IOM Curso 2007: Transferencia y psicosis. Lic. Horacio Wild

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IOM Curso 2007: Transferencia y psicosis. Lic. Horacio Wild
Transferencia en la Psicosis
Freud y la psicosis
La transferencia, podríamos definirla así, es el lazo libidinal con un Otro encarnado por
el analista, quien adquiere el valor de objeto. Ahora bien, es altamente llamativo constatar que
en el análisis que Freud hace de las memorias de Schreber no duda en hablar de la
transferencia sobre su médico, el profesor Flechsig, siendo esta transferencia la que habría
ocasionado la explosión de la libido homosexual y su consecuencia, la segunda enfermedad.
Dicho de otro modo, esa transferencia lo precipitó en la psicosis. Entonces volvamos a la
pregunta, ¿se tratará de que no hay transferencia en la psicosis o más bien del
reconocimiento de su especificidad?
En “sobre la iniciación del tratamiento” Freud hace referencia a un período de prueba
de algunas semanas cuya motivación es diagnóstica, siendo claro cuando afirma que “Hartas
veces, cuando uno se enfrenta a una neurosis con síntomas histéricos u obsesivos, pero no
acusados en exceso y de duración breve- vale decir las formas que se considerarían favorables
para el tratamiento-, debe dar cabida a la duda sobre si el caso no corresponde a un estadio
previo de la llamada ‘demencia praexcox’ “, y pasado mas o menos tiempo, mostrará un
cuadro declarado de esta afección. Pongo en tela de juicio que resulte siempre muy fácil
trazar ese distingo… si el enfermo no padece de histeria o neurosis obsesiva, sino parafrenia,
él (médico) no podrá mantener su promesa de curación, y por eso tiene unos motivos serios
para evitar el error diagnóstico”.
Podemos notar que
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Los psicóticos también pueden llegar a consulta, y que a veces es muy difícil
determinar la estructura (noción lacaniana)
Freud no recomienda el tratamiento de psicosis
En “Introducción al narcisismo” se plantea la división entre las neurosis de trasferencia y
las parafrenias. Freud nos dirá que “Los enfermos que he propuesto designar parafrénicos
muestran dos rasgos fundamentales de carácter: del delirio de grandeza y el extrañamiento de
su interés respecto del mundo exterior (personas y cosas) Esta última alteración los hace
inmunes al psicoanálisis, los vuelve incurables para nuestros empeños”. Aquí tenemos el
planteo de un problema: Las psicosis, no son de trasferencia, cuestión que retomará en las
conferencias de 1916/17 (26) titulada “La transferencia” a la que he hecho referencia en la
primer clase del curso de este año ¿Qué plantea en ese texto?
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Que existen otras formas de enfermedad en las que nuestro procedimiento nunca
alcanza éxito (paranoicos, melancólicos, dementia praexcox),
“La observación permite conocer que quienes adolecen de neurosis narcisistas no
tienen ninguna capacidad de transferencia, o solo unos restos insuficientes de ella.
Rechazan al médico no con hostilidad sino con indiferencia. Por eso este no puede
influirlos; lo que dice los deja fríos, no les causa ninguna impresión, y entonces no
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puede establecerse en ellos el mecanismo de curación que implantamos en los
otros”
En el “Breve informe sobre psicoanálisis” (1923) Freud dirá que “Pronto se obtuvo la
separación a grandes rasgos de las llamadas neurosis de transferencia y las afecciones
narcisistas. Las primeras (histeria y neurosis obsesiva) son los genuinos objetos de la terapia
psicoanalítica, mientras que las otras, las neurosis narcisistas, si bien permiten su indagación
con ayuda del análisis, deparan dificultades de influjo terapéutico… La concepción
psicoanalítica se vio precisada a computar también entre las afecciones narcisistas a todas las
enfermedades que la psiquiatría llama ‘psicosis funcionales’” Si nos remitimos al texto
pareciera que Freud en el mismo abre un poco más el campo, pero en las Nuevas Conferencias
será lapidario.
 “En los casos apropiados por medio de el psicoanálisis es posible eliminar
perturbaciones y producir cambios con que ni se soñaba en épocas
preanalíticas.”
 “Es que con frecuencia se cree percibir que lo que falta en la terapia no es sino
la fuerza pulsional requerida para imponer la alteración. Determinada relación
de dependencia, cierto componente pulsional, son demasiado poderosos en
comparación con las fuerzas contrarias que podemos movilizar. Es lo que
universalmente ocurre en la psicosis.”
 “El campo de aplicación de la terapia analítica son las neurosis de trasferencia,
fobias, histerias, neurosis obsesivas y también anormalidades del carácter que
se han desarrollado en lugar de esas enfermedades. Para todo lo demás,
estados narcisistas, psicóticos, es inapropiada en mayor o menor medida.
Ahora bien, sería enteramente legítimo precaverse de fracasos mediante la
cuidadosa exclusión de esos casos. Pero hay una dificultad… nuestros
diagnósticos se obtiene a menudo sólo con posterioridad
Paul Federn y las psicosis
¿Por qué incluir a Federn en nuestra clase sobre transferencia en la psicosis? Por varios
motivos:
 Federn fue uno de los primeros miembros de la “Sociedad de los miércoles”, el
antecedente de la Sociedad Psicoanalítica de Viena de la que fue su Vicepresidente
hasta 1938
 Se analizó con Freud, y con posterioridad quienes no se analizaban con Freud lo hacían
con él
 Era muy cercano a Freud, y por medio de él nos podemos acercar de otra forma a las
opiniones de Freud, ya que pedía su consejo
 Consideraba que había transferencia en la Psicosis
 Plantea la noción de “psicosis latente”, antecedente del de “psicosis no
desencadenadas”
 Sus desarrollos pueden ser leídos desde los conceptos que posteriormente desarrolló
Lacan.
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No fue blanco de los cuestionamientos de Lacan, al contrario, le reconoció “fineza de
estilo”
Jacques Alain Miller realiza un comentario elogioso de Federn en una conferencia
dictada sobre esquizofrenia y paranoia en la década del 80.
Una frase que me llamó mucho la atención es que los psicoanalistas que analizaban
psicóticos eran en su mayoría los que habían equivocado el diagnóstico y consideraban
neuróticos a los pacientes. Realmente interesante planteo.
Veamos que opina sobre el tema que nos convoca, la transferencia.
Fue el primero que se opuso a la noción freudiana de que en la psicosis no había
transferencia, generando una práctica organizada en la noción de “psicosis latente” o prepsicosis y las psicosis manifiestas. Interesado desde el comienzo por las psicosis recibía en su
consultorio –según cuenta- pacientes derivados por Freud y otros psicoanalistas, que en el
transcurso de un análisis se habría producido su desencadenamiento. Freud estaba al tanto de
sus investigaciones y le habría dicho que “los psicóticos son un fastidio para el psicoanálisis”.
Desde su punto de vista con la psicosis había que favorecer la transferencia positiva.
En uno de los primeros casos (1912) que trata en Viena cuenta que
[La paciente] “fue reinternada en un hospital donde había estado a los 12 años de edad
con diagnóstico de histeria y luego en dos oportunidades más, por varios meses, en estado de
agitación catatónica. La visité durante 6 semanas y a la larga me granjeé su transferencia con
mi trato amable; le narraba historias agradables vinculadas con personas que le eran
simpáticas y sin mencionarle en absolutos aquellos con quien no simpatizaba... le prometí
sacarla del hospital y no omití regalarle chocolate. .. Mi esposa, que anhelaba hacer un
sacrificio en aras de alguna tarea importante, aceptó que lleváramos a la paciente a vivir a
nuestro hogar. Soportamos sus estallidos emocionales, su negativa a comer cuando temía que
los alimentos estuviesen envenenados... sus interminables paseos por el cuarto durante la
noche, el relato de sus tribulaciones alucinatorias. No pusimos restricción alguna a sus
movimientos aunque sabíamos que así corríamos el riesgo de que se suicidase... En los dos
años siguientes se albergó con nosotros por períodos cada vez más breves... Ella prosiguió sus
estudios y se convirtió en una buena pintora... Recobró la normalidad, se casó dos veces y
cumplió con todos sus deberes”
Primeros tiempos del psicoanálisis, hoy nadie llevaría a un paciente psicótico a vivir a
su casa, pero de aquí podemos extraer algunas cuestiones interesantes:
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El trato amable con el paciente psicótico
No hacía referencia a personas con las que ella “no simpatizaba”
Soportaba sus estallidos emocionales, delirio de envenenamiento, insomnio, el relato
de sus alucinaciones
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Federn se negaba a hacer anamnesis del episodio psicótico, ya que según su experiencia
los pacientes se rehusaban a recordar, y cuando se los obligaba a hacerlo ocurría una recaída.
Para Federn sólo debía trabajarse con los psicóticos cuando había transferencia positiva,
cuando aparecía transferencia negativa lo suspendía y trabajaba con el familiar, ya que según
su planteo no se puede trabajar con un psicótico cuando la transferencia con el psicoanalista
se vuelve incierta, por eso es necesario el familiar.
Desaconsejaba interpretar la transferencia y no hacía uso del diván ni de la asociación
libre. Consideraba muy riesgoso iniciar un análisis con un pre psicótico.
Un punto por interesante es que desaconsejaba interpretar o remover las formaciones
neuróticas que consideraba una defensa contra la psicosis. A ese respecto, por ejemplo, de su
intercambio con Freud podemos obtener algunas precisiones: “Como las fobias no
desaparecían le recomendé a Freud. Después de dos años no se obtuvo éxito terapéutico.
Freud me confesó que sospechaba que la causa de las resistencias era una paranoia y que
aunque no se lograra éxito con la neurosis tal vez debíamos proteger al paciente del estallido
de una paranoia” esto permite pensar en nociones como de las personalidades “como sí” de
Helene Deutsh y “falso self” de Winnicott; de la misma manera que nos acerca al concepto de
Compensación Imaginaria del Nombre del Padre que trabajaremos mas adelante
Respecto de las vicisitudes de la transferencia dice que:
“El psicótico anhela hacer transferencias con las partes sanas de su yo y con las perturbadas.
Esas transferencias pueden perderse fácilmente o durar toda la vida. La transferencia de la
parte psicótica de la personalidad puede generar agresión y matanza así como el
endiosamiento del objeto y una y otro pueden poner término a cualquier contacto a causa de
temores hondamente arraigados. Excepto en casos fronterizos leves no puede emplearse la
transferencia como un catalítico confiable en la elucidación por medio del psicoanálisis. Cada
nueva etapa del desarrollo puede destruir una transferencia establecida con anterioridad. El
psicótico no separa fácilmente el psicoanálisis de la vida hasta que ya esta casi instaurada su
estructura yoica. Pág. 159-160”
La reinstauración de la estructura yoica haría referencia al sentido del sujeto, de la
subjetividad, más que lo yoico como lo podría pensar la psicología del yo, que dicho sea de
paso esta nunca consideró a Federn como uno de los suyos.
Respecto al tema de la paternidad y la psicosis, de cuya relevancia en la enseñanza de
Lacan no es necesario insistir dice Federn:
“Los psicóticos no son buenos progenitores no toleran la inversión inconsciente de la
condición edípica que se da en la condición de progenitor. Pág.143-4”
¿Qué sería la inversión de la condición edípica y porqué no la tolera el psicótico? Se
trata de hacer de padre. No exactamente de serlo sino de soportar la función con lo que eso
implica de división y de pérdida: de pérdida del Otro y de pérdida de la posición que se ha
tenido como hijo.
Federn postuló una teoría de las fronteras del yo, originada en la distinción freudiana
del yo - no yo, en donde plantea que la posibilidad de discernir entre pensamiento y realidad
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depende de la apropiada investidura de dicha frontera. El reconocimiento de la realidad – dice
– no depende de un “examen de realidad” sino de un “sentimiento de realidad” y éste de la
investidura de la frontera yoica.
¿Qué es la frontera del yo? la castración. Cuando esa frontera se desvanece – y se
desvanece cuando no está efectivamente inscripta –los pensamientos ganan realidad para
decirlo en términos de Federn, el Otro toma la iniciativa, atribución subjetiva para nombrarlo
en términos de Lacan.
Federn piensa en la existencia de una libido medial para distinguirla de la libido de
objeto y la libido narcisista que no se distingue de la primera porque el yo en definitiva es un
objeto. El sujeto castrado es correlato de la libido medial
Jacques Lacan y la Transferencia en la Psicosis
Es imposible no pensar la transferencia como un hecho que se manifiesta en relación a
alguien a quien se le habla; se dirige a otro a quien se le supone un saber, lo que nos introduce
en la noción de sujeto supuesto saber, como suposición de sujeto y suposición de saber. Se
supone un sujeto y se supone un saber inconciente, constituyéndose el primero porque es
aquello que representa un significante para Otro significante; el saber y el sujeto no son
evidentes pues se encuentran bajo la barra de la represión.
En la psicosis las cosas se presentan de una manera distinta a la neurosis. “No decimos
que el paciente psicótico transfiere, sino que se presta a soportar una transferencia, como
consecuencia de que es tomado como objeto real en el lugar del Otro”. La erotomanía
mortificante de Schreber indica esto “él me ama, aún si no lo sabe”, donde responde a la
demanda del Otro haciéndose su objeto, soportando una transferencia que a decir de Freud
cuando se refiere a los delirios en sus distintas formas gramaticales, contradice al enunciado
“yo lo amo”, convirtiéndolo en “el me ama”. Lo forcluído de lo simbólico retorna desde lo real
pero no de manera idéntica. El sujeto no alojado en el Otro comienza a encontrar los signos de
que el Otro lo busca, le habla, lo precisa o en el caso de la paranoia lo persigue para destruirlo.
En una primera instancia podríamos decir que el analista queda ubicado en el lugar de
donde proviene eso que le habla, persigue o ama.
Desde el lugar del Otro que lo goza de diversas maneras el sujeto queda excluído de su
posibilidad de brindar testimonio, esto quiere decir que no es este el lugar de intervención del
analista, por eso no se realizan interpretaciones como jugar con el equívoco significante ya que
el psicótico toma las palabras como cosas sin otro referente.
Cuando Lacan hacía referencia al lugar del “secretario del alienado” lo relacionaba con
el lugar del otro con minúscula, del semejante que conviene diferenciar del prójimo. ¿por qué?
El prójimo es otro de los nombres del Otro (“amaras a tu prójimo como a ti mismo”)
brindando sostén para que se produzcan distintos tipos de respuestas imaginarias por la
agresividad especular; el semejante está mas relacionado con lo que podríamos denominar
alter ego lo que Francoise Perrier denominaba “alter ego amistoso”. En este punto es
interesante retomar pensar la importancia en la posición del analista del lado de la “amistad”
en el sentido del Agape y no del Eros. Ubicarse como semejante impediría por un lado
rechazar el testimonio del psicótico y por el otro no codelirar con el paciente.
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El Agape de “el banquete” de Platón hace referencia a una comida en la cual
diferentes personajes se encontraban a beber y hablar, para establecer lazos en lo que se
articulara algo en orden al saber y se pudiera construir. El encuentro de un psicótico con un
analista puede ser la oportunidad de establecer un lazo que pueda promover algo del orden del
discurso en el cual pueda el psicótico construir un lugar, esto implica una posición activa del
analista que más adelante analizaremos con más precisión.
En el seminario sobre “La transferencia”, Lacan hace referencia al amor definiéndolo
como una significación engendrada por la metáfora. Alcibíades le dirige un elogio de amor a
Sócrates, y éste responde : “no es a mi a quien amas sino que amas a Agatón”. Alcibíades se
propone hacer caer de la posición de amante (erastés) a Sócrates para ubicarlo como amado
(erómenos), con lo cual él cambiaría de posición. Sócrates no acepta y pone en juego a un
tercero (Agatón). Lacan precisa que pasar de una posición de Erómenos a Erastés pone en
juego la metáfora del amor. Es decir, de amado a amante, pero en lo que respecta a la
estructura del amor en la psicosis, no sería una estructura habitada por la falta, por lo que no
podría producirse la sustitución ya que no es posibilitada por la ausencia de la metáfora
paterna. La posición del psicótico en relación a la cuestión del amor, seria de un amor
engendrado a partir de una privación, ¿qué es la privación?, la falta producida por la forclusión
del Nombre del Padre. Cuando por ejemplo odia puede deshacerse totalmente del otro que lo
habita de una manera alucinatoria o delirante y que lo impulsa al pasaje al acto. En el psicótico
el engaño de la transferencia como tal no existe. Tampoco se trata de un error o de una
resistencia.
Lo que podemos constatar en la práctica es que los psicóticos se resisten poco a la
transferencia, se prestan con poca dificultad a transferir. Contrariamente a lo que hacen los
neuróticos donde la transferencia tiene una vertiente resistencial. Si el movimiento
transferencial en la neurosis se puede caracterizar en términos de que el analizante se dirige en
su búsqueda de la verdad a un Otro supuesto saber, como les decía hace un rato, no podemos
afirmar lo mismo en la psicosis. En el encuentro con el psicótico, éste no es sino supuesto saber
en tanto que el saber es el saber del otro. Podríamos decir que la formulación del paranoico en
este sentido es: “no soy yo quien lo dice”, habla de lo que le ha hablado. En ese sentido la
paranoia, va a tratarse de la estructura de este ser que habla al sujeto que nosotros somos en
tanto analistas, yo les decía que en la medida que esta articulado al fantasma hay algo del
orden de la posición del analista como sujeto.
Una de las posiciones en relación a la cuestión de la transferencia que Lacan marca y
que en algún momento de su enseñanza implicó un viraje, es que en la transferencia no se trata
de una relación intersubjetiva, sino de lo que se trata es de que un sujeto le habla a otro
ubicado en el lugar de objeto. Mientras que en el caso de la psicosis él ocupa el lugar de objeto,
entonces no es el analista el que ocupa el lugar del objeto sino el psicótico el que ocupa este
lugar. En este sentido, ¿cómo podría entonces el psicótico suponerle un saber al analista, ya
que es él mismo el que tiene la certeza del saber del otro? Podríamos decir que lo que el
psicótico le demanda al analista es que se presente como testigo, figura posible del sujeto
supuesto saber. De esta manera el analista podría operar no siendo el Otro del goce, no
codelirando con su paciente, sino desde una posición no interpretativa, produciendo al
sancionar y darle lugar a que el sujeto pueda plantear transferencialmente su sufrimiento, su
goce, no rechazando su testimonio, de esa manera poder ir acotando el goce que habita al
sujeto psicótico. Me parece importante volver a insistir en esta hipótesis que la posición del
analista en ese sentido puede ser apostar a la posibilidad de que el sujeto pueda constituirse.
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Freud marcaba ciertas similitudes entre el lugar del analista y el psicótico. Decía que
ambos construyen, la diferencia es cómo y qué hacer con eso. Podemos coincidir que hay una
identidad de posición entre ambos en cuanto a la manera de estar situados en la transferencia,
son objetos de una transferencia. En la psicosis es el paciente que ocupa el lugar del objeto
mientras que en la neurosis es el analista el que ocupa este lugar. Tanto uno como otro, se
prestan a apoyar la transferencia. Sin embargo como uno y otro asumen la función de sujeto
supuesto saber los diferencia. Lo que el analista tiene que saber en todo caso, desde el
momento en que es colocado o que es demandado en ese lugar es que podrá ser efectivo en la
medida en que coloque su propio saber en reserva. Es decir, que no se trata de apelar a un
saber referencial, sino de poner su propio saber en reserva. El saber leer lo que se da a leer. El
analista se abstendrá de introducir su propia tela, en cambio el psicótico no puede no
introducir mucho de su tela. La forclusión del Nombre del Padre, lejos de relegar al loco de la
categoría de insano, privado de juicio y de razón, incapaz de transferencia en el limite de la
humanidad, tiene sentido solo si se implica el reconocimiento de una puesta en forma del
sujeto y del otro. Puesto en forma que le permita al loco jugar una partida como vivo. Partida
que no podrá jugarse sin una transferencia del analista sobre el loco, secretario del alienado,
lector de un lector testigo, semejante, amigo.
Secretarios del alienado:
En el Seminario III Lacan nos dice que “Aparentemente nos contentamos con hacer de
secretarios del alienado. Habitualmente se emplea esta expresión para reprochar a los
alienistas su impotencia. Pues bien, no solo nos haremos sus secretarios, sino que tomaremos
su relato al pie de la letra; precisamente lo que siempre se consideró que debía evitarse”. El
tema del relato para Lacan asume una importancia central, porque lo que debemos
preguntarnos es qué es el delirio y en qué nivel se produce el desplazamiento del sujeto en
relación a los fenómenos de sentido.
En la página siguiente tomando como ejemplo el tema de la lectura nos dice que
“Parece que la intención última del discurso es hacer señas a sus destinatarios y probar que
quien lo firma es, si me permiten la expresión, no-nulo, capaz de escribir lo que todo el mundo
escribe… ¿Por qué juzgar por adelantado la caducidad de lo que proviene del sujeto que se
presume pertenece al orden de lo insensato, pero cuyo testimonio es mas singular, y hasta
cabalmente original? Por perturbadas que puedan ser sus relaciones con el mundo exterior,
quizás su testimonio guarda de todos modos su valor… Metodológicamente tenemos derecho
de aceptar entonces el testimonio del alienado sobre su posición respecto al lenguaje, y
tenemos que tomarlo en cuenta en el análisis del conjunto de las relaciones del sujeto con el
lenguaje”
En la conversación de Arcachon Eric Laurent con referencia a la expresión “secretario
del alienado” dirá que “Se la puede entender en el sentido del copista o bien en el sentido de
Hegel cuando dice que ‘el filósofo es el secretario de la historia”. El secretario es aquel que
tiene el concepto, que elige hacerse el destinatario de la historia, escuchar esto antes que
aquello”… “Toda la teoría de la transferencia está en juego en la segunda clínica, se trata de
hacerse basta y destinatario de esos signos ínfimos. Es necesario entrar en la matriz del
discurso por el signo y no por el sentido, lo que supone decidir que hay allí una entrada
posible. Debe testimoniarse del encarnizamiento para esta clínica con la voluntad de hacerse
destinatario, lo que renueva la posición del secretario.
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Tomaremos las distintas cuestiones que nos plantea Laurent en la conversación de
Arcachon y trataremos de profundizar un poco sobre ellas en función de tratar de arrojar un
poco de luz a la posición del secretario.
El secretario es aquel que tiene el concepto, que elige hacerse el
destinatario de la historia, escuchar esto antes que aquello”
Concepto:
Concept, Begrieff. Se lo ha equiparado a veces a la noción de idea, noción. Para
eliminar el sentido general del término hay que referirlo al contexto teórico que en nuestro
caso es el Psicoanálisis, por lo que el concepto hace referencia al discurso del analista.
Alexander Pfänder (lógico) distingue: concepto, palabra y el objeto. El concepto puede
ser el contenido significativo de la palabra, las palabras los signos, los símbolos de las
significaciones. La palabra no es la única instancia por la cual puede mentarse un concepto; al
lado de ella existen los signos, los números. El concepto se distingue del objeto, no es el
objeto, ni siquiera lo reproduce, sino que es simplemente su correlato intencional
No es poca cosa lo que dice Laurent, sean estas psicosis desencadenadas o no
desencadenadas, que puedan ser pensada en una clínica continuista (distintos enganches y
desenganches) o discontinuista (hay NP o no hay NP) y la pregunta que nos formula Miller de
“¿cómo hacer para que la evolución de un sujeto sea más contínua que discontinua, es decir,
cómo evitarle las crisis, los desencadenamientos, las escanciones?
Jacques Alain Miller en “De la naturaleza de los semblantes” formalizó el problema de
las psicosis no declaradas con la fórmula
C (NdP)
NdP (tachado)
P0
Leyendo el esquema de abajo hacia arriba, nos encontramos primero con P0, que
indica ausencia del NdP, el significante que da orden a los demás significantes; como no ha
sido inscripto en lugar de esa inscripción hay un agujero P0 que no esta en disposición para
normativizar el goce. Esto implica en la esquizofrenia el retorno del goce en el cuerpo, y en la
paranoia identificándose al lugar del Otro dando vida a los fenómenos persecutorios
NdP (tachado) indica el efecto principal de la forclusión, como fallida inscripción
simbolica del significante principal del NdP, la no operatividad del mismo que según “De una
cuestión preliminar” se despliega en la llamada metáfora paterna.
C(NdP) el sujeto pone remedio al agujero estructural que lo habita a través de una
compensación imaginaria que impide que la psicosis se declare como tal.
La conexión de la forclusión con la no operatividad del NdP no es condición suficiente
para producir el desencadenamiento de una psicosis, C (NdP) ocupa el lugar del NdP en el
sentido de que es lo que asegura al sujeto determinada estabilidad.
Dentro de los modos de estabilización podríamos nombrar:
 La Compensación imaginaria, modalidad de cierre que se organiza como un
anudamiento entre lo imaginario y lo real sin mediación simbólica
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

La metáfora delirante. Una producción imaginaria pero que puede asumir la función
simbólica de una metáfora, es decir, función de localizar, de ordenar, de limitar la
invasión de goce que el sujeto se ve obligado a soportar.
La suplencia: que no presupone que haya existido un desencadenamiento de la
psicosis, su naturaleza es simbólica y permite que el sujeto pueda hacerse de un
nombre propio.
Algunas coyunturas de desencadenamiento:
1) El encuentro con lo real del cuerpo sexual como campo de goce
2) El encuentro con una experiencia de duelo y mas en general con una experiencia de
separación que mella la identificación fálico-imaginaria del sujeto
3) La iniciación traumática en el discurso amoroso
4) La ruptura de una pareja imaginaria que garantizaba al sujeto una identificación
estabilizadora
5) La exposición del sujeto al goce del Otro
Bibliografía:
Sigmund Freud. “Sobre la iniciación del tratamiento”
“Introducción al narcisismo”
“Conferencias de Introducción al Psicoanálisis”. Conf. 26
“Esquema de psicoanálisis”
“Breve informe sobre psicoanálisis”
“Nuevas conferencias”. Conf. 34
Paul Federn:
“La psicología del yo y las psicosis”
Jacques Lacan. “El Seminario III. Las Psicosis”
Jacques Miller “Los inclasificables de la clínica psicoanalítica”
“La psicosis ordinaria”
“De la naturaleza de los semblantes”
Massimo Recalcatti: “Clínica del vacío: Anorexia, dependencias, psicosis”
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