¿Competir o ganar?

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 ¿Competir o ganar?
Eduardo Caccia "Lo importante no es sacar buenas calificaciones, sino venir a clases" dice el lema de una escuela hipotética. "Aquí no nos interesa que haya ganadores, para que los perdedores no se sientan mal" dice con orgullo su director, que por supuesto no existe sino para efectos de esta historia (que aspira, contrario a la doctrina donde no importa la victoria, a ser leída y no tan sólo publicada). Recientemente acudí a una competencia deportiva entre colegios de primaria de varias partes del país. Sé que durante meses los niños se preparan para este evento alrededor de futbol y del basquetbol, tienen incluso eliminatorias internas para saber quién tendrá el orgullo de representar a su colegio (varios no califican). Los padres bloquean los cuatro días del evento para no fallar, viajar y acompañar a sus hijos al la gran copa, que NO tiene como objetivo ganar. A medida que la competencia avanzaba, pude ver alegría en los padres y los niños que ganaban, y tristeza y frustración en los padres e hijos derrotados. ¿No habrán entendido que lo importante es competir y no ganar? ¿Estamos preparados para nada más competir sin pensar en la victoria como el fin supremo de una competencia? La naturaleza humana nos ha puesto en el mundo para competir y ganar. El sistema de sobrevivencia no es negociable. Buscar la victoria es parte de nuestro instinto, estamos hechos para sacar lo mejor de nuestras capacidades, y eso es precisamente una competencia, una lucha, civilizada por supuesto, donde hay una batalla por salir adelante ante obstáculos y dificultades (el rival). Los antiguos griegos, de quienes hemos heredado tanto de nuestra cultura en sus diferentes manifestaciones, tenían en su vocabulario el concepto de "agon", para muchos el espíritu de una contienda. Los griegos destacaron tanto porque buscaron afanosamente al mejor hombre en cada disciplina de la vida. Los ganadores de las olimpiadas y otras competencias nacionales eran considerados héroes, se les hacían estatuas y sus nombres trascendían generaciones. El concepto de agon y del hombre agonal va muy de la mano con la lucha interna que tiene cada individuo para salir adelante (vencer) en la vida, para los griegos la victoria era una parte fundamental de su estructura: una buena sociedad se hace con ganadores, no sólo con competidores. Ver una justa deportiva donde se privilegie competir sobre ganar debería preocuparnos como país. Un país que no busca ganadores no busca sus mejores capacidades, no busca sus mejores hombres. ¿Nos extrañan realmente los fracasos deportivos de México? Irónicamente, varios niños en esta competencia usaban artículos deportivos inspirados en Nike, la deidad griega de la victoria. No es casual que la marca del mismo nombre haya inspirado su identidad en esta figura mitológica y además usa como grito de batalla el famoso "Just do it", en alusión a la lucha individual (nuestro agon) que enfrentamos en varios aspectos de nuestra vida. Está bien que se acepte por todos los participantes en una competencia que lo importante no es ganar, sino competir, pero entonces debería actuarse en consecuencia: los entrenadores no deberían gritar molestos ante los errores de sus defensas, los papás no deberían aplaudir una proeza en el área rival, es más, no debería haber marcador, los goles deberían sobrar, lo mejor sería un sorteo antes de cada partido. (Y por supuesto, debería castigarse la pregunta final "¿quién ganó?"). Nada de esto es posible; ganar es parte de la naturaleza humana, la victoria genera endorfinas, satisfacción, alegría, la derrota, no. Al buscar instintivamente la felicidad, buscamos la victoria. Dice Jeffrey Spencer, médico del equipo 8 veces ganador de la Tour de France "Nacimos para ganar. Tenemos un instinto natural para lograr objetivos. Si dejamos de perseguir nuestras metas es equivalente a darle la espalda a nuestros talentos. Una de nuestras tareas más altas y honorables es ser ganadores". El árbitro marca penalty. El atacante apunta, dispara... En la tribuna, luego del tiro, los papás de portero y atacante deberían brincar de gozo. Lástima, no es así. Eduardo Caccia ayuda a las empresas a innovar, a partir de entender el consciente y el subconsciente del
consumidor.
Opiniones y sugerencias bienvenidas:
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http://www.eduardocaccia.com
Publicado en el periódico Mural, el 21 de Febrero de 2011.
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