convivencia escolar en contextos de pobreza

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Convivencia escolar en contextos de pobreza
Gabriel Retuert Roe
Programa de magíster en psicología
Mención psicología educacional
La presente monografía aborda el tema de la aplicación de un programa de convivencia escolar en
contextos educativos insertos en sectores de pobreza y/o que atienden niños, niñas y jóvenes de
alta vulnerabilidad social. Se plantea que para realizar cambios a nivel de la convivencia se
requiere en forma fundamental que tanto directivos y cuerpo docente, realicen en primera medida
transformaciones a nivel de sus propias concepciones, significados y creencias acerca de sus
alumnos y sus posibilidades.
Introducción
Aspectos generales acerca de la pobreza
Definiciones del concepto.
El concepto de pobreza alude a identificar un segmento de la población a través del método de
ingreso, esto es, la comparación de la canasta familiar básica versus el nivel ingreso del grupo
familiar. Esta visión solo da cuenta de la pobreza desde una dimensión económica que deja de
lado conceptos como “desigualdad social”, “marginalidad”, “exclusión” y “vulnerabilidad social”. En
definitiva, se entenderá la pobreza desde una definición clásica: “la falta de acceso o dominio de
los requisitos básicos para mantener un nivel de vida aceptable” (Bazdresch, 2001. pág 67 )
Se puede plantear entonces, que las condiciones de pobreza limitan el accionar ciudadano,
fortalece la conformidad, la desesperanza y la dependencia. Así también, disminuyen las
posibilidades de acceso a la educación.
Familias pobres y educación:
Esquema presentado por Rozas (1999): comenta que existen ciertas regularidades que van
generando una cadena de acontecimientos que facilitan la retroalimentación de la pobreza. El autor
plantea, que las familias pobres están compuestas por padres, abuelos, hijos, etc., que carecen de
habilidades sociales que les permitan una buena integración social. Debido a la falta de recursos
se presentan problemas para satisfacer las necesidades básicas, y así la educación queda
postergada para un nivel superior de satisfacción de necesidades e importancia.
Existe por consiguiente una tensión entre las posibilidades de aprendizaje y los proyectos vitales
en sujetos que provienen de la extrema pobreza. Esto se da, debido a la dificultad que tienen las
personas en estas condiciones de construir un proyecto de vida que aparece desconectado de las
situaciones contingentes cotidianas que muchos de ellos deben enfrentar a diario por
sobrevivencia. En este sentido, si bien la educación posibilita de por si que los sujetos realicen
compromisos para la construcción social de proyectos de vida, deben darse condiciones de
políticas sociales mínimas para que esta pueda valorarse como alternativa.
El contexto escolar:
Como institución:
Según Ianni, la institución educativa es una formación social en dos sentidos: por una parte esta
formada a partir de la sociedad y a su vez expresa y forma a la sociedad. En este sentido, no es
ajena a la realidad sociocultural en la cual esta inmersa y que a su vez representa. De acuerdo a
esto, las escuelas insertas en contextos de pobreza dura representan las dinámicas relacionales
que se establecen allí. Por otra parte, en términos de la infraestructura esta tampoco es en general
la más adecuada para el desarrollo de los alumnos y sus aprendizajes.
El cuerpo docente:
Muchos de ellos se encuentran con niveles de estrés significativos debido a las condiciones
contractuales, la dificultad del perfil de los alumnos y sus familias, la mala calidad de las
instalaciones y de los recursos de lo que disponen, entre otros. Este tipo de situaciones terminan
generando un nivel de desgaste profesional que luego se va traduciendo progresivamente en
desmotivación, rigidez en sus procesos pedagógicos, despersonalización de su labor y una serie
de fenómenos a nivel del pensamiento del profesor. A partir de dichos contextos muchos
profesores establecen pensamientos y creencias que, conciben a un alumno que no sirve para la
educación debido a que su realidad cultural no se lo permite y que por lo tanto pierde el tiempo
intentándolo.
El perfil de los alumnos:
Los alumnos que provienen de sectores de pobreza, provienen de una subcultura que sin duda
difiere de la cultura escolar tradicional, y es por ello que los alumnos deben realizar esfuerzos para
asimilarla sometiéndose a una especie de “re-educación” (Asún 2004).
Pareciera ser fundamental desde el perfil de los alumnos de estos centros educativos, el abordar
el tema del fracaso escolar y las variables que inciden en que este se produzca. Para muchos de
los alumnos este pasa a ser parte constitutiva de su identidad y que por lo tanto la asistencia al
aula se transforma en una obligatoriedad debido a que la vinculan con dicho fracaso. Así también
se da una serie de “profecías autocumplidas” que son reforzadas tanto por el mismo, por los otros
compañeros e incluso por el profesor. Otro rasgo identificatorio del perfil de estos alumnos es que
en muchos de ellos puede constatarse un malestar emocional y social que sería consecuencia del
desequilibrio que se genera entre sus bajos recursos personales que dificultan su adaptación social
y las demandas que el ambiente les exige (Ej.: la escuela) y que no pueden responder dada la
condición en la que se encuentran.
En términos generales se puede decir que los niños en condición de alta vulnerabilidad social,
presentan un alto nivel de conflictividad hacia las figuras familiares, carencias afectivas, conflictos
hacia el contexto escolar, agresividad hacia su entorno cercano, identificación con grupos de pares
en condiciones similares e inicio de conductas desviadas y transgresoras.
Convivencia escolar
Esta absolutamente demostrado que una buena convivencia escolar en un factor clave para el
éxito de los aprendizajes y a la vez contribuye a evitar y contener los problemas sociales que
repercuten en los colegios y liceos. (Donoso, 2005)
Desde el marco de las políticas de convivencia escolar democrática, se entiende como “aquella
oportunidad para construir nuevas formas de relación inspiradas en los valores de
autonomía, diálogo, respeto y solidaridad” (MINEDUC, 2003. Pág. 23). Otro aspecto esencial
es que se considera que la convivencia en gran medida implica el compartir y esto es algo que
puede ser aprendido y desarrollado a través del currículo en los denominados objetivos
fundamentales transversales.
Los alumnos de las escuelas de alta vulnerabilidad social, debido a sus características, requieren
en su mayoría resignificar el valor hacia la educación y la escuela, siendo preciso en ese sentido
que se eduquen en aulas con climas positivas, o sea lugares en los cuales se les fomente su
desarrollo desde un clima de respeto y aceptación por sus diferencias, tolerancia y ayuda hacia sus
dificultades, un espacio en donde se fomenta la solidaridad y cooperación entre el grupo de curso,
donde se sientan identificados con la institución educacional (Ascorra, Arias, & Graff, 2003) y en
general, donde sientan que los aprendizajes adquiridos son útiles y valiosos para su propio
contexto y situación vital. Por lo tanto, se hace estrictamente necesario y oportuna la creación y
desarrollo eficaz de programas de convivencia escolar en estos contextos.
El sistema escolar y las posibilidades del cambio
Desde la teoría general de sistemas, la escuela como toda organización constituye un sistema y
como tal co-existen en ella una serie de otros subsistemas que se entrecruzan y comunican entre
si. El subsistema que presenta características de mayor estabilidad en el tiempo y de redundancia
es la “clase” y luego el cuerpo docente, ambos poseen características propias de los sistemas
abiertos debido a que están en intercambio constante entre ellos y el ambiente.
Desde los planteamientos de Watslawick, para generar cambios profundos en los sistemas deben
generarse cambios en la mirada ingenua del observador que intenta algún tipo de cambio desde
adentro del sistema, consiguiendo solo su retroalimentación y con ello la mantención o incluso el
aumento de los problemas. A este tipo de cambios el autor los denomina cambios de tipo 1. Por lo
cual se plantean como efectivos los cambios tipo 2, desde el cual, el sujeto que intenta un cambio
sistémico debe posicionarse desde fuera del sistema. De esta forma se plantea que para lograr
una adecuada implementación de programas de convivencia escolar pareciera ser requisito
fundamental un cambio epistemológico en la concepción de realidad que tienen los sujetos
implicados.
Convivencia y competencias del docente
El profesor como se ha comentado hasta aquí, es pieza fundamental en la generación del clima
escolar. Algunos aspectos relevantes que un profesor debe reunir para el desarrollo de la
convivencia en contextos de alta vulnerabilidad.
Competencias cognitivas:
 Capacidad para crear y proponer soluciones:
 Capacidad de autonomía:
 Capacidad de reflexión:
 Habilidades comunicacionales:
 Auto conciente de su propia subjetividad:
Competencias y habilidades pedagógicas:
 Capacidad para flexibilizar el currículo hacia el perfil de los alumnos
 Capacidad para desarrollar la motivación intrínseca en sus alumnos
 Capacidad para que los alumnos internalicen valores tendientes hacia la superación y el
desarrollo personal y social.
 El profesor tiene la capacidad de respetar los estilos cognitivos y afectivos:
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Capacidad para poder organizar didácticamente las clases a fin de favorecer la
participación activa de los alumnos
Habilidades en la resolución de conflictos y capacidad de mediar:
Habilidades en el manejo de situaciones de crisis
Conocimiento y manejo de las características de los niños y adolescentes vulnerables
Conocimiento y manejo de las características de los niños y adolescentes vulnerables
En términos afectivos:
 Profesor cercano y contenedor:
 Conocimiento personal de sus emociones:
 Tolerante hacia la frustración:
 Capacidad para manejar la disciplina desde la perspectiva de potenciar el desarrollo moral
Gestión escolar para la aplicación de un programa de convivencia
Aspectos claves en la gestión escolar de la institución para la intervención en convivencia escolar
(Norberto Ianni)
1) La construcción de la convivencia es una tarea cotidiana, que debe estar en constante
renovación de acuerdo a los requerimientos del contexto.
2) la convivencia involucra a todos los actores que participan del proceso educativo y cada cual
debe asumir la labor y el compromiso que se le demanda.
3) el desarrollo de un programa de convivencia es un proceso que demanda tiempo.
4) como todo proceso de cambio implica un proceso, no exento de retrocesos, detractores y
cuestionamientos.
5) se debe tener en cuenta para una las características propias de la institución, su historia, sus
integrantes, los recursos, las divisiones de poder.
La institución debe facilitar los puntos de encuentro para el diálogo y la reflexión
Importancia a la disciplina:
Es importante que la institución desarrolle un programa de disciplina escolar que tome en cuenta
en primera instancia el contexto social en la cual esta inmersa y los valores que se encuentran
implícitos en dicho sector. Desde allí, es importante que considere las diferencias individuales y los
distintos niveles de desarrollo moral en que se encuentran los alumnos y desde ese estadio
promover el avance a niveles superiores.
El currículo como facilitador de la convivencia
Retomando el tema de las escuelas vulnerables, para evitar los niveles de fracaso escolar hay que
revisar la propuesta curricular del establecimiento a la luz de las necesidades de los alumnos en
dichos contextos y a la vez aceptar que se deben corregir las propuestas pedagógicas poco
flexibles y estructuradas, para dar paso a una metodología que facilite los aprendizajes
significativos. Para una mayor educabilidad se deben seleccionar los contenidos que sean más
pertinentes a los sujetos, facilitar la participación estudiantil y comunitaria.
Conclusión
Para una intervención en convivencia en contextos de pobreza debe existir la voluntad y el
compromiso de todos los sujetos involucrados en el sistema y orientar tanto las acciones como los
programas curriculares hacia el cumplimiento de estos principios.
Finalmente, es imprescindible un alineamiento con lo que la institución es como tal, desde el
contexto en la cual se encuentra y desde la concepción de ser humano que le interesa formar, solo
desde una articulación coherente un modelo así se hace posible.
En relación a lo que se ha visto en clases y acoplando a esto mi opinión personal considero que
como se señala en el articulo hoy en día cualquier cambio que se quiera realizar en educación,
mas específicamente, en los temas de convivencia escolar es de vital importancia tomar en cuenta
el contexto en que estos serán implementados, sobre todo si se trata de uno de pobreza y
precariedad, debido a que las necesidades que tienen los alumnos en estas condiciones son muy
distintas a las de cualquier otros, al igual que la concepción y proyección de educación que ellos
poseen, ya que detrás de estos niños y adolescentes, hay todo un sistema familiar que vive
constantemente las consecuencias de las diferencias sociales y económicas, las cuales que
mantienen la perpetuación de prejuicios y desconfianzas ante la sociedad y en particular ante el
sistema educativo, perdiendo fe en este, esta misma perdida de fe se ve en los mismos profesores
que consumidos por sus prejuicios no ofrecen esfuerzos ni soluciones viables para sus alumnos en
condiciones de pobreza, por lo cual a parte de tener en cuenta el contexto ya sea educacional, o
escolar, es de gran relevancia que en un proyecto de convivencia en este contexto se cuente con
la participación y real involucracion de todos los actores que puedan influir y llevar a un real cambio
de las condiciones actuales de los alumnos que viven en condiciones de precariedad, posibilitando
su éxito en el sistema escolar.
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