Improcedencia de Amparo y sobreseimiento (análisis de las distintas causales) Hemos sido convocados el día de hoy para platicar sobre las causales de improcedencia y sobreseimiento. Debo confesarles que cuando me invitaron a platicar con ustedes me pregunté cuál sería el propósito de la charla cuando, por una parte, las reformas constitucionales en materia de amparo y de derechos humanos y han sido divulgadas durante el último año en todos los foros y, por otra parte, no tenemos aún Ley de Amparo. Sin embargo, los organizadores me comentaron que la idea era aproximarse al proyecto de ley de amparo que está en las cámaras y que se espera sea aprobado en términos más o menos de cómo está la iniciativa. Con esta intención revisé el documento del proyecto de ley y vengo ahora a compartir con ustedes algunas impresión es que me surgieron a partir de esta lectura. De inicio, les ruego que tengamos como punto de partida las dos reformas hermanas de la Constitución en materia de amparo y de derechos humanos. ¿por qué? Por varias razones: la primera porque lógicamente el cambio legislativo deriva precisamente del impacto de esas reformas; segundo, porque en estos meses sin ley, los juzgadores de todo el país y la SCJN hemos empezado a reconstruir el juicio de amparo según nuestra visión de lo que debe ser el juicio de amparo ahora, de manera que hemos ido construyendo una serie de herramientas para juzgar, que no tienen asidero en la Ley de Amparo vigente, sino en la aplicación directa de la Constitución, de la Jurisprudencia y tesis aisladas de la SCJN y del impacto de los derechos humanos. Entonces, queramos o no, esta nueva construcción del juicio de 1 amparo nos ha generado una serie de convicciones que ahora puede verse confrontadas con la iniciativa de ley. Por ello tanto, voy a comentarles la impresión que yo tengo del juicio de amparo a raíz de las reformas, específicamente en los temas de improcedencia y sobreseimiento, sin que en esta primera etapa me refiera a la iniciativa de ley, para que en un segundo momento me refiera a esta última. Como ustedes saben, la improcedencia y el sobreseimiento quizá son dos de las figuras que más han contribuida a la mala fama del juicio de amparo. Y es natural porque significan la manera en que un juicio fracasa, porque se torna imposible que quien va en búsqueda de justicia vea satisfecha su pretensión. Aunque por años he sostenido que las causales de improcedencia son necesarias, porque todas ellas descansan en principios que son necesarios para la seguridad del tráfico jurídico o que constituyen candados necesarios para el debido funcionamiento del sistema judicial, no puedo dejar de reconocer que la práctica ha convertido a las causales de improcedencia y sobreseimiento mena armas, mecanismos de los que se valen frecuentemente los juzgadores para no estudiar los asuntos que se someten a su conocimiento. Entonces los índices de revocaciones de resoluciones de sobreseimiento son elevados, lo cual quiere decir que uno de las causas del problema es la mala práctica judicial. Con estos antecedentes podemos preguntarnos cómo operó la reforma constitucional en cuestiones de improcedencia y sobreseimiento. Me parece que desde el punto de vista constitucional, hubo pocos cambios, por supuesto significativos, pero que en general no significa una transformación general del sistema. Específicamente impactó en los siguientes temas: amplió los supuestos de procedencia del juicio de amparo indirecto y del amparo directo, incorporó algunas jurisprudencias y creó 2 algunas reglas particulares respecto del principio de definitividad; sobre el tema de interés legítimo; y suprimió el sobreseimiento por inactividad procesal. Esta enumeración refleja que de manera general no hubo un pronunciamiento específico del constituyente sobre la mayor parte de las causales de improcedencia. Voy a precisar estos cambios en el texto constitucional. Sobre la procedencia del juicio de amparo indirecto, se modificó al menos formalmente en tres aspectos: el objeto de impugnación, el contenido de impugnación y los sujetos partes del juicio. En el objeto de impugnación, porque antes se decía que el juicio procedía en contra de leyes y actos y ahora se dice que en contra de normas generales, actos y omisiones; el conte nido de la impugnación porque antes sólo se decía garantías individuales y ahora se establece la violación de los derechos humanos previstos en la Constitución y en los tratados internacionales suscritos por México y las garantías que la Constitución otorga; Sobre la procedencia del amparo directo, porque en la Constitución se establece la posibilidad de un amparo adhesivo para combatir las violaciones cometidas en el juicio o en la sentencia cuando el afectado por ellas obtuvo en el juicio. Sobre el principio de definitividad, porque incorpora el criterio de la SCJN en el sentido de que este principio sólo opera cuando se prevea la suspensión del acto, esta medida no se sujete a requisitos mayores de los previstos por la ley, cuando el plazo para proveer sobre la misma no sea mayor al previsto para la suspensión en amparo. Y se mantiene la obligación de preparar el juicio de amparo combatiendo las violaciones procesales mediante los medios ordinarios de defensa pero ya no se reserva para la materia civil, sino para todas las materias. Excepto las relacionadas con menores, familia y penal cuando el quejoso sea el sentenciado. En materia de interés jurídico, porque se mantiene el interés jurídico para los actos dictados por los tribunales, pero para los demás casos se admite el interés legítimo individual o colectivo, siempre que se afecte directamente 3 la esfera jurídica o indirectamente por la posición que el quejoso guiar de frente al ordenamiento. Finalmente, se suprime el sobreseimiento por inactividad procesal y la caducidad del procedimiento de ejecución. Estas son las reformas constitucionales en materia de procedencia; sin embargo, en opinión de muchos de nosotros, la reforma constitucional además exige que el juicio de amparo se torne en un recurso efectivo. Esta transformación no deriva de la reforma en materia de amparo sino de la reforma en materia de derechos humanos, porque uno de los derechos humanos que debe ser respetado, protegido, promovido y garantizado es el debido proceso, y el debido proceso exige que el afectado por una violación a sus derechos humanos cuente con un recurso efectivo. ¿Qué es un recurso efectivo? Podríamos señalar algunas características: debe ser idóneo para reparar las violaciones cometidas, es decir, que su estructura procesal sea adecuada para el tipo de litigio; que será eficaz, es decir, que a través del amparo se obtenga resultados; que conceda una defensa plena, es decir, que el afectado tenga toda la oportunidad para hacer valer sus derechos; y que se resuelva en un plazo razonable. Este es verdaderamente el reto que se deriva de la reforma constitucional, porque el juicio de amparo ha sido declarado en diversas sentencias de la SCJN como un recurso que no es efectivo. Si ustedes tienen presentes esta premisa, entonces la transformación del juicio de amparo debe realizarse teniendo un cambio de actitud hacia el amparo y hacia el justiciable, y teniendo en mente algunas exigencias en lo que toca a la improcedencia y sobreseimiento del juicio pues tanto el desechamiento de las demandas de amparo como el sobreseimiento en el juicio también debe ser excepcional. Primero, porque al haberse ampliado el objeto, el contenido y los sujetos del juicio del amparo indirecto, así como al adoptarse el interés legítimo, numerosas jurisprudencias , creencias y prácticas judiciales ya no pueden utilizarse. La segunda, porque en caso de duda, el principio pro-homine exige que ante una norma que admita dos 4 interpretaciones, se aplique la que sea más favorable al particular; la tercera, porque si las causales de improcedencia significan el fracaso del juicio, la aplicación de las normas debe hacerse de manera estricta y siempre que esté plenamente demostrada; Para demostrar estas afirmaciones, basta mirar lo que está ocurriendo en los tribunales: por ejemplo, se han planteado juicios de amparo en materia de medio ambiente y de ecología; se ha reclamado la violación al mínimo vital; se ha reclamado actos de verificentros o de concesionarios o de instituciones de educación superior; se han reclamado omisiones legislativas; en todos estos casos no es clara la improcedencia del juicio, al menos no, mientras no entre en vigor que dé algunas respuestas a las cuestiones que se plantean. Y aunque esto ocurre en materia administrativa, podemos volver los ojos al la materia penal y entonces se está discutiendo los casos que antes llamábamos como de incomunicados y que ahora se plantean como de desaparición forzada; o en materia civil los derechos al honor o a la intimidad, incluso a la vivienda. Existen pronunciamientos de tribunales de otros países que consideran que el deber del Estado de otorgar una vivienda incluye la prohibición de desalojos masivos. O en materia de seguridad social, o de reparación del daño por prisiones prolongadas en caso de personas que han resultado inocentes. Esto nos ilustra simplemente que estamos frente a otro paradigma. Con estos antecedentes, me parece que ahora podemos mirar al proyecto de ley de amparo y observar que novedades nos ofrece en la materia de improcedencia y sobreseimiento. Si alguien me preguntara como preámbulo para entrar al detalle del proyecto de ley, cuáles son las líneas generales de la reforma, le respondería que en mi opinión, el proyecto responde a tres tendencias: la primera, por supuesto, incorporar al texto de la ley secundaria los contenidos de la reforma constitucional. Pero lo interesante, como ustedes observarán es que el proyecto de ley no responde a las interrogantes macro que nace de la reforma; la segunda tendencia, es incorporar algunos criterios jurisprudenciales o desestimarlos, lo cual indica que sus autores revisaron la jurisprudencia como 5 un referente de la reforma; la tercera, es incorporar la modernidad en medios de comunicación y específicamente medios electrónicos y firma electrónica. Con estas tres guías podemos comenzar el detalle. Iniciaremos con los sujetos en el juicio. La ley trae dos novedades, una define como autoridad para efectos del amparo a cualquier ente, independiente de su naturaleza formal, que tenga el poder de crear, modificar o extinguir la situación jurídica del quejoso; y Iniciaremos con el objeto de la procedencia del juicio de amparo indirecto. La regulación de este tema en el proyecto es similar a la contenida en la ley vigente; es decir, existe un artículo similar al que hoy tenemos como 114 (que ahora es el número 107 ) que establece el momento en que el juicio puede promoverse, y luego tiene otro artículo que concentra las causas de improcedencia, similar al 73, que ahora es el 60, que hace una enumeración de ellas y al final incluye la genérica que se refiere a las demás que establezca la Constitución y la ley de amparo. Primero vamos a considerar el artículo ----- similar al 114 que nos regula por separado las reglas para reclamar las normas generales, los actos de los tribunales judiciales, administrativos y del trabajo; y los actos que no provienen de tribunales. Para las normas generales, conserva el esquema de la ley anterior, es decir, se pueden reclamar por su vigencia o por su aplicación. Ahora hace una enumeración de lo que se entiende por normas generales, que va desde tratados hasta todo tipo de resoluciones de observancia geberal Es importante señalar que el texto no se refiere a las omisiones legislativas, de manera que no resuelve la incógnita que existe en torno a este tema. Para los actos de tribunales, conserva la regla de que pueden reclamarse los actos de imposible reparación, pero ahora establece que sólo se entiende por tales los que afecten materialmente los derechos humanos tutelados por la Constitución o los tratados internacionales. Es interesante señalar que no habla de violaciones procesales de gran entidad, como ahora lo hace la 6 jurisprudencia. Sólo se hace mención a esta clase de violaciones, cuando tratándose de inconstitucionalidad de leyes aplicadas en el curso de un juicio, establece que las mismas podrán plantearse en el juicio de amparo directo a menos que las violaciones sean de imposible reparación porque afecten derechos sustantivos o por constituir violaciones procesales relevantes. De modo que no queda claro si fuera de este caso, subsiste o no la jurisprudencia de la SCJN sobre violaciones procesales de gran entidad. Siguiendo con los actos de tribunales, conserva las regulación para los actos antes de juicio, fuera de juicio o después de concluido. Sólo incluye dos reglas especiales: para actos de ejecución y dice que el amparo procede en contra de la última resolución y dice que es la que declara el cumplimiento total de lo sentenciado o declara la imposibilidad jurídica o material para cumplirlo; y en el caso del remate, dice que la última será la que ordena el otorgamiento de la escritura y la entrega del bien rematado. Como se observa, estas reglas no se ciñen exactamente a la jurisprudencia de la SCJN. Conserva en sus términos el amparo por persona tercera extraña al juicio. Para los demás supuestos, es decir, que no sean normas generales ni actos de tribunales o juicios promovidos por terceros extraños, el legislador se refiere a actos u omisiones y entonces separa en dos fracciones el contenido de la fracción II del 114 actual, es decir, se entiende que establece la procedencia sin restricción para cualquier acto u omisión; y por otros lado, regula los actos, omisiones o resoluciones que provengan de un procedimiento seguido en forma de juicio, y dispone que el amparo procederá contra la última, excepto tratándose de actos de imposible reparación, entendiendo por ellos lo mismo que aplica a los actos de tribunales, es decir, que afecten materialmente los derechos sustantivos del quejoso protegidos por la Constitución o los tratados internacionales. Nuevamente el legislador no incorpora la regla de los actos procesales de gran entidad. Otra fracción está dedicada para actos u omisiones del MP, y entonces menciona como casos las omisión es en la investigación de los delitos, en 7 contra de las resoluciones de no ejercicio de la acción penal, de reserva, desistimiento de la acción penal o de suspensión cuando no esté satisfecha la reparación del daño. Incorpora una fracción (la VII) para prever contra actos de la autoridad que se inhibía de conocer de un asunto o decline su competencia. Esta fracción tampoco se ajusta a la jurisprudencia actual, pues como ustedes sabrán, en términos generales el amparo no procede en contra de resoluciones de incompetencia en todas las materias, a menos que suponga un cambio en la ley sustantiva aplicable. Toca ahora referirse al listado de las causales de improcedencia y sobreseimiento. En la legislación actual se contienen 17 fracciones casuísticas y una final genérica que se vincula con otras disposiciones de la ley: el nuevo artículo 61 tiene 22 fraccione3s y una final genérica, es decir, hay más reglas de improcedencia. Para efectos de exposición, en la actualidad, las causales de improcedencia se han clasificado con diversos criterios. Vamos aprovechar algunos de ellos. Para iniciar, la improcedencia contra actos que son inatacable por el órgano de quien provienen: Aquí teníamos los actos de la SCJN, los actos del Congreso y de las Cámaras tratándose de designación o remoción de funcionarios cuando lo hagan en ejercicio de facultades soberanas; los actos de autoridades electorales; ahora se agregan las reformas o modificaciones de la Constitución, con lo cual no se acoge al menos expresamente el criterio de la SCJN de que era viable impugnar una reforma constitucional cuando había violaciones al proceso de reforma: se incorporan las resoluciones de los tribunales colegiados de circuito. Ahora toca la improcedencia del juicio por congruencia del sistema, y aquí se encuentran los actos dictados en los juicios de amparo o en ejecución de sentencias de amparo. Esta causal no sufre cambio. Luego existen una serie de causales que tienen que ver con la 8 insubsistencia de la materia el juicio: aquí está la de cesación de efectos, la de desaparición del objeto sobre el cual recae el acto, la consumación del acto, las cuales subsisten en sus términos. Luego está un grupo de causales que tienen que ver con la seguridad jurídica: están aquí la litispendencia, la cosa juzgada y el cambio de situación jurídica, el consentimiento tácito y el consentimiento expreso. La cosa juzgada, el consentimiento tácito y el cambio de situación jurídica persisten en sus términos. Sin embargo, las otras sufren algunas modificaciones. Tratándose de litispendencia, la ley establece que opera cuando hay igualdad de partes e igualdad de acto reclamado aunque las violaciones sean diversas. Sólo que tratándose de amparo contra leyes que hayan sido reclamadas con motivo de dos actos de aplicación distintas, dice que sólo podrá sobreseerse cuando en uno de los juicios se dicte sentencia firme sobre la constitucionalidad de la ley. Este es un cambio sensible, pues propiamente desaparece la esta causal en este caso de excepción. Es una solución a un problema práctico que numerosas ocasiones condujo a que se sobreseyeran los dos juicios por motivos diversos. En consentimiento tácito, la regla debe entenderse modificada porque ahora la promoción del juicio tiene diversos plazos. El artículo 17 conserva la regla de los 15 días y de 30 para la impugnación de normas generales, pero suprime las reglas que existían para las personas que no se encontraban en la localidad o en el país: establece un plazo de 7 años para la materia agraria tratándose de actos que puedan afectan los derechos de los núcleos ejidales o comunales, y de 8 años (uno más) para reclamar las sentencias penales condenatorias que impongan pena de prisión o extradición. Sólo conserva la regla de que el juicio puede promoverse en cualquier tiempo para actos prohibidos por el 22 constitucional, azotes, azotes, destierro, y ahora incluye desaparición forzada y extradición, expulsión del país. Toca el turno al interés jurídico y al interés legítimo; la ley no define qué es interés legítimo. Como ustedes saben, no hay un claro consenso sobre cuál es el significado de este concepto pues los pronunciamientos de la SCJN que 9 existen, más bien estaban orientados a demostrar lo que no era interés jurídico para efectos del amparo. En mi opinión, una aproximación al concepto la tenemos aprovechando los criterios de los tribunales anteriores a la reforma y la lectura de la reforma al CFPC en materia de acciones colectivas. Me voy a referir a ambas. De acuerdo con la experiencia de los tribunales, el concepto interés se ha entendido en general como la inclinación de la voluntad de una persona para obtener un bien que estima requiere para satisfacer cierta necesidad y se han identificado tres categorías o clases de intereses: el interés jurídico, el interés legítimo y el interés simple. También debe considerarse que existe cierto consenso en los que es interés jurídico e interés simple, es decir, los dos extremos de esta graduación. El interés jurídico, que en amparo se utiliza para designar el derecho público subjetivo, es decir, aquél que nace de una norma cuyo objeto es tutelar a los particulares y entonces por virtud de esa norma se crea un vínculo jurídico en donde el sujeto activo puede exigir al sujeto pasivo el cumplimiento de una prestación de dar, hacer o no hacer. ¿Les resulta conocida esta noción? Claro, es la relativa a las obligaciones civiles. Así, el interés jurídico supone un derecho exclusivo, personal, actual para exigir de otro sujeto una actividad determinada sólo con el fin de satisfacer una necesidad del sujeto activo. Hasta ahora el juicio de amparo, de manera general, ha servido para satisfacer estos intereses, con algunas excepciones que no es posible abordar en esta charla. Ahora, el interés simple supone que es aquél que tiene cualquier habitante de un estado en que las autoridades se conduzcan conforme a la ley, en que prevalezca un estado de derecho. Entre estos dos extremos, hay un interés calificado, que ha recibido diversas denominaciones y que puede tener diversas características. En general, puede afirmarse que este interés no deriva de una norma que tutela a los particulares como individuos considerados en lo individual, sino que generalmente está orientada a satisfacer primero un interés colectivo y en algunas ocasiones, además de ese interés general o colectivo, los intereses de particulares. Entonces resulta que tienen interés legítimo las personas que ven vulneradas estas leyes que conceden un beneficio sólo a la sociedad, o a la sociedad y también a ellos, y que además como resultado de esa violación ven 10 afectada su situación jurídica. En el caso de que la norma sólo tutela el interés general, la violación a la ley no afecta directamente su situación jurídica, sino indirectamente y sólo en razón de la posición que guarden frente al ordenamiento jurídico; en el caso de que la norma tutele a la sociedad y también al gobernado, la violación a la ley será una violación directa a su esfera jurídica. Un ejemplo de lo primero es el tema medioambiental; un caso del segundo es un caso de derecho a la vivienda. Ahora, este interés puede ser individual o colectivo. Individual si sólo el afectado es uno; colectivo si son varias personas y este último puede ser homogéneo, porque todos tengan el mismo o heterogéneo. Para ilustrar este fenómeno resulta útil acudir al CFPC en el capítulo de acciones colectivas. Ahora toca hablar de amparo directo. En este tema, la ley regula el amparo adhesivo reproduciendo el texto de la Constitución. Sin embargo, mientras que se amplía en este sentido la procedencia del amparo, tratándose específicamente del amparo en contra de sentencias de tribunales contencioso-administrativo, el legislador estableció que tratándose de sentencias que favorezcan al quejoso sólo podrá impugnarlas para plantear la inconstitucionalidad de la ley aplicada y que este amparo será tramitado sólo en caso de que la autoridad interponga el recurso de revisión. Me parece que esta regla es contraria al debido proceso legal y al artículo 17 constitucional porque injustificadamente cierra las puertas al amparo que busca que los tribunales impartan justicia de fondo. Sobreseimiento: Desistimiento con ratificación o no ratificación cuando deba ser materia agraria se conserva. Edictos, por no entregarlos sin justificación, previo requerimiento al tribunal. Por muerte. 11 12