Antropología - cloudfront.net

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Antropología
paso a paso
aso
Palabras en la arena va de andanzas y
amores juveniles en verano, en una playa de
la ría de Vigo. Borja y sus amigos tienen 17
años llenos de vida.
Antropología
paso a paso
La inteligencia hace del Homo sapiens un animal inverosímil, amasado de carne y espíritu, anclado en la familia, el
trabajo, la amistad y el amor.
El ser humano es también un animal ético y estético,
político y económico, con una libertad que le permite ser
contradictorio: ha inventado la música de cámara y la
cámara de gas, al tiempo que ha entrado en ella con paso
firme, musitando una oración.
Con estos mimbres esenciales, José Ramón Ayllón ha
tejido Antropología paso a paso, una sugerente introducción
a la Filosofía.
José Ramón Ayllón ha sido profesor de
Literatura y Filosofía en Secundaria.
Hoy enseña Antropología filosófica en
la Universidad de Navarra.
www.jrAyllon.es
Antropología
Ciudadano Chesterton es una selección
de textos del célebre escritor británico, agrupados en cuatro capítulos: Mi vida, Mi visión
del hombre, Mi filosofía, Mi religión.
10 ateos cambian de autobús recoge la
conversión al cristianismo de 10 grandes
intelectuales: Dostoievski, Chesterton, C. S.
Lewis, Edith Stein, Messori, Francis Collins,
Frossard…
José R. Ayllón
paso a paso
Confesiones en versión reducida, ceñida a
la vida apasionante de San Agustín. La omisión de reflexiones filosóficas y teológicas
aumenta el impacto del texto y su éxito en
las aulas.
JOSÉ R. AYLLÓN
José R. Ayllón
ISBN 978-84-9840-868-3
www.jrAyllon.es
palabra
Antropología
paso a paso
Ediciones Palabra
Madrid
Colección: Mundo y Cristianismo
Director de la colección: Javier Martín Valbuena
© José Ramón Ayllón, 2013
© Ediciones Palabra, S.A., 2013
Paseo de la Castellana, 210 - 28046 MADRID (España)
Telf.: (34) 91 350 77 20 - (34) 91 350 77 39
www.palabra.es
[email protected]
Por las ilustraciones de los capítulos I y II estamos en deuda
con Francisco J. Ayala y su libro Evolución, Ariel, 2012
Diseño de cubierta: Ángel Fuertes
ISBN: 978-84-9840-868-3
Depósito Legal: M-16.194-2013
Impresión: Gráficas Anzos, S.L.
Printed in Spain - Impreso en España
Todos los derechos reservados.
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento
informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea
electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos,
sin el permiso previo y por escrito del editor.
José Ramón Ayllón
Antropología
paso a paso
A mi amigo Ángel Fuertes,
de las Jornadas a los diseños.
SUMARIO
I.
NUESTROS ORÍGENES ................................................
7
II.
LA INTELIGENCIA ...................................................... 27
III.
EL CONOCIMIENTO ................................................... 47
IV.
LA CONDUCTA ÉTICA ................................................ 69
V.
LOS SENTIMIENTOS ................................................... 91
VI.
FAMILIA Y SOCIEDAD ................................................ 115
VII. JUSTICIA Y POLÍTICA ................................................. 133
VIII. TRABAJO Y ECONOMÍA .............................................. 157
IX.
LA CULTURA ............................................................... 175
X.
¿EXISTE DIOS? ............................................................. 197
XI.
LAS MUTACIONES ...................................................... 221
ÍNDICE ONOMÁSTICO ........................................................ 241
ÍNDICE TEMÁTICO .............................................................. 245
ÍNDICE GENERAL ................................................................ 247
I. NUESTROS ORÍGENES
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Un Big Bang biológico
Omne vivum ex cellula
De la biología a la filosofía
Un programa llamado alma
¿Azar o finalidad?
La molécula de la vida
La evolución y Darwin
Textos de Darwin
Evolución y creación
El origen del hombre
¡Quién, quién, naturaleza,
levantando tu gran cuerpo desnudo,
como las piedras, cuando niños,
se encontrara debajo
tu secreto pequeño e infinito!
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Cuando tomo en mis manos un fósil, por ejemplo un trilobites –hay aquí,
en las canteras al pie de la alcazaba, ejemplares magníficamente conservados–, siento la impresión de una armonía matemática. Aparecen, fundidas, unidas sin fisuras, como en una medalla grabada por la mano de
un maestro, la finalidad y la belleza, frescas como el primer día. ¿Cuántos
millones de años han pasado desde que este ser animaba un mar que ya
no existe? Sostengo en mi mano su figura, un sello de belleza imperecedera. También este sello se descompondrá un día o se fundirá en futuros
incendios cósmicos. Pero la matriz que le dio forma permanece oculta en
la ley y actúa desde ella, fuera del alcance de la muerte y del fuego.
ERNST JÜNGER
7
ANTROPOLOGÍA PASO A PASO
1. Un Big Bang biológico
La aparición de la vida, seguida de la diversificación de las
especies hasta el inverosímil Homo sapiens, es un fenómeno complejísimo, imposible sin un Universo realmente especial.
La ciencia nos dice que todo empezó hace 14.000 millones
de años (Ma). Suponemos que explotó una condensación de
energía de una pequeñez inimaginable: miles y miles y miles de
millones de veces más pequeña que el núcleo de un átomo. Por
tanto, creemos que toda la inmensidad del cosmos estuvo comprimida en un punto que, bajo la apariencia de la nada, de una
chispa en el vacío, contenía una energía descomunal.
Tres minutos más tarde, en el tiempo que tardamos en hacer
un bocadillo, ya teníamos un Universo con el 98% de toda la materia actual, con una anchura de 100.000 millones de años luz.
Mucho después apareció la Tierra, en el suburbio de una galaxia entre otros 140.000 millones de galaxias.
La embestida constante de grandes meteoritos provocó un
enorme calor en la superficie de nuestro planeta. Uno de ellos,
del tamaño de Marte, desprendió la masa de corteza terrestre
que dio lugar a la Luna. Por fin, después de 1.000 millones de
años la situación se apacigua, los meteoritos son frenados por
una atmósfera muy espesa, la actividad volcánica se reduce, la
corteza terrestre se enfría... Y, entonces, en las sombrías aguas
que recubren su superficie, surgen ínfimas y extrañas criaturas,
nuestros antepasados más remotos: las bacterias.
Esos primeros seres unicelulares y procariotas (sin núcleo)
aparecen hace 4.000 Ma y son el origen de la evolución, de la
explosión de incontables formas de vida, de un auténtico Big
Bang biológico.
8
NUESTROS ORÍGENES
Hoy tenemos catalogadas cerca de 2.000 millones de especies
vivas, estimamos que hay 8.000 millones más, y suponemos que
el 99% de las especies que han vivido en la Tierra han desaparecido sin dejar descendencia.
¿Cómo empezó esa explosión de vida? «De todos los misterios de la ciencia, quizá el origen de la vida sea el más importante
y el más difícil, sin solución a la vista». Son palabras del bioquímico Franklin Harold, en su libro The way of the cell. ¿Por qué
esa dificultad? Porque «se pretende descubrir algo que sucedió
en un pasado extaordinariamente remoto, en circunstancias difícilmente imaginables. Por eso, conviene repetir que sabemos
muy poco con certeza».
En cualquier caso, suponemos que la vida surgió una sola
vez, pues desde su origen está constituida por los mismos «ladrillos»: aminoácidos y nucleótidos, dos tipos de compuestos
unidos respectivamente en larguísimas cadenas de proteínas y
ácidos nucleicos (ADN).
Los ácidos nucleicos (ADN) almacenan información genética
y la transmiten a las proteínas, que se encargan de las reacciones
bioquímicas propias del ser vivo. Pero la existencia de ambos
compuestos plantea un problema que parece insoluble, pues no
puede haber proteínas si no hay previamente ADN, ni ADN sin
la existencia previa de proteínas.
2. Omne vivum ex cellula
La única vida que conocemos es celular. Por tanto, todo lo
que ha estado vivo, vegetal o animal, tuvo su inicio en el mismo brote primigenio, cuando una bolsita de sustancias químicas absorbió ciertos nutrientes, palpitó levemente y realizó algo
extraordinario: se dividió y produjo un heredero. Una mínima
9
ANTROPOLOGÍA PASO A PASO
porción de material genético pasó de una entidad viva a otra, y
nunca ha dejado de hacerlo desde entonces.
Las células primitivas lograron –sin que sepamos cómo– la posesión simultánea, no sucesiva, de proteínas y ADN. Las proteínas
son macromoléculas formadas por cadenas de aminoácidos. Dentro de una célula, miles de proteínas interactúan con una complejidad imposible de describir. Entre su diversidad de funciones,
son esenciales la estructural (colágeno), la reguladora (insulina),
la transportadora (hemoglobina), la defensiva (anticuerpos), la
enzimática (sacarasa) y la contráctil (actina).
El ADN y las proteínas no pueden prosperar sin la protección
de una membrana. De hecho, las sustancias que toman parte en el
asombroso baile de la vida solo pueden hacerlo si están reunidas
en el refugio alimentador de una célula. Fuera de la célula, no pasan de ser sustancias químicas tan interesantes como inertes.
El registro fósil nos dice que las primeras células –los seres vivos más antiguos– fueron bacterias que vivieron hace 3.500 Ma,
en lechos marinos poco profundos, bajo una atmósfera pobre en
oxígeno y rica en dióxido de carbono, con vapores de ácidos clorhídrico y sulfúrico que hoy nos quemarían la ropa, la piel y los
pulmones. Pero «inventan» algo tan genial como la fotosíntesis:
absorben las moléculas de agua, aprovechan el hidrógeno y liberan el oxígeno, oxigenando la primitiva atmósfera hasta hacerla
respirable. Así se hizo posible la aparición de los animales, hace
640 Ma, y la revolución del Cámbrico.
Una bacteria es una célula sin núcleo. Sus cientos de genes
integran una molécula de ADN con forma de cromosoma circular. Un genoma tan pequeño se puede copiar en minutos, y
eso permite a las bacterias multiplicarse con un extraordinario
crecimiento exponencial. Si hubiera recursos alimenticios suficientes, una sola bacteria que pesara una billonésima de gramo
10
NUESTROS ORÍGENES
en menos de dos días podría fundar una población de un peso
igual al de la propia Tierra.
El paso de las bacterias a las células con núcleo (eucariotas)
tardó 2.000 Ma, en un salto contrario a los procesos evolutivos. El
núcleo, puesto de control de la célula, contiene los cromosomas.
En lugar del único cromosoma circular de las bacterias, las eucariotas presentan varios cromosomas rectos, normalmente emparejados, formados por un largo filamento de ADN enrollado sobre
sí mismo.
En el citoplasma de la mayoría de las células están las mitocondrias, orgánulos responsables de la síntesis del ATP, la principal
molécula de contenido energético. Una célula eucariota puede tener cientos o miles de esas «centrales eléctricas». Las mitocondrias
son, por tanto, factorías de moléculas energéticas, necesarias para
el metabolismo de la célula. En las plantas, los cloroplastos son los
orgánulos responsables de la fotosíntesis.
Diez mil células caben en el acento que lleva su palabra. Son
organismos microscópicos, por supuesto, pero en absoluto sencillos. Cualquier biólogo sabe que la célula más simple es un milagro inexplicable, pues equivale a la miniaturización de una ciudad
que, además, se divide y multiplica a velocidad de vértigo. El origen de esa primera célula es una cuestión que se nos escapa por
completo, pero su complejidad nos permite, al menos, desechar
hipótesis simplistas. Antony Flew afirma que, «cuanto más conocemos la riqueza y la inteligencia inherentes a la vida, menos
posible parece que una sopa química pueda generar por arte de
magia el código genético».
3. De la biología a la filosofía
Si mañana un terremoto echara abajo el acueducto de Segovia,
el montón de escombros estaría formado por las mismas piedras
11
ANTROPOLOGÍA PASO A PASO
que vemos hoy airosamente levantadas. Pero solo serían piedras,
no acueducto. ¿Qué añade el arquitecto romano a la piedra, para
que esta se sostenga en el arco? Es preciso afirmar que añade un
orden particular, algo tan evidente como inmaterial: sin orden,
esas piedras no pesan más ni menos, pero no se sostendrían sobre nuestras cabezas, y tampoco estas palabras formarían este
párrafo, ni los colores el cuadro.
¿Se podría decir lo mismo respecto a la diferencia entre lo
vivo y lo inerte? Parece que sí. Porque todos los elementos que
forman un ser vivo pueden ser reunidos en un laboratorio guardando la misma proporción. Sin embargo, en el laboratorio, esos
elementos seguirán formando una mezcla inerte. ¿Qué le falta a
esa mezcla? Uno de los científicos más prestigiosos del siglo XX,
el astrofísico Alfred Hoyle, se planteaba el problema en estos
mismos términos:
¿Qué distingue nuestro yo animado de los objetos inanimados?
Por descontado no son los átomos de los que estamos formados,
pues no existe ninguna diferencia entre los átomos de carbono de
un acantilado y los átomos de carbono de nuestros cuerpos; ninguna diferencia entre el hierro de nuestra sangre y el de una sartén.
¿Qué provoca, entonces, esa diferencia? Es evidente que debe tratarse de la ordenación de los átomos.
Si la diferencia entre un edificio y el montón de ladrillos que
lo originó está en el orden, ese orden no lo introduce ninguno
de los ladrillos, sino un factor diferente. Un factor que denota
inteligencia y que se nos escapa desde hace más de veinticinco
siglos, convirtiendo en profética la intuición que llevó a Heráclito a asegurar que por ningún camino encontraríamos la solución
al enigma de la vida, aunque los recorriéramos todos.
4. Un programa llamado alma
La biología molecular nos dice que el cuerpo de un mamífero está compuesto por billones de células, y en cada célula
12
NUESTROS ORÍGENES
encontramos millones de moléculas. Si hubiera que levantar ese
rascacielos biológico ensamblando una molécula por segundo,
sería necesario hacer trabajar en paralelo a billones de empresas
constructoras durante muchos miles de años. Por eso se puede
afirmar que un embrión, al desplegar tal actividad en el tiempo
récord de semanas o meses, es un portentoso arquitecto.
Una larga tradición filosófica argumenta que el trabajo, simultáneo y coordinado, de esos billones de factorías monocelulares
solo es posible si hay un «centro de control» que sincronice desde el principio todas las factorías, retenga en su memoria lo que
han hecho y sepa lo que todavía queda por hacer. De lo contrario, todo el proceso vital surgiría caótico y sería abortado en su
mismo inicio.
Pero se trata de un programa que no conseguimos atrapar
en fórmulas ni se deja copiar: el programa de la vida. Ningún
doctorado honoris causa, ningún premio Nobel sería suficiente
para premiar su descubrimiento. Aristóteles lo intentó y llegó
quizá hasta el fondo, pero solo para comprobar que en el fondo
reinaba la oscuridad. Y tuvo que concluir, después de su buceo
exhaustivo por las profundidades del problema, que de la causa
de la vida solo conocemos sus efectos: por ella «vivimos, sentimos, nos movemos y entendemos los hombres». ¿De dónde
viene esa causa? No de la materia, sino «de fuera», reconoció el
filósofo. Eso es todo.
En el inicio del tercer milenio seguimos pensando lo mismo, a
pesar de los intentos constantes por salir del atasco. Pasan los años
y la Naturaleza sigue guardando celosamente el secreto del programa con el que hace vivir a sus criaturas. Nosotros solo hemos
sido capaces de dar a dicho programa un nombre poético: alma.
En todo ser vivo, el aludido «centro de control» unifica los
muchísimos millones de programas que trabajan en equipo.
Desde la Grecia clásica, a ese principio activo se le ha llamado
13
ANTROPOLOGÍA PASO A PASO
psique (anima en latín, alma en castellano). Y, como retener el
pasado y poseer el futuro implica estar por encima del espacio y
del tiempo, que son presentes, la inmaterialidad aparece como
un rasgo esencial de lo psíquico.
Quizá nunca sepamos qué es exactamente el alma, pero tampoco podemos dudar de su existencia, precisamente porque
existen los seres vivos. Podemos oír que alguien llama a la puerta
y no saber que es Pedro quien llama. «Alma», la palabra con la
que designamos la causa de la vida, es precisamente el nombre
que ponemos a un desconocido cuya existencia no ofrece duda.
Cuenta Viktor Frankl que un alumno de Medicina le preguntó en qué quedaba la realidad del alma, siendo esta totalmente
invisible. El profesor confirmó que no era posible ver un alma
mediante disección o exploración microscópica, pero preguntó
a su vez por qué razón iba a exigir esa prueba. «Por amor a la
verdad», contestó el joven. «Solo necesité preguntarle si no sería
el amor a la verdad algo anímico, y si él creía que cosas como el
amor a la verdad podían hacerse visibles por vía microscópica.
Aquel muchacho comprendió que lo invisible, lo anímico, no
puede encontrarse mediante el microscopio, pero que es un presupuesto para trabajar con el microscopio».
5. ¿Azar o finalidad?
Cuando Gordon Taylor, un convencido evolucionista, era director de los programas científicos de la BBC, solía contar el caso
de los trilobites: pequeños animales que poblaron los mares primitivos hace 500 millones de años, y que se extinguieron de repente dejando millones de fósiles. En 1973, al analizar sus ojos,
se descubrió que habían resuelto, por su cuenta, problemas de
óptica sumamente complejos. ¿Cómo recogieron la complicada
información genética necesaria para construir esa estructura casi
14
NUESTROS ORÍGENES
milagrosa? Todo parece obedecer –concluye Taylor– a un plan
minucioso, y no al resultado de casualidades felices.
El misterio del ojo de los trilobites no es un caso aislado,
sino un ejemplo entre muchos, y el plan minucioso sugerido por
Gordon Taylor bien se puede aplicar a todo lo que parece responder a un fin: ojos para ver, alas para volar, aletas para nadar,
pezuñas para galopar, pulmones para respirar…
La noción de finalidad es bien conocida por la Filosofía desde los tiempos de Sócrates, pues la observación de la realidad
física descubre a Pitágoras, a Heráclito y a los filósofos presocráticos la existencia de programas y pautas de actividad. La causalidad final no es una noción científica –como tampoco lo son la
libertad, la justicia o el amor–, pero su evidencia es apabullante
y pone de manifiesto algo que puede sorprendernos:
1. Que el conocimiento científico no abarca toda la realidad.
2. Que la verdad científica no es toda la verdad.
3. Y que la racionalidad científica solo es un aspecto de la racionalidad humana.
Sin embargo, con frecuencia se invoca el azar a la hora de explicar la organización de la vida. Pero, al no ser una realidad empírica ni mensurable, no puede ser objeto de ciencia. Y, si pretendemos situarlo fuera del principio de causalidad, habría que decir
que ni siquiera existe, puesto que todo efecto tiene una causa.
El azar, además, va contra la evidencia del orden y la regularidad que observamos en la naturaleza. «Algo, que ciertamente no
se nombra con la palabra azar, rige estas cosas», escribió Borges.
Pablo Neruda lo expresa de forma incomparable en dos versos:
¿Cómo saben las raíces que han de subir a la luz?
¿Y cómo saben las estaciones que deben cambiar de camisa?
Muchos darwinistas tienden a suponer que la evolución no
pasa de ser una extraordinaria cadena de montaje, tan extraor15
ANTROPOLOGÍA PASO A PASO
dinaria que se ha montado a sí misma. Sin embargo, el propio
Darwin nunca acabó de admitir la idea de que una estructura tan
compleja como el ojo hubiera evolucionado por la acumulación
casual de mutaciones favorables.
Más explícito que Darwin, el doctor Claude Bernard, padre
de la fisiología médica, decía que «no es temerario creer que el
ojo ha sido pensado para ver». Y Pierre Grassé, reconocido zoólogo evolucionista, afirma que «la finalidad inmanente o esencial
de los seres vivos se clasifica entre sus propiedades originales. Y
no se discute, se constata».
Es preciso entender que estamos ante una realidad tan evidente como suprabiológica. Esta evidencia de la finalidad –que
en último término remite a un programa inteligente, a un diseño– es tan fuerte que consigue abrir grietas en el más compacto de los materialismos. Así, Oparin, el científico soviético que
aventuró la hipótesis de los coacervados, reconoce que, «si no
admitimos un plan preexistente o un tipo de causalidad exterior
al sistema, el origen de la vida se topa con enormes dificultades».
6. La molécula de la vida
Las características de un ser vivo –las instrucciones para ensamblar y levantar su complejísima arquitectura– están escritas
en un código químico compuesto por bases nitrogenadas (letras) que se combinan en forma de genes (palabras) unidos en
largas moléculas de ADN (párrafos). Esos párrafos están escritos
en el núcleo de cada célula, comprimidos en unos cromosomas
que vienen a ser los capítulos del libro que contiene todo el diseño del ser vivo, su genoma. Para expresarlo más visualmente:
Letraspalabraspárrafos  capítulos libro
Bases genes moléc. ADN
 cromosomasgenoma
16
NUESTROS ORÍGENES
El ADN es mucho más que el DNI de cada ser vivo. No solo
es código de identificación, sino también de edificación y conservación de todo el ser vivo, desde su primer instante. El ADN,
código universal que heredan todos los seres vivos, con su capacidad de replicación, mutación y programación, es asombrosamente perfecto para cumplir el trascendental papel de molécula de la vida. Una de las maravillas que presenta es su
capacidad de replicación. Cuando llega la hora de producir una
nueva molécula, los dos filamentos se abren como una cremallera y cada uno sirve de plantilla para la copia de un nuevo filamento parejo.
Progenitora
Progenitora
A- T
T- A
A- T
G-C
G-C
T-A
G-C
A- T
G-C
C-G
A- T
Hija
Hija
Progenitora
A- T
T- A
T-A
G-C
T- A
C-G
T-A
C-G
C
T- A
G-C
T- A
T- A
G
T
T-A
A- T
T- A
G-C C
GG-C
A
A
T
T
C
C -G
C- -G
G
Progenitora
El código genético es universal, aparece en todos los organismos conocidos. La vida, por tanto, solo tiene un idioma
bioquímico, no es una Torre de Babel. De ese idioma conocemos la sintaxis –el genoma– pero se nos escapa la semántica,
el significado. Eso quiere decir que podemos leer la secuencia
del ADN, pero apenas sabemos en qué se traducen sus instrucciones.
17
ANTROPOLOGÍA PASO A PASO
7. La evolución y Darwin
Un río, según la resistencia que encuentre en su camino, según la orografía y la composición geológica que salgan a su paso,
volará en forma de catarata, excavará cañones y gargantas, se
deslizará como una serpiente silenciosa, cantará en los bosques,
se dormirá en los remansos y morirá en el mar. De forma semejante, el río de la vida también ha sabido adaptarse a los diferentes escenarios naturales que ha encontrado en su camino. Así,
los descendientes de la primera bacteria, en lentos pasos que han
durado millones de años, aprendieron a respirar en el agua y en
el aire, y después a volar y a cantar, a construir altos nidos, a
excavar madrigueras bajo tierra, a nadar, correr y trepar..., hasta
llegar a ser capaces de besar y reír, de hablar y soñar, de odiar y
perdonar, de escribir y leer libros...
Así contada, la evolución puede parecer un proceso sencillo y
hermoso. En realidad se trata de un complejísimo fenómeno, del
que ignoramos y suponemos mucho más que sabemos. Gracias
al común metabolismo del ADN, podemos afirmar que todos los
organismos vivos descienden de un ancestro común. Llamamos
evolución a todo ese proceso de descendencia y transformación,
aunque también hemos de reconocer que estamos poniendo una
etiqueta a una historia sumamente oscura, cuyo primer capítulo
es precisamente la misteriosa aparición de la vida.
FORMAS DE VIDA
Células procariotas
Células eucariotas
Primeros pluricelulares
Animales con concha
Vertebrados (peces simples)
18
MILLONES DE AÑOS
3.500
1.400-2.000
670
540
490
NUESTROS ORÍGENES
Anfibios
Reptiles
Mamíferos
Primates
Simios
Australopiteco
Homo sapiens
350
310
200
60
25
5
0,15 (150.000 años)
Si la evolución es el hecho, el evolucionismo es su interpretación. Entre todas las que existen, la darwinista es –con mucho– la
más aceptada, hasta el punto de que evolucionismo y darwinismo
suelen confundirse en el lenguaje corriente. En la introducción
a El origen de las especies, libro canónico sobre la evolución,
Darwin reconoce que estuvo equivocado durante años, cuando
pensaba que cada especie había sido creada por separado:
Después del estudio más detenido y del juicio más desapasionado
de que soy capaz, no puedo abrigar la menor duda de que la opinión que la mayor parte de los naturalistas mantuvieron hasta hace
poco, y que yo mismo mantuve anteriormente, sobre que cada
especie ha sido creada independientemente, es errónea.
A continuación, Darwin declara su convencimiento de que
las especies descienden unas de otras, y dedica todo el libro a
argumentar esa hipótesis. Al final del libro retoma esta idea:
Autores eminentísimos parecen estar completamente satisfechos
con la teoría de que cada especie ha sido creada de forma independiente. A mi juicio, se aviene mejor con lo que conocemos de las
leyes impresas en la materia por el Creador, el que la producción
y la extinción de los habitantes pasados y presentes del mundo
sean debidas a causas secundarias, como las que determinan el
nacimiento y la muerte de los individuos.
19
ANTROPOLOGÍA PASO A PASO
Darwin intuyó la descendencia de todas las especies a partir
de una primera forma de vida, como ramas de un tronco común.
Un siglo más tarde, la biología molecular ha podido reconstruir
el Árbol Universal de la Vida, con sus tres grandes grupos de
organismos (bacterias, arqueas y eucariotas), a partir de un antepasado común, LUCA.
BACTERIAS
ARQUEAS
Methanosarcina
Methanobacterium
EUCARIOTAS
Halófilos
Animales
Hongos
Espiroquetas
Mohos mucosos
Bacterioas
filamentosas
verdes
Plantas
Proteobacterias
Cianobacterias
Ciliados
Planctomyces
LUCA
Darwin pensó que el mecanismo de la Evolución se podía resumir en dos conceptos: variación con selección. Aportó pruebas de embriología, anatomía comparada y paleontología. Pero
siempre –por honestidad intelectual– dejó claro que sus pruebas
no eran concluyentes. En los pinzones de las islas Galápagos
observó, además, que la selección natural se limitaba a producir
pequeños cambios de tamaño, forma o color, no de especie. Hoy,
la molécula de ADN y las mutaciones genéticas proporcionan
la prueba más convincente de la evolución biológica, aunque
seguimos sin conocer su mecanismo.
Hemos leído que Darwin se refiere a las «leyes impresas por
el Creador en la materia». Sin embargo, como veremos en XI.
20
NUESTROS ORÍGENES
5, el darwinismo oficial traicionará a Darwin y convertirá su hipótesis en la gran alternativa materialista a la creación divina,
simbolizada en el relato del Génesis.
8. Textos de Darwin
La Biología se hizo ciencia cuando fue capaz de explicar, con
una teoría unitaria, la pluralidad aparentemente inconexa de los
organismos vivientes. Desde Darwin (1809-1882), la teoría evolucionista representa el más persistente intento de explicación
de dicha diversidad. Lo mismo que Newton revolucionó la Física con sus Principia, Darwin revolucionó el estudio de los seres
vivos con El origen de las especies. Los párrafos siguientes –salvo el
nº 3– pertenecen a la citada obra. Los números 6 y 7 figuran en
el prólogo a la edición alemana.
1. Hay grandeza en esta concepción de que la vida, con sus
diferentes facultades, fue originariamente alentada por el Creador en unas cuantas formas o en una sola, y que, mientras este
planeta ha ido girando según la constante ley de la gravitación,
se han desarrollado y se están desarrollando, a partir de un comienzo tan sencillo, infinidad de formas cada vez más bellas y
maravillosas.
2. He hablado como si las variaciones fuesen debidas a la casualidad. Es sin duda una expresión totalmente incorrecta, pero
se utiliza para confesar francamente nuestra ignorancia de la
causa de cada variación particular.
3. Creo en la selección natural no porque pueda probar, en
ningún caso particular, la conversión de una especie en otra,
sino porque me permite explicar (al menos, eso creo) muchos
hechos de clasificación, embriología, morfología, descendencia... (Carta inédita).
21
ANTROPOLOGÍA PASO A PASO
4. Veo el registro fósil como una historia enciclopédica de
nuestro Planeta, pero mal redactada y en un dialecto cambiante.
Además, solo poseemos un único volumen, que abarca apenas
dos o tres países. De ese volumen únicamente se han conservado
breves y dispersos capítulos, y en cada página solo se pueden
leer algunas líneas salteadas.
5. Parece completamente absurdo suponer que el ojo, con
todas sus ilimitadas disposiciones para acomodar el foco a diferentes distancias, para admitir cantidad variable de luz y para la
corrección de las aberraciones esférica y cromática, se haya podido formar por selección natural. Sin embargo, no hay ninguna
imposibilidad lógica de admitir, por selección natural, cualquier
grado de perfección concebible.
6. Por lo que respecta a mis sentimientos religiosos, considero que se trata de un asunto que no concierne a nadie más que
a mí. Solo diré que la Evolución me parece compatible con la
existencia de Dios.
7. Por sentirme impelido a buscar una Primera Causa que
tenga una mente inteligente, en cierto modo análoga a la del
hombre, merezco ser llamado teísta.
9. Evolución y creación
Si nos preguntan por qué se vuelve loco don Quijote, responderemos lo que todo el mundo sabe: por leer demasiados libros
de caballerías. Pero qué responderíamos si nos preguntan: ¿Don
Quijote se vuelve loco por leer libros de caballerías o porque
quiere Cervantes?
Está claro que el Universo se explica gracias a la gravitación,
el electromagnetismo y las fuerzas nuclear débil y nuclear fuerte.
Pero, en última instancia, ¿se explica solamente por esas leyes?
22
NUESTROS ORÍGENES
Estamos hablando de un conjunto de seres contingentes que no
se han dado la existencia a sí mismos, que necesariamente han
tenido un origen radical, ex novo. Y eso es crear: no transformar algo que existe previamente, sino producir por completo ese
algo, hacerlo surgir ex nihilo.
La evolución, en cambio, se ocupa del cambio de ciertos seres que previamente existen. De esta forma se ve claro que la
creación y la evolución no pueden entrar en conflicto, porque se
mueven en dos planos y en dos cronologías diferentes.
Es equivocado, por tanto, plantear la cuestión como una alternativa excluyente: «evolución o creación». Lo correcto, más
bien, es la unión sucesiva de «creación y evolución». Una certera
comparación de Ernst Jünger aclara este punto:
La teoría de Darwin no plantea ningún problema teológico.
La evolución transcurre en el tiempo; la creación, por el contrario, es su presupuesto. Si se crea un mundo, con él se proporciona también la evolución: se extiende la alfombra y esta echa a
rodar con sus dibujos.
10. El origen del hombre
La debatida cuestión del origen del hombre engloba, en realidad, tres enfoques muy diferentes: el cronológico, el morfológico y el individual (el cuándo, el cómo y el quién).
Respecto al origen cronológico, bastaría con señalar que hay
seres humanos cuando encontramos:
• Industria lítica (bifaces, raederas, puntas de flecha...)
• Enterramientos rituales
• Utensilios domésticos (cuencos, vasijas)
• Objetos de adorno (pulseras, brazaletes, anillos, diademas)
• Pinturas rupestres
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ANTROPOLOGÍA PASO A PASO
Estas características las encontramos por primera vez en el
Homo sapiens sapiens, que desde el África tropical se extendió por
todo el mundo hace 100.000 años, según podemos apreciar en el
mapa. Sin embargo, es muy posible que el Homo sea inteligente
cuando solo produce cantos tallados. La primera industria lítica
que conocemos fue encontrada en la Garganta de Olduvai (llanura de Serengueti, Tanzania). El Olduvayense agrupa una decena de yacimientos africanos, y ha podido ser asociado al Homo
habilis, con una antigüedad de 2.6 Ma.
15.000
35.000
60.000
60.000 - 100.000
En lo que atañe a la composición morfológica del ser humano, las cosas se complican mucho más. Por «morfología» entendemos lo que da forma esencial, lo que conforma íntimamente.
Pero el hombre es un animal de conformación realmente misteriosa. Los griegos ya observaron que «en el mundo hay muchas
cosas misteriosas, pero ninguna tan misteriosa como el hombre». Siglos más tarde, Pascal dirá que «apenas sabemos lo que
es un cuerpo; mucho menos lo que es un espíritu; y no tenemos
idea de cómo un cuerpo puede estar unido a un espíritu, aunque
eso somos cada uno de nosotros».
Sobre el comienzo de cada vida humana individual, la ciencia
no duda. Jèrôme Lejeune, padre de la genética clínica, catedrático
en La Sorbona, explicaba a sus alumnos que «la primera célula
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NUESTROS ORÍGENES
que se divide activamente y va a alojarse en la pared uterina es un
ser humano distinto de su madre», con una individualidad genética perfectamente establecida. Seis o siete días más tarde, ese pequeño embrión, minúsculo como una cabeza de alfiler, ya dirige
su propio destino y da órdenes a su madre: por un mensaje químico, estimula el funcionamiento del cuerpo amarillo del ovario
y suspende el ciclo menstrual. Al cabo de un mes, será como un
grano de arroz, pero su corazón ya late desde hace una semana, y
sus brazos, sus piernas, su cerebro y su cabeza están esbozados.
Para cerrar este capítulo, puede ser oportuno recordar que un
nivel básico en el conocimiento del hombre es el físico, pues somos seres corporales. Si subimos un escalón, nos encontramos
con la interpretación biológica, pues somos seres vivos. Otros
escalones nos llevarían a la psicología, la ética, la teología… Sin
embargo, en cualquier nivel o con la perspectiva integrada de todos ellos, la ignorancia de Pascal sigue siendo nuestra ignorancia.
A lo largo de los diez capítulos restantes, quizá no logremos
superarla, pero al menos nos asombraremos ante las manifestaciones de nuestro misterioso espíritu encarnado, que no es
poco. Manifestaciones identificadas en el mismo título de los
capítulos, y que hacen de cada uno de nosotros un animal racional, sentimental, social, ético, político, económico, cultural
y religioso.
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ANTROPOLOGÍA PASO A PASO
Cuestiones abiertas I
1. ¿Por qué habla Juan Ramón de «secreto pequeño e infinito»?
2. ¿Qué significan las palabras iniciales de Jünger?
3. ¿Se puede explicar el Universo por un conjunto de leyes?
4. ¿Por qué el Universo se ha tomado la molestia de existir? ¿Es una
pregunta física?
5. ¿Qué papel pudo tener el azar en la aparición de la vida? ¿Es una
respuesta científica?
6. ¿La existencia y diversidad de seres vivos plantea problemas insolubles?
7. ¿Qué prueba científica de la evolución de las especies tiene más
peso?
8. ¿Basta la Biología para explicar los seres vivos?
9. ¿Existe realmente el alma?
10. ¿La «teleología» es un concepto científico, filosófico, teológico?
11. ¿Qué protagonismo podemos atribuir a la selección natural?
12. ¿Está programada la evolución biológica desde el primer ser
vivo?
13. ¿Darwin sería hoy darwinista?
Bibliografía I
• RICO, Octavio, y AYLLÓN, José R., La película de la vida, Casals.
• BRYSON, Bill, Breve historia de casi todo, RBA.
• LORDA, Juan Luis, Las tres explicaciones sobre el origen y la evolución del universo, IAE (Universidad de Navarra).
• MARTÍNEZ CARO, Diego, Génesis, Homolegens.
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