Alcances y limitaciones de la libertad religiosa

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Opinión
Alcances y limitaciones
de la libertad religiosa
“La libertad religiosa, camino para la paz” es el lema
que escogió el papa Benedicto XVI para la celebración
de la Jornada Mundial de la Paz 2011. El sentimiento
que inspira y guía al mensaje del presente año es la
renovación del compromiso por la construcción de un
mundo en que todos puedan profesar libremente su
religión o su fe, y vivir su amor a Dios de la mejor forma.
Por otra parte, la Agenda Latinoamericana
2011 también ha tomado como hilo conductor de
debate el tema de la religión y sus implicaciones en
la legitimación de los sistemas opresores, o en la
generación de movimientos liberadores. En ambos
escritos encontramos un buen espacio para discernir
no solo sobre la importancia de la libertad religiosa
en tanto derecho humano humanizador, sino también
sobre sus peligros reales de instrumentalización y
deshumanización.
Según el mensaje del papa, la libertad religiosa
no es patrimonio exclusivo de los creyentes, sino de
toda familia de los pueblos de la tierra. Es elemento
imprescindible de un Estado de derecho; no se puede
negar sin dañar al mismo tiempo los derechos y
libertades fundamentales. Considerada como un bien
esencial, toda persona ha de poder ejercer libremente
el derecho a profesar y manifestar, individual o
comunitariamente, la propia religión o fe; esto incluye
también el derecho a no profesar ninguna. Pero el papa
señala, además, que la libertad religiosa no es solo un
derecho, sino a su vez un compromiso. Los cristianos,
afirma, están llamados a dar su aportación a la lucha
por la justicia, el desarrollo humano integral y a la recta
ordenación de las realidades humanas. Dicho en otras
palabras, la libertad religiosa es libertad para actuar
perseverantemente a favor de la paz, la justicia social, la
no violencia y el amor al prójimo.
La Agenda Latinoamericana plantea en uno de
sus artículos que las ideas religiosas siguen atrayendo
el interés humano, que el papel de las religiones en el
mundo aumenta en vez de decrecer. Y ese crecimiento
es positivo cuando se constituye en fuente de
comportamiento ético (la liberación también necesita
de religión), que en el transcurso de milenios se ha
plasmado en la conocida regla de oro: “No hagas a los
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demás lo que no quieres para ti” o, dicho en positivo,
“Haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti”.
Sin embargo, la libertad religiosa también tiene sus
límites. El papa recuerda que la profesión de una religión
no se puede instrumentalizar ni imponer por la fuerza,
y que tanto el fanatismo como el fundamentalismo son
prácticas contrarias a la dignidad humana. Nosotros
agregamos que en la historia del cristianismo oficial
en nombre de Dios se cometieron atrocidades. Por eso
hay que decir con fuerza que no todo está permitido
en nombre de la religión; que los fines religiosos no
justifican todos los medios; que lo que se evidencia
como inhumano no puede ni debe elevarse a la categoría
de “religioso”; que no se puede estar de acuerdo con el
imperialismo, el racismo o la discriminación de género
por el hecho de estar presuntamente fundamentado en
las creencias religiosas.
La Agenda Latinoamericana plantea en ese sentido
que la religión también necesita de liberación. Por ello
exhorta a verificar si la propia religión está centrada o
no en el don mayor de Dios: la vida; porque una religión
centrada en la autoridad, la doctrina, la idea de pecado
y/o la predestinación es opio del pueblo. Insiste en un
valor humano fundamental: el amor. Más importante
es amar que tener fe, abrazar una religión, frecuentar
templos; más vale un ateo que ama que un creyente que
odia, discrimina u oprime.
Concluimos con una anécdota que cuenta Leonardo
Boff en uno de sus libros. Relata que en el transcurso
de una mesa redonda sobre religión y paz entre los
pueblos, él le preguntó al Dalái Lama cuál es la mejor
religión. Boff esperaba que su interlocutor respondiera
que el budismo tibetano, o bien las religiones orientales,
mucho más antiguas que el cristianismo. Sin embargo,
el Dalái Lama respondió: “La mejor religión es la que
te hace mejor”. Y Boff volvió a preguntar: “¿Y qué es
lo que me hace mejor?”. Y el otro respondió: “Lo que
te hace más compasivo, lo que te hace más sensible,
más desprendido, más amoroso, más humanitario, más
responsable… La religión que sea capaz de hacer eso de
ti es la mejor religión”.
Carlos Ayala Ramírez,
director de Radio YSUCA
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