220-006723 del 09 de Febrero de - Superintendencia de Sociedades

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220-006723 del 09 de Febrero de 2007
Ref.: Sucursal de sociedad extranjera – Denominación Se recibió su escrito radicado en este Despacho el pasado 25 de enero con el número 2007-01-008615, por medio
del cual eleva la siguiente consulta:
“ Existe alguna limitación en el nombre con el que se constituye la sociedad extranjera en el país? Puede no tener
relación alguna con el nombre de la sociedad en el exterior?” .
A efecto de dar respuesta a la pregunta planteada, el Despacho entenderá que la inquietud del consultante va
dirigida a dilucidar si existe alguna limitación respecto del nombre de una sucursal de sociedad extranjera
establecida en el país, para lo cual habrá de tenerse en cuenta lo siguiente:
En primera instancia, resulta oportuno traer a colación el artículo 471 del Código de Comercio, el cual prevé, que para
que una sociedad extranjera pueda emprender negocios permanentes en Colombia, establecerá una sucursal con
domicilio en el territorio nacional, previo cumplimiento de los requisitos que en el mismo se determinan.
Ahora, si bien el Código de Comercio no define a la sucursal de sociedad extranjera, el artículo 263 del mismo
articulado al ocuparse del tema referido a las sociedades colombianas, prevé, que “ son sucursales los
establecimientos de comercio abiertos por una sociedad, dentro o fuera de su domicilio, para el desarrollo de los
negocios sociales, o parte de ellos, administrados por mandatarios con facultades para representar a la sociedad” ,
definición que aplica al tema que ocupa la atención del Despacho.
Así las cosas, se tiene que las sucursales son una extensión del límite territorial de una sociedad, por lo que
independientemente del lugar donde pretenda ejercer actividades propias de su objeto social, deberá hacerlo bajo su
propia identidad, pues el hecho mismo de trascender las fronteras de su domicilio, no implica el surgimiento de una
persona jurídica diferente, por lo que es dable concluir, que las actuaciones llevadas a cabo por el mandatario de la
sucursal, siempre afectarán directamente a la sociedad matriz, y por lo mismo no le es dable adoptar una
denominación diferente al ente societario como tal, pues con ello se estaría desvirtuando su verdadera identidad.
Al respecto se ha pronunciado varias veces el Despacho, entre ellas, mediante oficio 220-60767 del 7 de diciembre
de 1995, cuya parte pertinente me permito reproducir:
“ De las disposiciones citadas, se infiere sin lugar a dudas que en cualquier caso la sucursal, sea
nacional o extranjera no es un ente autónomo diferente a la matriz, toda vez que no goza de
personería jurídica independiente; se trata de un establecimiento de comercio que hace parte de
la sociedad y del cual ésta se vale para desarrollar los negocios que comprenden su objeto social.
Ahora bien, en cuanto al nombre o razón social es entendido que éste constituye el signo distintivo
de la persona jurídica y como tal, cumple la función general de identificar la misma en el mundo
de los negocios como sujeto de derecho. Por tanto si matriz y sucursal ostentan una única
personalidad jurídica, habida cuenta que la segunda es meramente una prolongación de la primera
y que es ésta quien exclusivamente adquiere los derechos que de su personalidad se derivan y se
obliga por sus actuaciones, no se concibe que pueda hablarse en sentido estricto de "razón social"
propia, en el caso de las sucursales, pues su naturaleza jurídica le impone necesariamente
identificarse con la razón social que le pertenece a la sociedad de la cual hace parte.
Y es que precisamente porque la sucursal no tiene denominación ni razón social diferente a la de
la sociedad en cuyo nombre actúa, la ley no se ocupó en hacer ninguna mención sobre el particular,
pero si determinó de manera expresa en el artículo 472, los aspectos que debe contener la
resolución o acto de incorporación de la sucursal, aspectos estos que si establece discrecionalmente
la casa matriz y que constituyen lo que suele denominarse "estatutos de la sucursal" los cuales
están destinados a hacer operantes en el país, los estatutos de la sociedad en su país de origen y
de los cuales obviamente hace parte su razón social, motivo por el cual se omitió hacer indicación
alguna al respecto.
Es así que solamente se exige que los documentos relacionados con la constitución de la sociedad
en el exterior y con el régimen de dicha sociedad se doten de publicidad comercial en el país,
mediante su inscripción en el registro mercantil de la cámara de comercio correspondiente al
domicilio adoptado para el país, exigencia que procura facilitar a los terceros el conocimiento de
las características de la misma.
Por las consideraciones brevemente expuestas estima este Despacho que la sucursal de una
sociedad extranjera, como establecimiento de comercio que es de la sociedad, no puede tener una
denominación social diferente a la de la casa matriz, dado que se desvirtuaría con ello su verdadera
identidad".
Con posterioridad al anterior pronunciamiento, esta Superintendencia mediante oficio número 220-58283 de 9 de
diciembre de 1996, hizo el planteamiento que a continuación me permito transcribir para una mayor ilustración sobre
el tema planteado:
"… si bien es cierto que nuestro sistema tiende a conferir autonomía operativa a la sucursal y que
con el fin de tener mecanismos de control jurídicos, contables y tributarios, ordena que estos
establecimientos observen durante su permanencia en el país y en desarrollo de sus actividades
permanentes las disposiciones legales por las cuales se rigen las sociedades colombianas, esto no
significa que les conceda capacidad jurídica como si se tratase de sociedades. Ello indica que la
compañía extranjera no es un tercero absoluto, ni un tercero relativo con respecto a las acciones
u omisiones de su representante, toda vez que la sociedad responderá por los negocios celebrados
en el país al tenor de los estatutos que tengan registrados en la cámara de comercio al tiempo de
la celebración de cada negocio."
“ Con fundamento en lo anterior, podemos insistir en que la sucursal, en este caso de sociedad
extranjera, no es un ente autónomo distinto de la casa matriz, por cuanto no goza de personería
jurídica independiente, toda vez que es ésta quien la crea, por decisión del órgano de dirección,
otorgándole a la sucursal ciertas facultades para el desempeño de las actividades que le asigna,
observando las formalidades exigidas por la ley y sin desbordar el marco de capacidad de la persona
jurídica creadora… ”
En conclusión, el Despacho reitera que no es posible que la sucursal de una sociedad extranjera tenga una
denominación distinta a la de la casa matriz, toda vez que aquélla no es un ente autónomo distinto del ente societario
como tal, por cuanto como ya se había expresado anteriormente, no goza de personería jurídica independiente, habida
cuenta que su existencia es una mera prolongación de su matriz, siendo esta última la que se obliga y afecta con
las actuaciones de la sucursal, lo que hace imperioso que conserve su verdadera identidad.
Para mayor información e ilustración sobre los temas societarios, se sugiere consultar la página de Internet de la
Entidad (www.supersociedades.gov.co) o los libros de Doctrinas y Conceptos Jurídicos publicados por la Entidad.
En los anteriores términos se ha dado respuesta a su consulta, no sin antes manifestarle que los efectos del presente
pronunciamiento son los contemplados en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.
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