Anexion de Nicoya - Colegio Nuestra Señora

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LA ANEXIÓN DEL PARTIDO DE NICOYA
25 DE JULIO
La provincia de Nicoya abarcó el territorio peninsular
situado entre el Golfo de Nicoya, el río Tempisque y Salto por un lado y el océano
Pacífico por el otro lado; al norte se extendía hasta las riberas del lago de Nicaragua.
Documentos históricos comprueban que Nicoya fue un corregimiento
independiente, una Alcadía Mayor de Reino de Guatemala, conservó su relativa
autonomía y su absoluta independencia de Nicaragua en el campo administrativo y en lo
civil.
Sin embargo, debido a su cercanía con los pueblos costarricenses de Puntarenas,
Esparza, Bagaces y las Cañas, había logrado gran identificación con nuestro país. El
Golfo de Nicoya recibe las aguas de la mayor parte de los ríos que recorren hoy la
provincia de Guanacaste. También es razonable que por el desarrollo económico de
Puntarenas se hiciera sentir más sobre Nicoya y Santa Cruz, pues sólo hacía falta cruzar
el golfo, este puerto era el mejor acondicionado en el año 1814.
En el año de 1812 la Provincia de Costa Rica debía enviar un diputado que la
representara en las Cortes de Cádiz. En razón de que la población costarricense era
poca, la Provincia contó con la del Partido de Nicoya, que se le unió temporalmente,
para tener el mínimo requerido para nombrar a dicho representante ante las Cortes. Tal
circunstancia dio lugar a que los representantes del Partido de Nicoya vinieran a
Cartago y de esta forma se fueron enterando de cómo era nuestro país, no sólo en su
naturaleza, sino en la forma de vivir sus habitantes. Con esa unión se logró nombrar al
presbítero Florencio del Castillo como representante de la Provincia de Costa Rica en
las Cortes de Cádiz.
Cuando se declaró la independencia de Centroamérica en el año 1821, las
autoridades nicaragüenses comenzaron a tener cierta influencia sobre los nicoyanos. Sin
embargo, Nicaragua era un estado con muchos problemas internos y los habitantes se
sentían más identificados con nuestro país.
El 5 de marzo de 1824 del jefe de Estado de nuestro país, don Juan Mora
Fernández, envió una invitación a la Municipalidad de Nicoya: para ver si convenía
reunirse a su provincia sin contrariar voluntades. El asunto fue discutido por el
Ayuntamiento en cabildo abierto (participación del pueblo) el día 4 de julio.
Entonces el 25 de julio, los habitantes de Nicoya acordaron en cabildo abierto
elevar una carta encabezada por su jefe, Cupertino Briceño, pidiendo la anexión a la
provincia de Costa Rica. En ese tiempo Costa Rica no era todavía una república, por la
tanto la petición del partido de Nicoya debía presentarse al congreso general de
Guatemala. Cuando se reunió dicho congreso, los diputados costarricenses informaron
la petición de Nicoya presentando todos los documentos y actas firmada por Cupertino
Briceño, que era el alcalde de Nicoya y fue quien propuso la idea de la anexión.
Aclararon que, por su situación territorial, los pueblos de lo que hoy es Guanacaste
tendrían mayores ventajas perteneciendo a Costa Rica. El 25 de julio de 1824 queda
confirmado definitivamente el acuerdo; los integrantes de la villa de Nicoya, reunidos
en Cabildo Abierto, declararon solemnemente que se consideraban desde ese momento
integrados al estado de Costa Rica. El jefe de Estado de nuestro país es ese momento era
don Juan Mora Fernández.
Desde el 25 de julio de 1824 quedó escrito en el escudo de la provincia “De la
Patria por Nuestra Voluntad”, pues fueron los habitantes de la provincia quienes
decidieron anexarse a Costa Rica. En el año 1831 se le concedió él título de Villa al
pueblo de Guanacaste. En el año 1848 se le dio la categoría de provincia con cuatro
cantones: Guanacaste, Nicoya, Santa Cruz, Bagaces y Cañas.
Entre las consecuencias de la anexión tenemos el aumento del territorio
nacional. Las tierras guanastecas son de gran importancia en la producción de arroz,
caña de azúcar y sorgo entre otros. Además, es una excelente zona ganadera. Aumentó
la población y por ende la mano de obra que contribuye notablemente en la economía.
La cultura nacional se enriqueció con su aportes en comida como las tortillas y el
bizcocho. La música costarricense también se vio favorecida con el aporte al folclor de
música variada como el "El Torito", "Pasión", "Amor de Temporada" y "Pampa". Entre
los instrumentos aportados están los quijongos, tambores, ocarinas y la marimba.
Dentro de las leyendas y costumbres están las historias llenas de imaginación, además
de la monta de toros y sus güipi pía.
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