Le cul de sac, o fondo ciego de saco. Editorial ANNCOL 05 Septiembre 2013 10:28 El Plan de JM Santos y la cúpula militar, obviamente asesorado por la Embajada de los EEUU, para intentar una vez más, derrotar a la Insurgencia en lo que él llamó la mesa de negociación, ha llegado a un “cul de sac”, o fondo ciego de saco. El plan Santista se basó en tres premisas políticas falsas que obviamente condujeron a conclusiones políticas falsas: La primera, la famosa tesis Liberal de López Michelsen de los años 70 que hay que arrodillar a la guerrilla para luego sentarla a negociar. La segunda, la famosa tesis del falangismo Conservador criollo, expresada poco antes del 9 de abril de 1948 por los llamados “leopardos conservadores”, y actualmente por el Inquisidor Ordoñez y sus fanáticos Uribistas, de que “lo único importante y posible para Colombia es la Victoria”. Y la tercera, el gran desenfoque político de excluir cualquier posibilidad de Solución Política con los alzados en armas para implementar el gran plan exterminado de los generales de Uribe Vélez llamado “fin del fin de la guerrilla”, destinado a imponerles las leyes imperantes del Estado Colombiano, tan largamente combatido. Es decir que, en lugar de propender por hallar una Solución Política a la guerra contrainsurgente sostenida por los EEUU, se dejó como única Opción posible la Solución Jurídica. Lo que vendría a continuación solo sería, como en la fábula de la lechera de Samaniego, llevar semejante balde de leche en la cabeza y cantar. PERO LA REALIDAD IBA moviéndose en otro sentido: La Insurgencia entendió la enorme desproporción tecnológica y de armamentos gringos contra los que se estaba librando la confrontación y el enorme poder mediático para su satanización. Entonces en su plan “renacer” buscó correcciones y las encontró en la raíz de su lucha de resistencia que es la Política: además de hacer en el plano militar adecuaciones, adaptaciones y corrección de errores lamentables como el secuestro, reforzó su lucha ideológica profunda por explicar a la población cuál era su concepción de una Solución Política a la guerra interna, en donde la llamada solución jurídica debe tener un carácter también político, y mientras el alto mando de generales insistía en aumentar la ofensiva militar con la justificación de negociar en medio de la guerra; la Insurgencia, paralelamente, reforzó el trabajo clandestino de contacto estrecho y flexible con las masas populares, para explicarles su nueva política de lucha de masas, de movilización popular y de Solución Política al Conflicto, hasta convertirla en la obsesión del “renunciado” general Mantilla y del pesista Pinzón contra el Partido Comunista Clandestino (PC3) y contra los diálogos iniciados en le Habana, concebidos como parte esencial de aquella Solución Política. La lucha de masas siguió profundizándose y ampliándose cada día con más profundidad y unidad, y mayor incorporación de organizaciones populares como lo demostró el encuentro popular unitario en Barrancabermeja en 2011 “El dialogo es la ruta” y los eventos que le sucedieron, hasta cuajar en el actual Paro Nacional Agrario y Popular que ha dejado no solo la politiquería Santista sino al propio JM Santos, en pelota. JM Santos quien todos los días insistía en remitir a las FARC al acuerdo ya firmado para finalizar el conflicto; desesperado y tartamudeando, optó por la unilateralidad desconociendo lo firmado. Impuso en el “sagrado recinto de la democracia” (?) con la colaboración de sus desprestigiados y apestosos politiqueros de los partidos de la Unidad Nacional, un “marco Jurídico para la Paz” unilateral, que es ni más ni menos, la solución jurídica al conflicto en forma de Ley. Luego no contento con ello, dio un paso más en la unilateralidad, uniendo antes de la discusión de ese punto, la refrendación de los diálogos entre el Estado colombiano con la Insurgencia a su propia ambición personal electoral, y ha presentado con ayuda de sus desprestigiados y corrompidos partidos de bolsillo, un proyecto de ley para un inconsulto mecanismo de “Referendo”, coincidente con la fecha de su reeleción. Es decir el proceso de paz es un proyecto personal del poderoso Jugador Tartamudo, y no un proyecto del Estado colombiano; a tal extremo que una sola pregunta de un niño de 5 años muestra su ceguera política y su insensatez: ¿Y si tal como están las cosas electoreras, el referendo para poner fin al conflicto se pierde en las urnas el día de la reelección de Santos; qué pasará? ¿Se pierde todo lo que se ha hecho hasta hoy en la Habana?