La banca española trasladará al cliente los altos costes regulatorios EXPANSIÓN POR D.Badía / J.Zuloaga Madrid Actualizado: 13/04/2016 El banquero José Ángel Sánchez Asiáin afirmaba en la década de los 80 que la banca, como institución, se encuentra en una encrucijada vital en la que casi todo, incluso el fundamento de su propio negocio, está cambiando. Y ahora los expertos de KPMG recuerdan esta afirmación para referirse a los retos que afronta el sector en los próximos años. En un contexto de bajos tipos de interés, de constante presión regulatoria y con la amenaza de las fintech, la banca tradicional tiene que reinventarse. KPMG ha realizado, con la colaboración del Instituto de Estudios Bursátiles(IEB), una encuesta a 20 altos directivos de algunas de las entidades financieras más relevantes en España y Andorra, y el 64% considera que "el negocio bancario va a sufrir una transformación radical en los próximos años". Hay varias razones detrás de esta afirmación. Por un lado, el abaratamiento del precio del dinero, actualmente en el 0% en la eurozona, está provocando el estrechamiento de los márgenes. "El entorno de bajos tipos de interés hace difícil rentabilizar el pasivo a bajo coste procedente de los depósitos ociosos de los clientes, mientras que por el lado del activo sigue existiendo una fuerte competencia por la demanda solvente", indica Carlos Trevijano, socio responsable de Estrategia y Operaciones del Sector Financiero de KPMG. Baja rentabilidad Las principales entidades cotizadas mejoraron la rentabilidad media sobre recursos propios (ROE) en 83 puntos básicos durante 2015, impulsándola del 5,22% de media hasta el 6,05%. Pero esta ratio todavía se sitúa por debajo del coste del capital, que los supervisores sitúan entre un 8% y un 10%. La semana pasada, BBVA tuvo que pagar un cupón del 8,875% por los últimos bonos contingentes convertibles, conocidos popularmente como CoCos, para cubrir su capital adicional o AT1. Según los resultados de la encuesta de KPMG, parece que los directivos hayan tirado ya la toalla. Ninguno de los participantes cree que su compañía pueda alcanzar, al menos en el medio plazo, rentabilidades significativamente superiores a las de los últimos años. Y casi la mitad espera que sus beneficios se mantengan estables. Ante este escenario, los directivos de la banca española consideran que los altos costes regulatorios acabarán trasladándose a los clientes. "Habrá que acertar con la identificación del punto de equilibrio para que los precios sean aceptados por los clientes en función del nivel de satisfacción que les reportan los productos y servicios", añade Ramón Casilda Béjar, profesor del IEB. "Sin una estrategia que articule este proceso, las entidades podrían sufrir la pérdida de clientes actuales que no perciban un mayor nivel de servicio y que, sin embargo, sí perciban un mayor coste aparentemente justificado", añaden. Los bancos tienen que volver a alcanzar de nuevo rentabilidades de dos dígitos para que vuelvan a convertirse en una opción atractiva para el inversor. Las siete entidades cotizadas registran caídas en Bolsa en lo que va de año, desde el 2,06% que se deja Bankinter hasta el 23,56% que pierde Popular. Y para ello existen dos vías: la generación de nuevos ingresos mediante el incremento de la vinculación de los clientes actuales y la mejora de la gestión de canales; favoreciendo la digitalización y la omnicanalidad en la relación con los clientes (ver información adjunta). Santander es el objetivo que persigue desde el lanzamiento de la principal apuesta de Ana Botín desde que es presidenta del grupo: la Cuenta 1,2,3. Y en lo que respecta a la digitalización, BBVA es la entidad que más ha insistido. Ajustes Estos procesos conllevarán planes de ajustes. Carlos Torres consejero delegado de BBVA, dio a entender recientemente que no tiene sentido mantener 3.800 oficinas en España. Mientras, Santander ha anunciado un plan para cerrar 450 sucursales y despedir hasta 1.660 empleados. "La banca sigue siendo una de las mayores industrias en términos de empleo de la economía española. El coste laboral es alto para permitirse mantener negocios con ingresos inciertas", concluye Trevijano.