¿Realineamiento partidario?

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El Diario Financiero
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mirada pública
¿Realineamiento partidario?
Fecha : 11/28/2007 5:00:00 AM
Tomás Chuaqui
Un realineamiento de los partidos políticos es virtualmente imposible a menos que se le retire la camisa de
fuerza que es el sistema binominal
Un realineamiento de los partidos políticos es virtualmente imposible a menos que se le retire la camisa
de fuerza que es el sistema binominal
Algo está pasando en el sistema de partidos y en la configuración de los conglomerados políticos, aspecto de la
política chilena considerado como una de sus características más estables. Haciéndose eco del creciente
desasosiego que gran parte de la ciudadanía siente respecto de una vida política que le es irrelevante y marcada
por el conflicto permanente, un grupo de políticos y parlamentarios concertacionistas, o que hasta hace poco lo
eran, ha comenzado a hacer sus mejores esfuerzos por distanciarse del gobierno y no hacerle asco a dejarse ver
confeccionando declaraciones con personeros de la Alianza, e incluso votando con ella en proyectos de ley.
Ciertamente que en ambos lados está incluida una buena dosis de cálculo estratégico ante un gobierno
percibido como débil, y una Concertación supuestamente desgastada. El oficialismo es tan persistentemente
increpado por carecer de un proyecto político renovado y atractivo, que ha terminado actuando como si creyera
imposible tenerlo. Los desafíos de nuevos movimientos como Chile Primero son considerables, y algunos de
ellos son de carácter institucional especialmente en lo que se refiere a abrirse espacio en el parlamento. Si la
apuesta es constituirse en una fuerza durable hacia el interior del parlamento, hay pocas posibilidades de éxito.
Es llamativa la afirmación del senador Flores: “la Concertación no existe; es un ente vago”. Se olvida, parece,
que fue por negociaciones internas en la Concertación que se adjudicó un “cupo” para siquiera ser candidato, y
que de no haber sido por ese “cupo” las posibilidades que hubiese sido elegido habrían sido mínimas.
(Recordemos que hay sólo un independiente en el Senado.) En efecto, sus posibilidades de re-elección se ven
muy complicadas fuera de una coalición. Este es uno de los efectos más reconocidos del sistema electoral
binominal: el hacer virtualmente imposible que un candidato que no pertenezca a una de las dos coaliciones
más grandes sea elegido. Si el proyecto de Flores y compañía no es sólo voluntarista y persigue constituirse en
un partido con presencia prolongada en el parlamento, no le queda más que convencer a algunos de sus colegas
en la derecha para que estén dispuestos a reformar el sistema electoral. A menos que-- y todo es posible-- Chile
Primero vaya a negociar “cupos” hacia el interior de la Alianza, y ya no de la Concertación. Llama la atención
la tozudez de la derecha en cuanto a abrirse siquiera a la posibilidad de reformar el sistema electoral. Siempre
se argumenta que el sistema binominal sobre representa en el parlamento a la minoría, y esto sin duda es
cierto. Bajo esta lógica la obstinación de la derecha es racional. Pero si llegase a ser de interés de la derecha
acoger a nuevos movimientos el sistema es un obstáculo virtualmente insalvable. Por supuesto que todo (o casi
todo) puede ocurrir en política. Pero hasta ahora el sistema binominal ha sido absolutamente eficaz en
mantener en el congelador al sistema de partidos, más allá de los ajustes hacia el interior de cada una de las
coaliciones que se dieron en los primeros años del retorno a la democracia. Pero un realineamiento de los
partidos políticos en Chile es virtualmente imposible a menos que se le retire la camisa de fuerza que es el
sistema binominal.
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28-11-2007
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