Interpretando el Síndrome de Asperger

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Interpretando a Hans Asperger. (Lic. Isabel Rejtman, Psicóloga)
Tengo la oportunidad de trabajar en el Comité Científico de la Asociación
Asperger Argentina. Esto me ha dado la oportunidad de recibir a
muchísimas
familias
que
consultaban
por
el
trastorno
de
algún hijo o pariente cercano. Algunas vienen con un diagnóstico
hecho por profesionales idóneos, otros porque iniciaron una angustiosa
búsqueda por Internet para encontrar una respuesta a sus problemas.
Hay algunas consideraciones que me gustaría compartir.
Un porcentaje importante de las consultas, no presentan Síndrome de
Asperger y a pesar de dar una exhaustiva explicación de por qué no, y
acercarlos a un diagnóstico más preciso, las familias siguen insistiendo y
defendiendo la postura de la aportación del síndrome. Cuál es el motivo
de este fenómeno que se nos repite casi sistemáticamente. Creo que la
necesidad de pertenecer a un grupo humano que nuclea a personas con
algún grado de dificultad, el sentirse contenido y acompañando, el poner
un rótulo que explique el sufrimiento y la diferencia, provoca tal efecto en
los padres que es como si llegaran a un oasis en el medio del desierto.
La gran mayoría del grupo que no presenta síndrome de Asperger son
niños que, o son poco sociables, introvertidos, tímidos, no tienen amigos o
presentan deprimidas muchas de sus funciones cognitivas, carecen de
iniciativa y tienen bajo rendimiento en casi todas las áreas del desarrollo.
Podríamos decir que si queremos conceptualizar el cuadro desde otra
construcción teórica, presentan retraso mental y retraso madurativo.
Nuestra Asociación les plantea a los padres, que no conformamos en
nuestros Grupos de Pertenencia una elite de chicos con Asperger. Si lo
desean pueden sumarse y esto enriquece la actividad y se convierte en un
beneficio para ellos y para los Aspis. Paradójicamente, siempre observo
que articulan muy bien un niño que habla mucho con otro que prefiere
escuchar, un niño que se desubica diciendo algo grosero y otro que por
ahí no puede sacar raíces cúbicas pero sabe que ese comportamiento es
incorrecto y lo que es una suerte de compensación...SE AYUDAN
MUTUAMENTE!!
Un ejemplo claro: Una familia nos consulta por una muchacha de 27
años. Muy cautelosa y correcta en su comportamiento, me daba la
impresión de tratarse de un niño de 12 años por lo menuda y porque
iba vestida como un varoncito. Nos cuenta su familia, delante de
ella, que es muy ansiosa, que le cuesta estudiar, que no tiene
iniciativa para hacer actividades, que no se maneja sola en la calle,
que le cuesta acercarse para hacer amigos, que nunca tuvo problemas de
conducta en la escuela ni en casa, que es modosita y silenciosa, etc. etc.
En el contexto de la conversación le pregunté si ella le diría a alguna
persona por qué lleva siempre la misma remera. Y me dijo que no era
correcto porque la otra persona se sentiría mal. Sin embargo, todos
sabemos que una persona con Asperger puede, sin mala intención, decir
algo así, ya que su función empática está disminuida. Seguramente, se lo
tendríamos que enseñar aunque fuera obvio para los demás.
En este punto voy a articular mi lectura sobre el capítulo de los
Psicópatas Autísticos del Dr. Hans Asperger. Nos preguntamos en
primer lugar por qué este nombre. El psicópata, por definición, es
aquel que sufre de anomia, o porque tiene dificultad de incorporarla
a pesar de que se le enseñó, o porque no tuvo oportunidad de
aprenderla como en el caso del delincuente que seguramente no a
tenido un entorno favorable. Nuestros chicos tienen la mayor
dificultad en
convivencia.
la
habilidad
social
y
en
entender
normas
de
En segundo lugar la palabra polémica: autístico. Es aquí donde creo
que está la fuente de confusiones. Asperger dice que estos niños
tienen atención selectiva activa, es decir que ponen su atención en
aquello que tenga que ver con sus intereses especiales. Estos niños
pueden hablar de esos temas aunque uno no los escuche, porque no se
dan cuenta. Por este motivo le pone el rótulo de autístico, pero al
mismo tiempo plantea la diferencia con el concepto de autismo sobre el
que explica claramente que deriva del cuadro de la esquizofrenia.
Cuando habla de diferenciación diagnóstica, nos cuenta que en la
investigación no hallaron que nuestros muchachos desarrollen una
esquizofrenia ni que la hubieran tenido en la temprana infancia.
Hasta nos cuenta que en Estados Unidos, los médicos suponían que eran
psicóticos que habían evolucionado bien gracias al tratamiento, pero que
no coincide esto con lo que piensan en Europa. El dice que se trata de un
grupo apartado porque (nos explica) no estamos frente a esa sensación
de impenetrable o de derrumbe de personalidad que presentan los
esquizofrénicos. Y subraya que los muchachos que ha estudiado son
pasibles de ser educados Más adelante cuando nos habla de las
investigaciones de Kanner, nos dice que en los grupos que investigaba
hallaba buen número de pacientes con oligofrenia.
Ahora bien, cuál ha sido y es todavía la cuestión: Si se interpreta
que con la denominación autístico, Asperger hablaba de un tipo de
autismo, es entendible que los profesionales cuando se encuentran con un
paciente un poco autista, lo diagnostiquen con el
nombre de
Asperger. .Se escucha decir: "parte moderada del espectro autista".
Gran error. O se es o no se es, No se es un poco psicótico, no se
está "un poco embarazada". Algún científico lo explicó claramente
cuando dijo "el autista está en su mundo (psicosis) y el asperger
está en el nuestro a su manera". El cambio no es cuantitativo es
cualitativo y debe ser por eso que los manuales de psiquiatría con
coherencia los conceptualizan como trastornos diferenciados. El grupo de
las psicosis dentro del cual se encuentra el espectro autista, no es el
grupo adecuado para entender la problemática que Hans Asperger
describe y a los que llama Psicópatas Autísticos. De hecho se desprende
claramente de sus escritos y no sería tan necesaria una aclaración si no
fuera por la idea poco feliz de poner todo dentro de una misma bolsa con
un nombre inapropiado. Porque el nombre generalizador podría ser el de
Trastornos Generalizados del Desarrollo, pero no el de Trastornos del
Espectro Autista. No es lo mismo. Es una cuestión de conjuntos y
subconjuntos y de recurrir a la construcción teórica que más favorezca la
comprensión
y
el
diagnóstico. Creo que como en un teléfono descompuesto en algún
momento apareció la distorsión y fue creciendo el mal entendido desde
que empezó a escucharse "espectro autista". Claro que hay un espectro
autista, pero no pertenecen a él nuestros psicópatas autísticos a los que
hoy los llamamos personas con SINDROME DE ASPERGER. En el síndrome
de Asperger no hay pérdida de contacto con la realidad, no hay
alucinaciones, no hay delirios. Hay modalidades originales y excéntricas
con total conciencia del mundo que les rodea.
Existe en la Argentina la necesidad de rotular y llegar a un
diagnóstico ya estructurado. Esto hace que cuando se habla mucho de
Déficit de Atención aparecen un montón de niños con este cuadro (sin que
lo tengan). Lo mismo pasa con el Síndrome de Asperger, es actualmente
la "vedette" y pareciera que uno se luce más si le dice a la familia algo con
una denominación rutilante como esta. Tal vez, como en esos casos donde
una madre se va más tranquila con un remedio en la mano, se perciba
que la familia espera "un diagnóstico con nombre y apellido". Sin
embargo, es válido decir, su hijo tiene un problema, tiene estos síntomas,
pero todavía no se pueda especificar el trastorno porque aún no fueron
lo suficientemente investigados.
No somos mejores médicos si le ponemos apresuradamente el rótulo a
todo. De ninguna manera estoy cuestionando a los excelentes
profesionales de nuestro país, pero entiendo que a veces no es fácil
desengancharse de la urgente necesidad de los padres cuando exigen el
diagnóstico
claro
y
preciso.
El ejemplo más íntimo que les puedo contar, es que más de 20 años
atrás cuando no había llegado a nuestras manos los textos de las
investigaciones de Asperger, el mejor médico que nos atendió, no nos dio
un diagnóstico, pero nos dijo qué teníamos que hacer para que nuestro
niño
progresara..
Y
eso
fue
lo
más
útil.
Insisto en que separar la paja del trigo no desdibuja los objetivos
de nuestra asociación, donde no existe la discriminación. Es sólo que los
padres tienen derecho a saber cuál es el problema y cuál es el camino y
tal
vez
el
camino
no
sea
tan
diferente
para
todos.
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