COMPENSACIÓN DE DEUDAS CON SUELDOS: POR SUPUESTO QUE SÍ Por: Magdalena Bunikowska, Gerente del área de Precios de Transferencia, KPMG en Perú La idea de que prohibir a los bancos compensar las deudas con sueldos de los deudores protege a los consumidores es equivocada. Los favorecidos son solamente algunos morosos actuales, mientras que los perjudicados pueden ser miles de personas que desean acceder a un crédito u obtener mejores condiciones de éste. El sueldo funciona como una especie de garantía que el banco prestador toma en consideración al momento de evaluar el riesgo crediticio de una persona. La falta de esta garantía implícita dificultaría a muchas personas, que no cuentan con bienes para garantizar al préstamo, el acceso al crédito y al mismo tiempo elevaría la tasa de interés. Esta idea tampoco convence desde el punto de vista “humanitario” o “social”: diariamente los bancos ejecutan hipotecas, rematan autos, compensan las deudas con ahorros (para algunos ahorros de toda su vida) ¿por qué no deberían poder tocar los sueldos? ¿Acaso un sol ganado hoy día vale más que un sol ahorrado? Se necesitan fuertes argumentos para restringir la libertad de las personas para poder hacer uso de sus derechos y bienes como mejor les parezca. ¿Acaso se está impidiendo a los consumidores que pongan sus casas, las casas de sus padres o las chacras de sus abuelos, los ahorros y hasta sus negocios como garantía por los préstamos? ¿Entonces por qué deberíamos prohibir que hagan lo mismo con sus sueldos? Uno de los argumentos más populares a favor de la prohibición es el supuesto efecto negativo de la embargabilidad de los sueldos sobre la bancarización en el Perú. Según discuten algunos, los trabajadores, por temor a que sus sueldos sean embargables (o compensables), preferirían recibir sus haberes fuera del sistema bancario y con esto se fomentaría la informalidad. Esta hipótesis es muy débil tanto desde el punto de vista lógico como empírico. Primero, las empresas usan el sistema bancario para abonar los sueldos de sus trabajadores por diferentes razones tales como transparencia, seguridad o finalmente una creciente conciencia y deseo de formalidad, y es poco probable que dejen de hacerlo porque algunos de sus trabajadores tienen deudas impagas. El efecto mucho más probable será que los trabajadores morosos solicitarían que se les abone el sueldo en otro banco, pedido al cual la empresa puede o no acceder. Segundo, no nos olvidemos que hoy existen otros bienes a los cuales el banco puede acceder para cubrir las deudas impagas. ¿Acaso el hecho de que los bancos pueden compensar las deudas con dinero de cuentas de ahorros de sus clientes ha provocado que las personas guarden su dinero debajo de su colchón? ¿y disminuyó el uso del sistema bancario en el Perú? Hay soluciones mucho más eficientes que prohibiciones o limitaciones que permitan proteger a los consumidores y evitar abuso por parte de los bancos, garantizando al mismo tiempo el uso adecuado de sueldos como instrumentos de garantía. Una de las soluciones sería que, igual como en otros países, la compensación de deudas con el sueldo del deudor no sería automática, sino podría darse únicamente si el cliente al momento de solicitar el préstamo otorgó su consentimiento por escrito en un contrato aparte (y no dentro del contrato de préstamo con miles de cláusulas “chiquitas”). El consumidor estaría libre de otorgar, mediante la firma de dicho consentimiento explícito, su sueldo como “garantía” para obtener un préstamo o en todo caso mejores condiciones de este. Para que cada uno tome una decisión adecuada se necesita transparencia y ciertamente una mayor concientización de la población. Un cliente que reconoce el riesgo que está corriendo y es consciente del valor de su “garantía” puede de manera mucho más efectiva negociar mejores condiciones de su préstamo con el banco. Si buscamos un proceso de bancarización beneficiosa para los consumidores, debemos defender sus intereses: a través del fomento de la transparencia y la educación financiera podemos lograrlo.