control motor del tronco

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CONTROL MOTOR DEL TRONCO
Pablo F. Giuli
Podríamos decir que la columna vertebral es inherentemente inestable y depende de
la contribución de los músculos, además de sus propios elementos pasivos, para
mantener la estabilidad y controlar el movimiento. Aunque los músculos del tronco
poseen fuerza y resistencia para mantener la estabilidad del tronco, su eficacia
depende de su controlador, el Sistema Nervioso Central (SNC).
El Sistema Nervioso debe interpretar, programar mecanismos que superen los
desafíos predecibles e iniciar rápidamente la actividad en respuesta a retos
inesperados. Debe interpretar los impulsos que ingresan y generar, entonces, una
respuesta coordinada de los músculos del tronco con el fin de que la actividad
muscular se produzca en el momento justo, en la cuantía adecuada, etc.
En resumen, el control motor de la estabilidad espinal requiere un sistema integrado
que posea sensores que detecten el estado corporal, un sistema de control que
interprete las demandas de estabilidad y programe las respuestas adecuadas, así
como los músculos que ejecuten dichas respuestas.
Dentro de los músculos intrínsecos de la región lumbopélvica podemos nombrar al
transverso del abdomen y al multífido.
El transverso del abdomen (TrA) es un músculo en forma de sábana que se inserta en
su parte superior y posterior de los cartílagos costales de 7º, 8º, 9º y las costillas 10ª,
11ª y 12ª. En la parte media y posterior, la inserción se hace en las apófisis
transversas de las vértebras lumbares, merced a una lámina tendinosa que se
En la parte inferior y posterior se fija a la cresta ilíaca. Este músculo termina a partir de
esta amplia línea de origen posterior, las fibras se dirigen hacia adelante para terminar
en la línea alba y el pubis.
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extiende desde las últimas costillas a las crestas ilíacas llamada fascia tóracolumbar.
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El transverso del abdomen.
(Las flechas apuntan hacia las fibras musculares orientadas transversalmente detrás del recto anterior).
.
Vista lateral del transverso del abdomen.
Véase las inserciones a nivel de la línea alba y la fascia toracolumbar.
El multífido posee cinco fascículos que surgen de la apófisis espinosa y la lámina de
cada vértebra lumbar. Las fibras más superficiales terminan en los huesos ilíacos y en
el sacro y las profundas cruzan al menos dos segmentos para terminar en la apófisis
Músculo multífido.
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mamilar y cápsula articular interapofisaria.
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Los aportes que realiza la investigación en cuanto al papel de estos músculos en la
estabilización lumbopélvica son muy importantes. Se ha demostrado que el transverso
del abdomen es un músculo que se asocia más estrechamente al control de la presión
intraabdominal (PIA) y la tensión de la fascia tóracolumbar. Los datos recientes nos
dicen que el aumento de la PIA aumenta la estabilidad de la columna, al punto de no
permitir ningún movimiento. Por su parte, el multífido, contribuye al control del
movimiento entre las vértebras a través de una acción directa en sus inserciones o
tensión sobre la fascia tóracolumbar.
El SNC posee dos estrategias fundamentales para controlar el movimiento y la
estabilidad corporal. Una estrategia es la prealimentación en situaciones en las que
la perturbación es predecible y el Sistema Nervioso puede plantear estrategias con
antelación; y estrategias de retroalimentación cuando las respuestas se generan en
reacción a señales sensitivas (visuales, propioceptivas, etc.) procedentes de
perturbaciones
impredecibles.
El
SNC
puede
emplear
ambas
estrategias
dependiendo de la situación.
Entonces, la estabilidad lumbopélvica está controlada mediante prealimentación
cuando la perturbación en predecible. Por ejemplo, la actividad de los músculos del
tronco se produce con antelación a la del músculo responsable del movimiento de lo
miembros superiores e inferiores y con antelación a una carga. En este tipo de tareas
el SNC predice el efecto que tendrá este movimiento sobre el cuerpo planeando una
secuencia de actividad muscular con lo que se sobrepondrá a una perturbación.
Cuando la perturbación es impredecible, la orden de movimiento es cotejada en
relación con el entorno y nuestra capacidad corporal de responder a esa demanda. Si
la retroalimentación difiere del movimiento deseado, se genera una orden de error
para corregir el movimiento. Por ejemplo, cuando una persona recibe una masa
Factores que alteran el control motor.
Muchos han investigado los cambios en la actividad de los músculos del tronco
producidos por el dolor agudo y crónico. El hallazgo constante fue un retraso en la
actividad del TrA, con movimientos de brazos y piernas en todas las direcciones tanto
con perturbaciones esperadas e inesperadas. En este grupo de personas con dolor de
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inesperada con las manos o un golpe ligero.
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espalda también se encontró pérdida de la percepción del movimiento a diferentes
niveles.
Este retraso del TrA nos indicaría que existe un cambio en las estrategias
estabilizadoras del tronco en sujetos con “alteración del movimiento” y dolor.
Al hablar de alteraciones del movimiento no sólo se hace referencia a una limitación en
un rango pasivo o activo de un movimiento articular, sino que también a cambios
adaptativos “continuos y necesarios” a causa de cómo nos movemos a diario.
Por lo tanto, es aquí donde cobra gran importancia el trabajo de los educadores y
terapistas del movimiento.
En conclusión, el SNC utiliza múltiples estrategias para coordinar el movimiento y el
control de la región lumbopélvica. Una cuestión de importancia son los innumerables
factores que pueden producir el compromiso de la eficacia del sistema de control,
especialmente de los músculos profundos de la región. A raíz de lo expuesto, se
puede decir que el control motor juega un rol fundamental en la estabilidad. Asimismo,
el trabajo funcional con técnicas de contracción del TrA es necesario para optimizar y
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mejorar el control lumbopélvico.
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