indicencia de la drogodependencia en el consentimiento

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INDICENCIA DE LA DROGODEPENDENCIA EN EL
CONSENTIMIENTO MATRIMONIAL SEGÚN LA
JURISPRUDENCIA ROTAL
Antonio Martínez Blanco
Catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado
SUMARIO
I.
INTRODUCCI~N:DROGA Y DERECHO C A N ~ N I C O
1. El fenómeno de la drogadicción y sus múltiples perspectivas.
2.
3.
4.
5.
Droga y Derecho.
Droga e Iglesia.
Droga y Derecho canónico.
Droga y matrimonio canónico según la jurisprudencia rotal.
a) Importancia actual de esta relación
b) Jurisprudencia rota1 sobre droga: Importancia actual de esta relación.
c) Su contenido en general. Nuestro "iter procedendi".
11. EL "FLAGELO" DE LAS DROGAS Y LAS TOXICODEPENDENCIAS. LA
DROGA COMO PROBLEMA.
III. CONCEPTO C A N ~ N I C ODE DROGAS. TOXICODEPENDENCIA COMO
ENFERMEDAD. SU ETIOLOGÍA.
IV. CLASES DE DROGAS. REFERENCIA A ALGUNAS DE ELLAS.
V. EFECTOS PSIQUI.&TRICOS
Y PSICOLÓGICOS DE LAS DROGAS:
a) Efectos comunes.
b) Efectos especiales.
VI. EFECTOS JURIDICOS DE LA A S U N C I ~ NDE DROGAS: PRINCIPIOS JURÍDICO-CAN~NICOS
SOBRE CONSENTIMIENTO MATRIMONIAL Y
CAPÍTULOS
DE NULIDAD POR INCAPACIDAD APLICABLES AL DROGADICTO.
l. Principios jurídicos sobre los elementos del acto humano y del consentimiento
matrimonial.
2. Principios sobre el defecto de consentimiento y especialmente de la falta de
discreción de juicio.
a) Incapacidad por falta de uso de razón en las primeras sentencias.
b) Incapacidad por defecto de discreción de juicio como causa nueva de incapacidad .según los principios naturales y la doctrina.
c) Su recepción por el número 2Wel c. 1095 del nuevo código:
3. Principios sobre incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio del número 3" del nuevo c. 1095.
4. Relación entre defecto de discreción de juicio e incapacidad para asumir las
obligaciones es,enciales del matrimonio.
VII. LA APLICACION AL CASO CONCRETO DE LA DOCTRINA PSIQUL&TRICA Y C A N ~ N I C A .
1. Atención al caso concreto, aunque es posible establecer principios generales
sobre incapacidad del drogadicto.
2. Atención a las circunstancias del caso:
a) Clase de droga asumida y el proceso de su evolución o gradación. Asunción
simultánea de diversas drogas.
b) Ocasión de la asunción de drogas.
c) Momento de su asunción y de sus efectos que deben coincidir con la celebración del matrimonio. No se trata de imputabilidad penal.
d) Condición psiquiátrica y circunstancias de quien ingiere las drogas.
3. Prueba de pericia y función del juez.
4. Posible encuadramiento entre los capítulos de nulidad por defecto de capacidad
psicológica del c. 1095 y consiguiente decisión en sentido afirmativo o negativo
de la nulidad del matrimonio.
VIII. CONSIDERACIONES FINALES.
1. El fenómeno de la drogadicción y sus múltiples perspectivas
El consumo de estupefacientes o drogas por su generalización y por las graves
consecuencias individuales y sociales que produce es hoy objeto de grave preocupación y punto de atención, estudio y actuación desde muy diversas perspectivas formales, propias de las más diversas ciencias. Es una materia típicamente interdisciplinar.
Hay una perspectiva individual de salud del drogodependiente o intoxicado, la más
importante, porque la droga por contraposición a los paraisos que promete a quienes
seduce, que son con frecuencia los más jóvenes, es causa de sufrimiento, de enfermedad y de muerte, a veces por sobredosis o adulteración de la misma. De sus sínt~mas,
prevención y curación se ocupan e s ciencias médicas como la PSIQUIATRIA, la
MEDICINA, y la FARMACOLOGIA'. A esta perspectiva pertenece también el contagio de la enfermedad de reciente aparición y tan ligada a la drogodependencia como
el SIDA.
Pero la droga no tiene solo repercusiones individuales sino sociales porque afecta
gravemente en cuanto fenómeno masivo y creciente2a las instituciones sociales, como
la ciudad (inseguridad ~iudadana)~,
la familia (su perturbación y de~trucción)~,
la
empresa y las relaciones laborales, y en general las relaciones sociales y económicas,
cuya perspectiva formal de estudio es la propia de las ciencias sociales, como la
1. Hacemos referencia a algunas obras sobre psiquiatría más relevantes y utilizadas: F. ALONSO
FERNANDEZ, Fundamentos de psiquiatría actual, 1 (Madrid, 1972); AMERICAN SICHIATRIC
ASSOCIATION, Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-111) (Barcelona, 1984);
HENRRIEY - P. BERNARD - CH. BRISSET, Tratado de Psiquiatría, 7"d. (Barcelona, 1975); C. FERRIO,
Trattato depsichiatria clínica e forense, 2 ed., 2 vol. (Torino, 1970); JUAN JOSÉ GARCÍA FAILDE, Manual
de Psiquiatríaforense canónica (Salamanca, 1987); L. MOOR, Glosario de términospsiquiátricos (Barcelona,
1969); J.A. VALLEJO NAJERA, Introduccidn a lapsiquiatría, 15 ed. (Madrid, 1985); J.J. LÓPEZ-IBOR, C.
RUIZ OGARA y D. BARCIA SALORIO, Psiquiatría, 3 vol. (Barcelona, 1982). Para Italia puede verse la
bibliografía citada por la sentencia del TRIBUNAL REGIONAL DEL LACIO de 15 diciembre 1982, coram
CALANTONIO, n V 8 , Ver también A. V ~ Z Q U E Z
.FERNANDEZ, Escuelas comentes y tendencias en la
Psicología actual, Curso de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico para Profesionales del Foro ( I X ) , Est.
en honor del Prof. JUAN SANCHEZ (Salamanca, 1990) 15 SS.
2. El tráfico de estupefacientessigue su ritmo acelerado. No es fácil prever una cadencia de signo contrario.
El consumo también se ha disparado... La penetración de buena parte de la sociedad española en el mundo
apocalíptico de la droga se ha consolidado (Memoria del Fiscal General del Estado. Año 1981, pp. 71-72; Ver:
S. CERVERA, Un signo de nuestro tiempo: las drogas, ed. Magisterio Español (Madrid, 1975); S. LUCARINI,
Informe sobre la droga, ed. Sígueme (Salamanca, 1976); E. GONZ~LTZDURO, Consumo de drogas en
España, ed. Villalar (Madrid, 1978); EDITORIAL ESCUELA ESPANOLA, El fenómeno de las drogas
(Madrid, 1982).
3. Cf. La drogodependencia y la inseguridad ciudadana. VI11 Jornadas de Teología de la caridad, Corintios
XIII, 31-32 (1984) 110-112.
4. Puede verse: Sociedad y Familia 54 (1979), número monográfico sobre "El royo de la droga"; G.
BRUNETTA, Giovani e famiglie di frote alla droga. 1 dati di due recenti indagini, Aggiornamente Sociali, 36
(1985) 69-84; JULIO BOBES, Drogodependencia y crisis conyugales (Madrid, 1991).
PSICOLOGÍA~,la PEDAGOGÍA~o la SOCIOLOGÍA~,y de las ciencias políticas y
económicas.
Hay también una perspectiva moral de la droga en cuanto esta conlleva de conculcación de los valores de solidaridad, de respeto y de convivencia8.Está también la cuestión
de la actitud ante el drogadicto. To,do ello son facetas propias de las ciencias morales y del
lado de la Iglesia, de la TEOLOGIA PASTORAL y MORAL.'
Por último está la perspectiva y actuación persecutoria de los delitos de comercio y
tráfico de droga o de los cometidos con ocasión o bajo la influencia de la droga, y la de
responsabilidad penal y de capacidad jurídica del drogadicto para la vida derelación, que
son perspectivas formales propias del mundo del Derecho, de las cienciasjurídicas.
2. Droga y Derecho
Al jurista interesa la conexión droga y Derecho, sin olvidar las investigaciones y
aportaciones de otras ciencias, especialmente de la Psiquiatría, Psicopatologíay Farrnacología, sin las que sería muy difícil entender esta relación de la droga con el mundo del
~erecho."Un fenómeno de tanta repercusión social y de tan destructores efectos para la
salud y la vida de muchas personas no podía ser ajeno al mundo del Derecho.
5. A. POLAINO LORENTE, Psicología patológica, 6 ed. (Madrid, 1990); J.A. VALLEJO y OTROS,
Introducción a la Psicopatología y Psiquiatría, 15 ed. (Madrid, 1985); VARIOS, Dizionario depsicopatología
forense (Milano, 1969).
6. Ver: JUAN E S C ~ M E Zy OTROS, Drogas y Escuela. Una propuesta de prevención Ed. Dykson
(Madrid, 1990); R. MENDOZA y OTROS, La educación sobre las drogas en el ciclo superior de la EGB.
Propuesta de un programa. M.E.C. (Madrid, 1986); A. VEGA, La droga jun problema educativo?, ed.
Cincel-Kaspelusz (Madrid, 1981); A. VEGA, Los educadores ante las drogas, Ed. Santillana. Aula XXI
(Madnd, 1984); GENERALIDAD DE CATALUAA y GOBIERNO VASCO, Orientaciones y Programas.
Orientaciones para la salud en la escuela (Vitoria, 1988); Drogas en la escuela, Cuadernos de Pedagogía 72
(Enero 1981; M.FERN~NDEZPELLITERO, La droga, realidad socioambiental y problema educativo,
Educadores 28 (1986) 357-373; BARTOLOMÉMART~NEZ,Droga, Diccionario de Ciencias de la Educación,
dir. por GIUSEPPE FLORES dlARCAIS e ISABEL GUTIÉRREZ XULOAGA, ed. Paulinas (Madrid, 1990).
7. SILVERIO BARRIGA JIMÉNEZ, Implicaciones sociales de la droga, Bases para la prevención de la
drogodependencia, por JOSÉ LEÓN-CARRASCO(Sevilla, 1986); BERISTAIN Y DE LA CUESTA, La droga
en la sociedad actual (San Sebastián); VIDAL J. LLAHI, Drogas y marginación social, Toxicomanías. Un
enfoque multidisciplinar, por F. FREIXA-P.A. SOLER INSA (Barcelona, 1981); ANTONIO MART~NEZ
GONZ~LEZ,Crisis peculiar en la juventud actual, Basespara laprevención, ct. p. 105; J. MAR~ASy OTROS;
La droga en la juventud (Madrid, 1991).
8. El problema de la droga afecta hondamente a la comunidad. La droga extendida en amplios sectores
juveniles debe su aceptación al rechazo de los valores tradicionales hasta ahora existentes, a una falta de
acatamiento de los principios comúnmente aceptados y una negativa a compartir los defectos de la sociedad
imperante. Memoria del Fiscal General del Estado. Año 1982, p. 49; Ver: MINISTERIO DE SANIDAD Y
CONSUMO, Alcohol yjuventud, (Madnd, 1991);JUAN CARDONA PESCADOR y OTROS, No te rindas ante
la droga, (Madrid, 1988).
9. Ver: O. GRECO, Aspetti etici del problema delle tossicodipensenze, Medicina e Morale 24 (194)
350-362; L. ROSSI, Droga, Diccionario enciclopédico de teologia moral, dir. por LEANDRO ROSSI y
AMBROSIO VALSECCHI, ed. Paulinas (Madrid, 1974); W. CAMPOS, Pastoral con drogadictos, Medellfn 7
(1981) 257-261; MARCIANO VIDAL GARC~A,Moral de actitudes, 2. Moral de la persona y bioética
teológica (Madrid, 1991); BERHARD HARING, Ética de la manipulación (Barcelona, 1978) 189-195;
RAMÓN MART~NMATEO, Bioética y Derecho (Barcelona, 1987).
Desde otra perspectiva la droga tiene repercusiones gravfsimas para la vida de relación
del drogadicto. Hoy efectivamente el fenómeno de la drogadicción tiene consecuencias y
efectos importantes y de diversa índole en el ámbito propio del Derecho.
Dos sujetos aparecen en escena, el drogodependiente y el narcotraficante, el que sufre
el mal y la enfermedad y el que la hace posible o la fomenta. La atención preferente del
derecho se ha centrado en la lucha policial, judicial y carcelaria contra el narcotraficante,
tipificando una serie de delitos en torno al "cultivo", "elaboración" y "tráfico" de drogas," aspecto típico del Derecho Penal. A esta rama del Derecho corresponden las
cuestiones de la posible penalización del "consumo" de drogas, especialmente en lugares
públicos por lo que tiene de difusión e incitación al consumo; la posible despenalización
del tráfíco de droga blanda o de toda droga para sustituirla por una legalización controlada
como medio de evitar el narcotráfico y los grandes negocios que promueve; y la imputabilidad y responsabilidad penal del drogadicto con aplicación de circunstancias atenuantes o eximentes en los delitos cometidos con ocasión de la droga.I2Sin que estas perspectivas dejen de interesar a las otras ciencias.
10. PiLnsese en la importancia que las investigaciones psiquiátricas, psicológicas y farmacdógicas han
tenido pata la elaboración canónica, doctrinal y jurispmdencid de los capítulos de incapacidad para el
matrimonio canónico por causa de naturaleza psíquica, que ha desembocado en el texto del canon 1095 del
Código de 1983, que supone una innovación y un avance con relación al Código de 1917, y en especial para la
incapacidad por asunción de drogas.
11. Los delitos relacionados con la droga vienen tipificados en el Código Penal español aprobado por
Decreto de 14 septiembre 1944, artículos 344 y 344 bis apartados a) a f) redactados por Ley Orgánica 111988 de
"Reforma del Código Penal en materia de tráfico ilegal de drogas", de 24 de Marzo, que deja sin efecto la
reforma efectuada en esta materia por Ley Orgánica 811983 de 24 de Junio de "Reforma Urgente y Parcial del
Código Penal". La reforma de 1983 sólo pretendió "suprimir los más graves defectos de la norma penal"; la
nueva "reforma de la reforma" en 1988 trata, según el preámbulo de la Ley 1188, de "abordar de forma
monográfica la modificación de un precepto penal que ha devenido insuficiente para afrontar la plenitud y
heterogeneidad de manifestaciones criminalesque surgen en tomo al complejo mundo de la droga". La conducta
básica descrita por el artículo 344 en su segunda nueva redacción reforma, con algún elemento diferencial, el
texto de la reforma de 1971 que sujetó el precepto a lo establecido en el Convenio de 1961 de las Naciones
Unidas; se evitan, con la nueva redacción, dice GÓMEZ DE LIAÑo Y COBALEDA, las interpretaciones que
restringen el ámbito de los comportamientos prohibidos (MARIANO LÓPEZ DE LIMO
Y COBALEDA,
Código Penal, Comentariosy Jurisprudencia, ed. Colex (Madrid, 1988) 216. El tipo básico descrito en el nuevo
artículo 344 dice: "los que ejecuten actos de cultivo, elaboración o tráfico o de otro modo promuevan,
favorezcan o faciliten el consumo ilegal de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, o las
posean con aquellos fmes". Puede verse JOSÉ MAR~ARODR~GUEZDEVESA, Derecho Penal Español. Parte
especial (Madrid, 1983); FRANCISCO MUNOZ CONDE, Derecho Penal. Parte especial, 5' ed. (Madrid,
1983), Lar drogas: estupefacientes y Psicotrópicos (y IIZ). Legislación nacional, 11-52
(Nov.-Dic. 1984) pp.
34-48; L. DEL CASTILLO, Aspectos legales de las drogas, Toxicomanías. Un enfoque multidisciplinar,cit. en
nota 4, p. 455; JOSÉ ANTONIO LLORENS BORRAS, Las drogas y su problemática actual (Barcelona, 1986);
M. GALLEGO, La drogadiccidn. Cuestiones criminológicas,penales y penitenciarias, Razón y Fe, 214 (1986)
313-324; ARROYO ZAPATERO, Aspectos pendes del tráfico de drogas, Poder Judicial, 11 Junio 1984;
BERISTAIN, Las drogas y su legislación en españa, Anuario de Derecho Penal; Tráfico ilegal de drogas, en
COBO Y BAJO, Comentarios a la legislación penal, 12 (Madrid, 1990); sobre cifras relativas a delitos por
drogadicción pueden verse las Memorias anuales de la Fiscalfa General del Estado.
12. Hay delitos relacionados directamente con la droga (tráíico de droga), delitos para financiarlas (por
ejemplo, robo) y delitos cometidosbajo la influencia de la droga (por ejemplo, conducción de vehículos a motor
bajo la influencia de la droga). Y hay conductas no delictivas, pero peligrosas, relacionadas con la droga, que
regula la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación social de 4 de Agosto de 1970 arts. 2,7" 6-5" La tolerancia del
consumo ilegal o el tráfico de drogas en locales o establecimientospúblicos ha sido sancionada como infracción
administrativa grave por la Ley Orgánica 111992, de 21 de febrero, sobre Protección de la Seguridad Ciudadana
("Ley Corcuera") art. 23, h).
Esta lucha contra la droga solo es eficaz, dada la dispersión de los centros de producción y consumo a través del mundo, mediante una actuación internacional regulada por
tratados de esta índole, objeto de estudios del Derecho Internacional. Desde principios de
siglo "la comunidad internacional estableció a través de conciertos o acuerdos internacionales una política común con reflejo en un marco legal único, donde se inspiren las
distintas legislaciones nacionale~".'~
El segundo frente de consecuencias jurídicas de la droga es la atención al otro sujeto
implicado, el drogodependiente. El consumidor habitual de droga es sobre todo un
enfermo que necesita ayuda de la sociedad: médica, asistencia1 y de acogida, y rehabilitadora. El Derecho Administrativo y el Derecho Social regulan las instituciones y actuaciones públicas o fomentan las de iniciativa social para estos fines.
Hay por último una cuestión de capacidad jurídica negocia1 del drogadicto y más
concretamente de capacidad para el matrimonio, que es uno de los negocios jurídicos de
más trascendencia para la vida toda de la persona, y que estudia el Derecho civil, con
análisis de las consecuencias de nulidad, separación o divorcio a que puede dar lugar el
matrimonio contraído bajo la influencia de la droga.14
Todos estos aspectos, objeto de ramas diversas del ordenamiento jurídico estatal, no
son ajenos a otra rama de este último que es el Derecho Eclesiástico del Estado o derecho
estatal sobre el fenómeno religioso, y sobre todo, y a nuestros efectos, del ordenamiento
jurídico de la Iglesia o Derecho Canónico. Antes de referirnos a la relación de la droga
con el matrimonio canónico, bueno será apuntar unas ideas sobre la más genérica relación
de la droga con la Iglesia y con su Derecho.
3. Droga'e Iglesia
"Ningún problema humano es ajeno a la fe cristiana ni a la preocupación de la
comunidad eclesial. El drama sangrante de la droga juvenil no puede constituir una
excepción. El mensaje de Jesucristo ofrece claves, contenidos e interpelaciones que
13. Los tratados internacionales vigentes son: Convencidn única de 1961 sobre estupefacientes, enmendada
por Protocolo de 1972, Convenio para la supresidn del tráfico ilícito de drogas nocivas. Ginebra 26 de junio de
1936, y Convenio sobre sustanciaspsicotr6picas, Viena 21 de febrero de 1971 (Las drogas: estupefacientes y
psicotrdpicos 411a y IIB). Revista técnico-profesional Policía Española. Informe monográfico n" 51 (Octubre
1984). y en Legislacidn sobre drogas, Ed. Tecnos, 2"d. (Madrid, 1990) 223, SS.;Convenio de las Naciones
Unidas contra el tráfico ilícito de drogas de 20 de diciembre de 1988 (BOE de 10 noviembre y R.A. n"309).
Ver: S . BIGNAMINI-G. BRUNETA, Fenomeno droga e cooperazione internazionale, Aggiornamento Sociale,
4v989) 29-44 1.
14. Puede verse: MARIANO LÓPEZ ALARCÓN,Nulidad, separación y divorcio por causa de perturbación
psfquica, Alcoholismo y Toxicomanía, La Ley, $ 3 7 0 (9 mayo 1972) 1-5; MARIANO MART~NGRANIZO, La
incapacitacidn yfiguras afines. Ed. Colex (Madrid, 1971); L. ARECHEDERRA, Comentanos al articulo 45,
Matrimonio y divorcio. Comentarios al nuevo tttulo IVdel Libroprintero del Cddigo civil, dir. por J.L. LACRUZ
BERDEJO (Madrid, 1982); B. MORENO QUESADA, La aptitud psíquica en la reforma del matrimonio,
Estudios de Derecho civil y Compilaciones forales, dir. por M . ALBALADEJO 2 (Madrid, 1982) 61; C.M.
ENTRENA KLETT, Matrimonio, separacidn y divorcio en la legislación actual y en la historia (Pamplona,
1984); J . CASTAN TOBEÑAS, Derecho civil español Común y Foral, V. vol. l"1983); J. D ~ E ZDEL
CORRAL RIVAS, La nueva regulación del matrimonio en el Código Civil, Las reformas del Cddigo civil por
leyes de 13 mayo y 7junio de 1981 (Madrid, 1983); L.D~EZPICAZO-A. GULLÓN, Sistema de Derecho Civil.
IV Derecho de Familia. Derecho de sucesiones (Madrid, 1983).
iluminan la comprensión cristiana de este azote social y motivan la contribución de los
cristianos para paliarlo, y, en la medida de lo posible, erradi~arlo".'~
1) La drogadicción está presente en la doctrina social de la Iglesia sobre la misma, sus
causas individuales, familiares y sociales, a las que no son ajenas las situaciones de
injusticia, y sobre la contribución de la sociedad y de la comunidad eclesial a la rehabilitación de los toxicómanos y erradicación de la drogodependencia, de la que es muestra la
citada pastoral de los Obispos vascos.
2) También está la acción social de la Iglesia y sus instituciones cerca del mundo de la
droga y del mundo de la marginación, tan relacionado con el primero, en sus diversos
sectores (paro, presos, menores, emigrantes y transeúntes, etc.) que con la de otros entes
sociales intermedios son expresión de la iniciativa social -no gubernamental- para la
acogida, atención y rehabilitación del drogadicto. Esta actuación corre aralela con la de
las instituciones públicas a las que complementa y suple en ocasiones.1B
3) No puede olvidarse la actuación cultural y docente, apostólica y de asistencia
religiosa a instituciones públicas (escuelas, cárceles, ejército, etc.) y la actividad de
denuncia de las injusticias o de protección y defensa de la familia y del matrimonio, que
en su conjunto contribuyen a erradicar en lo posible las causas que origina la droga, y a
crear un clima propicio a la estabilidad de la persona y de la institución familiar.
4) Por último la droga tiene también su proyección y efectos en el ámbito del Derecho,
del Derecho de la Iglesia. Pero no entendería bien la relación droga y Derecho canónico,
o droga y matrimonio canónico, quien se limitara al frío mundo de las normas jurídicas,
quien no tuviera en cuenta la persona del drogadicto y sus circunstancias o la responsabilidad de la entera sociedad en este drama de la droga en nuestro tiempo.
Todo ello no puede ser ajeno al intérprete del Derecho que no se atenga solo a la letra
de la ley sino a los principios que informan todo el ordenamiento, y más cuando se trata
de un ordenamiento jurídico transido de los principios de equidad, elasticidad y caridad,
como es el ordenamiento canónico. O quien no tuviera en cuenta la realidad social de
nuestro tiempo, los "signos de los tiempos".17
4. Droga y Derecho Canónico
La droga o drogadicción no entra en contacto directo y expreso con la norma canónica
-otro es el caso de la jurispmdencia de los Tribunales de la Iglesia a no ser en caso de
embriaguez que se tenía y tiene en cuenta en el Derecho Penal canónico a efectos de
15. Carta pastoral de los OBISPOS DE PAMPLONA y TUDELA, BILBAO, SAN SEBASTIAN y
VITORIA, noviembre de 1984, Ecclesia, $22199 (1 diciembre 1984) p. 17 (1456). En sentido contrario MARIE
ZIMMERMANN en un breve y enigmático artículo afirma sin ulterior razonamiento que la "incapacitas" del c.
1095,y 3, entre las que se encuentra la del toxicómano, origina una marginalización del mismo (PraxisJuridique
et Religion 2.2 (1985) 291-293. Ver P. ARRUPE-T. COOKE, Chiesa e lotta alla droga (Interventi Sinodali).
Aggiomamenti Sociali, 3 1 (1980) 717-723.
16. Ver A. MART~NEZBLANCO, De los derechos sociales a la acción social. El papel de las Comunidades
Autónomas, Iglesia y Voluntariado social. REDC 45.125 (1988) 697-707.
17. Ver A. MART~NEZBLANCO, Naturaleza de la interpretación en Derecho canónico. Posibilidad de una
interpretación evolutiva. Carthaginensia, 5.7-8 (1989) 159-184.
imputabilidad del delito (c. 2.201,2 del Código de 1917; cc. 1.324, 1, 2 9 1.325 del
Código de 1983) y en orden a las penas (c. 2.229,3,2 del Código de 1917).
Pero existen otros modos de conexión indirecta del fenómeno de la drogadicción con
el Derecho Canónico:
1) A través de la incapacidad derivada de la enfermedad mental (carencia de uso de
razón, trastorno mental transitorio y debilidad mental del canon 2.201, Código de 1917),
la droga que causa estos trastornos pudo entrar en contacto con el Derecho Canónico en
la legislación del Código de 1917 en un triple aspecto: a) Imputabilidad penal y representación procesal, objeto del Derecho Penal Canónico (cf, c. 2.201 Código de 1917) y
del Derecho Procesal Canónico (cf. c. 1,648 Código de 1917; b) Capacidad general del
fiel afectada por la carencia de uso de raz6n (cf. c. 88 del Código de 1917) objeto de la
Parte General del Derecho Canónico; y c) Capacidad para el matrimonio, como consecuencia de la naturaleza consensual del mismo (cf. c. 1081 Código de 1917), objeto del
Derecho Matrimonial Canónico.
Idkntico planteamiento cabe hacer en el Código de 1983 en cuanto a la alteración de las
facultades mentales que priva o disminuye el uso de razón. a) Imputabilidad penal; c.
1.322,2); b) Capacidad general del fiel (c. 11). Aquí cabe plantearse la cuestión de la
administración de sacramentos a los drogadictos; c) Capacidad para el matrimonio, con la
particularidad ahora de que la incapacidad para prestar el consentimiento matrimonial por
causa psicológica tiene una regulación especifica no ligada a la enfermedad mental (c.
1095), como veremos.
2) CabrÍa también una conexión entre droga y ordenamiento canónico a través del
delito contra la vida -homicidio o lesiones- a que lleva el tráfico de droga (cf. c.
1.397), objeto del Derecho Penal Canónico. Este ha experimentado un proceso de
simplificación, especialmente justificado en el caso de los delitos civiles "contra la vida"
o "contra la propiedad" (cc. 2.350 y SS.del Código de 1917), contra los que incumbe
reaccionar principalmente a la autoridad de este orden, pero se han conservado en el
ámbito canónico el homicidio y las lesiones graves (c. 1.397). Los delitos de narcotráfico
son de mayor gravedad y repercusión social que las lesiones físicas a personas determinadas y bien pudieran merecer una mención específica, aunque muchas veces sólo tuviera
un valor testimonial, por la legislación penal canónica.
3) Incluso cabe una conexión entre droga y Derecho Canónico en el estudio y regulación de las instituciones asistenciales de la Iglesia destinadas a la atención al mundo de la
drogadicción, marginación y delincuencia, objeto del Derecho Administrativo Canónico
y del Derecho Eclesiástico del Estado.
De todos estos aspectos jurídicos de la droga la doctrina y jurisprudencia canónicas
han prestado especial atención a la drogodependencia y alcoholismo como originadores
de incapacidad para contraer válidamente matrimonio canónico cuando estas enfermedades son coetáneas a su celebración y que por lo tanto pueden dar lugar a la nulidad del
mismo. Menor atención han prestado a las mismas enfermedades como causa de separación en el matrimonio válidamente celebrado cuando son posteriores al mismo."
18. No se ha planteado la doctrina canónica la cuestión droga-familia, pues sabemos que dsta queda orillada por
el Derecho Canónico y encuentra su asiento propio en la Pastoral. Ver A. MARTÍNEZ BLANCO, Las uniones
extramatrimoniales ante el Derecho C a n 6 ~ ~Revista
0.
Jundica de la Región de Murcia, 12 (1990) 58-59.
5. Droga y matrimonio canónico fegún la jurisprudencia rotal
1) Importancia actual de esta relación
No es extraño que la drogadicción plantee sus más graves problemas y consecuencias respecto del matrimonio canónico si se parte de la naturaleza del matrimonio en
general como "coniungium maris et feminae et consortium omnis vitae ...", y del
matrimonio canónico en especial como "íntima comunión de vida y amor", producto
del consentimiento en alianza irrevocable (cf. c. 1.057), así como de las perturbaciones psíquicas que sufre el drogadicto, que llevan cuando no a la pérdida del uso de
razón, sí al trastorno de las facultades intelectuales, volitivas, críticas y afectivas, y
cuya inestabilidad psíquica le hace incapaz de asumir el peso de graves obligaciones
para toda la vida.
Por ello la drogadicción como causa de incapacidad para contraer matrimonio con la
consiguiente nulidad del matrimonio contraído ha venido a tener especial relevancia en el
ordenamiento canónico, cuando, junto a la generalización del fenómeno de la droga en
nuestro siglo, las investigaciones psiquiátricas han ido proporcionando un mejor conocimiento de la psique humana, y cuando la doctrina canónica y conciliar han destacado el
aspecto personalista del matrimonio, el bien de los cónyuges y el matrimonio "in facto
esse", posibilitando una profundización en el conocimiento de las causas de incapacidad
psicológica para contraer.
El termómetro de esta conexión entre droga y matrimonio, aquélla como causa de
incapacidad para éste y de su consiguiente nulidad, la encontramos, ausente una específica referencia a la droga en el Derecho matrimonial canónico, en las decisiones o sentencias de la Iglesia recaídas en los procesos judiciales planteados en los diversos niveles de
su organización judicial, y significativamente ante el Tribunal de la Rota Romana como
tribunal ordinario de apelación de la Sede Apostólica (c. 144, 1, 1". En España hay que
tener en cuenta las sentencias del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica en
Madrid, tribunal de apelación que goza de singular prestigio.
2) Jurisprudencia rotal sobre droga
Al analizar la jurisprudencia de la Rota Romana del último siglo (1935-1985) sobre los
efectos de la ingestión de drogas en el consentimiento matrimonial extraña sobre todo el
reducido número de sentencias sobre drogas, siendo así que la drogadicción ha sido uno
de los fenómenos característicos y en expansión creciente con gran incidencia sobre la
j~ventud'~.
Solo encuentro la explicación de que el exacto cumplimiento de los trámites
19. No abunda tampoco la bibliografía monográfica sobre drogadicción y matrimonio. Destaquemos en
España la obra que he tenido a la vista de SANTIAGO PANIZO ORALLO, Alcoholismo, droga y Matrimonio
(Salamanca, 1984) y el artículo de LUIS MART~NEZSISTACHO, El Alcoholismo, como causa de nulidad del
matrimonio y separación, Curso de derecho matrimonial y procesal canónico, 2 (Salamanca, 1977). Y en Italia,
H. TRAMMA, Alcohol, droga e consenso matrimoniales, (Napoli, 1979); E. DAVINO, Brevi note in tema dei
tossicodependenza e consenso matrimoniale, Studi di Diritto ecclesiastico e canonico 2 (Universitá di Napoli
1981) 93; G. BARBERINI, Sull aplicabiiitá del can. 1095 CIC al tossicodependente, 11 Diritto Eclesiastico
(1985) 159; G. DEL PASCUA, Appunti sulla rilevanza nel matrimonio civile e canonico delta
tossicodependenza e della sterilizacione maschile, 11 Diritto di famiglia e delle persone 7 (1978) 727. Hay
referencias a la drogadicción en obras de contenido amplio: PIETRO AGOSTINO D'AVACK, Cause de nullitá
del expediente administrativo'matrimonial dificulta el acceso del toxicómano a la celebración del matrimonio.
Hemos intentado recoger todas las sentencias rotales sobre drogas, mientras que sobre
alcoholismo crónico, mucho más numerosas, solo hemos recogido algunas más significativas a nuestros efectos, partiendo de la idea de que el alcohol es una droga con específicos
efectos psiquiátricos y con otros comunes a toda intoxicación por drogas. Nuestra investigación se ha cerrado al volumen 77 de las "Sacrae Romanae Rotae Decisiones seu
Setencias, quae prodierunt" desde el año 1935 (Typis Poliglottis Vaticanis 1943) al año
1985 (T.P.V. 1990). Y son las siguientes:
1. Sentencia de 23febrero 1935, coram ANDREA JULIEN sobre intoxicación aguda por
suministro de morfina (negativa). Es la primera sentencia sobre drogas.'O
2. Sentencia de 27de febrero 1937, c. ARTURO WYNEM,sobre morfinismo (negativa).
Es suficiente el uso de razón sin necesidad de una facultad crítica. Junto con la
anterior responde a la antigua doctrina sobre incapacidad para consentir, pero sienta
importante doctrina2'
3. Sentencia de 30 marzo 1937 c. HENRICO QUA'ITROCCOLO, sobre condición en
relación con el vicio de la cocaína.22
4. Sentencia de 12 abril 1943 c. CANESTRI sobre alcoh~lismo.~~
5. Sentencia de 25 noviembre 1949, c. FRANCISCO BRENNAN, se refiere a un caso
atípico, de ingestión de éter en operación quirúrgica (afirmativa)."
6. Sentencia de 20 mayo 1952, c. FIDECICHI, sobre amencia por morflnismo. Se apoyo
en la coram WYNEM de 27 de Febrero 1937.25
7. Sentencia de 24 febrero 1961, c. A URELIO SABA7TANI, primera sobre alcoholismo
crónico, rica en doctrina, afirma ya expresamente que la única medida del suficiente
consentimiento es la discreción de juicio proporcionada al matrimonio (afirmati~a).~~
8. Sentencia de 24 enero 1964, c. FILIPIAK, sobre alcoholismo crónico."
e di divorzio nel Diritto matrimoniale canonico (Firenze, 1952); LOURDES RUANO ESPINOSA. La
incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por causas psíquicas, como capítulo de
nulidad (Barcelona, 1989); LUIS GUTIÉRREZ MART~N,La incapacidad para contraer matrimonio
(Salamanca, 1987); JUAN JOSÉ GARC~AFAILDE, Manual de Psiquiatría forense canónica (Salamanca,
1987).
20. SRRD, 1935, vol. 27 (Typis Poliglotis Vaticanis, 1943) dec. 10, p. 76.
21. SRRD, 1937, vol. 29 (T.P.V. 1945), dec. 17, p. 169.
22. SRRD, 1937,vol. 29 (T.P.V. 1945), dec. 57, p. 658.
23. SRRD, 1943, vol. 35 (T.P.V. 1952), dec. 28, p. 262.
24. SRRD, 1949, vol. 41 (T.P.V. 1959), dec. 84, p. 521.
25. SRRD, 1952,vol. 44 (T.P.V. 1962), dec. 51, p. 326.
26. SRRD, 1961, vol. 52 (T.P.V.) 116.
27. SRRD, 1964, vol. 56 (T.P.V. 1973), dec. 8.
9. Sentencia de 22 febrero 1965, c. ROGERS, sobre alcoho~ismo.~~
10. Sentencia de 21 marzo 1969, c. FAGIOLO, sobre rn~rfinornanía.~~
11. Sentencia de 16 diciembre 1970, c. MARI0 F. POMPEDDA sobre ingestión de
psicofármacos (afirmati~a).~'
12. Sentencia de 14 febrero 1972, c. IOSEPHO M. PlhTO, sobre un caso peculiar, la
ingestión de óxido de carbono (afirmati~a).~'
13. Sentencia de 17 mayo 1972, c. IOSEPH PALAZZINI, sobre alcoholismo crónico
(afirrnati~a).~~
14. Sentencia de 27 junio 1972, c. GERADO M. ROGERS, sobre barbitúricos (afirmativa).33
19. Sentencia de 5 diciembre 1972, c. ROGERS, sobre alcoholi~mo.~~
16. Sentencia de 9 junio 1973, c. ANGEL10 DI FELICE, sobre psicomedicamentos
(afirmati~a).~'
17. Sentencia de 15 junio 1973, c. CANESTRI, sobre opio o morfina.36
18. Sentencia de 27 junio 1973, RoGERS.~~
19. Sentencia de 5 febrero 1975, c. DAVINO, sobre alcoh~lismo.~~
20. Sentencia de 17 enero 1976, c. DI FELICE, sobre alc~holisrno.~~
21. Sentencia de 21 enero 1982, c. ANTONIO STANKIEWICZ, sobre alcoholismo crónico (afirmati~a).~'
22. Sentencia de 25 mayo 1982, c. MASA LA.^'
28. SRRD, 1965, vol. 57 (T.P.V. 1974), 210.
29. Mencionada por SRRD, 1969, vol. 61 (T.P.V. 1979), pero no la trascribe.
30. SRRD, 1970, vol. 62 (T.P.V. 1980) 1172.
31. SRRD, 1972, vol. 64 (T.P.V. 1981) 83.
32. SRRD, 1972, vol. 64 (T.P.V. 1981), 83.
33. SRRD, 1972, vol. 64 (T.P.V. 1981) 372.
34. SRRD, 1972, vol. 64 (T.P.V. 1981). No se publica.
35. SRRD, 1973, vol. 65 (T.P.V. 1982).
36. Ct. por PANIZO ORALLO, op. cit. en nota 19 p. 212 al vol. 29, n q 6 p. 534. No aparece.
37. Ct. por la sentencia coram CALANTONIO del TRIBUNAL REGIONAL del LACIO de 15 diciembre
1982, n q 5 . No aparece en SRRD.
38. SRRD, 1975, vol. 67 (T.P.V. 1986),42.
39. SRRD, 1976, vol. 68 (T.P.V. 1987). No la trascribe.
40. SRRD, 1982, vol. 74 (T.P.V. 1987) 34.
41. SRRD, 1982, vol. 74 (T.P.V. 1987). No la trascribe.
23, Sentencia de 11 octubre 1982, c. RAGNI, sobre f b a c o s (afi~mativa).~~
24$ Sentencia de 6 noviembre 1982, c. ERNESTQ FIORE, sobre alcoholismo crónico
(afrrmati~a)?~
25. Sentencia de 19 noviembre 1983, c, BERNARDO DE LANVERSIN, sobre alcoholismo crónico (afirmativa).""
26. Sentencia de 8 mayo 1984, c. EMILIO COLAGIOVANNI, sobre drogodependencia,
por heroina (afirmativa). Verdaderamente importante y primera que estudia expresamente la drogodependencia. Confirma una d d TRIBUNAL REGIONAL DEL LACIO de 16 da diciembre 1982, c. CALANTONIO?S
27. Sentencia 26 navbmbre 1985, c. HYGINIO RAGNI, sobre alcoholismo crónico
(afirmati~a)?~
28. Sentencia de 30 mayo 1986, c. IOSEPHO M, PINTO, sobre incapacidad para asumir
las obligaciones conyugales por embriaguez (negati~a).~'
29. Sentencia de 1 marzo 1989, c. DE UNVERSIN, sobre incapacidad para asumir las
obligaciones esenciales del matrimonio por alcoholismo cr6nic0.~*
30. Sentencia de 23febrera 1990, c. STANKEWICZ sobre incapacidad por grave defecto
de discrecion de juicio por toxicomanía (afirmativa),49
De esta forma, aunque no sean numerosas las sentencias sobre drogas, la jurisprudencia rotal, aprovechando las investigaciones médicas y psiquiátricas sobre la psique humana, sobre las drogas y los efectos de cada una de ellas, asi como los avances doctrinales y
legales (C6digo de 1983 en relación con el de 1917) sobre incapacidad psicológica para
consentir, ha elaborado a través de una larga y lenta evolución y que solo comienza a ser
importante a partir de 1984 (con la COLAGIOVANNI de 8 de mayo 1984) un cuerpo de
doctrina sobre la droga y sus efectos psíquicos y jurídicos, cuyos principios intentamos
anali~ar.'~
42. SRRD, 1982, vol. 74 (l'.P,V. 1987),452.
43. SRRD, 1982, vol. 74 (T.P.V. 1987), 5 11.
44. SRRD, 1983, vol. 75 (T.P.V. 1988), 633.
45.
SRRV,1984, vol. 76 (T,P.V. 1989), 264; y en Monitor Ecclesiasticw; 109 (1984), III, pp. 327-334.
46. SRRD, 1985, vol. 77 (T.P.V. 1990), 543.
47. Monitor Ecclesiasticvs, 21,111 (1986) TV, p. 389.
48. 11Dirito Ecclesiastico 2 (1989) 11, p. 193.
49. Monitor Eccle~iusticus,26, 116 (1991) 1-11,p. 297. Cita la Coram FUNGHINI de 23 noviembre 1988 y
la Coram POMPEDDA de 17 julio 1989.
50. Tambi6n utilizamos la sentencia del TRIBUNAL REGIONAL DEL LACIO de 15 diciembre 1982,
c. CALANTONIO, sobre drogodependencia por heroína, que cita otras de tribunales regionales ikdianos (nV7)
(11 Diritto Ecclesiastico 1983) 11, p. 271.
De la ROTA DE LA NUNCIATURA APOST~LICAEN MADRID hemos utilizado:
1. Decreto de 22 enero 1982, ct. por PAZINO ORALLO, Alcoholismo ... cit. en nota 19,p. 238.
2. Sentencia de 25 abril 1983 (Ibidem, p. 232).
3. Sentencia 25 mayo 1983 (Ibfdem, 230).
3) Su contenido en general. Nuestro "iterprocedendi "
Para resolver el caso planteado las sentencias rotalaa hacen uso de unos principios
médicos y psiquiátricos y otros de fadole jurídico-candnica que van perfilando en su
evolución. Se entremezclan sin confundirse elementos de Psiquiatría y elementos de
Derecho Canónico. La cuestión de la capacidad matrimonial del drogadicto resulta asi
una cuestión compleja que no padece la fácil simplificación y que requiere un fino y
previo análisis psiquiátrico y jurídico, aquél con ayuda de peritos en la materia. Los
principios psiquidtricos los toma la jurisprudencia rotal de las ciencias médica,
psiquiátrica y psicopatológica, y es interesante reseñar los principios doctrinales que
entresaca de los manuales y tratados más prestigiosos del momento: concepto y clase
de droga, efectos psiquiátricos y psicológicos en el sujeto, tanto comuneg como
específicos de cada droga. Los principios jurídico-canónicos son los propios de la
doctrina canónica y de los Códigos de 1917 y de 1983 en su aplicación a la capacidad
consensual de los drogadictos. Son los principios sobre los elementos del acto humano
y del consentimiento matrimonial, y sobre las causas de iricapacidad para el inatrimonio que muestran una evolución desde solo la "falta de uso de razón" hasta la
"incapacidad para asumir las obligaciones del matrimonio", pasando por el "grave
defecto de discreción de juicio".
Todos estos principios doctrinales y legales son aplicados por las sentencias rotales
al caso planteado partiendo de las circunstdricids objetivas de la droga y cantidad de
ella asumida, ocasión y momento de la asunción, y circunstahcias subjetivas de la
condición psíquica del drogadicto y demás que concurran en éste. Circunstancias que
será preciso probar en el proceso, especialmente mediante dictamen pericial, cuyo
valor en relación con la función del juez se plantea. Por iíltimo el juez realiza la
operación decisiva para el "id quod interest", que es averiguar la incapacidad o
capacidad para el matrimonio en el momento de celebrarlo por parte del sujeto que ha
experimentado los efectos de la droga. Y como la droga no es una categoria específica
de incapacidad prevista por el Código sino una causa de anormalidad psicológica que
puede dar lugar a incapacidad para contraer, el juez realizará una tarea de encuadramiento del caso entre los capítulos de nulidad por defecto de capacidad psicológica,
que hoy tiene su asiento expreso en el canon 1095 del Código de 19133, y antes la tuvo
implícitamente en el canon 1081 sobre consentimiento matrimonial en relación con el
canon 2201 sobre incapacidad penal de los enfermos mentales. Poi bltimo, y CbmO
consecuencia lógica de todo el proceso, adoptará una decisión en sentido afirmativo o
negativo de la nulidad del matrimonio contraído por el drogadicto.
Queda así pergeñado al mismo tiempo el hilo a seguir en la presente reflexión sobre
las aportaciones de la jurisprudencia rota1 en el tema de la incidencia de las drogas Y
la drogadicción en el consentimiento matrimonial.
4. Sentencia de 13 diciembre 1983, coram GIL DE LAS HERAS sobre alcoholismocr6liit.0, Colectánea
de Jurisprudencia Candnica,ne 20 (1984), 35.
5. 'sentencia 27febrem 1984, ct. por PANIZO ORALLO, ob. cit. en nota 19, p. 235.
6. Sentencia de 1 d r i l 1989, coram RIERA, sobre incapacidad de asumir las obligaciones del
matrimonio por toxicomaníii, REDC, 46.127 (1989), 733.
7. Sentencia de 30 enero 190, cpram F E U C W O GIL DE LAS HERAS, sobre alcoholismo cr6nico,
Colectdnea... n q 4 (1991). 326.
11. EL "FLAGELO" DE LAS DROGAS Y LA TOXICODEPENDENCIA. LA
DROGA COMO PROBLEMA
La jurisprudencia rota1 más reciente toma nota del problema de la droga. Sin duda en
los últimos decenios, dice la coram COLAGIOVANNI de 8 de mayo 1984, elflagelo de
las drogas golpeó y destrozó la personalidad de muchos jóvenes, lo que produjo grave
preocupación a quienes tienen el oficio de precaver y curar los males sociales, al mismo
tiempo que surgieron estudios psicológicos y sociales sobre las causas del grave azote así
como investigaciones psiquiátricas del nefasto efecto de la llamada "toxicodependencia"
(no2).
Efectivamente, si es cierto que hay un concepto histórico de la droga que afirma que
cada cultura tiene su droga y que la droga se ha dado en todas las épocas y en todos los
países en una u otra manifestación, no cabe la menor duda de que el problema social de la
droga es de nuestros días. A un modelo tradicional del uso de drogas, se ha observado
que le sucede en el siglo XX un modelo consumista (Modelo USA). El primero se
caracteriza por ser un modelo de uso en el que las motivaciones religiosas o sociales son
básicas, está fuertemente ritualizado y sujeto a prohibiciones y prescripciones precisas, en
el que acostumbra a intervenir algún tipo de especialistas y en el que el producto se
obtiene bien del propio medio, bien en el marco de intercambios con grupos vecinos o
afines. En el segundo modelo, en cambio, las motivaciones son más individuales y pueden
ser muy variadas, no se siguen unas prescripciones comunes por todos sus usuarios, la
intervención de especialistas se da solo en determinados casos, y el producto se obtiene
del intercambio del mercado, lo cual implica que se tiende a la masificación de dichos
producto^.^^ Como causas inmediatas del cambio de modelo se han señalado, aparte de las
guerras del opio entre Inglaterra y China (1839-42), la industrialización con su secuela de
condiciones de vida miserable de la clase obrera.52
No es éste el lugar de detenemos en el análisis de los factores sociales (sociedad
consumista y competitiva, intereses comerciales, publicidad, paro y marginación juvenil
-causa y efecto de la droga-, tipo de vida urbana e industrial),familiares (inestabilidad
familiar) o individualidades (deseo de imitación, afán de riesgo y novedad, rebeldía frente
a lo establecido, hastío, evasión de las dificultades, curiosidad o deseo de placeres nuevos)
de la droga. Pero quizás sea éste el lugar más adecuado para hacer referencia, como causa
de la drogadicción, a la crisis de valores en general o en concreto al olvido de lo religioso
y trascendente, con origen en la deficiente o nula formación religiosa o ética.
La coram CALANTONIO del TRIBUNAL REGIONAL DEL LACIO de 15 de
diciembre de 1982 se ha referido a la complejidad motivacional de las toxicomanías,
como veremos al analizar la etiopatogénesis de la droga, en la que confluyen elementos
individuales adquiridos o hereditarios: conflictos personales, elementos caracteriopáticos,
conflictos del inconsciente, tendencias bioancestrales; elementos familiares: inadaptaciones juveniles familiares; elementos sociales; factores socioambientalesy culturales (cf. n9
23).
51. YARLOS GONZALEZ Y OTROS, Repensar las drogas. Hipótesis de la influencia de una politica
liberadora respecto a a las drogas, sobre los costes sociales, las pautas de consumo y los sistemas de
recuperación. Gtupo IGIA (1989), 27.
52. IB~DEM,pp. 28 SS.
Por todo ello no deja de extrañar que este problema de la droga no haya llegado con
más frecuencia a los Tribunales eclesiásticos.
La jurisprudencia rotal parte de un concepto amplio de droga configurado desde la
perspectiva que le preocupa y es propia de sus efectos en la capacidad psicológica del
sujeto en orden a contraer o no válido matrimonio: "droga es toda sustancia que se utiliza
voluntariamente para experimentar sensaciones nuevas o modificar el estado psíquico de
la persona; cualquier sustancia que al consumirla, voluntaria o involuntariamente, modifica el comportamiento, todo lo que aliena a la persona, sacándola de la realidad de la
vida". Se reconoce que "no hay un concepto único de droga, sino varios, ni una sola clase
de drogas, sino muchas", con la consecuenciajurídica de que "el tratamiento jurídico de
la drogodependencia ha de ser muy variable y casuístico" (sentencia de la ROTA ESPAÑOLA de 25 de mayo 1983).53
Las diversas perspectivas desde que se considera la droga, objeto de un tratamiento
multidisciplinar, dan lugar a otros tantos conceptos de droga. Así hay un concepto médico
de droga y un concepto legal (del Estado), un concepto psiquiátrico y aun podemos hablar
de un concepto canónico.
1) El concepto médico de droga hace referencia a sustancia que ingerida produce
dependencia, hábito irremediable en su consumo con perjuicio para la salud.
2) El concepto legal de droga, que no es coincidente en todos los Estados, es más
restringido, pues solo merecen tal consideraciónpara ser objeto de sanción como elementos de ciertas conductas delictivas las que el poder político eleva a esta categoría o tipifica
según el contexto cultural. Así en nuestro contexto cultural no tienen esta condición legal
de droga el alcohol y el tabaco, y en otras culturas, por ejemplo, no ha tenido la condición
de droga la marihuana.
3 ) El conceptopsiquiátrico se refiere a "toda sustancia que consumida en ciertas dosis
altera las funciones normales orgánicas y psíquicas y esclaviza a su consumidor, incapacitándolo para aband~narla".'~
4) El concepto canónico coincide, como vemos, por razones obvias con este
psiquiátrico, pues el fin propio del ordenamiento canónico es ajeno en principio a la
protección de la salud o la persecución de los delitos civiles. La jurisprudencia rotal
se cuidará de deslindar los aspectos de incapacidad para contraer matrimonio canónico y la imputabilidad delictual canónica. Hay una estrecha relación entre Derecho
53. Citada por SANTIAGO PANIZO ORALLO, Alcoholismo, ct. en nota 19,231
54. F. ALONSO-FERNANDEZ,Fundamentos de la Psiquiatría actual 2 (Madrid 1979), ct. por JUAN
JOSÉ GARC~AFAILDE, Manual de Psiquiatría forense canónica (Salamanca, 1987), 270. Desde la
Convención Única de las Naciones Unidas de 1961 se entiende por droga en el ámbito policial cualquiera de las
sustancias enumeradas en las listas anexas a dicha Convención y las que adquieran tal condición con arreglo a
dicho Convenio. Más que definición es una enumeración abierta [Las drogas: estupefacientes y psicotónicos.
Consideraciones generales (1 a). Informe monográfico (8 julio 1984). Revista técnico-profesional Policía
Española, por FÉLIX CALDERÓN MORENO, p. 51. Estas listas pueden servir de referencia también al juez
canónico para conocer las sustancias que tienen la calificación de drogas.
Canónico y Psiquiatríaf5,como veremos al estudiar los efectos psiquiátricos y jurídicos de las drogas, tan paralelos, y su aplicación al caso concreto por obra del juez con
la ayuda imprescindible e inestimable del perito en psiquiatría y psicología: la Rota
Romana y la doctrina papa1 se han ocupado reiteradamente de la relación entre pericia
y juez.
Efecto típico de la droga en el sujeto que la consume es la drogodependencia. Como se
deduce de su propia denominación, es la dependencia lo que la define. Pero no todas las
drogas producen drogodependencia, solo las duras, según veremos en el capítulo de su
clasificación. Ni todo consumidor voluntario o involuntario de droga o tóxico es drogodependiente. De ahí que a los efectos de averiguar la capacidad del consumidor de droga, las
sentencias rotales distingan, siguiendo la distinción formulada a propósito del alcoholismo (agudo o crónico), entre intoxicación aguda, mejor decir ocasional, de drogas y la
intoxicación crónica por "toxicodependencia" o e toxicomanía^'.
"En el complejo estado psico-físico del adicto a las drogas, dice la sentencia de 8 de
mayo de 1984, c. COLAGIOVANNI siguiendo las investigaciones socio-sicológicas, se
instaura aquel proceso cíclico obsesivo entre "habituación" y "dependencia", que, de
modo diverso a en otros estadios producidos por amencia entre "momento agudo" e
"intervalos lúcidos", de los que se ocupan la doctrina más antigua y la anterior jurispmdencia, lleva a una constante servidumbre tanto en el estadio agudo de "efecto presente"
como en el estadio de "abstinencia" ($6).
Se apunta aquí por la sentencia lo que veremos con más detenimiento más adelante, el
abandono de la clasificación de las enfermedades mentales para los efectos de capacidad
para contraer matrimonio, y que el Código de 1917 recogiera a efectos de imputabilidad
penal, Y a continuación copia algunos conceptos básicos de la prevalente doctrina sobre
"habituación", "dependencia" y "deshabituación". "Habituación" es la esclavitud en
relación a la droga, que engendra un estado de deseo imperioso; es precedida por un
estadio de tolerancia que representa una adaptación del organismo a los efectos de la
droga, con la necesidad de aumentar la dosispara mantener el efecto. "Dependencia"es
la imposibilidad de prescindir de la droga. Comporta el síndrome de abstinencia psíquica
y10 física, que se manifiesta cuando no se asume la droga. "Deshabituación" es la
privación de los productos a 10s que el toxicodependiente estaba habituado y10 de los
cuales era dependiente. Es este momento se producen en el sujeto un conjunto de síntomas
psicológicos y físicos que pueden ser muy penosos y peligrosos; se define como "síndrome de abstinencia" (nq 6). "Tiene peculiar importancia en cuanto a la dependencia
-continúa la rota1 mencionada copiando a DAVINO- 56 el estado de intoxicación
crónica (subrayado nuestro) ... aquel estado en el cual el uso prolongado de la droga ha
determinado una modificación del metabolismo tal que el sujeto, bajo la influencia de la
droga, casi no busca nada más, deviene indiferente a los valores externos que lo circundan, mientras que privado de la droga, obsesionado como está por la necesidad de ésta, no
tiene capacidad de desenvolverse con suficiente atención a las cosas que lo rodean"
(Ibídem).
55. Sobre Psiquiatda y Derecho en general puede verse J. CABRERA y J.C. FUERTES,Psiquiatría y
Derecho (Madrid, 1990).
56. E. DAVINO, Brevi note in tema de tossicodependenze e consenso matrimoniale, Studi de dirito
ecclesiastico e canonico 2 (Napoli, 1981) 109. Sobre el concepto de drogas, drogodependencia, toxicomanía,
habituación y farmacodependenciaver la coram STANKIEVICZde 23 febrero 1990, n V y 10.
,
La drogodependencia o en general los efectos de la droga son calificados en la
terminología rotal de enfemedad que afecta a las facultades físicas y sobre todo psíquicas, las intelecto-volitivas,y a la misma personalidad (sentencia c. COLAGIOVANNI ct.
n q ) , con repercusiones evidentes en la capacidad para emitir valido consentimiento,
Enfermedad que en los últimos estadios de la evolución de la jurisprudencia y de la
doctrina rompe el esquema tradicional de la enfermedad mental regulada a efectos de
imputabilidad penal por el canon 2201 del Código de Derecho Canónico de 1917 en
"amencia", "trastorno mental transitorio" y "debilidad mental", y que en cierto modo el
canon 1095 del Código de 1983 ha venido a sustituir por una triple causa de incapacidad
jurídica, "carencia de uso de razón", "carencia de discreción de juicio proporcionada al
matrimonio" e "incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio por
causa de naturaleza psíquica", lo que ha facilitado la calificación y admisión de la
drogodependencia como causa de nulidad matrimonial, como veremos al estudiar los
efectos jurídicos de la droga, La drogodependencia está pues entre "las enfermedades que
afectan tan gravemente a la mente o a toda la personalidad de tal forma que el consentimiento matrimonial se perturba en sus elementos connaturales" (sentencia c. CQLAGIOVANNI, ct., n").
Al pronunciarse así la jurisprudencia rotal no hace sino proseguir su línea de atención
a la enfermedad como causa de incapacidad. Y no podía ser otra su perspectiva jurídica
sobre la misma en orden al matrimonio. Pues es extraña al ordenamiento canónico en
principio la perspectiva de peligrosidad social y de pecado de la droga. A efectos
pastora le^ bueno será recordar, sin embargo, que hay una moral de corte tradicional que
pone el acento sobre la peligrosidad y responsabilidad del drogadicto como delincuente, y
una perspectiva moral nueva que es la ayuda al toxicómano, no considerado como
delincuente, sino como enfermo y eomo persona que sufre y es víctima del tráfico de
droga^.'^
En cuanto a la etiopatogénesis de las toxicomanias se aducen -dice la c. CALANTONTO del TRIBUNAL REGIONAL DEL LACIO de 15 de diciembre de 1982varias teorías; junto a la hipótesis médico-psico-farmaco1ógicas,se avanzan otras de
carácter psicopatológico, psicoanalitico, existencia1 o sociológico. En verdad la complejidad motivacíonal de las toxicomanías (inadaptaciones familiares juveniles, conflictos personales, elementos caracteriapáticos, factores socioambientales y cultura57. JUAN PABLO 11ha dicho: ",,.se puede salir del drama de la droga para volver a encontrar el camino de
la confianza en la vida, La droga no es mal irreversible" (L'OsservatoreRomano, 30 junio 1984). Ver: OBISPOS
DE PAMPLONA y TüDELA, BILBAO, SAN SEBASV~Ny VITORIA. El oscuro mundo de la droga juvenil,
nQVI. Carta a los Jóvenes toxicómanos, Ecclesia 112219 (1 diciembre de 1984) 23 (1467).
Estos aspectos pastoral y jurídico de capacidad del drogdicb no pueden hacernos olvidar la estrecha
relación que existe entre droga, delincuenciay juventud: hay una incidencia creoiente de la droga en la juventud.
Las causas que dan lugar a la droga inciden con mayor fuerza en la juventud por su mayor desproteccidn frente
a la sociedad por su mayor ansia de novedad y riesgo, por las dificultades para encontrar el primer empleo...
Incidentalmente la c. COLAGIOVANNI, citada an el esto, se refiere a la conexidn eqtre droga y delito
cometidos bajo la influencia de la droga Q para financiarlas: "Consta suficientemente que de la adicció~a las así
llamadas "drogas" provienen violaciones sociales de tal forma que f&cilmente se llegue a hurtos, a violencias an
las personas y en las cosas, que pueden resumirse en tres diversos t i p s de delitos: a) delitos "sin victimafl",
cometidos sobre sí mismos y consistentes en la violación de fa ley que lo prome; b) delitos "contra la perssna"
(violencia, ultraje, golpes, homicidio, lesiones personales) o "contrs las buenas costumbres" (actos obscenos
en lugares ptíblicos);. c) delitos "contra d patrimonio" (hurto, rapiiía, apropiación indebida, estafa, engaño,
etc.) causados por la necesidad de adquirir el dinero necesario para la satisfaccibn de la wcesidad de
drogarse" (nQ10).
les, conflictos del inconsciente, tendencias bioancestrales) es tal que toda explicación
etiopatológica particular aparece insuficiente (nV3). Los autores que guiados por la
experiencia psiquiátrica y terapéutica han escrito sobre jóvenes adictos a las drogas y
psicofármacos, dice la c. COLAGIOVANNI citada, distinguen un aspecto "motivacional" y otro "terminal". En cuanto al primero señalan la personalidad frágil, la
inmadurez, pero también la profunda "perturbación" psíquica, hasta el límite o dentro
del ámbito de las psicopatías. Pero los mismos autores advierten la dificultad de
determinar "el papel exacto de los factores constitucionales ... ya que los jóvenes que
presentan signos de debilidad psicológica viven en un ambiente que no favorece la
'estabilidad', de tal forma que pueda admitirse la conclusión de que pueden encontrarse "las llamadas motivaciones normales (comunes a todos los adolescentes, como el
deseo de nuevas experiencias) y un conjunto de motivaciones de tendencias psicopatológicas, muy directamente conexos con disturbios de identidad" (n").
IV. CLASES DE DROGAS. REFERENCIA A ALGUNAS DE ELLAS
Con la advertencia de que no es pacífica la terminología ni las clasificaciones de las
drogas, recordemos que la Psiquiatría y la Psicología realizan diversas clasificaciones de
las drogas en función de diversos puntos de vista. La jurisprudencia rota1 hace referencia
a lagunas de estas denominaciones c1asificüt:toriasy adopta alguna de ellas.
La Psiquiatría y la Psicopatología distinguen varias clasificaciones de las drogas:
1. Por su origen las drogas son naturales (OPIACEAS) y sintéticas (LSD-25).
2. Por su acción bioquímica y metabólica hay una clasificación de índole farmacológiea.
3. Por sus efectos en el sistema nervioso central, clasificacibn clínica del Profesor
CHALOULT, 1971, las drogas son:
(1). DEPRESORAS de la actividad del SNC: A) ALCOHOL; B) Los hipnóticos.
Barbitúricos; C) Los Ansiolíticos; D) Los Analgésicos narcóticos: OPIO y sus
derivados: MORFINA, CODEÍNA, HEROÍNA; E) Los Antisicóticos (Tranquilizantes mayores).
(11). ESTIMULANTES de la actividad del SNC: A) De la vigilancia: Mayores: a)
ANFETAMINAS; b) COCAÍNA; Menores: a) CAFEÍNA y otras xantinas: TÉ,
CAFÉ; b) NICOTINA; B) Del humor: Antidepresivos.
(111). PERTURBADORES de la actividad del SNC: A) Alucinógenos propiamente
dichos; el LSD, la MESCALINA; B) Derivados del CANNABIS: MARIHUANA, HASCHISCH, THC; C) Disolventes: Éter; D) Antico1inérgic.o~~
BELLA DONA^'.
58. Sobre drogas depresoras, estimulantes y psicodélicas ver A. GRAU, Otras toxicomanías, Introducción a
IapsicologCa ypsiquiatn'a, (Barcelona, 1980)por J. VALLEJO y OTROS, p. 771-781. Sobre clasificación de las
drogas ver: P.A. SOLER INSA. clasificación de la drogas. Problemática e historia. Toxicomanias. Un enfoque
multidisciplinar, ct. en nota 7, p. 41; trae la clasificación de CHALOULT en p. 44.
La jurisprudencia rotal se refiere a los estudios realizados durante años especialmente en las instituciones de cura de jóvenes y que como consecuencia "se posee una
tabla de los efectos de las drogas". Así hay que hablar, dice la CALAGIOVANNI de
8 de mayo de 1984, de politosicodependencia porque los adeptos a las drogas toman
al mismo tiempo varias sustancias que se cobijan bajo el nombre genérico de drogas,
con efectos acumulados, ya DEPRESORES del ánimo (MORFINA, etc.), ya ESTIMULANTES (COCAÍNA, ANFETAMINAS, BARBIT~RICOS,METADONA, etc.)
de tal forma que se produce aquel complejo estado psicofísico que de una parte excita
el sistema central nervioso, modifica la actividad mental en sentido "maniacal", y de
otra parte deprime la personalidad en sentido "inhibitorio" (n%).59
4. Interesa aquí la clasificación de drogas que recoge la jurisprudencia rotal atendiendo
a los efectos de dependencia que produce, pues la dependencia es la clave del estado
de drogadicción habitual y que interesa a los efectos de capacidad del drogadicto.
Según la dependencia originada las drogas son: A) Con dependencia física (el organismo necesita realmente el tóxico y su ausencia da lugar al síndrome de abstinencia) y
psíquica (hay un deseo importante del tóxico): OPIO y derivados. ALCOHOL y TRANQUILIZANTES; B) Con dependencia psíquica y no física: CANNABIS, COCAÍNA (?),
ANFETAMINAS y FENOTIAZIMAS.60
La coram STANKIEWICZ de 23 de febrero 1990 (nY3) se ha referido a la clasificación tradicional de J. DELAY y P. PENIKER, 1957 en DEPRESORES, ESTIMULANTES, PERTURBADORES DE LA ACTIVIDAD MENTAL y OTROS MEDICAMENTOS, coincidente con la expuesta de CHALOULT 1971. También se ha referido a la
clasificación de DSM-111-R (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales
de la American Sichiatric Association).
La COLAGIOVANNI citada se refiere, tomándola de la doctrina, a la distinción
entre HARD DRUGS (Drogas duras) y SOFT DRUGS (drogas blandas), entre drogas
que producen hábito y dependencia y drogas que no las producen y que pueden tener
aplicaciones prácticas en el campo terapéutico y artístico. Las "hard drugs" son
aquellas que producen hábitos y cuyo grado de nocividad psicofísica es conocido:
MORFINA, ANFETAMINAS, la SPEED o SPEEDBALL compuesta de COCAINA,
MORFINA o HEROÍNA. Las "soft drugs" comprenden por el contrario aquellas
sustancias que no producen hábito. La doctrina est? de acuerdo en que la dependencia de las drogas duras (especialmente, la HEROINA) produce un "estado", una
condición permanente aun en el intervalo que sigue a la "condición aguda" y la
precede (n" y 5).
La distinción entre drogas duras y drogas blandas, según lleven o no consigo
dependencia, ha sido utilizada como argumento para pedir la legalización de las
blandas, además del argumento comparativo con el alcohol o el tabaco. Pero desde el
punto de vista social y sanitario, aun admitiendo la diferencia entre drogas que
conllevan o no dependencia, tal diferencia no debe traducirse en un tratamiento legal
59. Sobre F~FMACOS
DEPRESIVOS (opiáceos, barbihíricos, ansiolfticos) y ESTIMULANTES
(COCAÍNA, ANFETWINAS, etc.) ver sentencia del TRIBUNAL REGIONAL DEL LACIO de 15 de
diciembre de 1982, c. CALANTONIO, nV1.
60. Sobre dependencia psíquica y fisica de las drogas ver la c. CALANTONIO, ct. en nota 58, nV8.
diverso, pues siendo menor el peligro de las blandas, su peligro mayor es que llevan
insensiblemente a las duras.61
Todavía desde el punto de vista de la situación sociológica y por su relación con el
Derecho se puede hablar de drogas institucionalizadas,como el ALCOHOL o el TABACO entre nosotros, y drogas no institucionalizadas. Las primeras están integradas en la
cultura, no se les tiene miedo, ni están penalizadas. Las segundas no están integradas, se
les llama "drogas" y su tráfico está penalizado. Esta distinción es interesante a efectos
canónicos por lo que hace al alcohol.
El alcohol es una droga desde el punto de vista médico y psiquiátrico pero su comercio
no está penalizado legalmente. Y esta diversa consideración sociológica del alcohol ha
influido en la doctrina canónica que habla de "alcoholismo y drogodependencia" como
conceptos diferentes aunque interrelacionados, y en la jurisprudencia rotal que, aun
reconociendo a veces la similitud de efectos de "drogas" y alcohol, trata por un lado al
alcoholismo (agudo o crónico) y por otro a la toxicomanía, como se observa en los
mismos epígrafes de los diversos apartados de las sentencias.
Como droga específica, el alcohol tiene sus peculiares efectos, como toda droga, pero
tambiCn tiene unos efectos comunes a todas las drogas, y sobre todo encontramos un total
paralelismo al analizar los efectos jurídicos en la capacidad de los que contraen matrimonio. Por ello, con la debida precaución, son trasvasables los principios doctrinales jurídicos sobre alcoholismo y las "otras drogodependencias". Por lo demás esta diversidad de
tratamiento formal no es solo propia del Derecho Canónico sino de la Psiquiatría y la
Psicopatología.
Socialmente no cabe la menor duda de la diferencia entre intoxicación alcohólica
(alcoholismo) e intoxicación por drogas (toxicodependencia).Aunque limitamos nuestro
estudio a este segundo aspecto, utilizamos también los principiosjurídicos que la jurisprudencia rotal ha puesto de relieve a propósito del primero.
En concreto la jurisprudencia rotal se ha referido en sus decisiones a algunas drogas
específicas:
1) MORFINA:
sentencia de 23 de febrero de 1935, c. JULLIEM.
sentencia de 27 de febrero de 1937, c. VYNEM.
sentencia de 21 de marzo de 1969, c. FAGIOLO.
2) MARIHUANA o HASCHISCH: sentencia 23 febrero 1990, c. STANKIEWICZ.
3) LSD: sentencia 23 febrero 1990, c. STANKIEWICZ.
4) COCA~NA:sentencia 23 febrero 1990, c. STANKIEWICZ.
5) H E R O ~ Asentencia
:
de 8 de mayo de 1984, c. COLAGIOVANNI.
6)
PSICOFARMACOS.
BARBITÚRICOS:
sentencia de 16 diciembre 1970, c. POMPEDDA (fenobarbital).
sentencia de 27 de junio de 1972, c. ROGERS (barbitúricos, fenobarbital).
sentencia de 9 de junio de 1973, c. DI FELICE (librium y equoanil).
61. Sobre despenalización de las drogas puede verse CARLOS GONZ~LEZy OTROS. Repensar laF
duugds, ed. Grupo TGIA (1969) y Diario EL PAh, Temas de nuestra 6pwa (5 de octubre de 1989).
sentencia de 11 de octubre 1982, c. RAGNI (valiurn, surmetil, tavor, mogadon, nesal,
librium tarsal, medomina).
7) ÉTER NARCÓTICO: sentencia de 25 de noviembre 1949, c. BRENNAM.
8) ÓXIDO DE CARBONO: sentencia de 14 febrero 1972, c. PINTO
9) ALCOHOLISMO CRÓMCO:
sentencia de 24 de febrero de 1961, c. SABATTANI.
sentencia de 24 de enero de 1964, c. FILIAK.
sentencia de 22 de febrero de 1965, c. ROGERS.
sentencia de 17 de mayo de 1972, c. PALAZZINI.
sentencia de 5 de diciembre de 1972, c. ROGERS.
sentencia de 5 de febrero de 1975, c. DAVINO.
sentencia de 17 de enero de 1976, c. DI FELICE
sentencia de 21 de enero de 1982, c. STANKIEWICZ
sentencia de 6 de noviembre de 1982, c. FIORE.
sentencia de 19 de noviembre de 1983, c. DE LANVERSIN.
sentencia de 26 de noviembre de 1985, c. FARGNI.~~
El "in iure" de las sentencias rotales sobre drogas o alcoholismo sitúa la cuestidn entre
dos coordenadas: por un lado lo que es el matrimonio canónico y su núcleo esencial que
es el consentimiento según el Código de Derecho Canónico y la doctrina canónica; por
otro, los efectos de Ia "pestífera" droga en las facultades intelecto-voIitivas y en la misma
personalidad del drogadicto según la Psiquiatría y la Psicopatologfa.
Para exponer estos últimos efectos la jurisprudencia acude a los autores de más
autoridad en la materia de cada momento: lo que los más antiguos autores no podían
investigar al carecer de muchos casos clínicos y psiquiátricos, al haberse agravado el
problema de la enfermedad y de la mortalidad puede hoy investigase como fruto de la
experiencia, dice la coran COLAGIOVANNI de 8 de mayo de 1984, no sólo en cuanto a
las causas sino en cuanto a los efectos pestíferos en la personalidad de aquellos que
asumen las drogas llamadas duras (cf. n q ) .
a) Efectos comunes de las drogas
Los tribunales de la Iglesia son conscientes de que "cada droga tiene su propia
fisonomía y sus propios efectos, y sin embargo hay efectos que pueden considerarse
comunes al consumo de drogas, sobre todo de droga dura", dice la sentencia de la ROTA
62. De otras jurisdicciones hemos manejado:
HEROÍNA: sentencia del TRIBUNAL WGIONAL DEL LACIO, de 15 de diciembre de 1982, C.
CALANTONIO.
ANFETAMINAS, sentencia de la ROTA ESPANOLA de 25 de abril de 1983.
ANFETAMINAS y ALUCIN~GENOS(LSC): Sentencia de Ia ROTA ESPANOLAde 25 de mayo de
1983.
HASCHISCH, ANFETAMINAS, COCA~NAy H E R O ~ A sentencia
:
de la ROTA ESPANOLA de 27
de febrero de 1984.
ESPAÑOLA de 25 de febrero 1984 (Cf. PANIZO ORALLO, Alcoholismo..., ct. en nota
19, p. 237).
Fruto de la experiencia de los médicos y psicólogos, dice la coram COLAGIOVANNI
citada, son las siguientes opiniones sobre los efectos comunes de la dependencia de duras:
a) Persistencia de la condición perturbada aun en el período de abstinencia; b) Grave
perturbación del juicio práctico con rotura entre el "mundo interior" fing?do y la realidad
social; c) "El COCAINOMANO, el HEROINÓMANO y el MORFINOMANO erigen
una barrera entre sí y los otros, una fría cínica barrera dominada por la necesidad del
'contacto' con el expendedor, y sus relaciones humanas se reducen a estos actos siempre
más frenéticos y casi animalescos"; d) Latencia de esta rotura, aunque aparezcan externamente normales; e) Largo período de curación pues se requiere un largo período para salir
del "túnel" de la droga y recuperar la normalidad psíquica y física ( n q ) . A estos efectos
comunes de las drogas duras se ha referido también la coram STANKIEWICZ de 23
febrero 1990 (n" 14).
La personalidad del drogadicto es descrita por la coram CALANTONIO del
TRIBUNAL REGIONAL DEL LACIO de 15 de diciembre de 1982 de la siguiente
manera: El sujeto drogado presenta extrema debilidad del yo, que es inmaduro,
expuesto a la pasividad y a la dependencia, por lo que existe entre los autores un
difuso acuerdo sobre el carácter genérico psicopático del drogado (n" 16). El toxicómano, dice y explana la misma sentencia, es una persona en crisis, en conflicto
consigo mismo, con la familia y con la sociedad, emotivamente frágil, moralmente
débil, con un gran miedo a cualquier responsabilidad, incapaz de sentirse amado,
incapaz de amar. Actúa constantemente bajo el impulso de los sentimientos, de las
emociones y de los miedos, trata de esconder la propia inadecuación que le impide
estar en contacto consigo mismo y lo sustrae de la confrontación con la realidad hacia
la que él reacciona instintivamente: o descargando sus sentimientos de manera primitiva y así, sin preocuparse de las posibles consecuencias, huye del control ejercitado
por la razón; o reprimiendo cualquier sentimiento hasta negar su existencia de tal
modo que la carga emotiva permanece aplastada y escondida dentro de él; o bien
tratando de evitar el conocimiento de la realidad en cuanto fuente de responsabilidad ... (n" 23). Y porque el toxicodependiente es un sujeto inmaduro en cuanto personalmente no crecido, incapaz de crear y conservar relaciones intra e interpersonales,
de controlar y de dirigir de modo humano los propios impulsos y usa la sustancia
dependógena como instrumento de fuga de una aproximación responsable a la realidad, es necesario concluir que ha destruido en sí toda facultad crítica y de objetividad, y debe ser considerado a todos los efectos como un enfermo mental (n" 24). En
sus elementales procesos internos se produce: a) obnubilación de la conciencia secundaria con déficit de la función intelectiva con la consecuencia de provocar una
ideación lenta y viscosa así como turbaciones de la memoria inmediata, llegando al
límite de un estado de imbecilidad; b) déficit del carácter y de la objetividad que
favorece su desarraigo social; c) un estado de abulia y de desinterés por todo lo que no
sea la idea obsesiva de procurarse la droga; d) un anulamiento de los frenos inhibitor i o ~respecto a la preceptividad ética, consciente e inconsciente; en conclusión "la
existencia del toxicodependiente pierde así definitivamente la estructura del hacer
voluntario y su ser a la deriva ... es el símbolo de su incapacidad para proceder con
decisión. Al toxicómano le falta por consiguiente la capacidad de autodominio" (n9
25). A la conducta característica del toxicómano se ha referido también la coram
STANKIEWICZ de 23 de febrero 1990 (n" 1).
Como es lógico, al juez eclesiástico no interesan los efectos clínicos detallados de la
droga en un sujeto determinado, necesarios desde el punto de vista médico y clínico para
su curación, sino los efectos psiquiátricos y psicológicos necesarios para dictaminar sobre
el estado de normalidad y capacidad psíquica para el matrimonio. Y estos efectos son en
parte comunes a todas las drogas duras, que son las que producen, como vimos, dependencia, y su conocimiento puede ser más difuso que el que necesita el Psiquiatra o el
Psicólogo. Sin que ello le evite entrar a conocer de los peculiares efectos de cada droga en
cuanto pueden influir en aquella capacidad.
b) Efectos de algunas drogas
Conscientes de que "es difícil esquematizar de un modo absoluto los efectos de las
diversas drogas", de que es difícil encuadrar clínicamente las drogodependencias, descenderemos al análisis de los efectos peculiares de algunas de ellas tal como se recogen
por algunas sentencias.
1. HEROÍNA. Entre las drogas duras se coloca sin duda la heroína, objeto de la coram
COLAGIOVANNI de 8 de mayo 1984, "no solo en cuanto a la máxima dependencia, sino
en cuanto a los nefastos efectos en la personalidad" (c. $ 4 ) . Todos están de acuerdo en
que la dependencia de las drogas duras, especialmente de la "heroína", lleva a un estado,
esto es, a una condición persistente también cuando alguien se encuentra en el intervalo
de tiempo que sigue a la "condición aguda" y que la precede (ng 5). Cuanto hemos dicho
acerca de la dependencia como efecto típico y caracterizador del concepto de drogadicción y acerca de los efectos comunes a las drogas ha sido elaborado por dicha sentencia
coram COLAGIOVANNI tomando como modelo y prototipo a la heroína, objeto de su
"in fatto", Los efectos de la heroína se agravan cuando inciden sobre una personalidad
inmadura (Ibídem, nV3). Si se mezcla la excitante heroína con "calmantes", se produce
un doble efecto "estimulante" + "depresivo", que perturba más gravemente la personalidad según la común doctrina psiquiátrica (Ibídem n" 13). Sus graves efectos son compartidos por la "cocaína" y la "morfina" (Ibídem, n%, c ) . ~ ~
2. MORFINA. Sobre los efectos de la morfina la temprana sentencia coram JULLIEN de 23 de febrero 1935, pobre en doctrina siquiátrica, sólo dice que puede
privar temporalmente del uso de razón "como sucede a los que antes de la celebración
del matrimonio usan bebidas alcohólicas, opio u otros fármacos nocivos por el abuso"
(n"), mientras que la también temprana coram WYNEM de 27 de febrero 1937, no
admisible hoy en diversos aspectos como veremos, sienta una rica doctrina sobre el
morfinismo: hay dos estados (subrayado nuestro) en el morfinismo, el primero de
"euforia" ... que produce un bienestar profundo y característico... que transporta el
espíritu al mundo de los sueños pero sin obnubilarlo; el segundo es un estado de
náusea y de malestar unidos al vehemente deseo de nueva inyección de morfina ... la
idea de inyección asume una impulsividad obsesiva ($5).
Describe ya dicha sentencia los fenómenos de la habituación y la tolerancia: los que
abusan de la morfina en poco tiempo se habitúan a este veneno: Ir, esencia de la habitua63. Sobre los efectos de los opiáceos MORFINA y HERO~NAver la coram CALANTONIO del
TRIBUNAL REGIONAL DEL LACIO de 5 de diciembre 1982 ($20, 21 y 22) confirmada por la corarn
COLAGIOVANNI citada en el texto, pero también según aquella "el discurso se basa sobre nociones generales
referibles a todos las sustancias comúnmente denominadas drogas" (cf, nV0,l).
ción es un aumento de la aptitud del organismo a soportar el veneno; la tolerancia del
organismo aumenta frente al veneno al mismo tiempo que la necesidad, con el resultado
de un fuerte aumento de dosis (n").
Analiza los efectospsíquicos del morjinismo, pues aunque el organismo del hombre en
cierto modo puede acostumbrarse al veneno de la morfina, con el transcurso del tiempo
surgen los efectos del abuso: en el campo intelectual se producen en todas las formas
graves un disturbio más o menos profundo de la memoria, que deviene insegura e infiel,
y quizás no tanto por la facilidad para olvidar sucesivamente, cuanto por un disturbio
primitivo de la comprensión. Una pérdida definitiva del material mnemónico no se da
nunca, como tampoco pertenecen al cuadro del morjinismo extensas e irreparables
deficiencias del juicio (subrayado nuestro), decae la aptitud para las prestaciones intelectuales y sufre especialmente la productividad; pero se debe admitir que después de un
abuso de morfina durante años es posible un cumplimiento mecánico de los deberes
profesionales (subrayado nuestro). La actividad intelectual autónoma falla generalmente
por aquella falta de iniciativa que es común a todos los morfinómanos y que suele existir
sea en el estado de hambre de morfina, sea bajo la acción calmante de una inyección
reciente. Por lo demás es natural que las cualidades intelectuales, como la actividad física,
se muestren continuamente oscilantes... Lo mismo sucede con el carácter...están irritados
y descontentos, hipocondríacos y depresivos cuando su organismo requiere nueva morfina, y apenas han satisfecho esta necesidad están más alegres, benévolos y vivaces...Pero
las más graves deficiencias intelectuales de los morfinómanos son la del sentimiento: la
esclavitud de la jeringuilla a la que ellos se reducen constituye ya de por sí un cierto
embotamiento ético y estético de la personalidad... Caen en una depravación estética y
moral ... Se dan formas de alucinosis. Su responsabilidad debe ser examinada caso por
caso, y valorada no solo en relación al estado tóxico, sino en relación al criterio antroposicológico (cf. nV).
La conclusión a que esta sentencia está relacionada con la doctrina jurídica canónica de que parte, de que solo la privación del uso de razón incapacita para el matrimonio, y que, junto al rechazo de las pericias favorables "in casu" a la incapacidad para
el matrimonio en cuestión, le llevarán a una decisión de tal nulidad, pues el molfinismo no priva de la capacidad de realizar actos libres: Los psiquiatras enseñan ciertamente que el largo abuso de la morfina debilita primero la memoria y después la
actividad intelectual, pero no afirman que los morfinómanos lleguen a un estado de
obnubilación o sueño, más bien dicen que su actitud intelectual se excita por la
morjtna, y que su debilidad de voluntad produce inercia acerca de su enmienda del
vicio morfínico, sin que llegue a faltar la facultad de producir un acto libre (subrayado nuestro). En los casos más graves alguna vez se notan alucinaciones que duran
algunos días, y en los casos gravísimos los morfinómanos caen en verdadera amencia
(cf. n").
Toda esta doctrina psiquiátrica está tomada de una obra de 1929publicada en Turín por
BUMKE-TIRELLI bajo el epígrafe de "Trattato di Psiquiatria".
3. BARBITÚRICOS. PSICOMEDICAMENTOS TRANQUILIZANTES. Sobre los
efectos psiquiátricos de los BARBITÚRICOS la sentencia más reciente coram ROGERS de 27 junio, 1972 afirma que entre las sustancias químicas cuyo uso lleva
consigo perturbaciones de la mente se encuentran los medicamentos llamados "barbitúricos". Se trataba en el caso de "Fenobarbital" de 10 centígramos para evitar el dolor
de cabeza. Estas perturbaciones de la mente -copia a la Enciclopedia Médica Italia-
na- asumen, junto a las perturbaciones neurológicas, una importancia destacada, lo
que ha inducido a algunos autores a parangonar el cuadro clínico del barbiturismo
crónico con el de la parálisis progresiva ... o al del alcoholismo crónico ... especialmente los disturbios psíquicos varían notablemente de persona a persona y de día en día en
relación a factores diversos. La mayor parte de los autores están de acuerdo en que el
disturbio' fundamental es el "déficit" de las funciones psíquicas más elevadas con
dificultad de juicio y de crítica (n" 3).
Asimismo sobre los efectos de los PSICOMEDICAMENTOS TRANQUILIZANTES
a base de barbitúricos poco nos dice la coram POMPEDDA de 16 de diciembre de 1970
relativa a un caso de "uso de píldoras para remediar el dolor de cabeza (cápsulas de
"Fenobarbital" de 10centígramos), cuya medicina llevaba consigo un estado soporífero y
alguna vez perturbaba la mente (n97).
Del dictamen pericia1 del caso se deduce que la paciente extendida en el lecho, al
preguntarle su nombre respondía con monosílabos yconfusamente. No estaba orientada. Su memoria y capacidad de juicio eran deficientes. Sus ideas eran confusas,
desorganizadas y la paciente era incapaz de formular una frase completa. Su facultad
de asociación estaba limitada. Tenía crisis de llanto y no podía emitir un juicio sobre
la realidad. Presentaba temblor en las e~tremidade~.
Ensíntesis la paciente parecía
estar en un estado confuso, con trastornos de memoria y entorpecimiento de toda la
actividad mental, especialmente de la capacidad de juicio y las funciones sensoriales ... Estado confusional debido a una intoxicación aguda por drogas inhibitorias del
sistema nervioso (subrayado nuestro), posiblemente administradas en las precedentes
48 horas. Así no había podido tener libertad de obrar con plena conciencia y con
responsabilidad de sus acciones (Cf. n" 9).
En términos de más generalidad la sentencia coram DI FELICE de 9 de junio de 1973
afirma que hay medicinas, llamadas PSICOMEDICAMENTOS, que actúan sobre el
cerebro y de tal modo disminuyen las facultades anímicas que el que las asume no estima
la verdadera naturaleza de las cosas con recto juicio crítico y bajo la influencia de tales
medicamentos actúa de otro modo a como habría actuado de modo natural.64Entre sus
especies están también la de los psicomedicamentos llamados "TRANQUILIZANTES",
que quitan la ansiedad del enfermo y producen un doble efecto: de un lado liberan la
inteligencia bloqueada por una afectividad patológica, de otra la encadenan disminuyendo
64. La coram RAGNI de 11 de octubre 1982 se refiere a un caso de ingestión de diversos medicamentos,
pero "el defecto del suficienteconsentimientomatrimonial pudo tener en el caso una doble raíz, no sólo el estado
irregular de la mujer sino los negativos efectos de la asunción de fármacos" (nV2). De los medicamentos en
general dice que tanto y tan continuado uso pudo destruir en la mujer la capacidad de entender y querer en el día
de las nupcias y especialmente en la manifestación del consentimiento (463). Por lo demás se trata de
medicamentos de diversos signos, algunos de cuyos efectos describe: el "gludius"lo había aconsejado el mCdico
como antifatiga y el "tavor" como distensivo: este es un tranquilizante... su acción se caracteriza por una bien
dosificada protección contra los efectos del stress psíquico y por una disminución de las reacciones emotivas a
tal stress, particularmente señalado en su efecto ansiolítico... como todos los otros fármacos del mismo tipo de
acción podría influir sobre el grado de vigilancia, esto es, de conciencia o capacidad de adveaencia del sujeto (nc
11). Del "mogadon" dice la Farmacoposología que es fármaco dotado de destacado poder hipnógeno, induce
rápidamente el sueño protegiendo los mecanismos fisiológicos reguladores del ritmo sueño-vigilia de los
impulsos de origen emotivo, sensorial, cenestesio... a dosis elevadas y en sujetos hipersensibles podría influir
sobre el grado de vigilancia... la asociación con otros psicofhacos requiere particular cautela y vigilancia por
parte del medio para evitar inesperados efectos indeseados de interacción... naturalmente, como para todos los
fánnacos que actúen sobre el SNC, se deberá tener cuenta de la posible hipersensibilidad, de la edad y del estado
del paciente (n" 1).
el interés, la atención, la perspicacia, la lucidez (n" 3). Cita dos casos: el de la joven, que
tranquilizada para su primer baile, encuentra el coraje de seguir a su caballero al lecho,
comportamiento que ella hubiere desaprobado de encontrarse con lucidez, y el del
automovilista que guía bajo el efecto de estos FARMACOS y que no tiene en debida
cuenta los peligros. Así los PSICOMEDICAMENTOS actúan sobre las facultades anímicas del mismo modo que la EMBRIAGUEZ, aunque no con la misma gravedad. El
defecto de discreción de juicio producido por una imperfecta madurez psicológica puede
hacerse más grave por causa de los MEDICAMENTOS que disminuyen las fuerzas del
cuerpo y del ánimo y quitan la recta estimación de las cosas (n").
4. ÉTER NARCÓTICO. Se ha referido a este caso un tanto atípico del éter narcótico
aplicado en cantidad notable de cerca de 400 gramos con motivo de una operación
quirúrgica la coram BRENNAN de 25 de noviembre de 1940. Sobre los efectos del
narcótico dice que la rapidez de la recuperación de conciencia es inversamente proporcional a la profundidad y duración de la narcosis (n" 5,e). En un sujeto en estado crepuscular
por eterización la posibilidad de una sugestión, de una respuesta semiautomática,debe ser
muy tenida en cuenta (ne 7). Hay que distinguir entre la condición del enfermo grave pero
que conserva el uso de razón y el que sale gradualmente de un sueño narcótico pero no ha
recuperado el uso de razón para entender plenamente lo que hace o dice. No se pasa de la
inconsciencia a la conciencia de golpe (n"). La decisión fue afirmativa de la nulidad del
matrimonio (ne 10).
5. GAS TÓXICO. Al caso también atípico de la ingestión de gas tóxico procedente de
la combustión se ha referido la coram PINTO de 14 de febrero 1972. En caso de
intoxicación se debe reservar un lugar importante a las perturbaciones (troubles) de la
memoria (amnesia lagunar completa) y de la atención (ausencia de toda atención espontánea de parte del sujeto) que pueden constituir secuelas parciales definitivas (n" a).
Aprecia también la nulidad del matrimonio (nq3).
6. ANFETAMINAS. Se han referido a las anfetaminas las rotales españolas de 25 de
abril de 1983, de 25 de mayo 1983 y de 27 febrero 1984. En resumen, afirma la primera
sentencia citada que entre las drogas estimulantes (psico-tónicos) se encuentran las
ANFETAMINAS o PICOAMINAS. El fármaco realiza su acción sobre los centros
diencefálicos y desde un punto de vista físico se traduce en un crecimiento de la actividad
neuromuscular y una disminución del sueño; desde el punto de vista psíquico se traduce
en una exaltación de la actividad intelectual. Con estos fármacos la persona puede superar
más fácilmente los límites de la fatiga. Distingue la sentencia la ingestión ocasional de la
permanente: en la primera no se produce dependencia cuando superada una circunstancia
se suprime la ingestión; en las situaciones persistentes durante mucho tiempo se produce
dependencia y las dosis habrán de aumentarse para producir los mismos efectos, es decir,
se sigue el proceso de toda intoxicación tóxica: la dependencia-toleranciay necesidad de
dosis cada vez más fuertes, y deterioro progresivo de la personalidad, que puede desembocar en verdadera psicosis.65
7. COCAÍNA. Para la coram STANKIEWICZde 23 febrero de 1990 la cocaína forma
parte de las politoxicomanías de la juventud, y en la intoxicación aguda "la sensación de
euforia y de confianza se acompaña de una sensibilidad acrecentada ante los estímulos
sensoriales. Sigue un efecto afrodisíaco". Pero la intoxicación crónica ya constituye el
65. PANIZO ORALLO, C. pp. 233-234.
verdadero cocainismo, que da lugar a "un estado clínico-tóxico más complejo: estado de
confusión mental con cuadros de angustia y de miedo, ideas delirantes de persecución
pero sobre todo sensaciones de alucinación" (n"5,53.
8. LSD. El efecto de la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) se advierte principalmente "en sus efectos alucinógenos, esquizogénicos y destructores de la personalidad", dice la
misma coram STANKIEWICZ de 23 febrero de 1990 (ng 15,4").
9. HASCHISCH o MARIHUANA. Esta misma sentencia coram STAMKIEWICZ se
ha referido a los efectos de la "canapa indiana o Haschisch o marihuana": produce una
embriaguez especial que A. POROT describe en cuatro fases: 1) excitación con leve
disociación de la conciencia; 2) confusión con fenómenos alucinatorios y posibilidad de
actos agresivos; 3) éxtasis con estado de beatitud; 4) sueño... Un aspecto esquizofreniforme podría marcar el estadio psíquico de la intoxicación crónica, con desinterés, inafectividad u onirismo (n"5,2".
Con frecuencia sin embargo -continúa dicha sentencia- se aducen estos signos
sobre la marihuana y sobre la grave y poliforme psicopatología que ella induce: "alucinaciones, confusión mental, estados paranoicos, estados de sueño, pánico, sugestionabilidad, distorsiones psicosensoriales, indolencia, apatía, abulia" (n9 15,39.
10. ALCOHOL. La primera sentencia rota1 romana que se pronuncia sobre el alcoholismo crónico es la coram SABATTINI de 24 de febrero de 1961. Así lo afirma la misma
sentencia que solo encuentra el precedente de una coram CANESTRI de 12 abril 1943
pero que considera un caso de intoxicación tan solo probable (n"0). La coram SABATTAN1 citada dice a continuación que ni por analogía podemos recoger principios que
regulen casos similares de enfermedad, y alude a las dos sentencias existentes en la fecha
sobre toxicomanías (sentencia coram JULLIEN de 23 de febrero de 1935 y sentencia
coram WYNEM de 27 febrero de 1937) ambas sobre morfina, y la razón la toma de una
frase de la segunda, que a mi juicio no es exacta del todo: "Como de los principios
generales nada puede establecerse acerca de un cierto y determinado caso, es necesario
que cada caso se someta a examen seguro" (nqO), ya que lo segundo es consecuencia de
la especialidad de cada droga y de la necesidad de tener en cuenta las circunstancias de
cada caso que pueden variar mucho; y por otro lado no es cierto que de los principios
generales y comunes a todas las drogas (una de ellas es el alcohol) no puedan deducirse
conclusiones para el caso planteado por cada una de ellas. Al alcoholismo crónico se han
referido con posterioridad diversas sentencias rotales, que han recogido en grado suficiente doctrina sobre sus efectos psiquiátricos y psicológicos.
Ante la imposibilidad de recoger tan vasto material señalo algunos trazos esenciales y
más específicos del alcoholismo crónico que es el producto de dependencia y drogadicción. Otros efectos comunes -especialmente en el aspecto jurídico- a todas las drogas
ya se tienen en cuenta en su lugar oportuno.
a) Distinción entre alcoholismo agudo y crónico: así como la simple ebriedad s
afección aguda lleva consigo una condición psíquica solo transitoria, el alcoholismo
crónico contiene en sí una condición habitual con alteraciones permanentes tanto somáticos como psíquicas, dice la coram LANVERSIN de 19 noviembre de 1983 (n%).66 Más
que el alcoholismo agudo habría que hablar de alcoholismo ocasional.
66. sobre alcoholismo agudo y crónico ver la coram SABATTANI de 24 febrero 1961, ""1
y 12, y la
39
b) Efectos psíquicos del alcoholismo crónico -continúa la coram LANVERSIN
citada- son las perturbaciones y regreso de la efectividad: debilidad de los afectos o
Las
inclinaciones, egocentrismo y movilidad del carácter desde la euforia a la depre~ión.~'
facultades intelectuales (la facultad crítica, la memoria y la percepción) se desvían del
recto orden. También enferma la voluntad que se manifiesta en su inercia o "abulismo"
(nV).
c) Efectos del alcoholismo crónico en el ámbito psicológico: Disminución del sentido
moral, se pierden los sentimientos más delicados y en geleral las características positivas
de la personalidad. El alcohólico veterano presenta claros signos de decadencia moral,
abandona toda actividad y acaba por no darse cuenta de la miseria ética en que ha caído
(Ibídem nV).69
d) Clases de a2coholismo crónico. Fue establecida por JELLINECK atendiendo a la
propensión a la bebida, a las implicaciones somáticas, físicas y sociológicas, así como por
la dependencia mayor o menor del enfermo: alcoholismo alfa (con dependencia solo
psicológica), beta, gamma, delta (dependencia física y psíquica) y zeta, cuyas características se describen (Ibídem, nq).70
e) Se trata de una enfermedad progresiva (sentencia coram PALAZZINI de 17 mayo
1972, n%; sentencia coram LANVERSIN de 1 mayo 1989, n V 2 ; y sentencia coram
FIORE de 6 noviembre 1982, n q 5 ) y no hereditaria (sentencia coram LANVERSIN de
1 marzo 1989, n" 13).
f) Momentos en la evolución del alcoholismo crónico: 1) Alcoholismo "latens" u
oculto, o período de inhibición, que se extiende desde 1 año a 4 ó 6 años. El sujeto no
aparece ebrio y atiende su actividad profesional, pero presenta algunos signos de
alcoholismo, especialmente amnesia transeúnte total o parcial, cefaleas, fatiga anormal ...; 2) Período agudo de alcoholismo en que de modo paulatino y con el transcurso
del tiempo cae el enfermo. Es el período de "toxicomanía" propiamente dicho (sentencia coram FIORE de 6 noviembre 1982, n" 11).71
g ) Formas clínicas del alcoholismo: alucinación alcohólica "delirium tremens",
delirio o celotipia o de persecución en el ámbito de la paranoia alcohólica, psicosis
coram STAKIEWICZ de 21 enero 1982,n". Sobre alcoholismo crónico ver: la coram PALAZZINI de 17 mayo
1972, n"; la coram STANKiEWICZ de 21 enero 1982, n 9 1 y la coram FIORE de 6 noviembre 1982, n"0.
67. En otra posterior tambiCn coram LANVERSIN de 1 marzo 1989 aclara que estas perturbaciones,
síntomas del acoholismo crónico, pertenecen directamente a la relación interpersonal (subrayado nuestro) (ne
11). Como comenta "11 Diritto Ecclesiastico", entre los síntomas del alcoholismo crónico, algunos tienen directa
conexión con el objeto del matrimonio: debilidad de los afectos, egocentrismo, facilidad para cambiar de
opinión, con grave incidencia sobre las relaciones sociales, 11 Diritto Ecclesiastico, 2 (1989),p. 194.
68. Sobre efectos psiquiátficos del alcoholismo crónico ver: la coram PALAZZINI de 17 mayo 1972, $44;
la coram STANKIEWICZde 21 enero 1982, n Y ; la coram RAGNI de 23 noviembre 1985, n9 7.
69. Sobre efectos psicológicos del alcoholismo crónico ver la coram RAGNI de 26 noviembre 1985, n".
70. Esta clasificación perdura en sentencias posteriores. Ver la coram LANVERSIN de 1 mayo 1989, n"5.
71. La sentencia corarn RAGNI de 26 noviembre 1985 recoge los momentos progresivo-clínicos de la
persona dada al alcoholismo en relación al alcohol asumido. y en relacidn a la cantidad de alcohol presente en
la sangre (n%)
alcohólica korsakov, epilepsia alcohólica (sentencia coram STANKIEWICZ de 21 de
enero 1982, n%).72
h) Criterios de prueba de la existencia y gravedad del alcoholismo al tiempo de
celebrar el matrimonio. Son enumerados por la sentencia coram SABATTANI de 24
febrero 1961, y los recojo al estudiar la aplicación al caso concreto a la hora de determinar
el grado de la enfermedad.73Ello es prueba de que algunos de estos principios son también
de aplicación a toda intoxicación por drogas.
VI. EFECTOS JUR~DICOSDE LA A S U N C I ~ NDE DROGAS: PRINCIPIOS JURÍDICO-CAN~NICOSSOBRE CONSENTIMIENTO MATRIMONIAL Y CAPL
TULOS DE NULIDAD APLICABLES AL DROGADICTO
La segunda coordenada sobre que se asienta la jurisprudencia rotal para juzgar de los
efectos jurídicos de la droga es la naturaleza del consentimiento matrimonial y los
capítulos de nulidad que pueden afectarle hasta hacer nulo el matrimonio surgido del
mismo. Habrá pues que analizar los "iuris principia de elementis acti humani", los "iura
principia consensus matrimonialis" y los principios "de defectu consensus".
1. Principios jurídicos sobre los elementos del acto humano y del consentimiento matrimonial
Desde las primeras sentencias se expresan las afirmaciones básicas de que el matrimonio, siendo por naturaleza un contrato, elevado por Cristo a la dignidad de sacramento, se
perfecciona por el consentimiento de las partes. A la esencia del consentimiento pertenece
que sea un acto humano y no solo "acto del hombre", y aquel supone necesariamente la
inteligencia y la voluntad, y requiere el suficiente conocimiento y potestad para determinarse a realizar el acto (sentencia coram WYNEM de 27 febrero 1937, n q ) . El problema
va a surgir a la hora de determinar el grado de esta suficiencia. Así pues "como el
matrimonio lo nace el consentimiento de las partes según el canon 1081 (Código de
1917), es incapaz para contraer el que no pueda estimar la naturaleza y el valor del
matrimonio o querer recibir la obligación" (sentencia coram BRENNAM de 25 noviembre 1949, n 9 , que copia a la coram JULLIEN de 23 febrero 1935, $ 5 ) .
2. Principios sobre el defecto de consentimiento y especialmente sobre la falta de
discreción de juicio
El problema y la evolución de la jurisprudencia rotal han surgido en tomo a los
principios sobre el defecto de consentimiento y concretamente sobre el defecto de discreción de juicio, comendo pareja con la evolución de la doctrina canónica en cuanto a los
capítulos de incapacidad psicológica para contraer hasta plasmar en los capítulos del
canon 1095 del nuevo Código de 1983. Careciendo el Código de 1917 de una regulación
de los capítulos de nulidad por incapacidad psicológica, la doctrina, ante la necesidad de
72. Sobre formas clínicas de alcoholismo ver la coram PALAZZiNi de 17 mayo 1972, $ 5 .
73. Enumero estos criterios en el epígrafe VII, a.a). Ver también la coram PALAZZINI de 17 mayo 1972,
n% y 7; y la coram STANKIEWICZ de 21 enero 1982, nYJy 8.
dar respuesta a los casos de nulidad, utilizó y aplicó la clasificación de las enfermedades
mentales que a efectos penales traía el canon 2201 del Código de 1917 en relación con el
canon 1081 del mismo Código sobre la naturaleza del consentimiento matrimonial.
a) Incapacidad sólo por falta de razón en las primeras sentencias
La primera sentencia sobre intoxicación por drogas, la coram JULLIEN de 26 febrero
1935, y en relación con el capítulo de incapacidad por falta de uso de razón, había
señalado junto a los principios jurídicos sobre los elementos del acto humano necesario
para contraer (n"), "los principios de discreción de juicio que además se requiere para
contraer" (n"); después de exigir el uso de razón, señala que "a estos efectos se ha de
considerar que, siendo el matrimonio contrato gravísimo, indisoluble, que mira al futuro,
para contraerlo legítimamente se requiere discreción de juicio mayor que para consentir
en un acto presente, como es suficiente para pecar mortalmente" y cita la Suma de Santo
Tomás. Pues el uso de la razón, añade, puede faltar del todo como en los ebrios perfectos,
o solo disminuir en parte, de tal forma que quede sin embargo la discreción requerida para
contraer válidamente. Pertenece al juez estimar si en un caso determinado faltó toda la
deliberación debida o permaneció la suficiente luz de la inteligencia y de la voluntad, y
aunque no se trate de amencia propiamente dicha... el juez puede discernir si el contrayente no tuvo en el acto de la celebración uso suficiente de razón (n" 5) (subrayados
nuestros). La decisión fue negativa.
En esta línea la sentencia siguiente, la coram WYNEM de 27 de febrero 1937 afirma
que e,s suficiente el uso de razón y que no es necesaria una facultad crítica. Por un lado
afirma, como vimos, que en el morfinismo, salvo los casos más graves en que el sujeto cae
en amencia, no cae en estado de obnubilación o sueño y no pierde las facultades mentales
de poner actos libres (cf. nV); son débiles mentales, pero éstos según la doctrina canónica
no son incapaces para contraer matrimonio (cf. n"6). Por otro lado, cuando la pericia
afirma que "está disminuida la capacidad contractual, ya que ésta no puede ser perfecta
cuando el entendimiento no posee la crítica suficiente (subrayado nuestro) de sus actos (al
consentimiento integral no le basta entender y querer sino que es necesario capacidad de
reflexionar sobre el acto, crítica no inestable para comprender su íntimo significado y
para juzgar sus efectos y sobre todo la existencia de un tono afectivo uniforme en el
contenido y en la potencia)", y cuando la pericia afirma también que "en las intoxicaciones morfínicas y cocaínicas en el período crónico el intoxicado no tiene de modo completo
el dominio de la propia razón", esta sentencia afirma que la pericia yerra porque afirma
que para contraer válidamente no es suficiente el uso de razón en cuanto al intelecto, sino
que se requiere además sana crítica, prudencia, consejo, juicio, etc., y también porque en
cuanto a la voluntad pide más de lo necesario, pues es indiferente el modo como alguien
llegue a querer, ya solo "ab intrinseo", también por incitación externa (n"7 y 29). La
consecuencia es naturalmente una decisión negativa de la nulidad, en contra del criterio
de la pericia.
Al analizar D'AVACK estas dos primeras sentencias sobre toxicomanía (coram JULLIEN de 1935 y coram WYNEM de 1937) advierte con perspicacia que sin entrar en la
cuestión de hecho se encuentra en las mismas, en cuanto a la cuestión de derecho, el
equívoco fundamental de presuponer que para poder considerar a la toxicomanía perfecta
en orden al matrimonio y ser considerada causa de nulidad del mismo debe existir en el
sujeto en el acto del mairimonio un grado de gravedad que suponga no solo una capacidad
disminuida para contraer y un imperfecto dominio de sí mismo, sino también una total
carencia de uso de razón, confundiendo así el problema de la responsabilidad moral y de
la imputabilidad penal con el de la capacidad matrimonial y estimando erróneamente que
es necesario y deficiente "ad matrimonium contrahendum" aquel mismo grado de "discretio iudicii" intelectiva y volitiva que es necesario "ad lethaliter peccandum" o "ad cnmem
patrand~m"?~
b) Incapacidad por defecto de discreción de juicio como causa nueva de incapacidad
según los principios naturales y la doctrina
Una quiebra en esta rígida dirección de bastar el uso de razón para la validez del
contrato matrimonial, por exigirse además la discreción de juicio, la tenemos en el campo
de la drogadicción en sentido amplio con la sentencia coram SABATTANI de 24 febrero
1972 para el alcoholismo agudo crónico, y con la coram PINTO de 14 febrero 1972 para
un caso de intoxicación por óxido de carbono, así como con la coram DI FELICE de 9 de
junio 1973 para un caso de psicomedicamentos.
La coram SABATTANI, primera sentencia sobre alcoholismo crónico según vimos,
aun bajo el epígrafe de "principios jurídicos acerca de la amencia producida por alcoholismo crónico" (n" 3), realiza un verdadero desmontaje de la aplicación de la tricotomía de
enfermedades mentales -amencia habitual, perturbación transitoria de la mente y debilidad mental- que trae el canon 2201 del Código de 1917 a efectos de imputabilidad penal,
con relación a la materia contractual y singularmente en la matrimonial por la fundamental razón de que el matrimonio es válido o nulo según que exista o falte válido consentimiento y no se da un tercer género en cuanto al mismo, y por lo tanto dicha tricotomía no
vale para regir el consentimiento matrimonial (n"). con gran extensión y sólida argumentación va sentando las concIusiones de que la única medida del suficiente consentimiento es la discreción de juicio proporcionado al matrimonio (para lo que se apoya por
paradoja en la coram JULLIEN de 23 febrero 1935 que llega a la conclusión de que basta
el uso de razón, como vimos) ($41, que el defecto de discreción de juicio no se reduce a
una mera cuestión de ignorancia (ng 5) y que en consecuencia deberán eliminarse los
conceptos jurídico-contractuales de amencia semiplena o imperfecta en relación al
consentimiento matrimonial (n"), y analizar cuando y si las otras enfermedades mentales
(perturbación transitoria de la mente y debilidad mental) impidan la discreción de juicio
en el consentimiento matrimonial (n97 , 8 y 9).
Es la coram PINTO de 14 de febrero 1972 la que a propósito de un caso de intoxicación por óxido de carbono, y partiendo de la doctrina de SANTO TOMAS, afirma con
MICHIELS ("Principia generalia de personis in Ecclesia", 1955) que contraen inválida74. PIETRO AGOSTINO D'AVACK: Cause di nulitá e di divorzio nel Diritto matrimoniale canonice, 1,9
ed. (Firenze 1952,236). Al estudiar D'AVACK sin embargo en sede teórica el problema de la naturaleza y grado
de perturbación que las diversas drogas pueden haber producido en las facultades intelectivas o volitivas del
contrayente en el acto del matrimonio, presenta los tres aspectos de la toxicomaníaen relación con las tres clases
de enfermedad mental del canon 2201: La toxicomanía aguda como un problema de "mentis extrobatio", la
toxicomanía crónica como un problema de "mentis debilitas", y la toxicomanía crdnica subaguda como un
problema de "amentia" (IB~DEM,p. 237). Sabemos que las investigaciones psiquiátricas posteriores han
llevado a la doctrina y jurisprudencia canónicas a prescindir de la categoría de enfermedad mental y a construir
conceptos jurídicos de incapacidad por causas de naturaleza psíquica, que han plasmado en el canon 1095 del
nuevo Código.
mente no solo los amentes que están privados totalmente de uso de razón, ya de modo
habitual (cf. c. 88, 3; c, 2201,2) ya de modo transitorio (cf. c. 2201,1), sino también los
que carecen de discreción de juicio siguiendo a una coram WYNEM de 25 de febrero
194175;para asumir la obligación no es suficiente la capacidad teórica de conocer que el
matrimonio es sociedad permanente entre varón y mujer para procrear hijos, sino que se
requiere capacidadpráctica (subrayado nuestro) para estimar y ponderar tanto la perpetua y exclusiva obligación que se ha de asumir, cuanto los motivos para elegir o no este
concreto matrimonio (n23).
Al año siguiente la coram DI FELICE de 9 de junio 1973 fundamenta la nulidad del
matrimonio en un caso de asunción de psicomedicamentos en la falta de discreción de
juicio, que supone no solo la facultad cognitiva sino lafacultad crítica (subrayado nuestro),
que es la facultad de juzgar y raciocinar, o de afirmar o negar algo de alguna cosa, y
comparar juicios para deducir lógicamente un nuevo juicio ($21, a lo que se añade por la
coram FIORE de 6 de noviembre 1982 sobre alcoholismo crónico, como criterio para
determinar cuándo se da la discreción de juicio, la "armónica ordenación y conspiración de
las facultades superiores, del intelecto y de la voluntad, de la que procede la consciente y
libre determinación para un cierto objeto, con facultad de separarse de otro ($8).
c) La recepción de la incapacidad por defecto de discreción de juicio por el canon 1095
del Código de 1 9 8 3 ~ ~
La jurisprudencia toma nota expresamenteen la coram FIORE de 6 noviembre 1982 de
que el Código de Derecho Canónico (de 1917) trata ciertamente del consentimiento
matrimonial (Título VII, Libro 11, capítulo V) pero que no examina todos sus elementos o
los define convenientementepues declara sólo que es suficiente para contraer válidamente matrimonio no ignorar que el matrimonio es sociedad permanente entre varón y mujer
para procrear hijos, y esto no se presume después de la pubertad (c. 1082). Asimismo
-continúa la misma sentencia- trata el Código del conocimiento necesario de la
naturaleza y del fin del matrimonio para prestar el consentimiento matrimonial, pero no
de todo lo que por parte del entendimiento y la voluntad se requiere para contraer
válidamente. Y por lo tanto esto ha de ser deducido de los principios jurídicos, en primer
lugar los naturales, y también de la común doctrina no solo de los canonistas sino de los
teólogos y doctos en psicología (subrayado nuestro), de tal modo que no sólo la amencia
y demencia, sino también la perturbación normal de la función del entendimiento o de la
voluntad, pueden quitar determinada discreción de juicio proporcionada para determinar
acto jurídico y para ponerlo verdaderamente, por ejemplo para contraer matrimonio, para
el que no es suficiente algún uso de razón, sino que requiere especial discreción de juicio
($5).
75. SRRD, vol. 33 n V y 11, pp. 150-151, que es la primera rotal, según SANTIAGO PANIZO, que admite
la necesidad de la discreción de juicio entendido como conocimiento estimativo y ponderativo de la naturaleza
y el valor del matrimonio (Alcoholismo... ct. en nota 19, p. 216).
76. Sobre el canon 1095 como punto de llegada de la doctrina canonística y de la jurisprudencia sobre todo
rotal, y de su evolución, ver MARI0 FRANCESCO POMPPEDA, 11 canone 1095del nuevo Codice di Diritto
canonico tra elaborazione precodiciale e prospettive di sviluppo interpretativa, lus Canonicum 27.54 (1987)
537; VIDAL GUITARTE IZQUIERDO, Una contribución a la teoría de la capacidad psíquica en el negocio
jurídico matrimonial, Revista Española de Derecho Canónico 45.125 (1983) 29; ANTONIO REINA, La
incidencia de las perturbaciones psíquicm en el consentimiento matrimonial (JaCn, 1979).
Es la coram STANKZEWICZ de 21 de enero 1982, que se refiere ya al texto del nuevo
Código en "Communicationnes" (9) (1977) 368: "qui laborant gravi defectu discretionis
iudicii circa iura et officia matrimonialia mutuo tradenda y acceptanda" (n22), Y la Coram
LANVERSIN de 19 de noviembre de 1983 se refiere al canon 1095,2 del nuevo Código
con idéntico texto ( n q ) . La coram RAGNI de 26 de noviembre 1985 trata de explicar el
alcance de la expresión "incapaces para contraer matrimonio", relativas a la incapacidad
sólo de naturaleza psíquica o psicofísica presente en el momento de expresar el consentimiento, y de la expresión "qui laborant gravi defectu discretionis iudicii", sólo los
afectados por grave defecto de discreción de juicio no por cualquier defecto de naturaleza
psíquica (n" 4, a y b).
Y la coram CALANTONIO del TRIBUNAL REGIONAL DEL LACIO de 15 diciembre 1982 se ha referido al grado de discreción de juicio y al criterio analógico para fijarlo
(mayor que el necesario para consentir en un acto presente) elaborado por la doctrina,
pero que hoy no se sigue por la Sagrada Rota Romana, sino el criterio subjetivo y concreto
(no 12).
La más reciente coram STANKIEWICZde 23 febrero 1990 resume toda esta doctrina:
es necesario que cada uno de los cónyuges tenga al tiempo de la celebración del matrimonio no sólo suificiente uso de razón sino conveniente discreción de juicio (n"); el grave
defecto de discreción de juicio tiene un aspecto subjetivo y otro objetivo (n"), y afecta
no sólo a la facultad cognitiva, crítica o estimativa sino también a la facultad electiva
($6); la discreción de juicio no es solo un concepto abstracto porque está de acuerdo con
los grados de las operaciones del proceso decisional bajo el aspecto psicológico, esto es,
con el proceso de conocer o discernir, que consta de la experiencia, intelección, implicando el sentido de la comprensión práctica, reflexión crítica y juicio de valor (n"); y se
pronuncia en el caso por la nulidad del matrimonio por el capítulo de grave defecto de
discreción de juicio en una y otra parte por "toxicomanía" (nV9), porque las perturbaciones por el uso de sustancias psico-activas se inscriben entre las causas de índole psicopática que pueden producir un grave defecto de discreción de juicio (no9).
3. Principios sobre incapacidadpara asumir las obligaciones esenciales del matrimonio
del número 3" del nuevo canon 1095
Si recordamos los efectos psiquiátricos y psicológicos de la drogodependencia o
del alcoholismo en grado de intoxicación aguda (ocasional) o crónica, es fácil deducir
que la incapacidad de relación social que tales enfermedades llevan consigo pueden
determinar y determinarán con frecuencia la incapacidad jurídica de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio que regula el número 3 del canon 1095. En la
jurisprudencia rotal esta conclusión constituye una tercera fase en su evolución sobre
la incapacidad del drogadicto para el matrimonio. Si por influjo del canon 2201 del
Código de 1917 sobre enfermedades mentales a efectos de imputabilidad penal en
relación con una interpretación restrictiva del canon 1081 sobre consentimiento, la
jurisprudencia habló en una primera fase sólo de carencia de uso de razón en el
drogodependiente, y de defecto de discreción de juicio proporcionado al matrimonio
por obra de la doctrina canónica y psiquiátrica en una segunda fase, según hemos
visto, sólo a partir del nuevo Código de 1983 la jurisprudencia rotal se refiere a la
incapacidad de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio a la hora de juzgar
de los efectos de la drogadicción en el consentimiento matrimonial.
La sentencia coram LANVERSIN de 19 de noviembre 1983 sobre alcoholismo
crónico, aunque no llega a estimar la nulidad del matrimonio por esta causa por no
haberse probado la incapacidad de la mujer para asumir las cargas conyugales (n"
13-18), prevé esta posibilidad: junto al defecto de discreción de juicio existe en el
nuevo Código de Derecho Canónico otro defecto que debe versar acerca de la capacidad de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio, que además del "ius in
corpus" perpetuo y exclusivo, también comprende el derecho al consorcio de la vida
o a la comunidad de vida matrimonial. Por lo cual el nuevo Código enumera entre las
incapacidades para contraer matrimonio la del número 3 del canon 1095. En efecto, en
este caso puede suceder que alguno, aunque no carezca de una positiva voluntad, sin
embargo no puede disponer de la misma por incapacidad de asumir las obligaciones
esenciales del matrimonio. Sucede que en estos casos el contrayente, mientras quiere
manifestar una verdadera voluntad matrimonial entendiendo y ponderando perfectamente la naturaleza del matrimonio, al mismo tiempo sin embargo se encuentra
incapaz de cumplir lo que con sincero ánimo promete (n" 4).
Y la Coram COLAGIOVANNI de 8 mayo 1984, aunque relativa a un supuesto de
incapacidad por defecto de discreción de juicio, trae bajo el epígrafe de "principios
canónicos" una frase de EDUARDO DAVINO tomada de un artículo publicado en 1981,
que ya hemos
relativa a la sintomatología del toxicodependiente en el que surge
el defecto, a veces gravísimo, o la incapacidad radical de instaurar la vida de relación
(subrayado nuestro) y con mayor razón aquella "intimísima comunión de vida como es la
matrimonial, sea la obsesión que lo disturba y oprime en la fase carencial, sea por
embotamiento que le afecta, aun en los sentimientos, como consecuencia del interno
deterioro que sigue a las repetidas asunciones de droga (n").
La drogodependencia es uno de los factores que pueden alterar la personalidad del
contrayente de tal forma que sea incapaz de una suficiente discreción de juicio o de falta
de libertad interna o de asumir y cumplir las obligaciones esenciales del matrimonio
(subrayado nuestro), ha dicho la sentencia rotal española de 27 de febrero 1984 sobre
drogodependen~ia~~;
y el decreto de la misma rotal de 22 enero 1982 sobre drogodependencia, planteada por incapacidad de asumir y cumplir las obligaciones esenciales del
matrimonio, describe como rasgo común del drogodependiente-según vimos también al
analizar la personalidad del drogadicto entre los efectos comunes de la droga- cierto
autismo o repliegue del toxicómano sobre sí mismo con "predominio fantástico-onírico
de la vida interior frente a la actividad y participación en el mundo exterior", y por este
repliegue autista se puede hablar en las toxicomanías crónicas de una verdadera patología
de la personalidad y de una carencia de maduración que presenta relieve importante en la
ordenación y posibilidades de la vida de relación con otros. En el caso en cuestión se daba
en el drogodependienteuna "conducta egoísta, falta de sentido moral e irresponsabilidad,
incapacidad de relación social (subrayado nuestro) y la racionalización o justificación
hipercrítica de los propios fallos persona le^.^^
77. EDUARDO DAVINO, Brevi note... ct. en nota 19, p. 11 1.
78. SANTIAGO PANIZO, Alcoholismo ... ct. en nota 19, p. 237.
79. IB~DEM,
p. 239-240. La coram RIERA de 1 abril 1989 se refiere al decreto rotal citado de 22 enero 1982
y declara nulo el matrimonio por incapacidad para asumir las obligaciones del matrimonio por la condición de
drogadicto del demandado que tenía dependencia.
A propósito del alcoholismo la rotal española coram FELICIANO GIL DE LAS
HERAS de 13 diciembre 1983 establece expresamente la relación entre "la asunción de
las cargas matrimoniales y el alcoholismo" (n" 2 ) y aprecia "in casu" que "el alcoholismo
le incapacita para asumir las obligaciones conyugales" (ng5), por lo que califica la nulidad
del matrimonio. Y la rotal española coram el mismo ponente de 30 enero 1990 explicita
con cierta amplitud,junto a la falta de discreción de juicio, la incapacidad para asumir las
obligaciones esenciales del matrimonio que debe ser antecedente, absoluta y perpetua
( n V ) , que puede tener por causa, junto a otras de naturaleza psíquica, "la pésima
costumbre de embriagarse" (n" 8): "no es difícil advertir que el alcohólico crónico no es
capaz de cumplir obligaciones esenciales del matrimonio; las relaciones interpersonales
serán muy difíciles, dadas sus reacciones violentas y su falta de responsabilidad" ( ~ v o ) . ~ ~
La misma sentencia de 30 de enero de 1990 trata de precisar cuales son las obligaciones esenciales del matrimonio que tradicionalmente se han cifrado en los bienes de la
prole, de lafidelidad y del sacramento o indisolubilidad, pero también es cierto, afirma,
que estas obligaciones no se podrán cumplir allí donde no se puede dar una comunidad de
vida y de amor, unas relaciones interpersonales o un bien de los cónyuges. La jurisprudencia rotal romana -sigue diciendo- da diversas explicaciones (cita numerosas sentencias) y termina resumiendo estos tres últimos conceptos en la "entrega mutua como
esposos del hombre y de la mujer" (n" 9).81
4. Relación entre discreción de juicio y capacidad para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio. Conclusión
La toxicodependencia normalmente determina la falta de discreción de juicio así
como la incapacidad de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio. Serán las
circunstancias concretas del caso y las pruebas de los hechos las que aconsejarán al
juez inclinarse por uno u otro capítulo de nulidad. Una rotal española de 13 diciembre
80. La coram PINTO de 30 mayo 1986 sobre incapacidad para asumir por aicoholismo crónico, al resumir
la doctrina sobre esta incapacidad dice que la incapacidad no hace nulo el matrimonio si dentro de un tiemuo
prudente puede sanarse con medios lícitos y ordinarios (subrayado nuestro) porque no se trataría de verdadera
incapacidad ($3, e), y se remite a su artículo "Incapacitas asumendi matrimonii onera in novo CIC", publicado
en Dilexit iustitiam, Studia in honorem A. SABAT'?ANI (Cittá del Vaticano, 1984) 23,24 y 26.
Para la coram CALANTONIO del TRIBUNAL REGIONAL DEL LACIO de 15 diciembre 1992 en la
sintomatología del sujeto drogodependienteno solo se encuentra la carencia de afectividad, por lo cual en su
eventual "elección" le falta la "libertas electionis", sino que también es típica de aquella fa absoluta incapacidad
de instaurar una correcta vida de relacidn (subrayado nuestro) y "a fortiori" aquella "intima comunitas vitae et
amons" (CONC. VAT. 11, Gaudium et Spes, nU8) cual es justamente aquella matrimonial (n96,4).
La incapacidad del drogodependiente para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio será
normalmente absoluta. Habrá que comprobar que es antecedente teniendo en cuenta que la drogodependencia
tiene un proceso largo de evolución. En cuanto a que sea perpetua, es decir, no curable por procedimientos
ordinarios, hay que tener en cuenta que aunque siempre es posible normalmente la rehabilitación del drogadicto,
ello es difícil, costoso y muy lento y que siempre será posibIe la recaída como un peligro no remoto. ANTONIO
PÉREZ RAMOS pone en tela de juicio la posibilidad de una fase intervalar en el drogadicto crónico grave ("La
prueba de nulidad del matrimonio en fase intervalar", en Actas del XI Simposio de Derecho Matrimonial
Canónico (alicante 16-20 Septiembre 1991) sobre Anomalías Psíquicas y Matrimonio (en prensa).
81. Sobre la esencia de esta comunidad de vida conyugal la coram LANVERSIN de marzo 1989 dice que
consiste ya en la integración interpersonal de los cónyuges, ya en la singular y específica relación interpersonal
entre ellos, ya en la mutua y esencial integraciónpsicosexual, que es propia de la comunidad marital, pues siendo
de "toda la vida" necesariamente se extiende a la comunión en la esfera intelectivo-volitivay orgánica o sexual
(n").
1983, coram GIL DE LAS HERAS, pone como criterio en la elección de uno u otro
capítulo, el de la gravedad de la intoxicación (del alcoholismo): "Es también el caso
concreto el que debe ser examinado por los peritos para detectar el grado de gravedad
del alcoholismo si afecta a la discreción de juicio o a la incapacidadpara asumir las
obligaciones conyugales (n"2).
En conclusión, en cuanto a los efectos jurídicos de los estupefacientes, la jurisprudencia rota1 atribuye a la ingestión de drogas o drogodependienciade alguno de los cónyuges
la posibilidad de anular el matrimonip contraído bajo su influencia por incapacidad
psíquica para contraerlo, que encuadra en alguna de las cqusa que enumera el artículo
1Q95del Código:
1) En caso de intoxicación aguda, que impide el acto humano, la jurisprudencia admite
el defecto de uso de razón; 2 ) Por grave defecto de discreción de juicio a causa de grave
lesión de la facultad crítica o afectiva; 3) Por incapacidad de asumir las obligaciones del
matrimonio. Así se expresa la coram STANKIEWICZ de 23 febrero 1990, que cita
diversas sentencias para cada supuesto, ya expuestas más arriba.
La doctrina psiquiátrica y canónica que antecede ha sido puesta de relieve por los
tribunales de la Iglesia, principalmente por el Tribunal de la Rota Romana, con motivo del
pronunciamiento de sentencias resolutivas de casos concretos de asunción de drogas,
planteados sobre la constancia o no de la nulidad del matrimonio por defecto de consentimiento por capítulos ya de falta de razón, ya de defecto de discreción de juicio proporcionado al matrimonio, ya por incapacidad de asumir los derechos y obligaciones esenciales
del matrimonio, por seguir la metodología del canon 1095del vigente Código de 1983. En
ellas la función del juez ha sido la de subsunción del caso del drogadicto con todas sus
circunstancias que bajo la influencia de la droga contrae matrimonio, a la doctrina
psiquiátrica para comprobar hasta qué punto su mente estaba trastornada o su capacidad
de asumir obligaciones debilitaba, así como a la doctrina jurídico-canónica para comprobar su grado de capacidad o incapacidad jurídica para contraer matrimonio y extraer la
oportuna conclusión sobre el "dubium" "an constet de nullitate matrimonii".
Este proceso sigue el "iter" de exposición breve del caso ("species facti"), doctrina
psiquiátrica y principios canónicos ("in iure"), y aplicación al caso concreto planteado,
comprobando mediante declaraciones de las partes y de los testigos y mediante la prueba
de peritos médicos hasta qué punto los anteriores principios concurren en el mismo ("in
facto") para justificar una decisión afirmativa o negativa de la nulidad del matrimonio en
cuestión.
En esta fase de aplicación, decisiva para llegar a una conclusión, también es posible
rastrear algunos principios jurídicos, que exponemos.
l . Atención al caso concreto aunque es posible establecer principios generales sobre la
capacidad del drogadicto
La primera sentencia sobre drogas, la coram JULIEN de 23 febrero 1935 ya plantea
adecuadamente la cuestión aunque toda ella está influida por su rigidez de referir la
incapacidad a sólo la falta de razón: el uso de razón (la capacidad, podríamos decir
nosotros, para abarcar la falta de discreción de juicio o la incapacidad de asumir las
obligaciones esenciales) puede o faltar del todo, como en los perfectamente ebrios, o sólo
disminuirse en parte, de tal modo que reste sin embargo la discreción requerida para
contraer válidamente. Pertenece al juez estimar si en su caso determinado faltó toda la
deliberación debida o permaneció luz suficiente del intelecto y de la voluntad, y aunque
no se trate de amencia propiamente dicha, para cuyo diagnóstico ayuda la ley y la
aportación de los peritos, el juez prudentemente puede discernir, segzín las conclusiones
de los peritos sobre la naturaleza y gravedad de los factores que se aducen, que el
contrayente po tuvo en el acto de la celebración suficiente uso de razón... (n%).
Después de examinar los diversos efectos del morfinismo en el campo intelectual, de
gran rigor pero inaceptables para la ciencia psiquiátrica según vimos, la coram WYNEM
de 27 de febrero 1937 saca la conclusión, sólo en parte admisible, de que: "como desde los
principios generales nada pueda establecerse sobre un caso determinado, es necesario
someter cada caso a un 'delicado' examen" (nP8). Esta última necesidad es evidente,
pero con todo pueden elaborarse principios generales de los que deducir conclusiones
para el caso concreto. No son aspectos incompatible^.^'
Esta atención al caso concreto está en relación y viene justificada por el resto de
consideraciones que siguen.
2. Atención a las circunstancias del caso
El caso planteado se identifica por los elementos subjetivos y objetivos concurrentes o
circunstancias, que a lo que aquí interesa, son principalmente las circunstanciasobjetivas
de enfermedad o clase de droga y su gradación y evolución; ocasión de la asunción de la
droga, ya ocasional, ya habitual o crónica produciendo drogodependencia; tiempo de la
asunción y de sus efectos, que para anular el matrimonio debe ser persistente durante su
celebración. Y circunstancias subjetivas: condición psicológica del sujeto que asume la
droga y su posible condición psicopática.
El juez, dice la coram POMPEDDA de 16 diciembre 1970 sobre psicofármacos,
debe atender principalmente a todas las circunstancias de cada caso, tal como demuestran las actas procesales, y en especial al modo de comportarse antes y después
de celebrado el matrimonio de cuyo consentimiento se trate, ni ha de olvidar que el
estado de enfermedad en ocasiones puede proceder de diversas causas concomitantes
y producir grave obnubilación de la conciencia; en primer lugar sin embargo se han de
oír los médicos, principalmente aquellos que tuvieron ante sí la persona en las horas o
días de la celebración del matrimonio especialmente en los precedentes o subsiguientes (n").
82. Por supuesto estamos de acuerdo con LOURDES RUANO ESPINA cuando dice que no es posible
extraer conclusiones rigurosas y taxativas sobre los efectos que cada anomalía produce en orden a determinar la
capacidad del sujeto afectado, de forma que a partir del examen pericia1 del mismo se le atribuya la etiqueta de
un síndrome determinado y automáticamentepueda determinarse definitivamente su capacidad o incapacidad
(Principales psicosis: su incidencia en la capacidad para contraer válidamente matrimonio canónico, Revista
Española de Derecho Canónico, 45.124 (1988), 124. Porque en definitiva la realidad muestra una vaciedad de
casos ilimitada y será el juez el que deberá apreciar todas las circunstancias concurrentes en cada caso, que es
singular siempre.
a) Clase de droga asumida y el proceso de su evolución o gradación. Asunción simultánea
de diversas drogas
Aunque hay efectos comunes a todas las drogas, cada una de ellas los tiene peculiares,
o al menos las pertenecientes a la misma familia. La drogodependencia (el morfinismo, el
alcoholismo crónico, etc.) tiene una evolución, unos estadios de gravedad diversa y
normalmente creciente conocidos psiquiátricamente por los que pasa el drogadicto. Es
preciso que el juez conozca el grado de esta evolución. Historicidad que da sobre todo en
el drogodependientepropiamente dicho, aunque toda enfermedad, aun la ocasional, tiene
un proceso más o menos largo.
La coram SABATTANI de 24 febrero 1961 sobre alcoholismo crónico como posible
falta de discreción de juicio (nV2) plantea la cuestión del grado de esta debilidad mental
(está influida por el canon 2201 del Código de 1917), que se ha de determinar al tiempo
del matrimonio, y establece cinco criterios para que el juez pueda deducir su juicio
práctico: antigüedad del proceso tóxico; gravedad del proceso tóxico (temblores y sacudidas intensas e irregulares, agitación psicomotriz, propósito o intento de suicidio, estado
confusional, etc.); internamiento en centros de salud mental; síntomas muy cualificados
de amencia; anestesia moral (n"2, C). Examinando estos criterios no será difícil al juez
sacar de las circunstancias del caso particular suficientes elementos para determinar el
grado de esta enfermedad mental y por lo tanto de la suficiente o no discreción de juicio
para contraer (nV2, D), y da reglas según el número de aquellos criterios que concurren
para deducir plena prueba, presunción o grave indicio del defecto de discreción de juicio
( n q 3 ) . Reproduce estos criterios la coram PALAZZINI, de 17 de mayo 1972 sobre
alcoholismo (n% y 7).
A la asunción simultánea de diversas drogas opluritoxicodependencia se ha referido la
coram 'POMPEDDA de 16 diciembre 1970 (n")
antes citada, así como la coram
COLAGIOVANNI de 2 mayo 1984: consta que en estos años se ha de hablar de "polito
sicodependencia" porque los adictos a las drogas toman al mismo tiempo diversas sustancias que reciben el nombre genérico de drogas, con diversos efectos que se acumulan, ya
deprimentes del ánimo, ya estimulantes del mismo, produciéndose un complejo estado
psicofísico que de una parte excita el sistema central de los nervios y de otra parte deprime
la personalidad (n", e).
b) Ocasión de la asunción de drogas
Aunque lo decisivo es averiguar si hubo incapacidad en el momento de contraer
cualquiera que sea su causa, sin embargo es muy importante para averiguar esta incapacidad observar si se trata de una privación transitoria de facultades aunque aguda (intoxicación aguda, alcoholismo agudo) por ingestión ocasional de drogas, o de privación permanente por efecto de la drogodependencia propiamente dicha.
La coram JULIEN de 23 febrero 1935 primera sobre drogas y cuya doctrina en
otros aspectos está hoy superada, afirma: por lo cual el que en el acto de la celebración
del matrimonio no goza de uso de razón, no puede contraer válidamente, cualquiera
que sea la causa por la que la mente está impedida; por consiguiente no sólo por la
amencia habitual (la sentencia exige ésta para que se invalide el consentimiento) sino
también por defecto actual de uso de razón, como sucede a los que antes de la
celebración del matrimonio usan en exceso de bebidas alcohólicas, o morfina, opio u
otros fármacos, nocivos por el uso por los cuales debido a la excesiva excitación o
estupor se produce embriaguez o estado durante el que desaparece durante algún
tiempo el uso de razón (n").
Doctrina ésta sin duda sólida en su formulación general, que otra sentencia posterior,
la coram POMPEDDA de 16 de diciembre 1970, no puede sino confirmar; por lo que hace
a la advertencia del entendimiento, es evidente que puede faltar en uno o los dos
contrayentes ya por defecto habitual ya como condición transeúnte o actual en el
momento de expresar el consentimiento. En uno y otro caso se impide el acto humano y
por lo tanto no puede surgir el consentimiento, y cita a WERNZ-VIDAL-AGUIRRE.
Entre las causas que impiden temporalmente el uso de razón ... están ya la embriaguez, ya
el sueño y la hipnosis, ya ciertos estados de enfermedad producidos por el abuso de las
substancias estupefacientes (n").
c) Momento de la asunción de drogas y de sus efectos, que deben coincidir con la
celebración del matrimonio. No se trata de imputabilidad penal
Estamos en presencia de falta de discreción de juicio o de capacidad para asumir las
obligaciones esenciales del matrimonio y es necesario por su propia naturaleza que esta
incapacidad se dé en el momento de contraer matrimonio. Así lo ponen de relieve
expresamente las coram JULLIEN y POMPEDDA citadas en la letra anterior, e implfcitamente se deduce de todas las sentencias sobre toxicomanías o alcoholismo. Ello hay que
recordarlo cuando recientemente se desdoblan las causas de incapacidad para contraer
matrimonio desde la carencia de uso de razón hasta la falta de discreción de juicio y
especialmente hasta la incapacidad para asumir, que aunque referida por su objeto al
matrimonio "in facto esse", obligaciones y cargas del matrimonio, se refiere a un caso de
'incapacidad para contraer que 1ógicamente.debeproducirse en el momento de la celebración para que produzca su nulidad. A esta circunstancia hace referencia constante la
jurispmdencia r~tal.'~
A este propósito la coram JULLIEN de 23 febrero 1935 se plantea la cuestión de que
el contribuyente ebrio o demente al contraer, tuvo en tiempo de salud mental la voluntad
de contraer esponsales o matrimonio. Y lo resuelve entendiendo que tal acto de contraer
no sería acto humano al faltar la inteligencia y voluntad. Además pone el tema en relación
con la imputabilidad penal: no se trata aquf de la imputabilidad del delito que alguien
realizó no siendo responsable de si por causa puesta por el mismo con anterioridad, sino
de palabras o mejor de sonidos que quien no es responsable de sí expresa en el acto de la
~elebración.'~
83. Recordemos solo la coram PINTO de 30 de mayo 1985 sobre incapacidad para asumir por embriaguez
alcohólica cuando resume la doctrina sobre el número 3 del canon 1095: la incapacidad debe existir en el
momento de la prestación del consentimiento, del que nace el vfnculo. No obsta a la validez la incapacidad
subsiguiente, a no ser que provenga por ejemplo de una perturbación de la personalidad o de una depravada
costumbre ya adquirida (n",d). Puede verse también la coram CALANTONIO del TRIBUNAL REGIONAL
DEL LACIO de 15 diciembre de 1982 (nV3).
84. La coram CALANTONIO citada en nota anterior afirma que no es válida la voluntad habitual
matrimonial manifestada antes por el contrayente pues "el contrayente, siendo al mismo tiempo el ministro del
sacramento, debe poner un acto humano (SRRDcoram MANUCCI de 28 enero 1929) actual y especifico (Cf. ng
13)" (nV8).
d) Condición psíquica y circunstancias de quien ingiere las drogas
Sabemos que las drogas producen reacciones diversas en intensidad según la condición
psíquica del sujeto y las circunstancias en que se encuentra. Y de lo que se trata es de
averiguar si "hic et nunc" un determinado narcodependienteque ingirió ocasionalmente o
habitualmente drogas, actuó con capacidad consensual. La jurisprudencia hace referencia
con frecuencia a que los efectos de la droga se acentúan cuando se une a aquella una
personalidad psicopática o inmadura psicológicamente (sentencia coram DI FELICE de 9
junio 1973, n"). Las psicosis alcohólicas, dice, se manifiestan sobre todo en los neuropáticos constitucionales... el recurso al alcohol demuestra la pobreza de recursos personales
del sujeto. El perito, apreciando en el caso las circunstancias que coartan la persona del
varón (limitaciones culturales, muerte del padre, carencias ambientales, falta de estímulos), observa que "de todo ello surge una personalidad débil, acrítica, abúlica, poco
estructurada, inmadura e infantil''. Otro perito asegura que encuentra la causa del estado
de enfermedad del demandado en "una marcada condición de inmadurez de base" (n"3).
En la coram CALAGIOVANNI de 8 mayo 1984, la pericia pone de manifiesto que la
inmadurez psíquica afectaba parcialmente a la capacidad de entender y querer de la actora
y que a esta inmadurez se añadió la adicción de la droga heroína de tal forma que
permaneció excluída gravemente la capacidad de entender y de querer (II"~).'~
3. Prueba de la pericia y la función del juez
Hay una consecuencia lógica entre la necesidad de que el juez atienda a cada caso
porque el uso de razón, la discreción de juicio y la capacidad de asumir obligaciones
admiten una gradación, con la ayuda de las conclusiones de los peritos acerca de la
naturaleza y gravedad de la enfermedad consecuencia de la ingestión de drogas, por una
parte, y la advertencia última del juego de estas pericias con la función del juez: este, dirá
la coram JULLIEN de 23 febrero 1935, no está obligado a atenerse a las conclusiones de
los peritos, sino que debe ponderarlas con diligencia, por lo cual, constándole la ciencia y
probidad de los peritos, verá si los hechos en que se apoyan están jurídicamente probados,
e igualmente si se ha dado según la lógica, y por último si responden a tales conclusiones
todas las cuestiones de la causa (cc. 1794 y 1804, n" 6). Quizás quería decir con más
precisión que la prueba pericia1 puede aportar la causa de índole psíquica, y la imposibilidad de asumir es de la competencia judicial en cada caso.86Es la misma idea expresada
por JUAN PABLO 11 en su discurso a la ROTA ROMANA de 5 de febrero de 1987: el
juez no puede pretender del perito un juicio acerca de la nulidad del matrimonio, ni
sentirse obligado por éste. La valoración acerca de la nulidad del matrimonio corresponde
únicamente al juez."
85. Es determinante la particular disposición de la personalidad (sentenciacorarn CALANTONIO, citada en
nota 83).
86. Cf. JAVIER HERVADA. Del matrimonio, comentario al canon 1095, Código de Derecho Canónico
(Pamplona, 1987). Muy centrada me parece la coram CALANTONIO, citada en nota 83, cuando dice que el juez
debe acomodarse a las aportaciones de los psiquiatras y psicólogos, aunque no está necesariamente ligado a ellas
siempre que se trate de objeto de su directa competencia y mientras los peritos no excedan los limites de su
ciencia (n" 32).
87. Cf. n", Ius Canonicum 27.54 (1987) 596. Sobre orientaciones del magisterio pontificio en tomo a la
función del juez eclesiástico y valor de la pericia ver: V.J. SUBIRA GARC~AOrientaciones del magisterio
Será preciso probar el hecho de la asunción de drogas determinadas, el grado de
evolución de la enfermedad, si es ocasional o crónica, que sus efectos coinciden con la
celebración del matrimonio. Así se observa en el "in facto" de las sentencias.
4. Posible encuadramiento entre los capítulos de nulidad por defecto de capacidad
psicológica del canon 1095 y consiguiente decisión en sentido afirmativo o negativo de la
nulidad
Es evidente que el Código no regula expresamente los efectos de incapacidad para
contraer derivados de la asunción de drogas, como no los regulaba en su redacción de
1917 respecto a diversas enfermedades, pues tan solo se refería en su canon 2201 a tres
grandes bloques de enfermedades mentales a efectos de la imputabilidad: locura habitual,
debilidad de la mente, transtorno mental transitorio, con ausencia de toda referencia a las
posibles causas jurídicas de incapacidad consensual para el matrimonio. Conocemos la
evolución doctrinal y codicial del actual canon 1095 relativo a la incapacidad psicológica
para contraer matrimonio hasta concretarse las tres causas actuales de: a) carencia de
suficiente uso de razón; b) grave defecto de discreción de juicio; c) imposibilidad de
asumir las obligaciones esenciales del matrimonio. Son causas de naturaleza jurídica con
origen en las más diversas causas de alteración psicológica, entre ellas las enfermedades
mentales y los transtornos psicológicos (enfermedades también) consecuencia de la
ingestión de drogas.
La operación decisiva del juez será encuadrar el caso concreto planteado entre estas
tres posibles causas de incapacidad jurídica para contraer." En principio la asunción de
drogas, ocasional o crónica (drogadicción), puede dar lugar a cualquiera de ellas, pero en
términos de generalidad podría decirse que la intoxicación ocasional aguda en su momento álgido llevaría aparejada la privación del uso de razón; la drogodependencia propiamente dicha como estado crónico de esclavitud a la droga, incluido el alcohol, llevaría
consigo una falta de discreción de juicio proporcionada al matrirn~nio;~~
esta misma
drogodependencia con su inestabilidad psíquica implicará normalmente en el plano jurídico incapacidad para asumir las cargas y derechos matrimoniales, y podrá apreciarse esta
incapacidad como causa de nulidad del matrimonio si no lo fuera ya por falta de discrepontificio sobre la aplicación de la psicología en las causas de nulidad matrimonial, Curso de Derecho
Matrimonial y Procesal candnico para profesionales del foro (IX), (Salamanca, 1990), 158; SANTIAGO
PANIZO ORALLO, La capacidad psíquica necesaria para el matrimonio, REDC 44.123 (1987) 441-470; y
FEDERICO R. AZNAR GIL, Las causas de nulidad matrimonial por incapacidad psíquica (c. 1095,3) según!a
jurisprudencia rotal, Ibfdem, pp. 471-505. Sobre la valoración de la pericia por el juez eclesiástico puede verse
J.J. GARC~AFAILDE, Laprueba procesal de la incapacidad psíquica matrimonial, Ibfdem, pp. 507 SS.
88. Ante la dificultad de estimar el grado de enfermedad de los alcohólicos, la equitativa estimulación
judicial, con la ayuda del dictamen de los peritos, debe responder a la cuestión: si como consecuencia de la
afección alcohólica existente al tiempo de las nupcias, verdaderamente faltaron ya todas lasfacultades mentales
requeridas para expresar el consentimiento (cf. canon 1095, n q ) , ya el juicio crítico y la voluntad requeridas
para expresar el consentimiento (cf. canon 1095 ne 2), ya las condiciones psico-físicas necesarias para asumir las
obligaciones matrimoniales (cf. canon 1095, n") de tal forma que el contrayente no pueda consentir en la
comunión de vida y amor (sentencia coram DE LANVERSIN de marzo 1989, np 16).
89. Lo que se afirma en el texto en términos de generosidad no obsta a que en el proceso de la intoxicación
aguda se dé una fase en que faite la discreción de juicio y la facultad de asumir sin pérdida total del uso de razón;
y que el proceso de la intoxicación crónica o drogodependencia lleve a una fase aguda de falta total de uso de
razón.
ción de juicio o no se hubiera probado ésta. Hasta ahora en la mayoría de las sentencias
sobre drogadicción (o alcoholismo crónico) se aprecia incapacidad por falta de discreción
de juicio, pero van apareciendo sentencias sobre alcoholismo crónico o sobre drogodependencia en que se aprecia incapacidad para asumir las obligaciones esenciales del
matrimonio.
La decisión afirmativa de la nulidad, cuando se trata de intoxicación crónica, suele
llevar aparejada la prohibición de ulteriores nupcias sin permiso del obispo, porque se
trata de incapacidad permanente, aunque curable, y absoluta.
VIII. CONSIDERACIONES FINALES
1. La consecuencia más relevante al terminar el análisis de las aportaciones de la
jurisprudencia rota1 al consentimiento matrimonial de los drogadictos debe ser la del
reconocimiento del esfuerzo realizado por la Rota Romana y la española para analizar las
consecuencias jurídicas en orden a la validez del matrimonio de la incapacidad psicológica de los contrayentes, derivadas entre otras causas psicopatológicas de alteración de las
facultades intelectivas y volitivas del hombre, de la drogodependencia como estado
habitual producto de la ingestión de drogas, estupefacientes o tóxicos.
No existiendo una referencia expresa a las consecuencias de la ingestión de drogas en
el Código de Derecho Canónico como a ninguna otra enfermedad, este proceso ha ido
unido a la evolución general de la jurisprudencia en torno a las causas jurídicas de
incapacidad psicológica para el matrimonio del canon 1095 en su novedosa formulación
de 1983, aunque la no excesiva jurisprudencia sobre drogadicción ha ido realizando un
esfuerzo adicional para su aplicación a estos casos peculiares.
2. Otra consideración es la apreciación de la especial dificultad de la tarea judicial
- d e l intérprete- en estos procesos. En síntesis esta tarea es la de conciliar verdad con
equidad.90
Muchas veces el juez, sopesados los principios canónicos y las aportaciones de la
ciencia psiquiátrica y psicológica, y vistas las circunstancias del caso y su prueba pericial,
dudará sobre el lugar exacto de la verdad jurídica dada la dificultad de establecer el límite
entre normalidad y psicopatología. En esta búsqueda le servirán de guía aquellos dos
faros, la justicia y la consideración del hombre.
En el plano jurídico tendrá el juez cuidado de no transformar cualquier leve patología
que no afecta a la sustancial libertad humana, cualquier tensión o dificultad, en prueba de
incapacidad del contrayente, porque no es lo mismo dificultad que incapacidad y porque
el matrimonio, la donación recíproca que significa, sólo es posible a través de esfuerzo,
renuncia y sacrificio, como ha reconocido JUAN PABLO II.91 Sin que esta advertencia
pueda entenderse en sentido restrictivo y menos derogatorio del canon 1095.~'
90. Cf. FERNANDO LOZA, Ministerio de verdad y caridad (Comentario de un juez eclesiástico al discurso
del Papa a la S. Rota Romana, 15-11-1987), Ius canonicum 25,54 (1987) 616.
91. Cf. JUAN PABLO 11, Discurso a la R.R. de 5-11-1987, IBÍDEM, p. 593-598.
92. FERNANDO LOZA, op. cit. en nota 90, p. 510
Por otro lado, en línea con la visión personalista del matrimonio del Concilio Vaticano
11, la caridad y la equidad obligarán al juez a no olvidar que el drogadicto es una persona
enferma, una persona desgraciada que sufre, y que por otra parte su consorte es totalmente
"inocente" del proceso que aquel voluntariamente inició, y que las alteraciones psíquicas
producidas por la toxicodependencia, la asocialidad del drogodependiente y su falta de
capacidad para una proyección de futuro significan, aun en los casos sin extrema gravedad, el polo opuesto a la capacidad requerida para realizar la comunión de vida y amor,
perpetua y exclusiva, que es el matrimonio. Sin que todo ello pueda hacer -producto de
un fácil pietismo- de la declaración de nulidad una vía fácil para la solución de los
fracasos matrimoniales bajo el pretexto de inmadurez psíquica de los contrayentes.
3. Por último será preciso concluir que no está dicha la última palabra sobre los efectos
psicológicos y psiquiátricos de la droga; no han cesado las investigaciones de la ciencia
psicológica y psiqiátrica para conocer mejor el alma humana. Y la doctrina canónica y
jurisprudencia1 a la zaga de aquellas investigaciones, sin olvidar sus propios postulados,
no ha llegado a límites insuperables sobre la incapacidad matrimonial, aunque se cuenta
ya con el bagaje jurídico suficiente como para afrontar los casos de matrimonio contraído
bajo la influencia de la droga con posibilidad de acierto y equidad en la decisión.
El balance de lo realizado, altamente positivo, puede ser punto de partida para ulteriores avances. No sería tiempo perdido el dedicado a conocer con más profundidad la psique
del drogadicto y a solucionar en justicia y caridad +n difícil equilibrio- sus problemas
matrimoniales.
4. Este esfuerzo de la jurisprudencia y doctrina canónicas se inscribe en la tarea eclesial
a favor del enfermo drogadicto y se comparte en el campo del Derecho pues, al buscar la
verdad jurídica sobre su capacidad o incapacidad psicológica para contraer, ayuda a aquél
a liberarse de cargas demasiado onerosas -como la del matrimonio- para su condición
de inestabilidad, angustia, miedo o alucinación. Junto a su labor asistencia1 y de rehabilitación del drogadicto, la Iglesia hace realidad en el ámbito del Derecho matrimonial su
preocupación por el hombre que es desde el Concilio Vaticano 11 línea básica de su
actuación.
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