346.072-E77c-CAPITULO I

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CAPITULO I
“GENERALIDADES DE LA MONOGRAFÍA”
I.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Las restricciones que la legislación mercantil vigente ha señalado para
considerar a las ventas como compraventas mercantiles, en relación a las
compraventas civiles.
I.2. OBJETIVOS
I.2.1 OBJETIVO GENERAL:
Estudiar sistemáticamente la compraventa, en general desde sus tiempos
mas remotos hasta la actualidad, exponiendo su evolución y desarrollo.
I.2.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS.
Desarrollar teóricamente la compraventa en general para conocer sus
características y requisitos generales.
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Estudiar teórica y prácticamente la compraventa mercantil, para poderlos
diferenciar de la compraventa civil.
Identificar las semejanzas y características propias de la compraventa
mercantil para diferenciarla de la compraventa civil.
I.3. HIPOTESIS.
¿En qué medida el poco campo de acción operativo de la compraventa
mercantil la nulifica?
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I.4. MARCO HISTÓRICO.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
En el Derecho Romano el Contrato de Compraventa no era traslaticio de
dominio, el vendedor únicamente estaba obligado a la entrega de la cosa y
garantizar la posesión pacífica y útil de la cosa contra terceros, como
también de los vicios ocultos.
Esta obligación del vendedor de garantizar la posesión pacífica y útil al
comprador, revestía de validez el contrato, aún cuando recaía sobre cosas
ajenas; quiere decir, que la venta de cosa ajena era válida en tanto se
garantizara la posesión del comprador, lo que significó que la obligación del
vendedor no consistía en transmitir el dominio.
Posteriormente, se tuvo que recurrir a ciertas figuras jurídicas que se
nominaron MANCIPATIO, IN JURE CESSIO O TRADITIO, ya que el
contrato de compraventa por sí solo, no era suficiente para transferir y en
unión de estas figuras jurídicas se operaba la traslación de la propiedad.
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El efecto del contrato en estudio, era entonces conceder una posesión
apta para adquirir el domino por “prescripción”, que constituía una forma de
posesión eficaz, para que a través del tiempo se convirtiera en dominium.
El primitivo contrato de cambio o permuta evolucionó hasta que se
llegaron a emplear metales como mercancía común y efectuar así, las
distintas operaciones mercantiles, de ahí que el objeto de cambio se
denominó entonces “merx” y al metal “pretium”, que hoy en día conocemos
los términos de “mercancía” y “precio”.
Así decimos, que el contrato de compraventa mercantil se presenta como
una permuta perfeccionada y evolucionada, por que en lugar de cambiar una
cosa por otra, se utiliza una medida común, de fácil circulación y empleo que
es la moneda y que sustituye al trueque.
Las figuras jurídicas como las Mancipatio y la In Jure Cessio, fueron
sustituídas por la traditio, elemento necesario para la transmisión de la
propiedad.
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En el Código de Napoleón de 1804, queda asentado que cuando se tratara
de cosas ciertas y determinadas, la transmisión de la propiedad es un
efecto del contrato. En las legislaciones latinas el contrato de compraventa,
además de los efectos (obligatorios) tratados anteriormente, no tiene el
efecto directo e inmediato de transmitir la propiedad en todos los
contratos traslaticios de dominio; operando así ipso jure la tradición con la
sola celebración del contrato, y es por lo tanto, necesario la tradición real o
simbólica.
La definición que nos da el Art. 1639 del Código Civil, al consagrar la
responsabilidad que tiene el vendedor de responder por la evicción, ésta
supone la obligación de transferir la propiedad; asimismo expresa que
cuando la venta se reputa perfecta, la cosa objeto del contrato pertenece al
comprador y el precio al vendedor.
RESUMEN DE LA EVOLUCIÓN LEGISLATIVA DE LA COMPRAVENTA
MERCANTIL.
El contrato de compraventa fue regulado únicamente por disposiciones
civiles y se consideraba al principio, suficientes dichas disposiciones para
regular el comercio, hasta que en 1859 la Comisión Revisora del Código de
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Civil, argumentó que por el adelanto de los pueblos se desarrolla y se
explota la industria, la internacionalización del comercio o sea, el tráfico
mercantil exige movilidad y simplicidad en la contratación, sintiéndose la
necesidad, argumentaron de “ensanchar la legislación hasta el alcance de
nuestras necesidades sociales”. Es así como el Código Civil de 1860, Título
XXIII contempló el contrato de compraventa que rigió todas las
operaciones civiles y mercantiles, hasta que se decretó el primer Código de
Comercio, en mayo de 1882 y cuyo Art. 226 establecía la mercantilidad del
contrato en las compras de cosas muebles, con ánimo de adquirir sobre ellas
algún lucro revendiéndolas en la misma forma que se compraron o en otra
diferente, y las reventas de éstas mismas cosas”.
Asimismo, este Código de Comercio reguló las compras que no se
consideraron mercantiles:
Art. 227.
“Las compras de bienes raíces… aunque sean muebles… los
destinados al consumo del comprador… las ventas de los
labradores y ganaderos de los frutos… y finalmente la reventa
que haga cualquier persona que no profese habitualmente el
comercio, del resíduo de sus acopios que hizo para su propio
consumo”.
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El Código de Comercio de 1904 que sustituyó al de 1882, contempló en su
Art. 3 los Actos de Comercio y en forma concreta, la permuta y el
arrendamiento; no obstante, siguió la orientación del Código anterior,
cuando enumera las ventas que no se reputan mercantiles, o sea las compras
de objetos destinados al consumo y las ventas que se efectuaren por
labradores y ganaderos de los frutos o productos de sus cosechas y
ganados, o de especies en que se les paguen las ventas, lo mismo con las
realizadas por Artesanos en sus talleres o la reventa hecha por cualquier
persona no comerciante y de los acopios que fueron para su consumo.
CODIGO DE COMERCIO DE 1971.
La compraventa mercantil en nuestro actual Código, sigue la teoría del
acto masivo realizado por empresa, aunque no contempla un concepto de
compraventa mercantil, el Art. 1013 nos dice que compraventa deberá
considerarse mercantil:
“I. Las que se realizan dentro del giro de explotación normal de una empresa
mercantil.
II. Las de cosas mercantiles (Art. 5 C. Com.)”
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Es de observar, que siguió manteniendo la misma orientación de los
Códigos anteriores, cuando expresa que “no son mercantiles las ventas
hechas por los agricultores o ganaderos de los frutos o productos de sus
cosechas y ganados, o de las especies que se les den en pago, cuando no
tengan almacén o tienda para su expendio, ni las que hicieren los artesanos
en sus talleres de los objetos fabricados en ellos”.
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