Representación social de la sexualidad femenina

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Sociológica, año 12, número 33,
Mujer y entorno social
enero-abri 1 de 1997
Representación social de
la sexualidad femenina: una
interpretación a partir de la
perspectiva de género
Mary Carmen Villasmil Prieto *
RESUMEN
En este artículo se analizan las percepciones, actitudes y vivencias que en torno a la
sexualidad e identidad femeninas tienen tanto hombres como mujeres. Para ello se
utili;a como base conceptual la idea de las representaciones sociales abordada bajo
la perspectiva de género; se asume que ésta permite acceder a la complejidad que el
"ser mujer", expresada en un conjunto de significados identitarios construidos
culturalmente, se producen y reproducen cotidiananmente. Asimismo, el análisis de
la informacion recogida por la Encuesta Nacional de Planificacion Familiar realizada por el Consejo Nacional de Poblacion (CONAPO) en julio de 1995 constituye el
instuno empírico para generar la discusión. Las hipótesis que guían la investigacion
son las siguientes: las variables socioeconómicas y sociodemográficas ejercen una
fuerte influencia sobre los contenidos valorativos, actitudinales y perceptivos que
definen las representaciones sociales que los sujetos tienen acerca de la sexualidad
femenina, )' la diversidad de representaciones sociales sobre dicha dimensión refleja
una estructura heterogénea definida por la coexistencia de rasgos de modernidad
junto a prácticas y arraigos tradicionales.
* Profesora-investigadora del Area de Población, FLACSO, México.
160
Artículos
Introducción
E
l estudio de las representaciones sociales sobre lo femenino
resulta una tarea compleja, toda vez que se entretejen en éstas
un conjunto de significados, simbologías e imágenes acerca del
ser mujer en sociedad.'
En este artículo pretendemos llevar adelante una interpretación de
la o las diferentes representaciones sociales que tienen un grupo de
hombres y mujeres mexicanos sobre la sexualidad femenina. Se trata,
aSÍ, de dar a conocer cuáles son las percepciones, vivencias y actitudes
relativos a ésta, como una forma de aproximamos a la definición de
la identidad de lo femenino.
Consideramos válida la perspectiva de las representaciones sociales porque permite reflejar la articulación entre el mundo subjetivo de
los individuos y la realidad social de la que forman parte, modelando
así la conducta de los sujetos. La ubicamos como un producto de
factores sociales y culturales. En este contexto, el trabajo interpretativo resulta importante, toda vez que se trata de hacer visibles rasgos
particulares derivados de una cultura dominante acerca del deber ser
femenino y su vivencia.
Desde esta perspectiva, el problema a investigar se remite a la
representación social que se tiene sobre la sexualidad en el marco de
las relaciones heterosexuales, siendo los elementos subyacentes a este
planteamiento tanto la forma en que la mujer se apropia de ésta, es
decir, el proceso de toma de decisiones en torno a su cuerpo, como la
posición que asumen los hombres frente a dicho proceso.
Planteamos, pues, las siguientes preguntas: ¿cuál es la representación social que tienen tanto hombres como mujeres sobre la
sexualidad femenina?; ¿cómo se relacionan la o las diferentes formas
de representación social con las características socioeconómicas y
demográficas de los sujetos? A partir de estas preguntas, el objetivo
central consiste en abordar el estudio de dichas representaciones a
partir de la existencia de una identidad social y genérica sobre lo
femenino y el significado socialmente aceptado del ser mujer y su
expresión en la vida cotidiana.
Proponemos como hipótesis centrales que las diferentes condiciones de vida (definidas bajo criterios socioeconómicos) junto a la
diversidad de características demográficas, determinarán repre-
1 Este artículo forma parte de una investigación más amplia denominada "Representación
'acial de la identidad femenina: una interpretación desde la perspectiva de género", la cual abarca
no sólo el estudio de la sexualidad, sino también la reproducción y procesos identitarios. La
misma se encuentra en etapa de culminación. FLACSO. 1996.
Artículos
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sentaciones sociales sobre la sexualidad también diferentes, relación
en la que median los valores, actitudes y opiniones asociadas a una
identidad social y genérica sobre lo femenino. Por otra parte, la
diversidad de representaciones sociales reflejará una estructura heterogénea, la cual se expresa en la coexistencia de rasgos de modernidad
junto a prácticas y arraigos tradicionales.
La fuente primaria de información con la que llevamos adelante
esta investigación fue la Encuesta Nacional de Planificación Familiar,
realizada por el Consejo Nacional de Población (CONAPO) durante
Julio de 1995. El objetivo central de dicha encuesta fue captar las
percepciones y valoraciones que tiene la población mexicana con
respecto a diferentes variables relacionadas con la planificación familiar. Su alcance fue nacional y estuvo dirigida a la población de ambos
sexos mayor de 18 años.
La muestra analizada asciende a un total de 3,202 casos, 1,535
hombres y 1,667 mujeres. Se trata de una encuesta estructurada con
preguntas cerradas, donde predominan las escalas de actitud (acuerdo,
desacuerdo) y la categorización por sujetos de decisión (hombres,
mujeres o ambos).
Llegados a este punto, consideramos pertinente hacer referencia a
algunas cuestiones de orden metodológico. En primer lugar, y como
lo podremos observar en el desarrollo del análisis, la categoría ambos
como sujeto de decisión acerca de aspectos importantes sobre la
sexual idad resulta ser la respuesta que agrupa la mayor cantidad entre
los encuestados de ambos sexos, por lo que no fue posible hacer
explícitas las distintas representaciones sociales entre hombres y
mujeres en relación a estos aspectos. Dada esta particularidad en los
datos obtenidos, decidimos dirigir nuestra atención a las diferencias
que se obtuvieron entre los sexos, las cuales, si bien corresponden a
un porcentaje pequeño de la población encuestada, permiten establecer diferenciales y extraer conclusiones acerca de las representaciones
sociales.
De allí que hayamos asumido el riesgo, si es posible que exista, de
trabajar más a nivel de las particularidades al interior de cada sexo que
con las respuestas globales que agrupan a ambos, por lo que veremos
estructurado el artículo de la forma siguiente: primeramente, una
caracterización y análisis de la información más general acerca de la
población entrevistada en relación con cada una de las preguntas.
Posteriormente pasaremos al análisis e interpretación de los diferenciales por sexo.
162
Artículos
Las representaciones sociales como marco conceptual
Hemos hecho referencia en la introducción al concepto de representación social como eje teórico central en el análisis e interpretación
de la identidad de género. En este apartado, intentaremos profundizar
en dicho concepto para de este modo vincularlo con los procesos
identitarios de los actores de interés.
El proceso de construcción de la noción de representación social
ha sido bastante rico y sugerente. Su origen se remonta a Durkheim y
la sociología clásica, para luego ser retomada por la psicología. Serge
Moscovici ha sido uno de sus principales estudiosos, estructurando
los elementos teóricos que la sustentan.
La representación social se delínea como una forma de interpretar,
pensar y actuar sobre nuestra realidad cotidiana, es decir, una forma
de pensamiento social. Como parte de nuestra vida diaria, las representaciones se convierten en un reflejo de nuestras experiencias dentro
del contexto social, así como de la información que captamos y de los
conocimientos y modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos en el proceso de interacción social, lo que convierte a aquéllas en
un conocimiento socialmente elaborado y compartido.
Las representaciones se expresan en dos dimensiones fundamentales:
i) Una dimensión de contexto, la cual se define en la situación de
interacción social en la que se encuentran los sujetos; y
ii) Una dimensión de pertenencia, donde ocupa un espacio vital la
elaboración de ideas, valores y modelos provenientes de su grupo de
pertenencia o de ideologías que son transmitidas dentro de la sociedad.
Dichas dimensiones hacen de las representaciones sociales una construcción fundamentalmente social. Asimismo, asumen su carácter colectivo al ser compartidas por un conjunto más o menos amplio de personas.
De allí su importante papel en la conformación de identidades colectivas.
Las representaciones sociales no sólo expresan relaciones sociales,
sino también contribuyen a construirlas. Se trata de un proceso dual
donde lo estructurante se convierte en estructurado y viceversa.
Este carácter dual transforma el proceso antes descrito en un
desarrollo dinámico, constantemente cambiante y en donde el mundo
exterior no es asimilado de forma pasiva y mecánica. Por el contrario,
el sujeto es concebido como un actor social, con actividades simbólicas y cognoscitivas, a través de las cuales intenta comprender y
explicar el mundo que lo rodea. Como puede inferirse, se trata de un
conocimiento práctico, de sentido común, que nos permite construir,'
dar forma y organizar nuestra realidad.
Muchas son las preguntas acerca de las fuentes de determinación
de las representaciones sociales. En primer lugar, éstas se encuentran en
Artículos
163
el conjunto de condiciones económicas, sociales e históricas que caracterizan a una sociedad determinada. Desde el punto de vista de la cultura, red en la que se articulan las categorías y simbologías que estructuran dichas representaciones, éstas se constituyen en el reflejo del sistema de creencias y valores que circulan en el interior del mundo social.
Por último y como gran conclusión de todo lo antes dicho, la
representación es social por excelencia; no existe ser social sin representación. De esta forma, ella ejerce una función central en la comunicación colectiva y en la generación y transmisión de saberes colectivos y conductas sociales. En efecto, la red de representaciones
colectivas, ordenadas con las funciones sociales de comunicación,
intercambio, identificación y transformación, es lo que constituye la
cultura (Figueroa y Rivera, 1993: 144).
Una vez expresadas brevemente las principales ideas y el trasfondo
teórico que subyace al concepto de representaciones sociales, pasemos
a profundizar en cómo éste se articula con los procesos de identidad
de género y cultura.
Cultura, representación e identidad
Definiremos la cultura como el marco en el cual se lleva a cabo la
interpretación de las personas acerca de su propio accionar y sobre lo
que piensan o sienten. En este sentido, no hay maneras de entender las
acciones de los demás y decidir sobre las propias sin el acceso a la
cultura. De esta forma, la cultura se convierte y existe en tanto que
relación social, articulada a procesos más amplios dentro de una
sociedad. Se concibe, además, como un elemento que es necesario
distinguir en toda práctica humana; es la dimensión simbólica con la
cual se imbrican lo económico y lo social.
Esta forma de concebir la cultura permite reconocer de manera más
clara el papel de las representaciones sociales en la producción y
reproducción de cultura. Dentro de la lógica del enfoque dual, éstas
últimas generan y a la vez son generadas en procesos culturales,
entendiéndose así a la cultura como una dimensión dinámica, no libre
de tensiones y contradicciones, donde la negociación y la irnplernentación de estrategias hacen posible su reelaboración.
Este proceso, propio de las sociedades complejas, hace de la
diversidad cultural un universo rico, lleno de significados diferentes
que es necesario estudiar mediante un acercamiento al conjunto de
representaciones sociales que poseen los sujetos, en nuestro caso,
acerca de lo femenino y su identidad.
De esta forma, el concepto de representación social logra ser
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Artículos
ubicado en un contexto más amplio, en el mundo de lo simbólico, de
la interpretación, tejiéndose a través de ésta una red de significados
que se expresan en la práctica cotidiana de los sujetos.
En este proceso de producción y reproducción del sistema sirnbó
I ico adquiere relevancia el concepto de identidad, que es construido
con base en experiencias simbólicas compartidas. De allí que al
estudiar la identidad, y en nuestro caso específico la identidad de
género, sea necesario articularla con la dimensión cultural y el conjunto de representaciones que de ésta se desprenden.
De esta forma, el concepto de identidad pasa de entenderse como
un proceso que forma parte del mundo de la personalidad, a ser visto
desde su articulación con la exterioridad social, donde la experiencia
individual se convierte en experiencia social y viceversa. Identificarse
es entonces participar en la conformación y validación de imágenes
acerca de lo que se piensa, se vive, se desea, etc.; es decir, es un eje
estructurador de conductas y formas de actuar y, por lo tanto, de lo
que es propio genéricamente.
Como la cultura y las representaciones, la identidad se estructura
por medio de un proceso continuo, permanente y no lineal, lo que
supone que esté sujeto a constantes transformaciones y cambios de
curso de acuerdo con las experiencias de los sujetos y la forma como
las viven, las valoran e incorporan.
En esta investigación hacemos referencia a la identidad de género,
ya que se intenta analizar cómo se construyen y/o se expresan las
diferencias entre los sexos en cuanto a un aspecto tan puntual como
lo es la sexualidad femenina, mediada por elementos que permiten
identificar genérica y socialmente el deber ser de las mujeres en una
sociedad concreta. En este sentido, el objetivo es enlazar las ideas
culturales sobre el género con las relaciones sociales, el pensamiento
y las prácticas cotidianas.
Por otra parte, cuando nos referimos a la identidad de género
pretendemos indagar acerca de las representaciones que sobre lo
femenino poseen tanto hombres como mujeres, intentando con ello
desterrar la idea de que "género" es referirse estrictamente a lo
femenino. De allí que consideremos pertinente abordar el estudio de
la identidad femenina desde la perspectiva de ambos sexos, abriendo
así un espacio para la confrontación y el disenso.
Representación social de la sexualidad femenina
El concepto de sexualidad puede ser entendido de forma amplia y
diversa, ya que en él confluyen un sinnúmero de significados sociales
Artículos
165
y culturales. Por esto, es necesario comenzar señalando desde qué
punto de vista lo estamos concibiendo y bajo qué dimensiones.
Reconocemos la sexualidad como el punto central donde confluyen
diversos procesos de orden cultural y simbólico, sobre el cual se
construyen significados, valores y percepciones particulares de cada
momento histórico. De allí que deba abandonarse la idea de una
sexualidad basada en las condiciones fisiológicas y biológicas necesarias para llevar adelante la reproducción. En este sentido, entendernos la sexualidad como una de las dimensiones que conforman la
identidad femenina y su deber ser.
Asimismo, se trata de rescatar su carácter divisible o bien separable
de la función reproductiva materna, con lo cual intentamos colocarla
en el plano de los procesos decisorios de las mujeres sobre su propio
cuerpo y junto con ello un acercamiento a la posición que asumen los
hombres frente a dichos procesos. Como vemos, se trata de una
dinámica comparativa que privilegia precisamente la perspectiva de
género.
El objeto de análisis es entonces el significado atribuido a la
sexualidad como eje conformador de la vida cotidiana de los sujetos.
De allí la importancia de aproximamos al conjunto de representaciones sociales a través de los cuales se expresan dichas significaciones.
Ahora bien, el desarrollo teórico acerca de cómo se percibe socialmente la sexualidad femenina ha transitado por diferentes planteamientos. Uno de los más interesantes ha sido desarrollado por Franca
Basaglia.? quien señala que el cuerpo femenino ha sido considerado
como "cuerpo para otros", donde la preservación del núcleo familiar,
el embarazo y la función materna ocupan un lugar central.
Para otras autoras como Juliet Mitchell (1985), la sexualidad femenina se constituye como una de las estructuras de socialización de la
mujer en la que existe mayor prohibición; pero no se trata sólo de
mayor prohibición, sino también de ambiguedades y contradicciones,
las cuales se expresan claramente en la representación social que éstas
tienen acerca de esta dimensión tan importante de su identidad.
Para indagar acerca de la representación que tanto hombres como
mujeres poseen sobre la sexualidad femenina, vamos a considerar tres
variables básicas: i) percepción sobre quién debe decidir cuándo tener
hijos; ii) percepción sobre quién debe decidir cuándo tener relaciones
sexuales; iii) opinión acerca de las relaciones sexuales antes del
matrimonio por parte de hombres y mujeres. Lo que subyace a este
2 Basaglia, Franca (1978), "La mujer y la locura", en Antipsiquiatria y Política,
Extemporáneos. Citada por Figueroa, Juan Guillermo y Gabriela Rivera, 1993.
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Artículos
conjunto de variables es estudiar qué tanto decide la mujer acerca de
su propio cuerpo y en el caso de los hombres, hasta dónde ellos
reconocen y asumen, favorablemente o no, esta transformación de la
condición femenina.
Es importante señalar que estamos conscientes de que un acercamiento a la sexualidad femenina requiere de un conjunto de dimensiones diferentes que en este estudio, dadas las limitaciones que posee
el instrumento, no es posible abordar. Una de dichas dimensiones la
constituye la consideración de la sexualidad como placer, aspecto que
está más allá de la función reproductiva. A pesar de ello creemos que
es factible aproximamos al tema y plantear una reflexión a partir de
los datos obtenidos.
Cuerpo femenino: un cuerpo para otros
Una primera lectura de los cuadros referidos a las preguntas "¿de
acuerdo con su forma de pensar, quién debe decidir cuándo tener hijos,
el hombre la mujer o ambos?" y "¿de acuerdo con su forma de pensar,
quién debe decidir cuándo tener relaciones sexuales, el hombre, la
mujer o ambos?", nos permitirá obtener información acerca de quiénes
son los sujetos de decisión y sus características más relevantes.
l. Acerca de la decisión sobre la reproducción
Con respecto a cuándo tener hijos encontramos que un 81 % de los
hombres y un 80% de las mujeres la consideran una decisión de ambos.
Este resultado parece sugerir un proceso de cambio cultural que no es
en absoluto desdeñable, aunque tenga sus matices.
Los datos obtenidos también nos permiten observar cómo esta
percepción tiende a disminuir a medida que aumenta la edad, tanto en
hombres como en mujeres. Son más los hombres jóvenes que las
mujeres de ese mismo grupo de edad quienes proponen una decisión
compartida. Esta relación inversamente proporcional también es posible verla reflejada con respecto al número de hijos, es decir, que a
mayor cantidad de hijos tiende a disminuir, tanto para hombres como
para mujeres, la tendencia hacia el "ambos" como sujeto determinante. En el caso de la situación laboral, son los desempleados de ambos
sexos e independientemente de sus características los que en menor
medida proponen el "ambos".
Sin embargo. puede apreciarse la tendencia positiva hacia esta
categoría cuando nos referimos a la escolaridad -a mayor escolaridad
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167
mayor propensión a pensar en la participación de ambos-, y ocurre lo
mismo en el caso del ingreso y los habitantes de zonas urbanas de
ambos sexos. Finalmente, la opción de "ambos" resulta mayor para
los divorciados y las solteras y los estudiantes, y disminuye en quienes
informaron pertenecer a la religión católica.
.
Ahora bien, una aproximación a la representación social de la
sexualidad femenina desde el punto de vista antes descrito no permite
vislumbrar y/o inferir qué es lo que sucede en el interior de cada uno
de los sexos, más aún cuando notamos que la categoría "ambos" no
demarca diferencias importantes entre hombres y mujeres. De allí que,
una vez obtenido el perfil de quienes la consideran una decisión de la
pareja, hayamos decidido dirigir nuestra atención hacia los diferenciales por sexo.
/./. Importancia diferencial por sexo ante la decisión de cuándo
tener hijos
El análisis de los resultados arrojados por la encuesta nos permite
plantear una primera conclusión importante: es diferencial el papel
que asume cada uno de los sexos en la decisión acerca de la reproducción. En el cuadrol podremos observar más claramente el comportamiento de los datos:
Cuadro 1
Población por sexo según el sujeto de decisión acerca de cuándo
tener hijos
Sexo
Hombre
Mujer
Total
Hombres
136
143
279
Mujeres
88
228
316
Total
224
371
595
Fuente: Encuesta Nacionul de Plunificuciún Familiar, Conapo, 1995.
La aproximación por sexo nos muestra un comportamiento bastante
interesante, toda vez que permite generar conclusiones acerca del
control que ejerce la mujer sobre su propio cuerpo.
A través del cálculo chi-cuadrado encontramos un grado de asociación significativo entre ambas variables. Ahora bien, con el interés de
conocer la intensidad y dirección de dicha asociación, calculamos las
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Artículos
razones de momio.' encontrando que por cada hombre hay 2.5 mujeres
que piensan que son ellas las sujetos de decisión, lo que nos indica
que, en efecto, cuándo tener hijos es un asunto que depende más de
las mujeres, y como es posible inferirlo, de sus circunstancias. Este
comportamiento se encuentra asociado seguramente al peso de la
norma, de la cultura del deber ser, preceptos donde la responsabilidad
de la socialización de los hijos y su educación recae prácticamente en
la figura de la mujer-madre.
De acuerdo con los datos (véase la tabla I del anexo) resultan ser
las mujeres de mayor edad quienes se atribuyen el derecho a una mayor participación en esta decisión. Lo mismo ocurre con los hombres
que piensan 'que la decisión se encuentra en sus manos. Parece ser
entonces que es la mayor edad la que expresa con mayor claridad una
representación de la sexualidad más definida hacia la función materna.
Se trata de las mujeres de menor escolaridad provenientes generalmente de zonas rurales, con cinco ó más hijos, viudas y separadas y
amas de casa. Es posible inferir entonces que la representación de la
sexualidad ligada a la reproducción es una característica que persiste
aun en las mujeres de edad avanzada, y que se matiza en el resto de
los grupos de menor edad.
Como conclusión, la pregunta sobre cuándo tener hijos es un ámbito
donde se manifiesta en mayor grado la capacidad de decisión de las
mujeres, más que la de los hombres, todo ello en un contexto donde
las prescripciones sociales marcan infinitos elementos prohibitivos y
sancionadores de una vida sexual plena y satisfactoria.
2. Acerca de la decisión sobre las relaciones sexuales
Los datos obtenidos permiten evidenciar la tendencia a incrementar
la participación de "ambos" miembros de la pareja en una serie de
decisiones, sobre todo, a medida que aumentan los niveles de escolaridad y el ingreso para los residentes de zonas urbanas, así como para
mujeres empleadas y solteras que no tienen ninguna religión y son
estudiantes. En el caso de los hombres, se encontró que son los
divorciados, y también los sin una religión y estudiantes, quienes se
) Las razones de momio fueron calculadas obteniendo primeramente las razones
condicionales para cada sujeto de decisión, para finalmente obtener la razón de razones (odds
ratio). En este primer caso la razón condicional de hombres y mujeres en el caso de que el sujeto
de decisión sea el "hombre" es de 1.545; en el caso contrario, es decir, que sea la "mujer" el
sujeto de decisión es de 0.627. De tal forma. la razón de razones será igual a la división entre
las razones anteriores, es decir, 2.5. La interpretación de esta razón aparece en el texto. Este
procedimiento se repite para los casos posteriores.
Artículos
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encuentran más de acuerdo con una decisión conjunta. Por otra parte,
dicha participación tiende a disminuir con respecto al número de hijos,
decreciendo en la medida en que el número de éstos aumenta. La
variable edad también expresa un comportamiento interesante, ya que
a medida que aumenta, tiende a disminuir la percepción sobre ambos
miembros de la pareja como sujetos de decisión; es decir, son los
hombres y mujeres más jóvenes los que manifiestan un mayor acuerdo
con la decisión conjunta (véase tabla II del anexo).
Como en el caso de la decisión sobre la reproducción, la decisión
conjunta sobre la práctica sexual ocupa un espacio central. Sin embargo, nos interesa conocer el comportamiento con respecto a cada uno
de los sexos. Esto lo veremos a continuación.
2.1. Importancia diferencial por sexo ante la decisión de cuándo
tener relaciones sexuales
El análisis a partir de las diferencias entre hombres y mujeres arroja
información interesante. El cuadro 2 muestra la distribución para
ambos sexos con respecto a quién debe decidir:
Cuadro 2
Población por sexo según el sujeto de decisión acerca de cuándo
tener relaciones sexuales
Sexo
Hombres
Mujeres
Total
Hombre
161
145
306
Mujer
75
122
197
Total
236
267
503
Prueba Chi-cuadrado> 10.18; significancia 0.01
F/lI'I/II': EI/C/lI'.I'III Nacional de PlwlificaGÍtÍlI Familiar, Conapo, 1995.
Existe un grado de asociación importante entre el sexo y el sujeto
de decisión sobre cuándo tener relaciones sexuales. A fin de valorar
dicha asociación calculamos la razón de momios, a través de lo cual
obtuvimos que la razón de hombres que perciben que son ellos los
sujetos de la decisión es 1,77 veces superior a la de mujeres que
piensan que dicha decisión depende de ellas.
Si lo comparamos con los resultados obtenidos con respecto a
"cuándo tener hijos", podremos notar un comportamiento muy singular. En este caso, la posición más clara y determinante la toman las
mujeres; en el segundo (relaciones sexuales) esta relación pasa a ser
característica de los hombres. En síntesis, en los asuntos referentes a
170
Artículos
las relaciones sexuales la decisión parece ser del hombre en tanto que,
con respecto a los hijos, son las mujeres las que se sienten con mayor
derecho a decidir.
.
Estos resultados nos permiten concluir que, en general, la representación social que poseen las mujeres acerca de su deber ser y su
sexualidad se encuentra mucho más arraigada en aquellos espacios
donde la reproducción, y por ende la responsabilidad acerca de la educación de los hijos y su socialización, ocupan un lugar central. La centralidad de la decisión acerca de cuándo tener hijos en la vida de las mujeres podría ser probablemente la razón por la cual ellos se sienten con
más
derecho a decidir, a involucrarse más en tanto que perciben que es
algo que depende de ellas. En este contexto, la postura de los hombres
parece coherente con la percepción de que es más en ellas que en ellos
mismos donde reside la capacidad para actuar sobre este asunto.
Lo contrario ocurre en el comportamiento de ambos sexos con
respecto a las relaciones sexuales. Si bien la mujer se siente con más
derechos sobre los hijos, no sucede lo mismo con respecto a su vida
sexual, comportamiento que podríamos asociar a la existencia y
permanencia de ciertos tabúes, sanciones y prohibiciones en torno a
la práctica cotidiana de la sexualidad. Quizás esta situación de debilidad que perciben las propias mujeres sobre un aspecto tan importante
de su identidad, sea la causa del reforzamiento y alta valorización que
poseen acerca de las decisiones sobre su reproducción.
3. Percepción acerca de las relaciones sexuales antes del
matrimonio
Otra de las variables que hemos considerado para conocer la representación social de la sexualidad que tienen los hombres y las mujeres
mexicanos, está vinculada a la aprobación o desaprobación de las
relaciones sexuales antes del matrimonio.'
Las mismas constituyen un indicador de la importancia atribuida
tanto a la sexualidad como práctica cotidiana, como el peso otorgado
al matrimonio en cuanto institución mediadora dentro de las relaciones sociales.
Al abordar el caso de los hombres, es decir, si se aprueba o no que
estos tengan relaciones sexuales antes del matrimonio, se obtuvieron
los resultados que se muestran en el cuadro 3.
~ La condición de aprobación-desaprobación de las relaciones sexuales, tanto antes del
matrimonio como fuera de éste. resulta relevante. Sin embargo, la información de que se dispone
sólo permite dar cuenta de la primera.
Artículos
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Cuadro 3
población por sexo según su aprobación o desaprobación de las
relaciones sexuales de los hombres antes del matrimonio
Sexo
Hombres
Mujeres
Total
Aprueban
844
637
1418
Desaprueban
603
913
1516
Total
1447
1550
2997
Prueba Chi-cuudrado= R8.9: significancia 0.01
Fucn¡«: Encuesta Ntuunutl de Píanificacián Familiar, Conapo, 1995.
A simple vista, los datos muestran una mayor aceptación de las
relaciones prernatrimoniales por parte de los hombres, en tanto que
las mujeres resultan ser menos perrnisivas al respecto. Observando los
resultados presentados, podemos advertir un muy significativo grado
de asociación entre estas variables, lo que, sumado al cáculo de la
razón de momias, nos indica que la razón de que sean los hombres
quienes aprueban es 2,0 I veces mayor que la de las mujeres que
aprueban.
Por otra parte, tanto para los hombres como para las mujeres, el
grado de aprobación tiende a disminuir con la edad, aunque ocurre lo
contrario en el caso de la desaprobación. En uno y otro caso, las edades
más jóvenes y las más adultas resultan ser las más representativas
(véase tabla III del anexo),
Encontramos un comportamiento similar con respecto a la variable
escolaridad e ingreso; es decir, a medida que se alcanzan mayores
niveles educativos y de ingresos, la aprobación tiende a aumentar, y
sucede lo contrario en el caso de la desaprobación. Esto es así tanto
para hombres como para mujeres,
Con respecto a la situación laboral, resultan ser los hombres y
mujeres empleados quienes en mayor medida aprueban las relaciones
sexuales de los hombres antes del matrimonio, si bien ocurre lo
contrario para aquéllos en situación de desempleo estructural. Por otra
parte, y como era de esperarse, la aprobación es mayor entre residentes
de zonas urbanas; la desaprobación ocupa un espacio mayor entre los
habitantes de zonas rurales.
La variable paridad arroja igualmente resultados interesantes: la
aceptación tiende a disminuir a medida que se tienen más hijos; para
aquéllos que no poseen ninguno ésta resulta ser mayor. Lo contrario
ocurre en el caso del rechazo a este comportamiento, siendo más
significativo en aquéllos con cinco y más hijos. Finalmente, aprueban
más los hombres separados, las mujeres divorciadas, aquéllos que no
172
Artículos
practican ninguna religión y los estudiantes de ambos sexos. Por su
parte, tienden a desaprobar más los hombres divorciados, las viudas
y los que practican una' religión diferente de la católica.
Si partimos del supuesto de que un mayor grado de aceptación de
este comportamiento es indicativo de la presencia de rasgos de modernidad entre los sujetos, entonces podremos advertir la existencia
de posiciones más tradicionales entre las mujeres que entre los hombres.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando son las mujeres quienes mantienen
relaciones sexuales antes del matrimonio?
Cuadro 4
Población por sexo según aprueban o desaprueban las
relaciones sexuales de las mujeres antes del matrimonio
Sexo
Hombres
Mujeres
Total
Aprueban
448
398
846
Desaprueban
998
1174
2172
Total
1446
1572
3018
Prueba chi-cundradoe 11.98; significancia 0.01.
Fuente: Encuesta Nacional de Plunificaciún Familiar, Conapo, 1995.
A partir del cuadro 4, es posible observar un grado de asociación
bastante significativo entre ambas variables. En este caso, la razón de
momias arroja resultados igualmente interesantes, porque dicha razón
es 1.33 veces mayor para los hombres que para las mujeres que
aprueban ese comportamiento. De acuerdo con ello, e igual que en el
caso anterior, podemos concluir que existe una aceptación mayor en
el caso de los hombres en relación a las relaciones sexuales prematrimoniales de las mujeres, aceptación que incluso supera a las mismas
mujeres cuando opinan sobre su grupo.
Si recordamos las conclusiones arrojadas para el caso de los hombres, podremos reiterar entonces la existencia y permanencia de
ciertos arraigas tradicionales más en las mujeres que en los hombres
en cuanto a la representación social que poseen de su sexualidad. En
este sentido, podríamos plantear la posibilidad de una falta de representación o de una representación reprimida, términos a los cuales se
refieren Figueroa y Rivera (1993) para explicar este tipo de valoración
hacia la sexualidad.
Para el caso de la aprobación, no encontramos -como en el anterior- grandes diferencias entre los sexos, resultando que son los
hombres y mujeres de edades jóvenes, con mayor nivel educativo e
Artículos
173
ingresos, así como empleados (y en el caso de los hombres, también
se incorporan los desempleados), residentes de áreas urbanas, personas sin hijos, solteros (en el caso de los hombres), divorciadas (entre
las mujeres) Y personas sin ninguna religión, los que en mayor medida
asumen la posición de aceptación ante este tipo de comportamiento
(véase tabla IV del anexo).
El perfil de desaprobación resulta también semejante entre ambos
sexos. De esta forma, los hombres y mujeres de mayor edad y menores
ingresos y niveles educativos, desempleados estructurales,' residentes
de zonas rurales con cinco hijos y más, viudos y practicantes de otra
religión distinta a la católica, son los que más asumen la posición del
rechazo.
El resultado de una mayor desaprobación de las mujeres ante la
práctica sexual antes de casarse, permite asociarlo con los arrojados
por otras investigaciones, por ejemplo la realizada por Martha Rivas
Zivy, y que lleva por nombre "Cambios en la sexualidad femenina:
un estudio de tres generaciones"." En este trabajo, a pesar de encontrarse diferencias muy significativas entre la percepción de la sexualidad por parte de abuelas, madres e hijas, se encontró un eje que
atraviesa y liga a las tres generaciones: la alta valoración de las
relaciones heterosexuales y legitimadas por el matrimonio. Esta importancia atribuida al matrimonio como institución, base del conjunto
de prácticas donde se encuentra involucrado el cuerpo femenino,
representa un peso tradicional e intergeneracionalmmente transmitido, lo que podría explicar el rechazo manifiesto, por parte de nuestras
entrevistadas, a las relaciones prematrimoniales tanto en hombres
como en mujeres. Resulta aún más interesante el contexto donde esto
ocurre, es decir, en un espacio social donde la influencia y el acceso
a nuevas fuentes de información, propios del proceso de modernización que presenciamos en nuestras sociedades, aún permite permear
referentes culturales más lejanos, propios de las sociedades tradicionales y donde la mujer, dadas las pautas y normas asociadas a su
"deber ser", se convierte en su sujeto de expresión clave de esas
contradicciones.
A esta conjunción entre lo moderno y lo tradicional, donde lo uno
se mezcla con lo otro hasta llegar a confundirse, también es posible
5 Denominamos "desernpleados estructurales" a aquellos encuestados con más de seis meses
en situación de desempleo, Esta categoría fue creada a partir de las respuestas obtenidas en la
medición de la variable "situación laboral",
(, Sin embargo. las afirmaciones a que haremos señalamiento en lo que sigue aparecen en
su artículo "Cambios y permanencias en los significados de la sexualidad femenina: una visión
trigeneracional", publicado en la revista del Programa de Salud Reproductiva y Sociedad, El
Colegio de México. año 11, enero-abril de 1995, No, 5, México,
174
Artículos
verla reflejada en el conjunto de hallazgos encontrados a partir del
estudio de la representación social de la sexualidad femenina, objetivo
central de este apartado. Con base en ello, y aclarando que se trata
apenas de una aproximación a este tema, sugerimos algunas conctu,
siones y elementos para la reflexión.
Conclusiones
Una de las grandes interrogantes que surgen al considerar los resultados anteriores es si realmente las mujeres deciden menos sobre su
sexualidad o si más bien están acostumbradas a que, por tradición,
deban decidir menos: ¿será que más que no tener claras las opciones
que en justicia les corresponden, no se sienten con el derecho a tener
tales opciones?; ¿hasta dónde se encuentra tan arraigado el sentido de
culpa y el estigma de promiscuidad ante una vivencia libre de su
sexualidad? Estas preguntas ocupan un espacio central en la interpretación de la representación social que poseen sobre la sexualidad
femenina los hombres y mujeres mexicanos.
Una de las conclusiones más relevantes que podemos extraer para
el caso de las mujeres es la relación que se presenta entre el hecho de
decidir menos, o sencillamente rechazar la práctica de su sexualidad
en ciertas circunstancias, así como la existencia de cierta representación suya ligada a la reproducción, aspecto en el cual se sienten
con mayor derecho a decidir. Esto nos lleva a reflexionar y plantear
la discusión acerca de la permanencia en esta sociedad de un sentido
atribuido al cuerpo de la mujer como un cuerpo de otros y para otros,
profundamente marcado por su función materna.
Sin embargo, junto a un marco donde la satisfacción del deseo
sexual y la vivencia del placer parece ser del predominio masculino,
y donde la sexualidad es percibida desde el ángulo de su función
reproductiva (predominio femenino), llama la atención la presencia
de ciertos rasgos de permisi vidad en la opinión mascul ina con respecto
al derecho que las mujeres tienen del disfrute de una vida sexual más
abierta, independiente de los patrones y normas que marca la institución del matrimonio. Esta mayor permisividad masculina frente a una
representación de la sexualidad caracterizada por la privación que las
propias mujeres viven, experimentan y en cierta medida legitiman,
nos hace pensar una vez más en el fuerte peso de la moral y de las
normas y valores sociales sobre la mujer, raíz de lo que los estudios
de género denominan la "estructuración social de las desigualdades
de género". Como bien lo plantean Liguori y Szasz (1996:91), "las
prescripciones sobre la sexualidad ... mantienen expectativas diferen-
Artículos
175
teS para cada género, las cuales son expresión -aun en las sociedades
más liberales y modernas- de un doble patrón de moral sexual que
señala valoraciones, normas y patrones de conducta sexual diferenciados para hombres y mujeres, los que representan claras desventajas
para estas últimas".
El peso que aún presenta en esta sociedad la institución matrimonial
resulta también un hallazgo que se deri va del anterior. Aunque algunos
autores hacen referencia al proceso de secularización de ciertas prácticas en la vida cotidiana de las mujeres, probablemente puedan
producir efectos perversos y no esperados, lo que se expresaría en la
configuración de ambientes restrictivos para una vida sexual plena.
Algunas investigaciones señalan que a pesar de los cambios exhibidos
hacia discursos menos moralistas, se conservan los imaginarios de
transgresión, culpa y prejuicio. El papel de las identificaciones familiares resulta crucial, especialmente la imagen de la madre (Rivas
Zivy, 1995: 12).
Nos encontramos así frente a un proceso de adaptación de elementos propios de la modernidad a prácticas tradicionales, lo que progresivamente ha generado cambios culturales que son innegables. Por
otra parte, este punto de vista permite explicar la persistencia de
ciertos arraigos tradicionales en las mujeres acerca de su sexualidad
y la representación que tienen de ella, toda vez que a través de siglos
han sido en ellas mismas donde han recaído mayores prescripciones
y sanciones morales y donde el señalamiento de Franca Basaglia sobre
el cuerpo femenino como "un cuerpo para otros" adquiere mayor
sentido.
Bibliografía
Barbieri, Teresita de (1990), "Sobre géneros, prácticas y valores: notas
acerca de posibles erosiones del machismo en México", en Ramírez Sáiz, Juan Manuel (coord.) Normas y prácticas morales y
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Artículos
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No. 5, El Colegio de México, México.
Rodó, Andrea (1987), "El cuerpo ausente", en revista Proposiciones,
No. 13, Santiago, Chile.
Anexo
Tabla 1
¿De acuerdo a su forma de pensar, quién debe decidir cuándo
tener hijos?
Hombre
Toll1l
Mujer
Ambos
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
6.1
7.8
7.2
\6.2
19.5
4.5
4.8
4.6
8.8
8.\
8.3
10.8
8.\
1 \.4
10.0
9.7
\0.6
13.7
23.3
29.4
84.2
80.6
8\.5
70.8
57.4
82.3
82.5
75.3
60.2
56.5
Edad
\ ~-28
29-39
40-50
5\-6\
62 Y más
\263
784
59\
247
3\8
Artículos
177
Tabla 1
¡,De acuerdo a su forma de pensar, quién debe decidir cuándo
tener hijos?
( continuación)
Mujer
Hombre
Ambos
'/'01(/1
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
HOIII"re
Mujer
X06
XII
1151
15.7
9.6
6.1
9.1
6.8
2.7
14.3
9.2
7.X
24.1
140
7.9
63.X
7X.X
X4.6
60.7
73.0
X7.0
433
3.7
0.4
5.3
6.7
90.3
92.2
560
1338
647
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182
193
13.4
9.7
4.4
8.6
9.1
6.2
8.7
5.3
4.7
2.0
2.6
3.5
13.2
9.7
10.0
5.2
6.9
2.6
19.1
14.7
7.0
10.9
7.3
22.6
68.8
77.6
83.1
86.2
80.5
91.2
62.6
77.0
84.1
84.2
87.9
73.9
empleado
1546
8.0
5.0
10.0
9.0
82.0
86.0
des. temporal
des. cstructur,
237
1399
9.0
12.0
4.0
6.0
11.0
6.0
13.0
17.0
80.0
82.0
82.0
77.0
rural
X56
12.8
7.1
9.7
14.6
72.5
71.2
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2346
7.4
4.6
9.2
13.3
81.5
78.9
907
851
774
671
6.4
7.0
9.4
14.6
3.0
5.4
5.0
7.8
9.0
9.3
9.8
9.1
9.6
11.0
13.0
22.1
82.2
83.1
78.8
69.3
82.7
81.9
78.8
62.1
270
1915
207
35
78
691
6.4
9.2
20.5
8.9
9.2
12.7
6.5
6.8
8.9
4.9
9.1
4.5
6.1
3.0
27.5
8.3
11.6
13.8
22.8
12.5
22.8
9.2
83.6
79.1
58.5
100.0
53.6
82.7
73.7
78.4
58.3
78.6
66.2
82.7
2704
235
222
9.3
8.4
3.9
5.3
7.6
2.1
9.4
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19.6
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prim.inc.
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0- 1
1-3
3-5
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7-10
10 Y más
Sil. Labora!
Estrato
Núm. hijos
ninguno
1-2
3-4
5 Y más
Edo. civil
unión lihre
casado
viudo
divorciado
separado
soltero
Religuui
católica
otra
ninguna
a)
ArtíCUlos
178
Tabla 1
¿De acuerdo a su forma de pensar, quién debe decidir cuándo
tener hijos?
(continuación)
HOII/¡'re
-'ú/al
HOII/¡'re
Mujer
Mujer
Hombre
AII/¡'os
Mujer
Hombre
Mujer
( )cIfIIOCi!j"
ama de casa
1011
jubilado
desempleado
estudiante
93
264
226
44
22.8
9.5
2.5
14.7
18.0
8.1
2.6
11.4
6.0
9.7
3.1
6.5
15.7
10.3
4.0
10.0
3202
9.0
6.0
10.0
14.0
ot ro
TOlo 1
Fuente:
6.2
16.3
Enruestn Nnrional de Planificacion Familiar. CONA PO.
1995.
72.9
60.7
76.9
91.1
66.7
54.0
77.5
90.4
69.2
81.0
80.0
Tabla de elaboración
prupia.
Tabla 11
¿De acuerdo a su forma de pensar, quién debe decidir cuándo
tener relaciones sexuales?
Hombre
Towl
Mujer
Ambos
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
1263
784
591
247
318
7.8
7.5
13.1
17.6
18.3
7.7
6.5
9.7
17.6
9.6
3.9
6.9
3.4
5.2
5.7
5.1
6.9
9.7
9.2
11.3
83:6
80.7
76.7
72.8
59.4
80.5
81.5
71.4
61.3
60.2
806
811
1151
433
19.6
11.9
7.0
2.9
16.3
9.9
4.3
1.4
7.4
4.8
4.0
3.1
11.7
6.7
5.4
4.6
64.5
75.6
84.2
90.3
57.6
74.7
84.4
92.0
560
1338
647
282
182
193
17.0
1 1. 1
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6.9
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8.4
15.2
9.7
5.9
2.8
3.5
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6.7
4.7
4.9
4.7
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2.6
9.7
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66.7
79.2
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76.6
82.6
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I:'¡/o¡/
1 H-28
29-39
40- 50
51-61
62 Y más
Escota ridad
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0-1
1-3
3-5
5-7
7-10
10 Y más
Artículos
179
Tabla 11
¡,De acuerdo a su forma de pensar, quién debe decidir cuándo
tener relaciones sexuales?
( continuación)
Homhre
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Mujer
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Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
Hombre
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1546
237
1300
1 1.0
1 1.0
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5.0
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9.0
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H3.0
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16.2
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urbano
2346
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18.1
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6.5
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75.6
73.1
78.6
1011
93
264
226
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14.4
11.7
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11.4
8.8
4.9
7.1
0.4
7.7
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8.6
9.2
7.4
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77.5
86.5
79.7
72.1
48.9
79.9
88.3
81.4
3202
11.0
9.0
5.0
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84.0
83.0
Sil. Laboral
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des. cstructur.
es/ralo
Núm. hijos
ninguno
1-2
3-4
5 Y más
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unión lihre
casado
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Ocupacián
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otro
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luente:
propia.
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b)
c)
180
Artículos
Tabla III
¡,Aprueba o desaprueba que los hombres tengan relaciones
sexuales antes del matrimonio?
Aprueba
Towl
Hombre
Mujer
1263
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501
247
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63.1
53.9
51.4
41.3
43.7
806
811
1151
433
Desaprueba
Hombre
Mujer
46.4
37.8
33.1
29.8
22.1
32.9
38.8
40.7
53.9
51.1
48.6
54.6
58.3
60.5
69.0
40.8
50.7
60.9
68.6
24.8
33.0
44.7
62.4
53.3
44.5
32.9
25.6
68.9
58.6
48.1
32.7
560
1338
647
282
182
193
36.6
52.8
61.9
66.3
67.7
65.5
28.6
35.7
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56.0
42.6
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25.0
30.8
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58.0
1546
237
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53.0
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49.0
37.0
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51.0
63.0
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856
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37.2
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851
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671
65.9
54.9
50.1
43.1
47.7
43.9
32.0
27.0
29.7
40.5
43.4
48.4
45.6
51.8
59.8
63.4
270
1915
207
35
78
691
65.5
49.2
49.7
51.1
68.8
66.2
45.8
35.0
24.6
66.9
39.8
48.2
29.3
44.7
45.1
48.9
31.2
28.3
45.5
58.1
68.0
27.3
56.8
44.3
I:·tf(/(I
IX-2X
20-3')
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51-61
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10 Y más
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empleado
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NÚIIl. hijos
ninguno
1-2
3-4
5 Y más
Edo. civil
unión libre
casado
viudo
divorciado
separado
soltero
Artículos
181
Tabla III
¡,Aprueba o desaprueba que los hombres tengan relaciones
sexuales antes del matrimonio?
( continuación)
Desaprueba
Aprueba
TO/al
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
2704
235
222
54.9
46.9
64.2
38.0
31.6
51.2
39.5
53.1
24.7
55.0
61.3
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estudiante
otro
1011
93
264
226
44
44.2
51.3
69.3
32.3
32.2
38.3
49.6
62.1
30.5
48.0
44.6
23.8
67.8
60.9
53.7
43.7
32.0
65.0
To/af
3202
58.3
41.1
41.7
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católica
otra
ninguna
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ama de casa
jubilado
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I:·I/('((('.\·{II
Nacional de Planiiicucián Familiar. CONAPO, 1995. Tabla de elaboración
propia.
Tabla IV
¿ Usted aprueba o desaprueba que las mujeres tengan relaciones
sexuales antes del matrimonio?
Aprueba
Edad
IH-2H
29-39
40-50
51-61
62 Y más
Desaprueba
Total
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
1263
784
591
247
318
40.1
30.7
20.8
10.1
13.9
34.2
26.6
13.0
7.9
8.2
53.9
62.4
72.5
84.5
82.1
59.6
67.9
81.5
89.8
84.9
806
811
1151
433
11.7
21.8
34.9
52.7
9.0
17.3
31.8
50.4
82.9
73.3
58.8
41.1
86.9
76.6
61.8
42.8
560
1338
647
282
182
193
14.7
22.1
36.4
44.0
48.1
50.6
12.7
18.9
35.9
29.6
43.7
26.6
80.5
72.3
57.1
51.4
45.7
41.9
Escolaridad
primo inc.
seco inc.
prepa comp.
superior
Ingreso
0- 1
1-3
3-5
5-7
7- 10
lO Y más
82.5
75.2
58.6
59.6
51.5
72.6
182
Artículos
Tabla IV
¡. Usted aprueba o desaprueba que las mujeres tengan relaciones
sexuales antes del matrimonio?
( continuación)
Aprueba
Desaprueba
TO/al
Hombre
Mujer
Hombre
Mujer
1546
237
1399
32.0
32.0
27.0
44.0
33.0
20.0
68.0
6R.0
73.0
64.0
67.0
RO.O
R56
2346
IR.5
33.1
15.6
26.9
77.1
60.7
RO.7
66.6
907
H51
774
671
42.0
34.1
21.7
I \.1
35.1
3 \.5
17.4
R.8
5\.6
6\.2
70.8
85.0
57.5
63.2
77.2
86.5
270
1915
207
35
78
691
38.0
22.5
17.1
42.4
30.6
45.0
28.0
20.2
6.0
47.6
32.5
37.4
52.3
72.3
82.9
57.6
69.4
47.9
62.7
74.7
88.9
52.4
64.7
55.3
2704
235
222
27.9
23.8
46.3
23.0
19.2
42.1
66.4
75.3
45.9
7\.5
74.7
48.2
otro
1011
93
264
226
44
8.6
26.4
46.6
18.2
16.6
44.7
9.4
28.0
19.7
90.5
69.2
42.6
81.8
78.6
46.8
88.0
66.3
75.9
To/al
3202
31.0
25.3
69.0
74.7
Sil. laboral
empleado
des. temporal
des, estructural
Estrato
rural
urbano
Ntun. hijos
ninguno
1-2
3-4
5 Y más
Edo. Civil
unión lihre
casado
viudo
divorciado
se parado
soltero
Religitín
católica
otra
ninguna
( icupucián
ama de casa
jubilado
desempleado
estudiante
1'//1'1/11': Encuesta Nacional de PIIIl/i/icaciúl/ Familiar. cONAI>o,julio 1995. Tabla de elaboración
propia.
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