RACIOVITALISMO: ORTEGA Y GASSET

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 RACIOVITALISMO: ORTEGA Y GASSET
I.
CONTEXTO HISTÓRICO - FILOSÓFICO
Iniciamos este contexto con un hecho histórico que marcará la obra de Ortega,
desastre del 98, la pérdida de las colonias y sus consecuencias. Aquí encontrará
material para sus ensayos, artículos, tertulias; los nuevos vehículos de expresión de la
filosofía orteguiana y de prácticamente la del siglo XX. A principios de siglo se une la
Guerra de Marruecos, que pondrá en peligro las plazas de Ceuta y Melilla.
Tras la Dictadura de Primo de Rivera en la década de los 20, se instaura la
República al comiendo de los 30 y será su participación en la Segunda República, de
la que fue Diputado por León y Jaén en las Cortes constituyentes, defendiendo la
suerte del liberalismo, la que marcará sus años posteriores.
La Guerra Civil del 36, le obligaría a tomar el oscuro sendero del exilio. Meterá sus
ideas en la maleta y se trasladará por Francia, Holanda, Argentina y Portugal para
volver en el 45 a España, y comprometerse a "no decir nada", a conservar la maleta
de sus ideas cerrada para siempre. La situación de España, quizá, "el problema de
España", a la que tanto empeño dedicó, lo llevó al exilio interior.
En cuanto a lo social, quizá haya que señalar un hecho trascendental, que afecta
no sólo a España, sino a toda Europa y cuya importancia se eleva por encima de
cualquier otro evento social de este siglo. Ha aparecido un nuevo hombre, el hombre
masa, aquel que se caracteriza por la libre expansión de sus deseos vitales y por su
radical ingratitud, su odio, hacia todo aquello que hace posible, que facilita, su propia
existencia. Aquel que no se valora a sí mismo.
Ortega vivió la España de las tertulias, los grandes intelectuales: D'ors, Marañón,
Pérez de Ayala, Baroja, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, García Morente,
Azorín, Baroja, Zulueta, Penagos; los grandes toreros Belmonte, Machaquito, se
reunían en largas sesiones en las que se comentaban los artículos que la prensa
dejaba en los cafés. Son los años en los que el ferrocarril significaba progreso, y en los
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que la ideología de lo español estaba definida por la expresión de Unamuno "que
inventen otros".
El apartado filosófico exige la ayuda de una breve biografía de José Ortega y
Gasset, 1883-1955, su vida está estrechamente vinculado al mundo de la prensa. Su
familia es propietaria del periódico madrileño "El Imparcial"; a lo largo de su vida, funda
el diario "El Sol", la revista "España" y "Revista de Occidente".
Cursó Bachillerato con los Jesuitas en Miraflores de El Palo, Málaga, para
después continuar una formación académica cosmopolita, europeizada. Pasó por las
universidades de Madrid, Leipzig, Berlín y Marburgo. Ortega se convierte en un vaso
comunicante a través del cual la cultura germánica entre en España e Hispanoamérica
y lo español es descubierto por la cultura germana.
La época que le tocó vivir le rodeó de una encrucijada de movimientos culturales.
Nos encontramos con:
La generación del 98 de donde quizá asumiese su preocupación por España, y
donde toma contacto con la temática de Unamuno, el problema religioso y su postura
ante el cristianismo.
La generación del 27, muchos de estos autores, publicaron en su "Revista de
Occidente" y dejaron su huella.
Junto a estos movimientos hispanos hay que colocar sus influencias europeas,
como el neokantismo, la fenomenología de Husserl y por último la clara influencia de
Nietzsche, y Heidegger con quien hay un gran paralelismo filosófico.
Además de estos movimientos que influyen directamente en Ortega, se hace
necesario nombrar otra serie de movimientos filosóficos que se están desarrollando en
Europa en esta primera mitad de siglo, como son: La Filosofía Analítica, de la mano de
B. Russell, L. Wittgenstein, los Neopositivismos con el Círculo de Viena y el
neomarxismo, de la mano de Lukacs, o Bloch.
Evolución del pensamiento orteguiano
El pensamiento de Ortega está atravesado por dos cuestiones que lo vertebran:
El problema de España. En su pensamiento político vemos un paso desde ver la
salvación de España en su europeización, hasta una reivindicación de lo mediterráneo,
cuyo núcleo es lo español.
Y la dialéctica libertad-cultura donde sus ideas evolucionan desde colocar la
cultura como lo prioritario, hasta luchar frente al culturalismo que oprime la libertad.
El pensamiento de Ortega, atraviesa por cuatro períodos según el planteamiento
que hace José Luis Abellán en “Historia del pensamiento español”:
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Objetivismo
En este período sólo publica artículos en lo que se nota una fuerte influencia
europea, el neokantismo, que se manifiesta dentro de la dialéctica libertad−cultura, en
la defensa de la primacía de las ideas y de las cosas sobre las personas; es decir la
cultura está por encima de la vida, de la libertad.
Respecto a su otra gran preocupación, el tema de España, denuncia el desfase de
España respecto a Europa que sólo podrá ser superado incorporando disciplina,
método, crítica, racionalidad, objetividad en una palabra.
La raíz de todos los males de España, está en la incultura, en el horror a las ideas
y a las teorías. Europa representa la cultura, era el producto objetivo de la fe en la
razón. Por eso dice Ortega que "España era el problema, Europa la solución". En una
carta a un amigo le confiesa, "Fuera de España, ser español, es simplemente ridículo".
Perspectivismo
A través de la obra "Meditaciones del Quijote" 1914, accedemos a la filosofía de la
perspectiva y de la circunstancia. La fórmula: "yo soy yo y mi circunstancia, y si no la
salvo a ella, no me salvo yo", es el reconocimiento del correlato objeto-sujeto, tal como
se da en el mundo de la vida. La vida aparece como la aceptación e interacción de/en
la circunstancia.
En cuanto a la dialéctica libertad−cultura, en este momento nos encontramos con
un equilibrio entre ambas, tan importante es la perspectiva, la libertad o la vida, como
la cultura, la circunstancia, ambas necesitan la una de la otra para ser salvadas.
A esta etapa pertenecen además de la obra ya mencionada "Meditaciones del
Quijote", "El espectador" y "La España invertebrada".
Ortega sostiene que España no puede ser salvada sin tener en cuenta sus propias
posibilidades, asistimos una reivindicación de lo español, de lo mediterráneo, frente a
una relativización de la cultura germánica: dice Ortega:
"...Solicito para el hombre mediterráneo cuyo representante más puro es el
español un puesto en las galerías de los tipos culturales. El hombre español se
caracteriza por su antipatía hacia todo lo trascendente; es un materialista extremo...
".
Raciovitalismo
El raciovitalismo, supone que el conocimiento tiene un objeto que requiere
expresamente su atención, como es la vida; el conocimiento es racional, pero está
íntimamente arraigado en la vida. La razón pura del racionalismo debe de ceder su
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puesto a la razón vital del raciovitalismo ya que la razón es tan sólo una forma y una
función de la vida.
En cuanto a la dialéctica libertad−cultura, va a conceder Ortega, la prioridad de la
vida sobre de la cultura, como vamos a ver en “El tema de nuestro tiempo”. En su
pensamiento político hay una primacía de la sociedad sobre el estado. Al hablar de
España traslada a la sociedad el protagonismo político dirá: "¡Señores políticos, a la
retaguardia, así los malos como los buenos! ¡Paso a los ingenieros, a los labradores, a
los obreros, a los industriales, a los profesores, a los artistas!"
Las obras más importantes de esta etapa son: "La rebelión de las masas" 1926. Y
"¿Qué es filosofía?" 1929, y el "El tema de nuestro tiempo", 1923, donde encontramos
el ensayo: “La doctrina del punto de vista”, al que pertenece este texto. Aparece la
influencia de Nietzsche y de su ideal de vida ascendente. Aquí, se hace más patente el
modo raciovitalista de hacer filosofía. Manifiesta la necesidad de someter la razón a la
vitalidad, porque la razón, esté supeditada a lo espontáneo, a lo creativo. Quiere
reducir la cultura a su puesto y sitio propio, es decir, el de ser un instrumento al
servicio de lo biológico, el de ser un medio para la vida. Hay Aquí un intento de
derrocar el culturalismo, que es la substantivación de la cultura en cuanto poder
autónomo frente a la vida. No es una práctica contra la cultura y una vuelta al
primitivismo y menos aún una exaltación de lo irracional, sino que, lo único que
pretende es denunciar lo que Cerezo ha llamado alienación cultural esto es: "La
cultura independizada de la vida y levantada sobre ella y frente a ella como un mundo
aparte".
Filosofía de la historia
A este período pertenecen obras como: "Historia como sistema" 1935, "Apuntes
sobre el pensamiento" 1941, e "Ideas para una historia de la filosofía" 1942. En este
período, no se abandona la razón vital, sino que se avanza hacia una mayor
comprensión del sujeto con el uso de la razón histórica, puesto que según Ortega, el
hombre sólo cobra sentido pleno dentro de la corriente histórica. "La historia es ciencia
sistemática de la realidad radical que es mi vida". "El hombre no tiene naturaleza, sino
que tiene historia".
Y por último decir que la influencia de Ortega en el pensamiento filosófico español
es notable, y herederos de sus planteamientos encontramos a García Morente,
prácticamente coetáneo suyo; Xavier Zubiri, J. Xirau, José Gaos, Julián Marías, María
Zambrano, Laín Entralgo, Aranguren... .
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II.
EL RACIOVITALISMO DE ORTEGA
El raciovitalismo, no es una ruptura dentro del pensamiento de Ortega, sino que
es una evolución desde el perspectivismo, por lo que para comprenderlo, tendremos
que partir de este.
El hombre como perspectiva y circunstancia histórica
Ortega, lo que pretende con este concepto es superar el escepticismo y el
racionalismo, como actitudes ilegítimas y contrapuestas, como dos ingenuos sistemas
filosóficos. Nos dice Ortega:
La perspectiva es una condición gnoseológica de lo real, es decir, la perspectiva
es una condición que nos permite y posibilita el conocimiento de la realidad. La
realidad se nos presenta perspectivamente, es decir, desde puntos de vista
determinados.
Lo que tenemos es una pluralidad de perspectivas, nos dice Ortega. Pluralidad
que es irreductible puesto que para cada uno de nosotros, la perspectiva, es "mi
perspectiva", y no puedo absolutizarla, convertirla en verdad única. Tengo que
entender que el mundo, la realidad, no es algo perfectamente definido, no es una
verdad omnímoda, eterna, inmutable, sino que es algo que tan sólo puedo contemplar
desde mi propio horizonte. No puedo reducir esa multiplicidad de perspectivas porque
cada una de esas perspectivas son un componente de la propia realidad. Detrás de
cada perspectiva, detrás de cada punto de vista hay siempre un individuo, una vida
individual que las hace supremamente valiosas un punto de vista esencial sobre el
universo.
El yo, no es un yo puro, trasparente, no es una razón pura, sin contaminar como
plantea el racionalismo, sino que "somos insustituibles, somos necesarios"
El yo
aporta significatividad y sentido la circunstancia. El yo, es un elemento activo que
interactúa en su circunstancia, que trabaja y elabora en ella su proyecto humano, su
vida. Y por otra parte el sujeto, la perspectiva, carece de sentido sin la circunstancia
en la que está inmerso. El sujeto, carece de sentido sin el objeto, ambos están
mutuamente implicados. Hay perspectivas porque el sujeto tiene un "lugar" en la
realidad. No está sobre ella ni la sobrevuela, sino que pertenece a la misma carne y
textura del mundo. El concepto de circunstancia quiere mostrar que no existe un "yo"
aislado del mundo real sino que el punto de vista, el sujeto es hijo de la circunstancia,
hijo de la historia. Circunstancia y perspectiva, se articulan en una peculiar concepción
de la verdad; ambas son correlativas.
La circunstancia es ante todo histórica, se mueve en coordenadas espaciotemporales, sería el aquí y el ahora de cada uno. Para Ortega, la realidad radical de la
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vida del hombre está en que somos "herederos", es decir, a cada generación sus
predecesores le han trasmitido una considerable hacienda, compuesta de ideas y de
creencias acumulados durante milenios. Esta herencia, consta al mismo tiempo de
aciertos y errores del pasado: “A fuerza de errar, se va acotando el área del posible
acierto.” – nos dirá Ortega. “De ahí la importancia de conservar los errores, y esto es
la historia.”
Ortega desarrolla la idea de las generaciones como modo de ver el pasado. El
hombre está sujeto a la circunstancialidad de la época, es un hombre que se da en
una comunidad humana o sociedad. Y para comprender y hacer comprensible el
proceso histórico, recurre a la división pormenorizada de las generaciones. La
generación, sería algo así como la molécula de la historia, la unidad molecular en que
la historia se divide. Se puede definir por el hecho de ser una sensibilidad vital a los
problemas de la realidad, puesto que los miembros de una generación, "vienen al
mundo dotados de ciertos caracteres típicos", hay unas notas comunes entre todos los
miembros de una misma generación. Esto es debido, a que participa de una herencia
común, de un mismo depósito cultural. Ello hace que cada miembro de la generación
viva los mismos presupuestos teóricos. Es lo que Ortega llamará las convicciones de
una generación.
En un mismo plano histórico, nos encontramos conviviendo tres generaciones, es
la constatación de la coexistencia de hombres que comulgan con diferentes ideas y
creencias entre sí. Esta convivencia permite que pueda haber innovaciones o
retrocesos en la historia.
Toda generación, conlleva un cambio en la perspectiva que el hombre tiene sobre
su mundo, y produce innovaciones o mutaciones que pueden ser casi imperceptibles,
Ortega habla entonces de cambios larvados; o bien puede producir un cambio radical
engendrando un mundo nuevo, estaríamos ante lo que Ortega llama cambio llamativo,
cambio revolucionario que afecta a las convicciones más profundas del hombre. Estas
épocas en las que parece que se acelera el proceso histórico son las más sugerentes
e interesantes para la reflexión filosófica sobre la historia. Distingue dos tipos distintos
de generaciones:
Generaciones que corresponden a las épocas acumulativas, en las que se vive
una cierta solidaridad generacional, presidida por la generación de más edad que
impone su visión del mundo. Pertenecen a un momento histórico en el que el hombre
parece haber alcanzado sus mentas, parece haber logrado y saciado sus deseos y
carece de inquietudes puesto que piensa que ha llegado a la más elevada altura de
los tiempos.
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Generaciones que corresponden a épocas eliminatorias y polémicas, en las que
hay una beligerancia generacional, que lleva a que los cánones impuestos por la
generación de mayor edad, sean barridos por las generaciones nuevas. Los más
jóvenes ven ese conjunto de ideas y creencias que les ofrece la tradición como algo
inapropiado para sus expectativas, para su modo de enfrentarse a la vida y deciden
romper, dilapidar el capital cultural que se les deja en herencia y construir otro. Son
generaciones que “han recuperado el deseo que le da sentido a la vida” –dirá Ortega.
Cuando esto sucede, estamos ante un cambio de las convicciones del mundo,
inmersos en una crisis histórica. Es una época de confusión y desorientación con
respecto al mundo en la que el hombre tiene dos opciones, o bien bucear en el pasado
buscando coordenadas para orientarse en el presente, o bien entregarse a la acción
por la acción, barbarización, actuar convirtiendo a la acción en la suprema convicción.
Esta crisis histórica, sólo puede ser superada cuando el hombre alumbra un
mundo nuevo, cuando el hombre tiene la sensación de haber subido un peldaño y
haber alcanzado la meta de sus deseos, se ha logrado el fruto de una generación
creadora, y esto nos permite volver a vivir en la seguridad de unas nuevas
convicciones durante otra serie de generaciones acumulativas.
Nuestra circunstancia es pues heredera de 2.500 años de historia, de épocas de
crisis y acumulativas, y nosotros somos esencialmente circunstanciales, no estamos
definidos, sino que nuestra definición se hace a lo largo del tiempo, a lo largo de la
vida.
El peligro de la historia está en la rebelión de las masas. Cuando habla Ortega del
hombre−masa, se está refiriendo a una categoría antropológica. El hombre masa, es
el especialista−bárbaro o el sabio−ignorante; es el idiota−especializado, aquel que
solo domina una materia y se jacta de ignorar todo lo demás, es la persona que se
siente lleno de derechos y sin ningún deber. Es aquel que no practica la cultura del
esfuerzo, y que espera que los otros le resuelvan los problemas, un tipo inmaduro
incapaz de tomar decisiones pero sí de criticarlas. Lógicamente como ser individual no
tiene nada que hacer, por eso se refugia, se encoge y se diluye en la masa.
Frente al hombre masa, ortega coloca la minoría, que es aquella que antepone los
deberes a los derechos, la que tiene un mayor nivel de exigencias consigo mismo, que
trata de resolver los problemas por sí mismo y que es capaz de tomar decisiones y
asumir la responsabilidad que ellas implican. A lo largo de la historia, lo que hay es un
debate, un enfrentamiento entre la masa y la minoría. Y lo actual, es precisamente la
rebelión de las masas, su triunfo.
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La razón se hace vital
El perspectivismo da paso al raciovitalismo en el momento en que Ortega se da
cuenta de que tras cada perspectiva hay una vida, que como ya hemos dicho es
irreductible, e inalienable, por lo que va a conceder ahora primacía a la vida sobre la
cultura y a la sociedad respecto al estado. La vida es interpretada en términos de
creatividad, de vida ascendente opuesta diametralmente al culturalismo de la primera
etapa, al objetivismo. Es ahora cuando la vida aparece como un principio cuando la
influencia nietzscheana se hace más visible en la obra de Ortega.
La doctrina de la madurez filosófica de Ortega se suele conocer con el nombre de
raciovitalismo, término que corresponde a su intento filosófico de superar críticamente
las posturas filosóficas vitalistas que desembocan en materialismo y las posturas
racionalistas que desembocan en espiritualismo o idealismo.
El raciovitalismo es una meditación sobre las dos perspectivas más radicales en
las que el hombre está situado:
La perspectiva de la vida, que viene dada como realidad. Y la perspectiva de la
razón, donde se sitúa el hombre en su esfuerzo por comprender la realidad.
El raciovitalismo tiene su reflejo de alguna manera, en la obra de Unamuno, para
quien hay un duelo trágico entre la cabeza y el corazón, un eterno conflicto entre la
razón y el sentimiento, entre la ciencia y la vida. La tesis medular de la obra de
Unamuno es la existencia de una oposición insuperable entre la razón y la vida y hay
que asumir esta tensión trágica como un elemento que afecta a la propia libertad.
Ortega analiza la figura de Sócrates y de Platón y extrae conclusiones próximas a
las que nos ofreció Nietzsche, si bien la crítica se realiza en otros términos. Platón y
Sócrates, hicieron un descubrimiento admirable, el de la razón, pero a la vez iniciaron
una tradición que arrastra un terrible olvido, que arrastra la cultura, y es que la razón
es una isla rodeada de irracionalidad por todas partes. Ortega, descubre que lo
racional, limita con lo irracional, es más, que el edificio del conocimiento que iniciara
Descartes sobre los cimientos de la razón, en realidad hunde sus raíces en lo
irracional, en la intuición.
Ortega nos lleva hasta el raciovitalismo, un punto medio entre reducirlo todo al
vitalismo, reducir todo lo humano a pura biología desvalorizando la razón. Y reducir el
conocimiento a puro racionalismo, es decir ceder a la pretensión de someter la
realidad a las estructuras de la razón.
El raciovitalismo pretende ser un punto medio: reconoce el valor de la razón, pero
reconoce también sus raíces irracionales (la intuición) y pone la razón al servicio de la
vida. Ortega va a aceptar como único método de conocimiento teórico la razón; pero
teniendo en cuenta que, el presupuesto a partir del cual se tiene que enfrentar a todo
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conocimiento es el problema de la vida, que es el problema que atañe a cada sujeto.
Así, como primer plano de toda reflexión racional, ha de estar la vida, lo irracional, la
intuición. De este modo se asume y se supera el error inveterado de Sócrates y
Platón, reconociendo la raíz irracional de la razón.
Al hilo de esta reflexión, plantea Ortega que la ciencia está en peligro. La fe que el
hombre moderno tenía puesta en ella se ha ido enfriando. La razón naturalista o
realista, ha topado con la extraña realidad que es la vida humana. De ahí que el
hombre moderno se sienta desilusionado ante la razón físico matemática, porque lo
humano escapa a ella, porque es incapaz de responder al problema de la vida.
Y frente a las ciencias, la filosofía. La filosofía es un saber radical, porque se
plantea los problemas últimos y primeros. Este radicalismo, le distingue de otros tipos
de conocimiento, como el científico, que únicamente se ocupa de problemas que en
principio son susceptibles de solución, problemas "mansos".
Ortega, afirmará que la vida es la realidad radical. El hombre, no es naturaleza,
sino historia, la vida en la que consistimos es lo que hacemos y lo que nos pasa.
Definir la vida, nos obliga a buscar cuáles son sus atributos, cuales son las categorías
que nos pueden permitir definir la vida:
Vivir es ante todo encontrarse en el mundo, es esta una afirmación existencialista.
Es la necesidad de buscar nuestro lugar, nuestro sitio en el mundo1. En este sentido
nos encontramos con la primera categoría de la vida, "yo en el mundo", "me doy
cuenta de mi en el mundo, de mí y del mundo, -esto es por lo pronto vivir."
Vivir es estar ocupado en algo, y ese algo se convierte en la finalidad que persigue
la vida. "Todo hacer es ocuparme en algo para algo". La vida nunca está prefijada,
sino que es posibilidad y problema.
"Vivir es convivir con una circunstancia", "Yo consisto en ocuparme con lo que
hay en el mundo y el mundo consiste en todo aquello de que me ocupo y en nada
más"
"Qué es Filosofía."
La vida es anticipación y proyecto. Yo he decidido hacer lo que hago. La vida es
un decidir antes de un hacer. Esta categoría está vinculada estrechamente a
Heidegger, vivir como un proyecto. Metas, sueños, aspiraciones, la vida como
proyección de futuro.
La vida es "libertad para...". "Vivir es hallarse en un mundo no hermético, sino que
ofrece posibilidades". El hombre posee la posibilidad de elegir, de escoger, no hay
nada predeterminado, “el hombre no tiene naturaleza”, sino que todo está por hacer.
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La película ”Un lugar en el mundo”
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La vida es circunstancial. La circunstancia es el límite de decisión que tiene el
hombre, la circunstancia representa las posibilidades que se le abren al hombre en su
proyecto vital, es la concretización en que se presenta la vida.
La vida es temporeidad. La vida es futurización, pero futurización dentro de un
tiempo finito. El cambio, el devenir tiene sentido en la vida porque existe un desajuste,
irreductible, entre pasado y futuro del hombre.
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Bibliografía
1. Ortega y Gasset J. (1972). Qué es filosofía. Madrid: Espasa Calpe col Austral.
2. Abellán J. L. (1989). Pensamiento español contemporáneo y la idea de
América. (pensamiento en el exilio). Madrid: Anthropos.
3. Abellán J.L .(1966). Ortega y Gasset en la filosofía del exilio. Madrid: Tecnos.
4. G Reale y D Antiseri. (1991). Historia del pensamiento filosófico y científico.
Barcelona: editorial Herder.
5. Ferrater Mora. (2009). Diccionario de Filosofía. Barcelona: Ariel.
6. Cerezo Galán. (1984). P. La voluntad de aventura. Madrid: Ariel
7. Ortega y Gasset. (2010). La rebelión de las masas. Madrid: espasa-calpe.
8. Ortega y Gasset. (2006). La España invertebrada. Madrid: espasa-calpe.
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