ALTAR MENSAJE 20160820 El altar hace cesar la mortandad Lectura Números 16: 44-48 Aprender Números 16: 48 “y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad.” Solo una vida de altar podrá detener la mortandad, y hará que Dios tome el control y se glorifique en medio de toda adversidad. Es importante y necesario mantener un altar restaurado en nuestras vidas. Actitud de rebelión. Números 16: 3-4 Y se juntaron contra Moisés y Aarón, y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová? 4 Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro; La rebeldía y la desobediencia contamina y destruye. Hubo un grupo de personas que se habían rebelado contra Dios. Ellos manifestaron su descontento contra Moisés y Aarón, porque ellos querían gobernar al pueblo, y querían que se hiciera lo que ellos decían; por eso provocaron una rebelión, y contaminaron a doscientos cincuenta príncipes de Israel. Esto los llevaría a la destrucción. Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro. Moisés era un hombre de altar, y cuando escuchó lo que estos hombres querían hacer, se postró sobre su rostro; él se dirigió a Dios, y buscó dirección y ayuda sólo en él; la rebeldía y la desobediencia estaba afectando a la congregación. Debemos tener cuidado cuando hay personas que murmuran, critican, ya que ellas están enfermas del corazón, y tratarán de arrastrar a otros con ellos. La rebeldía estaba en el corazón de ellos. Números 16: 12-14 “Y envió Moisés a llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab; mas ellos respondieron: No iremos allá. 13 ¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que fluye leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente? 14 Ni tampoco nos has metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de éstos hombres? No subiremos”. Ellos eran rebeldes y desobedientes, ellos no estaban contentos con las bendiciones que estaban recibiendo, sino que empezaron a hablar en contra de sus autoridades. Y cuando Moisés los mandó llamar, dijeron “no iremos”; “no subiremos”. Esa es la actitud de los rebeldes. Cuando hay una vida de altar podremos interceder por otros. Números 16: 19-21 “Ya Coré había hecho juntar contra ellos toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión; entonces la gloria de Jehová apareció a toda la congregación. 20 Y jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 21 Apartaos de entre esta congragación, y los consumiré en un momento. 22Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué airarte contra toda la congregación?” Dios quería que Moisés y Aarón se apartaran porque iba a consumir a ese pueblo rebelde, pero Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros para interceder por el pueblo. Moisés y Aarón tenían un altar edificado a Dios; ellos tenían comunión con el Señor; y se postran buscando su misericordia para el pueblo. Consecuencias de la rebelión y desobediencia. Números 16: 31-34 “Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos. 32 Abrió la tierra su boca y se los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes. 33 Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación. 34 Y todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque decían: No nos trague también la tierra. 35 También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso”. No aprendieron la lección. Números 16: 41-43 “El día siguiente, toda la congragación de los hijos de Israel murmuraron contra Moisés y Aarón, diciendo: vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová. 42 Y aconteció que cuando se juntó la congragación contra Moisés y Aarón, miraron hacia el tabernáculo de reunión, y he aquí la nube le había cubierto, y apareció la gloria de Jehová. 43 Y vinieron Moisés y Aarón delante del tabernáculo de reunión.” Solo había pasado un día de que la tierra se había tragado vivos a aquellos hombres y que había salido fuego de delante de Jehová y había consumido a los doscientos cincuenta príncipes, y ya el pueblo estaba murmurando otra vez. Se postraron otra vez. Números 16: 44-45 “Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 45 Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre sus rostros.” Dios iba a consumir a los que habían murmurado otra vez, pero Moisés y Aarón se vuelven a postrar para interceder. A pesar de que el pueblo culpaba a Moisés y Aarón de la muerte de los rebeldes, Moisés se postra ante Dios para clamar misericordia porque había llegado la mortandad por causa del pecado. Cuando hay un altar edificado, esto nos moverá a buscar continuamente las misericordias de Dios a favor de otros, aunque nos estén causando daño. En el altar está el fuego de Dios que detiene la mortandad. Números 16: 46-48 “Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado. 47 Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo, 48 y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad.” La vida de altar de Moisés, hizo detener la mortandad que había venido por causa de la murmuración. Debemos tener un altar edificado en nuestras vidas, esto mantendrá el fuego encendido continuamente; el fuego del altar hará cesar la enfermedad, o el problema que estemos atravesando; hará cesar la angustia y la aflicción; el fuego del altar hará cesar la mortandad. ALTAR VISIÓN 20160818 El altar hace cesar la plaga 2 Samuel 24: 15-25 15Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres. 16Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo. 17Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre. 18Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo. 19Subió David, conforme al dicho de Gad, según había mandado Jehová; 20y Arauna miró, y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a tierra. 21Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la mortandad del pueblo. 22Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña. 23Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio. 24Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata. 25Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel. Había venido una plaga sobre Israel y murieron desde Dan hasta Beerseba setenta mil hombres. David había visto al ángel que destruía al pueblo; y él habla con Dios y le dice: Yo pequé, yo hice maldad; ¿Qué hicieron éstas ovejas? David pide a Dios que el castigo sea sobre él y sobre su casa. Sube y levanta un altar a Dios. 2 Samuel 24: 18 “Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo.” Había peste entre el pueblo; la gente se estaba muriendo por causa de esta plaga. El profeta manda a David a levantar un altar a Jehová en la era de Arauna. Esta era estaba en la cumbre y había que subir. Y el profeta Gad le dice a David que suba. Cuando viene la plaga o la peste es necesario subir a la presencia de Dios a levantar altar a Jehová para detener la plaga. Cuando viene la situación difícil, el problema en el hogar, o cuando hay un diagnóstico médico, es necesario subir y levantar un altar a Jehová. La obediencia traerá bendición. 2 Samuel 24: 19 “Subió David, conforme al dicho de Gad, según había mandado Jehová;” David obedeció lo que Dios le había mandado por medio del profeta. Hay un llamado de Dios a levantar el altar de nuestro corazón delante de él; en estos días que vivimos es necesario tener el altar levantado cada día. Debemos orar y clamar en todo tiempo; debemos velar en oración y ruego, para que podamos mantenernos firmes contra todas las asechanzas del diablo. Debemos obedecer el llamado del Señor a levantar nuestro altar y vendrá la bendición a nuestras vidas. Hay que dar lo mejor a Dios. 2 Samuel 24: 21-23 “Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la mortandad del pueblo. 22Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña. 23Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio” David viene a comprar la tierra para poder levantar altar a Dios, porque él quería que la mortandad se detuviera. David comprendió que sólo el altar podría detener la peste en medio del pueblo. Pero Arauna quería regalarle a David la tierra para que edificara un altar a Jehová; y también le quería dar los bueyes los trillos, y los yugos para los bueyes para el holocausto que se iba a quemar en el altar. Pero esto no era lo que Dios quería. Hay que ofrecer a Dios lo que nos cuesta. 2 Samuel 24: 24-25 “24Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata. 25Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel.” David no quiso dar a Dios algo que no le costara; él no quiso ofrecer a Dios holocausto que le sobrara; él quería que lo que él ofreciera a Dios le costara. En el altar debe haber ofrenda y holocausto. Es lo que le damos a Dios; es el tiempo que nos cuesta, el que apartamos para él; es la vida que le entregamos y rendimos ante él para obedecerle y hacer su voluntad. Muchas veces se nos presentan obstáculos para ir a la casa de Dios, o para servirle, pero cuando vamos a su casa y le servimos a pesar de lo que nos quiera impedir, entonces esto llega a la presencia de Dios como olor grato; porque él ve lo que te cuesta; aunque se te opongan en el camino, pero tu sigues a Jesús, eso es lo que te cuesta; aunque el mundo se derribe alrededor de ti, pero tu sigues adorando a Dios; y sigues teniendo una vida de altar, eso es lo que te cuesta. Y edificó David un altar a Jehová, y David sacrificó, holocausto y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra. Aleluya. Cuando edificamos un altar a Dios, él escuchará las súplicas de aquellos que claman por su misericordia. Cuando edificamos altar él oirá tu oración. Y cesó la plaga. Sólo cuando se levantó un altar, cuando se dio ofrenda y sacrificio cesó la plaga que estaba matando al pueblo. Jesús ya dio su vida por nosotros; él es el holocausto, el sacrificio en el altar; él pagó por nosotros, para sanarnos, para librarnos del pecado y de la muerte, para darnos vida eterna. Debemos levantar altar de adoración, de obediencia, de oración, debemos dar a Dios lo que nos cuesta, debemos tener una vida de altar.