DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA ARISTÓTELES: Síntesis Política POLÍTICA DE ARISTÓTELES El hombre es sociable por naturaleza (se satisfacen mejor las necesidades naturales en grupo), pero la unidad de los ciudadanos sólo se consigue mediante la virtud, ya no natural, sino para lograr la armonía y justicia en la convivencia y de modo estable, es decir, vivir bien y felizmente. La ciudad (o Estado) es anterior (en sentido esencial más que temporal o genético) a la familia y al individuo. Sólo la ciudad es autosuficiente y permite la autarquía al individuo para alcanzar su propia perfección, el bien, la felicidad (suple lo que la naturaleza no le da de forma acabada por sí misma: estabilidad, equilibrio). La autosuficiencia fuera de la ciudad sólo es posible para las bestias o Dios. La ciudad es la actualización más perfecta de lo social del hombre. Ser hombre se identifica con ser ciudadano (polites). La Polis es un Todo orgánico (organicismo) anterior esencialmente a las partes (familia, clan, tribu, individuos) al igual que el todo es anterior a las partes (el árbol es antes que la rama), pues es su Forma y su Fin. Los otros animales tienen voz (phoné) para expresar y comunicar placer y dolor, algo subjetivo. Pero los hombres tienen capacidad lingüística, habla para comunicarse unos con otros sobre lo justo y lo injusto, lo conveniente y lo perjudicial, etc., posibilitando un acuerdo objetivo sobre tales cuestiones, en forma de leyes de la ciudad. Por tanto, ser miembro de la polis, como hablar o tener ojos es parte de la naturaleza humana. La polis existe para posibilitar la vida plena que es vida de convivencia, como unidad orgánica con las distintas funciones integradas en una estructura denominada constitución (politeía), que sería el acuerdo básico al que llegan los ciudadanos y que constituye la ciudad. El buen ciudadano, con virtud política, ha de saber mandar y obedecer, y poseer la virtud de la justicia, virtud principal consistente en obedecer las leyes y en tratar al resto de ciudadanos como a iguales a uno mismo (aunque en la ciudad no todos son iguales ni libres: esclavos, mujeres, obreros… que son elementos subordinados). Aristóteles analizó las distintas constituciones de su tiempo, ejerciendo el término medio y el realismo empírico (no hay estado ideal sino que el orden público ha de ajustarse al carácter y condiciones históricas de los pueblos) y extrajo seis formas básicas de gobierno, de las cuales tres son justas (buscan el Bien común y la Felicidad de los gobernados) y otras tres injustas (buscan sólo el bien propio o particular de los gobernantes). Para quién Quién gobierna Gobierno de uno Gobierno de una minoría Gobierno de la mayoría Para el bien común Para el bien propio o particular Monarquía: gobierno de un solo hombre, el más noble, que gobierna con el consentimiento del pueblo y respeta las leyes. Aristocracia: gobierno de los ciudadanos mejores y más virtuosos elegidos por y entre los de mejor linaje. Politeia (República): gobierno de todos los ciudadanos, pero sometido a leyes consuetudinarias. Tiranía: gobierno de un solo hombre que obtiene el poder por la violencia y gobierna sin el consentimiento del pueblo y sin respetar las leyes de la ciudad. Oligarquía: gobierno de los ciudadanos más ricos. Demokratía (Demagogia): gobierno de todos los ciudadanos sin respeto a las leyes; gobierno de los demagogos, que agitan a los pobres, que son mayoría. Aristóteles percibe que pueden darse diversidad de combinaciones de constituciones y regímenes políticos. Lo importante de las leyes es que duren, más incluso que sean buenas, pues la duración les da prestigio social y el carácter consuetudinario necesario para inspirar respeto. Lo mismo sucede con los regímenes políticos, importa no el mejor sino el más duradero (eutaxia). Prefiere un régimen político mixto o mezclado consistente en una democracia próxima a la oligarquía o como una oligarquía vecina a la democracia. Lo peor políticamente es la inestabilidad que se produce por la desigualdad. Hay que evitar los extremos y fomentar la clase media (lo mejor es siempre el término medio: individuos cuyas posesiones no sean tan escasas que tengan que vivir degradados y sí lo suficientes como para poder ser desprendidos, desinteresados y selectos): asegura la estabilidad al Estado, pues permanece fiel a las leyes y desconfía de los arrebatos pasionales. No trabaja sólo en su interés, sino en el de todos los gobernados. El mejor régimen será una mezcla de oligarquía y democracia. Si la felicidad era el bien supremo al que aspiraba el sujeto particular, ahora, el hombre completo, es decir, el ciudadano, no puede aspirar a la plena felicidad si no es dentro de la comunidad política, y, además, formando parte activa de ella. El Estado no debe proveer sólo para que la comunidad viva, sino para que viva bien. De este modo, la ética conduce a la política, a través de la justicia, pero la política se implica en los mismos fines éticos, puesto que ha de administrar el Estado mirando a la felicidad de sus ciudadanos.