La formación de los profesores implicados en la Pedagogía

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LA FORMACIÓN DE LOS PROFESIONALES IMPLICADOS
EN LA PEDAGOGÍA HOSPITALARIA
Mª Cruz Molina ([email protected]), Verônica Violant ([email protected])
Universidad de Barcelona- España
Resumen
El presente artículo plantea la formación de los profesionales implicados en la Pedagogía
hospitalaria desde los nuevos retos en la atención asistencial, educativa y lúdica a la
persona con enfermedad y su familia. Retos que plantean la evolución del discurso de la
Pedagogía hospitalaria, como consecuencia de los cambios en los modelos asistenciales, en
los modelos educativos, en la realidad social y en las necesidades de la persona con
enfermedad. Desde esta perspectiva se plantean las funciones y las competencias de los
distintos perfiles profesionales, desde una acción conjunta y articulada en equipos
pedagógicos.
Palabras clave: pedagogía hospitalaria, profesionales de la pedagogía hospitalaria,
competencias, equipos pedagógicos.
Abstract
The present article poses the formation of the professionals involved in Hospital Pedagogy
from the new arisen challenges in the healthcare, educative and recreational attention to the
person with an illness and its family. Challenges that pose the evolution of the discourse of
the hospital pedagogy, as a result of the changes in the healthcare models, in the educative
models, in the social reality and in the needs of the person with an illness. From this
perspective, the functions and skills in different professional profiles are considered from a
joint and articulated action in pedagogic teams.
Key words: Hospital pedagogy, Professionals of the Hospital pedagogy, skills,
competence, pedagogic teams.
Evolución de la pedagogía hospitalaria
La pedagogía hospitalaria, tal como se concibe en la actualidad se desarrolla mediante la
acción de profesionales de diferentes disciplinas, cuyas funciones se articulan para alcanzar
un objetivo común que es el bienestar y la calidad de vida de las personas hospitalizadas.
1
Su perfil profesional sigue una evolución paralela a la del propio concepto de pedagogía
hospitalaria. En la actualidad hablar de pedagogía hospitalaria es hablar de la persona con
enfermedad, (recién nacido, infancia, adolescencia y adultos) de hospitalización,
(ginecología y obstetricia, neonatología, pediatría, especialidades, hospital de día,
urgencias, zonas quirúrgicas, aula hospitalaria, espacios lúdicos…) de atención educativa
domiciliaria, (padres, hermanos, cuidadores, profesionales…) de escuela, (maestros,
tutores, iguales, inclusión…) de desarrollo evolutivo, de necesidades educativas
especiales, de impacto, de profesionales, de trabajo en red, de servicios de apoyo, de
metodología de programas, de recursos…
Desde esta perspectiva entendemos la Pedagogía hospitalaria como: “La acción pedagógica
que se desarrolla durante los procesos de enfermedad, para dar respuesta a las necesidades
biopsicosociales derivadas de dicha situación con el fin de mejorar el bienestar y la calidad
de vida, garantizando los derechos de la persona con relación a la función educativa”
(Violant, Molina, Pastor, 2009)
Este nuevo discurso es consecuencia de los cambios que se han ido produciendo en el
modelo asistencial, en las realidades sociales, en los modelos educativos y en las
necesidades de la persona con enfermedad (figura 1) (Violant y Molina, 2009, en prensa).
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- Sociedad cada vez más plural
- Mayor acceso a la información
- Desarrollo rápido de las tecnologías de la comunicación y
la información
- Mayor conciencia social sobre la salud
- Diferentes problemáticas de salud
- Cambios en la conciencia respecto a la salud pública
- Centrado en las competencias
- Basado en el aprendizaje
- Activo y Participativo
- Cooperativo
- Trabajo en redes
- Basado en diversos lenguajes de
comunicación
Realidad
social
Modelo
educativo
Enfoque
asistencial
- Mayores posibilidades de curación
- Aumento de las enfermedades crónicas
- Reducción de la mortalidad
- Reducción de la estancia media hospitalaria
- Mejora de la calidad de vida en las
enfermedades crónicas
- Modelo de salud centrado en la salud y no sólo
en la enfermedad
- Modelo centrado en una idea de atención
integral
Necesidades
en la persona
con enfermedad
- Necesidad asistenciales (niños que antes no
eran viables ahora pueden sobrevivir…)
- Necesidades psicoemocionales (sentirse
acompañado…)
- Necesidades sociales (relaciones con la
familia nuclear y extensa)
- Necesidades educativas y lúdicas (desde lo
curricular, promoción de la salud y
prevención, información…)
Figura 1 “Cambios que conducen a la evolución del concepto de pedagogía hospitalaria”
Los profesionales implicados
La formación universitaria está viviendo un momento de importantes cambios
especialmente en la Unión Europea, que han comportado y siguen comportando enormes
esfuerzos y procesos de consenso para redefinir los perfiles profesionales que deberán dar
respuesta a las necesidades educativas en constante evolución. Fruto de esta reflexión y
trabajo, y con el fin de especificar la formación básica y continuada que debe desarrollarse
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para estos profesionales, las nuevas tendencias de los ámbitos académicos a nivel
internacional definen los perfiles en términos de competencias, en los planes de estudio de
todas las universidades.
Al revisar dichos planes de estudio universitarios, no se observa ninguna carrera específica
en pedagogía hospitalaria, sino que, o bien forma parte de la formación básica de algunas
titulaciones de educación en algunas universidades, como asignatura optativa o como parte
del temario de una asignatura relacionada con la educación para la salud, o bien se ofrece
como formación postgraduada. Sin embargo, la definición de los perfiles profesionales en
educación, contempla competencias y funciones relacionadas con la pedagogía
hospitalaria. Ante este hecho se nos plantean algunos interrogantes para la reflexión:
¿Debe existir una especialidad en pedagogía hospitalaria? ¿La formación en pedagogía
hospitalaria debe estar presente en todos los títulos relacionados con la educación, la
psicología y la medicina? ¿Podemos hablar de un solo perfil profesional? Aunque no es un
debate nuevo, conviene repensar el perfil y las competencias que deben adquirir el o los
profesionales implicados, basándonos en la propia realidad del trabajo con personas que
presentan enfermedad crónica o de larga duración (niños, adolescentes o adultos), ya sea
en el hospital, en el domicilio o en el entorno escolar.
El profesional de la pedagogía hospitalaria es contemplado por Ortiz (1999), como aquel
que “debe afrontar la compleja problemática derivada de la situación de enfermedad en sí
misma y en relación a los familiares y otros profesionales”. Esta perspectiva conlleva
necesariamente a un trabajo en equipo pedagógico transdisciplinar formado por los
diferentes profesionales de la educación y la salud que participen en cada caso.
El equipo pedagógico transdisciplinar, efectivamente, es el que garantizará la atención
integral que requiere dicha complejidad, derivada de los factores biológicos, psicológicos y
sociales que intervienen de forma articulada dando como resultado una evolución del
estado de salud y una vivencia de la enfermedad diferente según como se afronte desde los
profesionales, la familia y el propio paciente. La formación en pedagogía hospitalaria
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puede aportar elementos competenciales que contribuirán a vincular y articular como un
eje vertebrador a los profesionales implicados en la atención al paciente hospitalizado o
convaleciente, formados desde su especificidad, pero preparados para trabajar
conjuntamente (profesionales docentes, de la pedagogía, psicología, educación social, y
sanitarios fundamentalmente). De este modo, se contribuye al trabajo integral e integrado
y a una mayor comprensión y valoración de lo que hace el otro profesional de diferente
disciplina. A continuación, especificamos algunas competencias y funciones de los
profesionales mayormente implicados en la pedagogía hospitalaria, a rasgos generales,
pues hay que tener en cuenta que puede diferir en cada contexto.
Respecto al/a la docente, se trata de un profesional cuya función dirigida a niños, niñas o
adolescentes se puede desarrollar en el hospital, desde los diferentes espacios (aula o
escuela, habitación, sala de hospitalización, cámara de aislamiento y otros espacios donde
se encuentre el niño o adolescente); en el domicilio familiar (en algunos contextos en las
escuelas domiciliarias); o en la escuela de referencia. Gil (2000) define tres perfiles
competenciales que considera de especial importancia: el de la comunicación (expresión
oral y escrita, comunicación no verbal, saber escuchar); el del aprendizaje polivalente,
multifuncional o interdisciplinar (manejo de la información y comunicación tecnológica);
el de la educación emocional (gestión de sentimientos). En el estado español, puede
acceder al contexto hospitalario cualquier docente, cuyo procedimiento varía según las
Comunidades Autónomas. Generalmente se produce mediante “concurso de traslado” o
“comisión de servicios”1. Aunque el Ministerio de Educación de España no define un perfil
específico, aconseja que los profesores cumplan un mínimo de exigencias, como: “Ser
abiertos, de trato afable y dialogantes; Tener una amplia formación académica y
profesional; Conocer muy bien la psicología tanto del niño como de las personas mayores;
Controlar muy bien las emociones, pues ello ayudará a mantener en los demás un espíritu
confiado; Saber escuchar, ya que en gran medida el maestro se convierte en psicólogo de
niños y mayores”. En las diferentes Comunidades Autónomas españolas, el profesorado
que ingresa tanto en los servicios de atención educativa domiciliaria como en la
1
Para mayor información: http://www.isftic.mepsyd.es/w3/recursos2/atencion_diversidad/05_10g.htm
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hospitalaria, recibe formación específica en aspectos relacionados con la intervención en el
ámbito hospitalario y domiciliario, con los procesos de adaptación alas enfermedades
crónicas, con los aspectos psicológicos, con las patologías psiquiátricas y con los recursos
informáticos, entre otros contenidos.
Al o la pedagogo/a, se le atribuyen funciones complementarias a las del docente, que
representan un elemento fundamental para el buen desarrollo de la intervención directa con
las personas enfermas y contribuyen a la mejora de la calidad profesional. Desarrolla
funciones relacionadas con el diseño y la evaluación de los programas educativos, así
como en la coordinación y formación de los equipos. El libro blanco que define el título de
Grado de pedagogía en España (2005), especifica las siguientes competencias: Análisis de
las situaciones educativas en diferentes contextos formativos; Diseño de programas,
acciones y proyectos adaptados a los contextos analizados y Seguimiento y evaluación de
los programas, acciones y proyectos diseñados e implementados para cada contexto
educativo. En el contexto socioeducativo, contempla el ámbito de la salud como uno de los
más significativos. Contempla de forma específica el aula hospitalaria como un contexto
de actuación educativa, en el que especifica las siguientes tareas: 1) valoración
psicopedagógica de niños internados en los hospitales; 2) planificación y adecuación del
currículum; 3) diseño de materiales de apoyo; 4) elaboración de programas
individualizados y 5) pautas de intervención para padres. Por otro lado aporta elementos
didácticos y de formación permanente de los profesionales desde su disciplina. Algunas
Universidades incorporan en los planes de estudio de Pedagogía asignaturas o materias
relacionadas con la pedagogía hospitalaria, aunque no existe un acceso específico para
desarrollar su función en el contexto hospitalario desde la administración pública
educativa.
Otro profesional implicado de gran relevancia es el o la psicólogo/a, que debe atender los
aspectos emocionales y de afrontamiento de la enfermedad. Sirve de apoyo al paciente y
familia, así como de acompañamiento en las situaciones de especial dificultad o de duelo.
Cada vez son más los hospitales que cuentan con el trabajo de este profesional integrado en
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el equipo de salud. Sin embargo, en la atención domiciliaria educativa no está prevista su
función de forma específica. Martínez y Barreto (2003) destacan las habilidades
relacionadas fundamentalmente con la comunicación para el desarrollo de las siguientes
funciones: transmisión adecuada de información de la enfermedad y los tratamientos,
plasmación de preocupaciones y dudas que el enfermo tiene sobre la enfermedad y el
tratamiento, conocimiento de las expectativas del paciente acerca del tratamiento y
creación de expectativas de éxito.
Respecto al/ a la educador/a social, profesional de la intervención socioeducativa, que
trabaja para la inserción social de la población en riesgo, tiene un papel importante y
reconocido en los hospitales de día para adolescentes en el territorio español, recurso
asistencial donde se atiende a los adolescentes con patologías mentales que no pueden ser
tratadas en medios ambulatorios. Se trata de una hospitalización parcial, que permite
mantener los vínculos familiares y sociales. Bolarín (2004), define el rol de este
profesional “crucial para favorecer y propiciar la detección de problemas sociales que
afectan a los pacientes y a su reeducación mediante una relación de confianza y la
promoción de cambios y mejoras en la coordinación con los recursos existentes para la
reinserción social de estos niños y adolescentes con problemas”. En el libro blanco que
define el título de Grado de Educación Social en España (2005), no se contempla de forma
explícita como ámbito de intervención, el de la pedagogía hospitalaria, aunque
consideramos que representaría un avance importante incorporar en este contexto al
educador social como parte del equipo pedagógico. Las largas hospitalizaciones pueden
representar por ellas mismas un riesgo social que desde la educación social se puede dar
respuesta mediante las siguientes tareas, propias de la profesión: actividades educativas y
de apoyo psicosocial, talleres formativos, lúdicos y de tiempo libre; educación de hábitos
en entrenamiento en habilidades de autonomía personal.
Respecto a los profesionales sanitarios, aunque no tengan directamente asignadas
funciones pedagógicas en su práctica asistencial, su acción conlleva en si misma acciones
pedagógicas en su relación con el/la paciente y la familia, tal como se contempla en las
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leyes que regulan las reformas sanitarias. Desde nuestro punto de vista, consideramos
importante que también adquiera un saber relacionado con la pedagogía hospitalaria para
poder articular mejor su acción sanitaria, con la psicológica y educativa de los
profesionales no sanitarios pero con los que también forma equipo y con el voluntariado
qui ejerce un importante papel en la pedagogía hospitalaria.
La formación en Pedagogía Hospitalaria
La acción pedagógica está presente en todos los circuitos de la atención integral (hospital,
escuela y domicilio) de manera que contribuyen al bienestar social y a la calidad de vida.
Es importante garantizar la profesionalización desde la formación básica y continuada con
el fin de dar respuesta a las necesidades emergentes.
En la actualidad, las universidades no ofrecen ninguna titulación específica en pedagogía
hospitalaria, sino que, o bien forma parte de la formación básica de algunas carreras de
educación en algunas universidades, como asignatura optativa o como parte del temario de
una asignatura relacionada con la educación para la salud, o bien se ofrece como formación
postgraduada. Sin embargo, se observa que, al definir los perfiles profesionales en
educación, se contemplan competencias y funciones relacionadas con la pedagogía
hospitalaria. Ante este hecho se nos plantean algunos interrogantes para la reflexión:
¿Debe existir una especialidad en pedagogía hospitalaria? ¿La formación en pedagogía
hospitalaria debe estar presente en todos los títulos relacionados con la educación, la
psicología y la medicina? ¿Podemos hablar de un solo perfil profesional? Aunque no es un
debate nuevo, conviene repensar el perfil y las competencias que deben adquirir el o los
profesionales implicados, basándonos en la propia realidad del trabajo con personas que
presentan enfermedad crónica o de larga duración (niños, adolescentes o adultos), ya sea
en el hospital, en el domicilio o en el entorno escolar.
En este momento se están produciendo cambios importantes en los procesos formativos
hacia la convergencia del Espacio Europeo de Educación Superior. Estos cambios implican
una revisión en profundidad de los planes de estudio de las diferentes titulaciones. Este
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momento representa una buena oportunidad para definir las competencias que debe
desarrollar el profesional en el campo de la pedagogía hospitalaria. Por otro lado a la hora
de definir dichas competencias se debería tener en cuenta que cada vez se hace más
necesaria la interacción entre profesionales y que se requiere de una mayor coordinación
de las acciones que se llevan a cabo en los diferentes espacios.
En España, la formación no sigue un criterio unificado respecto a la profesionalización de
la Pedagogía hospitalaria, pero son diversas las Universidades que imparten formación en
Grado y Postgrado, unas veces integrada en asignaturas más amplias de promoción de la
salud y otras de forma específica bajo la denominación de pedagogía hospitalaria o acción
educativa al niño enfermo.
Dada la importancia que se le da en la actualidad a la acción lúdica en el ámbito
hospitalario se desarrollan programas formativos dirigidos al voluntariado desde las
propias asociaciones y fundaciones y desde las Universidades. A nivel internacional existe
la figura del especialista del juego en el hospital que recibe diferentes nombres y funciones
(Play Therapist, Hospital Play Especialist, Child Life Especialist, Hospital Play Staff).
En conclusión, debemos avanzar hacia la definición de líneas de acción y de
profesionalización de la Pedagogía Hospitalaria que garanticen un perfil consensuado y a
la vez flexible que responda a las realidades sociales, asistenciales y educativas en un
mundo cambiante y plural.
Referencias Bibliográficas
Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación. (2005). Libro blanco. Título
de grado en pedagogía y educación social. Vol. 1. Madrid: ANECA.
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Bolarín, M.J. (2004). Adolescencia, salud mental y educación social. Revista de Educación
social, 3 (publicación digital editada por la Asociación Estatal de Educación Social
(ASEDES). http://www.eduso.net/res/?b=5&c=42&n=121 (consultada el 26 de agosto de
2009).
Gil, N. (2002). Tres competencias básicas para una buena labor pedagógica. En Asociación
Catalana de Profesionales de la Educación en el Ámbito hospitalario. El futur de la
pedagogía hospitalaria. Actas del IV congreso europeo de maestros y pedagogos en el
hospital en Barcelona, 2000. Barcelona: P.A.U. Education.
Martínez, E. y Barreto, M. P. (2003). La formación de los profesionales de la salud. La
contribución del psicólogo hospitalario. En Remor, E.; Arranz, P. y Ulla, S. (Eds.). El
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Profesorado, revista de currículum y formación del profesorado, (vol. 3. Núm. 2).
Violant, V.; Molina, M. C. y Pastor, C. (2009). Pedagogía hospitalaria. Necesidades,
ámbitos y metodología de intervención. Santiago de Chile: Ministerio de Educación.
Gobierno de Chile.
Violant, V.; Molina, M.C. (en prensa). A formación duns profesionais esquecidos ¿cómo
ser mestre ou pedagogo hospitalario?. Revista galega de educación: as aulas hospitalarias.
Revista de la Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Santiago de
Compostela
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