Células Madre Benito Fraile Laiz. Prof. Titular de Biología Celular. Universidad de Alcalá. Todos hemos oído que las células madre pueden ser una herramienta muy útil para curar enfermedades degenerativas, al ser capaces de regenerar tejidos y órganos dañados. Se está hablando mucho de lo que se conoce con el nombre de medicina regenerativa. Nos lo plantean como si fuese la panacea para todo, algo así como el elixir de la eterna juventud. Las células madre se caracterizan por ser células indiferenciadas, no especializadas en una función concreta; inmortales, capaces de dividirse gran número de veces sin perder sus propiedades; pluripotentes, capaces de original cualquier tejido u órgano. Según su origen se denominan embrionarias si se extraen de un embrión en la etapa de blastocisto, germinales (fetales) si se obtienen de las células que originarán los gametos en el feto, y somáticas (también llamadas de adulto) cuando se obtienen de los tejidos diferenciados de un individuo adulto. Las células madre embrionarias se obtienen del embrión de unos seis días de vida, cuando se encuentra en el estado de blastocisto. Se disecciona y se extraen las células de la masa celular interna, que se disgregan y se cultivan en el laboratorio. Para obtener un tejido concreto se le añaden los factores de crecimiento y diferenciación adecuados o se cultivan junto con un cultivo celular del tejido que queremos obtener. Así se logra la diferenciación de esas células madre a un tejido determinado y se puede conseguir músculo, neuronas, piel, etc. Las células madre germinales se aíslan de la cresta germinal de fetos de varias semanas de desarrollo. Son las células que darán lugar a los gametos, espermatozoides y ovocitos, pero que potencialmente podrían originar otros tipos celulares. Las células madre de adulto se encuentran en diversos tejidos del organismo adulto. Sirven para restaurar el desgaste celular natural de muchos órganos. Se ha comprobado que, además de regenerar el tejido en el que se encuentran, son capaces de transformarse en células de otros tejidos. Primero se comprobó con células de la médula roja de los huesos, productoras de células sanguíneas, pero también se ha visto con otros muchos tipos celulares. Las células madre embrionarias se pueden obtener de embriones excedentes de las técnicas de fecundación in vitro, o de los embriones creados por clonación con fines terapéuticos. En ambos casos es necesario destruir el embrión. La destrucción de una vida humana, aunque sea incipiente, presenta serias objeciones éticas. Las células madre de adulto se pueden obtener de una gran variedad de órganos. Para diferente terapias se han extraído de la médula roja de los huesos (principalmente de la cadera por su fácil acceso), del músculo, de la grasa (en el aspirado de liposucción hay gran cantidad de células madre) y más recientemente se está experimentando su obtención de la sangre circulante, lo que supone una agresión mínima al paciente. Las células madre embrionarias presentan una serie de ventajas, como son su gran plasticidad: son capaces de transformarse con facilidad en cualquier tipo de tejido. También son fáciles de cultivar y diferenciar en el laboratorio, ya que son muy sensibles a la acción de los agentes de proliferación y diferenciación. Además son capaces de dividirse muchas veces sin perder sus propiedades. Pero al mismo tiempo tienen serios inconvenientes, como la dificultad de controlar su proliferación que lleva a la producción de tumores en un elevado porcentaje de casos. Además hay que tener en cuenta que su obtención implica la destrucción de embriones. Las células madre de adulto cuentan con la ventaja de que no hay que destruir embriones para obtenerlas. En el caso de usarlas como terapia se obtienen del propio paciente, por lo que no hay problemas de rechazo, y no se han reportado casos de tumores en condiciones normales, ya que su proliferación es más controlable. Sin embargo también tienen algunas desventajas, como la temprana pérdida de su indiferenciación tras mantenerlas en cultivo (lo que por ahora impide el desarrollo de líneas celulares con estas células), y el cuestionado modo de reparación de tejidos. La escasa versatilidad que se les achacaba se ha comprobado que no es real. Terapias con células madre La primera terapia aplicada en humanos con éxito ha sido la regeneración de corazón infartado utilizando células madre del músculo de la pierna o de la médula ósea. En la actualidad hay varios ensayos clínicos sobre esta terapia en numerosos hospitales de Estados Unidos y Europa. Otra terapia con notable éxito es la regeneración de fístulas mediante células madre de la grasa del propio paciente. La regeneración de córnea mediante cultivo de células madre está siendo una buena alternativa al difícil transplante de córnea. Recientemente se está tratando el Alzheimer, Parkinson y diabetes mediante células madre del propio paciente, aunque aún habrá que esperar algún tiempo para ver la eficacia real de estas técnicas. El cordón umbilical se ha revelado como una fuente muy eficaz de células madre. Se está aplicando para combatir leucemias y trastornos del sistema inmune no solo en niños, sino también en adultos. Incluso se ha conseguido regenerar neuronas motoras, lo que constituye una gran esperanza para personas con parálisis. Hasta ahora todos los casos de curación mediante terapia regenerativa han sido utilizando células madre de adulto. Las células madre embrionarias producen tumores en un elevadísimo porcentaje de casos y no parecen apropiadas para su uso médico. Siendo esto así ¿por qué hay tantos científicos empeñados con experimentar y ensayar terapias con células madre embrionarias? En esta actitud subyace un trasfondo ideológico muy fuerte. Junto con un afán de protagonismo aparece el empeño por “liberar” a la ciencia de las “trabas” éticas, y para ello es necesario desposeer al embrión de su dignidad de vida humana para poder instrumentalizarlo. Pero otro factor poderoso son los intereses económicos. La obtención de líneas celulares supone la creación de patentes cuya explotación aportará pingües beneficios. Son cultivos de células que son muy útiles para la investigación, pero no parece que puedan ser usadas para curar enfermedades. Quien diga que las células madre embrionarias pueden servir para curar enfermedades degenerativas, o no sabe de lo que habla o pretende engañar para poder justificar otros intereses. A pesar de ello en España se están concediendo subvenciones con fondos públicos para la investigación con células madre embrionarias, aunque en el resto de Europa se prioriza la financiación de proyectos de investigación con células madre adultas. En la actualidad hay más de cien ensayos clínicos con células madre adultas y ni uno solo con embrionarias. Las células madre contenidas en el cordón umbilical ofrecen grandes expectativas terapéuticas, y ya existen numerosos bancos de cordón umbilical tanto públicos como privados. Recientemente se ha descubierto la riqueza del líquido amniótico en células madre, que además tienen características similares a las embrionarias y su extracción no presenta problemas éticos. Se abre un futuro esperanzador para la medicina regenerativa.