www.derecho.unam.mx LAS FUENTES DEL DERECHO MERCANTIL NOVOHISPANO S. Por el doctor. Guillermo Floris MARGADANT Director di,l Srrnin;irio dc Drrecho Ronicuio e Ilirroria de.1 U+recbo dc la F . i ~ i i l i , d de Dvn.clio de la UNAM A. Introducción Entre las tareas del historiador del derecho sobresalen (a) la de determinar concretamente los momentos (o, cuando menos fases) de los cambios en las instituciones jurídicas, y las modalidades exactas de los mismos, y (b) la de explicar la razón de tales cambios. El resultado de la primera tarea suele sm el punto de partida para la segunda. Ahora bien: tratándose de la historia del derecho mercantil novohispano, aquella primera tarea todavía no ha sido emprendida con todo éxito, y el presente estudio pretende ofrecer algunos datos poco conocidos sobre este tema, además de señalar dónde aún se hallan lagunas esenciales en nuestro conocimiento. Sólo después de fijar con toda claridad el marco concreto de las fuentes aplicadas a la actividad mercantil novohispana y los sucesivos cambios, al respecto, podremos emprender la tarea de buscar los factores que puedan haber influido en cada uno de los virajes que habremos localizado. A menudo se sugiere que las Ordenanzas de Bilbao contengan el derecho mercantil de las Indias. Sin embargo, se nos presentan inmediatamente tres consideraciones que hacen invcrosimil que así sea. 1. En primer lugar, aunque existan Ordenanzas del Consulado de Bilbao desde 1511,' todas las anteriores a 1737 eran breves y fragmentarias. Sólo las del 2.XII.1737, elaboradas por iniciativa democrática de los mercaderes de Bilbao (precisamente a causa del descontento general con las Ordenanzas anteriores) eran de tal calidad que pronto conquistaron la práctica en el mundo hispano. Esta buena calidad cn Eran parte se debía a k influen1 El Consulado de Bilbao había existida de 1494; tuvo Ordenanzas en 1511, 1560, 1672, 1675, 1677, 1688 y 1731, pero todas resultaron demasiado "diminutas", da manera que en 1735 la Junta General y de Comercio decidió elaborar otras nuevas, en vista de la "mutación de los tiempos y nueva ocunea cia de caro$". Estas nuevas Ordenanzas fueron confirmadas por el Rey el 2 XII. 1737, reconfirmadas el 27. VI. 1814 y ligeramente modificadar por Pre vención del 9. VII. 1818. 278 GUILLERMO P. MARGADANT Wa de las Ordenanzas de Colberto de 1673 (comercio terrestre) y de 1681 (comercio marítimo). Como estas famosas Ordenanzas de Bilbao pueden haber sido aplicadas a la Nueva España, en el mejor de los casos, desde aproximadamente 1740 o 1750, queda la pregunta: ;Cuáles habrán sido las fuentes del derecho mercantil novohispano entre 1521 v 17407 2. La primera vez que encontramos en estas tierras una referencia legislativa oficial, a las Ordenanzas de Bilbao, es en 1841. Sólo desde entonces, dichas Ordenanzas eran derecho formalmente vigente (hasta 1885, salvo por lo que se refiere formalmente del Código-Lares, 15.V.1854-23.XI.1855 y 1.111.1856,5 y salvo la vigencia de Códigos locales, a veces inspirados en la obra de Lares). Es verdad que, el 15.X.1775, el Virre): en relación con un proceso (;por quiebra?) contra Gerónimo Mendoza, pidió al Consulado de México cuál era el derecho que se aplicaba en la Nueva España, en materia mercantil, y que el Consulado le contestó, el 3.XI.1785, que supletoriamente se aplicaban las Ordenanzas de Bilbao; pero el mismo Consulado reconoció en aquella ocasión que, formalmente hablando, esto no era lo correcto, ya que las Ordenanzas del Consulado de México y las Leyes de Indias3 preveían la supletonedad de las Ordenanzas de Burgos y de Sevilla (sin mencionar una jerarquía entre éstas) ,' pero el Consulado trató de justificar esta irregularidad mediante una, muy discutible, referencia a la primera Ley de Toro.5 Luego, la Corona trató de regularizar formalmente la situación, y en dos fechas, 22.11.1792 y 27.1V.1801, autorizó, según parece, una sustitución de las Ordenanzas de Burgos y Sevilla, por las de Bilbao, como fuente supletoria; pero estas normas no fueron publicadas debidamente, y sólo sabemos por buenas fuentese que en tiempos coloniales su texto podía encontrarse en el archivo del Consulado (el cual sí110 en forma muy mutilada ha llegado a nuestro Archivo General de la Nación y al Archivo de la Secretaría de Hacienda y C. P.; de todos modos, seria interesante hacer allí la busca respectiva; en fin, el AGN todavía cuenta con 425 legajos de aquel archivo del Con~ulado).~ 2 Art. 77 de k Ley-Juárez del 23.XI.1855, que revoca todo 15 referente a la administración de justicia desde el 1.1.1853, revoca los upectos procesales; el 1.111.1856 dicho Código fue revocado en su totalidad. S La Recopilación de Leyes de Indias, despues de absorber varios elementos de las Ordenanzas del Consulado de México, no autoriza expresamente la aplicación supletoria de dichas Ordenanzas. 4 Las Ordenanzas de Burgos son mencionadas primero, posiblemente por cnnsideraciones cmnol0gicas: son de 1539, y las de Sevilla de 1556. 6 Este caso se encuentra relatado, en forma mas o menm idéntica, en varias obras; quizk la más accesible de éstas es la de RODR~GUEZ DE SAN MIGUEL,Pandectns Hirpano-Msgicanas, pp. 330/1 de la edición de 1830 y pp. 353/4 de la edición de 1852. e Febrero Mejicano, ed. de 1834, IV. 4. 7 Según datos de la €paca, no absolutamente segums, Lorenzo de Zavala vendió parte de epte archivo a coheteros y abarmteros. DERECHO MERCANTIL. NOVOHISPANO: F U L ' ~'&S 279 3. Inclusive este conocido dictamen sólo atribuye a ks Ordenanzas de Bilbao una supletoriedad. ¿Cuáles fueron entonces las fuentes del derecho mercantil novohispano que debían consultarse en primera linea? Así, además de esta última pregunta, tendremos que preguntarnos: ¿cuál era la situación respectiva antes de 17407 y lcuál era la exacta situación de iure, que según el mencionado dictamen de 1785 había sido sustituida por otra situación de facto? B ) El Derecho Mercantil nouohirpano harta 1603 Desde 1503, la Casa de Contratación, en Sevilla hasta 1722, era un organismo central para todo lo referente al comercio entre España y las Indias. Primero había sido, tentativamente, una sociedad oficial, explotadora del comercio con las Indias, pero ya pronto se convirtió en una autoridad organizadora del comercio de particulares con las Indias, además de ser triunfal de alzada para ciertos pleitos indiano-mercantiles, y de ser órgano de consejo y fomento para todo lo que se refería al comercio entre la Península y las Indias (también tenía algunas importantes funciones fiscales). Sus Ordenanzas, primero del 20.1.1503 (después hubo varias otras) contienen derecho administrativo más bien que mercantil: y no nos aclaran cuál haya sido el derecho mercantil-privado aplicable a las Indias. Sin embargo, como de facto surgió pronto un monopolio de los comerciantes sevillanos para el comercio con las Indi& debe suponerse que para el comercio transoceánico se aplicaba el derecho mercantil sevillano, que no perteneció estrictamente a la zona de influencia del "Consulado del Mar", aquella importante compilación catalana de normas mercantile que conocemos en una versión de fines del siglo XIV, sino a una zona que parece haber sufrido la infiltración de los Roles de Olerón, como se ha querido d~ducir de una colección de normas sevillanas mercantiles de 1507.10 Durante el siglo XVI, muchas nuevas normas se ocupan del comercio entre España y las Indias. Sobre todo el régimen de Felipe 11, el "Rey prudente", el minucioso administrador, ha sido abundante, al respecto. El 8 Obviamente, es dificil separar en el derecho mercantil lo netamente privado de lo administrativo. Pensemos en la Ley de Navegación y Comercio Marítimo, la legislación sobre el contrata y sobre instituciones de seguro o de fianzas, la legislación bancaria, el derecho de patentes, etc. La tradicional dicotomia entre derecho privado y derecho público, tan venerable y de tan discutible utilidad, parece obligarnos a dividir el derecho mercantil entre mercantil-privado y mercantil-administrativo (a lo cual podría añadirse un derecho mercantil-penal, mercantil-internacional, etcétera). 8 Diversos intentos, entre 1524 y 1573, de diversificar en la Península el interés en las negocios indianos, no dieron mas que modestos y efímeros resultados. Sólo en 1722 el monopolio sevillano recibib un golpe serio, cuando la Casa de Contratación trasladó su sede a Cadiz. 10 La popularidad de los Roles de Olerón en la cultura castellana se man:fiesta también m su influencia en las Siete Partidas. 280 OUlLLERMO F. MAROADANT Cedulario de Puga (1563) todavía no contiene mucho material, al respecto;' pero el de Encinas, de 1596, ofrece un sinnúm~rode Cédulas Reales sobre este tema,u sobre todo en cuanto a la organización de la "carrera de Indias" -o sea e1 sistema de las flotas periódicas- y en cuanto a Ia "avería" (la distribución de los gastos de protección mediante un sistema de derrame). En 1558, una Cédula Real declara que el procedimiento de las Audiencias de Valladolid y Granada debe aplicarse a las controvenias indiano-mercantiles, que son de la competencia de la Casa de C~ntratación'~. En cuanto al derecho mercantil de Sevilla, mucho queda por investigar." Conocemos la mencionada colección de normas de 1507, sabemos que Sevilla recibió en 1543 su propio Consulado, y conocemos las Ordenanzas de éste, de 1556. Fuera de estos puntos fijos, quedan muchas dudas. Pero, aun en caso de ser correcta nuestra hipótesis de que el derecho sevillano regia el comercio con las Indias, y aun conociendo este derecho detalladamente, sólo hubieramos encontrado una solución para el régimen jurídico del comercio transoceánico, 10 cual no cubre todo el derecho mmcanti1 novohispano: también hubo relaciones entre comerciantes establecidos en la Nueva España, muchos de los cuales no tenían lazos especiales con Sevilla (las principales facciones dentro del Consulado de México eran, precisamente, la de los "montañeses" de Asturias y de los "vizcaínos"). i Q u é derecho se aplicó a los litigios entre ellos? Aquí uno puede preguntarse: icómo es posible que sobre un tema de tanto interés práctico, en lo pasado, el investigador no encuentre inmediammte datos concretos? No existen las obras de Fray Tomás de Mercado,16 Bartolomé de Albornoz," Juan de Hevia bol año^'^ o el jurista que se esconde detrás del nombre de este modesto empleado de la Audiencia de Lima,'s y José de Veitia Linaje?'¶ I1 V&e en Folio 187 rev. una Cédula de 1557, sobre b organización de las flotas a las Indias. 1% ENCINAS, 1. folio 424 y SS.; 111, folio 116 y SS., f. 138 rev. y sa.; 1 IV. f. 73-220. con las importantes inrtmcciones pars las flotas, de 1572, 1573, 1591 y 1594. 1s ENCINAS, 111. f. 146 rev. 14 En su ~ i l i t aa México de octubre de 1976, el doctor García-Gallo confirmó la insuficiencia de la investigaeibn respectiva. Véase tambien MART~NEZ Gu~jb?, J., La Jurirdicción Marltima sn Cartilla durants la Baja Edad Media, ponema As. Jean Bodin, 1968. 15 Summa de Tratos y Contratos, Salamanca, 1569; Sevilla, 1571; Sevilla, 1587. 1s Arte de los Contratos, Madrid, 1573. 17 Labyrintho d e comercio terrcstrc y naunl, Lima, 1617. El término de Labyrintho, que tambihn hallamos en el título de la famosa obra de Salgado, eonfima la imprecisión de la jerarquizaubn de las fuentes del derecho mercantil de aquella época. 18 Sobre las dudas acerca de la identidad de Hevía Bolaiios, véase Lohnann Villena, En torno de Juan de Hevia Bolaiios, Anumio ds Historia del Darecho Erpoñol 31 (1961), pp. 121 y s. 1s Norte de la Contratación de las Indias Occidentales, Sevilla, 1672. DERECHO MERCANTIL NOVOHISPANO: FUENTES 28 1 El hecho de que estas obras nos dejen con dudas, quizás se explica por la circunstancia de que la jurisdicción consular cubría un campo de la vida jurídica que se quería guardar exento de tecnicismos. Los jueces-mercaderes dictaban sus sentencias a verdad sabida y buena fe p a r d a d a y debían evitar los "enredos.. . ardides y sutilezas" que tan fácilmente se introducirían mediante la intervención de letrados. Inclusive, los escritos que olían a tal intervención debían ser rechazados, y sustituidos dentro de 20 días por escritos más sencillos, de sentido común.z0 Y como, de todos modos, habia cierto "aire de familia" entre las diversas Ordenanzas de los Consulados del mundo hispano, la nítida determinación de la pre-eminencia de una norma sobre otra pocas vete se habrá presentado ante los tribunales consulares. Además, los "usus mercanti", "consuetudines mercatorum" etc. siempre eran importantes: la costumbre era y sigue siendo una fuente considcrable de esta rama dcl derecho, lo cual contribuyó a la vaciiedad de la jerarquía entre las diversas normas mercantiles, y la limpia interconexión entre los divenos ordenamientos. A fines del siglo XVI se introduce un poco más de claridad en esta materia. Una cédula Real del 15.VI.1592 autoriza la creación del Consulado de México (a causa de una protesta, inoperante, de los escribanos d e Cámara y los Relatores, sobre cuya motivación solo podemos conjeturar, esta Cédula fue reafirmada en 1594). El Rey concedió al Consulado dos años para hacer sus propias Ordenanzas, finalmente confirmadas el 19.VI.1603 y 4.VII.1604,21 y dispuso que, interinamente, se aplicarían las Ordenanzas de Burgos y de Sevilla, las cuales, luego, en las Ordenanzas de México y según las Leyes de Indias, de 1680, seguían siendo supletonamente aplicables. Como la Corona siempre trató de evitar bruscos cambios en el derecho mercantil, es probable que esta disposición transitoria sólo vino a confirmar una situación existente (sobre todo tratándose de un lapso de tan pocos años, no tiene gran objeto obligar a los comerciantrs a recurrir a un régimen jurídico totalmente nuevo para ellos), de manera que, según parece entre los inicios de la Nueva España y 1594 se infiltró la influencia de Burgos, al lado de la de Sevilla, en el derecho mercantil novohispano. El hecho d e que las Ordenanzas del Consulado de Burgos son anteriores a las de Sevilla, puede haber contribuido a esta popularidad de las Ordenanzas de Burgos, a primera vista tan incompatible con el monopolio sevillano en todo lo comercial-indiano. Ahora bien: en e1 fondo de todas estas normas mercantiles, aplicables al comercio con las Indias y dentro de ellas, existe un complicado conjunto d e normas castellanas. Desde tiempos visisodos había existido un derecho especial para los - m Rec. Leyes de Indias, 9.46.29. CERVANTES,Manuel de, Dsrecho Mercantil Terrestre de Ia Nucua España, 282 GUILLERMO F. MARGA DAN^ comerciantes (véase el Fumo ~ z g o pero ; ~ sobre todo desde el siglo XII, durante el cual se desarrollaron tantas ciudades y tantos mercados y ferias, y durante el cual se desenvolvieron nuevos contactos interregionales, surgió un conjunto de derechos mercantiles autónomos, de los cuales ya mencionamos los Roles de Olerón y el Consulado del Mar; pero paralelamente encontramm que las grandes compilaciones de derecho, ordenadas por los Reyes de Castilla, contienen muchas nonnas mercantiles. Mencionemos al respecto las VI1 Partidas de Alfonso el Sabio, en vigor subsidiario desde el Ordenamiento de Alcalá de 1348, la Compilación de Montalvo de 1474, la Nueva Recopilación de Felipe 11de 1567, y a fines de la fase novohispana- la Novísima Recopilación de 1805, cuya vigencia en las Indias ha sido puesta en duda, con argumentos discutibles." También, saliendo del marco cronológico de este enciso, las Leyes de Indias contienen un fondo general de derecho mercantil, como veremos con más detalle. Por lo tanto, no podemos decir sencillamente que, a partir de 1603 el derecho mercantil novohispano se compone, en primera línea, de ks propias Ordenanzas del Consulado de México, aplicándose supletoriamente el derecho mercantil de Burgos y el de Sevilla. La situación es más complicada. Debemos tener cuidado de no incurrir en el error, tan frecuentemente cometido por el historiador de dexcho, de proyectar sobre la vida jurídica pasada, cimas preocupaciona y hábitos doctrinales, de nuestros propios tiempos. Es perfectamente posible aplicar conceptos de "ley general y ley especial", "ley posterior y anterior", "pérdida de fecha original por absorción de una norma en una compilación oficial", "preferencia por la norma que se encuentre en la sedes materiales", etc., y establecer así la jerarquía entre las múltiples normas mercantiles, que un jurista moderno recomendaría; pero llegaríamos a resultados ajenos a la práctica antigua. Es verdad que el derecho castellano conoció para la jerarquización de sus nonnas unas reglas, relativamente rudas, formuladas en forma poli-interpretable, y muy imprecisamente aplicadas; podemos remitir al lector a la ley 28 del Orden, de Alcalá, la primera Ley de Toro, la Nuwa Recopilación 2.1.3, la Novísima Recopilación 3.2.3 o las Leyes de Indias 2.1.1/2/3/39/41); pero estas reglas no habrán tenido mucha importancia en la práctica mercantil, tan ajena a los tecnicismos, como ya hemos explicado. C. El Derecho Mercantil novohispano hasta la Independencia En 1680, la Recopilación de las Leyes de Indias da autoridad primordial a las Cédulas allí recopiadas. En el noveno Libro de esta Recopilación abundan las nonnas mercantiles. Allí, el titulo 46, sobre los Consulados, es 22 Fuero Juzgo, 11.3.2, con jurisdicción especial para los transmarini negatia- +nrr< Vi-ase Rocco TOCA, A., La Vigenciu de la Nouirima Recopilación en Indias, Jurisprudencia Argentina, XXVI, 1814 (21.1.1964). DERECHO MERCANTIL NOVOHISPANO : FUENTES 283 un mosaico de elementos, tomados, sobre todo, de las Ordenanzas de los Consulados de México y de Lima. Sólo las Leyes 1, 67, 70, 71, 72 y 73, son creaciones de la Corona, independientes de dichas Ordenanzas. En el Apéndice he indicado cuál es la procedencia de las demás Leyes de este Titulo. Sin embargo, como sucede casi siempre con las normas que hallamos en la Recopilación de 1680, las Leyes de dicho Título 46 son a menudo extractos interpelados de las normas preexistentes, o combinaciones entre varias normas anteriores, de manera que la afirmación de que alguna de estas Leyes procede dc una de las mencionadas Ordenanzas, de ningún modo significa que el texto de tal Ordenanza quede alü transcnto con fidelidad. Las Ordenanzas de Burgos y Sevilla son supletorias de este derecho mercantil, según LI 9.46.75 y, por lo que se refiere a la competencia de los Consulados, LI 9.46.28. ;Debe suponerse ahora que las Ordenanzas del Consulado de México, en todo lo no previsto por la Recopilación de 1680, podían seguir aplicándose a casos novohispanos? Formalmente, sólo si el recurso a la supletoriedad a Burgos y Sevilla no diera resultado, podían aplicarse las Ordenanzas de México. iPero en la práctica? Luego, durante el siglo XVIII, el de las Luces, y de las grandes reformas b ~ r b ó n i c a s ,varias ~ nuevas Cédulas Reales vienen a cambiar el derecho mercantil, sobre todo el mercantil-administrativo (como cuando se introduce progresivamente la libertad de comercio, con el Proyecto de Galeones de 1720, el Decreto y Real Instrucción de 1765, el Reglamento de Comercio Libre de 1778, la Libertad de Comercio con Colonias Extranjeras de 1793 y con Neutrales, de 1797 (nota 24). Pero también en materia mercantil privada hay innovaciones, como cuando por Cédula Real se implanta la responsabilidad del asegurador de orilla a orillaz5. También las diversas normas sobre la incapacidad de funcionarios públicos para realizar actcs de comercioz6afectan nuestra tema. Como ya hemos visto, durante los últimos dos tercios del siglo XVIII se complica el panorama por el hecho de que, de facto, se sustituye la supletoriedad de las Ordenanzas de Ijurgos y Sevilla por la de las Ordenanzas de Bilbao. Pero el conjiinto de 'las normas aplicadas a la práctica mercantil era más complejo aún de lo que pueda resultar de todo lo anterior. Cuando los mercaderes de Guadalajara reclaman su propio Consulado, a fines del siglo en cuestión, encontramos entre sus razonables argumentos, la queja de que los comerciantes de la Provincia, cuando tieSobre las reformas económicas de los Borbones, en cuanto a las Indias, E., Reformar Económicos del siglo XVIII en Nueuo España, México, D. F., 1974, 2 vol. El Reglamento de Comercio Libre, de 1778, está mproducido en el Teatro d e la Legirlación de Xavier P É ~ EY ~López, Madrid, 1794, tomo VII, pp. 294-313, obra relativamente fácil de encontrar en nuestras bibliotecas. 25 La Cédula respectiva, del 27.X.1768, reconfirmada el 7.111.1787, sustituye la responsabilidad anterior, que iba del día de hacerse a la vela harta. 24 horas después de la llegada. 28 Véase la Ilustración de Sala, M&., 1832, 11.176 y s. 2' véase A n c r ~ hFanús, 284 OUILLERMO F. MAROADANT nen algún proceso mercantil, a menudo tienen que perder más dinero en gastos de viaje, al Consulado de México, de lo que la causa justifica, de manera que prefieren llevar sus asuntos ante la justicia real, común, de su domicilio, en cuyos casos, por lo que uno ve en dicho documento, se les aplica cuando menos en lo procesal, el derecho común, no-mer~antil.'~ Por otra parte parece que la breve existencia de Consulados en Guadalajara (6.VI.1795-1824) y Veracruz (17.1.1795-1824) -inclusive hubo uno en Puebla, autorizado por el Virrey pero luego no aprobado por la Corona-, no dio lugar a nuevas Ordenanzas muy diferentes de las del Consulado de México. Cuando menos, la solicitud de Guadalajara propo- ne que este Consulado funcionará "bajo el mismo pie y reglas que el de México" (20.VIII.1791). Parece que hubo un creciente descontento por la actividad jurisdiccional de estos Consulados. Es verdad que Javier de Gamboa, en sus famosos Comentarios a las Ordenanzas de Minas, los alaba, y que Humboldt también recibió una favorable impresión del Consulado de Veracruz; pero en 1812, un delegado mexicano a las Cortes de Cádiz, José Beye de Cisneros, da una impresión desfavorable de las prácticas jurindiccionales consulares, y su informe al respecto es muy concreto y detalladoz8. Como consecuencia de esta corriente adversa, la terminología de la legislación gaditana es vacilante22, y parece sólo tolerar provisionalmente que por algún tiempo más los Consulados tengan jurisdicción, y el México independiente aprovecha la desconfianza de los "tribunales especiales" (que en realidad son tribunales "ad hoc", y no tribunales permanentes, especializados en ciertas ramas de negocios), para eliminar los Consulados, el 16.X.1824. D. Los decenios subsecuentes, hasta el Código d e 1885 Con el dato anterior ya hemos salido del marco de lo novohispano. Continuemos un momento, empero, la línea evolutiva del tema que hemos analizado. El 15.XI.1841 regresan los Consulados, ahora en forma bifurcada, de Juntas de Fomento y de Tribunales Mercantiles; y éstos tuvieron que orientar su actividad básicamente por las Ordenanzas de Bilbao de 1737 que, ahora por primera vez, son mencionadas oficialmente como derecho mercantil mexicano, con lo cual se confirmó de iure una situación que, como vimos por el dictamen de 1785, de facto ya existió. Sin embargo, no debemos pensar que las Ordenanzas del propio Consulado de México Para todo lo referente a la fundación del Consulado de Guadalajara, vCase VILLASESOR BOBDES,R., C m l n d o E6 Mercantil de Guadnlojarn, G'jara, 1970. México, 1930. 2% Véase el Acta del 22.111.1812, en el tamo XII, pp. 337-346, de las Actas del Congreso de Cadiz. 2' PENA Y PEÑA. M. de la, Lcccbncr dc Prdctica Forrnrs Mexicnna, México, 1836, 11.600 (no. 301). DERECHO MERCANTIL NOVOHISPANO: FUENTICS 285 habían desaparecido completamente del panorama del derecho vigente. La referencia a ellas en la solicitud de Guadalajara, en 1791, y el hecho de que hayan sido rcimpresas en 1816 y en 186Y0 constituyen argumentos a favor de su sobrevivencia como derecho supletorio de las Leyes de Indias de 1680, quizás inclusive antes de las Ordenanzas de Burgos, Bilbao o Sevilla. Por otra parte, el Nuevo Febrero Mexicano confirma q u e también cl Código de Comercio de Espaiia, de 1829 (Sáinz de Andino) fue aplicado en México ( a pesar de lo cual, el 28.1V.1834 fracasó el intento de implantar este Código, al ejemplo de lo que otros pises latinoamericancs habían hrcho, en la República Mrxicana. Esta situación, invariablemente imprecisa desde la Conquista, entró en una breve fase de claridad con el Código-Lares, del 15.V.1854. Después de la revocación de éste (véase nota 2) en 1835/1856, hubo una nueva fase de dispersión hasta la federaliución de 1884 y el Código de 1885. E. Conclusión Como uno nota: muchas dudas quedan, y para varias de ellas tendremos que recurrir a los archivos, con el seíialado inconveniente de la mutilación del archivo del Consulado de México. De todos modos, aunque la aplicación, de facto y supletonamente, de las Ordenanzas de Bilbao a la práctica novohispana, a partir de mediados del siglo XVIII es innegable, la frase que oímos tan frecuentemente de que estas Ordenanzas contengan el derecho mercantil novohispano no hace justicia al hecho de que sólo cubren el Último cuarto de la larga fase novohispana, y nos hace olvidar la existencia de las Ordenanzas del Consulado de México, desde 1603, y la Recopilación de las Leyes de Indias de 1680, las supletoriedad de las 0rdenanm.s dc Burgos y Sevilla y la existencia de numerosas otras normas castellanas o especificamente indianas sobre el comercio. Muchas de ellas pertenecen a la zona gris entre el derecho mercantil y el derecho administrativo, pero frecuentemente también se refieren a temas tipicos del derecho mercantil en la aceptación privatista del término (fletamiento, contratos de seguro, etcétera). CERVANTES, M. de, en el estudio mencionado en la nota 21, menciona los datos sobre las diversas publicaciones de estas Ordenanzas. 286 OUI~LERMO P. MARGADANT ORDENANZAS DEL CONSULADO DE MEXICO APENDICE LEYES CORRESPONDIENTES EN EL TITULO 9.46 DE LA REC. DE LEYES DE INDIAS. DERECHO MERCANTIL NOYOHISPANO: FUENTES ORDENANZAS DEL CONSULADO DE LIMA 287 LEYES CORRESPONDIENTES EN EL TIT. 9.46 DE LA REC. DE LEYES DE INDIAS UUILLERMO F. MARGADANT