Reyes Godos - Asociación de militares españoles AME

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Reyes Godos
Reino tolosano
Reino visigodo católico
Alarico I 395-415 Recaredo 586-601
Ataúlfo
410-415
Liuva II
601-603
Sigérico
415
Witérico
603-610
Walia
415-418 Gundemaro 610-612
Teodorico I 418-451
Sisebuto
612-621
Turismundo 451-453 Recaredo II
621
Teodorico II 453-466
Suintila
621-631
Eurico
466-484 Sisenando 631-636
Khintila
636-639
Reino arriano español
Alarico II 484-507
Tulga
639-642
Gesaleico 507-510 Chindasvinto 642-653
Amalarico 510-531 Recesvinto 653-672
Theudis
531-548
Wamba
672-680
Theudisclo 548-549
Ervigio
680-687
Agila I
549-551
Egica
687-702
Atanagildo 551-567
Witiza
702-710
Liuva I
567-572
Agila II
710
Leovigildo 572-586 Don Rodrigo 710-711
REINO VISIGODO CATOLICO
RECADERO
Recaredo I. Rey visigodo (586-601)
Rey de la España visigoda. Hijo de Leovigildo y su primera mujer Teodosia, casado con la reina Badgo;
sucedió en el trono, no por elección como era propio de los reyes visigodos, sino por unánime
consentimiento, puesto que desde el año 572 había compartido el poder con su padre, en cuyo ejercicio
había mostrado sabiduría, además de haberse distinguido como general, conduciendo a los godos a una
victoria sobre los francos.
Después de la muerte del poderoso duque arriano Sigeberto, consideró las ventajas políticas de abrazar el
catolicismo, y con la pretensión de que no pareciese una decisión banal, reunió a los obispos católicos y
arrianos, a los cuales invitó a exponer en su presencia los argumentos de los respectivos credos, al cabo de
lo cual, Recaredo proclamó su convicción de que el credo ortodoxo católico estaba basado en argumentos
evidentes de las Escrituras.
Recaredo declaró públicamente la adhesión de él y su familia a la Iglesia Católica, en un acto celebrado en
la ciudad de Toledo el 13 de enero del año 587. Recaredo hizo profesión de fe ortodoxa, según el ritual que
luego se siguió para la acepción de los godos arrianos en la Iglesia. Es el comienzo de una política
institucional que pretendía el acercamiento e incluso la fusión entre las dos grandes comunidades del reino:
la hispanorromana católica y la goda arriana.
La mayor parte de los visigodos arrianos, incluyendo los obispos, acostumbrados a vivir entre católicos,
mostraban una gran tolerancia religiosa, por lo cual, salvo en la Galia donde Recaredo era menos respetado,
las conversiones fueron casi unánimes.
En las Galias el obispo Athaloc y dos nobles godos se rebelaron, llamando a los francos en su auxilio. Pronto
fueron derrotados por los generales de Recaredo. Gosvintha, viuda de Atanagildo, después de Leovigildo, y
madrastra de Recaredo, que había profesado públicamente su conversión, tramó una conspiración, que
aunque descubierta, no fue castigada. Gosvintha murió poco tiempo después, según algunos suicidándose.
La conversión personal de Recaredo fue seguida de la adopción del catolicismo como religión oficial del
pueblo godo, en el desarrollo del III Concilio de Toledo en el año 589, bajo el patrocinio de San Leandro: El
día 8 de mayo del año 589, el rey Recaredo declaró inaugurado el III Concilio de Toledo con el fin de dar
público testimonio de la conversión de los visigodos al catolicismo; en los textos del Concilio, además de
recogerse la profesión de fe de Recaredo y sus nobles godos, se hizo un plan de restauración eclesiástica,
de asimilación del clero arriano y reparto del patrimonio eclesiástico; asimismo, se estableció una normativa
para la celebración de concilios que, a partir de este momento, tuvieron relevancia política y religiosa con la
reunión del Aula Regia. Puede considerarse a este concilio como el acta fundacional del Reino visigodo
católico de Toledo.
Poco después del concilio, el rey franco Juntan invadió los territorios visigodos en las Galias con un ejército
de más de 60.000 hombres, que pusieron cerco a la ciudad de Carcasona. Claudio, general de Recaredo,
infligió tal derrota a los francos que nunca jamás intentaron de nuevo una invasión.
La posterior alianza con el bizantino Mauricio Tiberio, consagraron un prolongado periodo de paz en los
últimos años de vida de Recaredo, que murió de muerte natural en Toledo entre el 1 y el 26 de diciembre
del 601.
Los nobles honraron su memoria eligiendo como sucesor a su hijo Liuva II.
La consolidación del reino de Toledo.
Recaredo I (en latín: Flavius Reccaredus) (559 – Toledo, 21 de diciembre del año 601) fue rey de los visigodos desde el 586 hasta el
601, cuando murió en Toledo.
Hijo y sucesor de Leovigildo y de su primera mujer, combatió a los francos, a los bizantinos (aún presentes en el litoral andaluz) y a los
vascones, y hubo de sofocar varias revueltas de los nobles visigodos.
El hecho más destacado de su reinado se produjo en 589, cuando convocó el III Concilio de Toledo en el que, junto con varios nobles y
dignatarios eclesiásticos, abjuró del arrianismo y se convirtió al catolicismo, con lo que llevó a cabo la unificación religiosa entre
visigodos e hispanorromanos, a la que aspiró su padre de forma inversa y quien, al parecer y paradójicamente, le aconsejó esta vía.
INFORMACION PERSONAL
REINADO,
586 - 601.
NACIMIENTO,
559.
FALLECIMIENTO,
21 DE DICIEMBRE DEL 601 EN TOLEDO.
PREDECESOR,
LEOVIGILDO,
SUCESOR,
LIUVA II.
FAMILIA
PADRE,
LEOVILGILDO.
MADRE,
????
DESCENDENCIA,
LIUVA II,
Biografía.
Hermano de Hermenegildo, fue asociado al trono por su padre, lo que levantó las protestas de los nobles visigodos, que vieron en esta
acción el intento de institucionalizar el hereditarismo en la monarquía visigoda, caracterizada precisamente por ser electiva.
En 584, en su deseo de emparentar y alcanzar una alianza con los francos, envió embajadores para desposar con Rigunthe, hija de
Chilperico I, rey de Neustria, y Fredegunda. Una vez acordado el matrimonio, Rigunthe fue enviada junto con una espléndida dote, en
agosto de 584, al Reino visigodo de Hispania para casarse con Recaredo. Tras un viaje muy azaroso, con multitud de robos que la
dejaron sin nada, llegó a Toulouse, donde le llegó la noticia del asesinato de su padre Chilperico, con lo que su matrimonio con el rey
visigodo ya no tenía sentido para ser una alianza entre reinos. Poco tiempo más tarde, manteniendo el mismo deseo de emparentar con
los francos, Recaredo envió una nueva delegación de embajadores para desposar a Clodosinda, hija de Sigeberto I, rey de Austrasia, y
Brunegilda, pero por razones que se desconocen las negociaciones fracasaron.
Acceso al trono.
Cuando su padre Leovigildo murió, Recaredo se encontraba en Septimania. Seguramente permaneció allí, pues proseguía la guerra
contra Gontrán I de Borgoña, pese a la derrota de éste el año anterior. Carcasona fue atacada de nuevo por Desiderio, noble neustrio que
ostentaba el cargo de dux de Aquitania, si bien fue rechazado.
Paz con Austrasia y guerra con Borgoña.
Recaredo, aconsejado por su madrastra Gosuinda, envió mensajeros a Childeberto II de Austrasia pidiendo la paz. Había ya pasado
mucho tiempo desde que Gosuinda maltratara a Ingundis y el tratado pudo concertarse con cierta facilidad. Como no existía ningún
conflicto pendiente con Neustria, sólo uno de los tres reyes merovingios, Gontrán I de Borgoña, permanecía hostil a los visigodos.
Recaredo envió también mensajeros a Gontrán, pero éste se negó a recibirlos y cerró la frontera con Septimania. Los visigodos
realizaron diversos ataques en la región de la desembocadura del Ródano.
Ejecución de Sisberto.
No mucho después de su acceso al trono, el nuevo rey hizo ejecutar al godo Sisberto, responsable de la muerte de su hermano
Hermenegildo, aunque probablemente por orden de Leovigildo, pues de no haber tenido la autorización del rey, no hubiera podido
desobedecerle tan gravemente y seguir viviendo.
La conversión de Recaredo:
En la era DCXXIIII, en el año tercero del imperio de Mauricio, muerto Leovigildo, fue coronado rey su hijo Recaredo. Estaba dotado de un gran respeto a
la religión y era muy distinto de su padre en costumbres, pues el padre era irreligioso y muy inclinado a la guerra; él era piadoso por la fe y preclaro por
la paz; aquél dilataba el imperio de su nación con el empleo de las armas, éste iba a engrandecerlo más gloriosamente con el trofeo de la fe. Desde el
comienzo mismo de su reinado, Recaredo se convirtió, en efecto, a la fe católica y llevó al culto de la verdadera fe a toda la nación gótica, borrando así la
mancha de un error enraizado. Seguidamente reunió un sínodo de obispos de las diferentes provincias de España y de la Galia para condenar la herejía
arriana. A este concilio asistió el propio religiosísimo príncipe, y con su presencia y su suscripción confirmó sus actas. Con todos los suyos abdicó de la
perfidia que, hasta entonces, había aprendido el pueblo de los godos de las enseñanzas de Arrio, profesando que en Dios hay unidad de tres personas,
que el Hijo ha sido engendrado consustancialmente por el Padre, que el Espíritu Santo procede conjuntamente del Padre y del Hijo, que ambos no tienen
más que un espíritu y, por consiguiente, no son más que uno.
— (Las historias de los godos, vándalos y suevos,
de Isidoro de Sevilla, ed. Cristóbal Rodríguez Alonso, León, 1975, pp. 261–263).
Conversión de Recaredo.
A principios del año 587 Recaredo, que ya debía de tener simpatías católicas, se hizo bautizar en secreto. Desde entonces intentó
convencer a los obispos arrianos para que aceptaran la doctrina trinitaria, celebrando tres reuniones: una con los obispos arrianos, a los
que animó a reunirse con obispos católicos para discutir los problemas teológicos y determinar cuál era la verdadera fe; una reunión
conjunta de obispos católicos y arrianos, con fuertes polémicas entre ambos bandos, y con un Recaredo presionando a favor de los
católicos; y finalmente, no habiendo logrado convencer a los arrianos, una reunión con los obispos católicos a los que comunicó que ya
había realizado su opción por el catolicismo. Al comunicarle a los obispos católicos su fe estaban presentes muchos nobles visigodos, y
al parecer lo siguieron, y hacia la primavera y el verano del 587 las iglesias arrianas fueron expropiadas y entregadas a los católicos.
Nuevas embajadas a los reyes francos.
Tras su conversión, Recaredo envió nuevas embajadas a Childeberto de Austrasia y Gontrán de Borgoña. Ofreció a Childeberto una
fuerte suma (diez mil sueldos) y el rey austrasiano (aconsejado por su madre Brunegilda) reconoció que Recaredo no era culpable en
absoluto de la muerte de Ingundis, concertándose un tratado de alianza. Incluso Recaredo negoció su enlace con Clodosinda, hermana de
Childeberto, pero para concederla Brunegilda pidió el asentimiento de Gontrán. La embajada enviada a Borgoña solicitó este
consentimiento pero Gontrán se negó a darlo. Unos meses después, Childeberto manifestó su aprobación del enlace, alegando que le
constaba que los visigodos ya eran católicos, pero al parecer no llegó a celebrarse, pues en el 589 el rey ya estaba casado con Baddo o
Bado o Bada, su concubina plebeya goda.
Conspiraciones arrianas y nueva guerra con Borgoña.
La reacción arriana no se hizo esperar. El obispo arriano de Mérida, Sunna, y los nobles godos Segga y Vagrila (probablemente condes)
proyectaron asesinar al obispo local católico, Masona, y al dux de Lusitania, Claudio, y alzar a toda la provincia, seguramente
proclamando rey a Segga. No sabemos el desarrollo de la conspiración, pero parece ser que algunos nobles godos —que habían accedido
a volver al arrianismo— recuperaron su antigua fe y que muchos ciudadanos romanos (supuestamente católicos) se les unieron. Al
fracasar el intento de asesinato de Masona, uno de los conjurados, el futuro rey Witerico, seguramente conde, reveló los detalles de la
conjura. Claudio sofocó fácilmente el intento. A Segga se le cortaron las manos (castigo que parece haber estado reservado a los
usurpadores), se confiscaron sus propiedades y fue desterrado a Galicia. Vagrila se refugió en la hoy Basílica de Santa Eulalia (Mérida),
y el rey ordenó confiscar sus propiedades y entregarlas a dicha Iglesia, pero el obispo Masona le perdonó y se las devolvió. Sunna
recibió la oferta de recibir otro obispado si se convertía al catolicismo (el obispado arriano de Mérida debió quedar suprimido y el
católico ya estaba cubierto, en todo caso el obispado ofrecido no sería metropolitano). Sunna se negó y fue desterrado, marchando a
Mauritania, donde propagó el arrianismo hasta su muerte violenta, cuya fecha se desconoce (se supone que alrededor del 600).
Recaredo ordenó la quema de todos los libros y textos arrianos, excluyó a los arrianos de cualquier cargo público y suprimió la
organización de la Iglesia arriana, que desapareció en pocos años. Algunos godos fueron obligados a convertirse al catolicismo.
Un segundo intento arriano tuvo como protagonistas al obispo Uldila, cuya sede se desconoce, suponiéndose que pudiera ser el obispo
de Toledo, que aunque nominalmente había abjurado, conservaba sus creencias arrianas, y a la reina Gosuinda, viuda de Atanagildo y
Leovigildo. La conspiración fue abortada y Uldila enviado al exilio. Gosuinda murió poco después.
Una tercera conspiración se planeaba desde hacía unos meses: algunos nobles de Septimania preparaban una conjura para derrocar al
rey. La encabezaban los condes Granista y Wildigerno y el obispo arriano de Narbona, Athaloc. Los conspiradores pidieron ayuda al rey
de Borgoña Gontrán (que era católico).
Las hostilidades con Borgoña, suspendidas desde el 586, se reanudaron súbitamente en el 589. Las fuerzas borgoñonas al mando de
Boso, que habían sido llamadas por los conspiradores, se acercaron a Carcasona, que al parecer fue ocupada, pero fueron derrotadas por
fuerzas visigodas al mando de Claudio, dux de la provincia lusitana (aparentemente hispanorromano, aunque pudo haber adoptado un
nombre romano al convertirse al catolicismo), en las cercanías del río Aude. Los francos dejaron sobre el terreno cinco mil cadáveres y
dos mil prisioneros. La derrota fue completa y la seguridad de Septimania quedó asegurada. Parece ser que Granista y Wildigerno
murieron en la lucha y que Athaloc falleció poco después de muerte natural.
El Concilio de Toledo.
Tremis de oro de Recaredo.
Poco antes de celebrarse el Concilio de Toledo, Recaredo comunicó que dejaba sin efecto la prohibición para la Iglesia de celebrar
sínodos provinciales de obispos.
El 8 de mayo del 589 se inició el III Concilio de Toledo. Recaredo hizo profesión de fe católica y anatematizó a Arrio y sus doctrinas, se
atribuyó la conversión del pueblo godo y suevo al catolicismo. Varios obispos arrianos abjuraron públicamente de sus creencias, entre
ellos cuatro probablemente suevos: Beccila de Lucus (Lugo), Gardingus de Tute (Tuy), Argiovittus de Portus Cale (Oporto) y Sunnila de
Vaceum (Viseo, seguramente de la provincia Lusitana); y otros cuatro godos: Ugnus de Barcino (Barcelona), Fruisclus de Dertosa
(Tortosa), Maurila de Palentia (Palencia) y Ubiligisclus de Valentia (Valencia). Sabemos que a la reunión asistió un obispo de Pamplona
llamado Loliolo (de nombre godo), pero posteriormente la sede dejó de estar representada hasta el año 684. Las resoluciones del Sínodo
arriano de Toledo del 580 fueron condenadas. Asistieron al Concilio setenta y dos obispos, personalmente o mediante delegados
(además de los cinco metropolitanos), siendo las figuras principales Leandro de Sevilla (instigador de la conversión de Hermenegildo) y
el abad de Servitanum, Eutropio.
Las decisiones del Concilio adquirieron fuerza de ley al publicar el rey un Edicto de confirmación del Concilio. La desobediencia era
castigada con graves penas (la confiscación de la mitad de los bienes para los honestiores y el destierro y la pérdida de sus propiedades
para los inferiores).
La cuarta conspiración.
Después del concilio, en el año 590 se organizó una nueva conspiración encabezada por Argimundo, cubiculario del rey y dux de una
provincia, y por personas influyentes del palacio. Aunque los conjurados pretendían asesinar al rey y proclamar en su lugar a
Argimundo, se ignora si intentaban restablecer el arrianismo o actuaban movidos por la ambición de poder. Descubierta la conjura,
Argimundo sufrió flagelación, decalvación, amputación de la mano derecha y escarnio público.
Cambios sociales.
Sabemos que, coincidiendo con la conversión al catolicismo, se produjeron algunos cambios sociales entre los godos: su forma de vestir
se adaptó a la de los romanos, desapareciendo los tradicionales broches y hebillas, y las propiedades de los difuntos ya no se enterraron
con éstos.
Familia de Recaredo.
Hubo negociaciones para casar a Recaredo con las princesas francas Rigunthis y Clodosinda, pero no consta que dichos enlaces llegaran
a celebrarse. Poco antes del III Concilio de Toledo (589), Recaredo casó con la plebeya Baddo, Bado o Bada, con quien desde hacía ya
algunos años estaba relacionado y tenido a su hijo Liuva. Su matrimonio fue realizado para complacer a la Iglesia, cuando ya estaba
previsto que en dicho Concilio el rey haría profesión pública y solemne de abrazar la fe católica y por consiguiente también por parte del
reino. De la importancia del acto es prueba el hecho de que Baddo, su esposa, fuese la única reina visigoda que firmó las actas de un
Concilio.
Aunque se ignora la fecha de nacimiento del rey, sí se sabe que Hermenegildo, su hermano mayor, había nacido hacia el 564, por lo que
él mismo hubo de nacer el 565 o después de esta fecha. Por tanto, en 589 contaba como máximo 24 años de edad. Su hermano
Hermenegildo se casó el 579, contando, pues, 15 años de edad (la princesa Ingundis tendría unos 13 ó 14 años). Las negociaciones para
casarlo con Rigunthis se realizaron hacia el 582 ó 583 cuando contaría poco más de 15 años, y las nuevas negociaciones de las que
tenemos noticias son del 587, cuando contaba con poco más de 20 años. El enlace ya debía tener cierta urgencia, no por el hecho de que
ya era rey (pues la monarquía no era hereditaria), sino por la edad de Recaredo, que inmediatamente casó con Badoo, su antigua
concubina.
Su hijo, Liuva, nació hacia el 581 ó 582 (en todo caso antes del 584) era producto de su relación con Baddo antes del matrimonio
canónico, extremo apoyado por el texto de la Crónica de San Isidoro, que dice: «Ignobile quidem matre progenitus, sed virtutum indole
in signitus» (que podría traducirse por «Fue creado por una madre sin duda oscura, pero destacó su carácter virtuoso»).
La cuestión bizantina.
Hacia el 599 hubo una guerra contra los bizantinos, sin que sepamos las causas ni la evolución, aunque parece que la lucha fue favorable
a Bizancio, que ocupó diversos territorios (no muy extensos en todo caso). Debió ser tras ello cuando Recaredo solicitó por mediación
del Papa una copia del tratado concertado con los bizantinos, que fijaba los límites de la provincia de Spania (se supone que el ejemplar
de los visigodos se habría perdido y el ejemplar imperial se supone destruido en un incendio seguramente en el 564 ó 565). El Papa le
respondió que desistiera de ello pues, caso de aparecer el tratado, aun con las presuntas conquistas bizantinas, el reino visigodo resultaría
perjudicado, ya que la extensión de la provincia debía ser menor que en el momento del tratado (¿551?, ¿564?). Como sabemos que
Leovigildo había recobrado toda o parte de la región del Estrecho (con Asidona), las regiones cercanas a Málaga y Baza (y tal vez la
misma Baza) y probablemente el territorio entre Baza y Málaga, las regiones ocupadas por los bizantinos se situarían bien en la zona
costera entre Málaga y Cartagena o bien en la zona del Estrecho.
Muerte de Recaredo.
Recaredo murió en Toledo el 21 de diciembre del año 601, y le sucedió su, aun muy joven, hijo Liuva II, del cual distintos autores
discrepan sobre su legitimidad.
Conversión de Recaredo
"Conversión de Recaredo" de Muñoz Degrain (1888).
La conversión al catolicismo de Recaredo se produjo en el 587 y tras él la nobleza goda del reino visigodo de Toledo también abjuró
de su fe cristiana arriana anterior. La formalización de la conversión se produjo durante el III Concilio de Toledo celebrado en el 589. En
la conversión influyó la rebelión de Hermenegildo, hermano de Recaredo, que tuvo lugar al final del reinado del padre de ambos,
Leovigildo. Con la conversión se puso fin a la división entre los gobernantes godos arrianos y sus súbditos hispanorromanos –y
galorromanos de la Septimania- católicos. Pero con la conversión al catolicismo acabó también la relativa tolerancia religiosa que se
había vivido hasta entonces en el reino visigodo de Toledo: los arrianos fueron considerados herejes y los judíos sufrieron una brutal
persecución a lo largo del siglo VII
Antecedentes: la rebelión de Hermenegildo.
Artículo principal: Rebelión de Hermenegildo
Los reyes visigodos no trataron de imponer su fe cristiana arriana a sus súbditos hispanorromanos –y galorromanos de la Septimania-,
sino que respetaron el cristianismo católico que profesaban la mayoría de ellos e interfirieron muy poco en las actividades de su Iglesia.
En 506 permitieron la celebración en la Galia del Concilio de Agde y en Hispania el II Concilio de Toledo al año siguiente –"en Agde,
los obispos... hicieron constar en las actas de la reunión que se habían reunido con autorización del rey Alarico y pedían a Dios por su
reino y por que le fuera concedida larga vida. En el II Concilio de Toledo daban gracias a Amalarico y pedían a Dios que el rey pudiera
garantizar su libertad a lo largo de todo su reinado". Así los reyes visigodos arrianos mostraron una notable tolerancia hacia los católicos
y su iglesia, lo que contrastará con la actitud "mostrada más tarde por los reyes católicos en relación con los arrianos".1 Sin embargo, los
reyes visigodos tras el II Concilio de Toledo de 507 no permitieron que se celebraran sínodos de los obispos de todo el reino y solo
permitieron hasta el 540 la celebración de reuniones provinciales y tras esa fecha de ningún tipo. Como ha señalado E.A. Thomson, "la
prohibición de los concilios constituía un arma que los reyes arrianos podían usar, y de hecho usaron, contra sus súbditos católicos". 2
En los años finales del reinado de Leovigildo, su hijo Hermenegildo, influido por su esposa católica y por Leandro, obispo de Sevilla, se
convirtió al catolicismo lo que suponía un abierto desafío a la autoridad de su padre, el rey Leovigildo. 3 En el invierno de 579-580
Hermenegildo se proclamó rey en Sevilla iniciándose así una rebelión en la que Hermenegildo utilizó el catolicismo como arma de
propaganda al presentarse como víctima de una supuesta persecución religiosa por parte de Leovigildo,4 aunque los obispos católicos se
mantuvieron neutrales durante el conflicto, a excepción de Leandro, obispo de Sevilla. 5 En poco tiempo Hermenegildo se apoderó de las
provincias de la Bética y de la Lusitania, y es probable que expulsara de ellas al clero arriano y entregara sus iglesias a los católicos.6
"Muerte de San Hermenegildo". Cuadro de Alonso Vázquez (1602).
Dado que el conflicto se había planteado en términos religiosos y antes de emprender ninguna acción militar, Leovigildo se propuso
alcanzar la unidad religiosa de todos sus súbditos en torno a la iglesia cristiana arriana. 7 Esto es lo que explica que la primera acción que
llevó a cabo cuando conoció la rebelión de Hermenegildo, aparte del intento fracasado de llegar a un acuerdo con él, fue convocar un
sínodo de los obispos arrianos en Toledo en 580. Allí se tomó la decisión de facilitar la conversión de los católicos a la fe cristiana
arriana (de los que profesaban la fe "romana" a la fe "católica", que era como se llamaban a sí mismos los arrianos) mediante la
eliminación del requisito de volver a ser bautizados. Dos años más tarde la actitud de Leovigildo fue mucho más avanzada al intentar un
acercamiento entre la doctrina católica y la arriana al afirmar que Cristo, el Hijo de Dios, era igual al Padre; pero negando aún la total
divinidad del Espíritu Santo. De esta forma se acercaba a las posiciones teológicas de los macedonianos, también considerados heréticos
por la Iglesia católica romana. Por otro lado, estaba dispuesto a rendir culto a las reliquias de los mártires católicos incluso en las Iglesias
católicas.8
La respuesta de los católicos a la nueva política religiosa de Leovigildo es objeto de discusión. Según E.A.Thompson, "dio como
resultado gran número de conversiones tanto entre sacerdotes como laicos, y así lo admiten nuestras fuentes católicas". 9 Luis A. García
Moreno, por su parte, afirma que "el éxito alcanzado en su política de conversión entre la jerarquía episcopal por Leovigildo, fue muy
mediocre: tan solo se conoce un caso de apostasía, el del obispo Vicencio de Zaragoza. Mayor debió de ser el éxito obtenido entre los
laicos, sobre todo a consecuencia de la actividad desarrollada por ciertas sedes arrianas".10
Leovigildo conquistó Sevilla en junio o julio del 583, aunque Hermenegildo logró escapar pero fue capturado en Córdoba en febrero del
año siguiente. Hermenegildo se había refugiado en una iglesia de la ciudad y el rey envió a su hermano Recaredo para que le
convenciera a que se entregase.11 Hermenegildo fue encarcelado y estando en la prisión de Tarragona fue asesinado en 585 por un godo
llamado Sisberto, probablemente cumpliendo órdenes del rey Leovigildo –eso fue lo que afirmaron el cronista franco Gregorio de Tours
y el papa Gregorio Magno- ya que no fue castigado por el rey.12
Los cronistas visigodos, incluso los católicos, no consideraron a Hermenegildo como el defensor del catolicismo contra la "opresión"
arriana, sino que lo presentaron como un súbdito que se rebeló contra su rey y un hijo que se enfrentó a su padre, por lo que lo
calificaron de tyrannus.13 Ni siquiera mencionan su conversión al catolicismo, y tampoco que Leovigildo hubiera ordenado su muerte. Y
en las actas de los concilios de Toledo posteriores a la conversión de Recaredo nunca se le mencionó. Según E. A. Thomson, esta
omisión deliberada del carácter de la rebelión de Hermenegildo, se debería a que, "tras la conversión de Recaredo y el establecimiento de
un estado católico no se consideró oportuno asociar al catolicismo con la rebelión" y además habría que haber explicado el papel que
desempeñó en ella Recaredo: "cómo había apoyado a su padre, arriano, en contra del príncipe católico, cómo había intentado hacer
volver al arrianismo a su piadoso hermano y cómo cierto era que había sido el primero en beneficiarse de la muerte de su hermano".14
Por el contrario, el cronista franco Gregorio de Tours afirmó que se trataba de una rebelión católica y destacó que cuando Leovigildo se
enteró de la conversión de su hijo Hermenegildo buscó motivos para combatirlo. Por su parte el papa en 594 llamó al príncipe mártir. Sin
embargo, habrá que esperar cien años a que sea mencionado como mártir por un autor de Hispania, concretamente por Valerio del
Bierzo (Bergidum).15
La conversión.
"III Concilio de Toledo" de José Martí y Monsó (1862).
Cuando Recaredo accedió al trono visigodo en abril-mayo de 586 era arriano. Al poco tiempo mandó ejecutar a Sisberto, el asesino de su
hermano Hermenegildo, y en febrero de 587 se convirtió secretamente al catolicismo, siendo bautizado de nuevo.16 Según el relato del
papa Gregorio Magno, el rey Leovigildo al final de su reinado se habría convertido al catolicismo y en su lecho de muerte dejó
encargado a Leandro, obispo de Sevilla, para que convirtiera a su hijo Recaredo, como ya había hecho con Hermenegildo. Según el papa
fue el ejemplo de su hermano, que había muerto en defensa de la verdad, lo que indujo finalmente a Recaredo a convertirse. 17 Las
palabras del papa fueron recogidas por el autor de las Vidas de los Santos Padres de Mérida pero curiosamente eliminó la referencia que
se hacía de Hermenegildo: Recaredo, siguiendo no el ejemplo de su impío padre, sino el de su hermano mártir, abjuró de la perversión
de la herejía arriana. En lugar de su hermano mártir escribió Cristo del Señor.18
Salvo esta referencia, se desconocen las razones personales que indujeron a Recaredo al cambio de fe. Lo que sí sabemos es que
Recaredo convocó una reunión de los obispos arrianos en la que les propuso que se juntaran con los obispos católicos para convencerse
de cuál era la verdadera fe. El debate efectivamente tuvo lugar poco después y al final del mismo Recaredo se dirigió a los obispos
arrianos señalando que ningún milagro de curación había sido realizado por los arrianos –recordó que un obispo arriano en tiempos de su
padre fracasó en su intento de curar a un ciego-. Finalmente celebró una tercera reunión ya solo con los obispos católicos en la que se
declaró convencido de la verdad del catolicismo y entró a formar parte de la Iglesia católica. 19
Antes de la celebración del III Concilio de Toledo, las iglesias arrianas y sus propiedades fueron entregadas por el rey a los católicos.
Así lo indica una inscripción en la iglesia de Santa María de Toledo en la que se dice:.20
en el nombre de Dios, la iglesia de Santa María fue consagrada in católico el 12 de abril del primer año del reinado de nuestro señor, el
más glorioso rey, Flavio Recaredo, en el año 625 de la era Hispánica [es decir, 587]
El III Concilio de Toledo.
III Concilio de Toledo: Imagen del Códice Vigilano, fol. 145, Biblioteca del Escorial.
En cuanto los obispos se reunieron en Toledo el rey les comunicó que había levantando la prohibición de celebrar sínodos y a
continuación los prelados se retiraron a ayunar durante tres días. El 8 de mayo de 589 se reunieron los obispos sentándose el rey entre
ellos, siguiendo el ejemplo del emperador Constantino en el Concilio de Nicea. Tras el rezo de una oración, Recaredo anunció que su
conversión se había producido solo unos días más tarde de la muerte de nuestro padre –aunque al parecer esto ocurrió más bien diez
meses después del fallecimiento de Leovigildo-. Un notario leyó a continuación una declaración escrita por el propio rey en la que se
declaraba anatema las enseñanzas de Arrio y a continuación reconocía la autoridad de los Concilios de Nicea, Constantinopla, Éfeso y
Calcedonia. Asimismo subrayaba que él había traído al catolicismo a los godos y a los suevos y que ambas "naciones" necesitaban ahora
la enseñanza de la verdadera fe por parte de la Iglesia. El documento iba firmado por el rey y por su esposa la reina Baddo. Los obispos
aplaudieron y aclamaron a Dios y al rey, y uno de ellos se dirigió a los participantes en el concilio –obispos y otros miembros del clero,
y la alta nobleza visigoda que también se había convertido- para que condenaran y declararan la herejía arriana en 23 artículos.21
Por otro lado, los cánones aprobados en el Concilio introdujeron una gran novedad "constitucional" respecto de los arrianos porque se
ocuparon de materias no estrictamente eclesiásticas, convirtiéndose en leyes cuando Recaredo publicó el "Edicto de Confirmación del
Concilio'', en el que se imponían penas de confiscación de bienes o de destierro a los que desobedecieran las decisiones del Concilio. Se
aprobó que los sínodos provinciales supervisaran anualmente a los jueces locales (iudices locorum) y a los agentes de las propiedades
del Tesoro (actores fiscalium patrimoniorum), además de transmitir al rey las quejas que sobre ellos tuvieran. También se aprobó que la
mujer que viviera con un clérigo fuera vendida como esclava y el dinero obtenido entregado a los pobres. Todo esto constituía una
novedad pues se implicaba a los obispos en la imposición del cumplimiento de las leyes seculares. En los casos de paganismo o de
infanticidio, por ejemplo, tanto los obispos como los jueces debían investigarlos y castigarlos conjuntamente. Así el poder de los obispos
aumentó de forma espectacular y con ellos la influencia de los hispanorromanos en la monarquía visigoda.22
La débil reacción arriana.
"No todos los arrianos del reino aceptaron la conversión del rey y de los grandes sin oponer reacción. […] De hecho, entre el momento
de la conversión personal de Recaredo, hacia febrero de 587, y la apertura del gran Concilio, en mayo de 589, el rey tuvo que enfrentarse
a una rebelión y dos conspiraciones contra su vida", afirma E.A. Thompson. 23
La primera de las conspiraciones estuvo dirigida por el obispo arriano de Mérida Sunna, que había sido enviado allí por Leovigildo
durante la rebelión de Hermenegildo. En la Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium se dice:24
Sunna convenció a algunos godos de noble cuna y grandes riquezas… y separó, a ellos y a una gran multitud de fieles, de las filas de los
católicos y del seno de la Iglesia católica y les instigó a tomar parte de la conspiración
El objetivo de los conspiradores según otras fuentes era asesinar a Masona, obispo católico de Mérida, y en última instancia derrocar al
rey Recaredo. Cuando la conspiración fue abortada sin dificultad por Claudio (dux de Lusitania) gracias a la traición de Witerico –que
llegaría a ser rey en 603-, Recaredo castigó a Segga, uno de sus dirigentes, cortándole las manos –pena que se imponía a los que querían
usurpar el trono- y desterrándolo a la Gallaecia. Al resto les fueron confiscados sus bienes y enviados al exilio. En cuanto a Sunna el rey
le ofreció perdonarle si se convertía al catolicismo, pero éste rehusó, por lo que fue desterrado de Hispania y marchó a Mauritania donde
realizó numerosas conversiones al cristianismo arriano.25
La segunda conspiración tuvo lugar a principios del 589, antes de que se inaugurara el III Concilio de Toledo. Los protagonistas fueron
la reina-viuda Gosuinda y el obispo arriano Uldila que habían fingido convertirse al catolicismo pero lo que planeaban era destronar a
Recaredo. Fueron descubiertos y Uldila fue desterrado y Gosuinda murió.26
La revuelta arriana anterior al III Concilio tuvo lugar en la Septimania cuando el rey comunicó a los nobles y obispos de esa provincia su
conversión al catolicismo. Estuvo encabezada por dos comes civitatis, llamados Granista y Wildigerno, y por el obispo Athaloc, quienes
se propusieron destronar a Recaredo, para lo que buscaron la ayuda del rey franco Gontrán I. A pesar de que éste era católico, envió una
"infinita multitud' de francos a la Septimania, pero fueron derrotados por un ejército visigodo al mando de Claudio (dux de Lusitania). El
obispo murió de muerte natural y nada se sabe del resto de los cabecillas de la rebelión. 27
Después del III Concilio de Toledo, hubo una tercera conspiración, que de nuevo se proponía derrocar a Recaredo, aunque no está claro
si se quería restaurar el cristianismo arriano. Fue descubierta y Argimundo, que pretendía ocupar el trono, sufrió la decalvación y la
amputación de la mano derecha.28
Después de esta conspiración ya no hubo ningún otro intento de resistencia arriana, lo que, según E.A. Thompson, no deja de ser
sorprendente. Este mismo historiador plantea dos posibles explicaciones: que la mayoría de los visigodos ya se hubieran convertido al
catolicismo antes de 589 o que "habrían quedado confundidos y desanimados por las radicales concesiones de Leovigildo al
catolicismo".28
Los motivos de Recaredo.
Según Raúl González Salinero, Recaredo continuó con el proyecto unitario de su padre, el rey Leovigildo, pero a diferencia de éste lo
fundamentó en la fe católica y no en la fe arriana, asumiendo el hecho "de que una minoría arriana difícilmente podría doblegar, aun con
el uso de la fuerza, a la inmensa mayoría de la población hispanorromana de credo católico". 29
Según E.A. Thompson, Recaredo "trató de aproximar las dos nacionalidades [goda e hispanorromana] que vivían juntas" porque
"además de la unificación religiosa, introdujo también un nuevo principio jurídico; pues sus tres cuerpos de leyes intentaban obligar
tanto a godos como a romanos; hasta el momento, los godos habían vivido bajo el derecho godo y los romanos bajo el romano, tal como
había sido establecido en el Breviario de Alarico, y cada nacionalidad poseía sus propios jueces".30 Y en este sentido vino a culminar la
obra de su padre ya que "la romanización de la corte y la introducción del ceremonial bizantino por Leovigildo fueron inmediatamente
seguidos por el establecimiento de la religión 'romana' como la religión oficial del estado". "Por tanto, una explicación completa de la
conversión de los visigodos al catolicismo nos mostraría a ésta como parte de un movimiento muy generalizado hacia la romanización
del reino, que tuvo lugar durante el reinado del arriano Leovigildo, así como en el del católico Recaredo". 31
Una tesis similar es la que sostienen Mª Isabel Loring, Dionisio Pérez y Pablo Fuentes: "el fortalecimiento de la monarquía pasaba por
alcanzar la completa adhesión de las élites de origen romano y de la Iglesia católica, poniendo fin al único rasgo diferencial que podía
seguir distanciándolas de la minoría goda dirigente". Pero estos historiadores añaden una segunda motivación complementaria de la
primera: que todos los súbditos vieran al rey visigodo como la única autoridad del reino también el terreno religioso, ya que los católicos
hasta la conversión consideraban al emperador de Bizancio como su defensor y protector natural —aunque la Iglesia de Hispania se
había distanciado de él a causa de su oposición a las resoluciones del quinto concilio ecuménico, el II Concilio de Constantinopla
(convocado en 553 por el emperador Justiniano), al que significativamente no se hizo alusión en las actas del III Concilio de Toledo, que
el cronista Juan de Bíclaro equipara con los grandes sínodos del Imperio romano—. "Ahora, la conversión oficial de Recaredo en el III
Concilio de Toledo permitió que la monarquía visigoda desplazara a los emperadores en sus tradicionales funciones religiosas y que la
Iglesia hispánica reconociera al monarca visigodo como su protector natural". Esta equiparación con los emperadores romanos en el
terreno religioso "fue subrayada por Recaredo con la adopción del sobrenombre Flavius, gentilicio que venían usando los emperadores
desde la dinastía constantiniana, que tuvo un precedente en Teudis y que en adelante mantendrán todos los reyes visigodos. De este
modo, Recaredo vino a completar la labor política desarrollada por su padre, Leovigildo, en lo que concierne a la plena soberanía".32
Consecuencias.
Fíbula aquiliforme visigótica de Alovera hecha en bronce y pasta vítrea del siglo VI, procedente de Alovera
(Guadalajara). Realizada mediante la técnica del alveolado o tabicado (cloisonné). Museo Arqueológico
Nacional de España.
Recaredo se ocupó inmediatamente de hacer desaparecer cualquier vestigio de la fe cristiana arriana, en lo que tuvo un enorme éxito
porque, según E.A. Thompson, después de su reinado "ya no oímos hablar más del arrianismo en España". Recaredo ordenó quemar
todos los libros arrianos –de hecho no se ha conservado ninguno- y desmanteló la organización eclesiástica de la Iglesia arriana. Además
excluyó a los arrianos de los cargos públicos e incluso forzó la conversión al catolicismo de algunos de ellos. 33
Uno de los problemas que hubo que afrontar era el de los clérigos arrianos que se habían convertido al catolicismo y estaban casados. El
III Concilio de Toledo decretó que todos ellos debían abandonar a sus esposas, aplicándoseles la misma regla que a los católicos que
habían sido ordenados después del matrimonio. Que el problema persistió lo demuestra que en el concilio provincial de la Tarraconense
celebrado en Zaragoza en 592 se volvió a reiterar la norma.34
Según el historiador Raúl González Salinero, con la conversión al catolicismo surge una verdadera societas fidelium Christi, es decir,
"un cuerpo unitario de súbditos vinculados por una fe común". Así lo expresó el propio Recaredo cuando dijo que su objetivo era
favorecer a la Iglesia de Dios que al mismo tiempo revistió la diversidad de los hombres y las naciones con la sola túnica de la
inmortalidad, manteniéndolos unidos a sí con los lazos de una única religión sagrada". De esta forma la Iglesia católica y su doctrina se
convirtieron en la fuente de legitimación de la monarquía visigoda, fundamentada en la unidad del regnum por la fe y en la fe católica.29
Así lo expresaba poco después Julián de Toledo refiriéndose al rey Ervigio:29
Vuestra obra será glorificada cuando llegue el día del Juicio; solo a condición, piadosísimo príncipe, de que comprimas los cuellos de los
enemigos de Cristo sometiéndolos al yugo servil del Señor y levantes poderosamente los estandartes de la fe cristiana
Además, según E.A. Thompson, "la victoria del catolicismo constituyó en cierto sentido una derrota para el elemento visigodo de la
población española".35 "La arqueología ha demostrado que el período de la conversión al catolicismo coincide con el abandono
definitivo de la vieja forma gótica de vestir, la desaparición de los tradicionales broches y hebillas godos, el fin de la costumbre de
enterrar las propiedades junto con los cadáveres y el comienzo de la época en que la influencia de las técnicas bizantinas se dejó sentir
intensamente entre los godos de España: en las postrimerías del siglo VII, el elemento germánico había desaparecido casi por
completo".31
Por su parte, Mª Isabel Loring, Dionisio Pérez y Pablo Fuentes, también subrayan que la conversión de Recaredo supuso el inicio de una
nueva etapa en la historia del reino visigodo de Toledo, caracterizada "por la interpenetración de lo espiritual y lo temporal en todos los
órdenes de la vida y de la sociedad visigoda, incluido su ordenamiento político". "Los monarcas visigodos serán responsables ante Dios
de la salud espiritual de su pueblo y en función de ello intervendrán activamente en los asuntos eclesiásticos. Por su parte, la jerarquía
eclesiástica habrá de velar por el recto proceder de las autoridades civiles, y como consecuencia de ello los obispos pasaron a ejercer
unas funciones rectoras muy superiores a las que ya venían asumiendo... De acuerdo con estos principios teóricos, no debe sorprender
que uno de los cánones aprobados en el III Concilio de Toledo (canon 18) encomendase a los obispos la supervisión de jueces y
recaudadores, ni que éstos pudieran llegar a ser sancionados con penas espirituales, como la excomunión".36
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Liuva II
Liuva II (583 – junio o julio de 603) fue rey de los visigodos (601–603).
Acceso al trono.
Sucedió a su padre Recaredo y accedió al trono cuando contaba unos 18 años. A su juventud e inexperiencia, por no tener habido tiempo
para que su padre lo asociase al trono, se le unía su origen, pues era fruto de las relaciones de concubinato de su padre con la plebeya
Baddo, antes de que estos contrajeran matrimonio religioso poco antes del III Concilio de Toledo (589). Ello hizo que tras su acceso al
trono no contara con los apoyos de la nobleza visigoda, a la que por vía materna era ajeno.
Acceso al trono.
Sucedió a su padre Recaredo y accedió al trono cuando contaba unos 18 años. A su juventud e inexperiencia, por no tener habido tiempo
para que su padre lo asociase al trono, se le unía su origen, pues era fruto de las relaciones de concubinato de su padre con la plebeya
Baddo, antes de que estos contrajeran matrimonio religioso poco antes del III Concilio de Toledo (589). Ello hizo que tras su acceso al
trono no contara con los apoyos de la nobleza visigoda, a la que por vía materna era ajeno.
Política religiosa.
Imitación moderna de un tremis visigodo acuñado en Mérida durante el reinado de Liuva II.
Una de sus principales políticas fue la de eliminar los últimos focos de paganismo dentro del reino visigodo, como demuestra su ofrenda
a la ciudad de Talavera de la Reina, de la imagen de una virgen (Nuestra Señora del Prado) con el fin de transformar las fiestas en honor
a la Diosa Ceres en una ofrenda (Mondas) católica.
Perdida del trono.
En la primavera del 602, el godo Witerico, quien había traicionado la conspiración de Sunna de Mérida para restablecer el arrianismo en
589 (según algunos autores o simple y llanamente para adueñarse del trono, según otros), consiguió el mando del ejército que iba a
luchar contra los bizantinos. Seguramente la traición de Witerico a los conspiradores le había colocado en una posición de máxima
confianza, y gracias a ello obtuvo el mando del ejército, en el cual colocaría a hombres de su confianza. En vez de expulsar a los
bizantinos, Witerico utilizó las tropas para dar un golpe de estado (primavera del 603). Penetró en el Palacio Real y depuso al joven rey,
contando sin duda con el apoyo de una facción de la nobleza probablemente hostil a la dinastía de Leovigildo (aunque no a los principios
políticos de este rey). Witerico hizo que se amputara a Liuva II la mano derecha (lo que le imposibilitaba para reinar), y más tarde lo
hizo condenar a muerte y ejecutar (verano del 603).
INFORMACION PERONAL
REINADO,
601 - 603.
NACIMIENTO,
583.
FALLECIMIENTO,
JUNIO Ó JULIO 603.
PREDECESOR,
RECADERO.
SUCESOR,
VITERICO.
FAMILIA.
PADRE,
RECAREDO.
MADRE,
BALDO.
Liuva II. Rey visigodo (583-603)
Rey de la España visigoda, hijo ilegítimo de Recaredo; con tan sólo 18 años fue elegido para suceder a su
padre en diciembre del 601. Se rebeló contra su padre y, aunque vencido, obtuvo el perdón del rey; El
conde Witerico encabezó, después, una rebelión arriana de nobles que lo depuso. Witerico ordenó que le
cortasen la mano derecha y que lo encerrasen en un calabozo de Toledo; más tarde fue ejecutado (entre el
12 de junio y el 7 de agosto del 603).
El rey godo LIUVA II es asesinado. En su lugar sube al trono
WITERICO su asesino.
año 603
En Hispania, una conjura de magnates, encabezada por el duque godo WITERICO, depone y asesina al rey LIUVA II. Le
sucede en el trono el propio WITERICO (603-610). Estas sucesiones ponen de manifiesto la debilidad del poder real cada
vez mayor en el siglo VII y las oposiciones y tendencias independentistas de ciertos grupos nobiliarios, así como la lucha
de grupos aristocráticos familiares que darán lugar a auténticas venganzas.
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Witerico
Witerico o Viterico (¿? – abril de 610) fue rey de los visigodos (603–610).
INFORMACION PERONAL
REINADO,
603 -- 610.
NACIMIENTO,
570.
FALLECIMIENTO,
ABRIL DE 610.
PREDECESOR,
LIUVA II.
SUCESOR,
GUNDEMARO.
FAMILIA.
DESCENDENCIA
ERMENBERGA.
Vida.
Sucedió en el trono a Liuva II, a quien derrocó y luego hizo ejecutar. Su nombre también puede encontrarse escrito con tilde, Witérico.
Tradicionalmente se ha creído que Witerico favoreció el arrianismo. No existen pruebas de ello, aunque es probable que el nuevo rey,
aun siendo formalmente católico, conservara sus antiguas creencias. En todo caso, políticamente no era conveniente volver a la situación
anterior al 589.
Es muy escasa la información que se posee de su reinado, pero se sabe que estuvo enfrentado a una parte de la nobleza y del clero (no
obstante se sabe que contaba con el apoyo de algunos obispos, conociéndose el caso del obispo Elergius de Egara, hoy Tarrasa).
Conocemos el caso de un conde de la provincia narbonense llamado Búlgar de Bulgaran, que al parecer fue torturado, encarcelado y
después desterrado. El propio Búlgar explica que fue ayudado por dos obispos, Agapius y Sergius, que después del reinado de Witerico
ocuparon sedes metropolitanas (Sergius fue arzobispo de Narbona). También se sabe que el obispo de Toledo, Aurasius, tuvo
dificultades, pero no es seguro que fueran motivadas por un enfrentamiento con el rey, pues podía tratarse de un problema religioso
interno.
No obstante sabemos que todos los citados conservaron su vida y sus cargos, pues incluso Búlgar fue repuesto como conde antes de la
muerte de Witerico (según él mismo explica en una de sus cartas, a causa de una visión que había tenido el rey) y participó más tarde en
las negociaciones diplomáticas que buscaban una alianza de los visigodos con los reyes merovingios.
Witerico luchó contra los bizantinos. Uno de sus generales ocupó Sagontia o Gisgonza sin que se sepa en que año aunque debió ser
alrededor del 605. Probablemente en la misma época fue ocupada Bigastrum (no muy lejos de Cartago Nova) cuyo obispo ya aparece en
las actas del Concilio toledano del año 610.
El 607 Teodorico de Borgoña solicitó la mano de la hija de Witerico, llamada Ermenberga (tal vez arriana), a la que juró que nunca
privaría de su condición de reina.
La princesa llegó a Chalon-sur-Saône pero la reina abuela, Brunegilda, y su nieta Teudila o Teudilana (hermana de Teodorico) instigaron
al rey borgoñón contra Ermenberga, y finalmente el matrimonio no llegó a celebrarse, siendo reexpedida a Toledo, sin su dote.
Witerico, ofendido, entró en una cuádruple alianza con Teodeberto y Clotario (de Austrasia y Neustria) y con Agilulfo rey de los
Lombardos, dirigida contra Brunegilda y su nieto Teodorico de Borgoña, en cuyas negociaciones posteriores (ya en tiempos de
Gundemaro, sucesor de Witerico) participó el conde Bulgar de Bulgaran antes mencionado.
La alianza no obstante, no tuvo éxito, aunque de las cartas de Bulgar se desprende que hubo una serie de combates que tuvieron como
teatro la zona de la Narbonense, pero no conocemos ni la zona de operaciones, ni su duración, ni su resultado.
Como Isidoro de Sevilla no hace ninguna mención a estos sucesos, puede deducirse de ello que las luchas fueron más bien escaramuzas
fronterizas menores y que los visigodos no obtuvieron ningún éxito. Se sabe por la misma correspondencia, que la Narbonense era teatro
de muchas calamidades, pero no se indica cuáles eran ni si afectaban a otras provincias o territorios.
Una conjura de nobles, probablemente de una facción rival, y próximos del clero católico, asesinó a Witerico durante un banquete, en
abril del 610. Su cadáver fue arrastrado por las calles de Toledo. Los nobles conjurados aclamaron como rey a uno de ellos llamado
Gundemaro, probablemente dux de la Narbonense. Tras la muerte de Witerico, Isidoro de Sevilla escribió: «Había matado con la
espada, murió con la espada».
Witerico o Viterico. Rey visigodo (ca. 570-609)
Rey de la España visigoda. Durante el reinado de Recaredo apoyó la rebelión del obispo arriano Sunna en la
Lusitania, contra la implantación del catolicismo como religión única. Encabezó una revuelta de nobles que
depuso a Liuva, al que posteriormente ejecutó. Usurpó el poder el 29 de diciembre del año 601, aunque se
reconoce oficialmente su reinado a partir de la muerte de Liuva II (entre julio y agosto del 603).
Conflicto entre monarquía y aristocracia.
Bajo su corto reinado emprendió guerras contra los bizantinos, a los que arrebató Medina-Sidonia,
importante punto de comunicaciones del sur. Estableció acuerdos de paz con los reyes galos de Metz,
Burgandia y Lombardía; casó a su hija Ermemberga con Teodorico, hijo del rey de los francos, aunque esta
boda resultó un fracaso porque Ermenberga fue repudiada y devuelta.
Su gobierno fue propio de un tirano egoísta que no satisfizo ni a sus propios partidarios.Trató de restablecer
el arrianismo, por lo que sufrió el aborrecimiento del pueblo y del clero. Durante su reinado, el conde de la
Septimania Bulgar, que fue perseguido, encarcelado y después sustituido de los cargos públicos, encabezó
una conjura de condes, obispos y sirvientes palaciegos, partidarios del catolicismo. En ella asesinaron a
Witerico en un banquete que dieron en su honor en el mes de abril del 610. Su cuerpo fue sepultado en una
fosa común, sin ninguna ceremonia religiosa. Fue sucedido por Gundemaro.
El rey Witerico: "quién a hierro mata a hierro muere".
Según el Evangelio de San Mateo (26:52), cuando Jesús iba a ser arrestado por la muchedumbre tras la famosa traición hecha por Judas,
uno de sus seguidores, cuchillo en mano, hirió a uno de los que se disponían a detener al Mesías. Entonces, fue cuando Jesús pronunció la
inmortal frase: "Guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere", aconsejando a sus apóstoles que se mantuvieran
tranquilos
mientras
que
él
afrontaba
su
inexorable
destino.
La frase viene a significar que aquel que decide solucionar los problemas de una manera violenta, entonces esa misma violencia se le
volverá en su contra. De esta forma, el rey visigodo Witerico (603-610) que accedió al trono matando, abandonó dicho trono siendo él
asesinado, como si su ejemplo hubiera servido para cumplir las palabras proféticas de la Biblia.
El rey godo LIUVA II es asesinado. En su lugar sube al trono
WITERICO su asesino.
año 603
En Hispania, una conjura de magnates, encabezada por el duque godo WITERICO, depone y asesina al rey LIUVA II. Le sucede en el
trono el propio WITERICO (603-610). Estas sucesiones ponen de manifiesto la debilidad del poder real cada vez mayor en el siglo VII y
las oposiciones y tendencias independentistas de ciertos grupos nobiliarios, así como la lucha de grupos aristocráticos familiares que
darán lugar a auténticas venganzas.
WITERICO (603-610) es entronizado rey de los visigodos.
año 603
WITERICO (603-610) es entronizado rey de los visigodos. Inicia una violenta represalia contra los antiguos colaboradores de Recaredo
y Liuva orientando su política hacia la restauración del arrianismo. WITERICO intenta alcanzar una alianza con el reino de Borgoña a
través de enlaces matrimoniales. Una de sus hijas es enviada a desposarse con un príncipe de Borgoña pero la joven es devuelta tras ver
como sus tesoros son robados. WITERICO no reacciona militarmente ante tal ultraje, buscando alianzas con los demás reinos francos.
Las hostilidades con los bizantinos asentados en el sudeste peninsular continúan a bajo nivel.
En Hispania, fallece VITERICO. Muere a manos de los nobles
abril del año 610
En Hispania, fallece el rey visigodo WITERICO. Muere a manos de los nobles, perdiendo el trono de la misma manera que lo había
conseguido.
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Gundemaro
Gundemaro (¿? – Toledo, febrero o marzo de 612) fue rey de los visigodos (610–612).
INFORMACION PERONAL
REINADO,
610 - 612.
FALLECIMIENTO,
FEBRERO 0 MARZO 612 TOLEDO.
PREDECESOR,
WITERICO.
SUCESOR,
SISEBUTO.
FAMILIA.
CONSORTE,
HILDOARA.
Elección.
En el año 610 sucede a su antecesor Witerico al que había asesinado. Era un soldado que llegó a ser gobernador en la Septimania.
Proclamado rey Gundemaro, los que habían apoyado al anterior rey sufrieron represalias. Búlgar de Bulgaran, un conde de la
Narbonense, insulta abiertamente a Witerico en unas cartas como «el más malvado ladrón», porque considera que había explotado al
pueblo. En cambio, dice de Gundemaro que ya había tratado amistosamente a los «exiliados y perseguidos» durante el periodo en que
fue dux de la Narbonense.
Gundemaro representaba a la nobleza visigoda más favorable al catolicismo tras el periodo de Witerico.
Era casado con la reina Hildoara.
El problema vascón.
Encabezó una expedición contra los vascones, a los que sometió, ya que efectuaban continuas expediciones de saqueo a lo largo de los
valles del Ebro y Duero. El territorio vascón era un continuo foco de tensiones, y desde que Leovigildo tomara su capital y fundara la
ciudad de Vitoria para controlar las correrías de este pueblo, todos sus sucesores realizaron escaramuzas contra las tribus montañesas,
cuyo total sometimiento estaba lejos de conseguirse. Suintila logró una "deditio" (rendición incondicional) en el 621, nunca antes
lograda; pero años más tarde, Wamba se volvía a enfrentar a ellos, lo que nos muestra el precario control que el reino visigodo tenía
sobre esta zona.
La capital del reino.
Poco después de su llegada al trono, Gundemaro promovió la celebración de un sínodo en la diócesis Carthaginense (Carthago
Spartaria, la actual Cartagena era capital nominal de la diócesis y sede primada de las iglesias de España) y que se desarrolló en Toledo.
El tema a tratar era la cuestión de la primacía del obispado de Toledo. El problema surgía por el control bizantino de Cartago Nova
desde aproximadamente el 552. Puesto que Cartago Nova, la capital provincial, permanecía en manos de los bizantinos, la dignidad de
obispo metropolitano debía recaer en el obispo de Toledo. El Sínodo acordó que Toledo sería la metrópoli de toda la provincia,
declaración que respaldó el rey el 23 de octubre de 610.
Relaciones con la Galia merovingia.
Gundemaro siguió un proceso de amistad y colaboración con Clotario II de Neustria y con Teodeberto II de Austrasia. A este último
envió grandes sumas de dinero para apoyar la causa de hostilidad contra su hermano Teoderico II de Borgoña. Por otra parte, demostró
una política de hostilidad contra Brunegilda de Austrasia. El año 611 hubo un intento de restablecer la alianza cuatripartita contra
Borgoña, pero la muerte del rey no dejó una respuesta clara en la historia.
Murió en Toledo, de muerte natural, hacia febrero o marzo de 612. Después de su muerte se produjeron bastantes rebeliones y golpes de
Estado a causa del ansia de poder de la nobleza y la Iglesia. Le sucedió el noble Sisebuto, hombre de gran cultura.
Gundemaro. Rey visigodo (609-612)
Rey de la España visigoda, duque de Septimania y amigo de Bulgar. Fue uno de los católicos conjurados
para asesinar a su padre el rey Witerico y fue posteriormente aclamado rey por el resto de compañeros.
Restableció los privilegios de la religión católica y proclamó la ciudad de Toledo como sede y metrópoli
católica de la provincia Cartaginensis. En el año 610 se reunieron los obispos católicos para ratificarle como
rey. Durante su reinado aumentó el poder del clero católico, en detrimento de otras minorías religiosas.
Mantuvo una política mediocre de alianzas y realizó algunas incursiones contra los bizantinos. Murió de
muerte natural en febrero del 612. Fue sucedido por Sisebuto.
GUNDEMARO (Rey visigodo) (610-612)
A Viterico le sucede GUNDEMARO (610-612) que restaura de nuevo el
catolicismo.
año 610
A Viterico le sucede como rey de los visigodos GUNDEMARO (610-612) que restaura de nuevo el?catolicismo. Expedición contra las
poblaciones norteñas de la península. Durante el corto reinado de GUNDEMARO la política de ?lucha con bizantinos y vascones y la
política exterior seguirá por derroteros similares, con una clara hostilidad hacia el rey de Borgoña y hacia BRUNEGILDA y de amistad
con el reino de ?Austrasia y Teodoberto II. Sin embargo, su relación con la política eclesiástica da un giro al publicar un decreto, donde
se reafirma la sede toledana como la metrópoli de la Cartaginense y su predominio sobre las demás.
Fallece el rey visigodo, GUNDEMARO.
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Sisebuto
Sisebuto (muerto en febrero de 621) fue rey de los visigodos (primavera de 612 – febrero de 621) y sucedió a
Gundemaro. Probablemente pertenecía a la misma tendencia nobiliaria que su antecesor. A Sisebuto hay que atribuir la
construcción de la iglesia de Santa Leocadia en Toledo, que más tarde fue sede de cuatro concilios.
INFORMACION PERONAL
REINADO,
PRIMAVERA DEL 612 A FEBRERO DE 621.
FALLECIMIENTO,
FEBRERO DE 621.
PREDECESOR,
GUNDEMARO.
SUCESOR,
RECADERO II.
FAMILIA.
DESCENDENCIA
RECADERO II, TEUDILA.
Biografía.
Conocemos algunas de sus características personales: desaprobaba el teatro (al parecer en la época estaba mal considerado al menos
entre los católicos, pues Isidoro de Sevilla también lo desaprobaba) y en una carta reprende al obispo Eusebio de Tarraco (que ya
aparece como obispo en el sínodo provincial de la Tarraconense del 614) por su afición al arte escénico.
Sabemos que designaba obispos, pues en la misma carta en que reprendía a Eusebio, ordenaba a éste, como metropolitano, que
consagrara obispo de Barcino al portador de la carta. Era contrario a que los obispos entraran en monasterios, ya que cuando Cecilio de
Mentesa1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 quiso hacerlo (seguramente después de su liberación por los bizantinos) fue duramente reprendido por el rey,
quien además expuso su punto de vista a otros obispos que hizo llamar al efecto. En cambio trató afectuosamente a su hijo Teudila que
había ingresado en un monasterio. Sisebuto participó en la política internacional de la época, intentando (sin el menor éxito) convertir al
catolicismo al rey lombardo Adaloaldo (hijo del rey Agilulfo), que era arriano (gobernó del 616 al 626).
En el año 619 se convocó un sínodo provincial de la Bética en Sevilla, en la Iglesia del Sagrado Corazón,[cita requerida] presidido por el
obispo Isidoro. Asistió al acto un funcionario con el título de Viri Illustris y el cargo de Rector rerum fiscalium, que probablemente era
el delegado del comes patrimonii en la Bética, el cual tenía un nombre godo (Suanila), lo que indicaría que algunos godos empezaban a
asumir funciones que antes solamente habían desarrollado los hispanorromanos. También asistió otro Vir Ilustre, al que se hace
referencia como rector rerum publicarum, llamado Sisisclo, que se cree debía ser el conde local (o el dux provincial) y se ocupaba de
algunas cuestiones disciplinarias y organizativas, de los errores en el derecho canónico del fallecido obispo de Córdoba, Agapius
(fallecido en 619), y de los herejes acéfalos (una versión extremista de los monofisitas), que estaban dirigidos al parecer por un sirio
llamado Gregorio, convertido posteriormente al catolicismo por Isidoro, que afirma que había dos naturalezas en Jesucristo y que la
naturaleza de la divinidad no podía sufrir.
Sisebuto murió en febrero del 621 en Toledo en extrañas circunstancias, sucediéndole su hijo Recaredo II.
Como escritor gozó de cierta fama debido a un poema sobre los eclipses (la llamada Epistula sisebuti) y a su obra Vida y pasión de San
Desiderio, en la cual narra la vida del santo galo, que fue ejecutado hacia el 606 o 607 por orden del rey Teodorico de Borgoña y de su
abuela la visigoda Brunegilda, ambos enemigos de diversos reyes visigodos.
Campañas militares.
Tremís de oro acuñado en Sevilla durante el reinado de Sisebuto.
Casi inmediatamente de acceder al trono debieron de rebelarse los astures, pero Riquila, conde o Thiufadi, los sometió rápidamente,
aunque probablemente sin lograr dominar por completo las inaccesibles montañas asturianas. Otro general, Suintila, futuro rey, dominó a
la tribu de los rocones o runcones, refugiados en sus montañas, que probablemente era una tribu cántabra 12 identificada con la tribu de
los runcones con la que había combatido el rey suevo Miro el 572.
Probablemente también hubo revueltas en Cantabria (¿612?), y los vascones prosiguieron su actividad saqueadora, pues al año siguiente
(613) Sisebuto se embarcó (no sabemos dónde) en una flota visigoda de reciente creación (que se compondría de unos pocos barcos) y
desembarcó en las costas de Cantabria y Autrigonia, del País Vasco, Vardulia y Caristia para combatir a cántabros y vascones, sin que
sepamos el resultado de los combates, aunque es seguro que no lograron dominar por completo las zonas montañosas de Cantabria y
seguramente tampoco pudieron controlar totalmente a los vascones.
En los años 611 y 612, algunos eclipses fueron visibles en diversas partes de Hispania, y seguramente la ignorancia del pueblo propició
un renacimiento de prácticas paganas y supersticiones sobre malos augurios en su reinado, 13 aún bastante extendidas en el campo y
mayoritarias en determinadas zonas como Asturias, Cantabria y Vasconia. Por eso, mientras estaba en campaña en Cantabria o en
Vasconia, en el 613, Sisebuto compuso un notable y culto poema sobre los eclipses que dirigió al obispo de Sevilla Isidoro. El poema se
titula Astronomicon y consta de cincuenta y cinco versos hexámetros latinos. Ahí el rey se desahoga de sus inquietudes contra los
revoltosos:
No escuchamos sino el ruido importuno del hierro y los gritos de miles de soldados; las arengas de los generales nos
enardecen y en el foro resuenan clamores de guerra. Suenan las trompetas y conseguimos volar pasando el mar; el vascón
desde las nieves y el cántabro en sus montañas no nos dejan reposo alguno, y es precisamente a Nos a quien se ordena ceñir
con los laureles del Sol nuestra frente y trenzar, para Nos también, corona de yedra aún más augusta14
El 13 de enero del 614 se reunió un Sínodo de la Tarraconense en Egara (actual Tarrasa), presidido por el metropolitano Eusebio, en el
cual se confirmaron las decisiones del Sínodo de Osca (actual Huesca) del 598 sobre el celibato de los clérigos.
En 614 y 615 combatió contra los bizantinos, obteniendo diversas victorias, entre ellas una muy importante: la conquista de Málaga (en
el Sínodo de Sevilla del 619 ya aparece en las actas el obispo de Málaga, Teodulfo). Parece ser que el gobernador bizantino Carsarius
apeló al rey visigodo para que cesara la guerra y evitar que corriera más sangre católica, y Sisebuto, muy sensible a ese tema, le atendió,
pues todo indica que en una tercera campaña hubiera logrado expulsar definitivamente a los bizantinos de Hispania. Carsarius liberó al
obispo Caecilius de Mentesa (La Guardia de Jaén) al que tenía prisionero, y se acordó la paz. Las cuatro cartas que se conservan entre
Carsarius y Sisebuto dan una idea de los procedimientos diplomáticos de la época. 15
Política con respecto a los judíos.
Estatua de Sisebuto, Toledo.
Con Sisebuto se inició una feroz persecución de los judíos. La primera norma legal sobre ello deriva de una ley, completada con una
carta que fue enviada a tres obispos: Caecilius de Mentesa (Montiel), Agapius de Córdoba y Agapius de Tucci (Martos); asimismo iba
dirigida a los jueces y sacerdotes de estas tres ciudades y de otras nueve de la Bética oriental y del sur de la Cartaginense.16 En la ley, el
rey deploraba el incumplimiento de las normas de Recaredo sobre los judíos. Debió ser publicada casi al principio de su reinado, antes
de julio de 612 (y probablemente en marzo o abril). La ley intentaba que ningún judío pudiera poseer esclavos cristianos, ni manumitidos
bajo su patrocinio, e incluso promovía la idea de que ningún judío pudiera tener trabajadores a sueldo (aunque no llegó a ponerse en
práctica); la ley preveía que los judíos deberían vender a cristianos y a un precio razonable a sus esclavos cristianos y sus propiedades
(peculium). No podían venderlos a sus correligionarios en África o Francia, y la venta debía realizarse cerca del lugar de residencia; si el
esclavo no poseía propiedades, el dueño debía proporcionarle alguna. El judío podía manumitir al esclavo, que en tal caso se convertía
en ciudadano romano, sujeto a las leyes correspondientes, pero sin posibilidad de patrocinio por parte del antiguo amo judío. Las ventas
ficticias eran castigadas severamente. La ley entraba en vigor el 1 de julio de 612 y si se descubría que después de esta fecha algún judío
poseía un esclavo, se le confiscaría la mitad de sus propiedades y el esclavo sería liberado.17
En cuanto a convertir a un cristiano al judaísmo, se agravaron de nuevo las penas (suavizadas por Recaredo) y, como en tiempos de
Alarico II, el judío sería ejecutado y sus propiedades confiscadas. El converso al judaísmo que no quisiera volver a la fe católica, sería
azotado públicamente, sufriría decalvación y sería entregado como esclavo a la corona o a alguien designado por el rey. Un judío que se
casara con una católica (lo que era ilegal) y se negara a convertirse, sería desterrado de por vida, pero si se convertía al catolicismo,
podría conservar sus bienes, incluyendo los esclavos. Finalmente el rey lanzaba una maldición sobre los futuros monarcas que no
hicieran cumplir la ley. Al parecer, la ley de Sisebuto contó con la aprobación del officium palatino, pero el clero se mantuvo al
margen.17
Además de la ley se pusieron en práctica otras medidas por la mera orden real sin la apoyatura de una ley o un Concilio: los hijos de los
matrimonios mixtos deberían ser bautizados como cristianos. Las conversiones forzadas se hicieron extensivas a algunos judíos hacia el
615, sin contar con la abierta aprobación de la Iglesia católica, que no obstante admitió los hechos consumados. Algunos judíos
emigraron a Francia, pero parece que la mayoría permaneció en Hispania donde, pasado el furor inicial, la persecución disminuyó.17
La política de conversiones forzosas, sin el apoyo del clero, trajo consigo un nuevo problema para el reino, tanto social como religioso:
Los Pseudoconversos. Éstas serían condenadas en el IV Concilio de Toledo (633) bajo el reinado de Sisenando.17
En 694 se acusó a los judíos hispanos de promover un levantamiento de acuerdo con los judíos marroquíes y cuya intención era hacer de
España un estado mosaico,18 motivo de mayor intolerancia contra ellos.
Predecesor:
Gundemaro
Rey de los Visigodos Sucesor:
612 – 621
Recaredo II
Sisebuto. Rey visigodo (612-621)
Vigésimo tercer rey de los visigodos de España; fue elegido para suceder a Gundemaro en el año 612. Su
reinado estuvo marcado por la intolerancia religiosa católica. Fue el primero en ordenar la persecución de
los judíos, que podían llegar a ser condenados a muerte si circuncidaban a un cristiano. La persecución hizo
que muchos judíos que aparentemente abrazaron el Cristianismo, practicasen ocultamente sus ritos.
A pesar de su intransigencia religiosa, se mostró muy capaz en otras tareas del gobierno. Preparó una flota
de guerra que llegó a sitiar la plaza de Ceuta, que estaba en poder de los bizantinos. En el año 615 tomó al
asalto la ciudad de Cartagena, la cual destruyó; posteriormente la guerra llegó hasta Málaga, ciudad que
tomó en el año 619, con lo que redujo las posesiones de Bizancio a una estrecha franja en el Algarve.
Generoso con los vencidos, pagó de su propio peculio el rescate de muchos prisioneros griegos que habían
sido esclavizados por los godos vencedores. Aplastó las sublevaciones de los astures y de los rucones. Entre
sus generales se encontraban el Dux Rechila y el Dux Suintila, que luego se disputarían el trono.
Hombre erudito y amante de las letras, puso al día las leyes de Recaredo y protegió los estudios de la
España
de
la
época.
Murió envenenado en febrero del año 621. Parece ser que el general Suintila, al que se supone hijo de
Recaredo,
estuvo
detrás
del
complot
que
le
asesinó.
Fue sucedido por su hijo Recaredo II.
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Recaredo II
Recaredo II (¿? – 621) fue rey de los visigodos (621).
Vida.
Contaba sólo unos pocos años cuando sucedió a su padre, el rey Sisebuto.
Su muerte a los pocos días o semanas de reinado, posiblemente provocada, propició el acceso al trono de un noble destacado de la
misma facción en el poder llamado Suintila, vencedor de los rocones (612) y destacado en la guerra contra los bizantinos (614–615).
INFORMACION PERONAL
REINADO,
621.
FALLECIMIENTO,
621.
PREDECESOR,
SISEBUTO
SUCESOR,
SUINTILA.
FAMILIA.
PADRE,
SISEBUTO.
Recaredo II. Rey visigodo (621-621)
Rey de la España visigoda, sucedió por elección a su padre Sisebuto, muerto en el 621. Se desconoce
prácticamente todo sobre su corto periodo de reinado (dos meses), así como las causas de su muerte. Los
nobles designaron a Suintila, victorioso general de su padre, para sucederle.
Recaredo II, Rey Visigodo de Toledo
Recaredo II (¿? – 621) fue rey de los visigodos (621). Contaba sólo unos pocos años cuando sucedió por elección a su
padre Sisebuto, muerto en el 621.
Se desconoce prácticamente todo sobre su corto periodo de reinado (dos meses), así como las causas de su muerte.
Su muerte a los pocos días o semanas de reinado, posiblemente provocada, propició el acceso al trono de un noble
destacado de la misma facción en el poder llamado Suintila, vencedor de los rocones (612) y destacado en la guerra contra
los bizantinos (614–615).
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Suintila
Suintila (¿? - Toledo, c. 634) fue rey de los visigodos entre 621 y 631. Su nombre también puede
encontrarse escrito como Suínthila. Consiguió culminar la unificación de los territorios ibéricos.
C
INFORMACION PERONAL
REINADO,
621 - 631.
FALLECIMIENTO,
¿633? TOLEDO.
PREDECESOR,
RECADERO II.
SUCESOR,
SISENANDO.
FAMILIA.
PADRE,
RECAREDO I.
MADRE,
CLODOSVINTA, princesa de Austrasia.
DESCENDENCIA,
RECIMIRO, Y FROILA.
Vida.
Suintila era hijo de Recaredo I y de su mujer Baddo.[cita requerida]
Combatió contra los bizantinos establecidos en la Península ibérica en el 620, estando a las órdenes del rey Sisebuto. Al año siguiente
fue elegido rey, después de la muerte de Recaredo II. En ese mismo año de 621 murió Sisebuto, reinó y murió Recaredo II y empezó a
reinar Suintila.
Siendo ya rey, Suintila derrotó a los vascones, que saqueaban la Tarraconense, consiguiendo una deditio (rendición incondicional),
nunca antes lograda. Los prisioneros fueron obligados a construir Oligicus u Ologite, que junto con Vitoria formaría una línea defensiva
contra futuras incursiones. Oligicus, Vitoria y Recópolis fueron las únicas ciudades fundadas por los visigodos en la Península. Suintila
siguió luchando contra los bizantinos que ocupaban desde el siglo VI algunas zonas de las costas mediterráneas en la franja costera que
va desde Valencia hasta Cádiz. Los expulsó y de esta manera completó la unificación territorial de la península, que había sido el sueño
de monarcas anteriores. Isidoro de Sevilla lo presenta como el primer monarca que reinó sobre toda la Hispania peninsular al completo.
Otro empeño del monarca fue el de reforzar la autoridad del rey frente a la nobleza y la iglesia, que estaban logrando acumular
progresivamente más poder. También quiso hacer hereditaria la monarquía y asoció a su hijo Ricimiro a la corona. Estos intentos
provocaron una reacción contraria en algunos magnates y la iglesia, lo que fue el principio del fin para el rey Suintila.
En el año 631 Sisenando, gobernador de la provincia de la Narbonense (la Septimania en el sur de la actual Francia), lugar de
concentración de tropas por su frontera con los francos, organizó una rebelión que, con el apoyo extranjero de Dagoberto de Neustria, se
fue extendiendo con sucesivas deserciones, incluida la de Geila, hermano del rey. Finalmente el rey aislado fue depuesto. (Véase
Sisenando para una crónica de esta rebelión). En el IV Concilio de Toledo del año 633, presidido por Isidoro, arzobispo de Sevilla,
Suintila fue excomulgado y recibió el anuncio de la confiscación de todos sus bienes. En ese mismo concilio, Sisenando fue legitimado
como rey y también se estableció oficialmente el carácter electivo de la monarquía visigoda. Suintila murió un año más tarde, en el 634.
Tenemos opiniones contradictorias respecto al carácter de Suintila. Isidoro de Sevilla, en su primera versión de la Historia de los godos,
lo califica como «no sólo el príncipe de su pueblo, sino también el padre de los pobres». Sin embargo, en una versión posterior, editada
después de su caída como rey eliminó estos elogios. Un cronista del 754, continuador de Isidoro, lo trata con bastante simpatía, mientras
que Fredegario dice que era excesivamente duro con su pueblo y que se atrajo el odio de los magnates.
Corona de Suintila, 1921
Tremis de oro del reinado de Suintila acuñado en Singilia Barba
El tremís fue una moneda de oro romana creada por Magno Clemente Máximo en el año 385. Su valor era de 1/3 de
sólido. Esta moneda tuvo un gran éxito en todos los territorios del Imperio romano, incluso después de la desaparición de
éste, y, por ejemplo, fue usada por los visigodos en Hispania.
Suintila. Rey visigodo (621-631)
Rey de la España visigoda. Fue elegido en marzo del 621, siendo el primer rey godo que dominó la totalidad del territorio
peninsular.
Fue uno de los generales preferidos por Sisebuto, del cual era yerno, y se destacó atacando a los vascones, a los que
sometió totalmente, y a los últimos reductos de bizantinos en los Algarves, que se declararon sus súbditos.
Se ganó el afecto de las clases bajas, limitando el poder de los nobles, a los cuales confiscó numerosas posesiones.
También
trató
de
limitar
el
del
clero,
que
cada
vez
asumía
más
privilegios.
Esto y el intento de asimilar al trono a su hijo Recemiro, a su mujer Teodora y a su hermano Geila para asegurar la línea
sucesoria, motivó la sublevación de los nobles, que acaudillados por Sisenando y con la ayuda del rey franco Dagoberto, le
derrotaron
y
depusieron
el
26
de
marzo
del
631.
En el IV concilio de Toledo, cuyo promotor fue Isidoro de Sevilla, se acusó a Suintila de toda clase de iniquidades y se hizo
ver
que
temiendo
el
castigo,
él
mismo
renunció
al
poder.
Él y toda su familia fueron inhabilitados para cargos públicos y les fueron confiscados todos los bienes, que a juicio de los
obispos habían adquirido injustamente. Vivió en Toledo hasta su muerte, en el año 640. Fue sucedido por Sisenando.
Suintila, el unificador de la Península Ibérica
Suintila fue el hoy casi desconocido primer rey visigodo que consiguió unificar la Península Ibérica. Reinó entre los años
621 y 631. Era hijo de Recaredo I y de su mujer Clodosvinta, princesa de Austrasia.
Suintila: Extensión del Reino Visigodo hacia principios del siglo VI.
Fue un gran general, y ya desde el año 620 combatió a los bizantinos, que se habían establecido en la Península Ibérica en 620, a las
órdenes del rey visigodo Sisebuto.
En el convulso año de 621, fue elegido rey tras el fallecimiento de Recaredo II (en ese mismo año de 621 murió Sisebuto, reinó y
murió Recaredo II y empezó a reinar Suintila).
Tremis de oro acuñado en los tiempos de Suintila
Una vez con la corona bien asentada en su cabeza, se dedicó a combatir a los vascones, que hacían incursiones constantes de saqueo en
la provincia Tarraconense, y uno de sus logros mas importantes contra los vascones fue conseguir una deditio (rendición incondicional),
nunca antes lograda. Con los prisioneros vascones, construyó Oligicus u Ologite, que junto con Vitoria formaría una línea defensiva
contra futuras incursiones.
Campañas de Suintila
Con los vascones sometidos, Suintila volvió sus ojos hacia los bizantinos que ocupaban desde el siglo VI algunas zonas de las costas
mediterráneas en la franja costera que va desde Valencia hasta Cádiz. Nuevamente triunfó expulsandolos, y de esta forma completó la
unificación territorial de la península, que había sido el sueño de todos los reyes visigodos anteriores.
Iberia en 586
La caída de Suintila
Aprovechando sus éxitos militares, decidió reforzar la autoridad del rey frente a la nobleza y la iglesia, que estaban logrando acumular
progresivamente más poder. También quiso hacer hereditaria la monarquía y asoció a su hijo Ricimiro a la corona.Estos intentos
provocaron una reacción contraria en algunos magnates y la iglesia, lo que fue el principio del fin para el rey Suintila.
En el año 631 Sisenando, gobernador de la provincia de la Narbonense (la Septimania en el sur de la actual Francia), organizó una
rebelión que, con el apoyo extranjero de Dagoberto de Neustria, se fue extendiendo con sucesivas deserciones, incluida la de Geila,
hermano del rey. Finalmente el rey aislado fue depuesto. En el IV Concilio de Toledo del año 633, presidido por Isidoro, arzobispo de
Sevilla, Suintila fue excomulgado y recibió el anuncio de la confiscación de todos sus bienes.En ese mismo concilio, Sisenando fue
legitimado como rey y también se estableció oficialmente el carácter electivo de la monarquía visigoda. Suintila murió un año más tarde,
en el 634.
Suintila, el rey de los pobres
Toledo, capital del reino visigodo.
Corría la primavera del año 621 cuando accedió Suintila al trono, primogénito del rey Recaredo y yerno del también rey Sisebuto este bravo
guerrero como general había dirigido las campañas más sangrientas contra los bizantinos arrasando parte de la Bética y Cartago Nova. En
estas operaciones alcanzó la fama necesaria para reclamar el trono sin oposición y una vez que llegó a él, siguiendo su espíritu guerrero lanzó
una campaña terrible contra los vascones aplastando la perenne rebeldía de estos hacia los godos .Aplastados los vascones centro sus
esfuerzos guerreros en los bizantinos y tras cuatro años de guerra consiguió expulsarlos definitivamente de la península con lo que consiguió
reunificar la antigua Hispania bajo el mando godo. Con la península unificada y pacificada Suintila se centro en la administración de su reino,
y las medidas que tomó causaron una autentica revolución. Desposeyó de sus riquezas a numerosos nobles y repartió las tierras entre el
pueblo., anuló el poder del clero confiscando sus bienes que pasaron a administración real y dictó las primeras leyes que regían el tránsito de
personas y cosas. Después de limar los privilegios de la nobleza y clero intento crear una línea sucesoria (la elección real entre los godos se
realiza por acuerdo entre los nobles influyentes), y esto fue la gota que colmó el vaso, la sublevación estaba servida.
El duque Sisenando fue el cabecilla de la revuelta y con el apoyo de casi la totalidad de la nobleza y el clero dirigió un ejército desde la
Narbonense hacia Toledo. Suintila intentó pararle en Cesaraugusta pero fue en vano, sus hombre huyeron tras ver la superioridad rival y
Suintila tuvo que huir. En Toledo fue depuesto, privado de sus bienes y excomulgado. Este rey que increíblemente reinó para los pobres sus
últimos días los pasó encerrado en un monasterio de Toledo escuchando los gritos de desesperación de la gente humilde.
Los nobles y el clero celebraron el ascenso del duque Sisenando con la alegría de quien vuelve a mandar bajo el manto de la tiranía, corrupción
y miseria que caracterizó la época medieval
De Recaredo a Suintila. La unificación del reino visigodo.
En la anterior entrada estuvimos repasando juntos unas claves y unos interrogantes acerca de la política religiosa de Leovigildo que al fin y al
cabo influyó en el reinado de Recaredo con todas las rebeliones que estuvimos recorriendo. Al final concluíamos que la política de
acercamiento de Leovigildo a los católicos iba más bien dirigida a los visigodos que habían abrazado el catolicismo para que, volviendo a ser
arrianos, se diferenciasen de los hispanorromanos en lo religioso. El trasfondo de ello está claro y es que para el reinado de Leovigildo y por
supuesto de Recaredo, muchos visigodos habían abandonado ya la fe “racial” de los visigodos para mezclarse con los hispanorromanos
católicos.
Hoy vamos a continuar con los sucesores de Recaredo; un batiburrillo de reyes que con sus altibajos terminarían por dar fin a la expulsión
romano oriental de Hispania tras unos 70 años de pugna ininterrumpida. Para articular mejor el artículo iremos recorriendo el período que
nos ocupa según los reinados pertinentes.
Liuva II y Witerico.
Cuando Recaredo murió en 601, su hijo Liuva heredó el trono con el nombre de Liuva II. Así, la prole de Leovigildo se convertía en la más
longeva del reino visigodo al haber reinado padre, hijo y nieto sin interrupciones violentas. Esto no duraría mucho, ya que llevando nada más
18 meses de reinado, Witerico, el mismo noble que había destapado ante Recaredo la conjura de Mérida lo depuso y se proclamó rey.
Realmente Witerico tenía razones para hacerlo ya que la tradición visigoda exigía que el rey fuera elegido y, según ese principio, Liuva II era
un usurpador.
Witerico, rey de los godos. Museo del Prado, Madrid. Fuente: Museo del Prado.
A pesar de que no tenemos más testimonios que la Historia de los Godos de San Isidoro y las cartas de un tal Bulgar, conde de la
Narbonense en 610, parece que la Iglesia católica odió profundamente a Witerico y tuvo dificultades bajo su reinado; si bien el rey no optó
por una vuelta al arrianismo. El conde Bulgar habla duramente de él, ya que al parecer le desterró, le hizo pasar penurias y le privó de
muchos bienes.
Witerico luchó enérgicamente contra los romanos en el sur pero lo cierto es que sus avances fueron insignificantes, reconquistando
únicamente Sagontia (Gisgonza) y gracias al apoyo de la población. En 607 buscó el matrimonio de su hija con el rey franco Teodorico II, rey
de Borgoña, un matrimonio que se malogró, siendo devuelta la hija a España sin la dote que, por supuesto, pasó a formar parte del
patrimonio de Teodorico. Witerico buscó la alianza con los reyes de Austrasia, Neustria y Lombardía para atacar al borgoñón y destruirlo
pero la alianza fracasó y el rey godo quedó con una mano delante y otra detrás. A partir de aquí los visigodos escarmentaron y nunca más
buscaron enlaces matrimoniales ultrapirenaicos. Witerico fue asesinado en 610 y según Bulgar, por la mano justiciera de Dios.
Gundemaro.
De una carta del mencionado Bulgar se deduce que Gundemaro había sido gobernador de la Narbonense y, de la misma correspondencia
entre el rey y el conde se deduce que a principios del siglo VII la Galia era un hervidero de pugnas y escaramuzas con los francos.
. Gundemaro, rey de los godos. Fuente: Wikipedia.
A diferencia de su predecesor, el rey mostró mucho interés por los asuntos de la Iglesia y bajo su reinado se celebró un concilio en Toledo en
610. El objetivo del concilio era debatir acerca de la primacía de Toledo como capital eclesiástica de la Carthaginense. La disputa se eternizó
un poco, pero como Cartagena seguía estando en manos romanas, al final se declaró por los 15 obispos de la provincia que Toledo
ostentaría la primacía metropolitana.
El rey combatió contra los vascones en 610 y en 611 se dice que asedió a los romanos pero con poco éxito. También hubo roces con los
francos y el conde Bulgar llegó a capturar dos ciudades francas en respuesta al secuestro de dos embajadores visigodos, acto que reflejaba
la vitalidad del ejército godo frente al franco. El rey falleció en Toledo en 612.
Sisebuto.
El reinado de Sisebuto fue longevo para lo que son los reyes godos, ya que gobernó desde 612 hasta 621. En el norte aplastó a los astures
que se habían rebelado y también a los roccones, un pueblo que orbitaba antaño en la influencia sueva. El rey notifica que en 613 se
embarcó para luchar personalmente en el norte y es un dato sumamente revelador, ya que es la primera vez que tenemos noticia de una
flota visigoda. En 614 y 615 obtuvo dos importantes victorias frente a los romanos capturando la ciudad de Málaga.
Sisebuto fue un rey muy piadoso. San Isidoro se encarga de remarcarlo y de hecho le dedicó su obra De Natura Rerum, en la que explica el
origen de todas las cosas naturales y además el rey gobernó la Iglesia con mano dura. Además merece ser llamado autor latino, pues en 613
envió a San Isidoro su composición poética acerca de los eclipses de luna para que el obispo lo revisara. Además escribió la Vida de San
Desiderio de Vienne, una soberbia obra hagiográfica con un trasfondo propagandístico claro, ya que pone a los francos como los malos y a
los godos como los buenos.
. Sisebuto, rey de los godos. Museo del Prado, Madrid. Fuente: Museo del Prado.
Emprendió una dura política antisemita y lo primero que hizo fue liberar a los esclavos cristianos de sus amos judíos. Además puso en
marcha la política de conversiones forzosas, una medida que el propio Isidoro criticó por considerarla infructuosa al no realizarse desde la
convicción de la fe y sí por la fuerza. El rey siempre deploró que Witerico y Gundemaro no hubieran cumplido estrictamente con la política
antisemita de Recaredo, pero ello reflejó que la propia población hispanorromana no estaba muy de acuerdo con llevar a cabo esas
disposiciones.
Sisebuto murió en 621 y fue sucedido por su hijo Recaredo II –un nombre que refleja la piedad del rey–, pero su hijo murió a los pocos días y
Suintila, que había sido general del rey en el norte tomó el control.
Suintila.
Este rey emprendió una dura represalia contra los vascones por haber asolado el valle del Ebro. Su victoria fue rotunda pero quizá no muy
duradera, ya que Braulio de Zaragoza nos dijo cómo en 625 había penurias y desórdenes en las cercanías de Zaragoza. A pesar de todo, su
victoria más resonada fue su victoria sobre los romanos y la recuperación de Cartagena para el reino visigodo, victoria obtenida tras una
batalla campal en la que capturó a dos patricios imperiales. Así pues, excepto en Vasconia, Suintila fue el primer rey visigodo que gobernó
en la totalidad de la Península Ibérica.
Suintila, rey de los godos. Museo del Prado, Madrid. Fuente: Museo del Prado.
San Isidoro muestra una doble moral con Suintila. Por un lado mientras vivía no dudó en resaltar su generosidad, su prudencia, su buena fe,
su energía, su rigor como juez y su atención hacia los pobres, llegándolo incluso a denominar como el “padre de los pobres”.
Pero cuando el rey fue depuesto poco después, nuestro estimado obispo no dudó en dar un giro de 180 grados en sus calificativos y fue otra
la visión ofrecida acerca del “padre de los pobres”. Incluso consideró oportuno reeditar su Historia de los Godos para eliminar los elogios
vertidos sobre Suintila.
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Sisenando
Sisenando (¿? – 12 de marzo de 636) fue el vigesimosexto rey de los visigodos en Hispania entre 631 y 636
INFORMACION PERONAL
REINADO,
26 de Marzo de 631 a 12 de Marzo de 636.
FALLECIMIENTO,
12 de Marzo de 636 TOLEDO.
PREDECESOR,
SUINTILA.
SUCESOR,
CHINTILA.
Vida.
Siendo duque de la Septimania, Sisenando ayudó a destronar a Suintila, conquistando la Tarraconense, con ayuda de Dagoberto I de
Neustria.
Algunos autores deducen de las fuentes una cierta simpatía popular hacia Suintila y una mayor oposición a él entre la nobleza. Sin duda
la facción rival se aprovechó de ciertas leyes propuestas por Suintila, favorables al pueblo pero perjudiciales para los magnates, para
incrementar sus posibilidades de rebelión. A pesar de esto la tendencia que en su momento representó Witerico estaba muy debilitada
por el mal gobierno de éste, y las depuraciones que seguramente siguieron tras su caída. Parece ser que Suintila contaba con el apoyo de
los jefes militares, y que la hostilidad a su alrededor entre condes y duques no era unánime, a causa de que no contaban en su entorno
con el apoyo necesario de la gente. La nobleza opuesta a Suintila consideró imposible derrocar a este rey por sus propios medios y envió
en 630 a uno de los nobles conjurados, llamado Sisenando, duque de la Septimania, a la corte del rey de Neustria, Dagoberto, para
pedirle un ejército que sirviera para sus principios. Como recompensa se ofreció una bandeja de oro (regalada por el general Aecio al rey
Turismundo en el 451), y 200.000 sueldos.
El ejército se reunió en Tolosa en marzo de 631. Poco después se conquistó Zaragoza casi sin lucha, la Septimania se rebeló y los nobles
indecisos se unieron a los rebeldes luchando contra las fuerzas del rey. Hasta el hermano del rey, Geila, se rebeló. La rapidez de la
revuelta obligó a Suintila a abdicar y huir. Los rebeldes se dirigieron hacia la capital, Toledo, donde proclamaron a Sisenando como rey
el 26 de marzo. Suintila fue capturado y encarcelado durante dos años, para después ser desterrado junto con sus esposa e hijos,
muriendo de forma natural en 634.
Sisenando tuvo que hacer frente a varias rebeliones afines al anterior rey, sobre todo en la provincia de la Bética. Geila fue el líder de
estos nuevos rebeldes, apoyado incluso por parte del clero, lo que provocó una guerra civil. Sisenando controló la situación de nuevo
gracias al rey Dagoberto, derrotando a los rebeldes.
Convocó el IV Concilio de Toledo bajo dirección de Isidoro de Sevilla, en el que se formularon colecciones de Leyes, tanto civiles como
eclesiásticas, citando entre las primeras el famoso Liber Iudiciorum (Fuero Juzgo), y en cuanto a las segundas, veintinueve cánones
relativos a la disciplina y administración de la Iglesia. Su propósito era dar mayor fuerza al rey y estabilidad a la raza goda, en el que se
confirmó la elección de Sisenando, declarando tirano a Suintila por sus crímenes, su iniquidad y su acumulación de riquezas a expensas
de los pobres. Se declaró libres de todo impuesto y cargas a los clérigos, se promulgaron penas contra los que faltaran a los juramentos
de fidelidad hechos a su rey, o se rebelaran contra él, tratando con esto de evitar que se siguiera el ejemplo del propio Sisenando.
Además Geila fue desterrado y sus bienes confiscados. Sisenando se comprometió a ser un monarca moderado, benevolente, justo y
piadoso.
Reproducción moderna de un tremís de Sisenando.
Se condenó a los clérigos que tomasen las armas contra el rey, a los cuales debería internarse en un monasterio para hacer penitencia. Se
prohibió que los clérigos recibieran o enviasen mensajes secretos fuera de Hispania. Seguramente el clero había negociado una alianza
de los rebeldes con algún poder extranjero. Cualquiera que se rebelara, fuera clérigo o noble, sufriría la pena de la excomunión y el
destierro.
En lo relativo a la sucesión al trono no hizo ninguna concesión al principio de sucesión hereditaria. Así, los reyes serían en lo sucesivo
elegidos únicamente por los magnates y los obispos. La actitud de los obispos parece indicar que, más que anatemizar, lo que hizo
Sisenando con Suintila originó una crisis en el 632 que hizo retrasar el Concilio hasta finales del 633 por la rebelión de Iudila.
Aunque no se menciona en ninguna fuente literaria, existen dos monedas acuñadas en Mérida y en Granada (Iliberris), que tienen la
inscripción Iudila Rex, suponiendo que fueron acuñadas en el reinado de Sisenando. Por otra parte, el canon setenta y cinco y el retraso
en la celebración del concilio podría explicar que Iudila hubiera intentado usurpar el trono.
Sisenando murió en Toledo en el año 636, a los cinco años de su reinado, y le sucedió Chintila.
Política con respecto a los judíos.
Véase también: Persecución de los judíos en la Hispania visigoda
En el IV Concilio de Toledo se volvió a analizar el problema de los judíos, reafirmándose las políticas establecidas en el tercero, pero
también haciendo más duras las penas y más extensivas las prohibiciones.
Se estableció que los hijos de judíos debían ser separados de sus padres. Según historiadores modernos una ley tan drástica no podría ser
implantada, y se refería sólo a los hijos bautizados. Se estableció también que los judíos convertidos no podrían tener relación con judíos
no convertidos. La pena para este delito era dura: el no convertido sería entregado como esclavo a un cristiano y el converso sería
azotado públicamente.
Como se consideraba que los judíos sobornaban a los cristianos para evitar la aplicación de estas leyes, se estableció la pena de
excomunión y anatematización.
Sisenando. Rey visigodo (631-636)
Rey de la España visigoda, sucesor de Suinthila. Fue gobernador de Septimania cuando defendió la
sublevación de los nobles contra las confiscaciones de tierras de Suithila y el recorte de privilegios a los
nobles y al clero. Se alió con el rey franco Dagoberto, al cual prometió lo mejor del tesoro de los visigodos.
Con su ayuda conquistó Cesaraugusta (Zaragoza) donde él mismo se coronó como rey en el año 631.
La victoria de Sisenando supuso una victoria de los privilegios de la nobleza sobre el pueblo llano; en esta
contienda civil, el mayor beneficiado fue el clero, que aprovechó el desgaste de los contendientes para
reforzar
su
influencia.
Sisenando, a fin de obtener la conformidad eclesiástica a su aprobación, convocó el IV Concilio de Toledo
celebrado el 8 de diciembre del año 633 y en el que estuvieron representados 68 obispos. En él obtuvo la
confirmación del derecho de Sisenando al trono y entre otras medidas, se aprobó que en lo sucesivo el rey
fuese elegido en un concilio por los nobles y el clero, disponiendo que todo aquel que se alzase contra el
elegido fuese reo de muerte, excomulgado y condenado a la perpetua perdición. Penas similares se
aprobaron
para
el
que
pretendiese
prescindir
de
dicha
ley
de
elección.
Murió en Toledo de muerte natural el 12 de marzo del año 636, y fue elegido para sucederle Chintila.
(?-636) Rey visigodo (631-636). Convocó el IV Concilio de Toledo (633), presidido por san Isidoro, con el fin de ser
reconocido como legítimo rey, anatematizar a Suintila y lograr la promulgación de leyes sobre la inviolabilidad del monarca
y la teocratización del Estado.
SUINTILA es destronado. SISENANDO es aclamado rey de los visigodos.
año 631
SUINTILA, como otros antecesores suyos, pretende, nuevamente, promover una sucesión hereditaria, para lo que asocia a su hijo RECEMIRO al trono;
pero nuevamente las luchas nobiliarias hacen su aparición: esta vez en la Narbonense, auténtico foco de disensiones. SISENANDO, Conde de Septimania,
ayudado por el franco DAGOBERTO I, penetra hasta Zaragoza, allí el ejército visigodo se le une, destronando a SUINTILA y aclamando a SISENANDO
como rey de los visigodos (631-636).
El IV Concilio de Toledo, presidido por ISIDORO arzobispo de Sevilla,
abre sus sesiones. Es un sínodo excepcional.
05 de diciembre del año 633
El IV Concilio de Toledo, presidido por ISIDORO arzobispo de Sevilla, abre sus sesiones. Es un sínodo excepcional tanto por el número de asistentes como
por la extensión de sus actas. En ellas se recogen una extraordinaria cantidad de disposiciones concretas destinadas a regular la vida del Reino, tanto en el
orden eclesiástico como en el civil. La realeza, la aristocracia y la propia Iglesia, salvaguarda de la autoridad moral e intelectual, tienen interés en alentar la
realización de un común designio constituyente para el Reino a través de este concilio. Así, por ejemplo, se establece que a nadie se haga creer por la fuerza,
pues esto, lejos de quitar el mal, lo arraiga más y más profundamente. Pero a los ya bautizados se les exige que sean fieles. Por otra parte, si el rey
SISENANDO necesita una convalidación eclesiástica de su revolucionario acceso al poder, el concilio, a pesar de estar presidido por ISIDORO que tanto ha
elogiado al depuesto SUINTILA, consagra la monarquía electiva frente a la hereditaria por derechos de sangre como fórmula del Estado, satisfaciendo así
los deseos del rey y de la oligarquía goda. De otra parte la iglesia se asegura la supervisión moral sobre la elección regia, añadiendo a la ceremonia de
coronación la de la unción regia.
Fallece SISENANDO, rey de los visigodos.
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Chintila o Khintila
Estàtua de Khíntila a Madrid
Khíntila fou rei dels visigots d'Hispània del 636 al 639. Fou elegit rei en morir Sisenand, per una assemblea de bisbes i pròcers, seguint
l'esperit del concili IV de Toledo, vers el mes d'abril del 636.
Estant tan recent el Concili toledà, i els anatemes llançats contra els opositors, no és probable que no es respectessin els seus acords. La
noblesa més fortament contrària a Sisenand havia d'estar a més bastant debilitada, després dels càstigs impostos en el IV Concili de
Toledo i dels possibles resultats del fracàs d'una rebel·lió. L'elecció va recaure en un magnat ancià (sembla que Khintila comptava amb
vuitanta-sis anys), que probablement tenia el suport del clero (no molt favorable a Sisenand) i que segurament havia recolzat a l'anterior
rei més per oportunisme (com els bisbes electors) que per convicció.
La seva primera decisió va ser convocar un Concili (V Concili de Toledo) que es va iniciar a l'Església de Santa Leocadia el 30 de juny
del 636. Totes les decisions del Concili van ser de caràcter polític. En primer lloc es va tractar de la seguretat del rei, i després de la
qüestió successòria.
El cànon setanta-cinc de l'IV Concili havia de ser llegit públicament després de cada Concili. Els descendents del rei havien de gaudir de
tots els béns justament adquirits o que els seus pares els haguessin proporcionat. L'anatema havia de caure sobre tot aquell que en el
futur els molestés o injuriés. També els fideles del rei, que constituïen una camarilla que l'envoltava i que eren considerats els seus
partidaris incondicionals, consellers de confiança i auxiliars, havien de quedar protegits i conservar les seves propietats i els regals que el
rei anterior els hagués atorgat.
Els que consultessin a endevins per conèixer la sort del rei serien excomunicats. La mateixa pena cauria sobre els que maleïssin al rei i
els que s'agrupessin per col·locar a un altre en el tron. Tothom qui aspirés al tron sense ser elegit per qui corresponia (i sense ser de noble
bressol) seria excomunicat i rebria l'anatema.
En les actes es diu clarament que "alguns homes als qui l'origen no orna i el valor no adorna" havien aspirat al tron. No sabem si
l'aspiració la van realitzar mitjançant una rebel·lió o mitjançant la seva candidatura en el Concili que va elegir a Khintila.
Probablement la noblesa que havia recolzat a Sisenand havia comptat amb la majoria gràcies al suport dels francs i a la ràpida abdicació
de Suintila. Però al celebrar-se l'elecció del seu successor l'elecció havia recaigut no en un dels primers seguidors de Sisenand, sinó
probablement en un noble que havia entrat en el seu partit a última hora i forçat per les circumstàncies, que a més es va envoltar dels
seus propis partidaris i va ignorar a la resta de la noblesa que podia haver-lo recolzat.
Khintila no va emetre moneda en la Narbonense, el que suggereix que allà podien tenir lloc esdeveniments dels quals no coneixem el seu
desenvolupament. En el Concili sembla que tampoc va estar present cap bisbe de la província que cal suposar rebel·lada (l'assistència en
tot cas no va ser molt important doncs sol van assistir 22 bisbes i dos representats; està en discussió l'assistència del metropolità de
Narbona que segurament no va assistir, i sols el bisbe de Barcino va representar la Tarraconense oriental). Cap element permet assegurar
que la indicació dels bisbes sobre aspirants al tron de baixa bressol es referís a hispà-romans. Segurament la rebel·lió, si va existir, va ser
sufocada el mateix any o l'any següent (637) i després d'això es va convocar un nou Concili.
El VI Concili de Toledo es va inaugurar el 9 de gener del 638 i en ell van estar presents cinquanta-tres bisbes (més del doble que en
l'anterior) i entre ells ni havia tres procedents de la Narbonense (els d'Elna i Lodeve i el metropolità de Narbona, Esclua). El Concili va
ser considerat una reunió dels bisbes d'Hispània i la Gàl·lia a diferència de l'anterior que es va qualificar com una reunió de bisbes de
"les diverses províncies d'Hispània".
L'assemblea va dictar algunes normes eclesiàstiques però sobretot va reafirmar les decisions del V Concili sobre seguretat del rei, de la
seva família i dels seus fideles, i càstigs per als usurpadors i rebels, ratificació potser necessària per la falta d'assistència de gran part del
clero al Concili anterior. Els fills del rei conservarien els seus béns a la mort del pare i ningú podria injuriar-los. Els fideles conservarien
els seus càrrecs i propietats menys si haguessin estat deslleials. Es prohibia especialment als clergues i laics formar un partit per coronar
a un nou rei, i aquells que participessin en un complot i ho denunciessin davant el rei serien perdonats. Es condemnaven les usurpacions
del tron quan morís el rei (el nou rei hauria de ser elegit regularmente) i no tenia dret a regnar qui hagués estat decalvat o tonsurat, qui
fora d'origen servil o qui pertanyés a una raça estrangera (no goda, car només als gots corresponia el dret de successió al tron). El Concili
va tocar el tema dels acusats (culpables) de certs delictes (que pel que sembla eren un nombre important) que s'havien refugiat en terra
estrangera (de fet s'indica en terra enemiga) i col·laborant amb ells havien causat danys al regne, els quals, en cas de ser capturats, serien
excomunicats.
Els nobles de la Narbonense eren probablement antics lleials de Sisenand, defraudats pel seu successor. La seva aliança natural hagués
estat amb el rei merovingi Dagobert (que governava Nèustria i Borgonya) i aquest rei no va morir fins al 638; el va succeir el seu jove
fill Clodoveu II sota tutela de la reina vídua Nantequilda, augmentant el poder del majordom de palau, Ega, i encara que no se sap la
política de la nova direcció del regne en relació amb els rebels, la rebel·lió ja havia d'haver acabat. Dagobert regnava en tot el seu poder
el 636 i 637 i podria haver recolzat als rebels però amb menys èxit que uns pocs anys endarrere (cal tenir en compte que el regne franc
estava embarcat en una penosa lluita en la part oriental del regne, i a certs conflictes interns). Per tant hem de suposar que Dagobert va
prendre partit pels rebels, els va recolzar militarment (suport poc important doncs no va tenir èxit) i va acollir als refugiats. Els francs
serien en aquest cas "l'enemic" el gener del 638, quan Dagobert fins i tot no havia mort (Dagobert va morir deu dies després d'iniciat el
Concili, però la notícia no arribaria a Toledo fins a diversos dies després), i en tot cas els seus successors no canviarien la seva política
respecte al regne visigot. A més això seria coincident amb les posteriors informacions sobre els refugae (que podríem traduir per "fugits"
o "refugiats polítics") a França. Però Fredegari, cronista del regnat de Dagobert, no esmenta els fets; si els francs van col·laborar amb els
rebels (i dels textos del concili es dedueix que els rebels i "els enemics" van produir danys en territori visigot actuant conjuntamente) és
molt sorprenent que no aparegui a la Crònica de Fredegari
Es suposa que les tropes lleials a Khintila obligaren a fugir als rebels gots de Septimània; no tenien una altra alternativa que passar a
França, on no serien mal acollits doncs Dagobert havia estat aliat de la facció que representaven. Alguns es van establir en territori
merovingi, però els fugits havien de ser nombrosos (diversos centenars, potser alguns milers) i entre ells havia molta gent impetuosa i
d'acció. La possibilitat de contraatacar i recobrar la Septimània era remota, car mancaven de la força necessària per prendre ciutats. La
seva única possibilitat seria atacar la Tarraconense per part seva central (actual Aragó) i des d'allà avançar cap a Toledo (com Sisenand
en el seu moment); però per prendre Saragossa o les ciutats de la zona precisaven la col·laboració militar d'aliats. Si no van aconseguir la
col·laboració de Dagobert (i ja sabem com de car va cobrar el rei merovingi el seu suport a Sisenand), havien de recórrer a altres aliats, i
a la zona només hi havia els vascons. Si els rebels es van valer dels vascons i van pensar que jugarien el mateix paper que els francs el
631, es van equivocar. En cas que els rebels i vascons arribessin davant Zaragoza la ciutat oferiria resistència i si es va iniciar el setge,
els gots aviat van quedar sols, escampant-se els vascons a la recerca de botí. Els gots van haver de retirar-se al quedar sense suports o a
l'arribada d'algun exèrcit.
El Concili va intentar consolidar la posició del rei: es va llançar anatema sobre aquells que ataquessin al rei, el destronessin, usurpessin
la seva posició o reunissin un grup de conspiradors per perjudicar-lo. El successor d'un rei que hagués estat assassinat quedaria deshonrat
si no castigava al culpable o culpables del regicidi, com si vengés l'assassinat del seu propi pare (referència implícita als llaços de sang
als quals ja s'ha fet menció en el capítol precedente). La deshonra s'estenia a més a "tot el poble got".
En una època que no pot precisar-se es va produir una rebel·lió a la província de Galícia. No es coneixen ni les seves causes, ni els seus
líders, ni el desenvolupament dels combats, si és que els va haver; únicament se sap que va ser sufocada i que temps després, Fructuòs,
que cap al 656 va ser bisbe metropolità de Braga, en una carta adreçada al rei Recesvint (de l'any 652) es va interessar per la sort dels
rebels, i demanava el seu indult. Curiosament Fructuòs, que intercedia a favor d'uns supòsits rebels, pertanyia a la mateixa família que el
rei Sisenand.
El VI Concili va suposar també l'adopció de mesures contra els jueus, que pel que sembla es van promulgar per acontentar al Papa que
així ho exigia en una carta. No és probable que després de l'atenció dedicada als jueus en l'IV Concili i de no esmentar el tema en el V
Concili, hagués calgut tornar sobre el tema. Però mentre es desenvolupaven les sessions va arribar a Toledo un diaca anomenat Turninus,
amb una carta del Papa Honori I, escrita l'any 637 i que s'ha perdut. En ella sembla que el pontífex urgia als bisbes hispans a mostrar-se
més enèrgics en la fe i demostrar més duresa envers els infidels (jueus). Segurament el Papa coneixia la legislació de Sisebut i aprovava
mesures de conversió per la força; assabentat que els successius reis no havien prosseguit la mateixa política va decidir exercir pressió a
favor d'ella. Els bisbes van encarregar la resposta a Brauli de Saragossa; en ella el prelat cesaraugustà reconeixia la supremacia del Papa
i el seu dret a interessar-se per l'activitat de totes les Esglésies, però al·legava que les propostes del Pontífex (que no coneixem en detall)
ja havien estat planejades per Khintila, i que la coincidència de parers havia de ser obra de la divinitat; continuava afirmant que els
bisbes hispans no havien descuidat els seus deures però que la lentitud en les conversions no era deguda a distracció o por, sinó que la
causa era que als jueus se'ls havia de convèncer mitjançant una constant predicació, i per tant no eren justes les crítiques del Papa (al
qual de passada assenyalava en error en una cita bíblica); per demostrar els fets exposats, Brauli remetia al Papa còpies de les actes del
Concili, i dels deu cànons dedicats als jueus (del 57 al 66) en l'IV Concili toledà; Brauli aconsellava al Papa no deixar-se enganyar per
falsos rumors, i explicava que els Bisbes hispans no s'havien deixat enganyar pel rumor que el Papa autoritzava als jueus conversos a
tornar a la seva religió (superstició l'anomena Brauli), i exposava que cap home, per gran que fora el seu delicte, havia de ser castigat
amb penes tan severes com les que proposava el Papa (i coneixent les lleis existents en Hispània les propostes del Papa havien de ser
monstruoses fins a un extrem tal que els bisbes en general i Brauli especialment s'atrevien a desafiar al Pontífex i a posar en evidència la
seva falta de consciència i coneixements cristians), car aquests càstigs no tenien suport legal ni moral, ni en els cànons ni en el Nou
Testament. Conseqüència de la carta del Papa va haver de ser el cànon del VI Concili sobre els jueus segons el qual Khintila, d'acord
amb els bisbes, expressava el seu desig d'acabar amb la "superstició" jueva i d'impedir a tots els no catòlics viure en el Regne; tots els
reis haurien de jurar en el futur (abans de ser proclamats) que no permetrien als jueus violentar la fe catòlica i que no cedirien davant el
suborn o la indiferència; el que no ho complís seria anatematitzat i pastura del foc etern. Totes les decisions del IV Concili sobre els
jueus eren confirmades. Sembla que Khintila, que ja tenia sentiments anti jueus, es va sentir molt impressionat per la carta del Papa i va
portar la seva política en aquest aspecte més lluny del que els bisbes havien pensat (encara que no tan lluny com va exigir el Papa).
El mateix any es van produir conversions forçoses a la capital del Regne, a l'Església de Santa Leocadia (1 de desembre del 638) malgrat
la renúncia a això del IV Concili de Toledo. En el document d'abjuració, els conversos forçosos renunciaven a les seves antigues
creences i es comprometien a abandonar el ritu i les festes jueves, la festa del dissabte (sabbath), la pràctica de la circumcisió i les regles
d'alimentació; se sotmetien a les autoritats totes les escriptures i ells mateixos lapidarien a qualsevol d'ells que es desviés de la fe
catòlica.
Dels dinou cànons del concili, quatre van estar dedicats a qüestions polítiques, mentre els altres quinze es van dedicar als jueus, monjos,
penitents, lliberts, ordres sagrades, beneficis i béns de l'Església. El Concili va restablir a Marcià com bisbe d'Écija, seu de la que va ser
deposat el seu rival Habenci, que le havia deposat abans mitjançant intrigues (una primera apel·lació ja havia estat tractada en el IV
Concili).
Se sap que Khintila va fer ordenar alguns capellans, i entre ells un que va ser ordenat pel metropolità toledà Eugeni I (636-646) que va
ser considerat indigne. El metropolità no es va atrevir a desobeir al rei per la qual cosa va fingir l'ordenació. Més tard Eugeni II, que el
646 va succeir com metropolità a Eugeni I, va plantejar el cas al bisbe cesaraugustà Brauli, preguntant si l'ordenació era canònicament
correcta i els sagraments administrats pel sacerdot eren valids (Brauli va donar una resposta afirmativa a les dues qüestions).
Khintila va morir el desembre del 640 (una altra data indicada és la de gener o febrer, car s'assenyala que regne tres anys nou mesos i
nou dies), de mort natural. Abans de la seva mort va haver d'aconseguir que els magnats i bisbes reconeguessin com a successor al seu
fill Tulga, esperant sens dubte que, malgrat la seva joventut, seria preservat de la sort d'altres reis joves pels anatemes llançats pels últims
Concilis.
(?-639) Rey visigodo (636-639). Sucesor de Sisenando. Fue elegido por los obispos y las familias más poderosas. Durante
su corto reinado se celebraron los concilios V y VI de Toledo (636 y 638), que aumentaron la influencia de la Iglesia en los
asuntos políticos.
Chintila fue rey de los visigodos entre 636 y 639/640. Sabemos muy poco de su reinado, ya que las
crónicas son escasas. Casi todo lo que sabemos es por las actas del V y VI Concilio de Toledo.
Fecha de nacimiento: 606 d. C.
Fecha de la muerte: 20 de diciembre de 639 d. C.
Otras personas también buscan: Sisenando, Tulga, Turismundo, Amalarico, Eurico, Alarico II,
Ariberga, Giscila
Hijos: Tulga
Nietos: Giscila, Ariberga
Bisnietos: Égica
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Tulga
Tulga (m. 642) fue rey de los visigodos entre 639/640 y 642. Sucedió a su padre Chintila
INFORMACION PERONAL
REINADO,
639/640 - 16 de Abril de 642.
FALLECIMIENTO,
642.
PREDECESOR,
CHINTILA.
SUCESOR,
CHINDASVINTO.
FAMILIA.
PADRE,
CHINTILA.
DESCENDENCIA,
¿GISCILA? ARIBERGA, WAMBA.
Acceso al trono.
Fue electo rey a la muerte de su padre por una asamblea de nobles y obispos, sin embargo dado el carácter
hereditario de la sucesión, su reinado produjo inconformidad en la nobleza visigoda. 1
Se atribuye a Tulga cierta candidez y debilidad de carácter. Parece ser que los refugae pudieron lanzar algún ataque,
aunque la principal actividad bélica debió correr a cargo de los vascones. No obstante, ninguna rebelión importante
parece muy probable antes de la de Chindasvinto, pues la facilidad con que cayó hacen poco probable que hubiera
resistido a una rebelión anterior.
La rebelión de Chindasvinto.
Chindasvinto era ya anciano, de 79 años de edad aproximadamente, cuando inició su rebelión. Debía ostentar algún
mando militar o cargo importante en la zona fronteriza con los vascones, que dominaban las estribaciones del Pirineo
occidental. Percibiría la debilidad de la corona y decidió arriesgarse (a su edad no tenía mucho que perder) convocando a
los nobles (terratenientes godos) y al «pueblo» (seguramente los habitantes godos de la zona). Se hizo proclamar rey, a
pesar de no obtener la aprobación de su acción por los obispos. El lugar de la reunión fue Pampalica, que se cree que es
Pampliega, cerca de Burgos, antes que Pamplona.
Tras estos hechos difieren los historiadores en lo sucedido, pues se hace preciso apoyarse en fuentes poco seguras:
Los que se apoyan en Sigiberto Glembacense creen que el rebelde, fuerte por el apoyo recibido y con la adhesión de otros
nobles, se presentó en Toledo, depuso a Tulga y lo hizo tonsurar,en fecha cercana al 16 de abril de 642, incapacitándolo
para reinar según lo establecido por los cánones conciliares. La suerte posterior de Tulga, en tal caso, no es conocida, si
bien durante algún tiempo permanecería en un monasterio como monje.
Antes de entrar en el monasterio, se había casado y tenido descendencia[cita requerida]:



¿Giscila, casada con Bera II, Conde de Razes, quienes tuvieron una hija.?
Ariberga, casada y madre de Égica.
Wamba.
Pero apoyándose en San Ildefonso, la situación es distinta. La rebelión de Chindasvinto obtuvo cierto apoyo entre la
nobleza, pero al no contar con la adhesión del clero no triunfó. Tulga conservó el trono y Chindasvinto fue considerado
un rebelde, hasta que la oportuna muerte del rey, a causa de una enfermedad, permitió el reconocimiento del aspirante por
los magnates y el clero.
Tulga. Rey visigodo (639-642)
Rey de la España visigoda, hijo de Chintila, su antecesor. Aunque fue elegido rey por la asamblea de nobles
y obispos, enseguida se mostraron descontentos ya que su elección podía dar lugar a una monarquía
hereditaria. Una conjura acaudillada por Chindasvinto consiguió invalidar a Tulga como rey, obligándole a
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