1 PONENCIA DEL MAGISTRADO JAIME C. RAMOS CARREÓN, INTEGRANTE DEL PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL TERCER CIRCUITO. TEMA: LA REFORMA CONSTITUCIONAL DE DERECHOS HUMANOS Y LAS SENTENCIAS DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS: SU IMPACTO EN EL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACiÓN. SUBTEMA: CONTROL DIFUSO O CONVENCIONAL SU APLICACiÓN Y VIGENCIA. CORREO: [email protected] TELÉFONO: (33) 37-77-82-00 ext 2300 El artículo 10 constitucional fue reformado y adicionado en los siguientes términos: "En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos internacionales reconocidos en esta Constitución y en los tratados de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece. Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia. Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de '. 2 conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley. Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes. Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, salud, la religión, las opiniones, la condición social, las condiciones de las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas." La Suprema Corte de Justicia de la Nación, antes de la reforma a tal numeral, que se hizo con fecha diez de junio de dos mil once, mediante diversos criterios, proscribía el con.trol difuso de la constitución; con posterioridad a ello el Pleno de nuestro mas alto tribunal, el catorce de julio de dos mil once, emitió un diverso criterio de rubro: "SISTEMA DE CONTROL CONSTITUCIONAL EN EL ORDEN JURíDICO MEXICANO", en el cual consideró que actualmente existen dos grandes vertientes dentro del modelo de control de constitucionalidad orden jurídico mexicano, convencionalidad que son acordes con el modelo de en el control. de ex officio en materia de derechos humanos a cargo del Poder Judicial, siendo el primero el control concentrado en los órganos del Poder Judicial de la Federación inconstitucionalidad, con vías directas de control, a través de las acciones de controversias constitucionales y amparo directo e indirecto; y el segundo, el control por parte del resto de los jueces del país en forma incidental durante los procesos ordinarios en los que son competentes, esto es, sin necesidad de abrir un expediente por cuerda separada, estableciendo que ambas vertientes de control se ejercen de manera independiente y la existencia de este modelo general de control no requiere que todos los casos sean revisables e impugnables en ambas, por lo que se trata de un sistema concentrado en una 3 parte y difuso en otra, lo que permite que sean los criterios e interpretaciones constitucionales, ya sea por declaración de inconstitucionalidad o por inaplicación, de los que conozca la Suprema Corte para que determine cuál es la interpretación constitucional que finalmente debe prevalecer en el orden jurídico nacional. De ahí que todas las autoridades del país, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de aplicar las normas correspondientes favorable a la persona haciendo la interpretación más para lograr su protección más amplia, sin tener la posibilidad de inaplicar o declarar su incompatibilidad. Por otra parte, el veinticinco de octubre de dos mil once, el Pleno del mencionado Tribunal dejó sin efecto la tesis jurisprudencial de rubro: "CONTROL JUDICIAL DE LA CONSTITUCiÓN. ES ATRIBUCiÓN EXCLUSIVA DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACiÓN", en la que había establecido que la supremacía constitucional se configura como un principio consustancial del sistema jurídico- político mexicano, que descansa en la expresión primaria de la soberanía en la expedición de la Constitución, y que por ello colocaba a ésta por encima de todas las leyes y de todas las autoridades, actuaciones lo cual llevaba a concluir que todas las de éstas deben ajustarse estrictamente a las disposiciones de aquélla. Empero, determinó que si bien era cierto que los tres Poderes de la Unión debían observar la Ley Suprema, no podía afirmarse que por esta razón, las autoridades podían, por sí y ante sí, en el ejercicio de funciones materialmente jurisdiccionales, examinar la constitucionalidad de sus propios actos o de los ajenos, toda vez que, al respecto, la propia Constitución consagraba, en sus artículos 103 y1 07, un medio de defensa exprofeso, por vía de acción, como es el juicio de amparo, encomendado, en exclusiva, al Poder Judicial de la Federación. Así como, la rubro: y "CONTROL DIFUSO DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS LA GENERALES. CONSTITUCiÓN", NO lO AUTORIZA El ARTíCULO 133 DE en la que había determinado que el artículo 133 constitucional, no es fuente de facultades de control constitucional ejercen funciones materialmente jurisdiccionales, para las autoridades que respecto de actos ajenos, como son las leyes emanadas del propio Congreso, ni de sus propias actuaciones, que 4 les permitan desconocer unos y otros, pues dicho precepto debía ser interpretado a la luz del régimen previsto por la propia Carta Magna para ese efecto. Luego, el catorce de julio de dos mil once, el Máximo Tribunal del país sostuvo el criterio de CONVENCIONALIDAD rubro: "PASOS A SEGUIR Y CONVENCIONALIDAD EN EL CONTROL DE EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS", en el que estableció que la posibilidad de inaplicación de leyes por los jueces del país, en ningún momento supone la eliminación o el desconocimiento de la presunción de constitucionalidad de ellas, sino que, precisamente, parte de esta presunción al permitir hacer el contraste previo a su aplicación. Así determinó, convencionalidad que el Poder Judicial al ejercer un control de ex officio en materia de derechos humanos, deberá realizar los siguientes pasos: a) Interpretación conforme en sentido amplio, lo que significa que los jueces del país -al igual que todas las demás autoridades del Estado Mexicano-, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los cuales el Estado Mexicano sea parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas con la protección más amplia; b) Interpretación conforme en sentido estricto, lo que significa que cuando hay varias interpretaciones jurídicamente jueces deben, partiendo de la presunción de constitucionalidad válidas, los de las leyes, preferir aquella que hace a la ley acorde a los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte, para evitar incidir o vulnerar el contenido esencial de estos derechos; y, c) Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son posibles, lo cual no afecta o rompe con la lógica de los principios de división de poderes y de federalismo, sino que fortalece el papel de los jueces al ser el último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales Mexicano es parte, situación que esencialmente obligación acatar toda jurisprudencia de los cuales el Estado señala que aun cuando es del mencionado órgano y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, las autoridades jurisdiccionales ordinarias 5 deben tratar de compaginar la constitución así como los criterios emitidos por el Tribunal Interamericano. En la misma fecha, también sostuvo otros criterios, de rubros: "CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO DIFUSO DE CONSTITUCIONALIDAD", INTERAMERICANA MEXICANO DE DE CONTROL "CRITERIOS EMITIDOS POR LA CORTE DERECHOS NO FUE PARTE. EN UN MODELO HUMANOS CUANDO SON ORIENTADORES EL ESTADO PARA LOS JUECES MEXICANOS SIEMPRE QUE SEAN MÁS FAVORABLES A LA PERSONA TÉRMINOS DEL "PARÁMETRO MATERIA ARTíCULO 10. DE LA CONSTITUCiÓN PARA EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD DE DERECHOS HUMANOS", desprendiéndose FEDERAL" EN Y EX OFFICIO EN del primero que de conformidad con lo previsto en el artículo 10. de la Constitución de la República, todas las autoridades del país, dentro del ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo por los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal, sino también por aquellos contenidos en internacionales los instrumentos celebrados por el Estado Mexicano, adoptando la interpretación más favorable al derecho humano de que se trate, lo que se conoce en la doctrina como principio pro persona, lo cual debe interpretarse junto con lo establecido por el diverso 133 para determinar el marco dentro del que debe realizarse el control de convencionalidad ex officio en materia de derechos humanos a cargo del Poder Judicial, por lo que los jueces están obligados a preferir los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los tratados internacionales, aun a pesar de las disposiciones en contrario que se encuentren en cualquier norma inferior, y que si bien los jueces no pueden hacer una declaración general sobre la invalidez o expulsar del orden jurídico las normas que consideren contrarias a los derechos humanos contenidos en la Constitución y en los tratados (como sí sucede en las vías de control directas establecidas expresamente en los artículos 103, 105 Y 107 de la Constitución), sí están obligados a dejar de aplicar las normas inferiores dando preferencia a las contenidas en la Constitución y en los tratados en la materia; señalado en el segundo, que los criterios de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que derivan de sentencias en donde el Estado Mexicano no intervino como parte en el litigio son orientadores para todas las decisiones de los jueces mexicanos, siempre que sean más favorables a la persona, de conformidad con el artículo 10. constitucional. Por lo que los jueces nacionales deben observar los derechos humanos establecidos en la Constitución Mexicana y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como los criterios emitidos por el Poder Judicial de la Federación al interpretarlos y acudir a los criterios interpretativos de la Corte Interamericana para evaluar si existe alguno que resulte más favorable y procure una protección más amplia del derecho que se pretende proteger. Cuestión que no prejuzga la posibilidao de que sean los criterios internos los que se cumplan de mejor manera con lo establecido por la Constitución en términos de su artículo 10., lo cual tendrá que valorarse caso por caso a fin de garantizar siempre la mayor protección de los derechos humanos; en tanto en el tercero convencionalidad Judicial debe estableció que el mecanismo para el control de ex officio en materia de derechos humanos a cargo del Poder ser acorde constitucionalmente, con el modelo general de control establecido por lo que el parámetro de análisis de este tipo de control que deberán ejercer todos los jueces del país, se integra de la manera siguiente: a) todos los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal (con fundamento en los artículos 10. y 133), así como la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación; b) todos los derechos humanos contenidos en tratados internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte; c) los criterios vinculantes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos derivados de las sentencias en las que el Estado Mexicano haya sido parte, y d) los criterios orientadores de la jurisprudencia y precedentes de la citada Corte, cuando el Estado Mexicano no haya sido parte. Sin embargo, el Juez de la Corte Interamericana Gregor Poisot, en su ensayo "Interpretación Convencionalidad el Nuevo Paradigma Conforme para el Juez Eduardo Ferrer Macy. Control Difuso de Mexicano", manifiesta esencialmente que el máximo interprete en la materia de derechos humanos es precisamente la Corte Interamericana de Derechos Humanos y que con tal afirmación, no existe problema de choque de interpretación o de jerarquías con la 7 Suprema Corte de Justicia de la Nación Mexicana, puesto que ésta es la máxima interprete de nuestra constitución. Empero, si tomamos en consideración los tratados internacionales firmados por México en los que acepta la obligatoriedad Humanos, de lo que establezca la Corte Interamericana de Derechos precisamente en esa materia, y que posteriormente acepta someterse al Juicio Contencioso ante ella misma, debe decirse que lo citado por el Juez Interamericano no puede válidamente estimarse exacto, pues de aceptarlo implicaría que México, al acceder a tal situación, si no en todos los casos, posiblemente si en algunos, Interamericano como un órgano jerárquicamente Justicia de la Nación, lo que obviamente aceptaría al Tribunal superior a la Suprema Corte de no es factible, pues dejaríamos supeditada la soberanía nacional a lo que dispusiera un tribunal internacional. Al efecto debemos establecer el concepto de soberanía, y para ello, acudo a la fuente del eminente doctrinista y ministro de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación Felipe Tena Ramírez, quien define este concepto refiriendo que para la doctrina europea la soberanía significa "la negación de toda subordinación o limitación del Estado por cualquier otro poder", dicho concepto negativo se traduce en la noción positiva de "una potestad pública que se ejerce autoritariamente por el Estado sobre todos los individuos que forman parte de grupo nacional"; también señala, que dentro del sistema americano el único titular de la soberanía es el pueblo o la nación, pues es el titular originario que hizo uso de tal poder cuando se constituyó en Estado jurídicamente expidió su ley fundamental organizado. Para ese fin el pueblo soberano llamada Constitución, ejerciendo su facultad de soberanía y transmitiendo ésta a la Constitución. Sostiene el maestro, que dentro del sistema americano el único titular de la soberanía es el pueblo o la Nación y que este titular originario de la Soberanía hizo uso de tal poder cuando se constituyó en Estado jurídicamente organizado y expidió su ley fundamental llamada Constitución, en la que consignó la forma de gobierno, creó los poderes públicos con sus respectivas facultades y reservó para los individuos cierta zona inmune a la invasión de las autoridades que nuestra 8 Constitución llama garantías individuales (ahora derechos humanos y sus garantías). Así, el pueblo titular originario de la Soberanía, subsumió en la Constitución su propio poder soberano; luego, según lo dicho, se llega a la conclusión de que la Soberanía, una vez que el pueblo la ejerció, reside exclusivamente en la Constitución y no en los órganos ni en los individuos que gobiernan. Por tanto, afirma, que como la Supremacía de la Constitución responde no sólo a que ésta es la expresión de la Soberanía, sino también a que por serlo está por encima de todas las leyes y de todas las autoridades: autoriza a las autoridades. Es la ley que rige las leyes y que Y, dice, que la Supremacía indica la calidad de suprema que por ser emanación de la más alta fuente de autoridad corresponde a la Constitución; en tanto que Primacía denota el primer lugar que entre todas las leyes ocupa la Constitución; agrega, que desde la cúspide de ésta que está en el vértice de la pirámide jurídica, el principio de la legalidad fluye a los poderes públicos y se transmite a los agentes de la autoridad impregnándolo todo de seguridad jurídica, que no es otra cosa sino constitucionalidad. Etimológicamente Soberanía significa lo que está por encima de todo. Se reafirma lo anterior, con la opinión de Hans Kelsen acerca de que la Constitución debe prevaler sobre cualquier otra norma, pues de no ser así, los Tribunales Constitucionales (que en el caso es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en términos de los artículos 103 Y 105 constitucionales) obligarían a que se respete ésta. Ahora bien, la Supremacía de la Constitución Federal sobre las leyes del Congreso de la Unión y sobre los Tratados, consta en el artículo 133, cuya primera parte dispone: emanen "Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión, que de ella y todos los Tratados que están de acuerdo con la misma, celebrados y que celebren, el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la ley suprema de toda la Unión.". Aunque la expresión literal del texto autoriza a pensar, a primera vista, que no es sólo la Constitución la ley 9 suprema, sino también las leyes del Congreso de la Unión y los Tratados, sin embargo, de dicho texto se desprende que la Constitución es superior porque tanto las leyes federales, deben emanar de ella, y los Tratados requieren de estar de acuerdo con la Constitución. Como se ve (considerando lo aseverado por Tena Ramírez), aun aceptando las bondades ineludibles de que el Estado Mexicano pretende la aplicación de las leyes o tratados internacionales que en materia de Derechos Humanos, resulten más favorables a la persona, al igual que la Corte lnteramericana de Derechos Humanos, resulta imperiosa la necesidad que la Suprema Corte de Justicia de la Nación mexicana (encargada de velar por el cumplimiento de la constitución, artículo 94 con~titucional en relación con el artículo 10 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación) una vez que la Corte lnteramericana de Derechos Humanos resuelva por sentencia, los casos concretos puestos a su consideración, la reexamine, bajo el principio de que es el Poder Judicial de la Federación el encargado de velar por la constitución, sin que ello quiera decir que vamos a contrariar nuestro compromiso contraído en los tratados internacionales, sino que lo único que va a definirse es que lo dicho por esa Corte Interamericana no violenta lo mandado por nuestra constitución, lo que a su vez permitiría que se abundara y robustecieran los principios de derechos humanos ya consagrados por nuestra Carta Magna, redundando en el beneficio de otorgarle a los juzgadores ordinarios una mayor claridad en cuanto a la aplicación o inaplicación de las normas locales, en el ejercicio de la facultad que le otorga el control difuso o convencional, previsto en el artículo 133 de nuestra Carta Magna y del principio pro personae que debe prevalecer en las resoluciones que involucran violación a los derechos humanos previstos en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano es parte. Luego, el artículo 133 constitucional dispone: "Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los Tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. 10 Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y trata dos, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los Estados" (numeral que no sufrió reformas y es idéntico al que alude Tena Ramírez), del que se deprende con nitidez que los tratados internacionales de los que sea parte el Estado Mexicano, deben ser acordes a la constitución, por lo que sólo el máximo resoluciones intérprete de ella puede y debe verificar emitidas por la Corte lnteramericana que las de Derechos Humanos, se ajusten a los principios establecidos en nuestra Norma Máxima. Máxime, si se toma en consideración que para la suscripción y aprobación de los tratados internacionales, únicamente intervienen el Poder Ejecutivo y una de las Cámaras del Congreso de la Unión (Senado), no así la otra Cámara (de Diputados) que es la que representa al pueblo, según lo dispuesto por el artículo 51, de nuestra Norma Fundamental, compondrá de representantes al señalar: "La Cámara de Diputados se de la Nación, electos en su totalidad cada tres años ... ", por lo que si la soberanía en principio radica en el pueblo y éste es representado en el Congreso de la Unión a través de sus diputados, es incuestionable que los tratados internacionales suscritos por el Estado Mexicano deberían pasar por un proceso de aprobación al igual que una reforma constitucional, es decir, que sean aprobados por el constituyente permanente (las dos Cámaras y las legislaturas de los Estados) y suscritos por el Ejecutivo; en la hipótesis de que se decidiera subordinar la soberanía nacional, esto incluiría a la Suprema Corte de Justicia de la Nación a un tribunal extranjero. Luego, si bien es cierto que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha establecido diversos criterios respecto del control difuso y de convencionalidad relación a la aplicación de los tratados internacionales humanos, estableciendo resulta ineludible en relativos a los derechos los pasos que deben seguirse para efectuar el mismo, la necesidad que sea el Poder Judicial de la Federación, encargado de la defensa de la constitución como órgano de control constitucional, el que haga el análisis y determinación si las resoluciones emitidas por la Corte lnteramericana de Derechos Humanos, se ajustan a los principios constitucionales ~ -, 11 y si son o no aptos para que los jueces, en ejercicio del control difuso, pueden tomarlos en consideración para la inaplicación de las normas locales. Con lo anterior doy por concluido mi trabajo y lo pongo a disposición de ustedes.