© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 694 Estructura, crecimiento y regulación hormonal del hueso & e694-1 La velocidad de crecimiento y la de recambio óseos son más elevadas durante la infancia; por tanto, muchas manifestaciones clínicas de las enfermedades óseas metabólicas son más prominentes en los niños que en los adultos. El esqueleto humano está formado por una matriz de proteínas, integrada en su mayor parte por proteínas colágenas, osteoide, sobre la que se deposita la fase mineral cristalina. Aunque el osteoide colágeno constituye el 90% de la proteína del hueso, existen otras proteínas, como la osteocalcina, que contiene ácido g-carboxiglutámico. La síntesis de la osteocalcina es dependiente de las vitaminas K y D, y en las situaciones con recambio óseo elevado los valores de osteocalcina suelen estar altos. La matriz microfibrilar de osteoide permite el depósito de cristales de fosfato cálcico muy organizados, como la hidroxiapatita (C10[PO4]6.6H2O) y el fosfato octacálcico (Ca8[H2PO4]65H2O), y fosfato de calcio, carbonato cálcico, sodio, magnesio y citrato amorfos más o menos organizados. La hidroxiapatita se localiza en la profundidad de la matriz ósea, mientras que el fosfato cálcico amorfo cubre la superficie del hueso neoformado o remodelado. El crecimiento óseo se produce en la infancia mediante un proceso de calcificación de las células cartilaginosas presentes en los extremos del hueso. Según las concentraciones de calcio y fosfato en el líquido del espacio extracelular (LEC) se deposita mineral en aquellos condrocitos o células cartilaginosas para lograr la mineralización. La función principal del eje endocrino vitamina D-hormona paratiroidea (PTH) es mantener las concentraciones de calcio y fosfato en el LEC en unas cifras apropiadas para permitir la mineralización. Parece que otras hormonas también regulan el crecimiento y la mineralización del cartílago, como la hormona de crecimiento que actúa a través de los factores de crecimiento de tipo insulina, hormonas tiroideas, insulina, leptina y andrógenos, así como los estrógenos durante el brote de crecimiento puberal. Por el contrario, las concentraciones suprafisiológicas de glucocorticoides deterioran la función del cartílago y el crecimiento óseo y aumentan la resorción ósea. La homeostasis del fosfato está regulada por los riñones porque la absorción intestinal de fosfato es casi completa y la excreción renal determina la concentración sérica. Una absorción intestinal de fosfato excesiva produce un descenso de las concentraciones séricas de calcio iónico y un aumento de la secreción de PTH, lo que conduce a una fosfaturia que reduce la concentración sérica de fosfato y permite una elevación de la concentración sérica de calcio. La hipofosfatemia bloquea la secreción de PTH y estimula la síntesis renal de 1,25-dihidroxivitamina (1,25[OH]2D). Esta última estimula la absorción intestinal de fosfato. La velocidad de formación ósea está coordinada con las alteraciones del metabolismo mineral en el intestino y en los riñones. Una ingestión diaria o una absorción intestinal inadecuada provocan un descenso de la concentración sérica de calcio y de su fracción iónica. Esto supone una señal para la síntesis y secreción de PTH, que aumenta la resorción ósea para elevar la concentración sérica de calcio, incrementa la reabsorción tubular distal de calcio y acelera la velocidad de síntesis renal de 1,25(OH)2D, o calcitriol, el metabolito más activo de la vitamina D (fig. 694-1). Por estas razones, la homeostasis del calcio está controlada en el intestino, porque la disponibilidad de 1,25(OH)2D es la que determina en última instancia la proporción que se absorbe del calcio ingerido. El modelo de crecimiento de los huesos consiste en una aceleración del crecimiento óseo (longitud) de los miembros durante la preadolescencia, un aumento de crecimiento (longitud) del tronco (columna vertebral) al comienzo de la adolescencia y un incremento del depósito de mineral en el hueso al final de la adolescencia. La absorciometría de energía doble mediante rayos X (DEXA) o la tomografía computarizada cuantitativa (TCC) permiten medir el contenido mineral del hueso y la densidad ósea en personas sanas y en niños con enfermedad ósea metabólica. La exploración mediante DEXA expone al paciente a una menor radiación que una placa de tórax. [(Figura_1)TD$IG] Figura 694-1 Metabolismo de la vitamina D. Ésta se puede sintetizar en la piel bajo la influencia de la irradiación ultravioleta, o se puede absorber a partir de la ingesta dietética. Se convierte en 25(OH)D3 (vitamina D3) en el hígado y a continuación convertida por el riñón. La enzima citocromo P450 (CYP) 27B convierte el 25(OH)D3 a 1a,25-(OH)2D3. El 1,25(OH)2D3 se une al receptor de la vitamina D que, tras ser transportado al núcleo, ejerce su acción induciendo la transcripción de más de 200 proteínas. Se indican las funciones de algunas de las proteínas. La activación del receptor de la vitamina D conduce a la producción del factor de crecimiento de los fibroblastos 23 (FGF-23). El FGF-23 induce fosfaturia (no se muestra), produce una regulación al alza del CYP 24 y a la baja del CYP 27B. Es necesario conocer el metabolismo de la vitamina D para entender las enfermedades óseas metabólicas y el raquitismo. La piel contiene 7-deshidrocolesterol, que se convierte en vitamina D3 por la radiación ultravioleta, aunque también se producen otros esteroles de la vitamina D inactivos (cap. 48). La vitamina D3 es transportada por el torrente sanguíneo hacia el hígado por la proteína de unión a la vitamina D (PUD). La PUD se une a todas las formas de la vitamina D. La concentración plasmática de vitamina D libre o ligada es mucho menor que la concentración de metabolitos de vitamina D unidos a la PUD. La vitamina D también puede entrar en la vía metabólica mediante la ingestión de vitamina D2 (ergocalciferol) a través de la dieta o vitamina D3 (colecalciferol), ambas absorbidas en el intestino por la acción de las sales biliares. Después de la absorción, la vitamina D ingerida es transportada al hígado por los quilomicrones, donde, junto con la vitamina D3 derivada de la piel, es convertida en 25-hidroxivitamina D (25[OH]D) por efecto de una enzima microsomal hepática que requiere oxígeno, NADPH y magnesio para hidroxilar la vitamina D en el carbono 25. Después, la 25(OH) D es transportada por la PUD a los riñones, donde sufre otra transformación. La 25(OH)D es el principal metabolito circulante de la vitamina D en humanos (tabla 694-1). Su concentración plasmática sube en verano y baja en invierno porque su síntesis está controlada débilmente por un mecanismo de retroalimentación. Un consumo elevado de vitamina D aumenta la concentración plasmática de 25(OH)D varias veces por encima de lo normal, pero la vitamina D materna es absorbida por el tejido adiposo. Tabla 694-1 VALORES METABÓLICOS DE LA VITAMINA D EN PERSONAS SANAS METABOLITO Vitamina D2 Vitamina D3 25(OH)D2 25(OH)D3 25(OH)D total 24,25(OH)2D 1,25(OH)2D Lactancia Infancia Adolescencia Edad adulta VALOR PLASMÁTICO 1-2 ng/ml 1-2 ng/ml 4-10 ng/ml 26-70 ng/ml 30-80 ng/ml 1-4 ng/ml 70-100 pg/ml 30-50 pg/ml 40-80 pg/ml 20-35 pg/ml e694-2 & Parte XXXII Trastornos de los huesos y las articulaciones Tabla 694-2 VARIANTES CLÍNICAS DE RAQUITISMO Y CONDICIONES RELACIONADAS TIPO CONCENTRACIÓN SÉRICA DE CALCIO CONCENTRACIÓN SÉRICA DE FOSFATO ACTIVIDAD DE LA FOSFATASA ALCALINA CONCENTRACIÓN URINARIA DE AMINOÁCIDOS GENÉTICA DEFECTO DE GEN CONOCIDO DEFICIENCIA DE CALCIO CON HIPERPARATIROIDISMO SECUNDARIO (DEFICIENCIA DE VITAMINA D; 25[OH]D BAJA Y SIN ESTIMULACIÓN DE VALORES ELEVADOS DE 1,25[OH]2D) Falta de vitamina D Ausencia de exposición a la luz del sol NoB B E E Deficiencia de vitamina D en la dieta NoB B E E Congénita NoB B E E Otras deficiencias Malabsorción de vitamina D NoB B E E Enfermedad hepática NoB B E E Fármacos antiepilépticos NoB B E E Osteodistrofia renal NoB E E V Vitamina D-dependiente tipo I B NoB E E AR S DEFICIENCIA PRIMARIA DE FOSFATO (SIN HIPERPARATIROIDISMO SECUNDARIO) Hipofosfatemia primaria genética N B E N XI, AD, AR S Raquitismo hipofosfatémico ligado a X XL S Raquitismo hipofosfatémico autosómico dominante AD S Raquitismo hipofosfatémico autosómico recesivo AR S Síndrome de Fanconi Cistinosis N B E E AR S Tirosinosis N B E E AR S Síndrome de Lowe N B E E XR S Adquirido N B E E Deficiencia o malabsorción de fosfato Hiperalimentación parenteral N B E N Escasa ingestión de fosfato N B E N Otras Acidosis tubular renal tipo II proximal N B E N S Osteomalacia inducida por tumores N B E N S RESISTENCIA DE LOS ÓRGANOS DIANA A LA 1,25(OH)2D3 Vitamina D-dependiente tipo II (varias formas) B BoN E E AR S TRASTORNOS RELACIONADOS SIMILARES AL RAQUITISMO Hipofosfatasia N N B Fosfoetanolamina AR S elevada Disostosis metafisaria Tipo Jansen N E N AD S Tipo Schmid N E N AD S AD, autosómica dominante; AR, autosómica recesiva; B, bajo; E, elevado; N, normal; S, sí; V, variable; XL, ligado a X. En los riñones, la 25(OH)D es sometida a otra hidroxilación, según la concentración sérica de calcio, fosfato y PTH. Si la concentración de calcio o fósforo es baja o la de PTH elevada, se activa la enzima 25(OH)D-1-hidroxilasa y se forma 1,25(OH)2D. Ese metabolito circula con una concentración que equivale al 0,1% de la concentración de 25(OH)D (v. tabla 694-1) y actúa en el intestino para aumentar el transporte activo de calcio y estimular la absorción de fosfato. Cuando las concentraciones de calcio o fosfato vuelven a la normalidad, la síntesis de 1,25(OH)2D disminuye porque la 1a-hidroxilasa es una enzima mitocondrial estrechamente regulada por un mecanismo de retroalimentación. La 1,25(OH)2D excesiva se convierte en un metabolito inactivo. En presencia de una concentración sérica de calcio o fosfato normal o elevada, se activa la 25(OH)D-24-hidroxilasa renal, produciendo 24,25-dihidroxivitamina D (24,25[OH]2D), que es una vía para eliminar el exceso de vitamina D, porque la concentración sérica de 24,25(OH)2D (1-5 ng/ml) aumenta tras la ingestión de grandes cantidades de vitamina D (v. fig. 694-1). Aunque puede producirse una hipervitaminosis D y de metabolitos inactivos después de una dosis oral (cap. 48), la exposición solar excesiva no suele producir concentraciones tóxicas de 25(OH)D3, lo que indica una regulación natural de la producción de este metabolito en la piel. La concentración sérica de 1,25(OH)2D es más elevada en los niños que en los adultos, no está tan sujeta a la variabilidad estacional y alcanza un máximo en el primer año de vida y otro durante el brote de crecimiento de la adolescencia. Estos valores deben interpretarse a la luz de los valores de calcio, fosfato y PTH y con respecto al perfil completo de los metabolitos de la vitamina D. La deficiencia de mineral impide el proceso normal de depósito de mineral en el hueso. Si se produce una deficiencia mineral en la placa de crecimiento, éste se ralentiza y se retrasa la edad ósea, un trastorno denominado raquitismo. La mineralización inadecuada del hueso trabecular produce una mayor proporción de osteoide no mineralizado y es característica de la osteomalacia. El raquitismo sólo afecta a los niños en crecimiento antes del cierre de las epífisis, mientras que la osteomalacia puede aparecer a cualquier edad. Todos los pacientes con raquitismo presentan osteomalacia, pero no todos los que tienen osteomalacia presentan raquitismo. No hay que confundir estos trastornos con la osteoporosis, que se caracteriza por una pérdida equilibrada de volumen y mineral óseo (cap. 698). Otra clase de proteínas importantes en la regulación del balance mineral y de la síntesis de vitamina D son las fosfatoninas. Entre éstas se encuentran el factor de crecimiento de los fibroblastos 23 Capítulo 694 Estructura, crecimiento y regulación hormonal del hueso & e694-3 (FGF-23), sFRP-4 y MEPE. La sobreexpresión del FGF-23 da lugar a hipofosfatemia, fosfaturia, reducción de los niveles séricos de 1,25 (OH)2D y raquitismo. Los trastornos del balance de fosfato, tales como la hiper- e hipofosfatemia, se pueden relacionar con una función mayor o menor de estas fosfatoninas (v. fig. 694-1). El gen Klotho codifica una proteína transmembrana de paso único que suprime el envejecimiento en ratones. La proteína Klotho también influye en la interacción entre el FGF-23 con su receptor. A continuación, el FGF-23 es capaz de inhibir la acción del citocromo P450 (CYP) 27b1 y del transportador de fosfato dependiente de sodio del riñón. El resultado neto de la interacción Klotho FGF-23 es una reducción de los valores de 1,25(OH)2D y fosfaturia. El raquitismo puede clasificarse como calcio-deficiente o fosfatodeficiente. La insuficiencia de cualquiera de éstos en el LEC que baña la superficie de mineralización del hueso produce raquitismo y osteomalacia, porque tanto el calcio como el fosfato forman el mineral del hueso. Es posible distinguir ambos tipos de raquitismo por sus manifestaciones clínicas (tabla 694-2). El raquitismo también puede producirse por una deficiencia de mineral, a pesar de que los depósitos de vitamina D sean adecuados. Puede darse un raquitismo por deficiencia de calcio en la dieta en algunas regiones de África, pero no en Norteamérica ni en Europa. En algunos lactantes que reciben de forma prolongada sales de aluminio para disminuir la absorción de fosfato como tratamiento de los cólicos o del reflujo gastroesofágico, puede aparecer una variante de raquitismo por deficiencia de fosfato. Esto produce un síndrome de depleción de fosfato. BIBLIOGRAFÍA © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Berndt T, Kumar R: Novel mechanisms in the regulation of phosphorus homeostasis, Physiology 24:17-25, 2009. Boyden LM, Mao J, Belsky J, et al: High bone density due to a mutation in LDL-receptor related protein 5, N Engl J Med 346:1513-1521, 2002. Carpenter TO: Disorders of mineral metabolism in childhood. In Rosen CJ, Compston JE, Lian JB, editors: Primer on the metabolic bone diseases and disorders of mineral metabolism, Washington, DC, 2008, American Society for Bone and Mineral Research, pp 349-353. Fewtrell MS: Bone densitometry in children assessed by dual x ray absorptiometry: uses and pitfalls, Arch Dis Child 88:795-798, 2003. Gordon CM, Bachrach LK, Carpenter TO: Bone health in children and adolescents, Curr Prob Pediatr Adolesc Health Care 34:221-248, 2004. Jonsson KB, Zahradnik R, Larsson T, et al: Fibroblast growth factor 23 in oncogenic osteomalacia and X-linked hypophosphatemia, N Engl J Med 348:1656-1663, 2003. Loud KJ, Gordon CM: Adolescent bone health, Arch Pediatr Adolesc Med 160:1026-1032, 2006. Matlik L, Savaiano D, McCabe G, et al: Perceived milk intolerance is related to bone mineral content in 10- to 13-year-old female adolescents, Pediatrics 120:e669-e677, 2007. Razzaque MS: FGF23-mediated regulation of systemic homeostasis: is Klotho an essential player? Am J Physiol 296:F470-F476, 2009. Styrkarsdottir U, Halldorsson BV, Gretarsdottir S, et al: Multiple genetic loci for bone mineral density and fractures, N Engl J Med 358:2355-2365, 2008. Van der Sluis IM, de Ridder MAJ, Boot AM, et al: Reference data for bone density and body composition measured with dual energy xray absorptiometry in white children and young adults, Arch Dis Child 87:341-347, 2002.