los cuatro jinetes del apocalipsis

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¿¿Quiénes son?
LOS CUATRO
JINETES DEL
APOCALIPSIS
P. Ariel Álvarez Valdés
D e s d e antiguo, biblistas, e x e g e t a s ,
comentaristas y simples lectores
h a n p r o c u r a d o descifrar el e n i g m a
q u e p r e s e n t a s a n J u a n e n el libro
del Apocalipsis, y h a n
propuesto
las m á s diversas explicaciones.
La m a y o r í a está d e a c u e r d o e n q u e
los cuatro jinetes representan horrendas desgracias que sobrevend r á n a la h u m a n i d a d . P e r o ¿ d e q u é
calamidades se trata? ¿ C u á n d o
s u c e d e r á n ? ¿ Q u i é n e s las p a d e c e rán? C o n claridad p e d a g ó g i c a el
a u t o r n o s a c l a r a el s i g n i f i c a d o d e
estos personajes
apocalípticos.
¿os cuatro caballeros del Apocalipsis y la bestia.
Apocalipsis de Beatus, 1109
Hace diecinueve siglos, un cristiano
llamado Juan, que se encontraba en la isla
de Patmos, sobre el mar Egeo, cayó en éxtasis y tuvo extrañas visiones. Todo lo que contempló en aquella oportunidad fue recogído en el libro del Apocalipsis, que hoy se
encuentra al final de nuestras biblias.
10 394
El Apocalipsis relata que ese día Juan vio
una puerta abierta en eí cielo y oyó una voz
estridente que lo invitaba a subir para conocer las cosas que estaban por suceder (4,1).
Allí, pudo ver a Dios sentado en su trono,
con un libro enrollado en sus manos (en esa
época los libros eran en realidad largas tiras
I) ¡ h I i a i
que esta visión se
de papiro que luego se enrollaban), y cerrado con siete sellos.
Quedó pasmado. ¿Qué diría el libro?
¿Por qué tanto misterio? ¿Podrían abrirse los
sellos? De pronto, ante su atónita mirada,
fueron soltándose uno a uno los siete sellos, y a medida que el rollo se abría fue
contemplando el impresionante secreto que
contenía.
¿Qué vio aquel hombre, cautivo en la
isla penal romana por defender la fe en Cristo? Lo cuenta con imágenes misteriosas y
símbolos enigmáticos, propios del género
apocalíptico. De ahí la dificultad para interpretarlos. Pero si prestamos atención, veremos que es posible descubrir qué quiso
decirnos con esta visión.
Lo que nos importa por ahora es la
apertura de los cuatro primeros sellos.
Aquí Juan vio aparecer unos jinetes montados en caballos, de características terroríficas. Son los famosos cuatro jinetes del
Apocalipsis (6,1-8).
refiere a una Tercera
V A R I A D A S OPINIONES
Otros, más dramáticos aún, sostienen
Guerra Mundial para
dentro de poco tiempo, así como al hambre y las enfermedades que provocará.
Muchos sostienen que el primer jinete,
con un arco en la mano, anunciaba el drama de la Primera Guerra Mundial; y los otros
tres serían la peste, el hambre y la muerte
que ésta trajo como consecuencia. Otros,
más dramáticos aún, sostienen que esta visión se refiere a una Tercera Guerra Mundial para dentro de poco tiempo, así como
al hambre y las enfermedades que provocará. Y no faltan quienes creen que los cuatro jinetes simbolizan más bien los cataclismos espeluznantes que sucederán al final
de los tiempos.
Pero ¿qué hay de cierto en todo esto?
Antes de responder, tengamos en cuenta
que nadie puede interpretar el Apocalipsis
como le parezca. No se trata de un libro
caótico, de donde cada uno puede sacar
la interpretación que se le ocurra. Si el
autor ocultó su mensaje con figuras y símbolos, también nos dejó la clave para descubrirlo. Debemos, pues, preguntarle a él
mismo la explicación.
E L PRIMER JINETE
Leamos ahora el Apocalipsis. Quien abre
Mi Ni Mi septiembre 2001
los cuatro sellos es Jesucristo, bajo la imagen de un cordero: "Cuando el Cordero
abrió el primero de los siete sellos, oí al primero de los cuatro Seres que decía con voz
de trueno: ¡ven! Miré, entonces, y había un
caballo blanco. El que lo montaba tenía un
arco. Se le dio una corona, y salió como
vencedor para seguir venciendo" (6,1-2).
¿Quién es este extraño jinete que aparece primero? Adelantemos ya la respuesta:
es el mismo Jesucristo. ¿Cómo podemos
descubrirlo? Por las características que el
autor nos da.
En efecto, se dice que aparece luego de
oír el grito: "Ven". Y ésta era la oración que
los primeros cristianos hacían diariamente
pidiendo la pronta venida de Cristo, como
se lee en el Apocalipsis: "El Espíritu y la
Novia dicen: ven. Y todo el que oiga diga:
ven" (22,17). Y más adelante se pide: "Ven,
Señor Jesús" (22,20). O sea que el que aparece luego del llamado "Ven" no puede ser
otro que el Señor Jesús.
Además, el verbo "venir" en el Apocalipsis se aplica permanentemente a Cristo. Se le
da el título de "el que Viene", y se repite que
"viene pronto" (1,4.7.8; 2,5.16; 3,11; 4,8;
16,15; 22,7.11). Por lo tanto, el imperativo
"Ven" nos da una clave para descubrirlo.
C O L O R SIMBÓLICO
Pero hay otros detalles que nos pueden
ayudar. Este primer jinete viene montado en
un caballo blanco.
¿Qué significado tiene el color blanco
en el Apocalipsis? Sí hacemos un análisis
veremos que siempre se lo utiliza para las
cosas propias de Dios. Por ejemplo, en los
24 ancianos que en el cielo están vestidos
de blanco (4,4). En los ejércitos del cielo
que tienen vestidos blancos (19,14). En todos los salvados, que usan túnicas blancas
(6,11; 7,9). También Jesús resucitado tiene
cabellos blancos (1,14) y se sienta sobre una
nube blanca (14,14). Y se dice que al que
persevere hasta el final se le dará un vestido
blanco (3,4.5) y una piedra blanca con su
nombre (2,1 7). Asimismo, Dios se sienta en
el cielo sobre un trono blanco (20,11).
Por lo tanto, si el blanco en el Apocalipsis simboliza siempre la salvación, la victoria, el triunfo final, y no se lo emplea nunca
1 1
395!
ib i b [ i a
para las potencias malignas ni destructoras, quien
monta el caballo blanco tiene que ser alguien del
ámbito divino.
E L ARCO
Otra clave que puede ayudarnos a identificar al
primer jinete es el arco. En el Antiguo Testamento el
arco y las flechas son una característica de Dios, un
símbolo de su juicio y de sus decisiones.
Hallamos un ejemplo en el libro de las Lamentaciones, donde dice: "El Señor ha tensado su arco, ha
fortalecido su mano" (2,4). También en los Salmos
se lee: "Tronó Yahvé en los cielos, hizo retumbar su
voz y arrojó sus flechas" (18,14). El pobre Job se queja: "Me ha hecho blanco suyo, me rodea con sus
flechas" (16,12-13), "una lluvia de flechas me lanza" (20,23), "con arco de bronce traspasa" (20,24).
Y Ezequiel, profetizando contra los pecadores anunciaba: "Lanzaré contra ustedes las terribles flechas
del hambre, que los exterminará" (5,14). También el
profeta Habacuc emplea esa figura: "Tú desnudas tu
arco, llenas su cuerda de flechas" (3,9).
Los lectores del Apocalipsis, que conocían el Antiguo Testamento, podían descubrir fácilmente, en este jinete con un arco,
a alguien que viene en nombre de Dios.
L A CORONA
tanta facilidad triunfa?
Otra vez el Apocalipsis nos da la solución: al
verbo "vencer", que aparece 17 veces en este libro, siempre se lo utiliza para expresar el triunfo
del bien sobre el mal, de Dios sobre el pecado. En
efecto, se dice que los cristianos son "vencedores" (2,7.11-17), que Cristo es "vencedor" (3,21),
que el León de Judá es "vencedor" (5,5), que el
Cordero de Dios es "vencedor" (1 7,14).
Ahora bien, en este jinete se pone mayor énfasis aun, ya que se menciona dos veces el verbo
"vencer". Es dudoso, pues, que este caballero represente el triunfo del mal, del dolor, del sufrimiento, o de un poder maligno.
L A SEGUNDA APARICIÓN
Queda aun un último argumento para identificar al primer jinete. Cerca del final del libro, Juan
en una nueva visión ve aparecer a un personaje
similar: "Entonces vi en el cielo y había un caballo blanco". Esta vez sí nos da su identidad: "El
que lo monta se llama Fiel y Veraz, y juzga
y combate con justicia. Sus ojos son como
Si e n el A p o c a l i p s i s
llamas de fuego. Sobre su cabeza había
muchas diademas. Lleva escrito un nombre
los q u e t i e n e n c o r o n a
que sólo él conoce, y viste un manto empapado de sangre. Su nombre es Palabra de
son g e n e r a l m e n t e perDios" (19,11-13).
sonajes del lado de
Sin duda es posible reconocer aquí a
También la corona, característica excluCristo resucitado, vencedor de la muerte.
D i o s , el p r i m e r j i n e t e
siva de este jinete, nos da una pista. Era el
Ahora bien, a menos que quiera confunatributo de los reyes y un signo de victoria.
dirnos,
Juan no puede emplear la misma fid e b e s e r t a m b i é n alTambién los 24 ancianos que están en
gura y referirse a dos personajes diferentes.
el cielo tienen coronas de oro (4,4). Y la
guien venido de parte
Los elementos de una visión deben servir
Mujer resplandeciente que Juan vio en el
para aclarar las otras. Por lo tanto el jinete
de Dios.
cíelo, vestida de sol y con la luna bajo sus
del caballo blanco del capítulo 19 tiene que
pies, estaba coronada de estrellas (12,1). El
ser el mismo que el del capítulo 6: JesucrisHijo del Hombre que juzga desde el cielo,
to resucitado.
la lleva igualmente (14,14).
Y por si fuera poco, el Apocalipsis dice que toLOS OTROS TRES JINETES
dos los cristianos fieles llevan ya una corona sobre
sus cabezas, que nadie podrá arrebatárselas (3,11),
Una vez dilucidado el misterio del caballo blanporque son todos reyes en este mundo (1,6; 5,10),
co, resulta fácil analizar los otros tres: "Cuando
y reinarán por los siglos de los siglos (22,5).
abrió el segundo sello, oí al segundo Ser que deSi en el Apocalipsis los que tienen corona son gecía: ¡ven! Entonces salió otro caballo, rojo. Al que
neralmente personajes del lado de Dios, el primer jilo montaba se le concedió quitar de la tierra la
nete debe ser también alguien ven ido de parte de Dios.
paz, para que se degollaran unos a otros. Y se le
dio una espada grande" (6,3-4).
E L VENCEDOR
Este segundo jinete simboliza, evidentemente,
la guerra con sus efectos cruentos y dolorosos. En
Finalmente, se dice que "salió vencedor para
efecto, el color rojo en el Apocalipsis significa efuseguir venciendo". ¿Quién puede ser éste que con
sión de sangre. Se habla de "quitar la paz", de
\j 3961
biblia)
"degollarse unos a otros", y se
menciona la espada, siempre
sinónimo de violencia.
Sigue el relato: "Cuando
abrió el tercer sello, oí al tercer
Ser que decía: ¡ven! Miré, entonces, y había un caballo negro. El que lo montaba tenía en
la mano una balanza. Y oí como
una voz en medio de los cuatro
Seres que decía: un litro de trigo por un denario, tres litros de
cebada por un denario" (6,5-6).
Todos los biblistas están de
acuerdo en que este caballo
negro {símbolo fúnebre} representa el hambre, la carestía, el
racionamiento de comida,
como se deduce por la balanza y los precios altísimos que
se pregonan.
Finalmente
concluye:
"Cuando abrió el cuarto sello,
oí la voz del cuarto Ser que decía: ¡ven! Miré entonces y había un caballo verdoso. El que lo montaba
se llamaba la Muerte, y el Hades lo seguía" (6,7-8).
También éste es fácil de identificar, ya que el
mismo texto lo dice expresamente: simboliza la
muerte. El "Hades" que se menciona, es el mundo
del más allá, los infiernos.
EL MENSAJL tSCONDIDO
¿Qué quiso decirnos Juan con esta visión, transparente para los lectores de su época, pero extraña
y difícil para nosotros?
A fin de entenderla tengamos en cuenta que,
según la creencia judía, cuando llegara el Mesías
al final de los tiempos vendría acompañado por
fenómenos extraños y catástrofes. Y aunque no se
estaba muy seguro sobre los detalles, había una
cierta lista, un catálogo estándar de desastres y azotes que se desatarían sobre la tierra. Cualquier judío estaba familiarizado con estos cataclismos, que
llegarían en los últimos tiempos junto con el Mesías.
También Jesús lo sabía. Por eso al pronunciar
su sermón sobre el fin del mundo utilizó ese catálogo tradicional, y dijo que la llegada del Mesías
sería acompañada por guerras (Mt 24,6), hambre
(Mt 24,7) y muerte (24,9). Mencionó, además,
otras dos señales: persecuciones (Mt 24,16) y perturbaciones cósmicas (Mt 24,29). En total, cinco
cataclismos.
M i NSMI
•••
10 i i
Detalle de Los
cuatro caballeros
del Apocalipsis y la
hcsti.i.
FALTABAN CABALLOS
Ahora bien, el Apocalipsis de Juan quiere decirnos que el Mesías ya ha llegado. Es Jesucristo. No
hay que esperar a nadie más. Por eso se ve a toda la
creación (los cuatro Vivientes) invocándolo: ¡Ven!
Y entonces él aparece montado en un caballo blanco (primer jinete).
Pero para que Jesús fuera aceptado como Mesías,
según la creencia popular judía, debía venir acompañado por los cataclismos esperados. Por eso al
abrirse los otros sellos, ve aparecer simbólicamente
la guerra (segundo jinete), el hambre (tercer jinete)
y la muerte (cuarto jinete), fenómenos que tenían
que acompañar su llegada.
¿De dónde tomó Juan esta visión de los cuatro
jinetes? Está basada en una famosa profecía de
Zacarías (1,8-15), en la cual éste ve aparecer cuatro caballos de colores con jinetes, anunciadores
de cataclismos para los últimos tiempos. Juan la
reproduce para decir que con la venida de Cristo
se cumplió esta profecía y entramos ya en los últimos tiempos.
Ahora bien, al aparecer Cristo montado en el primer caballo, ni autor le quedaban sólo tres caballos
para las señales. Y los cataclismos eran cinco. Entonces, para no deformar la "visión" de Zacarías, agregó a los cuatro caballos dos sellos más. Así, al abrirse el quinto vio persecuciones (Ap 6,9-11); y al abrirse el sexto, las convulsiones cósmicas (Ap 6,12-14).
I 1 397
ibiblia
Juan, por lo tanto, para garantizarnos que Jesucristo es el auténtico y verdadero Mesías, cuenta que
con su muerte y resurrección se produjeron, en forma de jinetes simbólicos, los cataclismos esperados.
No debemos, pues, esperar ninguna calamidad
para más adelante. Los cuatro jinetes del Apocalipsis no anuncian desgracias futuras. Se refieren simplemente a que Jesucristo, el Mesías, ya ha venido,
ya está con nosotros, y a las señales simbólicas que
lo confirman.
N o OLVIDAR AL PRIMERO
Además de ese mensaje, el Apocalipsis nos sugiere una bella reflexión. Es frecuente comprobar a
nuestro alrededor los hechos dolorosos que nos rodean. Ante todo la violencia, con sus formas más
dramáticas e insidiosas. Gente que se odia y se lastima (como incitados por el segundo jinete).
No sólo eso. Los hombres no se respetan, violan
sus derechos, se cometen toda clase de abusos. Y
como consecuencia, se oye clamar al hambre y a la
injusticia (la acción del tercer jinete).
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Y por si fuera poco, otras calamidades como
las enfermedades, las plagas, las mentiras y ofensas, se aglomeran despiadadamente. Son las pequeñas y grandes muertes cotidianas (como en el
cuarto sello).
Es verdad que este amargo e impresionante cortejo de males cabalga salvajemente entre nosotros.
El autor del Apocalipsis lo afirma con la eficaz imagen de los caballos.
Pero cuando arribemos a esta triste comprobación, no debemos olvidarnos de un detalle: en medio de nuestra historia cabalga también un caballo blanco que salió primero, una fuerza positiva,
que por ser anterior puede vencer los males y eliminarlos.
Jesucristo es una fuerza real, un poder "vencedor", que terminará venciendo. Por eso frente a todos los males, por muy dramáticos que sean, no debemos desesperarnos. Cristo está presente y activo,
cabalgando a nuestro lado, acompañando nuestros
problemas desde dentro de la historia. Y tiene la promesa de ser el "Vencedor".
El mundo jamás se le escapará de sus manos.<&
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