DECRETERO DE SENTENCIAS //tevideo, 18 de noviembre de 2014. No. 658 VISTOS: Para sentencia definitiva, estos autos caratulados: "GZARA URUGUAY S.A. con ESTADO. MINISTERIO DE ECONOMÍA Y FINANZAS. Acción de nulidad" (Ficha No. 818/11). RESULTANDO: I) Que compareció Marcos MELNIK en representación de GZARA URUGUAY S.A. a demandar la declaración de nulidad de la Resolución dictada por el Sr. Director General de Rentas identificada con el Nº 148/2011, fechada el 31.1.2011. Por la volición impugnada, se decidió desestimar expresamente la petición formulada por la actora a fin de que se declarara que la multa por mora agravada prevista en el art. 119 del Título 1 del Texto Ordenado 1996, no le resulta aplicable (fs. 37 de los A.A). En su demanda, el representante de la actora relató que G. ZARA URUGUAY realizó una distribución de dividendos a su accionista domiciliado en el exterior (INDUSTRIA DE DISEÑO TEXTIL S.A.) y que, al realizarse la distribución de dividendos, la accionista verificó el hecho generador del impuesto a la renta de los no residentes (IRNR). Consecuentemente la actora -en su carácter de agente de retenciónquedó obligada a realizar la retención y efectuar el pago correspondiente. Según Resolución de la DGI N° 2059/2008, la fecha para realizar el pago vencía el 20.5.2009. Alegó que por errores administrativos, si bien efectuó la retención, el pago se hizo en forma tardía a la DGI, abonándose el importe correspondiente a la retención y la multa por mora del 20 %. Señaló que en el caso, lo que se discute es si a un agente de retención que por error vierte en forma tardía el dinero retenido se le puede exigir la multa del 100% o si, de acuerdo con la normativa, corresponde la multa del 20%. Fundamentó su pretensión en que el art. 119 del Título I del T.O. 1996 no constituye un simple agravamiento de la sanción del agente de retención para los casos de mora en el pago, sino la creación de la infracción de apropiación indebida, la que surge luego de la creación del delito del mismo nombre, y busca castigar con una sanción pecuniaria grave, los casos en que el agente de retención retuvo el impuesto y no lo vertió al Fisco. Dijo que la finalidad de la sanción de multa del 100% es castigar la apropiación indebida. Con la interpretación de la DGI, no se explica por qué la norma castiga con esa misma vehemencia a la persona que espontáneamente se presenta a pagar el impuesto retenido y, además, reconociendo su olvido paga un 20% de recargo más los recargos mensuales y capitalizables. Si fuera cierto -como quiere la DGI- que el art. 119 del Título I del T.O. 1996 se aplica a ciegas y de la misma forma a quien comete un olvido que a quien comete un delito, el sistema jurídico se estaría burlando de los principios de justicia. En el caso, el agente de retención pagó el impuesto retenido de forma totalmente voluntaria y espontánea y, además, lo hizo antes de que la DGI tomara conocimiento del referido retraso. Además, el agente nunca tuvo intención de apropiarse del dinero retenido, lo que surge del hecho de que el dinero nunca fue utilizado. Por ello entiende que, aun cuando se hubiera configurado el supuesto de hecho de la sanción -que no se configuró-, habría operado la abolitio criminis derivada del pago espontáneo posterior. Afirmó que la aplicación de la multa del 100% exige la verificación del dolo, puesto que no está prevista la sanción de la conducta culposa. El castigo se aplica en caso de dolo y este nunca se verifica si el sujeto no se apropia del dinero y se presenta a verterlo voluntariamente cuando constata su error. Además, la aplicación de la multa del 100% a quien vierte la retención voluntariamente es injusta y viola los principios de trascendencia y proporcionalidad. En definitiva, solicitó la anulación del acto administrativo impugnado. II) Oportunamente comparecieron los doctores Pablo SILVA y Leonardo BON a contestar el traslado conferido. Sostuvieron que la interpretación realizada por su mandante se ajusta plenamente a Derecho. Esgrimieron que del análisis literal del art. 30 del Decreto-Ley 15.646 (art. 119 del T.O. 1996), surge en forma prístina que retenido el importe del tributo en cuestión, si no se vierte la suma de dinero correspondiente al mismo, se incurre en la infracción de mora. Lo expresado no es más que la aplicación de normas generales de interpretación, como la contenida en el art. 17 del Código Civil. Es incuestionable que el precepto en examen tiene el claro propósito de agravar con una sanción de naturaleza económica a quienes se encuentren en posición de privilegio respecto de las sumas de dinero que por derecho perciben y no les pertenecen (agentes de retención y percepción), categoría en la que se encontraba la actora. Ello concuerda también, con una interpretación lógico-sistemática de la norma, así como también desde la perspectiva de la Teoría General del Derecho, siguiendo lo expresado por el Tribunal en Sentencia Nº 863/2011, lo que pone en evidencia la falta de sustento de la posición postulada por la actora. Controvirtieron lo expresado por la actora respecto a entender que lo dispuesto en el art. 118 del T.O. regule una infracción tributaria que identifica como “apropiación indebida”. Del tenor literal de la norma, así como lo expresado por la dogmática nacional al respecto, entiende que estamos ante un caso especial de mora del responsable, en el cual el legislador optó por agravar el quantum de la sanción por mora respecto del establecido en el art. 94 del Código Tributario. Defendieron el carácter objetivo de la sanción de mora agravada de los agentes de retención y percepción, expresando que es irrelevante lo que plantea la actora, respecto a las valoraciones que realiza en cuanto que si el agente retiente o percibe y luego no vierte en plazo le correspondería la multa por mora con el quantum establecido en el art. 94 del CT. Ahora, si retiene y no paga, se le aplica esta infracción nueva que tiene un quantum del 100% del tributo retenido o percibido. La posición de la actora no es razonable, ya que cualquier agente que retenga y no vierta, por más tiempo que pase, siempre está en plazo de cumplir, por lo que nunca sería posible imputar la multa del 100% del tributo retenido o percibido. Asimismo discreparon con la expresión de la actora de que “No existe una diferencia entre las sanciones de derecho penal y las sanciones de derecho tributario…”. La apreciación no se condice con el discurso jurídico tributario nacional, tampoco con la mejor dogmática penal nacional ni la más prestigiosa dogmática tributaria extranjera. No es axiomática la aplicación del derecho penal, o los principios del derecho penal, en la aplicación de las infracciones tributarias, porque seguramente esa situación llevará a equívocos importantes, como el que incurre la actora en su libelo de proposición, al querer asimilar como viene, y sin el más mínimo análisis, institutos pertenecientes a ámbitos de derecho diferentes. En suma, solicitó la confirmación del acto administrativo impugnado. III) Abierto el juicio a prueba, se produjo la que obra agregada y certificada a fs. 69. Se agregaron los antecedentes administrativos, que obran en la carpeta verde en 64 fojas adjunta. IV) Alegaron de bien probado las partes por su orden, de fs. 71-73 y 76-78, respectivamente. V) Fue oído el Sr. Procurador del Estado en lo Contencioso Administrativo (Dictamen Nº 614/13, luciente a fs.81-82), que aconsejó amparar la pretensión anulatoria. VI) Se citó para Sentencia por Decreto Nº 4903/2014 (fs. 85). VII) Habiendo fallecido el Sr. Ministro Dr. Preza, el Tribunal se integró con la Sra. Ministra Nanci Corrales, acordándose sentencia en legal forma. CONSIDERANDO: I) Que la pretensión anulatoria se dirige contra la Resolución dictada por el Sr. Director General de Rentas Nº 148/2011 fechada el 11 de enero de 2011 (fs. 37 y 37 vuelto de los A.A. y fs. 12 infolios). Por el acto encausado, se decidió desestimar la petición formulada por la actora de que se declarara que la multa por mora agravada prevista en el art. 119 del Título 1 del Texto Ordenado 1996 no le resulta aplicable (ver petitorio a fs. 11-12 de los A.A.). II) Los requisitos necesarios para la admisibilidad del presente accionamiento han sido debidamente cumplimentados (arts. 4 y 9 de la Ley Nº 15.869), por lo que el Tribunal examinará el mérito de la cuestión planteada. En efecto, consta que la volición encausada le fue notificada a la actora el día 22.3.2011 (fs. 38-39 de los A.A.). En tiempo útil, el día 23.3.2011 interpuso los correspondientes recursos administrativos de revocación y jerárquico en subsidio (fs. 40 de los A.A.). Los recursos administrativos movilizados fueron desestimados expresamente. El acto conclusivo de la vía administrativa es la Resolución dictada -en ejercicio de atribuciones delegadas- por el Sr. Ministro de Economía y Finanzas Nº 3555 fechada el 2.9.2011 (fs. 52 de los A.A.), la que le fue notificada a la interesada el día 11.10.2011 (ver fs. 55 y 56 de los A.A). La demanda conteniendo la pretensión anulatoria fue presentada tempestivamente el día 30.11.2011 (nota de cargo de fs. 19 infolios). III) Estando cumplidos los presupuestos necesarios para ingresar al análisis de la cuestión debatida, previo a lo cual, el Tribunal entiende del caso recordar sintéticamente los antecedentes relevantes y delimitar el thema decidendum. IV) Antecedentes y delimitación de la quaestio decidendi. Por escrito fechado el día 9 de abril de 2010, la actora se presentó oportunamente ante la Dirección General Impositiva a solicitar que se declare que la multa por mora agravada prevista por el artículo 119 del Título 1 del Texto Ordenado 1996 no le resulta aplicable. Narró que hizo una distribución de dividendos a su accionista del exterior (INDUSTRIA DE DISEÑO TEXTIL S.A.). En cumplimiento del art. 10 del Título 8 del Texto Ordenado 1996 retuvo el correspondiente impuesto (IRNR), que grava los dividendos percibidos por la entidad no residente. Por error, la versión de los impuestos retenidos no se realizó antes del vencimiento establecido. Al detectarse el yerro, se realizó la versión correspondiente al Fisco y se pagó la multa por mora del 20%, prevista en el art. 94 del CT. Frente a eventuales cuestionamientos al momento de la imputación de los pagos referidos, respecto a que la multa correspondiente no es la del 20% sino la del 100% prevista para los agentes de retención, pidió que la DGI se pronuncie en el sentido de que la multa agravada no es aplicable en los casos de versión voluntaria. La DGI, por la volición impugnada, rechazó la petición oportunamente presentada por la actora y, contra este acto, es que se alza ahora la pretensora. El detalle pormenorizado del contenido de los actos de proposición ha sido debidamente detallado en los RESULTANDOS, a los que el Tribunal se remitirá brevitatis causae. Basta con recordar aquí, muy sucintamente, que la actora sostiene que la infracción del art. 119 del Título 1 del T.O. 1996 no le es aplicable, porque lo que existió fue un pago tardío de la retención efectuada y, en este caso, corresponde la multa por mora del 20%. La multa del 100% se aplica únicamente para los casos de no pago al Fisco de la suma retenida o percibida al contribuyente por el agente. Defendió la aplicabilidad de los principios de derecho penal a las infracciones tributarias y dijo que la multa del 100% para los agentes de retención que retengan y no viertan constituye, ontológicamente, una pena. La aplicación de esa multa agravada exige la verificación del dolo y está condicionada por los principios de tipicidad, trascendencia y proporcionalidad. V) Análisis de la cuestión sustancial. El Tribunal por unanimidad, apartándose de lo dictaminado por el Sr. Procurador del Estado en lo Contencioso Administrativo, desestimará la pretensión anulatoria, por entender que no le asiste razón a la pretensora. No ha sido controvertido que la actora, en su calidad de agente de retención, retuvo el importe del tributo correspondiente (IRNR) que gravaba las sumas distribuidas a su accionista y no lo vertió al Fisco en el momento establecido. Recién lo hizo -por un error administrativo- varios meses después. Es indiscutible que incurrió, por lo tanto, en la infracción de mora. Como enseña Federico BERRO: “…la “mora”, como forma de incumplimiento o de cumplimiento tardío o inhábil de hacerse en la forma original, adquiere una particular estructura cuando la ley establece un régimen punitivo a la falta del cumplimiento exigido. En la ley tributaria, la falta de satisfacción en plazo no sólo hace “caer en mora” (en el sentido de hacer innecesaria la intimación) sino que tiene una consecuencia pecuniaria legalmente impuesta que da origen, por un lado al devengo de recargos y por otro a la aplicación de una multa.” (BERRO, Federico: “Los ilícitos tributarios y sus sanciones”, FCU, Montevideo, 2007, pág. 43). Y añade el autor que la infracción se configura: “…al no cumplirse hábilmente la obligación se configura la infracción en forma irreversible. Desde el otro extremo -lo que muestra la diferencia de los aspectos a considerar- vemos que la deuda se podrá pagar luego de la infracción, dando fin al crédito, pero sin borrar la infracción ni quitar el carácter de infractor a quien la cometió. El fin de la deuda (no estimamos adecuado llamar “cumplimiento” al posterior al vencimiento del plazo) por tributos y aún por sanciones, no anula la existencia de la infracción sino la confirma por la realización de las consecuencias que el derecho prevé para la infracción consumada.” (BERRO, Federico: “Los ilícitos….”, cit. pág. 61). Para los agentes de retención y percepción, la infracción de mora tiene una regulación especial. El art. 119 del Título 1 T.O 1996, que tiene por fuente el art. 30 del Decreto-ley Nº 15.646, dispone: “La multa por mora (artículo 94 del Código Tributario) para los agentes de retención y de percepción de impuesto recaudados por la Dirección General Impositiva, será del 100% (cien por ciento) del tributo retenido y percibido y no vertido, sin perjuicio de las demás responsabilidades tributarias y penales.” El legislador en la norma citada, estableció una sanción por mora agravada para los agentes de retención y percepción. Como expresa VALDÉS COSTA, la normativa posterior al Código Tributario agravó notoriamente las penas aplicables a los agentes que no viertan los importes retenidos o percibidos a la DGI (VALDÉS COSTA, Ramón: “Curso de Derecho Tributario”, Temis-Marcial Pons, Montevideo, 2001, pág. 367). La imposición de multa por mora del 100% es autorizada por el art. 119 del Título 1 del Texto Ordenado 1996, cuando el agente retiene el impuesto sin verterlo al Fisco. Debe de hacerse notar que la ley no hace el distingo que pretende la actora, entre no cumplimiento y cumplimiento tardío. A juicio de la pretensora, únicamente en el primer caso sería aplicable la sanción agravada. Sin embargo, el considerable esfuerzo argumental que hacen la actora y su ilustre consultante, no encuentran, a juicio del Colegiado, apoyatura en la ley, por lo que el argumento no puede ser compartido. El agente de retención que, como ocurre en la emergencia, retiene y no vierte, da cima al tipo infraccional, aun cuando tardíamente decida cumplir volcando al Fisco las sumas retenidas y no entregadas en plazo. Para el Tribunal la distinción que pretende la actora carece de sustento en la normativa legal. Si bien es un régimen especial, la infracción de mora, se tipifica del mismo modo: por no cumplimiento en plazo. Es decir, la consumación de la infracción se configura en forma irreversible y si la deuda se paga en forma posterior al vencimiento del plazo, ello no anula la infracción ni le quita el carácter de infractor a quien la cometió. Esta apreciación, es independiente del presunto carácter objetivo o subjetivo de la infracción (trascendencia de la culpabilidad del deudor), punto que no corresponde analizar al momento de definir el tipo, sino como principio general propio del derecho sancionatorio, por ejemplo a los efectos de analizar la existencia de eximentes de responsabilidad (art. 106 del CT). Tampoco se advierte que la ley reclame de la concurrencia del dolo para imputar la sanción por mora agravada. Esto no surge del precepto legal. Y por cierto, aun si se admitiera la tesis de la “naturaleza” subjetiva de la mora, la concurrencia de la culpa está confesada por la accionante. La conducta típica de la infracción especial del art. 119 del Título I del T.O. 1996, es retener y no verter. Si no se retiene, no se configura la infracción (Cf. Sentencia Nº 415/12 publicada en Revista Tributaria T. XLI, Nº 241, págs. 731 y siguientes). En relación al punto, BERRO indica con razón que: “…no verter significa no entregar e implica conceptualmente que se ha recibido antes. No es simplemente dejar de pagar una deuda, sino una deuda calificada por el hecho de que el sujeto ha recibido o tiene en su poder los elementos para hacer el pago, los cuales se supone que los ha recibido de un tercero o se los ha retenido a un tercero. Se trata de la no versión de montos que no salen en forma primaria del patrimonio del sujeto sino que los ha recibido o retenido de otros sujetos” (BERRO, Federico: “Los ilícitos…”, cit., pág. 116). La sanción agravada se justifica en la medida que no se trata del incumplimiento de abonar en fecha la obligación tributaria con dineros propios, sino que, teniendo en su poder un dinero ajeno, no lo vierte puntualmente a la DGI. La actora es agente de retención y, tal como reconoce, retuvo el impuesto correspondiente al IRNR por la distribución de dividendos a su accionista del exterior pero no lo vertió a la DGI hasta ocho meses después. La consecuencia punitiva expresada por la norma para el hecho consumado, es la multa del 100% del importe retenido y no vertido. Cabe insistir que, al contrario de lo sostenido por la actora, la disposición no exige dolo para la verificación de la infracción. Este elemento subjetivo, en cambio, es de precepto en la tipificación de la figura establecida en el art. 19 de la ley 15.294, que prevé que los agentes de retención y percepción que no viertan el impuesto retenido o percibido dentro del plazo, incurrirán en el delito de apropiación indebida (Cf. BERRO: Federico: “Los ilícitos…”, cit., págs. 115-116). Por ello, es que nada impide que aún en la hipótesis de “error” que la actora dice haber protagonizado -y no controvierte la DGI- la infracción se haya cometido, procediendo por ende la sanción de multa del 100% del importe retenido y no vertido. En relación a la graduación de la sanción y el elemento subjetivo de la infracción, vale la pena volver al análisis de BERRO, quien dice: “Es evidente que el establecimiento de un porcentaje fijo tiene por consecuencia la ausencia de discrecionalidad en la liquidación de la sanción e impide, por su misma configuración legal, la graduación; pero no implica pronunciamiento alguno sobre la necesidad de culpabilidad como elemento de la autoría responsable y sobre el resultado final que incide imponer o no la sanción. La fijeza de la sanción no supone descartar el elemento culpabilidad.” (BERRO, Federico: “Los ilícitos…”, cit., pág. 53). Es claro que, más allá de la irreversible consumación de la infracción por haber retenido y no vertido en plazo y que hace a la actora merecedora de la multa que la norma dispone (100%). Por último, también se advierte en relación a la graduación, que la disposición aplicada a la actora no confiere discrecionalidad alguna a la Administración para imponer una menor mientras que otras disposiciones sí la otorgan, como el art. 96 del CT al posibilitar la graduación de la multa por defraudación entre una multa de entre una y quince veces el valor del tributo defraudado o pretendido defraudar (ver Sentencia Nº 129/2014), no ocurre lo mismo en este caso ya que se trata de operativa plenamente reglada. El art. 94 del CT, si bien prevé multas fijas (5%, 10%, 20%), contempla distintas hipótesis según cuándo se pague el tributo omitido. Empero, esta posibilidad que no está prevista en el régimen especial estatuido para los agentes de retención y percepción (art. 119 del Título 1 del T.O. 1996), donde la ley no hace distingo alguno. Por las razones expuestas, se comparte la defensa de la demandada cuando expresa que la interpretación de la norma efectuada por la actora no tiene fundamento normativo, por lo que, en definitiva, corresponde confirmar el acto impugnado. Como se señala en el dictamen del Departamento Jurídico - Sección Apoyo Contencioso de la DGI, es de aplicación ineludible al caso el art. 119 del Título 1 del T.O. 1996 (fs. 16 de los A.A.). Por los fundamentos explicitados el Tribunal por unanimidad, en atención a lo dispuesto por los arts. 309 y 310 de la Constitución de la República, FALLA: Desestímase la demanda incoada y, en su mérito, confírmase la resolución impugnada. Sin sanción procesal específica. A los efectos fiscales fíjanse los honorarios del abogado de la parte actora en la cantidad de $ 20.000 (pesos uruguayos veinte mil). Oportunamente, devuélvanse los antecedentes administrativos agregados; y archívese. Dr. Tobía, Dr. Harriague, Dra. Sassón (r.), Dr. Gómez Tedeschi, Dra. Nanci Corrales. Dr. Marquisio (Sec. Letrado).