por productos inseguros Daños causados

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CÓMO Y A QUIÉN RECLAMAR
Daños
causados
por
productos
inseguros
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Hablamos de daños
derivados de la falta de
seguridad de cualquier
producto, incluidos los
alimentos y los medicamentos;
daños causados a otro bien o
incluso a una persona. En caso
de un accidente de este tipo,
¿sabría cómo reclamar?, ¿y a
quién? Se lo contamos.
PROBLEMAS DE
MANTENIMIENTO
UNAS OSTRAS EN MAL
ESTADO
El desprendimiento de un plafón del
techo de un ascensor ocasionó a una
persona un esguince cervical que se
tradujo en varios días de incapacidad
y diversos gastos médicos. El accidentado demandó por ello a la comunidad de propietarios y a la compañía
aseguradora del edificio.
La sentencia
El Juzgado de Primera Instancia estimó parcialmente la reclamación contra la comunidad de propietarios.
Pero la aseguradora la recurrió inculpando a la empresa encargada del
mantenimiento del ascensor, o incluso a alguien que hubiese manipulado
de forma vandálica el plafón.
Finalmente, la Audiencia Provincial
de Oviedo (sentencia del 28 de octubre de 2002) mantuvo la responsabilidad de la comunidad de propietarios,
al entender que ésta debía haber acreditado (y no lo hizo) la diligencia debida en su obligación de mantenimiento del ascensor. Excluyó de
culpa a la empresa de mantenimiento
por cuanto su contrato no comprendía
los elementos de ornato o decoración
como el plafón. Y, en relación a la
presunta intervención de un tercero,
de haber existido (no se acreditó),
también sería responsabilidad de la
comunidad por cuanto el propio sistema de sujeción del plafón permitía su
manipulación.
Lo que dice la ley
Se entiende por producto todo bien
mueble, aún cuando se encuentre
unido o incorporado a otro bien mueble o inmueble.
Un hombre falleció como consecuencia del consumo de unas ostras en
mal estado adquiridas en el establecimiento Centros Comerciales P.
La sentencia
La Audiencia Provincial de Valencia,
en su sentencia del 31 de diciembre de
1999, condenó al establecimiento comercial que vendió las ostras a indemnizar la viuda del fallecido con 30 millones de pesetas (180.303,63 euros),
15 más de los que le había impuesto
inicialmente el Juez de Primera
Instancia. El hecho de que la víctima
sufriera una reacción de especial intolerancia ante unos alimentos en mal
estado no reduce en modo alguno la
culpa del establecimiento, responsable
último de mantener los alimentos que
comercializa en perfectas condiciones
de conservación. La concurrencia de
causas no es lo mismo que la concurrencia de culpas, y ninguna culpa
tiene la persona que compra alimentos
que ya ha consumido en otras ocasiones y supone en buenas condiciones.
Lo que dice la ley
A raíz del problema de la encefalopatía espongiforme bovina (más conocido como el mal de las vacas locas), la
normativa actual sobre productos defectuosos amplía su regulación más
allá de los alimentos elaborados; incluye también las materias primas
agrarias y ganaderas, así como los
productos de la caza y de la pesca que
no hayan sufrido transformación inicial. Además, comprende tanto los
bienes muebles como los servicios de
gas y electricidad.
DINERO Y DERECHOS Nº 81 MARZO-ABRIL 2004
UNA SILLA QUE SE
PLIEGA BRUSCAMENTE
Una niña de tres años perdió parte del
dedo índice cuando intentaba incorporarse sobre una silla plegable (tipo
director de cine) y ésta se cerró bruscamente, aprisionándole la mano.
La sentencia
La Audiencia Provincial de Burgos,
en su sentencia del 28 marzo del
2000, confirmó la resolución del Juez
de Primera Instancia, que imponía
una indemnización económica al fabricante de la silla. La Audiencia entendió que la silla carecía de seguro
de inicio de pliegue, que podía volcar
con facilidad y, que además, sus varillas tenían los cantos afilados; por
otro lado, estimó como razonablemente previsible el uso de dicha silla
por parte de un menor. Sin embargo,
redujo en un 15% la indemnización
inicial de 1.183.213 ptas (7.111,25
euros) al apreciar un cierto descuido
por parte de la tía que vigilaba a la
niña.
Lo que dice la ley
La responsabilidad del fabricante o
importador podrá reducirse o suprimirse en función de las circunstancias del caso. Por ejemplo, porque el
daño causado fuese debido conjuntamente a un defecto del producto y a
la imprudencia del perjudicado o de
otra persona que responda civilmente
por ella.
Una de las causas más frecuentes de
accidentes son los productos inseguros:
bienes muebles (una silla, un calefactor,
una bicicleta, etc.), medicamentos y
alimentos con algún tipo de defecto,
como consecuencia del cual se produce
un daño.
Partiendo de casos reales (con sus
respectivas sentencias) analizaremos el
régimen de responsabilidad civil por
productos defectuosos. Pero primero de
todo responderemos algunas cuestiones
clave.
La rotura del disco de una rebarbadora portátil causó la muerte del operario que la utilizaba. Su viuda demandó a la empresa en la que trabajaba su
marido.
La sentencia
La empresa fue condenada a pagar a la
viuda 4 millones de pesetas (24.040,48
euros) en concepto de indemnización
por muerte derivada de accidente de
trabajo. Sin embargo, la viuda recurrió
la sentencia alegando falta de medidas
de seguridad y solicitó 20 millones de
pesetas (120.202,42 euros) y otros 7
millones y medio (45.075,91 euros)
para cada uno de sus hijos.
El Tribunal Superior de Justicia de
Galicia, en su sentencia del 4 de abril
de 2001, desestimó el recurso al entender que la empresa había demostrado que las medidas de seguridad
eran las adecuadas. Advertía, además,
de que no podía imputarse responsabilidad alguna al empresario que
compró la herramienta, ya que éste no
era el fabricante ni el importador del
producto, producto, por otro lado,
perfectamente homologado.
Lo que dice la ley
Dado que la viuda no demandó al fabricante (o importador) de la herramienta causante del accidente, el juez
no aplicó el régimen que regula la
responsabilidad civil por productos
defectuosos. Esta normativa, además,
no distingue entre bienes de consumo
propiamente dichos y los bienes de
producción (de consumo empresarial), lo que significa que la protección se extiende a todos aquellos que
entran en contacto con el bien mueble
dentro de un proceso de producción,
transformación o comercialización.
Nos referimos exclusivamente a los
daños causados por la falta de
seguridad de un producto, no a los
derivados de su falta de utilidad (como,
por ejemplo, un vicio oculto que impida
su correcto funcionamiento) o de un
incumplimiento contractual (porque,
digamos, la entrega del producto se
haya retrasado); en estos otros
supuestos el consumidor también puede
exigir responsabilidades pero su
régimen legal es diferente.
El régimen que tratamos en este artículo
es el de responsabilidad civil por
productos defectuosos, que se caracteriza
por un doble objetivo: evitar riesgos al
PRESCRIPCIÓN
NEGLIGENTE DE UN
MEDICAMENTO
Una niña de tres años, tras serle administradas un total de 8 inyecciones
de un medicamento para tratar una
broncopatía obstructiva, sufrió una
pérdida de fuerza en la pierna derecha
que afectó al nervio ciático y que requirió intervención quirúrgica, dejándole secuelas.
La sentencia
El Tribunal Supremo (sentencia del 4
de abril de 2001), condenó al doctor
que prescribió el medicamento y al
Servicio Valenciano de Salud (donde
éste trabajaba) a pagar solidariamente
una indemnización de 8 millones de pesetas (48.080,97 euros) a la familia. El
Tribunal confirmó la sentencia del
Juzgado de Primera Instancia y de la
Audiencia que calificó de poco diligente la conducta del médico: éste prescribió 8 inyectables a una niña de tres
años, cuando el prospecto del fármaco
advertía claramente de la contraindicación de administrar un sólo inyectable a
cualquier menor de dos años y medio.
Lo que dice la ley
Al igual que hemos visto en el caso
de la intoxicación alimentaria por salmonela, el régimen de responsabilidad civil por productos defectuosos
no regula los daños provocados por la
prestación de servicios defectuosos.
En estos casos hay que recurrir al
Código Civil o bien a la Ley General
para Defensa de los Consumidores y
Usuarios.
consumidor, a la vez que indemnizarle
por los daños que haya padecido en su
persona o en sus bienes. Ahora bien, éste
régimen tiene sus propias exclusiones. A
saber:
– No se resarcen los daños causados al
propio producto defectuoso. En este
caso, será la garantía (si aún está vigente)
la que los cubra.
– No contempla aquellos daños causados
en bienes no destinados al uso o
consumo privado.
– Los daños materiales tienen una
franquicia de 390,66 euros. Sólo a partir
de dicha cantidad se percibirá una
indemnización.
– No cubre ningún tipo de daño moral, ni
tampoco los daños personales derivados
de defectos de serie cuya cuantía sea
superior a 63.106.271 euros.
▲
UN ACCIDENTE
LABORAL
Bienes defectuosos…
e inseguros
UN COCINERO CON
SALMONELA
Varias personas sufrieron una intoxicación alimentaria de salmonelosis
gastroentérica en el restaurante del
Casino C. tras ingerir un cóctel de
marisco preparado por un cocinero
que era portador del virus de la salmonela.
Como consecuencia de la intoxicación los comensales estuvieron varios
días de baja.
La sentencia
La Audiencia Provincial de Murcia
(sentencia del 5 de julio de 1999) condenó al director y a los propietarios
del restaurante a pagar un indemnización de 3.088.000 pesetas (18.559,25
euros) a las personas intoxicadas. La
sentencia censura la ausencia de hábitos higiénicos del trabajador portador
del virus (y su imprudencia), así como
la escasez de medios adecuados en el
restaurante: por ejemplo, no había un
aseo de uso exclusivo para los manipuladores de alimentos.
Lo que dice la ley
El régimen de responsabilidad civil
por productos defectuosos no regula
los daños provocados por la prestación de servicios defectuosos. En
estos casos hay que recurrir al Código
Civil o bien a la Ley General para
Defensa de los Consumidores y
Usuarios, que no establecen diferencias entre productos y servicios, ni
tampoco distinguen entre servicios
prestados por las administraciones públicas y los prestados por particulares.
DINERO Y DERECHOS Nº 81 MARZO-ABRIL 2004
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▲
UN GATO (DE COCHE)
QUE CEDE
La rotura de una tuerca de plástico
del gato con el que José Ángel estaba
cambiando la rueda de su coche, provocó que el vehículo se desplomara,
aplastándole una mano. La lesión
tardó 209 días en curar, dejándole
graves secuelas: atrofia de la musculatura de la mano (y pérdida de fuerza) y déficit de flexión en tres dedos.
El perjudicado reclamó daños y perjuicios al concesionario del coche
(P.T.) y al fabricante y distribuidor
(P.E.) por valor de 3.059.953 pesetas
(18.390,69 euros).
La sentencia
El Juzgado de Primera Instancia condenó a los demandados a pagar solidariamente 1.899.066 pesetas (11.413,62
euros) cada uno. Sin embargo, posteriormente, la Audiencia Provincial de
Asturias (sentencia del 21 de marzo de
2001) absolvió al concesionario, condenando a Peugeot España, como fabricante y distribuidor del producto, a indemnizar al perjudicado con 2.331.276
pesetas (14.011,25 euros). La sentencia
se argumentó en los defectos del producto (de hecho, el fabricante terminó
sustituyendo las tuercas de plástico por
otras de acero), en que el demandado
respondía como suministrador (no indicó a José Angel la identidad del fabricante en los tres meses siguientes al accidente) y en que además no invocó las
causas de exoneración que la ley le permitía (tampoco demostró que la culpa
fuera del perjudicado).
Lo que dice la ley
La responsabilidad de un daño causado por un producto defectuoso recae,
en principio, sobre el fabricante y el
importador. Si éstos no pudiesen ser
identificados, la responsabilidad sería
entonces del suministrador del producto, a menos que éste, dentro de un
plazo de tres meses desde el momento del accidente, indicase al perjudicado la identidad del fabricante o de
quien le hubiere suministrado a él
dicho producto. Lo mismo es aplicable a las copias o falsificaciones de
productos de otras marcas: la responsabilidad recae entonces sobre el suministrador del producto, a no ser que
éste identifique al fabricante o a quien
a su vez se lo hubiera suministrado.
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DINERO Y DERECHOS Nº 81 MARZO-ABRIL 2004
¿Quién es el
responsable?
Las personas
responsables del daño
causado por la falta de
seguridad del producto son
el fabricante, el
importador y,
excepcionalmente, el
suministrador del producto
defectuoso. A ellos deberá
reclamar el perjudicado,
que tendrá que probar el
defecto, el daño y la
relación de causalidad
entre ambos.
Por su parte, el
demandado puede
liberarse de su
responsabilidad en
determinados supuestos:
– si demuestra no haber
UN MEDICAMENTO CON
EFECTOS NEGATIVOS
Como consecuencia de la prescripción de un medicamento antiabortivo
durante el embarazo (Protectona), 17
años después, a su hija se le diagnosticó un adenocarcinoma de células
claras que le causó la muerte. La
madre reclamó judicialmente a la
Administración 300 millones de pesetas (1.803.036,31 euros).
La sentencia
La Audiencia Nacional (sentencia del
6 de marzo de 2003) desestimó el recurso contencioso-administrativo, al
entender que en el momento en que la
madre ingirió el fármaco (1971) se
desconocían sus efectos negativos
asociados.
Lo que dice la ley
Entre las causas de exoneración de responsabilidad por un producto defectuoso (en este caso un fármaco), está el
hecho de que el estado de los conocimientos científicos y técnicos en el
momento de su comercialización impida apreciar la existencia del defecto. Si
bien, desde la entrada en vigor de la
nueva ley (el 6 de julio de 1994), esta
circunstancia ya no es de aplicación en
alimentos y medicamentos.
Por otro lado, en un caso como el del
ejemplo es preferible reclamar al fabricante o importador del producto (el
laboratorio farmacéutico) antes que a
la Administración, que no deja de ser
un mero suministrador.
puesto en circulación el producto;
– si se puede presumir que el defecto no
existía en el momento en que se puso en
circulación el producto;
– si el producto fue elaborado conforme
a unas normas imperativas dictadas por
los poderes públicos, o bien en ese
momento el estado de los conocimientos
científicos y técnicos no permitía
apreciar la existencia del defecto (salvo
en medicamentos y alimentos destinados
al consumo humano);
– si el producto no fue fabricado para la
venta u otra forma de distribución con
finalidad económica ni en el marco de
una actividad profesional o empresarial.
¿Cómo reclamar?
Antes de plantearse acciones legales,
verifique si el daño lo tiene cubierto por
algún seguro (de hogar, de automóvil,
etc.). En cualquier caso, y al igual que
recomendamos en cualquier otro tipo de
conflicto, procure llegar a un acuerdo
amistoso con la otra parte. Si lo
consigue, proponga al fabricante (o a su
aseguradora) hacer un acto de
conciliación ante un juez; a usted le
interesa fiscalmente, ya que la
intervención judicial supone que la
indemnización conseguida quede exenta
de tributar a Hacienda.
Si no consigue llegar a un acuerdo
amistoso con la otra parte, intente acudir
a una Junta Arbitral de Consumo. Esta
posibilidad está excluida si sufrió
lesiones físicas o el perjudicado falleció
como consecuencia de los daños
sufridos.
Si el reclamado no se somete al arbitraje,
la alternativa es la vía judicial. Recuerde,
en el caso de que su reclamación sea
menor de 900 euros puede comparecer
sin la asistencia de un abogado. Por
cierto, algunas pólizas de seguros cubren
la defensa jurídica y la reclamación de
daños.
El derecho a reclamar se extingue
transcurridos 10 años desde la puesta en
circulación del producto defectuoso,
salvo que se hubiera iniciado la
correspondiente acción judicial durante
dicho periodo, y siempre en los tres años
siguientes al momento en que se produjo
el daño.
D
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