APROXIMACIONES AL CONCEPTO DE LA APARIENCIA JURIDICA A PARTIR DEL HEREDERO APARENTE1 SUMARIO A modo de Introducción I. Transferencia de inmuebles. II. Apariencia jurídica. 2.1.- Definición de apariencia. 2.2.- Naturaleza jurídica de la apariencia. 2.3.- Apariencia jurídica y publicidad registral. 2.4.- Elementos de tutela de apariencia. III.- Transferencia realizadas por un heredero aparente. 3.1.- El Tercero registral en la protección a la apariencia jurídica. A modo de conclusiones. A MODO DE INTRODUCCION Hoy Juan Carlos, decidió que cerraría el contrato de compra venta con Karol, aquella guapa chica que le ofreció gentilmente un departamento en San Borja. Sería un buen negocio, pues el inmueble, reúne las características que tanto ha buscado. Su abogada le informó que registralmente, Karol figura como propietaria, al haberlo adquirido por sucesión intestada hace un año, como única heredera declarada judicialmente, de su señor padre Eduvígenes. Asimismo el bien no tiene gravámenes y los impuestos y arbitrios (que se encuentran a nombre de Karol) se encuentran completamente pagados. Sería un buen negocio y pronto Juan Carlos, se estaría mudando al nuevo departamento. Paralelamente, en Madrid, Ana Luisa, compraba su boleto aéreo de retorno al Perú. Pues, por temas familiares, no pudo regresar para el entierro de su señor padre Eduvígenes. Han pasado dos meses desde que Juan Carlos se mudó a su nuevo departamento, cuando Ana Luisa, lo sorprende un día por la mañana, 1 YESSENIA DEL CARMEN CAMPOS SALAZAR. Abogada por la Universidad Nacional de Piura, Magister en Gestión Pública y Políticas Públicas de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica del Perú y egresada de la Maestría en Derecho Civil de la misma casa de estudios. Se ha desempeñado como Asistente de Docencia del Curso de Administración y Gestión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales – Especialidad Ciencia Política y Gobierno - de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Actualmente Directora de la Escuela de Capacitación Registral de la SUNARP y Registradora Pública de la Zona Registral IX - Sede Lima. preguntándole desde cuándo alquilaba el departamento de su señor padre Eduvígenes2. Grande sería su sorpresa al enterarse que Juan Carlos es el nuevo propietario del bien, y que su hermana Karol, se encuentra radicando en Puerto Rico, desde hace un mes. A propósito de la historia de Ana Luisa, analizaremos, algunas figuras legales relacionadas, como son el heredero aparente y su relación con la apariencia jurídica. I. TRANSFERENCIA DE INMUEBLES Las transferencias de bienes inmuebles, tienen por finalidad, el cambio de titularidad del bien, en consecuencia el propietario de un bien deja de serlo, y el adquirente tendrá la condición de propietario, con todos los atributos que le confiere el ordenamiento legal. El Código Civil Peruano, en el artículo 949, establece que para la transferencia de bienes inmuebles, se opta por el principio consensualístico, el cual tiene su origen en el Código Civil Francés de 1804 - corriente minoritaria en el mundo- , ya que no utiliza instrumentos publicitarios para dar a conocer las transferencias, y en general para dar a conocer el estado jurídico de los inmuebles. En el estudio de títulos que la abogada de Juan Carlos realizó, tuvo que determinar la capacidad o legitimidad de transferencia del vendedor o transferente, a efectos de que el contrato despliegue todos sus efectos de eficacia y produzca los efectos queridos. Para determinar la capacidad del transferente, acudió a los Registros Públicos, ya que con la información sobre el bien y el propietario, se encontraría bajo los alcances del principio de fe pública registral, el cual nos puede proporcionar una apariencia3 o una verdad oficial4 como lo precisa Pau Pedrón. Puesto que es la información que brinda el Registro, lo que le permite al Estado ofrecer certeza respecto de las titularidades inscritas, a efectos de proteger la contratación sobre inmuebles y reducir costos. Pues, todos los Estados buscan otorgar seguridad a los ciudadanos, ya que constituyen uno de los fines primordiales del Derecho y del pacto social para vivir en armonía. 2 El departamento en el Distrito de San Borja, es el único bien de Eduvígenes. 3 Investigamos la figura de la apariencia jurídica en relación a la publicidad registral, ya que a través de ésta se permite generar efectos jurídicos de protección en el caso de conflictos de derechos. A efectos del presente artículo no profundizamos, sobre la distinción existente a si el Registro constituye una apariencia o una verdad oficial. 4 Pau Pedrón, Antonio. La Publicidad Registral. Centro de Estudios Registrales, Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España. 2001. Pág. 343-344. 2 Sin embargo, esta protección de parte del Estado, está sujeta al cumplimiento de ciertas reglas y requisitos, ya que todo Estado al elegir la ponderación de valores a fin de otorgarles protección, tiene de por medio intereses jurídicos en pugna. Como por ejemplo el de Ana Luisa, quien cree que Karol, al no ostentar la propiedad total sobre el inmueble, no podría transferir válidamente la propiedad a Juan Carlos5, pues, se encuentra pendiente una acción judicial de petición de herencia para que ella sea declarada heredera. Sin embargo, el comprador - Juan Carlos- podría válidamente decir que él se sometió y cumplió con las normas que establece la sociedad peruana en la adquisición de inmuebles, acudir al registro y tener con buena fe, al momento de la adquisición- ya que diligentemente verificó actos de posesión de parte de la vendedora. Cuando el Estado, impone reglas o requisitos para que pueda operar su protección en el supuesto de adquisición de bienes inmuebles, es que tenemos que recurrir a una figura muy antigua y conocida por nosotros, la posesión, ya que en nuestro esquema legal, la posesión del transferente, es un aspecto trascendental a evaluar en la contratación sobre inmuebles, ya que conforme refiere Richard Posner, “se puede imaginar dos sistemas diferentes de derechos de propiedad: uno basado solamente de acuerdo a un sistema de títulos físicos, y otro basado en la posesión. Sin embargo cada uno involucrará serias ineficiencias, ya que un sistema universal de títulos físicos, asume que todo es propiedad de alguien en este momento, y permite la transferencia solo mediante las formalidades establecidas (por ejemplo, la entrega de una escritura pública). Sin embargo, ello no define el estado de los no-propietarios que, sin embargo, detentan un uso exclusivo de la propiedad, como los tenedores y también es inútil para enfrentar los errores inevitables que presenta un sistema de derechos en títulos físicos. En el otro sistema en el cual el uso exclusivo del derecho de propiedad depende del control físico de la propiedad, involucra gran inversión para mantener un control efectivo”.6 Por lo que un sistema legal eficiente de derechos de propiedad es probablemente un sistema mixto, uno que combine derechos representados en títulos físicos, con títulos posesorios, con reglas claras y sencillas que permitan la movilidad de los bienes. A efectos de conocer los fundamentos de nuestro esquema legal, veremos “la apariencia” como una figura legal, que subyace y fortalece nuestro sistema. Es decir Karol se está refiriendo al conocido aforismo jurídico: “no se puede trasmitir derechos que no se poseen” 6 Posner, Richard A. Savigny, Holmes, y el análisis económico del derecho de posesión. En Themis 48- Revista de Derecho editada por estudiantes de la PUCP. 2006. 5 3 II. APARIENCIA JURIDICA La seguridad jurídica en la adquisición y contratación sobre bienes descansa fundamentalmente en la certeza de que ésta se verifique de su verdadero propietario y que la condición del bien sea conocida en cuanto a sus gravámenes, cargas y otras restricciones. En segundo término, la certeza en cuanto al objeto de la adquisición también resulta relevante, es decir, la adecuada identificación del bien en lo que atañe a sus características físicas. Conforme lo expresa Angelo Falzea7, el dinamismo de las transacciones e intensificación de las relaciones económicas ha impuesto una protección reforzada de los terceros8. Esta corriente innovadora cuyo lugar de vanguardia fue Alemania, generó una formulación de la teoría de la apariencia y, con un alcance más general, en la teoría de la confianza. La figura jurídica de la apariencia jurídica, es un elemento que fortalece el concepto de publicidad en relación a las formas de adquisición de los bienes, ya que lo que el ciudadano busca es efectuar una contratación válida e inatacable, o lo que es lo mismo, mantener la propiedad del bien una vez adquirido, sin el riesgo de perderlo por causas que no le era posible conocer al realizar la adquisición. En la transferencia de titularidades de inmuebles, al igual que en la transferencia de otros derechos, la sociedad moderna, ha recurrido a los Registros Públicos, como un medio de generación de publicidad para el conocimiento de titularidades, pues conforme lo refiere Diez Picazo, toda la evolución histórica de la publicidad inmobiliaria es una lucha por alcanzar la seguridad del tráfico y por superar el secreto o el carácter privado de los actos y negocios relativos a bienes inmuebles, hasta alcanzar una publicidad legitimadora o constitutiva9. Es así que para entender la función de la publicidad de los derechos reales, se tendrá que recurrir al concepto de legitimación, entendido como aptitud general de la persona para ser sujeto activo o pasivo de las relaciones de derecho, lo cual justifica que una persona ejercita un determinado derecho. 7 Angelo Falzea. El principio jurídico de la apariencia. Traducción de León L. Leysser, para la Revista de Derecho PUCP Nº 59. Pp 177-212. Tomado del Tìtulo Original: “Apparenza”, en FALZEA , Angelo. Ricerche di teoria generale del diritto e di dogmatica giuridica, II, Dogmatica giuridica. Milán: Giuffré, 1997, Pp. 809-856. 8 Para efectos del presente artículo entiéndase por tercero a Juan Carlos. 9 Diez- Picazo, Luis. Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial: Las relaciones jurídico-reales. El Registro de la Propiedad- La Posesión. Editorial Tecnos, Madrid- España, 1978. Pág. 241. 4 Para Ladaria Caldentey, en su libro “Legitimación y apariencia jurídica”, citado por Luis Diez Picazo10, pueden distinguirse tres clases de legitimación: Legitimación directa, Legitimación indirecta, y Legitimación excepcional o extraordinaria. Entendiéndose a esta última como: “el reconocimiento hecha por la norma de la posibilidad concreta de realizar con eficacia un acto determinado en la esfera jurídica ajena, sin respetar la titularidad, en virtud de una representación aparente o de una titularidad aparente”. Lo que para Diez Picazo, significa que cuando una persona adquiere de quien es a todas luces capaz de derechos y capaz de obrar y aparece en la comunidad jurídica como titular de un derecho o como representante del titular, ya sea porque él mismo por error cree ser titular o representante del titular del derecho, ya sea porque con malas artes, ha conseguido inventar o crear esta apariencia, en estos casos si alguien perteneciente a esta comunidad jurídica, actuando de buena fe y cumpliendo algún otro requisito, confía en la apariencia y adquiere de quien es tenido por dueño o por representante del dueño, debe ser mantenido en su adquisición. Por lo que concluye, que la definición general de legitimación queda reducida a decir que es “el reconocimiento hecho por la norma de la posibilidad concreta de realizar con eficacia un acto determinado”. En consecuencia la protección de la apariencia jurídica será importante, a efectos de proteger a los contratantes que confían razonablemente en la publicidad registral brindada. 2.1. Definicion de Apariencia Apariencia proviene del latín “apparentia”, y según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, es un aspecto o parecer exterior de alguien o algo11. En el aspecto filosófico se le identifica con el aspecto exterior que ofrecen las cosas, lo que puede ser verdadero o falso, por lo que tendría ambos sentidos de significación: aparente y evidente, encontrándose hasta tres aspectos diferentes: 1.- El de verdad de la cosa, en cuanto que ésta se identifica con el aspecto que ofrece; 2.- El de ocultamiento de esta verdad y el de camino para llegar a ella; 3.- Solo mediante la comprensión del aspecto o aspectos que ofrece una cosa podremos saber lo que verdaderamente es12. 10 Ibid., Pág. 243-244. Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. Vigésima Segunda Edición 2001.a/g. Pág. 176. 12 Ferrater Mora. José. Diccionario de Filosofía. Tomo I. Editorial Sudamericana, Buenos Aires. Argentina. Pág. 114. 11 5 En el primer caso se dice que la cosa no es sino el conjunto de sus apariencias o aspectos; en el segundo, que es algo situado más allá de la apariencia, la cual debe ser atravesada con el fin de alcanzar la esencia del ser. En términos jurídicos, la situación de apariencia es entendida como aquella en la cual un fenómeno (materialmente presente e inmediatamente real) manifiesta otro fenómeno (ni materialmente presente, ni inmediatamente real). En efecto, esta manifestación es de carácter objetivo a través de signos y relaciones de significación socialmente apreciables. 13 Es decir, se le toma desde el punto de vista negativo de su concepción lingüística y filosófica, ya que implica una realidad discrepante con el fondo, derivada de una norma jurídica pero que equipara la institución que falta o falla14, con los efectos que tendría si existiese, es decir, no permite convalidar el acto o derecho aparente pero si los efectos que éstos tendrían, para no perjudicar la relación que se generó basada en la apariencia creada y reconocida legislativamente. Por lo que la legislación hace ante una discrepancia de la realidad de fondo con la que se publicita (como en el caso de los bienes inmuebles registrados, con el Registro), es equiparar esta realidad externa publicitada, con la real. Es decir, que sustituye los efectos que produjese, como es en el caso de la venta efectuada del bien que no pertenece al titular, que figura como propietario en el Registro. Resultará entonces que la escisión de la realidad en dos: Una externa apariencia; y, otra interna realidad de fondo, que una vez separadas se encuentran como opuestas. La apariencia en consecuencia es una figura jurídica que surge en el correlato a la publicidad, no es sino una publicidad desacertada o equivocada que motiva una especial reacción defensiva del ordenamiento para los terceros, por lo que los orígenes de esta figura jurídica, están propiamente relacionados a los sistemas de publicidad. En el Derecho Romano, nos atreveríamos a decir que no se instituyó propiamente en las relaciones privadas entre los ciudadanos, por el sistema de transferencia que optaron, además por el cumplimiento estricto del principio mediante el cual nadie puede transferir más de lo que tiene. 13 Angelo Falzea. Op. Cit. Pp. 183. 14 En el presente caso, nuestro sistema legal equipara a Karol como única propietaria. Recuérdese que partimos de la afirmación que Juan Carlos cumplió con verificar la publicidad registral y los actos posesorios. 6 Según el maestro Ihering15, en Roma el ciudadano vivía con más intimidad con el Estado que nosotros, y el sentimiento jurídico de aquel pueblo distinguía claramente el derecho del particular y el del Estado, pues los intereses de este se encuentran vinculados íntimamente con los del pueblo, sin que ello signifique que existía una distribución de la riqueza en forma equitativa, ya que desde muy antiguo en Roma, se generó un sistema defectuoso del sistema de repartición de bienes y de la circulación de las riquezas. Pero, sí encontramos antecedentes de efectos de publicidad por ejemplo en las subastas realizadas por el Populus Romanus, ya que la transferencia en estos casos, es aún más solemne que la compra venta, por la publicidad que se otorga a través de las pujas16, por ello hay supuestos de transferencia, que no se podrían haber realizado en forma directa mediante compra venta, sino necesariamente a través de pública subasta17. Al respecto, no se ha podido ubicar en las fuentes del derecho romano justinianeo, una distinción más precisa. En relación a la comparación de la apariencia con otras figuras jurídicas, el jurista español Cano Martinez De Velasco, nos dice que “suele confundirse apariencia y ficción jurídicas. Pero, se trata de conceptos distintos: 1.- La apariencia es realidad, nunca la ficción, aunque es una realidad externa, necesariamente discrepante con la de fondo (p. ejemplo: acreedor o heredero que, en verdad, no son tales, pero lo son para el deudor. Tan es así, que el pago a aquéllos es válido). 2.- La apariencia deriva directamente de una norma jurídica. La ficción deriva indirectamente, por la vía de una presunción “de iure”. 3.- La apariencia equipara la institución, que falta o falla, con los efectos que tendría si existiese. La ficción sustituye no solo los efectos sino la estructura, que faltan, por otros y otra artificiales. Además, la ficción jurídica es siempre un fenómeno objetivo. La apariencia lo es mixto, puesto que necesita de unas circunstancias externas, que la hagan creíble a los terceros (aspecto objetivo), y además que éstos se la crean (buena fe; aspecto subjetivo). La ficción se refiere a las partes de una relación o cuasi relación jurídica; la apariencia además a los terceros” 18. 15 IHERING, Rudolf Von. El espíritu del Derecho Romano en las diversas fases de su desarrollo. Editorial Comares. S.L. Tomo Primero, Granada, 1998.Pág. 448-513. 16. Código 11.31.1: “Si sin ninguna condición compraste predios que vendió la república, habiéndose perfeccionado la venta, sin razón alguna temes que por haberse hecho puja se te pueda quitar el dominio. Porque los términos establecidos para las pujas pertenecen a negocios del fisco, a no ser que alguna ciudad tenga una ley propia”. 17. Código 10.3.2: “Dos razones favorecen tu pretensión, que indicas que tus posesiones fueron vendidas de oficio habiéndose prescindido de la solemnidad de la subasta, y que dices que por vil precio fingió el adversario, por causa de una deuda exigua, una compra graciosa en fraude tuyo y contra la utilidad de mis cuentas. Por lo cual acusa estos actos ilícitos, tanto mirando por la indemnidad del fisco, como procurando por tu seguridad”. 18 Cano Martínez de Velasco, José Ignacio. La exteriorización de los actos jurídicos: Su forma y la protección de su apariencia. Bosch, Casa editorial S.A. Barcelona- España. Primera Edición 1990. Pág.50-51. 7 Podríamos concluir citando a Angelo Falzea, para quien la apariencia objetivamente entendida, es el aparecimiento de lo irreal como real, dentro de un campo de experiencia pública (la letra cursiva es nuestra), en virtud de relaciones socialmente reconocidas de significación no simbólica19. 2.2. Naturaleza jurídica de la apariencia La apariencia es una medida de política legislativa, ya que constituye una de las defensas inmunológicas del ordenamiento positivo. Sin embargo, existen opiniones encontradas en la doctrina, respecto a si la apariencia constituye o no un principio general, para Bustos Pueche, no puede llegar a constituir un principio general, pues deben aplicársele preferentemente los que le son contrarios, a saber que nadie transmite lo que no tiene y la exigibilidad en quien actúa de penetrar tras las apariencias, como deber de diligencia media en el mundo negocial 20. Sin embargo para Angelo Falzea y Luis Diez-Picazo21, se debería llamar el principio general de la protección de la apariencia jurídica, la cual se expresa como que el ordenamiento debe proteger la publicidad que la apariencia determina, sobre todo cuando existen terceros que pueden confiar en ella. A ello, hay que sumarle el supuesto de que cuando el derecho cede ante la apariencia, conforme lo expresa De Anguel Yagüez22, se está contraponiendo el valor justicia (sin que ello deje de desconocer el valor social de los hechos- apariencias), y reglas técnico- jurídicas por otro. Por lo que de acuerdo a este pensamiento, la regla “nadie da lo que no tiene”, que serviría de base a la eventual tutela dispensada por la ley al dueño de la cosa originaria vendida, no aparece como un principio puro de justicia, sino como una mera fórmula que, basada en abstracto sobre imperativos de la lógica, puede sin embargo desmerecer ante otro criterio, también de justicia, como es el de que nadie puede resultar dañado injustamente. Tal es así que según Benito Arruñana23, para que los derechos reales puedan facilitar los procesos de búsqueda, negociación y contratación de inmuebles, los costes de transformación y de transmisión de los derechos reales deben ser bajos, evitando potenciales conflictos, ya que sabremos quiénes son sus titulares, negociar con tales titulares de derechos para 19 Angelo Falzea. Op. Cit. Pp. 186. Cano Martínez de Velasco, José Ignacio. Op. Cit. Pág. 59-60. 21 Diez- Picazo, Luis. Op. Cit.. Pág. 461. 22 De Angel Yagües, Ricardo. Apariencia Jurídica, posesión y publicidad inmobiliaria registral. La Editorial Vizcaina S.A. Publicaciones de la Universidad de Deusto. Bilbao 1982. Pp. 24-25. 23 Arruñada, Benito. Sistemas de titulación de la propiedad: Un análisis de su realidad organizativa. Editorial Palestra. Lima, Perú, 2004. Pág. 71 20 8 obtener su consentimiento y celebrar el acuerdo que se necesita para la adquisición del bien. Sirviendo ante para resolver el conflicto de intereses entre el verdadero propietario y el tercer adquirente. Por lo que consideramos pertinente seguir las aproximaciones, que consideran a la apariencia como un principio jurídico orientador del sistema legal. 2.3. Apariencia jurídica y publicidad registral Con frecuencia algún sector de la doctrina ha identificado publicidad y apariencia; pero, estos son instrumentos convergentes de tutela jurídica, que responden a la misma exigencia práctica: armonizar la tutela del tráfico con la de los derechos subjetivos. Pues este fin común permite, a veces, pensar que son la misma cosa, pero, es menester distinguir ambos términos, conforme lo refiere Moisset De Espanes24. Para el profesor Vallet De Goytisolo, citado por Gonzales Barron25, “El registro es un instrumento de publicidad que juega en dos momentos: a) ANTES DE LA ADQUISICION: anunciando a todos quién es el titular, por lo menos formal, del inmueble que se desea adquirir, así como de las cargas y gravámenes que les afectarán en caso que se concrete el negocio adquisitivo; b) DESPUES DE LA ADQUISICION: si el adquirente inscribe su título de adquisición, lo hará invulnerable a las reclamaciones que resulten de causas ajenas al contenido del registro”. Uno de los rasgos fundamentales de los Registros de seguridad jurídica es la oponibilidad. Desde la perspectiva de la eficacia de esos Registros, este es el único rasgo común a todos ellos (no en todos rige el principio de la fe pública registral, ni el de prioridad)” 26. El registro es una gran central de información, que nos proporciona la situación jurídica de los inmuebles, por lo que para darle solidez a su existencia y fortalecer su naturaleza, está el principio de inoponibilidad de lo no inscrito. Lo cual significa que el adquirente no inscrito de un derecho sobre inmuebles, no lo puede ejercer frente al tercero con un derecho inscrito sobre el mismo inmueble, ni tampoco aquél puede formular pretensiones perjudiciales en contra de este. 24 Moisset de Espanés, Luis. La publicidad registral. Palestra Editores, Cuarta Edición. Lima. Pág. 45. 25 Gonzáles Barrón, Gunther. Tratado de Derecho Registral Inmobiliario. Jurista Editores, Lima – Perú, 2002. Pág.55 26 Pau Pedrón, Antonio. Op. Cit. Pág. 297-298. 9 La función técnica de este principio es proteger la publicidad que conlleva control de legalidad, seguridad y transparencia, frente a la clandestinidad, que conlleva legalidad dudosa, inseguridad y posible mala fe. Desde el punto de vista jurídico, el fin de la publicidad, es conseguir una titularidad cierta y notoria en cuanto a los derechos reales, quedando éstos garantizados frente a cualquier alteración oculta. Desde el punto de vista económico, el Registro de la Propiedad, actúa sobre uno de los elementos centrales del sistema, cuál es, la definición, atribución y protección de los derechos de propiedad, sin derechos de propiedad no hay mercado, puesto que los agentes no podrían intercambiar los bienes si no existiese una vinculación entre los propietarios y esos bienes; sin derechos de propiedad eficientes no hay mercados eficientes y sin estos últimos no hay crecimiento económico. Este principio se halla contemplado en el artículo 2022, Inc. 1 del Código Civil: “Para oponer derechos reales sobre inmuebles a quienes también tienen derechos reales sobre inmuebles, es preciso que el derecho que se opone esté inscrito con anterioridad al de aquél a quien se opone”. Los principales supuestos de aplicación de este principio son los siguientes: A).- En la doble venta de un mismo inmueble, adquiere la propiedad el comprador que primero llega al Registro27. B).- La venta de un inmueble, y su consiguiente inscripción, conlleva la liberación de los derechos reales anteriores constituidos por el vendedor pero no inscritos. C).- En la adquisición de derechos reales limitados o de garantía (usufructo o hipoteca, respectivamente), la inscripción de estos hace que se tenga como inoponible la eventual transferencia de propiedad no- inscrita, aún cuando ésta sea de fecha anterior a la constitución del derecho real limitado. El Artículo 1135 del Código Civil, además de la inscripción del título, exige que el tercero cuente con buena fe, por lo cual queda la duda respecto a la 27 En el caso de la doble venta, el elemento determinante es la buena fe del comprador, por lo que en la vía judicial algunas tendencias jurisprudenciales, la vinculan directamente a la verificación de posesión del inmueble o de ejercer actos de propiedad. Al respecto reproducimos parte de los fundamentos de la sentencia en el Proceso 2001-0351-0-0901-JR-CI-3 del Tercer Juzgado Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima: “… asimismo resulta extraño que el comprador no se hubiera acercado a conocer el bien que estaba adquiriendo, hecho que corresponde a todo diligente comprador que va a invertir una suma considerable de dinero, porque de ser así obviamente hubiera encontrado a la demandante que se encuentra en posesión del bien sub -litis y más aún de las fotos que corren a fojas cuatrocientos cincuenta y ocho se advierte que en dicho local existe un cartel que informa el nombre de la demandante y que es un bien litigioso…”. 10 necesidad de este requisito, para todos los demás casos en donde es aplicable el principio de inoponibilidad. Se argumenta que la buena fe es un principio general del derecho, aplicable también al caso del tercero inscribiente favorecido por el Registro, y a quien se le exige desconocer la existencia de un titular distinto al que le transmitió el bien. En tal sentido, se entiende que ambas normas son complementarias entre sí (artículos 1135 y 2022 C.C.). 2.4. Elementos de la tutela a la apariencia Como vemos para que la apariencia despliegue sus efectos dentro de nuestro esquema legal, necesita cumplir con dos elementos, uno que es el reconocimiento legal, de la legitimidad para transferir el bien y el otro que consiste en el conjunto de circunstancias, que unívocamente presentan al exterior una realidad diferente de la verdadera. O sea, una realidad- fachada o externa. Esta ha de ser, además, creíble, o sea que debe tener fuerza suficiente para parecer la realidad de fondo. Es necesario que esa fachada sea creída por los terceros. Este es el elemento subjetivo de la apariencia en que la buena fe consiste. Corresponde fijar la naturaleza de la buena fe en el derecho. Jurídicamente hay que decir: 1º La buena fe de la apariencia es un estado de conocimiento erróneo con realidad a un título o relación jurídica que afecta al tercero. 2º Es un error excusable, de acuerdo con la diligencia media para salir de aquél. 3º No es igual a la duda, pues quien duda está obligado a la diligencia para salir de la incertidumbre. De modo que esta excluye la buena fe…”28 “Ese conocimiento de la realidad extra registral es lo que, en teoría de la publicidad, se denomina mala fe. La mala fe es, por supuesto, el simple conocimiento- sin ingrediente alguno de conducta, sin obligación alguna de diligencia; pero, es necesario algo más: ha de ser un conocimiento pleno, completo. Si el tercero conoce algunos datos fragmentarios, indiciarios de la realidad, discordantes con el silencio o la manifestación exacta del registro, no por eso ha de considerarse desvirtuada su buena fe. Frente a esa apariencia ha de prevalecer el Registro. Si el Registro fuera otra manifestación de apariencia, como han pretendido algunos autores, el Registro no tendría porqué prevalecer sobre los indicios de realidad. Pero, 28 Cano Martínez de Velasco, José Ignacio. Op. Cit. Pág. 65-66. 11 no es así el Registro no es apariencia, es verdad oficial, es publicidad oficial.”29 Jose Enrique Bustos Pueche30, coincidiendo con lo mencionado líneas arriba, nos dice que los requisitos para la protección de la apariencia jurídica, son: el requisito objetivo o material, el subjetivo o psicológico, el formal que se refiere al negocio jurídico realizado, y el requisito negativo, mediante el cual se precisa que el Ordenamiento jurídico, no haya excluido expresamente la aplicación de la doctrina de la apariencia jurídica. Este autor, sintetiza los requisitos, con la siguiente frase: “En resumen de lo que se trata es de que este conjunto de signos exteriores, que constituyen el elemento material de la apariencia, sean de tal entidad y contundencia que cualquier persona prudente los tomaría como denotadotes de la verdadera situación jurídica de la que, habitualmente, son reflejo o exteriorización”31. En lo que respecta al elemento subjetivo32, se toma a la buena fe, como nervio del requisito33 . Este nexo de la apariencia jurídica con la buena fe, es un nexo jurídico34 III. TRANSFERENCIA REALIZADAS POR UN HEREDERO APARENTE El artículo 665 35 del Código Civil nos hace referencia de la existencia de dos supuestos: Primero: La procedencia de la acción reivindicatoria contra el tercero, sin buena fe, adquiere bienes hereditarios a título oneroso por el heredero aparente que entró en posesión de ellos. Este supuesto no puede tener el amparo de la apariencia debido a que el tercero obró sin buena fe, por lo tanto no se generó una situación de convicción que haya determinado la contratación, es decir, no se cumple el supuesto de apariencia jurídica, pues, se conoce de la inexactitud o falsedad de la situación. 29 Pau Pedrón, Antonio. Op. Cit. Pág. 343-344. Bustos Pueche. Op Cit. Pág. 68. 31 Ibid. Pág. 73 32 En el elemento subjetivo encontramos la forma de protección plena de la apariencia, ya que se busca no admitir conductas dolosas en la contratación, ya que si la legislación admitiera su protección sin este requisito, estaríamos protegiendo en relación solamente a la información que brinda el Registro, el cual muchas veces adolece de inexactitudes. 33 Bustos Pueche. Op Cit. Pág. 78. 30 34 Angelo Falzea Op. Cit, Pp. 197. 35 Artículo 665 del C.C.- “ La acción reivindicatoria procede contra el tercero que, sin buena fe, adquiere los derechos hereditarios por efecto de contratos a título oneroso celebrados por el heredero aparente que entró en posesión de ellos. Si se trata de bienes registrados, la buena fe del adquirente se presume si, antes de la celebración del contrato, hubiera estado debidamente inscrito, en el Registro respectivo, el título que amparaba al heredero aparente y la transmisión de dominio en su favor, y no hubiera anotada demanda, ni medida precautoria que afecte los derechos inscritos. En los demás casos, el heredero verdadero tiene el derecho de reivindicar el bien hereditario contra quien lo posea a título gratuito o sin título.” 12 Es decir, nos encontraríamos, ante derechos no inscritos, cuya publicidad, se otorga a través de la posesión, reflejándose en la sociedad una convicción de su calidad de titular del derecho, por las facultades de titular que ostenta, como la disposición de los bienes. A diferencia del Segundo Tratándose de bienes registrados la ley ha previsto la presunción de la existencia de buena fe al fundamentar el derecho transferido en la publicidad que brindó el registro sin existir ningún cuestionamiento a esta titularidad, pues la existencia de una medida cautelar desvirtuaría la presunción recogida en el artículo en análisis. A efectos del análisis, debemos tener en cuenta que “heredero aparente” es aquel que sin haberlo sido realmente en ningún momento, ostenta creíblemente la cualidad de heredero como propia, al haber sido llamado a la herencia, pues, si solo nos bastara hechos que lo hiciesen creíble se construiría un instituto exclusivamente sobre la protección de la buena fe, no sobre la apariencia, la que necesita una base objetiva, unívoca, invariable e indiscutible, además de los hechos que ratifiquen su calidad. En este tipo de adquisición del heredero aparente, es necesario, precisar que la transferencia, también puede ser efectuada por un verdadero heredero, pero que no es titular de la totalidad de acciones y derechos del inmueble, como suele suceder cuando existen procesos de petición de herencia, como es el caso de Ana Luisa. El tercero adquirente, se encuentra protegido por la presunción de veracidad de la información registral, y de legitimación del transferente, por lo que puede adquirir válidamente del heredero, ya que por la doctrina de la apariencia, se producen los efectos jurídicos normales para la transferencia; sin embargo, es necesario tener en cuenta que la doctrina de la apariencia no busca proteger situaciones injustas en el derecho. Por lo que es preciso mencionar a efectos de conocer una salida legal diferente a la nuestra36, la que se aplica en el derecho español, a efectos de proteger a los herederos, ya que al existir una declaratoria de herederos o testamento inscrito, los herederos declarados, pueden válidamente transferir los bienes adquiridos, y al momento de inscribirse la declaratoria de herederos por petición de herencia, los bienes podrían ya no encontrarse en la esfera de propiedad de los herederos. 36 Lo cual no significa que estemos optando por este tipo de salida legal. 13 En el derecho español, en el artículo 28 de la Ley Hipotecaria, prescribe que “las inscripciones de fincas o derechos reales adquiridos por herencia o legado, no surtirán efecto en cuanto a tercero hasta transcurridos dos años desde la fecha de la muerte del causante. Exceptúense las inscripciones por título de herencia testada o intestada, mejora o legado a favor de herederos forzosos” Para la jurista española Margarita Fernandez Arroyo,37 en el Artículo 28 se puede distinguir una doble vertiente: 1.- La primera está constituida por un aspecto meramente estático producida por la simple inscripción practicada a instancia del heredero aparente y extendida a su favor. En esta hipótesis la suspensión de los efectos referidos en el citado precepto tiene un carácter absoluto porque la relación que media entre él y el verus heres se desenvuelve estrictamente en el orden civil. Por consiguiente, dicha institución esta privada de protección registral más allá de los dos años a que alude el artículo 28; 2.- La segunda, sin embargo, está constituida por un aspecto dinámico, que se origina cuando entra en juego un tercer adquirente del heredero aparente inscrito que a su vez inscribe. En este caso es donde realmente halla operatividad el artículo 28, porque la firmeza o resolución del derecho del tercero dependerá de que en el plazo de los dos años, contados en la forma señalada en el precepto, el verdadero heredero impugne su asiento registral. Luego, la suspensión de efectos en este último supuesto tiene un alcance limitado en el tiempo, quedando su relación frente al verus heres sustraída a la mecánica registral, en tanto no transcurra dicho plazo. 3.1- El tercero registral en la protección a la apariencia jurídica El artículo 201438 del Código Civil contempla el principio de Tercero Registral, una de las mayores manifestaciones de la apariencia en nuestro código, que ampara o reconoce los efectos al contrato a título oneroso celebrado bajo la publicidad brindada por el registro, que en este caso guardaba discrepancia con la realidad extra registral, pues quien aparecía como titular del derecho no lo era o dejó de serlo por causas que no constaban en los registros públicos. Como se manifestó al inicio del presente trabajo, la apariencia no permite una convalidación del derecho de transmitente o acreedor, sino que basado en la seguridad dinámica generada por la publicidad, permite el nacimiento de los efectos del contrato o mejor dicho la eficacia de los mismos. 37 Fernández Arroyo, Margarita. La acción de petición de herencia y el heredero aparente. Editorial Bosch S.A.1992. Barcelona- España. Pp. 268-269. 38 Artículo 2014 del C.C.- “ Extingue la obligación el pago hecho a persona que está en posesión del derecho a cobrar, aunque después se le quite la posesión o se declare que no la tuvo.” 14 El profesor Messineo39, manifiesta que: “en el propósito de impedir transferencias ocultas de la riqueza inmobiliaria (propiedad inmueble), o en el nacimiento de cargas ocultas (hipotecas, servidumbres, enfiteusis, usufructo inmobiliario, etc), sobre ella; las cuales sino se ordenase su publicidad, serían válidas, aun cuando fuesen ignoradas por los terceros; pero, precisamente por eso, tales transferencias y cargas ocultas, a la larga paralizarían su comercio (circulación en sentido jurídico; y, en particular, la posibilidad de que los inmuebles puedan servir de garantía), a causa de la falta de certeza en que todo tercero adquirente se encontraría acerca de la condición jurídica de dichos bienes (el llamado favor de la circulación) a causa de los riesgos a que quedarían expuestos los terceros sub adquirentes, si los títulos de adquisición no fuesen cognoscibles por ellos. En efecto, en los pasados ordenamientos de las adquisiciones inmobiliarias anteriores a la instauración de los sistemas de publicidad, era necesario, para dirimir aquella falta de certeza, recurrir a vagas pruebas de consistencia, o en absoluto a la tradición oral, que las generaciones se transmitan y que, siendo todos ellos elementos de carácter subjetivo, hacían poco seguras dichas adquisiciones. En tales exigencias, históricamente afirmadas más bien tarde, residen los orígenes de la inscripción”. Podemos concluir que el título al que brinda tutela este artículo es el del trasmitente y no el del adquirente, pues este debe ser perfecto en cuanto a su estructura y por ende eficaz. Esta tutela que brinda la apariencia opera en forma retroactiva a la constitución del negocio del trasmitente. Para Jose Manuel García García,40 el fundamento del artículo 32 de la Ley Hipotecaria41 y del artículo 606 del Código Civil español, no es la confianza en la apariencia, sino la eficacia general ordinaria de la inscripción frente a la clandestinidad, ya que los legisladores de 1861 quisieron evitar la clandestinidad inmobiliaria por razones de interés público, por lo que el autor siguiendo a Messineo, afirma que la inscripción no es obligatoria, sino voluntaria, pero opera como una carga. La tutela de los adquirentes de buena fe, se perfila como un nuevo principio que sustituiría, a aquella máxima que encontramos en una monografía 39 Messineo, Francesco. Manual de Derecho Civil y Comercial. Tomo III, Ejea, Buenos Aires, 1979. 40 García García, José Manuel. Derecho Inmobiliario Registral o Hipotecario. Editorial Civitas. Tomo II. Madrid 1993. Pág. 63-64. 41 Artículo 32 de la Ley Hipotecaria Española: “Los títulos de dominio o de otros derechos reales sobre bienes inmuebles, que no estén debidamente inscritos o anotados en el Registro de la Propiedad, no perjudican a terceros. 15 clásica de Mengoni, según la cual nadie puede transmitir a otros más derechos que los que el mismo ostente, o más brevemente dicho, “nadie da lo que no tiene”42. Es necesario volver a precisar en este punto, que para la protección del tercero deben concurrir los dos elementos básicos: Transferencia a título oneroso y buena fe, debiendo entenderse esta última desde el punto de vista objetivo, puesto que debe fundarse en una situación de apariencia que razonablemente permita aquella convicción43. Según la Exposición de Motivos Oficial del Código Civil de 1984, la buena fe, del adquirente debe existir en el momento de la celebración del contrato mediante el cual adquiere el derecho del cual se trate, y debe subsistir hasta el momento de la inscripción del derecho del adquirente44. A MODO DE CONCLUSION La convivencia en sociedad, hace necesario una asignación de la titularidad que maximice el beneficio, y genere seguridad jurídica, ya que de esta forma no se incrementan los costos, por lo que el principio orientador de la apariencia jurídica, juega un papel vital en la protección de los terceros. Al haberse establecido y acogido estas reglas en nuestro ordenamiento legal, es necesario que personas como Ana Luisa, tutelen sus derechos en forma oportuna, a efectos de que no vean perjudicados por actos dolosos su esfera patrimonial. Si bien hemos podido determinar que la buena fe juega un papel preponderante, consideramos que el análisis de las circunstancias que acarrean la convicción del adquirente, deben contener un grado de objetividad, con existencia de circunstancias objetivas que hagan verosímil el derecho, lo más cercano a la certeza, ya puede existir información que destruya la buena fe del comprador, al catalogarse este hecho, como uno de verificación básica al momento de la contratación. 42 Diez- Picazo, Luis. Fundamentos del Derecho Civil Patrimonial: Las relaciones jurídicoreales. El Registro de la Propiedad- La Posesión. Editorial Tecnos, Madrid- España, 1978. Pág. 684 43 Diez- Picazo, Luis. Op. Cit. Pág. 686. 44 En este punto, discrepamos, con los fundamentos expuestos, ya que consideramos que la buena fe, debe existir al momento de la contratación, pues la transferencia se encuentra consumada, y por ende le es aplicable el principio de fe pública registral. 16 BIBLIOGRAFIA Arruñada, Benito. 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