Epidemiología y complicaciones neurológicas de la infección por el

Anuncio
REVISIÓN
Epidemiología y complicaciones neurológicas de la infección
por el virus del Zika: un nuevo virus neurotropo emergente
Francisco J. Carod-Artal
Introducción. El actual brote epidémico por virus Zika se inició en 2015 y en la actualidad afecta a 31 países y territorios en
América. Se revisan los aspectos epidemiológicos y clínicos asociados con la infección por virus Zika.
Servicio de Neurología; Raigmore
Hospital; Inverness, Reino Unido.
Desarrollo. Desde 2007, 55 países de América, Asia, África y Oceanía han detectado transmisión local del virus. La actual
epidemia ha afectado a casi 1,5 millones de personas en Brasil. El 80% de los casos son asintomáticos. La enfermedad por
virus Zika cursa con fiebre, exantema maculopapular, artralgias y conjuntivitis no purulenta. Los síntomas suelen ser autolimitados y duran una semana. Se ha descrito un aumento de la incidencia de los casos de microcefalia, lesiones retinianas y síndrome de Guillain-Barré asociados con el virus Zika. El síndrome de Guillain-Barré asociado al Zika en la Polinesia
es una variante axonal motora pura. El ARN del virus Zika se ha identificado en muestras de tejido cerebral, placenta y
líquido amniótico de niños con microcefalia y en pérdidas fetales de mujeres infectadas por Zika durante el embarazo. Se
recomienda realizar la prueba de reacción en cadena de la polimerasa mediante transcriptasa inversa para detectar ARN
vírico y pruebas serológicas (IgM ELISA y anticuerpos neutralizantes) para confirmar una infección por Zika. El diagnóstico
diferencial incluye la infección por virus dengue y chikungunya.
Correspondencia:
Dr. Francisco Javier Carod Artal.
Raigmore Hospital. Old Perth Road.
IV2 3UJ. Inverness, Reino Unido.
Conclusiones. Existe un conocimiento limitado sobre los mecanismos patogénicos implicados y las consecuencias a largo
plazo de la infección por virus Zika en adultos y recién nacidos.
Palabras clave. Enfermedad por virus Zika. Epidemiología. Flavivirus. Guillain-Barré. Microcefalia. Virus Zika.
Introducción
En 2015, un nuevo virus apenas conocido, llamado
Zika, ha hecho su aparición a nivel global y en proporciones epidémicas. El virus del Zika es un arbovirus perteneciente a la familia Flaviviridae, género
Flavivirus, que incluye a otros flavivirus, como el
virus del dengue, el de la fiebre amarilla o el virus
del Nilo occidental. El virus del Zika se extiende en
la actualidad en América causando una notable
preocupación debido al elevado número de casos,
países y áreas afectados, y las complicaciones neurológicas descritas recientemente.
El objeto de este artículo es revisar los datos clínicos y epidemiológicos que se disponen, algunos
de ellos de forma preliminar, en relación con la actual epidemia de virus del Zika.
Epidemiología
El virus del Zika fue aislado por primera vez en
1947 en un macaco rhesus del bosque Zika en Entebbe, Uganda [1]. El mono era un animal centinela
que presentó fiebre colocado en una jaula en una
plataforma arbórea, y que formaba parte del pro-
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
E-mail:
[email protected]
Aceptado tras revisión externa:
11.03.16.
Cómo citar este artículo:
Carod-Artal FJ. Epidemiología y
complicaciones neurológicas de la
infección por el virus Zika: un nuevo
virus neurotropo emergente.
Rev Neurol 2016; 62: 317-28.
© 2016 Revista de Neurología
grama de investigación sobre fiebre amarilla de la
fundación Rockefeller. El suero del primate fue inoculado en el cerebro de un ratón y aproximadamente 10 días después los roedores desarrollaron la enfermedad. Así se aisló un agente transmisible filtrable que recibió el nombre de virus del Zika [2]. Posteriormente, el virus se aislaría del mosquito Aedes
africanus en el mismo bosque. En 1956 se confirmaría en el laboratorio la transmisión del virus del
Zika por los mosquitos A. aegypti a monos y roedores [3].
El primer caso sintomático se detectó en Nigeria
en 1954 [4]. Sin embargo, estudios filogenéticos han
estimado la aparición del virus del Zika en África
del Este en torno al año 1920 (intervalo de confianza: 1892-1947) [5]. Estudios serológicos llevados a
cabo en Uganda en 1952 detectaron una seropositividad del 6% en los humanos [6]. A finales de la década de los sesenta, la seropositividad para el virus
del Zika en Kenia era del 50%, pero existían notables diferencias según las áreas geográficas [7]. En
la década de los setenta, el virus del Zika se aisló de
nuevo en el ser humano en Nigeria; en un estudio,
el 40% de los sujetos analizados tenía anticuerpos
neutralizantes frente al virus [8,9]. Los casos descritos en Nigeria eran niños de 1-3 años que pre-
317
F.J. Carod-Artal
sentaban fiebre, cefalea y malestar general. En las
dos décadas siguientes se detectaron varias docenas
de casos esporádicos de infección por el virus del
Zika en diversos países de África (Uganda, Tanzania, Sierra Leona, República Centroafricana, Egipto, Senegal y Nigeria) [10-13].
El virus se detectó por primera vez en Asia en
mosquitos A. aegypti en Malasia a finales de los
años sesenta del pasado siglo [14,15]. Sin embargo,
estudios filogenéticos han fechado la transmisión
del virus del Zika de África oriental al sudeste asiático hacia 1945 (intervalo de confianza: 1920-1960)
[16]. Un estudio realizado en los años ochenta con
71 voluntarios en Lombok, Indonesia, detectó el virus en el 13% [17]. Después se describieron casos en
India, Tailandia, Filipinas, Indonesia y Vietnam [2].
Desde el sudeste asiático, el virus se desplazó de
nuevo hacia el este. En 2007 se produjo la primera
gran epidemia por virus del Zika en la isla de Yap
en Micronesia [18]. Se describió un brote epidémico en el que la población presentaba fiebre, exantema, dolores articulares y conjuntivitis. Aunque algunos pacientes presentaban inmunoglobulina M
(IgM) positiva para el virus del dengue, pronto se
hizo evidente que se trataba de una nueva infección
vírica, y se detectó ARN del virus del Zika en los
sujetos infectados. Hasta ese momento tan sólo se
habían documentado casos aislados de enfermedad
por el virus del Zika [1,9,10,12,19]. Pero en el estado de Yap, se estima que un 73% de la población menor de 3 años pudo haberse infectado por el virus [18].
En 2013 se produjo una nueva epidemia en la
Polinesia francesa; al menos 28.000 personas (11%
de la población) presentaron la infección en los
primeros cuatro meses [20]. La cepa causante del
brote epidémico se relacionaba filogenéticamente
con las cepas que causaron los brotes en el sudeste
asiático (Camboya, 2010), lo que sugería una introducción independiente desde Asia a la Polinesia.
Así se confirmaba la expansión del linaje asiático
del virus del Zika [21]. Desde entonces el virus se
extendió rápidamente en toda el área del Pacífico
[22] y se describieron nuevos casos en las Islas
Cook, Nueva Caledonia y la isla de Pascua [23-25].
En 2015, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) comunicó por primera vez la transmisión
local del virus del Zika en el continente americano
y se identificaron casos autóctonos en Brasil. Los
primeros sujetos infectados se detectaron en Salvador de Bahía a inicios de 2015, y, en mayo, Brasil
anunció oficialmente un brote epidémico por virus
del Zika [26]. La magnitud de la epidemia era tal
que el Ministerio de Salud brasileño estimaba que
se habían registrado entre medio millón y 1,5 millo-
318
nes de casos de infección por virus del Zika. Para
ilustrar la importancia de la actual epidemia, en 2015
Brasil comunicó medio millón de casos de dengue y
9.300 casos de infección por chikungunya a la Organización Panamericana de la Salud [27].
Desde entonces, la epidemia ha afectado a la
mayor parte de América. Después de Brasil, se extendió rápidamente a Colombia (octubre de 2015),
Surinam (noviembre de 2015), Guatemala, México,
Venezuela, Paraguay y Panamá. En la actualidad, al
menos 31 países americanos registran una transmisión activa del virus [28,29].
La transmisión al continente americano parece
haberse originado en las islas del Pacífico. El análisis filogenético de la región codificante de la proteína NS5, la proteína de la cápside y la región codificante completa ha confirmado que las cepas americanas pertenecen a un genotipo asiático [30]. En
2015 también se han comunicado casos autóctonos
de infección por el virus del Zika en Samoa, Islas
Salomón, Nueva Caledonia, Fiyi y Vanuatu [29].
El virus del Zika transcendió a los medios de comunicación una vez que el gobierno brasileño informó oficialmente de un aumento dramático de la
incidencia de microcefalia en el contexto de la epidemia. En febrero de 2016, la OMS declaró la epidemia por virus del Zika una emergencia de salud
pública de carácter internacional, debido a la extensión a otros países latinoamericanos y al aumento
del número de casos de microcefalia y síndrome de
Guillain-Barré (SGB) detectados. En 2015 y durante los dos primeros meses de 2016, 41 países han
informado una transmisión autóctona del virus del
Zika a nivel local. Los últimos países que han registrado casos recientes de Zika son Laos y Filipinas.
Un nuevo brote epidémico se ha detectado en
Cabo Verde y Gabón; de octubre de 2015 a enero de
2016 se han comunicado más de 7.500 casos de enfermedad por virus del Zika en Cabo Verde; estudios preliminares indican que se trata de una cepa
de linaje africano [31].
Se han identificado varias docenas de casos de
infección en viajeros y turistas que retornan de zonas endémicas a Europa y Estados Unidos, incluyendo mujeres embarazadas, y se han descrito casos
de transmisión local en Italia, Francia, Argentina,
Nueva Zelanda y Estados Unidos en ausencia de insecto vector, probablemente por contacto sexual.
El virus. Vías de transmisión
El virus del Zika es un arbovirus que tiene una cadena única de ARN que contiene 10.794 nucleóti-
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
Infección por el virus del Zika
dos que codifican 3.419 aminoácidos. Su genoma
fue secuenciado en 2006 [32]. La organización del
genoma del Zika es semejante a otros flavivirus (5’C-prM-E-NS1-NS2A-NS2B-NS3-NS4-NS4BNS5-3’) y codifica las proteínas estructurales C, M
y E, así como una serie de proteínas no estructurales necesarias para su replicación y ensamblaje [32].
En la actualidad, dos docenas de genomas del virus
están disponibles en GenBank, incluyendo la secuencia genómica completa del virus del Zika aislado de un paciente brasileño que recibió una transfusión sanguínea de un donante asintomático [33].
El artrópodo vector es el mosquito del género
Aedes, y existe una transmisión tanto selvática
como urbana. Se desconoce si los primates pueden
ser un reservorio durante el ciclo de transmisión
humana. El virus del Zika se transmite al ser humano a través de la picadura de mosquitos infectados.
El virus se ha aislado de los mosquitos A. aegypti,
A. africanus, A. luteocephalus, A. apicoargenteus,
A. vittatus y A. furcifer [14,34]. A. aegypti es el vector principal y se distribuye ampliamente en regiones tropicales de todo el planeta. A. polynesiensis
puede favorecer la transmisión del virus en Polinesia. A. hensilii fue el principal mosquito detectado
en la epidemia de las islas Yap en 2007; sin embargo, no se consiguió aislar el virus de ese mosquito.
Estudios entomológicos y de laboratorio han mostrado que A. albopictus es susceptible de infectarse
por el virus del Zika en laboratorio, aunque la cifra
de transmisión fue baja [35].
Desde un punto de vista evolutivo, se piensa que
este arbovirus se adaptó a un ciclo humano aproximadamente hace 5.000 años, cuando las comunidades africanas se hicieron sedentarias y comenzaron
a acumular depósitos de agua. Los Aedes, hasta entonces mosquitos arbóreos, se adaptaron a un ciclo
doméstico y domiciliario, y comenzaron a depositar sus huevos en contenedores humanos.
El período de incubación extrínseco en mosquitos se ha estimado en 10 días. En los estudios originales en laboratorio, se observó que la concentración del virus en mosquitos alimentados artificialmente disminuía a niveles indetectables los 10 días
siguientes a su alimentación, aumentaba en el día 15
y permanecía elevada desde el día 20 hasta el 60 [3].
Durante los brotes, el ser humano se transforma
en el huésped primario en el que se realiza la amplificación del virus. Éste se transmite al mosquito durante la picadura y succión de sangre humana, se
reproduce en el vector sin afectarlo y permanece en
el insecto durante todo su ciclo vital. El virus se volverá a transmitir a otra persona, que actuará de
reservorio, en la siguiente picadura del mosquito.
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
A. aegypti es el vector implicado en el actual brote
en América, se encuentra en muchas zonas rurales y
urbanas, y además puede transmitir la infección
por los virus del dengue y chikungunya.
Se han descrito otras vías de transmisión del virus del Zika no mediadas por el insecto vector:
contacto sexual [36-38], transmisión intrauterina
que causa infección congénita, transmisión perinatal de madre virémica a recién nacido [39], transfusión sanguínea [40] y por exposición en laboratorio
[28]. Estas observaciones, basadas en casos clínicos aislados, generan cierta preocupación. Existe la
posibilidad de que, una vez introducido el virus en
un área donde no existe transmisión vectorial, la
infección pueda mantenerse en ausencia del insecto vector. Todavía no se ha demostrado la transmisión mediante trasplante de órganos y tejidos, aunque ésta es una posibilidad que puede suceder en
el futuro.
La transmisión sexual del virus del Zika se ha
confirmado, y se han descrito varios casos de transmisión sexual de varón a mujer [36-38]. Los casos
son semejantes y se trata de varones que adquirieron la infección en una zona endémica, y que al
regresar mantuvieron relaciones sexuales con sus
cónyuges, quienes, a su vez, desarrollaron síntomas
clásicos de la infección dos semanas después del
contacto sexual. Varios varones presentaron prostatitis y hematospermia.
El ARN viral se ha detectado en el semen mediante reacción en cadena de la polimerasa por
transcriptasa inversa (PCR-TI). En el brote de Polinesia, se observó que el virus podía persistir en el
semen varias semanas, mientras que en la sangre, la
PCR-TI se había hecho negativa [37]. El ARN del
Zika se ha detectado en el semen incluso 62 días
después de iniciarse la enfermedad [41]. La carga
viral en el semen puede ser 100.000 veces superior
a la observada en la sangre u orina dos semanas
después de iniciados los síntomas, lo que puede favorecer la transmisión sexual del virus [42].
El cribado para el virus del Zika se implementó
en Polinesia para los donantes sanguíneos tras el
brote epidémico de 2013. Aproximadamente un 3%
de los donantes asintomáticos tenía una infección
aguda por virus del Zika en el momento de la donación de sangre [22,40].
El ARN del virus del Zika se ha detectado en la
leche materna de dos madres que tuvieron la infección confirmada. Sin embargo, no se han identificado hasta el momento virus con capacidad replicativa en los cultivos celulares [39]. En la actualidad no
hay casos documentados de infección por virus del
Zika transmitida mediante lactancia materna [43].
319
F.J. Carod-Artal
dengue o chikungunya, el cuadro exantemático y la
hiperemia conjuntival suelen ser más acentuados.
Las artralgias pueden persistir varias semanas en
algunos pacientes [1,2,4,29].
Las formas graves de infección son raras, aunque
se han comunicado algunos fallecimientos en Brasil.
Las complicaciones neurológicas (microcefalia y SGB)
se han asociado con una mayor discapacidad.
Tabla I. Causas comunes de microcefalia.
Microcefalia autosómica recesiva
Síndrome de Aicardi-Goutières
Trisomías cromosómicas
Causas genéticas
Síndrome de Rett
Microcefalia ligada al cromosoma X
Manifestaciones neurológicas
Craneosinostosis
Alcohol, cocaína, drogas
Fármacos antiepilépticos
Exposición materna a
drogas y sustancias tóxicas
Intoxicación por mercurio o plomo
Radiación
Exposición a otros productos químicos y tóxicos
Existen datos clínicos y epidemiológicos que vinculan el aumento de la incidencia de microcefalia o
SGB con la reciente epidemia por virus del Zika
[44]. Se conocen las complicaciones neurológicas
asociadas a otros flavivirus y casos de SGB asociados a infecciones por los virus del dengue, Nilo Occidental o chikungunya [45].
Microcefalia
Rubéola
Causas ambientales
Citomegalovirus
Infecciosas
Infecciones
víricas
Virus del herpes simples
y de la varicela zóster
Virus de la inmunodeficiencia humana
Arbovirus: chikungunya
Toxoplasmosis, sífilis y otras infecciones
Otras: malnutrición fetal, insuficiencia placentaria
Manifestaciones clínicas
Se piensa que el virus se replica en las células dendríticas cerca del punto inicial de inoculación, y
desde allí se desplaza a los ganglios linfáticos y la
sangre. La infección suele ser asintomática y autolimitada en un 80% de los sujetos. En el resto de los
casos, los síntomas suelen ser leves y duran entre 3
y 7 días. Las infecciones que presentan manifestaciones clínicas cursan con cefalea, febrícula o fiebre
menor de 38,5 °C, dolores musculares y articulares
de intensidad leve a moderada, exantema maculopapular pruriginoso y conjuntivitis no purulenta.
Con menor frecuencia se ha descrito dolor retroorbitario, anorexia, náuseas, vómitos, malestar abdominal y diarrea. La fiebre suele durar un par de días,
y se acompaña de exantema desde el primer o el segundo día. En comparación con la infección por
320
En septiembre de 2015, el Ministerio de Salud brasileño detectó un marcado aumento del número de
casos de microcefalia en los estados del nordeste de
Brasil (sobre todo en Pernambuco) y se estableció
un registro oficial de microcefalia. Hasta finales de
febrero de 2016, se han declarado 6.158 casos de
microcefalia y 157 muertes en 21 estados de Brasil.
La incidencia es 20 veces superior a la registrada en
años precedentes, y en la actualidad se sitúa en 99,7/
100.000 nacidos vivos. Sin embargo, no se sabe cuántos casos de microcefalia se relacionan directamente con la infección por el virus del Zika [31].
La definición de caso de microcefalia por la OMS
considera que la circunferencia frontooccipital de la
cabeza del recién nacido o del feto es igual o mayor
que dos desviaciones estándares por debajo de la
media para la misma edad gestacional y sexo. Aun
cuando existen numerosas causas genéticas y ambientales de microcefalia (Tabla I), evidencias epidemiológicas apuntan a un nexo entre la actual infección por virus del Zika y los casos de microcefalia.
En noviembre de 2015, se identificó por primera
vez ARN del virus del Zika en el líquido amniótico
de dos mujeres embarazadas del estado de Paraíba
(Brasil) cuyos fetos presentaban microcefalia. Ambas gestantes presentaron una posible infección por
Zika en las semanas 18 y 19 de gestación. La ecografía gestacional de la semana 20 detectó calcificaciones cerebrales y la ecografía de la semana 28
confirmó el diagnóstico de microcefalia [46]. En la
semana 28, la PCR-TI fue negativa en el suero y la
orina en ambas madres y positiva en el líquido am-
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
Infección por el virus del Zika
niótico: la carga viral fue 10.000 veces superior a la
observada en la sangre durante la fase exantemática
aguda [29]. Posteriormente se comunicó la detección de ARN del virus del Zika en la sangre y tejidos de un neonato con microcefalia que falleció a
los pocos minutos de nacer [29].
En noviembre de 2015, la Polinesia francesa informó de un aumento inusual del número de casos
de microcefalia y otras malformaciones del sistema
nervioso (18 casos, el 50% con microcefalia) durante
la epidemia de 2014-2015 [31]. En el actual brote de
Brasil, el ARN del virus del Zika se ha identificado
en muestras de niños con microcefalia (tejido cerebral, placenta y líquido amniótico) y en pérdidas fetales de mujeres infectadas durante el embarazo.
Entre las consecuencias de la infección por virus
del Zika durante el embarazo destacan muerte fetal,
retraso del crecimiento intrauterino con o sin microcefalia, calcificaciones cerebrales y otras lesiones
del sistema nervioso central, hipoplasia macular,
anomalías en el volumen del líquido amniótico (oligohidramnios), insuficiencia placentaria y alteraciones en el flujo arterial umbilical y cerebral [47].
Un reciente estudio brasileño evaluó 35 casos de
niños con microcefalia cuyas madres padecieron
un exantema durante el embarazo sugestivo de infección por virus del Zika. El 75% de las madres lo
presentó durante el primer o segundo trimestre del
embarazo. Los estudios de ecografía cerebral transfontanelar y tomografía computarizada detectaron
calcificaciones cerebrales en el parénquima cerebral, los ganglios de la base y la región periventricular, atrofia cortical y dilatación de los ventrículos
cerebrales. Un tercio de los niños tenía anomalías
en la migración neuronal, como paquigiria o lisencefalia. Un 40% presentaba hipertonía; un 20%, hiperreflexia; un 15% padecía pie equinovaro y artrogriposis; y un 10%, convulsiones [44].
Se ha publicado un estudio necrópsico realizado
en el feto de una mujer eslovaca que adquirió la infección por el virus del Zika en la semana 13 de gestación en el nordeste de Brasil. La autopsia fetal
mostró un cerebro atrófico, ausencia de circunvoluciones, dilatación de los ventrículos laterales, calcificaciones distróficas en la corteza cerebral y sustancia blanca de los lóbulos frontal, parietal y occipital, hipoplasia del tronco del encéfalo y médula
espinal, y degeneración walleriana de los tractos espinales [48].
El estudio histopatológico mostró calcificaciones
granulares, filamentosas y con morfología neuronal
en la corteza y la sustancia blanca, astrogliosis difusa e infiltrados perivasculares ocasionales de predominio de células T. Los estudios de inmunofluo-
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
rescencia mostraron reacciones intracitoplasmáticas granulares en las estructuras neuronales destruidas. Partículas del virus del Zika se visualizaron
en microscopia electrónica, y se aisló ARN del virus
en el cerebro, pero no en otros órganos. El examen
histopatológico de la placenta reveló calcificaciones
focales en los villi y decidua, pero ausencia de proceso inflamatorio. El estudio filogenético de las secuencias genómicas del virus recuperado del cerebro fetal fue similar (99,7%) al encontrado en otros
pacientes infectados en la Polinesia francesa en 2013
y en São Paulo, Brasil, en 2015 [48].
Este caso es importante, ya que la asociación entre la infección por virus del Zika y las anomalías
cerebrales fetales fue confirmada por el hallazgo del
virus en el cerebro en microscopia electrónica. El
mecanismo implicado en el neurotropismo del virus del Zika no está claro. Sin embargo, se han visualizado partículas densas consistentes con virus
del Zika en el retículo endoplásmico dañado. El estudio histopatológico fetal detectó estructuras plegadas muy semejantes a los restos de los complejos
de replicación que son característicos de los flavivirus, lo que indica una replicación del virus del Zika
en el cerebro. Los hallazgos de microscopia electrónica sugieren una persistencia del virus del Zika en
el cerebro fetal, quizás debido a que el sistema nervioso central es un santuario inmunológico. Falta
saber si la región ocular o las gónadas pueden comportarse de modo similar, tal y como ocurre en el
caso de la infección por el virus del Ébola [49,50].
En este estudio, el número de copias del cerebro fetal fue mayor que el observado en el suero de pacientes infectados por virus del Zika, pero similar al
encontrado en muestras de semen [16,51].
Síndrome de Guillain-Barré
Durante el brote epidémico de la Polinesia francesa, al menos 74 pacientes presentaron síndromes
neurológicos o inmunomediados tras padecer una
infección viral compatible con el virus del Zika. Se
describieron 42 casos de SGB, 37 de los cuales habían presentado una infección vírica en los días
previos. La incidencia del SGB fue 20 veces mayor
de lo esperado para la población de Polinesia [31].
La incidencia media en series históricas en Micronesia era de cinco casos por año. Sin embargo, durante el brote de Zika sucedieron más de 40 casos,
un número 20 veces superior a lo esperado [52].
En Brasil se registró un aumento de un 20% de
los casos de SGB durante 2015, en comparación con
los años previos. En los estados del nordeste de Brasil se registraron 121 casos de SGB acompañados de
321
F.J. Carod-Artal
Tabla II. Síndromes inmunomediados descritos en infecciones por flavivirus.
Encefalomielitis aguda diseminada
Cerebelitis y síndrome cerebeloso
Neuromielitis óptica
Mielitis transversa
Síndrome de Guillain-Barré
Síndrome de Miller Fisher
Neuritis braquial
Neuritis óptica
Parálisis oculomotora del III par craneal
Parálisis del nervio abducens
Mononeuropatías
Parálisis facial
Parálisis del nervio frénico
Neuropatía del nervio torácico largo
Síndrome de fatiga crónica posviral
un exantema cutáneo previo entre enero y julio de
2015. El 62% de los 42 casos de SGB declarados en
el estado de Bahía hasta julio de 2015 tuvo síntomas
compatibles con una infección por virus del Zika en
los días anteriores [31].
En los primeros meses de 2016, Colombia, El Salvador, Surinam y Venezuela han comunicado un aumento inusual del número de casos de SGB. Colombia registraba en los años previos un promedio anual
de 223 casos de SGB; en cambio, en nueve semanas
desde diciembre de 2015 hasta mitad de febrero de
2016 se han notificado 201 casos. En El Salvador se
han registrado 118 casos de SGB entre diciembre y
la primera semana de enero de 2016. Se dispone de
datos de tan sólo 22 pacientes de El Salvador, y la mitad de ellos había presentado un exantema cutáneo
en las dos semanas previas al inicio del SGB [31].
Un análisis formal del brote de la Polinesia mediante un estudio de casos y controles ha mostrado
una fuerte asociación entre el SGB y los casos de
infección por virus del Zika registrados [53]. En
este estudio se compararon los casos de SGB frente
a dos grupos control: pacientes admitidos en el hospital con una enfermedad no febril, pareados por
edad, sexo y residencia; y pacientes con enferme-
322
dad por virus del Zika sin síntomas neurológicos,
pareados por edad. No se observaron diferencias en
la frecuencia de historia previa de dengue en los casos y controles. El 98% de los pacientes con SGB
tenía anticuerpos IgM (93%) o IgG positivos, y el
100%, anticuerpos neutralizantes contra el virus del
Zika, mientras que en el grupo control fue positivo
tan sólo el 56%. El 88% había padecido un cuadro
viral transitorio durante una media de seis días antes del inicio de los síntomas neurológicos. Los
hallazgos neurofisiológicos fueron compatibles con
una neuropatía axonal motora aguda. Los estudios
de conducción nerviosa motora mostraron unas latencias distales prolongadas y una reducción acentuada del potencial de acción motor distal. La amplitud y la velocidad de conducción de los potenciales sensitivos fueron normales [53]. Se desconoce si
pueden suceder otras variantes del SGB, como polirradiculoneuritis desmielinizante aguda.
Un 93% de los sujetos con SGB presentó un aumento de proteínas en el líquido cefalorraquídeo,
con una concentración media de 1,47 g/L, mientras
que el número de células observada era de 4/mm3.
El cuadro clínico evolucionó rápidamente, y la duración media de las fases de instauración de los síntomas y de meseta fueron seis y cuatro días, respectivamente. Se observó parálisis facial bilateral en un
60% y disfagia en un 45% de los individuos. Un 38%
de los pacientes requirió ingreso en la unidad de
cuidados intensivos y casi un tercio precisó asistencia respiratoria con ventilación mecánica; ningún
paciente falleció. A los tres meses del alta, un 60%
era capaz de caminar sin asistencia [53].
En este estudio se detectaron anticuerpos antigangliósido mediante la técnica de ELISA en el 31%
de los sujetos (anticuerpos anti-GA1 en un 19%), y
en un 46% mediante glucoensayo. En cambio, apenas se detectaron los anticuerpos antigangliósido
antineuropatía axonal motora aguda característicos
[53]. No está clara la relevancia o el papel patogénico de estos anticuerpos en el SGB post-Zika.
Otros síndromes inmunomediados descritos son
la encefalomielitis aguda diseminada, la mielitis aguda, la parálisis facial y el síndrome de Miller Fisher
(Tabla II). Se ha descrito recientemente el caso de
una adolescente que padeció una mielitis aguda por
virus del Zika en la isla de Guadalupe. La resonancia mostró áreas de hiperseñal en la médula cervical (C4-C7) y torácica (T5-T8). Se detectó una gran
concentración de ARN de virus del Zika en el suero, la orina y el líquido cefalorraquídeo. El hallazgo
del virus del Zika en el líquido cefalorraquídeo parece confirmar su carácter neurotrópico [54]. Otros
flavivirus, como el dengue, el virus de la encefalitis
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
Infección por el virus del Zika
japonesa o el del Nilo Occidental, pueden causar
encefalitis y mielitis transversa [45].
Tabla III. Diagnóstico diferencial de la infección por virus del Zika.
Dengue
Manifestaciones neurooftalmológicas
Se han descrito alteraciones de la mácula, manchas
de pigmento macular, pérdida del reflejo foveal y
atrofia neurorretiniana en neonatos con microcefalia cuyas madres padecieron la infección durante el
embarazo. Las anomalías oftalmológicas más comunes son manchas pigmentarias focales en la retina y atrofia coriorretiniana [55-57], con una predilección por el polo posterior, especialmente la mácula, seguidas de anomalías del nervio óptico (hipoplasia).
La hipoplasia del nervio óptico se ha descrito
también en la infección intrauterina por citomegalovirus. Asimismo, el virus del Nilo Occidental puede causar alteraciones coriorretinianas cuando existe
una transmisión maternofetal.
Chikungunya
Fiebre amarilla
Otras infecciones por arbovirus
Virus o’nyong-nyong
Virus del río Ross
Virus del bosque Barmah
Virus Sindbis
Rubéola
Sarampión
Otras infecciones víricas
Parvovirus
Adenovirus
Enterovirus
Diagnóstico
Estreptococo del grupo A
Infecciones bacterianas
Confirmación de los casos de sospecha
El diagnóstico de sospecha de enfermedad por virus del Zika se plantea en todo sujeto que resida o
proceda de una zona endémica y que presente un
síndrome febril con exantema, dolores articulares y
conjuntivitis. La infección por virus del Zika se
confirma al detectar ARN del virus mediante la técnica de PCR-TI en muestras de suero durante los
primeros 5-7 días de la enfermedad. Asimismo, se
deben determinar anticuerpos IgM mediante técnica de ELISA y una prueba de detección de anticuerpos neutralizantes (prueba de neutralización por
reducción en placa) en muestras obtenidas en los
cuatro días siguientes al inicio de los síntomas clínicos. Se recomienda realizar una prueba de reacción
cruzada frente a otros flavivirus, como el virus del
dengue, ya que no es infrecuente la presencia de
ambas infecciones o una historia previa de haber
padecido la fiebre del dengue.
El virus del Zika puede detectarse en la saliva, y
ello puede ser útil cuando la extracción sanguínea
es complicada, como en el caso de los niños o los
recién nacidos [58]. Sin embargo, la detección de
ARN puede ser negativa en la saliva y positiva en la
sangre. El ARN del virus del Zika se detecta en la orina durante un período mayor que en la sangre. En
el brote de Nueva Caledonia, el ARN viral se detectó en la orina tres semanas más, una vez que la viremia se encontraba en niveles indetectables [59].
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
Rickettsiosis
Malaria
La técnica de ELISA para IgM es relativamente
sensible y específica para detectar infecciones por
arbovirus. Pero los anticuerpos IgM contra el virus
del Zika presentan reacciones cruzadas con otros
flavivirus, como el virus del dengue o el de la fiebre
amarilla. Por ello es conveniente realizar pruebas
de neutralización cruzada para cada virus. La detección del antígeno NS1 es útil en el diagnóstico
del dengue. Recientemente se ha comunicado un
falso positivo para el antígeno NS1 del dengue en
un paciente afecto por virus del Zika [60].
El diagnóstico diferencial incluye numerosas infecciones bacterianas y víricas, entre ellas la infección por otros arbovirus endémicos en regiones tropicales, como el dengue y el chikungunya, que pueden causar un cuadro clínico similar (Tabla III).
Mujeres gestantes y neonatos
Se han elaborado una serie de recomendaciones diagnósticas especiales en poblaciones de riesgo, como
mujeres embarazadas y recién nacidos [61,62]. Se
recomienda la técnica de PCR-TI y las pruebas de detección de anticuerpos neutralizantes y IgM-ELISA
en el suero materno.
323
F.J. Carod-Artal
Tabla IV. Microcefalia fetal relacionada con el virus del Zika.
Microcefalia fetal con una asociación molecular o epidemiológica
ligada al virus del Zika en ausencia de otras causas de microcefalia
Definición de caso
Mujer gestante en quien se confirma una enfermedad por virus del Zika, o
Mujer gestante que tuvo un contacto sexual con un caso confirmado, o
Definición de
asociación molecular
o epidemiológica
ligada al virus del Zika
Mujer gestante con historia previa de signos y síntomas consistentes
con infección por virus del Zika que resida/viaje en una área en la
que hay una transmisión activa del virus durante el embarazo, o
Presencia del virus del Zika en el líquido amniótico,
identificado mediante amniocentesis y PCR-TI, o
Presencia del virus del Zika en el tejido cerebral fetal,
identificado post mortem mediante PCR-TI
Ausencia de otras causas de microcefalia
PCR-TI: reacción en cadena de la polimerasa por transcriptasa inversa.
Tabla V. Recomendaciones para el diagnóstico de la infección neonatal por el virus del Zika.
Muestra de suero obtenida
de cordón umbilical o
sangre de neonato en
los dos primeros días
tras el nacimiento
Neonatos
Detección de ARN vírico mediante PCR-TI
IgM y anticuerpos neutralizantes frente al virus del Zika
IgM y anticuerpos neutralizantes frente al virus del dengue
Detección de ARN vírico mediante PCR-TI
Líquido cefalorraquídeo
IgM y anticuerpos neutralizantes frente al virus del Zika
IgM y anticuerpos neutralizantes frente al virus del dengue
Análisis histopatológico de
placenta/cordón umbilical
Análisis inmunohistoquímico en el tejido fijado
PCR-TI para el virus del Zika en el tejido fijado y congelado
Detección de ARN vírico mediante PCR-TI
Análisis en
el suero de la
madre gestante
IgM y anticuerpos neutralizantes frente al virus del Zika
otra anormalidad fetal [61]. No se recomienda realizar la amniocentesis en embarazadas con menos
de 14 semanas de gestación.
Un recién nacido se considera que padece una
infección congénita por virus del Zika si se identifica ARN o antígeno viral en cualquier muestra, incluyendo placenta, cordón umbilical y líquido amniótico. Los títulos de anticuerpos neutralizantes IgM
anti-Zika deberían ser cuatro veces superiores a los
títulos de anticuerpos neutralizantes frente al virus
del dengue, bien en el suero o en el líquido cefalorraquídeo. Si los títulos de anticuerpos neutralizantes son menores de cuatro veces los títulos frente al
dengue, el resultado se considera no concluyente.
Los criterios diagnósticos de infección congénita por
virus del Zika se resumen en la tabla IV.
Las recomendaciones para el diagnóstico de la
infección neonatal en recién nacidos en los que
existe evidencia de infección materna por virus del
Zika se resumen en la tabla V. Las pruebas de detección del virus se recomiendan en todo recién
nacido de madres que hayan viajado o vivido en
áreas de transmisión del virus del Zika durante el
embarazo y que presenten microcefalia o calcificaciones intracraneales. Los niños nacidos de mujeres con pruebas positivas o indeterminadas para el
virus del Zika deberían someterse también a estos
análisis [62].
Diagnóstico del síndrome de
Guillain-Barré asociado al virus del Zika
La OMS ha elaborado una guía para identificar y
tratar los casos de SGB asociados a la infección por
virus del Zika [63]. Se recomienda emplear los criterios de Brighton [64] para definir el grado de certeza diagnóstica del SGB (Tabla VI). El diagnóstico
de SGB se fundamenta en un cuadro clínico compatible, y hallazgos de líquido cefalorraquídeo y de electromiografía de soporte [63].
IgM y anticuerpos neutralizantes frente al virus del dengue
IgM: inmunoglobulina M; PCR-TI: reacción en cadena de la polimerasa por transcriptasa inversa.
La prueba de PCR-TI para detectar ARN del virus del Zika puede realizarse en el líquido amniótico mediante amniocentesis, aunque su sensibilidad
y precisión a la hora de determinar una infección
congénita no ha sido evaluada. Una PCR-TI positiva en el líquido amniótico sugiere una infección intrauterina por virus del Zika, pero se desconoce su
valor predictivo a la hora de predecir microcefalia u
324
Tratamiento
No existe un tratamiento antiviral específico contra
el virus del Zika. El tratamiento es meramente sintomático y paliativo. Se recomienda reposo, una correcta hidratación y el empleo de analgésicos y antitérmicos (paracetamol) cuando sea necesario. Dado que a veces puede resultar difícil discernir esta
infección de la causada por el virus del dengue, se
recomienda evitar el uso de ácido acetilsalicílico y
antiinflamatorios no esteroideos para evitar el riesgo
de hemorragia. Tampoco existe ningún tratamiento
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
Infección por el virus del Zika
antiviral efectivo para tratar a las pacientes gestantes
que adquieren la infección por virus del Zika.
El tratamiento del SGB se fundamenta en el empleo de inmunoglobulinas endovenosas o plasmaféresis. Medidas de soporte clínico y ventilatorio pueden ser necesarias en las formas más graves de SGB.
Prevención
En la actualidad no existe ninguna vacuna disponible para prevenir la infección por el virus del Zika.
Se recomienda el uso de mosquiteros en puertas y
ventanas, sistemas de aire acondicionado, usar ropa
de manga larga y pantalones. Las prendas de vestir y
el calzado deberían tratarse con permetrina. Igualmente se recomienda el empleo de repelentes contra insectos en ambientes exteriores.
Las mujeres embarazadas que vivan en áreas endémicas pueden contraer el virus del Zika en cualquier trimestre del embarazo y por ello deberían
evitar las picaduras de mosquitos. En la actualidad,
no existen evidencias que sugieran que las mujeres
embarazadas son más susceptibles al virus. El Centro de Control de Enfermedades (CDC) estadounidense recomienda en la actualidad a las gestantes
que pospongan sus viajes a áreas con transmisión
activa del virus [65,66].
El CDC ha elaborado unas guías provisionales
sobre la prevención de la transmisión del virus del
Zika por vía sexual. Se recomienda a los varones
que residen o que han viajado a zonas de transmisión activa del virus del Zika, y cuya compañera
esté embarazada, que empleen métodos de barrera
(condones) o que se abstengan de la actividad sexual
durante el embarazo. Similar recomendación se
aconseja para las parejas que residan en zonas de
transmisión activa del virus, ya que la mayor parte
de las infecciones son asintomáticas [67].
Actualmente, la OMS recomienda mantener la
lactancia materna, ya que los beneficios de la lactancia en los primeros seis meses de vida superan
los riesgos de una hipotética (no probada) transmisión materna del virus por la lactancia [68]. Los
bancos de sangre y de esperma deben instituir medidas de precaución para evitar el contagio mediante productos sanguíneos y semen.
Conclusiones, incógnitas y prioridades
La infección por el virus del Zika ocurre en áreas
tropicales en las que A. aegypti es endémico. En la
actualidad, cualquier país o región del planeta don-
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
Tabla VI. Criterios de Brighton [64] empleados en la identificación de los casos de síndrome de GuillainBarré (SGB).
Niveles de certeza diagnóstica
1
2
3
a. Parálisis bilateral, flácida y distal de las extremidades
+
+
+
b. Reflejos tendinosos ausentes o disminuidos
+
+
+
c. Enfermedad monofásica; intervalo entre inicio de síntomas
y máxima debilidad entre 12 horas y 28 días; posterior estabilización
+
+
+
d. Sin otra causa identificada para la parálisis
+
+
+
e. Disociación albuminocitológica a
+
+of
f. Hallazgos neurofisiológicos consistentes con SGB
+
+oe
a Elevación de proteínas en líquido cefalorraquídeo por encima del valor normal de referencia; leucocitos < 50/μL.
de exista Aedes puede ser una zona potencial para
un nuevo brote epidémico por el virus del Zika. En
estas regiones vulnerables debería aumentarse la
vigilancia entomológica. Las áreas en riesgo incluyen Estados Unidos y la región mediterránea, donde la introducción del virus podría deberse a turistas o movimientos migratorios [69], aunque la transmisión por vía sexual o transfusión sanguínea es
asimismo posible [70]. A. albopictus se ha extendido en muchas regiones del planeta y representa un
potencial vector de transmisión del virus.
A. aegypti es, además, el vector biológico de otras
enfermedades víricas, como el dengue o el chikungunya. Es una incógnita si otras infecciones víricas
previas o coexistentes, como el dengue, pueden tener un efecto agravante. Igualmente se desconoce si
una infección previa por Zika podría ser protectora
frente a nuevas infecciones por el mismo virus.
La introducción del virus del Zika en Brasil y su
rápida difusión por el continente americano es consecuencia del proceso de globalización de los viajes
internacionales y del tráfico de mercancías, así como de la habilidad de los mosquitos Aedes de transmitir y diseminar el linaje asiático del virus del Zika.
Existe un conocimiento limitado sobre los mecanismos patogénicos implicados, los factores de
susceptibilidad genética y ambiental, y las consecuencias de la infección del virus del Zika en el ser
humano. Se desconocen las complicaciones a largo
plazo en los adultos y los recién nacidos, así como
si existe un riesgo adicional en los pacientes que padecen enfermedades crónicas y autoinmunes.
325
F.J. Carod-Artal
Se desconocen los efectos a largo plazo del virus
sobre la función gonadal, y faltan datos sobre la verdadera prevalencia de la infección del Zika en el semen. La transmisión mujer-varón no se ha descrito
todavía, aunque es posible. Asimismo, debe estudiarse si una infección perinatal por el virus del Zika puede afectar el desarrollo gonadal en fetos varones [71].
La detección de casos de SGB y microcefalia asociada a la infección por virus del Zika puede representar, si se confirma finalmente la relación causal,
un aumento de la gravedad de la infección clínica
por Zika. Son necesarios estudios de casos y controles para evaluar el grado de neurovirulencia del
virus. La verdadera incidencia de otros síndromes
neurológicos, como la mielitis transversa o las mononeuropatías, es desconocida.
El conocimiento sobre la magnitud real del problema de la microcefalia asociada al virus del Zika
es muy limitado. Se desconoce cuál es el período
durante el embarazo en que el virus puede causar
anomalías fetales. Las gestantes también pueden
sufrir un SGB, lo que puede complicar aún más el
embarazo [72]. Las herramientas diagnósticas son
asimismo limitadas, ya que la detección de ARN
mediante PCR-TI se reduce al período de viremia.
A ello se suma la actual limitación de técnicas serológicas disponibles comercialmente y la frecuente
reactividad cruzada con otros flavivirus en las mismas zonas endémicas. Por ello, resulta difícil determinar retrospectivamente si una gestante ha sido
infectada por el virus del Zika. Urge implantar pruebas diagnósticas más sensibles.
La labor de entidades internacionales, como la
OMS y la Organización Panamericana de la Salud,
es encomiable. En la actualidad, la OMS está desarrollando un programa que incluye coordinación, vigilancia epidemiológica, asistencia, control del vector, compromiso con la comunidad y comunicación
de riesgos, y programas de investigación a nivel global, regional y local. Diversos comités de emergencia se han establecido para elaborar guías sobre el
diagnóstico y manejo de esta nueva enfermedad,
que serán actualizadas en los próximos meses. Los
proyectos de investigación para el desarrollo de vacunas y fármacos antivirales específicos contra el
virus del Zika deben ser asimismo prioritarios.
Bibliografía
1.
2.
3.
326
Simpson DI. Zika virus infection in man. Trans R Soc Trop
Med Hyg 1964; 58: 335-8.
Hayes E. Zika virus outside Africa. Emerging Infect Dis 2009;
15: 1347-50.
Boorman JP, Porterfield JS. A simple technique for infection
of mosquitoes with viruses; transmission of Zika virus. Trans
R Soc Trop Med Hyg 1956; 50: 238-42.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
Macnamara FN. Zika virus: a report on three cases of human
infection during an epidemic of jaundice in Nigeria. Trans R
Soc Trop Med Hyg 1954; 48: 139-45.
Gatherer D, Kohl A. Zika virus: a previously slow pandemic
spreads rapidly through the Americas. J Gen Virol 2016; 97:
269-73.
Dick GW, Kitchen SF, Haddow AJ. Zika virus. I. Isolations
and serological specificity. Trans R Soc Trop Med Hyg 1952;
46: 509-20.
Geser A, Henderson BE, Christensen S. A multipurpose
serological survey in Kenya. 2. Results of arbovirus serological
tests. Bull World Health Organ 1970; 43: 539-52.
Fagbami A. Epidemiological investigations on arbovirus infections
at Igbo-Ora, Nigeria. Trop Geogr Med 1977; 29: 187-91.
Fagbami AH. Zika virus infections in Nigeria: virological
and seroepidemiological investigations in Oyo State. J Hyg
(Lond) 1979; 83: 213-9.
Moore DL, Causey OR, Carey DE, Reddy S, Cooke AR,
Akinkugbe FM, et al. Arthropod-borne viral infections of man
in Nigeria, 1964-1970. Ann Trop Med Parasitol 1975; 69: 49-64.
Jan C, Languillat G, Renaudet J, Robin Y. A serological survey
of arboviruses in Gabon. Bull Soc Pathol Exot Filiales 1978;
71: 140-6.
Olson JG, Ksiazek TG, Suhandiman, Triwibowo. Zika virus,
a cause of fever in Central Java, Indonesia. Trans R Soc Trop
Med Hyg 1981; 75: 389-93.
Saluzzo JF, Gonzalez JP, Hervé JP, Georges AJ. Serological
survey for the prevalence of certain arboviruses in the human
population of the south-east area of Central African Republic.
Bull Soc Pathol Exot Filiales 1981; 74: 490-9.
Marchette NJ, Garcia R, Rudnick A. Isolation of Zika virus
from Aedes aegypti mosquitos in Malasia. Am J Trop Med
Hyg 1969; 18: 411-5.
Pond WL. Arthropod-borne virus antibodies in sera from
residents of south-east Asia. Trans R Soc Trop Med Hyg 1963;
57: 364-71.
Faye O, Freire CC, Iamarino A, De Oliveira JV, Diallo M,
Zanotto PM, et al. Molecular evolution of Zika virus during
its emergence in the 20th century. PLoS Negl Trop Dis 2014;
8: e2636.
Olson JG, Ksiazek TG, Gubler DJ, Lubis SI, Simanjuntak G,
Lee VH, et al. A survey for arboviral antibodies in sera of
humans and animals in Lombok, Republic of Indonesia. Ann
Trop Med Parasitol 1983; 77: 131-7.
Duffy MR, Chen TH, Hancock, Powers AM, Kool JL, Lanciotti
RS, et al. Zika virus outbreak on Yap Island, Federated States
of Micronesia. N Engl J Med 2009; 360: 2536-43.
Filipe AR, Martins CM, Rocha H. Laboratory infection with
Zika virus after vaccination against yellow fever. Arch Gesamte
Virusforsch 1973; 43: 315-9.
Roth A, Mercier A, Lepers C, Hoy D, Duituturaga S, Benyon E,
et al. Concurrent outbreaks of dengue, chikungunya and Zika
virus infections –an unprecedented epidemic wave of mosquitoborne viruses in the Pacific 2012-2014. Euro Surveill 2014;
19. pii: 20929.
Cao-Lormeau VM, Roche C, Teissier A, Robin E, Berry AL,
Mallet HP, et al. Zika virus, French Polynesia, South Pacific,
2013. Emerg Infect Dis 2014; 20: 1084-6.
Musso D, Nilles EJ, Cao-Lormeau VM. Rapid spread of
emerging Zika virus in the Pacific area. Clin Microbiol Infect
2014; 20: 595-6.
Dupont-Rouzeyrol M, O’Connor O, Calvez E, Daures M,
John M, Grangeon JP, et al. Co-infection with Zika and dengue
viruses in 2 patients, New Caledonia, 2014; Emerg Infec Dis
2015; 21: 381-2.
Pyke AT, Daly MT, Cameron JN, Moore PR, Taylor CT,
Hewitson GR, et al. Imported Zika virus from the Cook Islands
into Australia 2014; PLoS Curr 2014; 6.
Tognarelli J, Ulloa S, Villagra E, Lagos J, Aguayo C, Fasce R,
et al. A report on the outbreak of Zika virus on Easter Island,
South Pacific 2014. Arch Virol 2016; 161: 665-8.
Campos GS, Bandeira AC, Sardi SI. Zika virus outbreak,
Bahia, Brazil. Emerg Infect Dis 2015; 21: 1885-6.
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
Infección por el virus del Zika
27. Blog da Saúde (Ministério da Saúde; Brazil). Protocolo de
vigilância sobre microcefalia e vírus Zika [Internet]. Brasilia
2015. URL: http://www.blog.saude.gov.br/agenda-ms/50437ministerio-da-saude-publica-protocolo-de-vigilancia-sobremicrocefalia-e-virus-Zika. [20.02.2016].
28. Hennessey M, Fischer M, Staples JE. Zika virus spreads to
new areas-Region of the Americas, May 2015-January 2016.
MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2016; 65: 1-4.
29. Zika virus epidemic in the Americas: potential association
with microcephaly and Guillain-Barré syndrome. Stockholm:
European Centre for Disease Prevention and Control. URL:
http://ecdc.europa.eu/en/ publications/Publications/
Zika-virus-americas-association-with-microcephaly-rapidrisk-assessment.pdf. [01.03.2016].
30. Enfissi A, Codrington J, Roosblad J, Kazanji M, Rousset D.
Zika virus genome from the Americas. Lancet 2016; 387: 227.
31. World Health Organization. Zika situation report 10 March
2016. URL: http://www.who.int/emergencies/Zika-virus/
situation-report/10-march-2016/en. [13.03.2016].
32. Kuno G, Chang GJ. Full-length sequencing and genomic
characterization of Bagaza, Kedougou, and Zika viruses.
Arch Virol 2007; 152: 687-96.
33. Cunha MS, Esposito DLA, Rocco IM, Maeda AY, Vasami FGS,
Nogueira JS, et al. First complete genome sequence of Zika
virus (Flaviviridae, Flavivirus) from an autochthonous
transmission in Brazil. Genome Announc 206; 4: e00032-16.
34. Dick GW. Zika virus.II. Pathogenicity and physical properties.
Trans R Soc Trop Med Hyg 1952; 46: 521-34.
35. Chouin-Carneiro T, Vega-Rua A, Vazeille M, Yebakima A,
Girod R, Gindin D, et al. Differential susceptibilities of Aedes
aegypti and Aedes albopictus from the Americas to Zika virus.
PLoS Negl Trop Dis 2016; 10: e0004543.
36. Foy BD, Kobylinski KC, Chilson-Foy JL, Blitvich BJ, Travassos
da Rosa A, Haddow AD, et al. Probable non-vector-borne
transmission of Zika virus, Colorado, USA. Emerg Infect Dis
2011; 17: 880-2.
37. Musso D, Roche C, Robin E, Nhan T, Teissier A, Cao-Lormeau
VM. Potential sexual transmission of Zika virus. Emerg Infect
Dis 2015; 21: 359-61.
38. Hills SL, Russell K, Hennessey M, Williams C, Oster AM,
Fischer M, et al. Transmission of Zika virus through sexual
contact with travellers to areas of ongoing transmission
–Continental United States, 2016. MMWR Morb Mortal
Wkly Rep 2016; 65: 215-6.
39. Besnard M, Lastere S, Teissier A, Cao-Lormeau V, Musso D.
Evidence of perinatal transmission of Zika virus, French
Polynesia, December 2013 and February 2014. Euro Surveill
2014; 19. pii: 20751.
40. Musso D, Nhan T, Robin E, Roche C, Bierlaire D, Zisou K, et al.
Potential for Zika virus transmission through blood transfusion
demonstrated during an outbreak in French Polynesia, November
2013 to February 2014. Euro Surveill 2014; 19. pii: 20771.
41. Atkinson B, Hearn P, Afrough B, Lumley S, Carter D,
Aarons EJ, et al. Detection of Zika virus in semen. Emerg
Infect Dis 2016. doi: 10.3201/eid225.160107.
42. Mansuy JM, Dutertre M, Mengelle C, Fourcade C, Marchou B,
Delobel P, et al. Zika virus: high infectious viral load in semen,
a new sexually transmitted pathogen? Lancet Infect Dis 2016;
Mar 3. [Epub ahead of print].
43. World Health Organization. Breastfeeding in the context of
Zika virus. Interim guidance 25 February 2016. URL: http://
www.who.int/csr/resources/publications/Zika/breastfeeding/
en/. [05.03.2016].
44. Schuler-Faccini L, Ribeiro EM, Feitosa IM, Horovitz DDG,
Cavalcanti DP, Pessoa A, et al; Brazilian Medical Genetics
Society-Zika Embryopathy Task Force. Possible association
between Zika virus infection and microcephaly-Brazil, 2015.
MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2016; 65: 59-62.
45. Carod-Artal FJ, Wichmann O, Farrar J, Gascón J. Neurological
complications of dengue virus infection. Lancet Neurol 2013;
12: 906-19.
46. Oliveira-Melo AS, Malinger G, Ximenes R, Szejnfeld PO,
Alves Sampaio S, Bispo de Filippis AM. Zika virus intrauterine
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
47.
48.
49.
50.
51.
52.
53.
54.
55.
56.
57.
58.
59.
60.
61.
62.
63.
64.
65.
66.
infection causes fetal brain abnormality and microcephaly:
tip of the iceberg? Ultrasound Obstet Gynecol 2016; 47: 6-7.
Brasil P, Pereira JP, Raja Gabaglia C, Damasceno L, Wakimoto M,
Ribeiro Nogueira RM, et al. Zika virus infection in pregnant
women in Rio de Janeiro –preliminary report. N Engl J Med
2016; Mar 4. [Epub ahead of print].
Mlakar J, Korva M, Tul N, Popovic M, Polsak-Prijatelj M, Mraz J,
et al. Zika virus associated with microcephaly. N Engl J Med
2016; 374: 951-8.
Carod-Artal FJ. Enfermedad por el virus del Ébola: epidemiología
y manifestaciones clínicas en un contexto de emergencia de
salud pública internacional. Rev Neurol 2015; 60: 267-77.
Carod-Artal FJ. Post-Ebolavirus disease syndrome: what do
we know? Expert Rev Anti Infect Ther 2015; 13: 1185-7.
Lanciotti RS, Kosoy OL, Laven JJ, Velez JO, Lambert AJ,
Johnson AJ, et al. Genetic and serologic properties of Zika
virus associated with an epidemic, Yap state, Micronesia, 2007.
Emerg Infect Dis 2008; 14: 1232-9.
Oehler E, Watrin L, Larre P, Leparc-Goffart I, Lastere S,
Valour F, et al. Zika virus infection complicated by GuillainBarré syndrome-case report, French Polynesia, December
2013. Euro Surveill 2014; 19. pii: 20720.
Cao-Lormeau VM, Blake A, Mons S, Lastere S, Roche C,
Vanhomwegen J, et al. Guillain-Barré syndrome outbreak
associated with Zika virus infection in French Polynesia: a
case-control study. Lancet 2016; Feb 29. [Epub ahead of print].
Mecharles S, Herrmann C, Paullain P, Tran TH, Deschamps N,
Mathon G, et al. Acute myelitis due to Zika virus infection.
Lancet 2016; Mar 3. [Epub ahead of print].
Ventura CV, Maia M, Bravo-Filho V, Góis AL, Belfort R Jr.
Zika virus in Brazil and macular atrophy in a child with
microcephaly. Lancet 2016; 387: 228.
De Paula-Freitas B, De Oliveira-Dias JR, Prazeres J, AlmeidaSacramento G, Icksang-Ko A, Maia M, et al. Ocular findings
in infants with microcephaly associated with presumed Zika
virus congenital infection in Salvador, Brazil. JAMA Ophthalmol
2016; Feb 9. [Epub ahead of print].
Jampol LM, Goldstein DA. Zika virus infection and the eye.
JAMA Ophthalmol 2016; Feb 9. [Epub ahead of print].
Musso D, Roche C, Nhan TX, Robin E, Teissier A, Cao-Lormeau
VM. Detection of Zika virus in saliva. J Clin Virology 2015; 68:
53-5.
Gourinat AC, O’Connor O, Calvez E, Goarant C, DupontRouzeyrol M. Detection of Zika virus in urine. Emerg Infect
Dis 2015; 21: 84-6.
Gyurech D, Schilling J, Schmidt-Chanasit J, Cassinotti P,
Kaeppeli F, Dobec M. False positive dengue NS1 antigen test
in a traveller with an acute Zika virus infection imported into
Switzerland. Swiss Med Wkly 2016; 146: 14296.
Petersen EE, Staples JE, Meaney-Delman D, Fischer M,
Ellington SR, Callaghan WM, et al. Interim guidelines for
pregnant women during a Zika virus outbreak –United States,
2016. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2016; 65: 30-3.
Staples JE, Dziuban EJ, Fischer M, Cragan JD, Rasmussen SA,
Cannon MJ, et al. Interim guidelines for the evaluation and
testing of infants with possible congenital Zika virus infection
–United States, 2016. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2016;
65: 63-7.
World Health Organization. Identification and management
of Guillain-Barré syndrome in the context of Zika virus. Interim
guidance 25 February 2016. URL: http://www.who.int/csr/
resources/publications/Zika/guillain-Barré-syndrome/en/.
[28.02.2016].
Sejvar JJ, Kohl KS, Gidudu J, Amato A, Bakshi N, Baxter R,
et al. Guillain-Barré syndrome and Fisher syndrome: case
definitions and guidelines for collection, analysis, and presentation
of immunization safety data. Vaccine 2011; 29: 599-612.
Traveller’s Health. CDC issues interim travel guidance related
to Zika virus for 14 countries and territories in Central
and South America and the Caribbean. Atlanta, GA: US
Department of Health and Human Services, CDC; 2016.
URL: http: //wwwnc.cdc.gov/travel/notices. [25.02.2016].
Oduyebo T, Petersen EE, Rasmussen SA, Mead PS, Meaney-
327
F.J. Carod-Artal
Delman D, Renquist CM, et al. Update: Interim Guidelines
for Health Care Providers Caring for Pregnant Women and
Women of Reproductive Age with Possible Zika Virus Exposure
–United States, 2016. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2016;
65: 122-7.
67. Oster AM, Brooks JT, Stryker JE, Kachur RE, Paul Mead P,
Pesik NT, et al. Interim guidelines for prevention of sexual
transmission of Zika virus –United States, 2016. MMWR
Morb Mortal Wkly Rep 2015; 65: 120-1.
68. WHO. Pregnancy management in the context of Zika virus.
Interim guidance 2 March 2016. URL: http://www.who.int/
csr/resources/publications/zika/pregnancy-management/en/.
[09.03.2016].
69. Tappe D, Rissland J, Gabriel M, Emmerich P, Gunther S,
Held G, et al. First case of laboratory-confirmed Zika virus
infection imported into Europe, November 2013. Euro Surveill
2014; 19. pii: 20685.
70. Venturi G, Zammarchi L, Fortuna C, Remoli ME, Benedetti E,
Fiorentini C, et al. An autochthonous case of Zika due to
possible sexual transmission, Florence, Italy, 2014. Euro
Surveill 2016; doi: 10.2807/1560-7917.ES.2016.21.8.30148.
71. Rowland A, Washington CI, Sheffield JS, Pardo-Villamizar CA,
Segars JH. Zika virus infection in semen: a call to action and
research. J Asist Reprod Genet 2016; Mar 5. [Epub ahead of
print].
72. Reyna-Villasmil E, López-Sánchez G, Santos-Bolívar J.
Guillain-Barré syndrome due to Zika virus during pregnancy.
Med Clin (Barc) 2016; Feb 29. [Epub ahead of print].
Epidemiology and neurological complications of infection by the Zika virus: a new emerging neurotropic virus
Introduction. The current epidemic outbreak due to Zika virus began in 2015 and since then it has been reported in 31
countries and territories in America. The epidemiological and clinical aspects related to infection by Zika virus are reviewed.
Development. Since 2007, 55 countries in America, Asia, Africa and Oceania have detected local transmission of the virus.
This epidemic has affected almost 1.5 million people in Brazil. 80% of the cases are asymptomatic. The symptoms of Zika
virus disease include fever, maculopapular rash, arthralgia and non-purulent conjunctivitis. The symptoms are usually selflimiting and last one week. An increase in the incidence of cases of microcephaly, retinal lesions and Guillain-Barré
syndrome associated with the Zika virus has been reported. Zika-associated Guillain-Barré syndrome in Polynesia is a pure
motor axonal variant. The RNA of the Zika virus has been identified in samples of brain tissue, placenta and amniotic
liquid of children with microcephaly and in the still-born infants of women infected by Zika during pregnancy. The reverse
transcription polymerase chain reaction test is recommended to detect viral RNA, and serological tests (IgM ELISA and
neutralising antibodies) should be conducted to confirm infection by Zika. The differential diagnosis includes infection by
the dengue and chikungunya viruses.
Conclusions. Knowledge about the pathogenic mechanisms involved in infection due to Zika virus and its long-term
consequences in adults and newborn infants is still limited.
Key words. Epidemic outbreak. Flavivirus. Guillain-Barré. Microcephalia. Zika virus. Zika virus disease.
328
www.neurologia.com Rev Neurol 2016; 62 (7): 317-328
Descargar