Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 60.372 ARTÍCULO ESPECIAL Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer M. Martín Carrascoa y A. Bulbena Vilarrasab aClínica Psiquiátrica Padre Menni. Pamplona. España. bHospital del Mar. Barcelona. España. Resumen Early diagnosis of Alzheimer’s disease En la práctica clínica habitual, el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer se retrasa con frecuencia varios años tras el inicio de los síntomas. El adelanto en el diagnóstico es deseable por una serie de razones. En primer lugar, permite al paciente, a sus familiares y al clínico planificar el futuro de manera más cuidadosa, reduciendo la probabilidad de sucesos catastróficos como fugas o accidentes de circulación. Asimismo, hace posible una administración temprana de los tratamientos eficaces para retrasar la progresión sintomática. Finalmente, la detección precoz puede mejorar la calidad de vida del paciente y de su cuidador, y retrasar la institucionalización del paciente (p. ej., en una residencia de ancianos), contribuyendo así a mitigar los costes de la enfermedad. En el presente artículo describiremos las presentaciones clínicas más frecuentes en el estadio predemencial y pasaremos revista a las diferentes técnicas que pueden ser útiles en el diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer, poniendo un énfasis especial en los marcadores biológicos. In current practice, the diagnosis of Alzheimer’s disease is often delayed for several years after the initial onset of symptoms. Earlier diagnosis is desirable for several reasons. It allows the patient, family and clinician to plan more effectively for the future, reduces the likelihood of catastrophic events such as motor vehicle accidents or escaping from home, and permits more effective administration ot treatments to delay symptom progression. Early detection of dementia can improve the quality of life for the patient and the caregiver and ultimately reduce total care expenditures by delaying the time of nursing home admission and other costly outcomes. In this article, we describe the most frequent clinical presentations of cognitive impairment in the predementia stage, and review different useful tecniques for early identification of Alzheimer’s disease, particularly biological markers. Palabras clave: Enfermedad de Alzheimer. Demencia. Procedimientos diagnósticos. INTRODUCCIÓN La enfermedad de Alzheimer (EA) es un trastorno progresivo de tipo neurodegenerativo causado por una alteración en el funcionamiento neuronal y caracterizado por un deterioro gradual de la cognición, la capacidad funcional y el comportamiento, así como por la aparición de manifestaciones psicopatológicas1. Es la causa más frecuente de síndrome demencial en el anciano y afecta aproximadamente a medio millón de personas en Correspondencia: Dr. M. Martín Carrasco. Director Médico. Clínica Psiquiátrica Padre Menni. Avda. Marcelo Celayeta, 10. 31014 Pamplona. España. Correo electrónico: [email protected] 27 Key words: Alzheimer’s disease. Dementia. Diagnostic procedures. nuestro país y a más de treinta millones en todo el mundo. El envejecimiento es el factor de riesgo más importante, de manera que la enfermedad afecta al 8% del conjunto de la población de edad igual o superior a 65 años y a más del 30% de los sujetos de edad superior a los 85 años en los países desarrollados. Dadas las expectativas mundiales de envejecimiento poblacional, cabe esperar que la prevalencia de la enfermedad se triplique en las próximas décadas2. La progresión de la enfermedad es gradual y la supervivencia media a partir del momento en que puede realizarse el diagnóstico es de 8-10 años. La enfermedad afecta predominantemente a las mujeres (70% de los casos), lo que se debe sobre todo a su mayor esperanza de vida3. Otros factores de riesgo reconocidos son la historia familiar de demencia, los antecedentes de traumatismo craneoencefálico y Psiq Biol 2003;10(4):119-32 119 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Martín Carrasco M, et al. Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer el bajo nivel educativo. El coste anual de la enfermedad, sólo en los EE.UU., teniendo en cuenta la asistencia médica y hospitalaria, la atención a domicilio, la atención en residencias y la pérdida de productividad, es de 100.000 millones de dólares4, a lo que hay sumar los costes intangibles, bajo la forma de la sobrecarga física y emocional y el sufrimiento de pacientes y cuidadores. De acuerdo con el presente estado de conocimiento acerca de la etiopatogenia de la enfermedad, la sobreproducción de péptido betaamiloide y la hiperfosforilación de la proteína tau, asociada a los microtúbulos, son elementos críticos de una cascada patológica que finalmente conduce a la formación de depósitos de sustancia amiloide, ovillos neurofibrilares (ONF) y pérdida de neuronas, que constituyen los hallazgos anatomopatológicos característicos de la enfermedad. Sin embargo, hay que señalar que ninguno de ellos es específico, y que el diagnóstico neuropatológico se basa en la abundancia y localización de los hallazgos, y no en su mera presencia. El curso natural de la enfermedad puede dividirse en 3 estadios fundamentales: fase silente, fase de deterioro cognitivo leve y fase demencial. En el primer estadio, la pérdida de neuronas y sinapsis permanece confinada al córtex entorrino y la enfermedad permanece clínicamente silente5. La duración de esta fase es desconocida, pero puede ser superior a 10 años. Cuando la neurodegeneración se extiende a las estructuras hipocampales y parahipocampales, aparecen las primeras manifestaciones clínicas. El paciente experimenta dificultades cada vez mayores en las áreas de memoria y atención, pero puede realizar normalmente sus actividades habituales. Éste es el primero de los dos síndromes clínicos característicos de la EA, y se lo conoce actualmente como “deterioro cognitivo leve”6 (mild cognitive impairment). En este estadio, la pérdida neuronal y la subsecuente reorganización de la arquitectura cortical conducen gradualmente a cambios en la estructura, el metabolismo y el flujo sanguíneo cerebrales, que son particularmente importantes en los lóbulos temporales y parietales. Diversos estudios longitudinales sugieren que los pacientes pueden permanecer en esta fase durante 5 años o más7. Cuando el proceso patológico se disemina por los lóbulos temporales y parietales, el deterioro del funcionamiento intelectual se hace más grave, afectando a otras áreas cognitivas además de la memoria y la atención, y llega a interferir con el funcionamiento habitual. Por otra parte, en la mayoría de los casos se hacen evidentes alteraciones psicopatológicas, como síntomas depresivos, ideas delirantes o trastornos del comportamiento. En este momento es posible realizar el diagnóstico de demencia cortical, el segundo y más característico síndrome clínico de la enfermedad de Alzheimer. Por lo tanto, desde una perspectiva evolutiva, la 120 Psiq Biol 2003;10(4):119-32 aparición de un síndrome demencial constituye una fase avanzada en la evolución de la EA. Por lo general, la fase demencial se subdivide a su vez en los estadios leve, moderado y avanzado. En este último aparecen los síntomas somáticos y neurológicos que finalmente dan lugar al fallecimiento del paciente. DIAGNÓSTICO DE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER El diagnóstico clínico de la EA se basa en la identificación del proceso degenerativo a través de sus manifestaciones cognoscitivas y psicopatológicas, propias de una demencia cortical, y del curso clínico, caracterizado por el inicio insidioso y el curso progresivo. Para la obtención de información acerca de estos aspectos es fundamental tanto la entrevista con un familiar o cuidador –tratando aspectos como la historia familiar, los antecedentes médicos, el tratamientos en curso, la forma de inicio y progresión, el deterioro funcional y las manifestaciones psicopatológicas– como el examen del paciente, estudiando el patrón de deterioro cognitivo, el nivel de conciencia, el estado de salud y la presencia de síntomas neurológicos. Sin embargo, el cuadro clínico de una demencia cortical de inicio lento y curso gradual, sin la presencia de síntomas neurológicos, no es específico de la EA. Por tanto, un aspecto fundamental del proceso de diagnóstico en el momento actual consiste en la exclusión de otros cuadros de deterioro cognitivo mediante el empleo de técnicas de neuroimagen y pruebas de laboratorio. Pese a todo, el problema consiste en que existen diversas enfermedades cerebrales que pueden dar lugar a cuadros similares a la EA y que también carecen de síntomas neurológicos, hallazgos de laboratorio específicos o imagen cerebral característica. Por ello, la diferenciación clínica entre la EA y otras entidades como la demencia frontotemporal, la demencia con cuerpos de Lewy y algunas formas de demencia vascular, como la de pequeño vaso, continúa siendo insatisfactoria, sobre todo por la existencia de frecuentes cuadros de transición entre las formas puras. Además, los criterios de diagnóstico actuales no permiten realizarlo cuando el síndrome demencial no se ha desarrollado por completo, y no son de gran utilidad en las formas atípicas o mixtas. Los criterios de diagnóstico para la enfermedad de Alzheimer más empleados en la actualidad son los recogidos en las clasificaciones internacionales DSM-IV8,9 y la CIE-1010, utilizados sobre todo en la clínica, y los criterios NINCDS-ADRDA (National Institute of Neurologic and Communicative Disorders and Stroke-Alzheimer’s Disease and Related Disorders Association)11, 28 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Martín Carrasco M, et al. Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer TABLA 1. Ventajas del diagnóstico precoz de la EA Seguridad Conducción, cocina, finanzas, cumplimiento terapéutico Sobrecarga y falta de comprensión familiar Culpa, negación Educación temprana de los cuidadores Planificación adelantada contando con un paciente competente Testamento, poderes, voluntades anticipadas Satisfacción del derecho a saber del paciente y de su familia Disponibilidad de tratamientos eficaces Mejoría de la memoria, funcionalidad, comportamiento Retraso en la progresión de la enfermedad Retraso en la institucionalización Disminución del coste asociado a la enfermedad orientados sobre todo a la investigación. No existen diferencias fundamentales entre ellos y, como ya se ha comentado, no son útiles para el diagnóstico de la EA en fase preclínica. Cuando se realiza en las mejores condiciones posibles –es decir, a cargo de clínicos experimentados en el contexto de una investigación–, la exactitud del diagnóstico clínico de la EA confirmado mediante estudio neuropatológico puede alcanzar cifras superiores al 90%12,13. Sin embargo, otros trabajos confirman que estas cifras se alcanzan sobre la base de una especificidad alta, pero que los criterios clínicos ofrecen una sensibilidad baja, del 40-50% (es decir, un valor predictivo negativo bajo), por lo que su utilidad en la práctica clínica habitual en más dudosa14,15. Este hecho se une a que la capacidad para reconocer la EA es mucho menor en otros entornos clínicos. Por ejemplo, existen varios estudios que sitúan la capacidad del médico de atención primaria para detectar la presencia de un síndrome demencial en menos del 50% de los casos, a expensas sobre todo de una gran dificultad en detectar casos en fase temprana16-18. VENTAJAS DEL DIAGNÓSTICO PRECOZ En la tabla 1 se resumen las ventajas que ofrece el diagnóstico precoz y temprano de la EA, que pueden hacerse extensibles al resto de las demencias. Desde un punto de vista ético, el aspecto fundamental del diagnóstico precoz es el derecho del paciente y de sus familiares a conocer su diagnóstico. Pero cuando no existía tratamiento alguno para la EA, como ocurría hasta hace pocos años, el deseo de evitar al paciente una perspectiva tan grave favorecía el retraso del diagnóstico. Por ello, el motor más importante para conseguir un diagnóstico precoz ha sido la disponibilidad de terapias eficaces para retrasar la evolución de la enfermedad, a partir de la introducción de los fármacos inhibidores de 29 la acetilcolinesterasa (IACE). Lógicamente, cabe pensar que el comienzo precoz del tratamiento mantendría al paciente durante más tiempo en una situación menos evolucionada de la enfermedad. Incluso pueden plantearse los beneficios de un tratamiento en fase prodrómica del síndrome demencial, es decir, cuando el paciente se encuentra en la fase de “deterioro cognitivo leve”, un aspecto sobre el que se está investigando intensamente19-20. Sin embargo, quizá la ventaja más importante sea evitar situaciones potencialmente peligrosas para el paciente, como los accidentes de tráfico, el empleo inadecuado de armas de fuego u otras herramientas peligrosas, o de medicamentos, o cometer errores financieros de consecuencias graves. Conocer el diagnóstico permite llevar a cabo acciones para prevenir factores de riesgo (p. ej., de tipo vascular, ahora que conocemos la importancia de estos factores también en la enfermedad de Alzheimer) y evita la instauración de tratamientos inadecuados o potencialmente peligrosos. Asimismo, el diagnóstico precoz ofrece la oportunidad para el paciente, su familia y el clínico de realizar una planificación detallada de los cuidados que va a precisar el paciente, así como evitar las situaciones arriesgadas. Además, el diagnóstico temprano permite la implicación del paciente en las decisiones a tomar, al facilitar un consentimiento informado, un hecho cada vez más importante en la evolución de la práctica clínica psiquiátrica en los últimos años. Por otra parte, el diagnóstico precoz permite la educación de los familiares para afrontar la sobrecarga derivada de la atención al paciente con EA, especialmente relacionada con la presencia de trastornos psiquiátricos y del comportamiento, presentes en el 90% de los casos, y evitar los sentimientos de culpa o los mecanismos de negación que frecuentemente afectan a la capacidad de cuidar de los familiares. Por último, otra de las ventajas importantes del diagnóstico precoz consiste en el ahorro de costes (fig. 1)21. Al establecerse de forma temprana una terapia eficaz se retrasa la progresión de la enfermedad hacia las fases avanzadas, en las que el coste de la atención es más elevado, al disminuir la autonomía del paciente y producirse más fácilmente su institucionalización. CONCEPTO DE DIAGNÓSTICO PRECOZ EN LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER Es necesario precisar en este momento qué entendemos por “diagnóstico precoz” de la enfermedad de Alzheimer. Dado que en la actualidad existe una evidencia suficiente de que el proceso patológico se inicia con una Psiq Biol 2003;10(4):119-32 121 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Martín Carrasco M, et al. Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer 7 Diagnóstico tardío 6 5 4 3 2 0 1 Empeoramiento 2 3 4 5 6 7 8 9 3 4 5 6 7 8 9 7 6 Aumento de costes 1 5 4 3 Diagnóstico precoz 2 1 Fig. 1. Modificación de costes con el diagnóstico precoz. (Tomada de Relkin N21.) 0 1 Estadio: 2 Leve antelación de años sobre la aparición de los síntomas, el verdadero “diagnóstico precoz” de la EA sería el que permitiera diagnosticar la presencia del proceso patológico antes de que apareciese síntoma alguno de la enfermedad, ni siquiera la alteración de la memoria sin repercusión funcional que suele encuadrarse en la categoría de “deterioro cognitivo leve” o entidades similares. Sin embargo, este tipo de diagnóstico precoz “verdadero” resulta inaplicable en el momento actual por dos razones fundamentales. La primera de ellas es la falta de un marcador biológico de la enfermedad lo suficientemente específico y sensible, y la segunda la carencia de una herramienta terapéutica preventiva que justifique la realización de este tipo de diagnóstico, que debería basarse en el cribado sistemático de la población de riesgo (p. ej., de toda la población de edad superior a los 60 años, cuando el riesgo de padecer la enfermedad comienza a aumentar de forma significativa). Por tanto, al hablar de diagnóstico precoz nos referiremos al diagnóstico clínico de la enfermedad que se realiza lo antes posible; es decir, cuando ya ha comenzado la aparición de síntomas, aunque no se cumplan todavía los criterios necesarios para el diagnóstico de síndrome demencial. En este sentido, podríamos hablar también de diagnóstico prodrómico con respecto al cuadro demencial, al considerar para el diagnóstico los primeros síntomas del mismo, todavía compatibles con un funcionamiento normal. Por el contrario, entenderemos por 122 Psiq Biol 2003;10(4):119-32 Moderado Avanzado diagnóstico temprano de la EA el que se realiza cuando ya se ha superado el nivel necesario para poder realizar un diagnóstico formal de síndrome demencial con los criterios diagnósticos más comúnmente empleados. Por supuesto, y dado que las situaciones clínicas se suceden sin solución de continuidad, estas distinciones tienen para nuestra exposición un carácter más bien formal, aunque en la práctica clínica pueden revestir más importancia; por ejemplo, a la hora de la decisión de tratar o no tratar. CUADROS DE TRASTORNO COGNITIVO MENOR Las dificultades para establecer un diagnóstico diferencial entre la demencia y el envejecimiento normal, y la necesidad de establecer un diagnóstico precoz de síndrome demencial han dado lugar a que se establezcan, de manera un tanto artificiosa, diferentes entidades asociadas a déficit de memoria, y cuya utilidad clínica no está establecida con solidez22. En 1962 se presentaron los términos “olvido de la vejez benigno y maligno”23, con los que se designaban sendos estados de disfunción de la memoria en ancianos. El primero de ellos –olvido benigno de la vejez (OBV)– ha tenido más fortuna y se ha empleado inter30 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Martín Carrasco M, et al. Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer mitentemente desde entonces. Se refiere a personas cuyo funcionamiento mnésico es menor en la edad avanzada, pero que no tienen otras dificultades. Se trataría de una disminución funcional benigna que no se agrava y no progresa hacia la demencia, aunque diferente a la pérdida de memoria que ocurre con la edad. Sin embargo, la escasa definición operativa del concepto ha hecho inviable su desarrollo. Posteriormente, en 1986, un grupo de trabajo del NIMH estadounidense introdujo el término “Deterioro de la Memoria Asociado al Envejecimiento” (DMAE) para designar una alteración de la memoria que supone una pérdida de esta capacidad que, medida por tests psicométricos, se apartaría más de lo esperable de una desviación típica en adultos jóvenes sanos24. Por tanto, se trata de medir el deterioro de la memoria sin determinar a priori si ocurre en individuos sanos o no. El trastorno aparecería en personas de más de 50 años con alteraciones preferentemente de la memoria a corto plazo y ausencia de otro tipo de deterioro cognitivo y de enfermedades neurológicas, psiquiátricas o sistémicas que lo produzcan. La crítica principal a este concepto ha sido a su amplitud, ya que según las pruebas neuropsicológicas que se empleen para aplicarlo podría llegar a comprender a la mayoría de la población de edad superior a 65 años sana. En un intento de superar este problema, años más tarde, en 1989 otros autores25 propusieron la división del DMAE en 2 categorías: el “deterioro de la memoria consistente con la edad” (DMCE), para los sujetos cuyo rendimiento se encuentra en el 75% o más de las pruebas de memoria administradas, dentro de una desviación típica con respecto al grupo de su misma edad, y el “olvido de la vejez” (OV), aplicable a las personas con un rendimiento entre una y dos desviaciones típicas por debajo de su grupo etario, al menos en el 50% de las pruebas. Todavía han existido otros intentos de superar las limitaciones apreciadas en el DMAE. En 199426, la Asociación Internacional de Psicogeriatría (IPA) y la OMS apoyaron un grupo de trabajo que elaboró el concepto de “declive cognitivo asociado al envejecimiento” (DCAE). Éste presenta varias diferencias con el DMAE. En primer lugar, se elimina el criterio de edad límite a partir de la cual puede realizarse el diagnóstico. El inicio del declinar cognitivo ha de ser gradual y estar presente durante al menos 6 meses. Pueden resultar afectadas cualquiera de las siguientes funciones: memoria y aprendizaje, atención y concentración, pensamiento, lenguaje y funciones visuoespaciales, con un déficit de rendimiento superior en una desviación típica al de los controles apareados por edad, sexo, raza y nivel educativo. Estos déficits no deben ser lo bastante intensos como para que se cumplan los criterios de demencia. Por último, el concepto de “deterioro cognitivo leve” (DCL)27 incluye a pacientes con las siguientes caracte33 Envejecimiento nomal EA asintomática Quejas cognitivas subjetivas Riesgo aumentado de síndrome demencial Deterioro cognitivo leve Demencia Fig. 2. El espectro del deterioro cognitivo en la enfermedad de Alzheimer (EA). (Tomada de Martín Carrasco M30.) rísticas: a) queja de pérdida de memoria; b) actividades de la vida diaria normales; c) función cognitiva general normal; d) trastorno de memoria superior al normal para su edad, y e) ausencia de demencia. Este grupo de sujetos puede diferenciarse tanto de la población normal como de la demencia incipiente ya que, aunque su tasa de evolución hacia una demencia es superior a la de la población normal (el 10-15 frente al 1-2% anual)28, se encuentran incluidos en él individuos que no desarrollan un síndrome demencial. Actualmente, el DCL está siendo objeto de numerosos estudios29 y probablemente llegará a ser definido como una nueva entidad clínica, intermedia entre el funcionamiento cognitivo normal y el síndrome demencial, al que a veces serviría como fase prodrómica; por ejemplo, en la enfermedad de Alzheimer u otras demencias degenerativas (fig. 2)30. Aunque se han propuesto diferentes mecanismos neurobiológicos para explicar el deterioro cognitivo asociado a la edad, entre los que se han implicado mecanismos noradrenérgicos y colinérgicos, este tema de enorme interés se encuentra a la espera de una respuesta más convincente. Para ello es necesario establecer definitivamente el patrón cognitivo del envejecimiento, mediante una batería estandarizada de pruebas que lo especifique y el seguimiento longitudinal de una población representativa de individuos. Tampoco está resuelta otra cuestión clave, la que concierne a la identificación de los sujetos con este tipo de trastornos que posteriormente se transformarán en demencia, y el momento en el que se debe iniciar un tratamiento, ahora que disponemos de terapias eficaces como los fármacos anticolinesterásicos o glutamatérgicos. Otra respuesta a estas cuestiones, posible si se identifican los marcadores biológicos de las distintas enfermedades demenciantes, pasa por una modificación del concepto actual de demencia, disminuyendo el umbral de deterioro necesario para su diagnóstico31. Psiq Biol 2003;10(4):119-32 123 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Martín Carrasco M, et al. Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer ESTRATEGIAS PARA EL DIAGNÓSTICO PRECOZ DE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER Las estrategias para realizar un diagnóstico precoz de la EA pueden agruparse en 4 categorías: a) búsqueda de síntomas cognitivos específicos y precoces, generalmente a través de pruebas neuropsicológicas; b) detección de alteraciones psicopatológicas precoces; c) técnicas de neuroimagen; d) marcadores bioquímicos en el líquido cefalorraquídeo o periféricos, y e) pruebas genéticas. Los procedimientos de diagnóstico deben mejorarse, de manera que pueda identificarse la EA en una fase previa a la demencia (sensibilidad) y diferenciarse de otras causas de deterioro cognitivo (especificidad). En general, puede decirse que los primeros 2 tipos de procedimientos tienden a ser más sensibles y los siguientes más específicos. Pruebas neuropsicológicas El estudio neuropsicológico contribuye en gran medida al diagnóstico precoz de la EA; de hecho, la evaluación neuropsicológica puede demostrar la presencia de déficit cognitivos años antes de la aparición del síndrome demencial. Por otra parte, las pruebas neuropsicológicas tienen un coste bajo, son bien toleradas por el paciente y carecen de efectos adversos32. Los déficit cognitivos descritos como posibles predictores de la EA y detectables entre 1-3 años antes de que pueda realizarse un diagnóstico de síndrome demencial con la memoria episódica, la fluencia verbal, la capacidad de razonamiento abstracto y la capacidad nominativa33. Sin embargo, no existe un acuerdo suficiente acerca de los instrumentos y la metodología de evaluación a aplicar para detectar estos déficit. Asimismo, tampoco existe un patrón típico de déficit cognitivo de la EA en la fase prodrómica del síndrome demencial, con lo que las probabilidades de confusión con otras causas de deterioro cognitivo son altas. En el momento actual, la mayoría de las pruebas diagnósticas muestran una buena sensibilidad y especificidad en las fases moderadas de la enfermedad, pero no en las fases iniciales34. Snowdon et al35 han demostrado que la baja capacidad lingüística, medida incluso en épocas tempranas de la vida, puede ser un factor predictivo de deterioro cognitivo y EA en edades avanzadas. Estos autores evaluaron 2 parámetros de capacidad lingüística (densidad ideatoria y complejidad gramatical) en los textos autobiográficos de religiosas escritos cuando contaban aproximadamente con 22 años de edad. Las mismas perso124 Psiq Biol 2003;10(4):119-32 nas fueron valoradas cognitivamente 58 años más tarde, y a su muerte se procedió al estudio neuropatológico. Se encontró una asociación entre la presencia de baja capacidad ideatoria y complejidad gramatical en la juventud y una puntuación baja en las pruebas cognitivas en la vejez. Además, el estudio histopatológico realizado en las 14 religiosas fallecidas confirmó la presencia de EA en todas las que presentaban baja densidad ideatoria en su juventud, así como su ausencia en las que tenían alta densidad ideatoria. También existen numerosos datos sobre el deterioro selectivo de la memoria episódica, especialmente de tipo verbal, como factor predictivo del desarrollo de EA, basados en trabajos realizados sobre portadores asintomáticos de genes causantes de la EA, estudios epidemiológicos sobre casos incidentes, y estudios longitudinales de pacientes con DCL36. Otros autores llegan a afirmar que los problemas en el aprendizaje y la memoria episódica constituyen la mayoría de las veces la primera manifestación de la EA37, mientras que la afectación de la memoria semántica sería generalmente un hallazgo más tardío. Por tanto, las pruebas neuropsicológicas más sensibles para la detección precoz de la EA son las que incluyen tests que valoran la memoria episódica, como el Memory Impairment Screen (MIS)38, el CANTAB39 o el FCSRT40,41, mientras que otros instrumentos más amplios, como el CAMCOG (incluido en el CAMDEX)42,43, o el SISCO (incluido en el SIDAM)44 son útiles sobre todo para el diagnóstico temprano de la demencia y para la monitorización de su evolución. El deterioro selectivo de la memoria episódica en la fase prodrómica de la EA parece estar relacionado con un deterioro en la capacidad para la adquisición o consolidación de la información nueva en memoria permanente, probablemente por lesiones en el lóbulo temporal medial o en circuitos específicos prefrontales-temporales, en especial en el hemisferio derecho45. Estas lesiones, especialmente la disfunción frontal46, también pueden condicionar la alteración, más sutil, pero con frecuencia apreciada en la clínica, de la capacidad de introspección. Por lo general, los sujetos afectados de EA en fases iniciales de demencia son conscientes de la existencia de déficit cognitivos, pero no de su importancia ni de la repercusión que tienen en las actividades de la vida diaria47. El déficit en la conciencia del déficit podría estar mediado, al menos en parte, por la presencia de síntomas depresivos48, y es relativamente independiente de la intensidad de otros déficit49. En este sentido, existen varios trabajos que demuestra la importancia de la afectación de la autoconciencia en las fases iniciales del síndrome demencial de la EA50-52, y sería deseable la realización de estudios similares en sujetos con DCL. La progresión típica de los síntomas en la EA (fase 34 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Martín Carrasco M, et al. Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer 100 Frecuencia (% de pacientes) Agitación Fig. 3. Historia natural de los síntomas psiquiátricos en la enfermedad de Alzheimer. (Tomada de Jost BC y Grossberg GT55.) 80 60 Irritabilidad Vagabundeo Agresividad Abandono social 40 Ansiedad Paranoia Cambios de humor Alucinaciones Inaceptabilidad social 20 Ideación suicida Delirios Acusaciones Conducta sexual inapropiada 0 –40 –30 prodrómica del síndrome demencial caracterizada por pérdida de memoria y afectación sucesiva de procesos atencionales y ejecutivos, memoria semántica, praxis y capacidades visuoperceptivas) puede presentarse hasta en el 90% de los casos53, lo que refleja la consistencia del modelo de progresión anatómica ya comentado. Sin embargo, también existen evidencias de que en una proporción significativa de casos aparece una presentación atípica, en general bajo la forma de un síndrome focal lentamente progresivo, como disfunción visual progresiva, afectación biparietal o afasia progresiva fluente o no fluente, que posteriormente se generaliza a un cuadro de deterioro más generalizado con afectación de la memoria54. Alteraciones psicopatológicas y funcionales Existen numerosas evidencias de que en la EA pueden aparecer diversas alteraciones psicopatológicas que preceden en varios años al momento en que puede realizarse un diagnóstico clínico de la enfermedad. Un trabajo clásico de Jost y Grossberg55 (fig. 3) estudió la evolución de los síntomas psiquiátricos en una muestra de 100 pacientes diagnosticados de EA con confirmación anatomopatológica. El 72% de los pacientes habían experimentado síntomas de la esfera afectiva (depresión, inestabilidad emocional, aislamiento social, ideación autolítica) más de 2 años antes del diagnóstico (26,4 meses como media). En cambio, la presencia de síntomas como alucinaciones, ideas delirantes o conducta acusatoria (45% de los pacientes) coincidía temporalmente con el diagnóstico, y probablemente actuaban como factores que lo promovían. Otros síntomas como irritabilidad, agitación y agresión, presentes en el 81% de los pacien35 Ritmo diurno Depresión –20 –10 0 10 20 30 Meses antes/después del diagnóstico tes, aparecían como media 10 meses tras el diagnóstico. Hay un buen número de estudios que aportan conclusiones similares56-58, lo que sugiere que la presencia de síntomas depresivos, especialmente de los relacionados con la falta de motivación (como pérdida de interés, anergia o dificultades de concentración), puede formar parte de la fase predemencial de la enfermedad de Alzheimer (fig. 4)59. La presencia de apatía y ansiedad también es frecuente en la fase prodrómica de la EA60. Finalmente, también es posible encontrar síntomas de tipo psicótico, especialmente ideas delirantes, en la fase prodrómica de la EA. Aunque este hallazgo no es tan frecuente como el de síntomas depresivos, hay que destacar su alto grado de especificidad en cuanto a la presencia de factores de tipo orgánico cerebral, por lo que su presencia nunca será considerada como un síntoma banal, aunque no sea merecedor de tratamiento61,62. En el entorno hospitalario, el mejor marcador de la presencia de deterioro cognitivo, incluso en fase prodrómica de EA, es la aparición de un cuadro de delirio. La edad avanzada y la presencia de deterioro cognitivo previo son dos factores de riesgo importantes para el delirio, probablemente por su efecto negativo convergente sobre la reserva cognitiva cerebral63. Wahlund y Björlin64 encontraron que el 70% de 169 sujetos con delirio valorados en una unidad específica presentaban un deterioro cognitivo subyacente, ya fuera demencia (40%) o DCL (30%). Otro trabajo65 encontró que los sujetos ancianos sin demencia que presentaban un delirio durante su ingreso en un centro hospitalario presentaban una incidencia de demencia del 18% anual en los 3 años siguientes al alta, mientras que los sujetos ingresados sin delirio ni demencia presentaban una incidencia del 6%. Otras manifestaciones de la EA en fase predemencial Psiq Biol 2003;10(4):119-32 125 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Martín Carrasco M, et al. Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer % NPI > 1 45 EA 40 DCL 35 30 25 20 15 10 5 son alteraciones sutiles en el funcionamiento social (p. ej., tendencia al aislamiento, errores o comportamientos ligeramente inapropiados), que generalmente son puestas al descubierto por los familiares o personas cercanas al paciente. Recientemente se han desarrollado instrumentos que pueden detectar estos cambios sutiles, además de las anomalías en el funcionamiento social y laboral que son típicas de las fases más avanzadas de la EA66. Las observaciones de los familiares acerca del déficit en el funcionamiento habitual son más sensibles que las del propio sujeto a la hora de predecir el desarrollo de una demencia en pacientes con DCL, especialmente si existen discrepancias entre ambas67. Neuroimagen estructural Las técnicas de tomografía computarizada (TC) y resonancia magnética cerebral (RM) se emplean de forma rutinaria en el proceso de diagnóstico de la EA. Sin embargo, a causa de su baja especificidad y sensibilidad se utilizan sobre todo para descartar otras causas de demencia, como hidrocefalia a presión normal, demencia vascular o masas intracraneales. En el momento actual no existen razones que avalen el empleo de la TC sobre la RM, salvo contraindicación de la RM o razones de coste o disponibilidad. El proceso neurodegenerativo en la EA conduce, en un determinado momento evolutivo, a la aparición de atrofia cerebral, que es más marcada en el hipocampo y las áreas temporales y parietales, y que puede ser fácilmente detectada con RM, tanto mediante inspección visual directa como por planimetría o volumetría68. Como grupo, los pacientes con demencia en la 126 Psiq Biol 2003;10(4):119-32 AM A ón ci iva m ot si D es re ita bi vi lid da d ad ía at Ap Irr An si ed ad ón si re ep D Ag Al uc in ac el io iri ne os s 0 D Fig. 4. Síntomas psiquiátricos en la enfermedad de Alzheimer (EA) inicial y en el deterioro cognitivo leve (DCL). NPI: inventario neuropsiquiátrico. (Tomada de Mega M, et al56.) EA muestran un mayor grado de atrofia temporal que los controles sanos de igual edad69. Sin embargo, dado que existe una amplia variación en el tamaño cerebral de la población anciana y que la atrofia temporal puede encontrarse en otras enfermedades cerebrales70, el hallazgo de atrofia temporal o cerebral ofrece escasa información diagnóstica con respecto a la EA en un paciente concreto71. La atrofia del hipocampo es también más pronunciada en pacientes con DCL que posteriormente desarrollan EA que en sujetos cognitivamente intactos de igual edad, pero, de nuevo, existe un gran solapamiento que limita el valor diagnóstico de la prueba en la clínica72. El ritmo de atrofia discrimina mucho mejor entre envejecimiento normal, DCL y demencia en la enfermedad de Alzheimer73-75, aunque requiere la repetición de la exploración, lo que puede ser poco práctico, dado el elevado coste de la técnica y la restricción para su uso en la investigación. Neuroimagen funcional Los cambios estructurales aparecen en una fase relativamente avanzada de la EA, de ahí su valor relativo en el diagnóstico precoz de la enfermedad. La disminución de la actividad metabólica cerebral y del flujo sanguíneo, como consecuencia de la disfunción y/o muerte neuronal, son alteraciones mucho más precoces. Por ello, la neuroimagen funcional en sus distintas modalidades (tomografía por emisión de positrones [PET], tomografía por emisión de fotón único [SPECT] y resonancia magnética funcional) parece mucho más prometedora para el diagnóstico de la EA en fase prodrómica. 35 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Martín Carrasco M, et al. Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer Además, estas pruebas también son útiles a la hora de realizar el diagnóstico diferencial entre la EA y otras enfermedades que cursan con síndrome demencial, como la demencia vascular, la demencia frontotemporal o la demencia con cuerpos de Lewy. Tanto la PET como la SPECT, esta última con menor sensibilidad, pueden mostrar in vivo la patotopografía de la enfermedad de Alzheimer. En la EA en fase moderada o avanzada de demencia se aprecia un patrón típico de hipometabolismo o hipoperfusión temporoparietal bilateral, lo que permite diferenciarla tanto de los sujetos sanos como de los afectados por otras enfermedades cerebrales76,77. El problema surge cuando se trata de examinar a sujetos en fase inicial de demencia o de DCL, dado que en estos casos el patrón típico sólo aparece en dos tercios o menos de los casos78. McMahon79 ha examinado recientemente la relación coste-efectividad de la SPECT, dadas las terapias actualmente disponibles, con un resultado desfavorable para la prueba. Asimismo, otro estudio longitudinal a 3 años sobre 36 pacientes con DCL encontró que la SPECT no demostraba una correlación significativa entre la presencia de anomalías en la evaluación basal y la presencia posterior de deterioro cognitivo80. Otros trabajos han ofrecido resultados más esperanzadores empleando técnicas de análisis automatizadas81,82 pero, en conjunto, la evidencia actual no apoya el empleo de la SPECT en el diagnóstico precoz de la EA. La PET muestra imágenes similares a la SPECT en la EA, pero con mejor sensibilidad y especificidad. Las imágenes típicas de déficit en el metabolismo temporoparietal permiten diferenciar a los sujetos afectados tanto de los controles sanos de igual edad como de pacientes con otras formas de demencia, y la magnitud de los déficit se correlaciona bien con el grado de deterioro cognitivo. Distintos trabajos han demostrado que la PET con el empleo como marcador de 18F-fluorodesoxiglucosa (FDG) posee valor diagnóstico incluso en pacientes con EA y demencia leve o muy leve, aunque la sensibilidad y especificidad son mayores en casos con demencia moderada o avanzada. En un estudio83 con 129 pacientes con deterioro cognitivo, la sensibilidad global para detectar pacientes con EA probable fue del 94%. En pacientes con demencia leve, la sensibilidad era del 87%, mientras que si el cuadro estaba más avanzado llegaba hasta el 96%. En otro estudio con 23 pacientes con DCL, 8 pacientes desarrollaron un síndrome demencial típico de la EA al cabo de 3,3 años. Estos pacientes mostraban los déficit característicos de la EA, aunque de menor intensidad que en pacientes con síndrome demencial 84. Es típico que los pacientes con EA en fase muy inicial muestren en la PET un área de hipometabolismo circunscrita al área cingulada posterior, lo que puede reflejar una desaferentización funcional causada por una degeneración neuronal primaria 37 en zonas del lóbulo temporal mediobasal85. Quizá, la evidencia más importante hasta el momento del valor pronóstico de la PET con FDG proviene de un estudio multicéntrico realizado en 8 instituciones universitarias86 sobre 284 pacientes valorados por presentar deterioro cognitivo, de los que se disponía de estudio anatomopatológico en 138 casos. El estudio con PET mostró una sensibilidad de 94% y una especificidad del 73%, que se mantenía tanto al analizar por separado los casos en los que disponía de confirmación patológica como al considerar a los pacientes cuyo grado de deterioro no permitía realizar un diagnóstico de demencia en el momento del estudio inicial. Pero no todos los estudios han mostrado este tipo de resultados. En una muestra de 36 pacientes con DCL seguida a lo largo de 3 años87, menos del 40% de los casos mostraron un patrón metabólico típico (déficit bilateral temporoparietal) o sugestivo (déficit cingulado posterior) de EA en la exploración basal. Sin embargo, en el 80% de los pacientes, la presencia de estos hallazgos se asoció con una progresión hacia síndrome demencial de tipo EA al cabo de un año. Por el contrario, los pacientes que mostraron un patrón metabólico normal no progresaron a demencia. En conjunto, pese a que los pacientes con DCL como grupo muestran déficit metabólicos en la PET con FDG que los diferencian de los controles sanos, la prueba no tiene el suficiente poder diagnóstico como para ser recomendada en el estudio clínico habitual88. Recientemente, se ha desarrollado una técnica que emplea la PET con un marcador diferente, (2-(1-{6[18F*fluoroetil) (metil)amino]-2naftil} etilideno) malononitrilo o [18F]FDDNP, que puede poseer la propiedad de detectar la presencia in vivo de placas neuríticas con betaamiloide y ONF, ya que las áreas cerebrales afectadas por los marcadores anatomopatológicos característicos de la EA retienen el marcador más tiempo que la zonas libres de enfermedad. De confirmarse los hallazgos iniciales89, puede tratarse de un descubrimiento relevante para el diagnóstico prodrómico de la enfermedad de Alzheimer. La resonancia magnética funcional también es capaz de identificar la actividad cerebral regional midiendo los cambios locales de concentraciones de desoxihemoglobina en respuesta a diversos estímulos. Recientemente se han llevado a cabo diversos estudios en pacientes con EA90 que han puesto de manifiesto una disminución de la intensidad o extensión de la respuesta de activación en las regiones temporales y frontales ante pruebas cognitivas en pacientes con EA comparados con controles sanos. En cambio, los estudios con pacientes con factores de riesgo para EA han mostrado resultados aparentemente contradictorios, con patrones de hiperactivación o hipoactivación que todavía no se han logrado interprePsiq Biol 2003;10(4):119-32 127 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Martín Carrasco M, et al. Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer TABLA 2. Marcadores bioquímicos en la enfermedad de Alzheimer Lesiones estructurales Estrés oxidativo Inflamación Otros Marcador bioquímico Proceso patológico Fluido de medición Aß total Aß40 Aß42 Tau total Tau fosforilado Isoprostanos 8-hidrodesoxiguanina 4-hidroxinonenal Interleucinas TNF-α GM-CSF TGF-β GFAP 24S-hidroxicolesterol NTP PPA plaquetario Depositado en placas neuríticas Más importante en depósitos amiloides vasculares Depositado en placas neuríticas, ↑ en EA precoz ONF, liberado tras daño neuronal Componente principal de los FHA Producto de oxidación, ↑ en EA Resultado de baño en ADN; ↑ en EA Marcador de daño oxidativo Citocinas proinflamatorias en cerebro en EA Citocina proinflamatoria Citocina relevante para la activación microglial Funciones múltiples en proceseos inflamatorios Marcador de astrocitosis Marcador de procesos neurodegenerativos, ↑ en EA Asociada con ONF Desconocido LCR, P LCR, P LCR, P LCR LCR LCR, P, O O O LCR, P LCR LCR, P LCR, P LCR, P LCR, P LCR, O P Aß: betaamiloide; EA: enfermedad de Alzheimer; FHA: filamentos helicoidales apareados; GFAP: glial fibrilary acidic protein; GM-CSF: granulocyte-macrophage colony stimulating factor; NTP: neuronal thread factor; O: orina; ONF: ovillos neurofibrilares; P: plasma; PPA: proteína precursora del amiloide; TGF-β: transforming growth factor; TNF-α: factor de necrosis tumoral alfa; LCR: líquido cefalorraquídeo. (Tomada de Ho y Galasgo98.) tar. Por ejemplo, este fenómeno puede deberse al reducido número de pacientes estudiados o a la heterogeneidad de la muestra. Por tanto, es necesario mejorar los estudios con esta técnica, teóricamente muy prometedora, para establecer su papel en el diagnóstico precoz de la EA91-93. Otra técnica prometedora es la espectroscopia por resonancia magnética de protones (ERM), que permite medir la concentración de compuestos bioquímicos en el cerebro in vivo94. Por ejemplo, pueden emplearse como sustancias diana moléculas como el Nacetil-aspartato (NAA), un marcador neuronal, o el mioinositol (MI), un marcador del metabolismo del fósforo95. Los hallazgos típicos en la EA en fase demencial, incluso en estadio muy leve, consisten en una disminución de la primera y un aumento de la segunda sustancia, lo que se atribuye, respectivamente, a la pérdida neuronal y a la rotura de membranas. Este patrón bioquímico, sobre todo el aumento de MI, está presente ya en la fase de deterioro cognitivo leve96. Aunque no es específico de la EA, su sensibilidad lo hace interesante como método a combinar con otras pruebas97 como, por ejemplo, la volumetría hipocampal. Marcadores bioquímicos Dada la complejidad fisiopatológica de la EA, se han realizado estudios sobre una gran variedad de sustancias (tabla 2)98, tanto relacionadas con alteraciones estructurales cerebrales específicas de la enfermedad como con procesos inflamatorios, estrés oxidativo, o la homeostasis del colesterol99. Dado que la EA es una enfermedad exclusivamente cerebral, es lógico que la mayoría de los 128 Psiq Biol 2003;10(4):119-32 estudios se hayan realizado en líquido cefalorraquídeo (LCR), aunque también se han realizado trabajos en plasma y orina, dado que desde el cerebro existe un cierto intercambio con estos medios, que son mucho más accesibles. En LCR, los marcadores más estudiados son la proteína tau, integrante de los ONF, y el péptido betaamiloide (Aβ), constituyente de las placas neuríticas, especialmente en su forma amiloidogénica Aβ42. La tau se libera al espacio extracelular a partir de las neuronas en proceso de degeneración y aparece en el LCR. En la EA hay una sobreproducción de Aβ42, pero al depositarse en el parénquima cerebral hay una disminución en LCR. Se dispone de un buen número de trabajos que han demostrado consistentemente la presencia de valores elevados de tau y disminuidos de Aβ42 en el LCR de pacientes con EA, comparados con controles sanos de la misma edad98. La sensibilidad diagnóstica de la combinación de ambos parámetros es muy alta, pero existen problemas en cuanto a la especificidad. El aumento de tau en LCR aparece también en otras enfermedades neurodegenerativas, como la demencia frontotemporal o la parálisis supranuclear progresiva, o en la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Aunque la presencia de proteína tau hiperfosforilada puede ser más específica de la EA, no existe actualmente una evidencia clara de que la medición de tau fosforilado proporcione una ventaja significativa sobre la de la tau total. Por otra parte, la disminución de Aβ en LCR tampoco es específica de la EA, ya que puede aparecer también en la demencia vascular y en otras enfermedades, como la encefalitis o la esclerosis múltiple. Sin embargo, puede ser de ayuda para el diagnóstico diferencial entre la de38 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Martín Carrasco M, et al. Diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer mencia frontotemporal y la EA, ya que en la primera los valores de Aβ son, por lo general, normales. Un estudio que empleó una técnica de regresión logística para establecer un punto de corte entre la EA y controles sanos encontró una buena especificidad y sensibilidad para la asociación de las 2 pruebas 100. Otro estudio prospectivo que empleó esta línea de regresión encontró una sensibilidad del 94% para EA probable, del 88% para EA posible y del 75% para DCL, y añadiendo la presencia del alelo ApoE ε4 la sensibilidad alcanzaba el 99% para EA probable, el 100% para EA posible y el 75% para DCL101. Un trabajo prospectivo sobre 36 pacientes con DCL encontró que la mitad presentaba el patrón característico de tau alta y Aβ42 baja; al cabo de 18 meses, dos tercios de este grupo había desarrollado el síndrome demencial de la EA y un tercio aparecía con deterioro, pero sin progresar a demencia. Por el contrario, la mayoría de los sujetos con un patrón normal mantenían el mismo nivel cognitivo al cabo de dicho período 87. En conjunto, puede afirmarse que la combinación de estos marcadores mejora la precisión diagnóstica en la EA y que puede tener un valor predictivo sobre la evolución del DCL. En cuanto a estudios sobre marcadores en plasma, las concentraciones de 24S-hidroxicolesterol y anticuerpos anti-GM-CSF (granulocyte-macrophage colony stimulating factor) pueden ser los parámetros más específicos y prometedores; el primero puede ser un marcador precoz y el segundo tardío99. Pruebas genéticas Las mutaciones de los cromosomas 1, 14 y 21 constituyen menos del 1% de todos los casos de EA. Si se demuestra su presencia en un paciente con demencia, se puede realizar el diagnóstico definitivo de EA in vivo. Una vez demostrada su presencia en un sujeto afectado de demencia, puede realizarse su determinación en parientes asintomáticos, pero siguiendo los protocolos al uso en cuanto a consejo genético. La presencia del alelo ε4 de la Apolipoproteína E es el factor de riesgo mejor establecido para el desarrollo de la EA, pero no descarta otras causas de demencia ni predice su aparición con la exactitud deseable, por lo que no puede emplearse como herramienta de diagnóstico. Su utilización como tal se encuentra en la actualidad contraindicada por las principales guías clínicas sobre la enfermedad102. Como grupo, los pacientes con DCL presentan una mayor frecuencia de alelo ε4 que los controles sanos87, y su presencia se asocia a una mayor probabilidad de progresión a demencia de tipo Alzheimer103. Como ya se ha comentado, su determinación junto con otros marcadores puede mejorar la capacidad diagnóstica del conjunto de pruebas, pero no debe emplearse de 39 forma aislada. CONCLUSIONES Existe un acuerdo generalizado acerca de las ventajas que proporciona la realización del diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer de la forma más temprana posible. En el momento actual, aplicando los criterios de diagnóstico y las guías clínicas existentes puede realizarse el diagnóstico de la EA en fase demencial con una gran sensibilidad y especificidad, especialmente si el diagnóstico lo realiza un clínico bien adiestrado. Por tanto, el problema del diagnóstico de la EA en fase demencial radica más en la adecuada formación y motivación de los médicos implicados en la atención de las demencias, fuera de los entornos superespecializados (p. ej., clínicas de memoria). Por ello, en este momento el reto se plantea sobre todo en el diagnóstico de la EA en fase anterior al desarrollo del síndrome demencial, y dado que en esta fase existe un extraordinario solapamiento con el envejecimiento normal y con formas de deterioro cognitivo que no van a progresar a demencia, el problema radica sobre todo en el descubrimiento de un marcador biológico de la EA. En los últimos años se ha realizado un progreso significativo en el desarrollo de este tipo de marcadores, aunque en el momento actual no existe suficiente evidencia de tipo I como para que ninguno de ellos pueda ser recomendado para su uso clínico habitual, como puso de relieve recientemente la Academia Americana de Neurología104. Hasta el momento, los métodos más prometedores son la determinación de tau y Aβ en LCR, combinándolos con técnicas de neuroimagen, especialmente funcionales como la PET, y con la determinación de ApoE4. Es posible que en un futuro próximo, con el desarrollo de tratamientos más específicos para la EA que bloqueen o reviertan la cascada patológica en una fase más temprana, los marcadores biológicos puedan incorporarse a la medición de resultados terapéuticos y comience realmente su etapa de utilización clínica. BIBLIOGRAFÍA 1. Khachaturian ZS. Diagnosis of Alzheimer's disease. Arch Neurol 1985;42:1097-105. 2. Carr DB, Goate A, Phil D, Morris JC. 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