María Zambrano

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COMENTARIO DE TEXTO FILOSÓFICO.
"[...] Desde que el pensamiento consumió su "toma de poder", la poesía se quedó a vivir en
los arrabales, arisca y desgarrada diciendo a voz en grito todas las verdades inconvenientes;
terrible mente indiscreta y en rebeldía. Porque los filósofos no han gobernado aún ninguna
república, la razón por ellos establecida ha ejercido un imperio decisivo en el conocimiento,
y aquello que no era radicalmente racional, con curiosas alternativas, o ha sufrido su
fascinación, o se ha alzado en rebeldía[..]
Filosofía y poesía, María Zambrano.
1. Explique el significado que tienen en este texto de María Zambrano las expresiones
"pensamiento" y "poesía".
En el contexto de esta obra de María Zambrano surgen de la admiración que despierta en
nosotros el mundo que nos rodea. Sin embargo, la filosofía (pensamiento) rechaza las
apariencias y trata de reducir violentamente la multiplicidad mediante la búsqueda de una
unidad que subyace a la heterogeneidad de las cosas. Esa violencia consiste en su intento de
imponer la unidad condenando la multiplicidad. La poesía, por el contrario, alcanza la
unidad mediante la palabra, pero una unidad que conserva su heterogeneidad, "cada una de
las cosas y sus matices".
En la poesía encontramos directamente al hombre concreto, individual, mientras que en la
filosofía al hombre en su historia universal, en su querer ser. La primera es encuentro, don,
hallazgo por gracia, lo dado con gratuidad en lugar de forzarlo al analizarlo racionalmente,
mientras que el pensamiento busca requerimiento guiado por un método, es un género de
mirada que ha dejado de ver las cosas al abstraer lo esencial de la realidad y llevarlo a otro
"mundo"; ante la admiración de lo inmediato se arranca violentamente para librarse de ello
y lanzarse a otra cosa que hay que buscar, que no se nos da ni regala su presencia, y que
hace arrancamos de aquello que tenemos ya sin haberlo perseguido. Los poetas no se
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lanzan a buscar el trasunto ideal, ni se disponen a subir el camino que lleva del simple
encuentro con lo inmediato hasta aquello permanente, idéntico, Idea. La poesía recobra
para el pensamiento el fondo oscuro del ser humano en el que reside lo enigmático, lo
misterioso, lo sagrado; todo aquello que constituye la parte más profunda de nuestro ser y
que, sin embargo, no puede ser explicado discursivamente, ni siquiera desvelado, sino que
sólo puede ser revelado poéticamente.
Si el pensamiento alcanzara la unidad del ser sería una unidad absoluta, sin mezcla de
multiplicidad. En cambio, a la poesía rodearía un espacio abierto. Ésta no quiere
propiamente todo,.porque teme que en este todo no esté en efecto cada una de las cosas y
sus matices, sino un todo desde el que se posea cada cosa, entendiendo ésta no como esa
unidad hecha de sustracciones o la cosa conceptual del pensamiento, sino como aquella
compleja y real; la realidad poética no es sólo la que hay, sino la que no es; abarca el ser y
el no ser.
La poesía es abrazo que cierra en unidad al ser humano; busca realizar la inocencia,
transformada en vida y conciencia, en palabra y en eternidad.
Para María Zambrano, como muestra en el texto, y frente al filósofo que conquista
seguridad y verdad e impone a la realidad la forma del conocimiento del ser, será el poeta
quien, al perseguir la "multiplicidad desdeñada, la menospreciada heterogeneidad", las
apariencias, saque de la humillación del no ser a lo que en él gime; saque de la nada a la
nada misma y le dé nombre y rostro. Antes que anhelar la seguridad, el poeta vive la
angustia, en un ir y venir de 10que es a sus raíces, al origen indistinto del que ha partido
todo. Debe permanecer abierto a todo, es decir, vacío, deshecho, frágil, para que las cosas
que ni siquiera tienen oportunidad de ser porque otras existen puedan arrancarse a 10
innombrable.
La poesía unida a la realidad es la historia. Pero, no es preciso decirlo así, no debiera serio
porque la realidad es poesía al mismo tiempo, y al mismo tiempo historia. El pensamiento,
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el riguroso pensamiento filosófico tradicional, separó a ambas y casi las anuló,
reservándose para sí la realidad íntegra, para sustituirla en seguida por otra realidad, segura,
ideal, estable y hecha a la medida del intelecto humano.
El pensar, pues, más que el pensamiento, de María Zambrano aporta una forma particular
de integrar los elementos de la realidad, esa realidad que ante todo se nos presenta como
constitutiva del ser humano que somos. Una forma que le debe su peculiaridad a esta
hibridez de la expresión en la que el carácter puramente filosófico de la exposición se
ensancha con el ritmo propio de la imaginación poética.
Ante esto propone la razón poética, mezcla de filosofía, religión y poesía, como camino de realización
necesario en una época en que la rigidez del racionalismo toma quebradizo el
espíritu y oculta las dimensiones enigmáticas de la vida bajo falsas consideraciones que impermeabilizaban la
razón.
2.− Exponga la temática planteada en el texto y su justificación desde la posición filosófica de la autora.
María Zambrano sintió el fracaso de la racionalidad; la razón pretendía penetrar toda
realidad y predicaba un nuevo hombre libre de cualquier atadura; sin embargo se
cosecharon dictaduras y guerras. El fracaso de la racionalidad era el del hombre. Por tanto,
el proyecto filosófico no podía ser otro que la recuperación del hombre, y el camino a
recorrer es la vuelta de éste a sí mismo, penetrando en los ínferos del alma, para allí dejarse
atrapar por la verdad. Asimismo, el método es la razón que se deja poseer, que no busca
porque ya tiene, que está aislada a la tradición y que sale de las sombras gracias a la
palabra. Se trata de la razón poética, una razón intuitiva, pegada a la vida, aunque diferente
a la razón vital orteguiana, con la que se puede descubrir el propio ser del hombre, oculto
para sí, penetrando en los ínferos del alma donde el bien y el mal presentan otras caras,
donde todo parece intercambiable y donde las definiciones racionales pierden su vigencia.
La dinamicidad de la vida, su multiplicidad, podía reflejarse mediante un discurso que, no
dejando de ser racional, incluso a menudo rigurosamente racional, se adueñara de los
elementos propios de la poética; el ensamblaje metafórico, la actitud creadora, hacedora de
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universos por el descubrimiento de nuevas relaciones a partir de mundos imaginarios
superpuestos. La razón poética es así una manera de poner en práctica la razón vital,
discurso no necesario, discurso abierto, descubridor de ese andar haciéndose de la persona
con su tiempo.
La razón poética, o conocimiento poético, se contrapone al poderoso racionalismo europeo.
Quien no se ahínca soberbiamente en llegar a poseer por la fuerza 10que es inagotable, la
realidad le sale al encuentro y su verdad no será nunca verdad conquistada ni alezeia
(desvelar), sino revelación graciosa y gratuita: razón poética. La violencia es característica
del racionalismo y la verdad que busca es arrancada a la fuerza por la razón. La gratuidad,
por el contrario, comporta que la verdad no es violentamente arrancada, se entrega ella
misma gratuitamente a la razón poética. Esta contraposición constituye el esquema teórico
desde el que reflexiona la autora acerca del conflicto entre filosofía(pensamiento)y poesía.
Esta idea de conocimiento poético o de razón poética lleva consigo una determinada
manera de concebir la verdad, la realidad y el lenguaje. En primer lugar, la realidad que se
manifiesta al conocer poético es aquel fondo de nuestro ser en el que reside 10enigmático,
10 sagrado; algo anterior a las cosas, una irradiación de la vida que emana de un fondo
misterioso, la realidad oculta; aquello que el ser humano experimenta como fundamental(la
vida, el ser) de ahí que utilice metáforas como raíz, corazón... Su pensamiento filosófico, metafísico, en la
medida en que se sitúa en la frontera de 10 que es accesible a la razón
discursiva, se acerca a la mística.
Por otra parte, la realidad es accesible en la actitud receptiva del que sabe esperar, escuchar
y acoger. De ahí que se interprete como un regalo que se recibe pasivamente y como
revelación. Y esta verdad se manifiesta en la palabra poética, pero no en aquella palabra
que nombra y define cosas para dominarlas ni como instrumento de comunicación, sino
más bien como "comunión" entre quienes la escuchan y entienden; es la que nos constituye,
la que habla en nosotros, a través de la que se nos da gratuitamente la verdad, lo sagrado.
Todas estas reflexiones apuntan a instaurar un pensamiento poético capaz de superar la
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escisión entre filosofía y poesía. Esto hace que parezcan confundirse en su discurso dos
niveles: el de la reflexión filosófica acerca de la insuficiencia del racionalismo (discurso
filosófico) y el de trasladar al decir su propia experiencia poética (discurso místico−poético).
Pero define la filosofía como "apertura de 10 sagrado a lo divino". A través de dicha
apertura, lo entrañable, lo oscuro, 10apegado, se abre a la luz del pensamiento. En este
sentido, la filosofía es siempre transformación y deseo de transparencia. Para ella, el
pensamiento griego clásico surgió a partir de la separación entre 10 sagrado y el
pensamiento lógico. En tal escisión se encuentra la base de la cultura contemporánea, que
se caracteriza por su ciega fe en una..razón separada de la vida real. El dolor de la cultura
contemporánea pretende ser f6dimido mediante una ciega creencia en la historia. Ésta
queda divinizada y se convierte en un ser absoluto. Pero, de hecho, el hombre moderno no
ha querido salvarse en lo histórico, sino que se ha sacrificado en 10 histórico. Tal es la
tragedia fundamental del tiempo actual. Ante semejante situación, considera la necesidad de abrirse a lo
"divino",que es lo no idéntico, lo incosciente, la nada expulsada del paraíso de la razón. Entonces se pueden
sentarse los cimientos de una filosofía nueva en la que debe establecerse un vínculo entre poesía y filosofía.
En el plano antropológico, una condición imprescindible para ese descubrimiento es no
tener una idea preestablecida de 10humano. Ese ser solitario, desarraigado de su propio ser,
paradójicamente porque buscaba el ser que ya está dado, es un ser para la libertad, fundada
esta última más que en la razón, en la fe y el amor; por tanto, una libertad soñada, ya que en
los sueños no se está sujeto a la razón mediadora. Su despertar es abrazar mediante la razón
poética todo eso que le es dado y expresarlo con la palabra. Su palabra es 10que él es;
muestra al hombre enraizado en 10sagrado porque para Zambrano la palabra es divina t,(n
su origeny cada hombre habrá de penetrar en el fondo de su ser para encontrarla. Ésta es la
continua revelación de su esencia. La fe en ella es una fe sentida en el corazón más que
creída o pensada. .?
Necesariamente, a partir de este ser del hombre, se origina una nueva ética. No se trata de
consumir la vida en servicio de la razón y la moral tradicionales, sino en recurrir a la razón
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y la moral para defender la vida. Por tanto, ante el fracaso de éstas, se necesita una moral
que haga desaparecer la dualidad teoría y práctica, de vida activa y contemplativa; una
razón activa, creadora, (en cierto sentido de corte nietzscheana), que no tema mancharse
con el contacto con la realidad, que no rehuya el combate con la realidad.
Asimismo, influida por la época que le tocó vivir, a la historia de los hechos tendrá que
suceder la verdadera historia humana que se cifra en la utopía de la justicia. Se echa en falta
una sociedad en la que por encima de vencedores y vencidos y de las clases sociales lo que
se tome en consideración sea a la persona como individuo dotado de conciencia, de
pensamiento, que aspira a la razón poética, que sabe y que se entiende a sí mismo como
valor supremo, como última finalidad terrestre. Y al ser en la democracia donde se le exige
al individuo ser persona, ésta debe entenderse en el sentido de humanización de la sociedad.
De ahí que si desaparecieran las clases sociales sería porque la realidad de la persona habría invadido el área
de la realidad humana.
3.− Describa el contexto histórico, filosófico y cultural del texto.
La vida de la filósofa María Zambrano (1904−1991) se inserta en un período en el que
históricamente el mundo aparece dividido en dos grandes bloques, el capitalista occidental
y el comunista soviético.
Asimismo tuvieron lugar dos guerras mundiales y dos internas, la Revolución Bolchevique
y la Revolución China. A ellas podemos añadir la guerra civil española, que supuso el
exilio de muchos intelectuales, entre ellos María Zambrano. La vida y pensamiento de ésta
estuvo en gran parte marcada por su experiencia en el exilio, al que acabaría por convertir
en categoría filosófica, metafísica, como la situación espiritual del ser humano despojado
de sus circunstancias históricas, su entorno cultural, donde alcanza la experiencia de su
vinculación al cosmos en su totalidad, "vislumbra la ciudad que busca". Esta metáfora
recoge el eco de las vivencias y creencias religiosas tradicionales que experimentan e
interpretan la vida humana como un destierro. Aunque siguió ocupándose de temas
históricos y reflexionando sobre la situación sociopolítica de la época, fue interesándose
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por ese estrato profundo de nuestro ser que no es circlIDstancialni histórico, cuya
revelación constituye la tarea de la razón poética.
Culturalmente, se ha contemplado el acceso de todos los ciudadanos a la educación y la
presencia activa de la mujer en todos los sectores de la sociedad, así como un
enriquecimiento cultural tras el contacto y la apertura a otros pueblos.
En el campo científico, tiene lugar un gran desarrollo debido a la invención y aplicación de
nuevas tecnologías. Además, la teoría de la relatividad, de Einstein, y la mecánica cuántica,
de Max Planck, proporcionan una nueva imagen del mundo. Respecto al ámbito filosófico,
señalar el vitalismo, el existencialismo y la fenomenología (aplica su propio método, que,
sin cuestionar la existencia, trata de describir la estructura de la conciencia, en la que se
muestra (fenómeno) la esencia de las cosas), así como otras corrientes como la
hermenéutica (ciencia de la interpretación; para Dilthey es el método de las ciencias del
espíritu que tratan de comprender el sentido de las creaciones del espíritu humano; en el
sentido ontológico, para Gadamer descubre que la comprensión es la estructura originaria y
previa que permite al ser humano la interpretación del mundo, tanto de las ciencias
naturales como de las del espíritu), el racionalismo crítico, para terminar con el
pensamiento posmoderno, como reacción frente a cualquier pretensión de explicación
totalizadora de la realidad. También se recuerdan ciertas filosofías con matizaciones como
el neomarxismo...
El ambiente en el que se desenvuelve su pensamiento es el de la intelectualidad durante la
primera mitad del siglo XX en España, con el impacto de las pérdidas coloniales en 1898,
la Generación del 98, el impulso filosófico con Unamuno y Ortega, la escuela de Madrid, a
la que perteneció Zambrano, la importación de ideas predominantes en Europa como el
krausismo, el historicismo, el cultivo de un modo peculiar de expresión filosófica y el gusto
por el ensayo, la Generación del 27, que se sirve de la poesía para expresar sus inquietudes
intelectuales. Además, el posicionamiento de Ortega ante la filosofía europea rebasando su
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tradicional contenido idealista mediante la razón vital e histórica y su descubrimiento de la
riqueza de la realidad mediante el perspectivismo, entre otras, son la atmósfera donde se
desenvuelven los inicios filosóficos de María Zambrano. Fiel reflejo de todo ese ambiente
es Filosofía y poesía, escrito en 1939 en México, donde se encuentran en germen las bases
de la filosofía que posteriormente desarrolló: su antirracionalismo y su opción por la poesía,
junto a esta obra hay que considerar las conferencias entre Poesía y Pensamiento en la vida española. El libro
comienza con el capítulo "Pensamiento y poesía", al que pertenece
el texto que se analiza. En él se plantea como pensamiento y poesía se enfrentan a 10 largo
de nuestra cultura y como hoy se nos aparecen como dos formas insuficientes, dos mitades
del hombre: el filósofo y el poeta.
Por último, María Zambrano, nacida en Vélez−Málaga, fue discípula de José Ortega y
Gasset, profesora en la Universidad de Madrid y colaboradora en las publicaciones Revista
de Occidente, Cruz y Raya y Hora de España, entre otras. Durante la Guerra Civil española
(1936−1939) participó en algunas comisiones de ayuda humanitaria y cultural y se exilió en
México en 1939, aunque pronto se trasladó a La Habana (Cuba). Posteriormente vivió en
Francia, Italia y Suiza antes de su regreso definitivo a España, en 1984. En 1981 le fue
concedido el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y en 1988 el
Premio Cervantes, el más prestigioso de las letras hispanas.
La filosofía es, para Zambrano, uno de los acontecimientos más radicales que "acaecen" al
ser humano, y no sólo un problema. Apoyada en esta concepción de la filosofía, pensaba
que los problemas filosóficos no son sólo problemas técnicos, sino más bien misterios o
símbolos que es necesario desvelar. Estos misterios encerrados en los problemas filosóficos
deben abordar los problemas esenciales de la trascendencia, los grandes misterios de la vida
humana y la relación del hombre con lo divino. Y, lo que es más importante, nunca podrán
cohnar la esperanza de su resolución. Así, la filosofía sería una tarea de construcción e
interpretación de símbolos. De ahí deriva el hecho de que uno de sus temas fundamentales
estribe en el análisis de lo que denomina "razón poética", y en el tono literario de muchos
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de sus escritos, que parecen alejados del análisis técnico tradicional en la investigación
filosófica. Zambrano señaló, además, la relevancia de 10 que denominaba el "saber del alma", que queda
unido a su reflexión sobre la esperanza y sobre la urgencia de lo divino en la vida humana.
4.− Relacione con otra posición filosófica y exponga, razonadamente, su visión personal del tema,
valorando su actualidad.
Aunque María Zambrano comparte con Ortega la conciencia de la crisis que afecta al
pensamiento europeo (crisis de la razón) no está de acuerdo en la solución de éste para
superar el racionalismo incapaz de asumir reflexivamente la vida en todas sus
manifestaciones. Así, a la razón vital, histórica, de Ortega, en la que la vida humana es
circunstancial e histórica y corresponde a esa razón histórica esclarecer la vida humana,
María Zambrano recobra para el pensamiento 10 más profundo y enigmático del ser
humano que no es circunstancial ni histórico y que sólo puede ser revelado a través de la
razón poética. Por otro lado, el ser, para Ortega, no era ninguna realidad sino una invención
con la que el hombre pretendía adueñarse de la realidad que como tal se le impone; la
realidad es anterior al ser y anterior a cualquier concepto que se tenga de ella. El concepto
de "ser" surgió, según Ortega, cuando los griegos dejaron de creer en los dioses. Zambrano,
en cambio, le devuelve a la noción de ser su carácter esencial y oculto, no sin concederle sin embargo a
Ortega la aplicación a ese ser del reto histórico de 10humano:el ser es centro
germinal, pero ha de hacerse proyectándose en la acción: existiendo.
No obstante el texto pertenece al capítulo en el que el referente es Platón, que, con su
condena a la poesía en los Libros U y IU de la República, provocó su rechazo en la cultura
occidental al considerarla como una mentira y a los poetas como malos educadores en la trasmisión de los
valores platónicos propuestos a los filósofos reyes.
Pero, a diferencia de los autores de la "tradición", Zambrano, excepto en sus textos más
poéticos, siguió fiel a la razón indagadora, y dubitativa incluso, de la filosofía occidental
heredada de los griegos. Ella siguió un camino aprendido sólo en parte, y cuya práctica
consistía en el propio caminar con la conciencia despierta, atenta al sonido de sus pasos. El
nacimiento de la filosofía había dado lugar al descubrimiento de la conciencia, y con ella, a
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la soledad del individuo. Lo divino había tomado el aspecto de la extrema extrapolación de
los principios racionales. Por ello, el dios al que mató Nietzsche era el dios de la filosofía,
aquel creado por la razón. Nietzsche decidió, según Zambrano, volver al origen, hurgar en
la naturaleza humana en busca de las condiciones de 10divino. Con Nietzsche se fraguó la
libertad trágica según Zambrano, y con ella la recuperación, en lo divino, de todo aquello
que, definido por la filosofía, había quedado oculto. De esta manera, Nietzsche destruyó los
límites que el hombre había establecido para el hombre; recuperó todas sus dimensiones, y
por supuesto "los ínferos", los infiernos del alma: sus pasiones, y en los infiernos: la
oscuridad, la nada, 10 opuesto al ser y la angustia. La nada ascendió entonces desde los
infiernos del cuerpo y penetró por vez primera en la conciencia ocupando allí los lugares
del ser.
El racionalismo, dice Zambrano, es expresión de la voluntad de ser. No pretende descubrir
la estructura de la realidad sino que asienta el poder desde una presuposición: la realidad ha
de ser transparente a la razón, ha de ser una e inteligible. Por ello, las religiones
monoteístas pueden ser fácilmente instrumento del absolutismo, pues sus principios son
principios del racionalismo.
El racionalismo, consecuentemente, como todo absolutismo, de alguna manera mata a la
historia, la detiene, porque realiza la abstracción del tiempo. La conciencia, en esa
atemporalidad artificial de lo eterno verdadero, no puede despertar, ya que la conciencia
surge al par que la voluntad personal y esta se crece con la resistencia. Despojado de
tiempo, el individuo no siente angustia, pero tampoco puede despertar de este estado de
sueño.
Además, para Zambrano, la claridad y distinción del método cartesiano −así como de todo
método filosófico moderno− afianzaron la seguridad del sujeto en la filosofía, el cual, lejos
de aportar luminosidad y plenitud, generó sombra y escisión en la noción del ser humano.
El hombre, de esta manera, se separa de sí mismo al querer ser sí mismo y se vuelve contra
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su propia vida, dando como resultado un cuadro en el que la conciencia y la inteligencia
quedan eclipsadas por la enajenante sombra de la escisión. El sujeto, eje y palanca sobre los
que se afirma la filosofía moderna, es percibido como una realidad incompleta, debido a su
quietud y manquedad, es decir, algo rebajado a mero concepto. Más que un nuevo método,
nos hallamos ante la negación de éste como vía de acceso a la experiencia vital, y a su
confinamiento en el terreno artístico, poético.
Por tanto, "para devolver a la filosofía esta propiedad que en otros tiempos poseyó, cuando
no se había separado aún de la poesía y el mito, es preciso que en ella hable el hombre
entero y no sólo la inteligencia"(García Bacca).
Con la voluntad poética y filosófica en la obra de Zambrano se realiza una vez más el
prodigio del reencuentro entre poesía y filosofía. Regreso a la midad perdida, extraviada,
rota, habida en Heráclito, Parménides, Empédocles, y rota a partir de la construcción del
edificio filosófico platónico. Es en Platón −señala Zambrano− donde encontramos entablada
la lucha con todo su vigor, entre las dos formas de la palabra, resuelta triunfalmente para el
logos del pensamiento filosófico, decidiéndose lo que podríamos llamar "la condenación de
la poesía"; inaugurándose en el mundo de occidente la vida azarosa y como al margen de la
ley, de la poesía, su caminar por estrechos senderos, su andar errabundo y a ratos
extraviado, su locura creciente, su maldición. Desde Platón es posible contar la historia de
"la divergencia entre los dos logos", y gran parte de la obra de Zambrano nos concede los
prolegómenos para la posibilidad de esa historia, y nos muestra el camino para el regreso a
la unidad, para el regreso a ese universo de intuiciones y hallazgos, sepultado por el
formidable edificio platónico: el múltiple universo fundado por los filósofos llamados
presocráticos y al que empezamos a regresar como a algo que nos pertenece por entero,
como a un logos similar a nuestra contemporaneidad. Sabemos que en Platón esa
divergencia se vive de manera atormentada y, desde entonces, el logos filosófico se vivirá
como unidad de pensamiento Tenteal encanto de la irracionalidad del poema. El filósofo,
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desde la conciencia y desde el resplandor de la sabiduría, verá con horror "el mundo de
apariencias a las que se aferra el poeta", el único auténtico y verdadero. El filósofo, desde
entonces, sin saber, sin querer escuchar y escucharse, que lo lleva de manera intransferible
en las entrañas, condena al poeta al andar errante.
La vigencia del pensamiento filosófico de Zambrano subyace en su encendida defensa de la
libertad y su profundo humanismo, que quedan también como reflejo de una personalidad
inquieta, en constante ebullición, que aportó al pensamiento filosófico de la época la
necesidad de incorporar a la razón los sentimientos y la poesía como armas para explicar la
relación del ser humano con la realidad, con su entorno. También, ante los conflictos que
acechan al ser humano en su vivir, se plantea aspectos relevantes para el conocimiento de la
historia occidental como son la humanización de la sociedad a través del sistema
democrático, acción que corre paralela hacia una posibilidad de humanización de la
historia. Tras su revelación contra la razón propuesta por la filosofía tradicional, pone el
valor de los sentimientos transmitidos por el hombre desde lo más recóndito de su corazón
en la misma balanza para alcanzar de esa forma una verdad más humanizada.
María Zambrano defiende la legitimidad del poder político basada en la no humillación y el
rechazo del poder a favor de la creación. Plantea cuestiones como la situación de las
minorías como una nueva clase social surgida de la democracia y su papel definitivo en la
consolidación de tal sistema político. Es indudable que Zambrano aboga por la utopía
social, por la igualdad de todos los seres humanos, y por ende, apoya la aceptación de las
diferencias y la inclusión frente a la exclusión de las mismas en el devenir de la historia.
Concluye sus reflexiones volviendo a uno de los planteamientos más queridos: la oscilación
entre la persona y el personaje, para postular que el hombre occidental arroje su máscara,
deje de representar y de ser, de esa manera, un personaje trágico, y para sí, definitivamente,
se afirme como persona, capaz de abrirse a los demás y de aceptar al otro, la multiculturalidad.
"Vivimos en estado de alerta, sintiéndonos parte de todo lo que acontece, aunque sea como
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músculos actores en la trama de la historia y aun en la trama de la vida de todos los
hombres. No es el destino, sino simplemente comunidad −la convivencia− lo que sabemos
nos envuelve: sabemos que convivimos con todos los que aquí viven y aun con los que
vivieron".
María Zambrano pertenece a esas mujeres intelectuales europeas de vanguardia que, como
Simone Weil, Edith Stein, Hannach Arendt o Simone de Beauvoir han cambiado la
Fisonomía intelectual del siglo XX.
Acertó a poner en cuestión las premisas de la modernidad filosófica, −el predominio de la
razón formal e instrumental, el apriorismo del sujeto trascendental, el seco intelectualismo,
el humanismo del mero hombre−, y alumbró un nuevo modo de filosofar desde las mismas
entrañas de la vida, poniendo al descubierto aquello que el racionalismo había ocultado o
reprimido, las otras razones del corazón. De ahí su propuesta de la razón poética,
superadora de la razón vital de su maestro Ortega, al abrirla al mundo de las entrañas, −los
sentimientos originarios, los deseos, los sueños humanos−, y capaz de mediarse con la
expresión simbólica de lo profundo misterioso en el corazón del hombre.
Es, además, una pensadora que compendia por sus vicisitudes existenciales toda la historia
dramática del siglo XX, −la guerra civil española, la 1y la II guerra mundial, el exilio de la
inteligencia liberal y democrática de Europa, la crisis de la democracia por los regímenes
totalitarios−. Ante este destino trágico de su siglo, supo tener una actitud ejemplar de
compromiso con los grandes valores del humanismo occidental, −la defensa de la libertad,
la justicia y la dignidad del hombre−, y alumbró una filosofía inspirada en el poder creador
y salvador de la esperanza. La propuesta zambraniana no sólo incluye una reforma de la
razón occidental, sino conjuntamente una transformación de la praxis que afecta al ethos
mismo y orientación de la vida. Es ésta una de las aportaciones más originales y decisivas
de su pensamiento en la esfera de la razón práctica, que concierne a las categorías
fundamentales de la ética y de la política, tales como persona, pueblo, democracia,
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compromiso intelectual, piedad, etc. que ella vivió y transmutó en sustancia de
pensamiento.
Su pensamiento se encuentra en la frontera de los problemas de su tiempo: en la filosofía
política, en la renovación de la espiritualidad, en el arte, en la emancipación de la mujer, en
la nueva alianza del intelectual con el pueblo.
La persona es una forma con la cual afrontamos la vida, la relación y el trato con los demás,
con las cosas divinas y humanas, y se es más persona cuando somos capaces de pensamos a
nosotros mismos, de tener conciencia y de activar el pensamiento ante 10que nos rodea. Si
esas condiciones se aceptan por la colectividad, entonces estaríamos en una sociedad
verdaderamente democrática. El individuo significaría para nuestra autora aquel
comportamiento que representa una oposición a la sociedad, un antagonismo con cualquier
forma de relacionarse y de desarrollar potencialidades como las adjudicadas a la persona.
Contrasta constantemente los mono1itismos absolutistas con los equilibrios democráticos.
Igual que la persona ha de exigirse una atención constante al cambio de las situaciones
vitales y una acción constante para reacomodarse a 1~vida, así la democracia será el
régimen de la unidad de la multiplicidad, del reconocimiento, por tanto, de todas las
diversidades y las adversidades, de todas las diferencias de situación. La batalla que libra la
persona para adaptarse gradualmente a la realidad, es la misma que libra la democracia para
encontrar salidas colectivas a las nuevas circunstancia
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