1 RESUMEN EJECUTIVO La Transición hacia la edad adulta es

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RESUMEN EJECUTIVO
La Transición hacia la edad adulta es una etapa crítica del desarrollo durante la
cual los jóvenes dejan la niñez atrás y toman nuevos papeles y responsabilidades. Es un
periodo de transiciones sociales, psicológicas, económicas y biológicas, y para muchos
jóvenes implica retos emocionales exigentes y elecciones importantes. En mayor grado,
la naturaleza y la calidad de las vidas futuras de los jóvenes dependen del éxito que
tengan en la negociación a través de este periodo crítico. Sin embargo, en muchos países
en desarrollo, es una etapa de la vida que apenas recientemente ha comenzado a recibir
atención más enfocada.
Los retos para los jóvenes que están pasando por la transición hacia la edad adulta
son mucho más grandes que nunca. La globalización, con su poder para llegar más allá
de las fronteras nacionales y a las comunidades más pequeñas, trae consigo el poder de
transformación de nuevos mercados y nueva tecnología. Al mismo tiempo, la
globalización trae nuevas ideas y estilos de vida que pueden causar conflictos con las
normas y los valores tradicionales. Y mientras los beneficios económicos son
potencialmente enormes, el curso real de la globalización no se ha salvado de los críticos
que alegan que, a la fecha, las ganancias se han distribuido de manera desigual,
generando un nuevo conjunto de problemas asociados con el incremento de la
desigualdad y la polarización social. Sin importar cómo se resuelva el debate de la
globalización, es claro que a medida que las fuerzas globales transformen el mundo en el
que va a vivir y a trabajar la siguiente generación, las elecciones de los jóvenes de hoy o
las que hagan otros por ellos facilitarán o limitarán, a su vez, su éxito cuando sean
adultos. Las expectativas tradicionales respecto a los prospectos futuros de empleo y las
experiencias de vida ya no son válidas.
Las inquietudes sobre cómo están alterando el paso a la edad adulta las fuerzas
globales son las más urgentes debido al perfil demográfico cambiante de muchos países
en desarrollo. La aceleración de estos cambios globales ha coincidido con un crecimiento
sin precedentes en el tamaño de la población de jóvenes en países en desarrollo. Para el
año 2005, se calcula que el número total de gente entre 10 y 24 años haya alcanzado los
1,500 millones, constituyendo cerca del 30 por ciento de la población de estas regiones y
el 86 por ciento de toda la población joven en el mundo. Y se proyecta que cada cohorte
subsecuente de jóvenes en el mundo en desarrollo siga aumentando hasta el año 2035, a
medida que el rápido crecimiento en África y partes de Asia contrarresta las pequeñas
disminuciones en los números absolutos en otros lugares de Asia y en América Latina y
el Caribe.
Al reconocer la necesidad de aprender más sobre este periodo crucial de la vida,
el Consejo Nacional de Investigación (Nacional Research Council) reunió a un panel de
expertos para examinar la forma en que está cambiando la transición hacia la edad adulta
en los países en desarrollo, y cuáles pueden ser las implicaciones de estos cambios para
aquellos responsables de diseñar las políticas y los programas para la juventud, en
particular aquellos que afecten la salud reproductiva de los adolescentes.
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De acuerdo con los descubrimientos del panel, se están suscitando
transformaciones importantes en las vidas de la gente joven. En gran parte del mundo en
desarrollo, la adolescencia es una etapa de la vida que está aumentando en importancia.
En el pasado, los hombres y las mujeres jóvenes tendían a cambiar directamente del papel
de la infancia a la edad adulta. Pero ahora, el intervalo entre la infancia y el tomar los
papeles de adulto se está alargando. En comparación con la situación de hace 20 años,
los jóvenes:
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Están entrando a la adolescencia un poco antes y más saludables,
Tienen más probabilidades de pasar su adolescencia en la escuela,
Tienen más probabilidades de posponer su entrada a la fuerza laboral, y
Tienen más probabilidades de retrasar el momento del matrimonio y de tener
hijos.
Como resultado de estos cambios, en promedio, la gente joven en el mundo en
desarrollo ahora tiene más tiempo y oportunidades que nunca para adquirir la
información y las habilidades necesarias para convertirse en participantes efectivos en la
toma de decisiones sobre sus vidas y su futuro.
Estos amplios enunciados sólo capturan las tendencias promedio para jóvenes en
países en desarrollo, que tienden a estar dominados estadísticamente por tendencias de la
parte de Asia que está en desarrollo, donde vive el 70 por ciento de los jóvenes de los
países en desarrollo, el 42 por ciento en la India y China solamente. Las tasas
diferenciales de cambio han llevado, en algunos casos, a crecientes diferencias mientras
entre los adolescentes dentro de y entre los países, ya que algunos jóvenes experimentan
progreso mientras otros se van quedando atrás. En los últimos 20 años, las tasas de
crecimiento económico en América Latina y el Caribe y en África del Sub-Sahara han
tenido divergencias negativas respecto a las tasas de crecimiento económico en países
desarrollados, mientras que las tasas en el este y el sur de Asia, donde vive la mayoría de
la gente joven, han tenido convergencias hacia tasas de crecimiento económico parecidas
a las de los países desarrollados. Estas circunstancias tan diferentes entre las regiones
significan que las experiencias de la juventud de hoy en día, así como las implicaciones
de la globalización para ellos, varían enormemente. E incluso en países en los que la tasa
de crecimiento económico ha sido muy alta, para algunos jóvenes, particularmente
aquellos de las áreas rurales, los patrones externos y los ritmos de vida parecen no tener
gran efecto en ellos.
Debido al rápido crecimiento de la población, los jóvenes que son pobres son casi
tan numerosos hoy en día como lo eran en el pasado a pesar de las tasas de pobreza en
decremento; los estimados actuales implican que cerca de 325 millones de jóvenes en
países en desarrollo están creciendo hasta menos de $1 al día. Además, el crecimiento
continuo en los números absolutos de jóvenes, así como la extensión del periodo de años
que pasan sin casarse (y en muchos casos sin ser sexualmente activos) aseguran un
crecimiento rápido y continuo en la necesidad de educación de los jóvenes, así como de
servicios de salud reproductiva y otro tipo de servicios de salud. Los retos futuros
incluyen resultados de aprendizaje relativamente deficientes en la escuela entre los
estudiantes inscritos y ventajas persistentes para las mujeres jóvenes de familias de bajos
recursos, y para la gente joven que vive en los países menos desarrollados.
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El África del Sub-Sahara es una región de especial preocupación. No se trata sólo
de que las tasas de pobreza estén aumentando y las tasas de crecimiento de la población
se estén moviendo a niveles sin precedentes, sino que también los riesgos del VIH/SIDA
para los jóvenes son muy altos y están incrementando. Además, los datos recientes sobre
la participación de escuelas sugieren que, en algunos ajustes durante los años 1990, las
tasas de asistencia escolar para niños disminuyeron a medida que subió la prevalescencia
de trabajo infantil. Las crecientes presiones en los sistemas escolares pueden
comprometer aún más la calidad escolar, que ya es deficiente. Mientras que hay menos
africanos jóvenes que se casan o que tienen hijos durante la adolescencia en relación con
las generaciones anteriores, a muchos les faltan oportunidades para usar esta fase de
adolescencia tan extensa de sus vidas para adquirir la educación y la capacitación que
necesitan.
CRITERIOS PARA EL ÉXITO
Las recomendaciones de políticas y programas del panel surgen de un marco
conceptual que desarrollamos para organizar y dirigir este informe. El marco identifica
criterios para las transiciones exitosas en el contexto de cambios globales
contemporáneos. Identificamos la importancia de la preparación adecuada para los cinco
papeles clave del adulto: trabajador adulto, ciudadano adulto y participante de la
comunidad, cónyuge, padre y administrador del hogar.
Los atributos que definen dicha conceptualización de transiciones exitosas a la
edad adulta, y que se deben ver dentro de los límites de capacidades y atributos
personales, incluyen los siguientes:
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La buena salud física y mental, incluyendo la salud reproductiva, el
conocimiento y los medios para mantener la salud durante la edad adulta.
Un conjunto adecuado de capital social y humano para ser un miembro adulto
productivo de la sociedad.
La adquisición de valores pro-sociales y la capacidad de contribuir al
bienestar colectivo como ciudadano y participante de la comunidad.
Preparación adecuada para asumir papeles y obligaciones sociales adultos
incluyendo los papeles de cónyuge o pareja, y administrador del hogar y de la
familia.
La capacidad de tomar decisiones a través de la adquisición del sentido de si
mismo y un sentido de competencia personal.
Un sentido de bienestar.
Mientras que el éxito finalmente se mide a nivel individual, las sociedades y sus
instituciones a nivel internacional, nacional y local, incluyendo gobiernos de países
desarrollados, pueden mejorar las transiciones exitosas a la edad adulta. Desde el punto
de vista del panel, las políticas que apoyan la educación primaria universal de calidad
adecuada, que apoyan la expansión de buena educación secundaria y que promueven la
buena salud durante esta fase del ciclo de la vida, son esenciales en su propio derecho,
pero también son importantes al promover el éxito en estos dominios. A juicio del panel,
la pobreza es el enemigo más grande de las transiciones exitosas.
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PREPARACIÓN PARA LOS PAPELES EN LA EDAD ADULTA
Educación
Los jóvenes en los países en desarrollo están pasando gran parte de su
adolescencia en la escuela, mucho más que antes. Las tasas recientes de crecimiento en
todos los indicadores de participación escolar y logro de grados ha sido sustancial, sin
precedentes en la historia y mayor para niñas que para niños. Por ejemplo, con base en
los datos de la encuesta, que representa el 60 por ciento de la población de los países en
desarrollo, los grados promedio alcanzados han aumentado en los últimos 20 años de 6.0
a 7.4 (23 por ciento) para mujeres jóvenes de edades entre 20 y 24 años. Además, el
porcentaje de los que nunca han asistido a la escuela ha caído de 21 a 11 por ciento para
niños de edades entre 10 y 14 años y de 39 a 18 por ciento para niñas de las mismas
edades en el mismo periodo. Estas tendencias generales positivas en la educación,
aunque típicas, no son universales.
A pesar de estas tendencias, todavía hay diferencias en las tasas de asistencia
escolar de acuerdo con el estatus de riqueza y residencial, donde las niñas pobres sufren
una desventaja en particular. Los estudios de evaluación recientes y bien diseñados han
mostrado que las concesiones condicionales o los subsidios dirigidos pueden ser
estrategias efectivas para incrementar la asistencia escolar y las tasas de progresión entre
grupos en desventaja económica.
Las tendencias globales en población, salud, urbanización y educación han
contribuido positivamente al crecimiento en la demanda de educación. En la mayoría de
las partes del mundo en desarrollo hoy en día, los jóvenes viven dentro de una
proximidad razonable de una escuela primaria—un logro notable dado el rápido
crecimiento en la población en edad escolar. Sin embargo, los resultados de pruebas
recientes estandarizadas comparables a nivel internacional hacen surgir serias inquietudes
sobre cuántos estudiantes están realmente aprendiendo en la escuela—y por lo tanto sobre
la calidad en la escuela. La calidad deficiente de la escuela y la pobreza siguen siendo
factores principales que limitan las inscripciones, lo que aumenta la deserción, y
compromete los resultados del aprendizaje.
Salud
La salud de los jóvenes en los países en desarrollo está mejorando. Los jóvenes
están entrando a la transición hacia la edad adulta más saludables y con mejores
oportunidades de sobrevivir hasta la vejez. Y las reducciones continuas en la mortalidad
parecen probables, con la excepción principal de países afectados grandemente por la
epidemia del VIH/ SIDA.
EL VIH/ SIDA es ahora la causa principal de muerte entre los jóvenes en la
región del África del Sub-Sahara. En otras regiones, se encuentra entre las causas menos
importantes de muerte, pero en lugar de esto, predominan las enfermedades no
contagiosas, así como las lesiones para los hombres. Sin embargo, dadas las tasas de
mortalidad mucho más altas en el África del Sub-Sahara en comparación con el resto del
mundo, el VIH/ SIDA es ahora la causa principal de muerte en mujeres de edades entre
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15-29 años para el mundo en general, y una de las principales causas de muerte para los
hombres en el mismo grupo de edad. Además, dada la población mucho más alta de
jóvenes en Asia, un incremento en la epidemia en ese lugar, que se proyecta sea de
mucha gente, significaría que el número de jóvenes afectados se incrementaría de manera
sustancial.
La mortalidad y la morbilidad en relación con el embarazo y el parto (en
particular en el África del Sub-Sahara y el Sur de Asia, donde los niveles de embarazo a
corta edad siguen siendo altos) y como una consecuencia directa del aborto sin seguridad
en todas las regiones en desarrollo, siguen estando entre los riesgos más importantes para
la salud de las mujeres jóvenes. Aunque las mujeres jóvenes parecen tener menos
probabilidad que las mayores de buscar el aborto, sí es más probable que busquen el
aborto en una etapa tardía del embarazo y elijan un proveedor que no ofrece seguridad, lo
que las pone en un mayor riesgo.
Las conductas que adoptan los jóvenes en esta edad tienen implicaciones críticas
para su salud futura y su mortalidad. En particular, el sexo sin protección es una de las
conductas más riesgosas que pueden adoptar los jóvenes, especialmente en escenarios
donde está diseminado el VIH/ SIDA. Las pruebas de Latinoamérica y del África del
Sub-Sahara sugieren que las tasas de uso de anticonceptivos están aumentando entre
mujeres jóvenes activas sexualmente, en especial las que no están casadas. Sin embargo,
el uso del condón sigue siendo relativamente bajo, pero está incrementando de manera
rápida en América Latina y el Caribe, así como en el este y el sur de África. La pobreza
y la vulnerabilidad económica aumentan la probabilidad de que los jóvenes tengan
conductas sexuales riesgosas. Además, hay cada vez más pruebas de que el sexo
coercitivo no es una experiencia poco común para muchas niñas y mujeres jóvenes.
De manera contraria a lo que se cree en general, el sexo no se está iniciando a una
edad más temprana en relación con años anteriores en muchos países. Mientras ha
habido un incremento en el porcentaje de personas que tienen relaciones premaritales
antes de la edad de 18 años en muchos países en los últimos 20 años, los retrasos en la
edad de casarse en la mayoría de los países ha significado que, haciendo un balance en
relación con hace 20 años, menos mujeres jóvenes informan que son sexualmente activas
antes de los 18 años. Por lo tanto, mientras se retrasa el sexo, el contenido de la primera
experiencia sexual está cambiando y ahora es más probable que la primera experiencia
sexual se haya experimentado antes del matrimonio, en comparación con épocas pasadas.
Otras conductas adolescentes con implicaciones comprometedoras a largo plazo
para la salud incluyen fumar, beber alcohol y el uso de drogas ilícitas. En todo el mundo
en desarrollo, el uso del tabaco está incrementando, y la brecha de género en la
prevalescencia del tabaquismo se está cerrando rápidamente. También hay pruebas de
que la prevalescencia del uso de drogas ilícitas entre jóvenes está aumentando
lentamente. El consumo de alcohol es el más alto entre jóvenes afluentes y urbanos, y
por lo tanto, se espera que incremente con la urbanización continua.
LA TRANSICIÓN HACIA LOS PAPELES DEL ADULTO
La Transición hacia el trabajo
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El incremento en la inscripción escolar y el retraso en el tiempo para salir de la
escuela han dado como resultado un retraso en el tiempo para entrar a la fuerza laboral y
una disminución concomitante en el porcentaje de jóvenes que participan en la fuerza
laboral, en especial a edades más tempranas. La pobreza en los hogares se asocia
fuertemente con la probabilidad de que los niños participen en la fuerza laboral, por lo
que una disminución global en la pobreza es una explicación importante para la
disminución en la prevalescencia del mercado laboral entre los niños. Sin embargo, las
tasas de pobreza crecientes en el África del Sub-Sahara es una visión menos positiva para
las tendencias en la participación de los niños en la fuerza laboral.
El aumento en la inscripción escolar y los logros y el rápido cierre de la brecha de
géneros en la educación están llevando a una ecualización creciente de cargas de trabajo
entre mujeres y hombres jóvenes durante sus años de adolescencia. Esto es porque los
estudiantes pasan relativamente poco tiempo en el mercado laboral, y las diferencias de
género en horas diarias promedio que pasan los estudiantes en un trabajo de casa no
económico (por ejemplo, tareas del hogar) son relativamente pequeñas. Esta ecualización
en los papeles del trabajo se refuerza más con el aumento en la proporción de mujeres
jóvenes que están entrando a la fuerza laboral, en particular la fuerza laboral pagada.
Los retornos económicos a la educación a los niveles secundario y terciario son
consistentemente altos (y altos de manera diferencial para las mujeres jóvenes). La
brecha entre los retornos a niveles más altos y más bajos de educación se está ampliando,
dando así una prima creciente en la educación secundaria y terciaria para un éxito
posterior en el mercado laboral. No se sabe el grado al que este cambio en las tasas de
retorno se deba a la globalización o a otros factores, tales como disminuciones en la
calidad de la escuela primaria que es resultado de un rápido crecimiento en la población
estudiantil. Sin embargo, los jóvenes con educación secundaria o terciaria tienen cada
vez más ventajas en el mercado laboral en comparación con sus compañeros con niveles
inferiores en términos de ingresos, y también en términos de estabilidad del trabajo y
movilidad ascendente.
En muchas partes de Asia, así como en América Latina y el Caribe, cada vez más
jóvenes, incluyendo un porcentaje creciente de mujeres jóvenes, se han absorbido en el
mercado laboral formal o informal sin ningún incremento grande en las tasas de
desempleo entre los jóvenes. De hecho, algunos países, en especial en Asia, han podido
mantener un crecimiento económico fuerte al mismo tiempo que la fuerza laboral se ha
incrementado de manera rápida, generando así un dividendo económico como resultado
de estos cambios demográficos. Sin embargo, el desempeño de la juventud sigue siendo
un reto sustancial en algunos de los países más pobres de Asia, el África del Sub-Sahara,
y en el Medio Oriente, que siguen experimentando un crecimiento sin precedentes en el
tamaño de sus poblaciones entre10 y 24 años, aunque en muchos casos las tasas de
crecimiento de la población han llegado a un pico.
La Transición hacia la ciudadanía
La globalización, las tendencias hacia una mayor democratización, el aumento en
la inscripción en escuelas y un mayor acceso a los medios han incrementado las
oportunidades para que los jóvenes participen en la vida cívica y política. Los datos de
una encuesta reciente muestran que gran mayoría de los hombres jóvenes en muchos
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países de Latinoamérica y de Asia expresan un interés en la política y la voluntad de
participar en activismo político, mientras que las mujeres jóvenes parecen un poco menos
inclinadas a expresar estos puntos de vista. Al mismo tiempo que los jóvenes están
expresando una mayor voz a los niveles local, nacional e internacional, se están haciendo
cada vez más conscientes del crecimiento de la diversidad y la desigualdad globales.
Las diversas formas de participación en la vida de la comunidad, más allá de la
participación política, se incluyen en los conceptos de ciudadanía. Gran variedad de
instituciones y programas, entre ellas las escuelas, los patrones, los programas de servicio
nacional (incluyendo el servicio militar), los deportes, otros programas no formales y los
medios de comunicación se ven cada vez más como potencialmente importantes en la
formación de la ciudadanía. Sin embargo, faltan datos comparativos sobre el grado y la
naturaleza de la participación de la comunidad entre jóvenes o sobre los papeles que
desempeñan las diversas instituciones en alentar o desanimar la participación.
La Transición hacia el matrimonio
Mientras que la transición hacia el matrimonio es un componente clave de la
transición hacia la edad adulta en muchos contextos, el matrimonio, en si mismo, no es
necesariamente un marcador de la edad adulta, en especial para las numerosas mujeres
jóvenes que se casaron durante sus años de adolescencia. Sin embargo, los retrasos
sustanciales en el tiempo para casarse entre la mayoría de los jóvenes están
contribuyendo a extender, en general, el intervalo entre la infancia y el asumir los papeles
de adulto.
En comparación con las generaciones anteriores, una pequeña proporción de
mujeres y hombres jóvenes están casados en la mayoría de las regiones. Los hombres
todavía se casan a edades mayores que las mujeres. Mientras que una tercera parte de los
hombres en los países en desarrollo se casan a las edades de 20 a 24 años, cerca de dos
terceras partes de las mujeres se casan en este grupo de edades. Además, en algunas
regiones, notoriamente en el Medio Oriente, una gran parte de hombres ahora posponen
el matrimonio hasta sus 30.
La edad legal mínima para el matrimonio para hombres y mujeres ha aumentado
en muchos países en la década pasada, y es menos probable que las mujeres se casen
durante su adolescencia que lo que era en el pasado. Sin embargo, el matrimonio de
niños, definido como el matrimonio antes de los 18 años, sigue diseminado y muchos lo
ven como la mayor violación a los derechos humanos. Con base en los datos de la
encuesta que representa el 60 por ciento de la población del mundo en desarrollo, el 38
por ciento de las mujeres jóvenes de edades entre 20 y 24 años se casaron antes de los 18
años (una reducción en comparación al 52 por ciento de hace 20 años), con las tasas más
altas de matrimonio infantil, el cual se da principalmente en África Occidental y Media, y
el sur de Asia. Las mujeres jóvenes que se casan cuando son menores de edad tienen más
probabilidad de venir de hogares pobres y áreas rurales y tener relativamente pocos, si los
hay, años de educación en escuela.
La brecha de edad entre los cónyuges—que con frecuencia se piensa que es una
medida del grado de igualdad en el matrimonio—parece estar cerrándose, especialmente
en el África del Sub-Sahara y el sur de Asia. También hay algunas pruebas de mayor
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exigencia por parte de las mujeres jóvenes con respecto a la elección del compañero para
matrimonio, lo que sugiere que la naturaleza del matrimonio mismo está cambiando.
La Transición hacia la paternidad/maternidad
Al igual que en el pasado, la entrada al matrimonio se asocia fuertemente con la
entrada a la paternidad/ maternidad. Más del 90 por ciento de los primeros partos ocurren
dentro del matrimonio, y este porcentaje ha cambiado sólo a nivel mínimo en los últimos
20 años. Con las edades crecientes del matrimonio, la edad de la paternidad/ maternidad
también ha aumentado, pero la brecha entre la edad del matrimonio y la edad de tener el
primer hijo se ha cerrado, disminuyendo de 22 a 16 meses en promedio en los últimos 20
años. Estos aplazamientos del matrimonio y la paternidad permiten a los jóvenes tener
más tiempo para prepararse para los papeles de adulto y proporcionan a un número mayor
de mujeres jóvenes la oportunidad de participar en la fuerza laboral antes de convertirse
en madres.
Las tasas de maternidad temprana siguen siendo altas en muchas partes del mundo
en desarrollo debido a las altas tasas de matrimonio temprano, como se mencionó
anteriormente. Con base en los datos de la encuesta que representan el 60 por ciento de
la población del mundo en desarrollo, el 23 por ciento de los jóvenes entre 20 y 24 años
dieron a luz antes los 18 años (una disminución en comparación con el 30 por ciento de
hace 20 años).
Como resultado de las disminuciones en el matrimonio temprano, ha habido un
ligero aumento en el porcentaje de nacimientos en mujeres jóvenes que son premaritales.
El nivel de maternidad premarital varía sustancialmente de una región a otra: del 14 por
ciento que tiene un parto premarital a los 20 años en África Oriental y del Sur a menos
del 1 por ciento en Asia y el Medio Oriente. Mientras que África Oriental y del Sur y
América Latina y el Caribe han tenido pequeños incrementos recientes en las tasas de
maternidad premarital, las tasas en otras regiones pareces ser muy bajas, pero la medición
es más difícil dada la renuencia continua de entrevistar en Asia a mujeres que no están
casadas.
Aunque hay muchas pruebas de que la maternidad temprana se correlaciona con
diversos resultados negativos, no existe la investigación rigurosa que confirma un papel
causal para la edad en el parto que produzca estos resultados. Los cambios globales
principales, tales como un incremento en la inscripción a la escuela durante fines de la
adolescencia, las tasas crecientes de participación de la fuerza laboral entre las mujeres
jóvenes, y una prevalescencia creciente de VIH/ SIDA entre las mujeres jóvenes en
África, tienen la probabilidad de ser implicaciones importantes para la transición hacia la
paternidad/ maternidad, pero se sabe poco sobre las implicaciones de estas tendencias
para la primera paternidad/ maternidad.
RECOMENDACIONES DE POLÍTICAS Y PROGRAMAS
Las políticas y los programas diseñados para lograr un desarrollo positivo y
sustentable y combatir la pobreza se enfrentan a la oportunidad y el reto de promocionar
transiciones exitosas a la edad adulta para una población de crecimiento estable de
jóvenes que viven en países en desarrollo. Las inversiones sustanciales en la salud y la
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educación de los jóvenes, si se diseña y se dirige de manera efectiva, colocarán a estos
jóvenes en un lugar para participar de manera constructiva en dar forma a su propio
futuro y al de sus países.
Las recomendaciones para políticas y programas del panel se derivaron de un
análisis cuidadoso de las pruebas empíricas. Abordan áreas que se integran
potencialmente mediante el alcance de las Metas de Desarrollo del Milenio de las
Naciones Unidas (UN Millennium Development Goals) así como otras que no están
dentro de su alcance actual, pero sí son de vital importancia para los jóvenes. Desde el
punto de vista del panel, las políticas y programas, si van a ser efectivos, necesitarán
basarse en pruebas, adecuarse al contexto local y desarrollarse en cooperación con los
gobiernos y las comunidades locales del país en desarrollo.
Pobreza
Las Metas de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, el acuerdo sin
precedentes de la comunidad internacional sobre las metas hacia la eliminación de la
extrema pobreza, no se desarrollaron originalmente con un enfoque específico en los
jóvenes. Sin embargo, el logro exitoso para el año 2015 o más adelante de muchas de
estas metas requerirá que los que hacen las políticas centren su atención en los jóvenes.
Los jóvenes que actualmente crecen en la pobreza enfrentan muchos mayores riesgos de
salud en el corto y en el largo plazo y tienen muchas menos probabilidades de asistir a
escuelas de la calidad adecuada para completar la educación primaria, para encontrar un
empleo seguro y productivo, para tener oportunidades para la participación en la
comunidad, para casarse bien, o para poder dar un buen cuidado y apoyo a sus hijos.
Las políticas y los programas diseñados para mejorar las transiciones exitosas
para los jóvenes, ya sean programas de salud reproductiva, programas para mejorar la
calidad de las escuelas o reducir las tasas de deserción, programas de capacitación
laboral, programas de educación cívica o sustento, o programas para padres primerizos—
se deben dirigir a los pobres, especialmente a las mujeres jóvenes pobres, que con
frecuencia tiene una doble desventaja. La investigación de evaluación muestra que los
actores importantes en el sistema—padres, estudiantes, maestros, patrones y
administradores—pueden responder muy bien a programas de incentivos bien diseñados.
Educación
A su nivel máximo, las escuelas tienen la capacidad de aumentar el éxito en todas
las transiciones a la edad adulta a través de la adquisición de alfabetismo en un idioma de
habla común y la transmisión de conocimientos y los medios para sustentar la salud, los
valores pro-sociales y la ciudadanía, el conocimiento y las habilidades, la toma de
decisiones, la negociación, y las habilidades de liderazgo y las habilidades para aprender
durante toda la vida. Mientras que el panel apoya las Metas de Desarrollo del Milenio de
las Naciones Unidas (UN Millennium Development Goals) para la educación, no se ha
visto el logro de ninguna de estas metas—las tasas universales de terminación de la
escuela primaria y la eliminación de desigualdades de género a todos los niveles
educativos—lo suficiente para que la nueva generación de jóvenes adquiera las
habilidades necesarias para tener transiciones exitosas a la edad adulta. La rapidez del
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cambio global y los patrones cambiantes de empleo requieren que los que hacen las
políticas den una atención igual a las inversiones en calidad de escuelas para asegurar
resultados de aprendizaje adecuados a nivel primaria, así como para crear una base más
fuerte para expansiones futuras en la inscripción al nivel secundaria. El panel también
identificó cuidadosamente los subsidios dirigidos como una forma particularmente
promisoria para incrementar la inscripción y reducir la prevalescencia de trabajo infantil
entre los pobres.
Las disminuciones en la fecundidad y las mejoras en la salud infantil han
mostrado que contribuyeron a incrementos pasados en la demanda de educación. Las
políticas y los programas que apoyan un mayor progreso en estas áreas tienen la
probabilidad de seguir contribuyendo a un crecimiento futuro en la inscripción en la
escuela y los logros en ésta.
Igualdad de géneros y Otorgamiento de poder de las mujeres
A lo largo de este informe, el panel documenta diferencias sistemáticas de género
en rutas hacia la edad adulta, así como la persistencia universal de normas sociales duales
para la conducta sexual de los jóvenes. Las recomendaciones del panel sobre la igualdad
de géneros enfatizan la promoción de un tratamiento equiparable en el salón de clases a
través de capacitación de géneros para maestros y administradores de las escuelas, el
desarrollo de programas compensatorios educativos y de capacitación para jóvenes en
desventaja o que no están en la escuela, especialmente para niñas, y la adopción de
políticas y programas que apoyen los retrasos en el matrimonio en lugares donde las
niñas todavía se casan antes de los 18 años. El abordar los problemas de género en la
sociedad requerirá la intervención que afecte todas las clases sociales y que dé la misma
atención a las actitudes y conductas de los niños y de las niñas.
Salud, en particular la salud reproductiva
Al desarrollar las recomendaciones, el panel se enfocó en las políticas y los
programas para jóvenes en el área de salud sexual y reproductiva, tal como se especifica
en la misión original del panel. También documentamos el surgimiento de otras áreas de
salud y conductas de salud que necesitan la atención de políticas y programas, incluyendo
la salud mental y conductas que comprometen la salud, tales como fumar. El panel
identificó la mortalidad materna como una de las causas principales de muerte y
morbilidad para mujeres jóvenes en regiones en desarrollo, excepto en el Este de Asia y
el VIH/ SIDA como la causa principal de muerte y morbilidad para jóvenes en el África
del Sub-Sahara.
La disposición de información y servicios para jóvenes, casados y no casados, en
el área de salud sexual y reproductiva generalmente se limita a esfuerzos de pequeña
escala que llegan a una fracción de la población de jóvenes. El panel recomienda que los
que hacen las políticas den prioridad a incrementar la disposición de información de
salud en general y educación sobre sexo, incluyendo habilidades de negociación, dentro y
fuera de la escuela para todos los jóvenes y para incrementar la posibilidad de servicios
para aquellos que son sexualmente activos. Sin embargo, ningún enfoque único podría
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servir a las necesidades de todos los jóvenes, dada su diversidad de circunstancias de
vida.
Desde el punto de vista del panel, los programas diseñados para reducir el sexo
riesgoso y sin protección entre jóvenes son críticos para las transiciones exitosas y
requerirán enfoques multi-sectoriales y desde puntos de vista múltiples que sean
culturalmente adecuados, basados en la comunidad y sensibles a las necesidades y
preferencias de los jóvenes, incluyendo la colaboración activa entre los sectores de salud
y educación. De hecho, algunas de las intervenciones más importantes de salud
reproductiva para jóvenes pueden ubicarse fuera del sector salud. Por ejemplo, la
participación de la escuela y los logros parecen tener asociaciones importantes y
principalmente positivas con la salud de los jóvenes, los estudiantes hombres y mujeres
que siguen inscritos durante su adolescencia tienen bastante menos probabilidad de haber
tenido sexo que sus compañeros no casados que no están inscritos. Por lo tanto, los
recursos gastados en la expansión de oportunidades para educación secundaria pueden
tener un impacto directo en la salud reproductiva de hombres y mujeres jóvenes.
Empleo para jóvenes
Las políticas y los programas con implicaciones para la transición exitosa de los
jóvenes que trabajan en países en desarrollo existen a todos los niveles de acción. Sin
embargo, los reglamentos que normalmente se aprueban en países en desarrollo para
propósitos de mejorar los términos y las condiciones del empleo ponen a los jóvenes en
una posición de desventaja al competir por los trabajos en el mercado laboral formal y
alientan el crecimiento de un sector informal y desregulado. Los jóvenes tienen la
probabilidad de desempeñarse mejor en un mercado laboral en el que los patrones no
enfrentan una reglamentación excesiva o en la que los incentivos gubernamentales
animan a las empresas a invertir en capacitación.
El panel también ha notado que con mucha frecuencia, las políticas que afectan la
ayuda y el comercio no están coordinadas. Por ejemplo, las operaciones comerciales
contra productos hechos con mano de obra infantil o contra países conocidos por violar
las normas laborales internacionales en relación con la mano de obra infantil
probablemente puedan hacer más daño que bien en contextos en los que la pobreza es
persistente y la economía familiar se basa en el trabajo infantil. Mientras el enfoque de
este informe se ha puesto en las políticas y los programas destinados directamente a los
jóvenes, el panel nota que las políticas agrícolas y comerciales destinadas a reducir las
imperfecciones que no son del mercado en los términos del comercio entre países
desarrollados y en desarrollo podría ser potencialmente un medio mucho más efectivo de
ayudar a los pobres del mundo.
BRECHAS DE CONOCIMIENTO E INSTRUCCIONES PARA LA
INVESTIGACIÓN EN EL FUTURO
Se sabe mucho más sobre los patrones básicos y las tendencias que sobre los
aspectos determinantes o las consecuencias de estas tendencias o sobre la extensa
variabilidad entre los jóvenes en los países en desarrollo. Las brechas de conocimiento
que surgen de la yuxtaposición de nuestro marco conceptual y nuestra compilación de
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pruebas contundentes forman la base de las preguntas de investigación que se
proporcionan al final de cada capítulo. A partir de éstas, surgen muchas preguntas
cruzadas adicionales. A partir de la experiencia tal rica de los investigadores en países
industrializados, hemos aprendido cuánto se puede ganar de la construcción de equipos
de investigación multidisciplinarios, siguiendo a los cohortes durante periodos
prolongados de tiempo, y midiendo un rango completo de resultados sociales,
psicológicos, de salud y económicos mientras se desarrolla una mezcla de métodos de
investigación.
En el capítulo final, recomendamos formas específicas en las que se pueden
mejorar operaciones de recolección y compilación de datos ya existentes, identificar
enfoques de investigación cualitativa y cuantitativa (no siempre nuevos, sino poco
utilizados) que podrían profundizar de manera importante el entendimiento de las
transiciones a la edad adulta y sugieren cómo los descubrimientos de la investigación y la
evaluación de programas y políticas se pueden integrar de manera más efectiva a las
intervenciones innovadoras a gran escala. En particular, el panel recomienda que se
adopte una evaluación como parte integral de la innovación de políticas y programas para
todas las intervenciones diseñadas para mejorar las transiciones exitosas a la edad adulta.
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