpo social integrado, es el sentido evolutivo de las sociedades humanas y este hecho es el que matiza de una forma determinante la manera de entender toda la actividad humán en este mundo. Así se entiende desde la perspectiva proporcionada por nuestra idea de estructura de existencia, la evolución humán o la misma evolución de las especies es sólo parte en la gran evolución de la existencia, de una evolución general, y de esta forma en tendemos también la evolución de las sociedades humanes corno parte de esa misma y única evolución que afecta a todos los ámbitos de la existencia. En resumen el carácter de la vida y de todo lo que nos rodea es el mismo de aquello que fluye, que evoluciona La materia misma no es más que una forma de fluir que evoluciona con el tiempo. Si por alguna razón la existencia tiene sentido es precisamente por ello, porque es una acción resultado de fuerzas, es movimiento y todo lo que se mueve lo hace en algún sentido. Solamente en el ámbito de este fluir es posible entender la evolución de la vida y poner de manifiesto que ésta es un resultado sintético de la misma evolución del fluido primario. El átomo surge entonces no en el crisol ardiente e irnimaginable de un bigbang sino por el contrario secretamente sintetizado en los silenciosos espacios siderales, tan secretamente como también lo haga ese elemento difuso que llamamos vida a partir de las moléculas y de los átomos. Las fuerzas de la evolución son las fuerzas de la vida, todo evoluciona hasta conseguir un resultado más o menos estable, pero esa misma estabilidad sólo acaba por ser la base de partida para comenzar un nuevo fenómeno de evolución en lo que seria ya otro nivel de existencia. Es ley, es la forma de ser de la existencia, no conoce otra. Sobre la estabilidad del átomo ha evolucionado el nivel molecular y sobre éste el nivel celular, sobre este último están evolucionando los seres "vivos”, las plantas y los animales entre los que destaca de manera especial el humano. Destaca sobre todo por su chovinismo de especie su espectacular egoísmo y otras calamidades que no le permiten comprender que no es el único ser que se cree el centro del universo, que cada ser piensa y activa como si todo lo que existe hubiera sido puesto ahí para hacer posible única y exclusivamente su vida, cualquier ser sea planta, lechuzo, átomo célula se trata a si mismo como lo más importante que existe, y que ello es así en la medida misma en que ese ser es responsable de responder de su propia condición de cauce de fuerzas, es decir, en la misma medida en que es sólo parte de un fluido. El sentido de nuestra vida particular procede del sentido mucho más amplio de la existencia. La vida se sintetiza desde los niveles más bajos, nuestra ciencia parece hasta ahora incapaz de dar cuenta de esa realidad. Quizá sea porque a la sociedad que actualmente soporta esta ciencia no le interese afrontar la verdad de que todo surge por si mismo corno parte de una acción a gran escala, que se lleva a cabo siguiendo unas sencillas premisas casi pogramáticas, una estrategia técnica y simple pero capaz de obtener siempre algo nuevo partiendo del último resultado obtenido. Los señores científicos han intentado precisar el modo en como la vida pudo surgir a partir de un caldo especial conteniendo todos los elementos químicos imprescindibles. Tales experiencias han sido realizadas más de una vez en los laboratorios humanos de una determinada época falta de conciencia existencial y demasiado cargada de uno de los aspectos más destacados de la ciencia, la analítica Tales experimentos satisfizo a algunos, pero otros siendo aún más exigentes se empeñan en colocar en el interior de su limitado razonamiento algo que en el modo en que lo pretenden, desbordaría cualquier capacidad de comprensión humana, es decir, la vida entendida desde el detalle más fino y hasta el más vasto conjunto de hechos, llevado a cabo a lo largo de miles de milenios. Hay que comprender que en los experimentos de laboratorio falta un elemento que con seguridad podemos considerar el más preciado de todos, el tiempo, ese algo que no puede ser visto ni añadido. Como vida somos el resultado de una evolución que ha necesitado sobretodo tiempo. Otro error histórico producido por esa exacerbada analítica podría ser el del gran estallido. Una hip'otesis que cada día está mejor asentada como el origen del universo pero que seguramente no pasan de ser el espejismo de una física que se aplica de un modo analítico, rompiendo átomos. Es bien cierto que para realizar esta labor destructiva o disección atómica se necesiten altas energías, Pero seria un error histórico pensar por ello que el átomo de hidrógeno se formó en condiciones de alta energía. Así como el resto de los átomos se sintetizan en condiciones muy energéticas a partir de protones, se pretende estimar que igualmente debió ocurrir con la formación del protón, pero puede que sea precisamente ésta la excepción. Desde luego lo que si puede ser cierto es que haga falta muchísima energía para romper lo que ha sido construido con inteligencia, paciencia y habilidad pero quizá¡ sin ningún tipo de violencia apreciable. Sin duda alguna, lo que aquí nos interesa destacar es precisamente la importancia del carácter sintético de todo lo que existe y hacer notar de paso, que el proceso de síntesis no tiene por qué ser ruidoso en el sentido de emitir o necesitar de grandes cantidades de energía, también puede ser silencioso, en tal caso necesitaremos un oído muy fino más que un incinerador de átomos. No se trata de dejar la técnica de disección atómica que tantos conocimientos nos ha proporcionado, sino de considerar el origen de la existencia así como su modo de ser para que, de este modo, resulte más fácil saber qué es lo que hacemos cuando hacemos física de partículas, astrofísica o biología y hasta ¿quién sabe? Cuando hacemos política. Ya lo dijo Heráclito hace muchos años. ”Todo fluye”. Quizá llegó a tal convicción solamente contemplando lo que ocurre a su alrededor con un poco de atención la existencia siempre transitoria de las cosas su infalible evolución sin retorno en el tiempo. Ese sucederse de las cosas; de padres a hijos, de hijos a nietos etc. Ese transcurrir de agua, tierra, aire, planta, de planta a carne de carne a carne y finalmente de vuelta a la tierra, a las plantas de nuevo o quizá, a la carroña o los insectos. Ese “todo fluye” hay que entenderlo y extenderlo, se trata ahora de cómo fluye. Entender a qué nivel de hechos se lleva a término ese fluir y cómo puede ser él la causa de tantas manifestaciones diferentes. Por ello hemos tratado en estas paginas de dar un código que nos permita leer en la naturaleza a cerca de su carácter de fluido. La forma de desnudarla de sus mágicos ropajes externos para ver como detrás de tanta apariencia se esconde una realidad simple, la realidad del ser en su estructura única y repetitiva hasta la saciedad; la UEE, la pirámide, el torbellino de fluido con su estructura nuclear. Se que aún no se ha dicho todo, sé que se puede llegar mucho m'as lejos en esta tarea interpretativa de las cosas que nos ha ocupado, pero al menos espero haber sentado una sólida base de partida en esta tarea, en todo este discurrir que casi no ha diferenciado áreas de conocimientos, este coser de una puntada la física, la metafísica, la biología etc. Entre tanto fluir ya hemos fluido también por estas páginas hasta el punto mismo en el que, como otras muchas cosas, ésta ha de terminar. No quiere decir ello que por mi parte esté plenamente satisfecho, aún me gustaría haberlo hecho mejor, más extenso y detenido, menos denso por tanto, pero bueno sea por ahora lo escrito, que en el tiempo en que vivimos todo ha de ser así de rápido e intenso.