Mensaje de monseñor Vera a jóvenes en servicio para la fiesta de La Tirana Qué bueno encontrarles reunidos en esta mañana que ustedes han aceptado la invitación a este encuentro de preparación para todos los que prestarán distintos servicios en la Fiesta de la Virgen allá en La Tirana. Primero quiero agradecerles la disposición de ustedes, muchos ya participan en sus distintas comunidades, en parroquias o distintos movimientos, pero es muy bueno poder encontrarse, conocerse e ir preparándonos para este servicio tan importante que ustedes como jóvenes van a realizar. Hay cosas que ustedes han ido sacando, que han ido reflexionando esta mañana. La importancia del servicio hecho con alegría, con entusiasmo ante lo que están preparando. La importancia de saber que todo servicio es valioso mientras se haga con cariño, con entrega, con amor, eso lo hace grande delante de Dios. Hay servicios que algunos de ustedes van a realizar, servicios muy notorios que la gente los va a ver trabajando, otros serán servicios más sencillos, más ocultos, pero sí el Señor lo ve y todos vamos a disfrutar de ese trabajo, de esa entrega que ustedes con generosidad van a hacer. Van a servir. Van a realizar algo que es tan de la Virgen porque en definitiva una de las cosas que la Virgen dice es ‘Yo soy la servidora del Señor’, y nosotros sabemos cuánto es que la Virgen nos sirve a nosotros, cuánto nos ha escuchado, cuánto ruega por nosotros, cuán preocupada está como madre por nosotros. Algo propio de la Virgen es el servicio. Por lo tanto ustedes van a realizar allá eso, van a repetir de alguna manera, cada uno en distintas instancias, esos gestos de servicio que la Virgen también tiene para con nosotros. ¿Qué pedirles?, que así como la Virgen sirve y ustedes también van a hacerlo, es que como ella también sepan guardar cosas en el corazón. La Virgen siempre atenta en el servicio, preocupada de los demás, igual había cosas que a veces no entendía, que las cosas se ponían difíciles, pero que ella las guardaba en el corazón. Por eso quiero invitarles a ustedes como jóvenes que guarden cosas en el corazón. Guardar en el corazón de repente situaciones tensas y que pueden darse entremedio de nosotros. Cosas que de repente nos preocupan pero como la Virgen saber aguantarlas y seguir adelante. Guardar también otra cosa que es tremendamente positiva, guardar los ejemplos que ustedes van a recibir, las confidencias que a lo mejor van a escuchar en algún momento. Los gestos de tanto amor que la gente manifiesta al Señor y la Virgen. Los gestos de generosidad que irán aprendiendo unos de otros. Que les sirvan para la vida, que aprendan que ustedes no solo vayan a cansarse trabajando, haciendo cosas bien, sino que aprendan a guardar cosas en el corazón que les sirvan como jóvenes, que les sirvan para la vida. Aquello que van a escuchar, ese consejo que les van a dar, ese servicio que tu diste y ayudó a que la fiesta saliera estupenda, todas estas cosas que te van a impactar, guárdenlas, guárdenlas en el corazón. Compártanlas entre ustedes como grupo y que las cosas no se vayan así no más, que como fruto de la fiesta lleguemos cansados pero contentos pero ¿qué aprendiste? ¿Aprendiste algo?, que sí. Termina cansado pero contento en tu cansancio que también haya cosas que te hayan marcado. Guárdalas, medítalas, dales vuelta en tu vida y que te van a servir para todo tu caminar, para toda tu existencia. Servir como la Virgen y como ella, guardar cosas en el corazón que ya llegará el momento en que las entenderemos y que si ya las hemos entendido, que no se nos olviden sino guardarlas en la mente, en el corazón. Que nos sirvan para la vida. Vamos a servir, vamos a atender a acompañar a la vida del peregrino, vamos a trabajar para que la fiesta sea hermosa y para que todos la puedan disfrutar. Después, cuando bajemos todos, la mayoría de ustedes seguirá trabajando y ojalá muchos otros jóvenes que también se quieran integrar a este trabajo, que también quieren servir, que va a acompañar peregrinos, que van a acarrear sillas, poner orden, tantas cosas por hacer allá arriba. Pero es fundamental que esos jóvenes que quieren trabajar junto a nosotros se sientan acogidos por ustedes, acompañados por ustedes. Que ellos también se sientan invitados a perseverar en el tiempo, que no es solo trabajar en la Fiesta de La Tirana sino que como la mayoría de ustedes lo hacen, sigan trabajando en sus comunidades. Que nos podamos seguir encontrando como hoy lo han hecho. Que esto sea fuerza no solo de una comunidad que sirve en La Tirana, sino en la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Iquique integrada por todos ustedes y por todos los que faltan todavía, y que también sirve allá en la fiesta. Un trabajo que permanece en el tiempo. Donde hay grupos de personas, a veces es casi imposible que no haya tensiones, que no haya problemas, que no haya dificultades. Eso surge. Acá un grupo lo manifestó, eso hace bien decir las cosas como corresponde, con respeto, la verdad de las cosas. No todo es color de rosas, no todo es puro amor también hay tensiones, también hay dificultades. Pero tengamos en cuenta lo que dice el apóstol ‘en cuanto de ti dependa…’. Procura estar en paz con todos. Si cada uno asume eso, en cuanto de ti dependa procura estar en paz, en cuanto de ti dependa baja la revolución, en cuanto de ti dependa no andes con cuentos, en cuanto de ti dependa acompaña al que está más solo, al que se siente más triste, en cuanto de ti dependa procuraré que esto resulte, que sea para el bien de todos. Van a ir a trabajar. Vayan con entusiasmo, con alegría. Sabemos que las condiciones no son las mejores, que quizá tendrán que dormir un poco amontonados, que hace frío por la noche, que hace calor por el día. Quizá a veces la comida no estará a tiempo, pero lo importante es que nos ayudemos unos a otros. Con ese espíritu van a servir. Sin duda toda la organización procurará que ustedes estén lo mejor posible, que nada les falte, pero vamos a eso, a estar en espíritu de peregrino y sin duda el Señor premiará todo el esfuerzo, el empeño, la dedicación, el sacrificio que ustedes van a realizar. Vívanlo bien. Alégrense preparándose espiritualmente. Que hagan oración, que participen de la santa misa. Vayan encomendando al Señor cada día. Encomiéndale tu trabajo misionero en La Tirana, pídele que te bendiga y que con su gracia podamos superar cualquier dificultad. Oremos mucho por eso. Es muy importante que junto al trabajo tengas tu momento de oración. Y digo TU momento de oración. En la vida de fe, sobre todo en los santuarios, se vive en comunidad, pero eso es muy distinto a vivirlo en multitud. Hay que tener claro estas dos cosas, somos comunidad porque trabajaremos, nos pondremos de acuerdo y rezaremos juntos, pero tú también debes vivir tu fe de manera personal. Tu que vas a La Tirana, busca tu momento para rezar tu solo, tu sola. No les digo que cuando les toque el turno de misa vayan a rezar, no, no solo eso. En ese ratito que tú tengas libre que sea tu momento para rezar, para hablar con Dios, para hablar con la Virgen. Para irte a un rincón del santuario, el templo antiguo, el Monte Carmelo, en la capilla, o donde estás, quizá llevar tu nuevo testamento, que leas la palabra de Dios. Hay cosas de la fe que vivimos en comunidad, que es distinto a una multitud. Quiero invitarte a que vivas las celebraciones, que tengas un encuentro con el Señor. Aprovecha de confesarte, aprovecha de comulgar, aprovecha de reconciliarte con Dios. Aprovecha de participar en todas las misas que puedas no solo en la que le corresponde al grupo o donde voy a servir. Si tienen un ratito participa de la misa, anda tu tranquilo a la misa donde no tengas nada que hacer y puedas alabar al Señor y tu participar y de verdad puedas tener un encuentro con el Señor. Una vida espiritual profunda, que es la vida de servicio, y que eso les va a dar la fuerza para seguir trabajando con mucho entusiasmo. Gracias por el trabajo que hacen, por el empeño que ponen. Inviten a otros, entusiasmen a otros pero teniendo claro que a esto vamos, vamos a hacer un apostolado de nuestra vida de jóvenes. Queremos encontrarnos con el Señor, llenarnos de Él y que una vez terminada la fiesta, cansados, contentos, seguir trabajando con los jóvenes de esta Iglesia. Nos veremos allá arriba y que sean días lindos para todos. †Guillermo Vera Obispo de Iquique