Cantan los niños en la noche quieta; ¡arroyo claro, fuente serena! ¡Voy en busca de magos y de princesas! Los niños ¿Quién te enseñó el camino de los poetas? ¿Qué tiene tu divino corazón en fiesta? Yo Un doblar de campanas perdidas en la niebla. Los niños Ya nos dejas cantando en la plazuela. ¡Arroyo claro, fuente serena! ¿Qué tienes en tus manos de primavera? Yo Una rosa de sangre y una azucena. Los niños Mójalas en el agua de la canción añeja. ¡Arroyo claro, fuente serena! ¿Qué sientes en tu boca roja y sedienta? Yo El sabor de los huesos de mi gran calavera. Los niños Bebe el agua tranquila de la canción añeja. ¡Arroyo claro, fuente serena! ¿Por qué te vas tan lejos de la plazuela? Yo Los niños Yo La fuente y el arroyo de la canción añeja. Los niños ¿Te vas lejos, muy lejos del mar y de la tierra? Yo Se ha llenado de luces mi corazón de seda, de campanas perdidas, de lirios y de abejas, y yo me iré muy lejos, más allá de esas sierras, más allá de los mares, cerca de las estrellas, para pedirle a Cristo Señor que me devuelva mi alma antigua de niño, madura de leyendas, con el gorro de plumas y el sable de madera. Los niños Ya nos dejas cantando en la plazuela, ¡arroyo claro, fuente serena! Las pupilas enormes de las frondas resecas heridas por el viento, lloran las hojas muertas. (Federico García Lorca, Libro de Poemas COMENTARIO 7: “Cantan los niños (…)”, Federico García Lorca RESUMEN: El poeta dialoga con los niños, que cantan en la plazuela, y a sus preguntas responde con metáforas que expresan su tristeza, su angustia y la muerte. Después, expresa su deseo de volver a la infancia y de recuperar su fantasía y los juegos de niño, pero, al final, concluye con un presagio de tragedia a través de una imagen de llanto. TEMA: Pérdida de la felicidad infantil y el presagio de la tragedia. ESTRUCTURA: El texto presenta un diálogo imaginario entre el poeta y unos niños que cantan en la plaza. Este diálogo está enmarcado en dos partes narrativo-descriptivas que abren y cierran el poema. Esquemáticamente sería así: 1. Marco narrativo inicial (vv. 1-4): el narrador presenta a los niños (personajes) cantando en la noche (tiempo) una canción infantil. 2. Diálogo entre el poeta y los niños (vv. 5-56) 2.1. Expresión de angustia del poeta (vv. 5-30): estructurada a su vez en una serie de preguntas y respuestas del poeta con un comentario o consejo de los niños. 2.2. Deseo del poeta de recuperar su infancia (vv. 31-56) 3. Cierre narrativo (vv. 57-60): muestra de forma metafórica una sugerencia de tragedia. El tipo de estructura es secuencial o cronológico, puesto que las diversas acciones están ordenadas en el tiempo: el poeta llega a la plaza, entabla el diálogo, muestra su angustia y su deseo de volver a la infancia, se va y los niños se quedan cantando. COMENTARIO CRÍTICO: Nos encontramos ante un poema de Libro de Poemas, de la etapa inicial de Federico García Lorca. Es uno de los autores más sobresalientes de la Generación del 27. Su evolución poética lo lleva desde el neopopularismo de Romancero gitano al surrealismo de Poeta en Nueva York. Se trata de un texto literario de carácter lírico, cuya intencionalidad es mostrar la nostalgia del yo poético por el paraíso perdido de la infancia e insinuar una tragedia incierta. Las funciones lingüísticas predominantes son, por tanto, la poética o estética (texto literario) y la expresiva o emotiva (texto lírico). Comienza con una breve introducción narrativa en que presenta a unos niños cantando en la noche. Aparece ya el estribillo (“¡arroyo claro, / fuente serena!”) en que realiza una referencia al paisaje cargada de simbolismo: el agua equivale a la pureza, característica atribuida a la infancia; lo que es más, el agua serena puede identificarse con la vida tranquila y sosegada, lo anhelado por el poeta. Continúa con el diálogo, en que se suceden las preguntas de los niños, la respuesta del yo poético y el consecuente consejo o comentario. Le inquieren primero por sus sentimientos y él contesta que lo embarga la tristeza y la nostalgia. Después, por su juventud y él comenta que lo rodea la violencia y la pureza. A continuación, qué ansía, qué lo angustia y él menciona que la muerte. Ante estas dos últimas respuestas, los niños le aconsejan que se evada al pasado y los recuerdos (“la canción añeja”). Contrastan en este pasaje la vitalidad que los niños suponen al poeta por su juventud y la melancolía con que éste responde. Pasan finalmente a cuestiones de trasfondo literario. Cuando le preguntan por qué abandona la infancia, él, paradójicamente, responde que va hacia el mundo de la imaginación. Y cuando quieren saber quién le enseñó el camino hacia allí, es decir, el oficio de los poetas, responde que el pasado y el recuerdo (“La fuente y el arroyo / de la canción añeja”). Identifica así la literatura con el sentimiento de pureza asociado a la infancia. Ante la pregunta de dónde se halla ese mundo, se extiende en la intervención más larga del poema para explicar, a modo de síntesis, que, lleno de tristeza, marchara lejos para rogar a Cristo que le devuelva su inocencia de niño. Se va entonces, dejando a los niños cantando, augurando un desenlace trágico con una imagen de llanto para significar que aún no ha logrado la tranquilidad que busca. Se evidencian influencias del modernismo intimista en el simbolismo de las respuestas, nunca claras, sino metafóricas, en las notas de cromatismo y musicalidad (“Se ha llenado de luces / mi corazón de seda, / de campanas perdidas”) y en los anhelos de fuga hacia mundos fantásticos (“¡Voy en busca de magos / y de princesas!”). No obstante, la influencia más potente es la de la poesía popular y tradicional, que se muestra en el uso de estribillos, verso corto y rima asonante para dotar de ritmo y, que, en origen, facilitaban también la memorización con vistas a la transmisión oral. El tema de la añoranza del paraíso perdido de la infancia es clave en uno de sus compañeros de generación, Rafael Alberti. En Marinero de tierra, influido también por la corriente neopopularista, el gaditano añora el mar en que desarrolló su niñez. Aparece asimismo en Juan Ramón Jiménez, padre del grupo, en la obra de prosa poética Platero y yo, en que recrea un mundo inocente y puro. El apego exagerado a la etapa infantil puede conducir a enfermedades como el denominado “síndrome de Peter Pan”, que afecta a personas que se niegan a madurar y asumir las responsabilidades inherentes a la edad adulta. Aunque es cierto que dichos deberes pueden hacer que la infancia parezca una etapa idílica por la ausencia o la banalizad de los problemas, hay que aceptar que es una etapa más de la vida y que, por tanto, hemos de dejarla atrás para crecer como individuos. Además, las responsabilidades y los sufrimientos acaban por enseñar. No obstante, con respecto a la literatura, se entiende que la infancia sea una aspiración, sobre todo, por la pureza de pensamientos. Los escritores admiran la mentalidad aún no contaminada por la sociedad, la inocencia para ver un objeto cotidiano como algo completamente nuevo; en otras palabras, ansían la fructífera imaginación y la falta de miedo o de impedimentos para desarrollar libremente dicha imaginación. En conclusión, Lorca transmite la intranquilidad y tristeza ante el paraíso perdido de la infancia desde una perspectiva literaria, algo que ha preocupado a muchos otros, desde ese sentido y también desde uno más común. Nieves Marín Cobos