Discurso del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en el acto

Discurso del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz,
en el acto de celebración del Día de la Policía con motivo de
la Festividad de los Santos Ángeles Custodios
Madrid, 2 de octubre de 2012
Excmo. Sr. Presidente de la Asamblea de Madrid
Excma. Sra. Delegada del Gobierno en Madrid
Excmo. Sr. Secretario de Estado de Seguridad
Excmo. Sr. Director General de la Policía.
Funcionarios del CNP
Señores y Señoras
Tengo el honor de dirigirme a ustedes como Ministro del Interior en este
acto y compartir un día tan importante para el Cuerpo Nacional de Policía
como es la Festividad de los Santos Ángeles Custodios. Desde que asumí las
responsabilidades de este Departamento es, en efecto, la primera ocasión
en la que asisto a este solemne evento.
Quisiera hacerles llegar, en primer lugar, el reconocimiento y
agradecimiento por el gran servicio que todos y cada uno de los miembros
del Cuerpo Nacional de Policía prestan cada día a nuestro país. Hago
extensivo este reconocimiento no solo a quienes se encuentran hoy servicio
activo, sino también a quienes prestaron ese servicio durante años y tienen
hoy la condición de funcionarios jubilados. Todos ellos celebran hoy el Día
de la Policía y, por eso, les traslado mis mejores deseos y les hago llegar mi
felicitación como Ministro del Interior.
Los hombres y mujeres que integran el Cuerpo Nacional de Policía están
unidos por un mismo deber: proteger el libre ejercicio de los derechos y
libertades que la Constitución Española reconoce y garantizar la seguridad
ciudadana. Y, precisamente, para alcanzar este noble objetivo, miles de
policías aportan su esfuerzo, su enorme capacidad de sacrificio, su
profesionalidad y su compromiso personal con España, con su ordenamiento
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con motivo de la Festividad de los Santos Ángeles Custodios
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constitucional y con la protección de los derechos fundamentales de los
ciudadanos.
La vocación de servicio y la excelencia son rasgos de identidad del Cuerpo
Nacional de Policía que nos inspiran a todos y que ennoblecen la labor
policial.
Es, pues, una exigencia de justicia aprovechar esta solemne ocasión para
rendir, una vez más, homenaje a los miembros del Cuerpo Nacional de
Policía fallecidos en acto de servicio, víctimas de la sinrazón terrorista o de
otra naturaleza, o muertos sacrificando sus vidas por los demás como ha
sido el caso de los tres miembros del Cuerpo fallecidos en la playa del Orzán.
Todos ellos representan lo mejor de nuestra Policía y, además, constituyen
un referente ético y un modelo para toda la sociedad española. En
momentos difíciles, como los que atraviesa nuestro país, estos hombres y
mujeres del Cuerpo Nacional de Policía son un ejemplo para todos. Son el
modelo a seguir.
Precisamente por ese sentido del deber y del sacrificio, el Cuerpo Nacional
de Policía sigue siendo una de las instituciones más valoradas por la
sociedad española. Hago, pues, un llamamiento a todos sus miembros a
perseverar en su compromiso y entrega, siendo muy consciente del difícil
momento en que nos encontramos. La labor del Cuerpo Nacional de Policía
es crucial para el funcionamiento de nuestro sistema democrático, para la
garantía de los principios y valores reconocidos en la Constitución y
encarnados en las instituciones del Estado, especialmente las que de forma
cabal representan la soberanía nacional. Los hombres y mujeres del Cuerpo
Nacional de Policía protegen la aplicación de las reglas de vida en común
que nos hemos dado todos y que vienen expresadas en nuestra
Constitución.
En momentos como el que vivimos, no debemos olvidar que nuestra Policía
es una garantía.
España se enfrenta a retos decisivos y a complejos desafíos para su bienestar
y su seguridad. Este difícil panorama afecta a todas nuestras instituciones y el
Cuerpo Nacional de Policía no es una excepción. Ahora bien, el saber hacer y
la profesionalidad de sus miembros permiten afirmar que el CNP estará, sin
duda, a la altura, para tranquilidad de todos los españoles.
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Ciertamente, en el momento actual nos enfrentamos a una doble exigencia.
Por una parte, la necesaria EFICACIA en la prestación de un servicio público
de calidad, a la altura de lo que esperan los ciudadanos. Y, por otra, la
obligada AUSTERIDAD presupuestaria que exige un mejor aprovechamiento
de los recursos disponibles.
En efecto, el Cuerpo Nacional de Policía se enfrenta, en primer lugar, a un
reto de eficacia, imprescindible para que España sea un lugar cada día más
próspero y más seguro.
En este desafío debo referirme en primer lugar a la lucha permanente
contra la lacra del terrorismo que es, sin ningún género de dudas, uno de los
pilares de la labor histórica emprendida para conseguir el final definitivo de
este execrable fenómeno criminal. Quiero pues felicitar a los miembros del
Cuerpo Nacional de Policía por su dedicación, como lo atestiguan las
diferentes operaciones llevadas a cabo estos últimos meses, contra el
terrorismo de ETA y contra el de signo yihadista.
Debemos perseverar también en el acoso permanente a la criminalidad
organizada, marcada por la progresiva complejidad de sus formas. El
esfuerzo del CNP en esta materia contribuirá a que nuestro país pueda
seguir siendo un referente internacional en la erradicación de este tipo de
organizaciones criminales.
Mención diferenciada merece la lucha contra la inmigración irregular y la
lucha sin cuartel contra las redes organizadas que trafican con seres
humanos, uno de los crímenes más execrables de este siglo XXI.
Pero debemos asumir que la obtención de resultados en todos estos
terrenos viene condicionada por una coyuntura presupuestaria
particularmente complicada. Como ya se ha señalado, la segunda exigencia
a la que se ven enfrentados los hombres y mujeres del CNP es la de hacer
compatibles la eficacia en el servicio y la austeridad. En esa línea cobra
sentido un particular esfuerzo reformador, de mejora de la gestión y de
modernización. Nuestros policías son un ejemplo de cómo se puede hacer
más y mejor, con menos.
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La modificación de estructuras organizativas, un nuevo marco legal en
materia de personal, la extensión del uso de nuevas tecnologías, la
formación de los funcionarios, son los ingredientes de un proyecto de futuro
que garantizará que el CNP siga siendo una referencia.
En definitiva, trabajaremos de forma conjunta para que nuestros recursos
sean aprovechados de la forma más eficiente; para que las condiciones de
trabajo sean las mejores posibles y para que la eficacia y la calidad sean
nuestra seña de identidad. El Cuerpo Nacional de Policía debe seguir siendo
un ejemplo de austeridad, de ahorro, de eficiencia y, sobre todo, de
EXCELENCIA.
Este 2 de octubre es un día de felicidad para la Policía, su Día grande. Y con
tal motivo y tal y como viene siendo tradicional, en esta jornada se reconoce
el mérito contraído por los miembros del CNP así como por aquellas
personas e instituciones que comparten los valores del Cuerpo Nacional de
Policía y, desde otras actividades, han contribuido a hacer mejor nuestra
sociedad. Quiero pues felicitar muy calurosamente a los condecorados en
este acto.
Para cerrar este acto, les transmito, una vez más, mi enhorabuena en
nombre del Presidente del Gobierno y en el mío propio. Quisiera concluir mi
intervención, animándoles a continuar asumiendo con ilusión sus funciones,
para responder mejor a los retos que se plantean a nuestra sociedad.
Nunca como hoy los españoles estamos ORGULLOSOS de nuestros policías.
Nunca como hoy es un honor dirigir, como Ministro, a un Cuerpo marcado
por la EXCELENCIA y la EJEMPLARIDAD.
Muchas gracias.
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