SISTEMAS DE ALIMENTACIÓN PARA PEQUEÑOS RUMIANTES

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II Congreso Latinoamericano de Especialistas en Pequeños Rumiantes y Camélidos Sudamericanos
XI Congreso Nacional de Producción Ovina
SISTEMAS DE ALIMENTACIÓN PARA PEQUEÑOS RUMIANTES EN LOS TRÓPICOS
Dr. Manuel D. Sánchez Hermosillo
Oficial de Producción Animal, Dirección de Producción y Sanidad Animal
FAO, Roma
Resumen
La alimentación de pequeños rumiantes a base de pastos tropicales permite solo
producciones muy modestas. La suplementación con concentrados y/o subproductos
agroindustriales es frecuentemente poco rentable. Los sistemas de producción basados en
leguminosas y/o follajes de alta calidad, por el contrario, dan muy buenos resultados
biológicos y económicos. La finalización de los pequeños rumiantes en confinamiento
siguiendo unos principios básicos de suplementación dan excelentes rendimientos y son
simples y rentables.
Introducción
Siguiendo la tradición establecida para los bovinos en los trópicos, alimentación a base de
pastos naturales ó introducidos, imitando las costumbres de la crianza de estos animales en
las zonas templadas, los ovinos y caprinos han sido tradicionalmente alimentados a base de
pastos, principalmente bajo pastoreo, pero también en sistemas de corte y acarreo.
Excepto en las zonas tropicales secas (e.g. Nordeste de Brasil; Altiplano Mexicano) donde la
vegetación natural incluye muchos arbustos y árboles en adición a la vegetación herbácea,
en la mayor parte de las zonas tropicales los pequeños rumiantes han sido criados bajo
pastoreo de gramíneas donde los animales tienen poca oportunidad de seleccionar su dieta.
Aunque ha habido introducción reciente de razas especializadas de otros lugares (e.g.
Europa y Africa del Sur), el grueso de la población de ovinos de pelo y de caprinos criollos en
las zonas tropicales húmedas se originó en las razas traídas de Africa Occidental durante
época de la colonia y posteriormente (Fitzhugh & Bradford, 1983). En esta parte del mundo,
como en otras regiones de pastoreo extensivo, los pequeños rumiantes son mantenidos bajo
pastoreo extensivo y recorren largas distancias para encontrar los elementos de su dieta
para satisfacer sus necesidades nutricionales. Los animales se les permite expresar su
“sabiduría nutricional” con la cual se procuran la combinación de alimentos que mejor
responde a sus requerimientos. Esta dieta incluye una gran proporción de hojas de diversos
arbustos y árboles forrajeros, principalmente leguminosos. Incluso la gente que por razones
religiosas o culturales mantienen cierto número de cabezas de pequeños rumiantes en casa,
los alimentan con follaje de árboles forrajeros que ellos mismos colectan o que compran a
intermediarios. Estos pueblos, con una larga tradición de cría de pequeños rumiantes en las
zonas tropicales, han aprendido a alimentar adecuadamente a sus animales.
Al igual que ha sucedido con el traslado de otros recursos vegetales (e.g. maíz,
patata, chile), la importación de las especies de animales domésticos no ha sido
complementada con la importación de la “cultura” que las entorna sus países de origen. Los
pequeños rumiantes fueron traídos a América tropical, sin ser acompañados de los
conocimientos de como criarlos de manera exitosa en base a los recursos locales. Se ha
tenido que aprender por la difícil ruta del ensayo y el error.
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Debido a las diferencias principalmente anatómicas (menor tamaño) y fisiológicas
(mayor metabolismo basal), el nivel nutricional de los pequeños rumiantes derivada de dietas
de pastos tropicales ha sido baja, muy por debajo del que se requiere para expresar el
potencial productivo de estas especies. Las dietas cubren las necesidades de mantenimiento
más un pequeño excedente para funciones productivas.
Sistemas de pastoreo
La ganadería de pequeños rumiantes en las zonas tropicales húmedas de América Latina, en
términos generales, no ha sido muy exitosa. Comparada con las poblaciones de pequeños
rumiantes en las zonas semiáridas (e.g. cabras en México; ovejas y cabras en Brasil), las
poblaciones son muy inferiores, y hasta ahora poco rentables. La razón principal ha sido sin
duda la falta de adecuados sistemas de producción, y en particular de alimentación.
Al ser considerados rumiantes, cabras y ovejas, ha sido mantenidas en praderas o
alimentados con pastos originalmente desarrolladas para rumiantes mayores (bovinos y
búfalos). Mientras los pequeños rumiantes tengan la oportunidad de pastoreo libremente en
extensiones suficientemente grandes, pueden ellos seleccionar el tipo de dieta más
apropiado a sus necesidades, es decir, las hojas anchas, frutos y espigas de donde pueden
obtener más nutrientes. Los ovinos son bien conocidos de recorrer grandes distancias
durante su pastoreo diario, aparentemente sin razón obvia. En realidad están buscando sus
alimentos predilectos.
Bajo estas condiciones de pastoreo extensivo y con ramoneo (para las cabras), el
comportamiento productivo tanto de ovinos como de caprinos es satisfactorio. El problema
arriba cuando los animales con controlados, por medio de cercos ó de pastores, a
restringirse a ciertas áreas determinadas donde se ven imposibilitados a seleccionar, y se
ven forzados a consumir gramíneas de valor nutricional inferior. En realidad, hasta el
momento, no existen a conocimiento del autor, ninguna gramínea tropical que cuando
pastoreada permita la expresión genética satisfactoria de los pequeños rumiantes.
En un reciente artículo sobre la investigación en los sistemas de alimentación de
ovinos bajo pastoreo en los EE.UU. con dos tipos de pasto, de invierno y de verano (Lema et
al, 2000), los autores concluyeron que el pasto de verano (subtropical) “Tifton” no era
adecuado para la alimentación de los ovinos. Resultado sorprendente, ya que este pasto es
considerado el mejor, en términos de calidad, para los bovinos.
Un problema adicional muy grave, de los sistemas de pastoreo intensivo a base de
gramíneas en las zonas tropicales, y también en templadas, es el de los parásitos
gastrointestinales. Este tema esta siendo tratado por otro de los conferencistas de este
congreso (Nari, 2001), pero hay que mencionar que este problema se hace particularmente
agudo cuando los pequeños rumiantes tienen que pastorear gramíneas muy cercano al
suelo, incrementando notablemente su consumo de larvas procedentes de animales
contaminados. En algunos casos, el problema de los parásitos, aunado a una baja
productividad de los animales en general, ha causado un abandono de ambiciosos
programas de desarrollo de la ovinocultura en los trópicos, como es el caso de Malasia en
sus plantaciones de caucho.
Aunque en teoría con praderas de pastos, la rotación de potreros para romper los
ciclos podría resolver el problema de los parásitos internos, esto no resuelve el aspecto
nutricional. La manera más sencilla, pero sin duda la más costosa, es de proporcionar
suplementos energéticos, frecuentemente concentrados comerciales. Aunque dependiendo
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de la naturaleza del concentrado hay una pequeña reducción de la digestibilidad o
substitución del consumo del forraje basal, el resultado neto es un mayor consumo de
nutrientes que se refleja en mejor crecimiento, producción de leche ó comportamiento
reproductivo. El inconveniente básico, es que la suplementación es frecuentemente poco
rentable.
En numerosos estudios de suplementación de ovinos de la prolífica raza de Sumatra
de Cola Delgada pastoreando bajo plantaciones de caucho en Indonesia, solo se encontró
rentable la suplementación de melaza-urea. Todo los otros suplementos, aunque con
positivas respuestas de comportamiento, resultaron muy costosos (Sánchez & Pond, 1991).
Los franceses en su isla caribeña de Guadalupe, han desarrollado un sistema de
producción intensiva de caprinos en base a pastos con suplementación. Desde el punto de
vista técnico parece que funciona muy bien, más los aspectos económicos y sanitarios de
desconocen.
Un sistema de pastoreo en los trópicos con mucho potencial para los pequeños
rumiantes, es con praderas de leguminosas. El autor observó excelente condición de ovejas
madres con corderos gemelos cuando pastoreaban praderas de Clitoria ternatea. En Ciego
de Avila, Cuba, se han obtenido excelentes resultados con praderas de leguminosas de
cobertura en plantaciones de cítricos y de cocoteros, especialmente con Teramnus labialis.
Forrajes tropicales
Considerando su calidad nutritiva, los forrajes tropicales pueden ser clasificados en tres
categorías:
Pastos. Con una digestibilidad máxima que puede llegar cerca del 60% con excelente
manejo y fertilización, pero que normalmente es mucho más baja más bien alrededor del
50%, y con un contenido de proteína que varía entre 6-8% en condiciones extensivas
normales hasta un 12-14% en las mejores circunstancias de manejo, los pastos (gramíneas)
son el forraje más extendido en los trópicos, pero es el de menor calidad.
Los pastos han sido el objetivo de mejoramiento de centros internacionales y
nacionales de investigación por medio siglo. Sus aparentes grandes rendimientos y su
facilidad, en términos generales, de establecimiento y manutención, han sido justificativos
para la destinación de substanciales recursos.
En realidad desde el punto de vista ambiental, la introducción de pastos en el
continente americano, ha sido el mayor desastre ecológico del planeta. Cientos de millones
de hectáreas de bosques y vegetación nativa han sido eliminados para establecer praderas
de pastos.
Leguminosas. Con digestibilidades entre 50 y 70%, y con contenidos de proteína entre 16 y
26%, las leguminosas son el segundo gran grupo de forrajes tropicales. Las leguminosas en
general, incluyendo las tropicales, contienen una gran cantidad de principios antinutricionales
(taninos, saponinas, amino ácidos tóxicos, estrógenos, etc.), que en mayor ó menor medida
disminuyen su valor nutritivo. Los caprinos tienen una mayor capacidad de metabolizar estos
compuestos secundarios que los ovinos.
Una gran cantidad de trabajo de investigación y de desarrollo ha sido dedicado a la
selección, al mejoramiento y al desarrollo de sistemas con leguminosas.
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Con algunas excepciones (e.g. Stylosantes guianensis, Arachis pintoi) las leguminosas
herbáceas no han tenido mucho éxito en praderas debido a problemas de establecimiento y
de manejo.
Las leguminosas arbustivas y arbóreas para ramoneo y para corte, por el contrario
han sido muy exitosas. Leucaena leucocephala y Gliricidia sepium son tal vez lo mejores
ejemplos, pero existen otras muchas.
Follajes de alta calidad. El tercer gran grupo de forrajes tropicales lo constituyen los follajes
de alta calidad, que muestran digestibilidades que van de 70 a 90% y contenidos de proteína
similares a las leguminosas (16-26%) pero que no tienen la capacidad de fijar nitrógeno
atmosférico.
La mejor representante de este grupo es la morera (Morus alba), no por ser la de
mayor valor nutritivo, pero sí la que ha recibido, con mucho, la mayor atención de los
investigadores, por varios siglos, por ser indispensable en la cría del gusano de seda.
Aunque ha sido tradicionalmente usada en la alimentación de rumiantes en las zonas de
donde es nativa, hasta finales de los 80s recibió la atención de los investigadores en cuanto
a su cultivo intensivo y utilización en otro tipo de animales aparte del gusano de seda
(Sánchez, 2001).
Ejemplos de otros forrajes de alta calidad son el Nacedero (Tricanthera gigantea), el hibiscos
(Hibiscus rosa-sinensis), Malvaviscus arboreus, el follaje del camote (Ipomea batata) y las
chayas (Cnidospolus acunitifolius, C. chayamansa). Estas dos últimas presentan los valores
nutricionales más altos, pero desgraciadamente no ha habido mejoramiento genético ni
agronómico.
La alimentación para los pequeños rumiantes en los trópicos se acerca a lo ideal a
medida que aumenta la proporción de los forrajes de alta calidad en primer lugar, y de
leguminosas en segundo lugar, en substitución de los pastos. A medida que el animal es
más pequeño de tamaño corporal, se beneficia más de los forrajes de alta calidad.
Sistemas silvopastoriles
En los últimos años en varios países de la región ha habido un fuerte movimiento hacia la
reconversión ganadera de los sistemas basados en pastos hacia los sistemas silvopastoriles,
que forman parte de los sistemas agroforestales pecuarios (Sánchez y Rosales, 1999). El
país que ha avanzado más en este sentido ha sido Cuba, debido principalmente a la
necesidad de transformar sus sistemas de producción de rumiantes basados en pastizales
de gramíneas fertilizadas y en concentrados, a sistemas menos dependientes de insumos
externos. Otros países líderes con Colombia gracias al trabajo de la Fundación CIPAV, Costa
Rica por los esfuerzos del CATIE y en menor medida Brasil por el trabajo de los diversos
centros de EMBRAPA, institutos estatales de investigación y universidades.
Hay varias modalidades de los sistemas silvopastoriles pero los más importantes para
una crianza mejorada de pequeños rumiantes bajo pastoreo/ramoneo serían los sistemas
que incluyen una densidad alta de leguminosas dentro de los potreros, ya sea con Leucaena
con pasto con Prosopis como estrato alto como se está haciendo en Colombia (Mahecha et
al, 1999) ó con Leucaena y leguminosas trepadoras como se practica en Cuba (Hernández
et al, 1999). se debe aclarar que hasta ahora no se han hecho ni investigaciones ni
utilización práctica de estos sistemas silvopastoriles en pequeños rumiantes, más por los
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resultados que se han obtenido en bovinos y por los hábitos de consumo se puede inferir que
funcionarían bien.
En las zonas semiáridas tropicales, donde la componente arbustiva es importante, y
son en realidad sistemas silvopastoriles naturales, la productividad de los caprinos y de los
ovinos de pelo es aceptable y ha permitido la multiplicación de estos animales hasta
poblaciones muy significativas (por ejemplo en el NE de Brasil). El objetivo de los sistemas
silvopastoriles en los trópicos semihúmedos o húmedos, sería en cierta forma, imitar la
situación de los sistemas silvopastoriles semiáridos.
Corte y acarreo
Los sistemas de crianza de pequeños rumiantes bajo confinamiento han sido practicados en
forma tradicional en el sudeste de Asia (e. g. Indonesia, Vietnam). Los animales son
mantenidos en corrales elevados que permiten un medio ambiente más favorable para los
animales en climas calurosos y húmedos, y adicionalmente, la recuperación de excretas para
abono o para compostas. En estos lugares los animales son alimentados con forrajes (pastos
y hierbas) recogidos en los lugares públicos, con follajes de árboles y con residuos de
cosecha.
En América Latina los primeros en desarrollar sistemas de crianza en confinamiento
con forrajes de corte fueron los de CATIE con cabras lecheras alimentadas con follajes de
alta calidad (Benavides, 1994). Diversos trabajos de investigación y de demostración se han
desarrollado en otros países Centroamericanos y del Caribe, y ahora es una práctica que se
expande rápidamente.
Los resultados de producción de leche con caprinos alimentados con morera y pastos,
sin concentrados, son realmente impresionantes: equivalentes a 15,000 litros por hectáreaaño (Oviedo et al, 1994). Experiencias con el uso de morera, principalmente en caprinos se
siguen multiplicando, y se proyectan como uno de los sistemas exitosos de producción
animal a nivel mundial (Sánchez, 2001).
Finalización bajo confinamiento
El complemento ideal de la producción de corderos y de cabritos bajo sistemas de
pastoreo/ramoneo, es la finalización en confinamiento. En algunos casos, debido al grave
problema de los parásitos intestinales mencionados anteriormente, el llevar a los destetes a
peso de mercado en sistemas intensivos de alimentación se hace una necesidad.
Numerosos alimentos de varios tipos (residuos de cosecha, subproductos
agroindustriales, forrajes de corte, granos, etc.) son utilizados en el engorde de los pequeños
rumiantes.
Los nutricionistas tradicionales para optimizar el uso de los ingredientes en raciones
de costo mínimo utilizan los paquetes de programación lineal desarrollados para las
engordas típicas de los EE.UU. Sin tomar en consideración las limitantes que estos sistemas
tienen en los trópicos, por las fallas en la predicción de los efectos asociativos, si se tuvieran
un gran número de ingredientes y el conocimiento preciso de los requerimientos nutricionales
de los animales en cuestión, tal vez estos modelos serían de alguna utilidad.
Un procedimiento alternativo ha sido propuesto desde hace un tiempo por Preston
(1986) para hacer un uso óptimo de los recursos alimenticios disponibles localmente y
disminuir la dependencia de insumos externos. La metodología consiste en lo siguiente:
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Fuente energética basal. Seleccionar una fuente energética, normalmente de carbohidratos,
considerando disponibilidad, degradación potencial y precio. Esta puede ser un pasto, un
residuo de cosecha, algún subproducto o incluso algún grano.
El resto de los “suplementos” siguientes se proporcionan considerando su relativa
prioridad, disponibilidad y costo.
Nitrógeno fermentable. Considerar primeramente la suplementación con nitrógeno
fermentable para asegurar una concentración de amoníaco en el rumen sobre 150mg por
litro de líquido ruminal. Esta suplementación normalmente se hace con urea ó con amoníaco,
pero otros productos pueden utilizarse.
Como regla general si se sospecha una deficiencia de nitrógeno, urea se puede añadir
a una tasa de 1-2% de la materia orgánica de la dieta.
Es deseable que la suplementación sea continua durante el día para mantener un
buena fermentación, esto se logra con bloques con urea o con melaza-urea.
El tratamiento de pajas y forrajes de baja calidad con amoníaco, no solo aumenta la
digestibilidad y el consumo, pero también proporciona el nitrógeno fermentable requerido a
nivel ruminal (Chenost & Kayouli, 1997).
Forraje altamente digestible. El segundo suplemento a considerar es un forraje altamente
digestible, preferentemente una leguminosa o un follaje de alta calidad. Esto se da a razón
de 10-20% de la dieta.
Este suplemento proporciona micronutrientes (péptidos, amino ácidos, vitaminas,
minerales) que favorecen la fermentación ruminal de las paredes celulares.
Proteína sobrepasante. El tercer suplemento a considerar debe ser una fuente de proteína
sobrepasante como tortas de oleaginosas o harinas de origen animal (e.g. harina de sangre).
En este último caso se debe tener cuidado de la inocuidad del producto en lo referente a la
Encefalopatía Espongiforme Bovina. Estos productos no deben sobrepasar el 30% de la
dieta para evitar substitución en el consumo de la energía digestible de la dieta basal.
Este nivel puede ser demasiado alto, y en realidad se debe hacer pruebas de
respuesta animal para determinar los óptimos desde los puntos de vista biológico y
económico.
En el caso de dar harinas de hojas (leguminosas o follajes de alta calidad) como
fuente de forraje altamente digestible, también se está suministrando algo proteína
sobrepasante.
Energía sobrepasante. El último suplemento a considerar es una fuente de energía
sobrepasante, como grasa (e.g. sales insolubles de ácidos grasos) ó almidón (e.g. arroz ó
maíz quebrado).
Estos suplementos pueden ser benéficos dependiendo del potencial productivo de los
animales y de la calidad de la dieta en su total. De nuevo, estudios son necesarios para
determinar su valor biológico y económico.
Siguiendo esta metodología, el autor ha obtenido excelentes resultados en la engorda
de caprinos (Sánchez, 1987) y de ovinos (Sánchez, 1990; Rodríguez y Artiles, 1993)
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Conclusiones
1. Existe un gran potencial productivo de los pequeños rumiantes en los trópicos que no ha
sido aprovechado en la mayoría de los países.
2. Los sistemas de alimentación de pequeños rumiantes en los trópicos basados solamente
en pastos permiten solo modestos niveles de producción.
3. La alimentación de los pequeños rumiantes a base de leguminosas y de follajes de alta
calidad producen rendimientos muy interesantes y rentables.
4. La finalización de los pequeños rumiantes para alcanzar pesos de mercado bajo sistemas
de confinamiento se puede hacer con base a recursos alimenticios locales debidamente
suplementados.
Recomendaciones
1. Diseñar y probar sistemas de pastoreo/ramoneo (silvopecuarios) para pequeños
rumiantes basados en leguminosas y follajes de alta calidad.
2. Mejorar la nutrición de los pequeños rumiantes alimentados con pastos (pastoreo o corte)
mediante la substitución con forrajes de mejor calidad.
3. Estudiar fórmulas de alimentación bajo confinamiento siguiendo los principios
establecidos para hacer un óptimo uso de los recursos locales.
4. Extender y demostrar sistemas rentables de producción de pequeños rumiantes en los
trópicos para el beneficio de la población rural más vulnerable.
Referencias
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