LA REVOLUCIÓN DE LA ESPERANZA

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LA REVOLUCIÓN DE LA ESPERANZA.
Hace algunos días caminando por la calle Belgrano hacia la Terminal, descubro con alegría
que contamos con una nueva librería en la ciudad, hecho que me agradó sobremanera,
porque este tipo de emprendimientos relacionados a la Cultura con mayúscula, y en
especial a las Letras, no abundan en Carlos Paz.
Ahí me encontré con una buena cantidad de libros de muy variados temas y autores, pero
el que motivó mi reflexión, fue La Revolución de la Esperanza – Hacia una tecnología humanizada - de Erich Fromm.
El título ya es bastante sugerente, y uno se pregunta: se puede seguir escribiendo sobre la esperanza en esta época?. ¿Por
qué hay que humanizar la tecnología? ;¿ qué se nos fue de las manos? Y ahí inevitablemente nos viene la imagen de
algunas novelas o ensayos de “ciencia Ficción”, como las de Un mundo feliz de A. Huxley, o 1984, de Orwell, y legendarias
películas como Tiempos Modernos o Metrópolis.
Fromm plantea un tema muy polémico por estos días, relacionado a la trampa en que caemos los integrantes de esta
sociedad de consumo, respecto a la necesidad (un poco interna, y otro poco creada por los medios), de poseer bienes
materiales, y por otro lado, la permanente queja e insatisfacción en que estamos sumidos.
Esta contradicción que se hace más evidente en los adultos, esta angustia existencial del querer tener, y una vez logrado,
seguir experimentando la herida abierta de que algo, igual me sigue faltando y que nada colma, ese estado de
insatisfacción permanente, esa queja constante de aburrimiento, de no saber qué hacer, de no tener ganas, que tanto nos
molesta en el discurso y actitudes de los niños y adolescentes de hoy, en realidad, es una semillita que hemos sembrado los
adultos. Recordemos, que somos su mejor y su peor espejo.
“La creciente insatisfacción con nuestra actual forma de vida, con su pasividad y su silencioso aburrimiento, su abolición de
la vida privada y su despersonalización, aunada al ansia de una existencia dichosa y significativa, que responda a esas
necesidades especificas desarrolladas por el hombre durante los últimos milenios de su historia y que lo hacen diferente
tanto del animal como de la maquina computadora. Esta tendencia es muy fuerte porque la clase opulenta de la población
ha gustado ya de la plena satisfacción material y ha descubierto que el paraíso del consumidor no da la felicidad que
promete. El pobre, dice Fromm, desde luego no ha tenido oportunidad alguna de descubrirlo, excepto observando la falta
de alegría de aquellos que “poseen todo lo que un hombre podría desear”.
Hasta las ideologías y los conceptos han perdido mucho de su atractivo, asi como los clises tradicionales de “izquierda” y
“derecha” o “comunismo” y “capitalismo” han perdido su significado.
“Los individuos buscan una nueva orientación, una nueva filosofía, que tenga por centro la prioridad de la vida – física y
espiritual – y no la prioridad de la muerte.”
Cuando los papás nos consultan por un niño entre los 5 y los 11 años que no quiere ir a la primaria, que no quiere estudiar
ni hacer tareas que tengan que ver con aprender cosas nuevas, que ni siquiera se motiva en ir a la escuela, como lugar de
reunión y socialización con otros chicos, nos preocupa más, que el encontrarnos con algún trastorno de lenguaje, o
dificultades en las matemáticas. Saben por qué?, Porque la motivación , la alegría de vivir , la alegría de conocer , de
dominar la lectura y el cálculo para acceder a todo un universo de conocimientos, y aventuras, no se enseña, por lo menos
con los métodos de educación y reeducación tradicionales.
La alegría de vivir y compartir y saciar la curiosidad del niño y el adolescente, se contagia. Se trasmite con el ejemplo, no con
el discurso, con la pasión en que nuestro hijo nos ve resolver un problema, escuchar atentamente una conversación, leer un
libro, un diario, una revista, discrepar con respeto en una discusión con los amigos.
Es un importante “virus” que debemos inocular los adultos próximos al niño, padres, docentes, amigos, desde las primeras
etapas de vida.
Hace algunos días, una mamá me contaba fascinada de su última adquisición tecnológica, un columpio digital. Tú colocas al
chico, me explicaba, dentro de una bolsa de tela con orificios para que cuelguen las piernitas del bebé, aprietas un botón y
el columpio hamaca automáticamente al niño a diferentes velocidades, acompañado si quieres de música funcional, solo
apretando otro botón,…y como broche de oro, lo podes disponer justo frente a la TV y allí, el niño estará siendo mecido,
arrumacado , y cantado por su mama electrónica, viendo las mejores secuencias de dibujitos con personajes de formas
nada humanas que se lanzan unos sobre otros violentamente, que gritan estrepitosamente, teniendo que salvar al mundo
de algún villano o de la amenaza de una explosión nuclear.
LA CULTURA ICÓNICA.
Ya lo he planteado en otros artículos publicados, que la cultura icónica en la que se mueven los niños y adolescentes de hoy,
acaba por transformar sus gustos, sus hábitos perceptivos e incluso sus procesos mentales, convirtiendo en obsoletas e
ineficaces muchas de las formas de comunicación utilizadas tradicionalmente.
Esas modificaciones perceptivas, afectan no solo a la aceleración en la estimulación sensorial, sino también a la exigencia
de la calidad de los estímulos, y esto nos lleva a caer abruptamente en el consumo, - cada vez demandamos más y mejor
imagen - , mejor calidad de sonidos, nuevos equipos de audio y nuevas computadoras se vuelven rápidamente “antiguas”.
Ya lo señalamos en “El discreto encanto de la seducción audiovisual”, artículo, publicado en este Semanario: resultados de
investigaciones recientes nos han aportado información, acerca de los riesgos que tiene el pasar muchas horas frente a la Tv
para niños y adolescentes, en especial, como altera sus niveles de atención, la regulación de la conducta y compromete sus
aprendizajes.
LECHE Y MIEL.
Fromm nos enseñaba, que La mayoría de las madres son capaces de dar "leche", pero sólo unas pocas pueden dar "miel"
también.
Que significa esto?
Fromm decía: “Para estar en condiciones de dar miel, una madre debe ser no sólo una "buena madre", sino una persona
feliz -y no son muchas las que logran alcanzar esa meta-.
No hay peligro de exagerar el efecto sobre el niño. El amor de la madre a la vida es tan contagioso como su ansiedad.
Ambas actitudes ejercen un profundo efecto sobre la personalidad total del niño; indudablemente, es posible distinguir,
entre los niños -y los adultos- los que sólo recibieron "leche" y los que recibieron "leche y miel”.
Yo me pregunto y les pregunto, parafraseando a un conocido periodista, se necesita algo más que sentido común, para
darnos cuenta que no es lo mismo, ayudar a crecer a un bebé y a un niño desprovisto del contacto humano, de unos brazos
que lo abracen y acunen cálidamente, de unas manos que mesan suavemente su cuna o su columpio, o de la privación de la
melodía inconfundible de la voz materna o paterna cantando una canción de cuna….
Esta experiencia humana, es irrepetible y nos marca para siempre. Si me preguntan dónde está la génesis de las ganas de
vivir, de la esperanza, de la confianza en que vivir vale la pena, que desarrolla un ser humano, les diría que está ahí, en esas
primeras experiencias e interacciones entre un bebé y su madre o su padre. Experiencias que nos marcan para toda la vida,
que modelan nuestras actitudes, nuestra predisposición a ser espectadores o actores en el escenario humano, y que se
cristalizan en recuerdos.
¿Y qué es Recordar?... como nos señala el escritor uruguayo Eduardo Galeano, Recordar viene del latín “re cordis”, y quiere
decir, volver a pasar por el corazón…
Silvia Pérez Fonticiella
CONSULTORA EN NEUROCIENCIAS
IINNUAR Equipo interdisciplinario de Investigación, Diagnóstico y tratamiento de las Dificultades
del Aprendizaje y discapacidades.
Visítenos en Internet: www.iinnuar.blogspot.com Ameghino 210 (a dos cuadras del Cu.Cú) Tel 434 267.
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