Trabajo y organización sindical Este encuentro de organizaciones populares autónomas en el ámbito Latino Americano es una experiencia que comienza en el año 2003 en Porto Alegre y que en esta edición ha seguido tratando los diferentes problemas y debatiendo sobre una serie de ejes de lucha para América Latina, como son el de la Tierra, Recursos Naturales y Biodiversidad, Espacio Urbano: impacto local de cambios globales, Derechos Humanos, Raza y Genero, Educación y Trabajo y organización sindical. En este Materiales de Reflexión damos difusión a las conclusiones sobre Trabajo y organización sindical que se han producido en el VI ELAOPA. Desde la globalización capitalista y la implementación de las políticas neoliberales, los trabajadores latino-americanos han sufrido los efectos de la apertura comercial, de las privatizaciones y de la desregulación laboral. Estas transformaciones redefinen los mecanismos de organización en la vida productiva de modo estructural. Como una de las primeras medidas adoptadas por la ofensiva neoliberal tuvimos las privatizaciones de sectores estratégicos de las economías nacionales, como el agua, fuentes de energía, minerales e comunicaciones por ejemplo, llevando a desocupaciones y rompiendo las relaciones de estabilidad del trabajador. Otras medidas que sieguen en algunos países latinoamericanos, principalmente desde la década de los 90, son las reformas de la legislación laboral, en la cual se incluyen las flexibilizaciones de los vínculos laborales, cambios de los criterios de negociación con los patrones, prohibición y restricción del derecho a la huelga y cambios en los modos de organización sindical, teniendo el estado brasileño como ejemplo. Estas medidas dictadas por el neoliberalismo llevan a la creciente precarización de los trabajadores y trabajadoras y su atomización, a la fragmentación de la unidad y capacidad de enfrentamiento con las patronales. Las reformas neoliberales se materializan por medio de las privatizaciones de las empresas estatales y por lo tanto públicas, de las reformas del sistema de seguridad social y jurídico en cuanto a los derechos de los trabajadores y organización sindical. Esto aumenta la precarización laboral, exigiendo mayor productividad de los trabajadores y menores sueldos. Además, ellas favorecen inmediatamente al patrón mediante la sistemática reducción impositiva de sus aportes y la reducción o exención de impuestos, como por ejemplo la industria de celulosa, metalúrgicas, automovilística, zonas francas, etc.. Edita: Secretaría de Relaciones Internacionales (CGT) http://www.cgt.org.es Materiales internacionales>> Trabajo y organización sindical [VI ELAOPA]>> abril 2008 La perdida de derechos de los trabajadores es un tema continuamente presente en la agenda de los gobiernos latino-americanos, los cuales buscan progresivamente mayor “competitividad productiva y comercial”. Esas medidas son influenciadas, fundamentalmente por el Fondo Monetario Internacional, gran arquitecto del sistema capitalista. La retirada brutal de los derechos históricamente conquistados por la lucha organizada de los trabajadores en este continente, se da en un momento histórico en el cual el sistema de dominación política opera dentro de las clases oprimidas, desestructurando una cultura de unidad, solidaridad y combatividad de los trabajadores organizados. Opera en un ambiente casi pasivo, habiendo solamente luchas de resistencia muy localizadas y puntuales, como la lucha en contra las reformas de la seguridad social, de la legislación laboral y organización sindical, las cuales caminan en Brasil hace más de 10 años, legalizando la precarización de los más diversos sectores, la restricción al derecho de huelga de los trabajadores del sector público y la vinculación al estado de las centrales sindicales. En las décadas de 70 y 80 en Brasil específicamente, hubo un intento de tomar el estilo combativo y democrático de organización sindical, estableciendo como fundamental la organización en los locales de trabajo y culminando en la formación de una central sindical legitimada por diversos sectores organizados. Pero, a lo largo de los años, en esta organización de la clase trabajadora, venció la subordinación de las luchas a un proyecto de poder de un partido político y sus luchas electorales, perdiendo así la perspectiva de un proyecto de Poder Popular. Esta central hoy, la CUT ( Central Única de los Trabajadores), está junto al actual gobierno de turno, llevando adelante el proyecto neoliberal para el continente. Siguen todavía, así como en otros países latino-americanos, reproduciendo prácticas que constituyen esta cultura de pasividad, de internalización de la burocracia sindical, del individualismo. La solidaridad de clase, la democracia de base, la combatividad y el clasismo pasan a sonar como si fueran cosas de un pasado glorioso que no volverá. Frente a esto, necesitamos construir una nueva cultura, que plantee para el movimiento sindical la organización de los distintos sectores, con una perspectiva de resistencia, pero también de construcción del Poder Popular. Aún con esos cambios, en términos sindicales, otros modos de desregulación son implementados por las propias empresas, sin interferencia por parte de los Estados, pero con carácter de ley, como si fuera un “código de conducta”. Son reglas internas, dictadas por los patrones, que determinan una especie de institucionalidad laboral paralela, haciendo valer, sobre todo, los intereses de las empresas. Citamos la red estadounidense Wall-Mart, la cual esclaviza a sus empleados controlando incluso el rato que van al baño. También les impide la sindicalización. Comisiones de fábrica de algunos sindicatos metalúrgicos, por ejemplo, en Brasil, operan como una pata de los patrones, teniendo como encargo controlar la producción, produciéndose una total inversión del carácter de democracia de base y de la existencia del sindicato como una asociación de lucha de los trabajadores. Uno de los reflejos de la desregulación es el crecimiento de sectores informales e irregulares, los cuales muchas veces tienen relación íntima con las actividades formales, aunque no pueden ser considerados como trabajadores regulares debido a la brutal precarización de sus relaciones y condiciones de trabajo, como los cartoneros y trabajadores tercerizados, por ejemplo. En Latinoamérica y Caribe, el trabajo en negro ocupa el 54% de los puestos de trabajo en las áreas urbanas. Es necesario, por tanto, la organización sindical de todas las formas de trabajo precarizado, incluso lo informal, irregular y cooperativado. Teniendo en cuenta la extensión de la reestructuración capitalista en el continente, sumado a la ruptura de culturas y tradiciones favorables al sindicalismo combativo y clasista, tenemos hoy la debilidad progresiva de los sindicatos y sus respectivas centrales sindicales. Junto a esto, la parcela más significativa de los sindicatos, aún bien estructurados, está en sectores de trabajadores del Estado (servicio público), que representan la mayoría de las entidades en las centrales sindicales, pero no Materiales internacionales>> Trabajo y organización sindical [VI ELAOPA]>> abril 2008 representan la mayoría de los trabajadores y menos todavía sus distintas realidades. Sin embargo las condiciones en las cuales se inscribe el sindicalismo hoy son radicalmente distintas de cuando predominaba el trabajo formal y aún así constituía una identidad de clase de los trabajadores, con niveles de fragmentación infinitamente menores que los actuales. Es necesario, por todo esto, que el movimiento sindical haga un análisis crítico de sus prácticas, también responsables por la debilidad del sindicalismo actual. En distintos casos, la íntima relación entre sindicalismo y gobierno fue y sigue siendo uno de los factores que permiten la atomización y la consecuente pérdida de los derechos, históricamente conquistados, con la pasividad de muchos dirigentes sindicales vinculados a los proyectos de poder no originados de sus bases sociales. Inscribir el sindicalismo en una estrategia de Poder Popular, significa un conjunto de prácticas que generan y forman parte de el. Estas prácticas configuran, aliadas con un discurso y programa adecuados para su tiempo, al largo plazo, una cultura de clase. Esta cultura es la identidad que se contrapone a la cultura dominante y posibilita la construcción de un proyecto de Poder Popular. La independencia de clase (de los gobiernos, de los partidos políticos y de los patrones) es parte fundamental de estas prácticas. Orientar hacia la menor o ninguna mediación del Estado en los conflictos económicos, laborales y sociales. Que estas organizaciones trabajen para la permanencia y vinculación de los trabajadores a la lucha, transcendiendo así, una práctica sindical que exista exclusivamente en los momentos de movilización por mejores sueldos. También debemos tener el reflejo de manejar democráticamente la información y toda la vida sindical, herramienta que agrega para la lucha social y política. La conformación de la cultura de clase no ocurre sólo en el ambiente laboral, existen espacios de la vida cotidiana que tienen un peso fundamental en esta construcción. De este modo, debemos reconocer la existencia y la importancia de las organizaciones populares y la necesidad de coordinarse y trabajar conjuntamente. La práctica y la generación del Poder Popular, implican que el sindicalismo se reconozca como una parte de la amplitud que la clase trabajadora tiene. El caminar en conjunto de los sectores de las clases oprimidas es fundamental en una estrategia de Poder Popular. De esta forma los sindicatos deben poner a disposición, solidariamente su estructura sindical también para el desarrollo de otras organizaciones sociales. Materiales internacionales>> La resistencia zapatista frente al despojo>> abril 2008 Desde lo que afirmamos, planteamos lo siguiente: Trabajar la identidad de clase por medio de prácticas de independencia, acción directa, solidariedad y democracia de base, contribuyendo en la organización de la vida social de los trabajadores. Formación política permanente, buscando desarrollar una conciencia revolucionaria; Inscribir la lucha sindical en una estrategia de Poder Popular. Combate a la burocracia sindical y la corrupción, con fiscalización permanente de las direcciones sindicales. Articularse con otros sindicatos, otros sectores y organizaciones populares. Romper con todos los mecanismos de dominación. Constituir fondos de solidariedad en las entidades con objetivo de ayuda a los desocupados, con el fin de mantenerlos vinculados a su ofício/ setor y sus sindicato, así como ayuda a los huelguistas con fondos de huelga. Acción directa en contra las privatizaciones, reformas y todas las medidas de ataque y pérdida de derechos de los trabajadores. Desarrollar prácticas sindicales que construyan nuevas culturas, rompiendo con la estructura sindical burocratizada, apuntando a la búsqueda permanente de trabajo militante y organización de base. Impulsar la organización de los trabajadores precarizados ( regulares, informales, irregulares y desocupados). Construir una sistematización de la información y debate permanente entre los participantes del encuentro, utilizando como instrumento la internet, con una perspectiva internacionalista, hasta el próximo ELAOPA en 2009. Proponer actividades referentes a las fechas simbólicas como 8 de marzo y 1º de mayo, en los locales de trabajos y sus entidades de base. Por el sindicalismo independiente, combativo y clasista.! Que la ofensa a uno sea la lucha de todos! Arriba los que luchán! Porto Alegre, febrero de 2008