Nuevos milagros de la vitamina C

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Nuevos milagros de la vitamina C
Es el antioxidante número uno y los últimos descubrimientos son
cada vez más contundentes. Al parecer, para mantener la salud
arriba sólo bastan dos kiwis por día o un buen suplemento.
La sabiduría popular y el médico de cabecera nos han recomendado desde
hace más de 50 años que tomemos vitamina C cuando un resfrío amenaza, o
si las encías sangran, pero en la actualidad, a la luz de las investigaciones
médicas más avanzadas en el mundo, la vitamina C puede usarse como
nutriente y también como medicamento en la lucha contra las enfermedades
más temibles, como el cáncer, el infarto, la hipertensión arterial, las
alergias y todas las infecciones, ya sean bacterianas o virales.
Para prevenir y mejorar estos problemas, se sabe que la vitamina C en gran
cantidad puede tener efectos rápidos y evidentes. En los comienzos de la
investigación sobre esta vitamina se estableció una recomendación diaria de
60 mg, pero hoy esta cantidad es insuficiente para la mayoría de las
personas. Hasta unos 200 mg se toleran perfectamente y no causan efectos
secundarios. En dosis mayores y por tiempos prolongados es eficaz, pero
requiere control médico.
Entérese de cómo actúa la vitamina C, cómo aplicarla para cada problema y
qué cantidad necesita, dónde obtenerla... y a sentirse bien.
En contra de los radicales libres
El secreto de esta vitamina es al parecer su capacidad de frenar la
producción de radicales libres, catalogados por la medicina moderna como
los enemigos número uno de la salud.
Los radicales libres son moléculas inestables a las que les faltan electrones
y, para obtenerlos, se los roban a moléculas sanas de nuestras células,
dañándolas. Los radicales libres se forman permanentemente con sólo
respirar, ya que son provocados por la oxidación, o sea, por la utilización que
hacemos del oxígeno, sin el cual no podemos vivir.
Para combatir a los radicales libres, el organismo cuenta con sustancias,
provenientes de la alimentación y de elaboración propia, que protegen las
células. Se las llama antioxidantes.
El problema es que hay situaciones que aumentan de manera espectacular la
producción de radicales libres, lo que provoca gran daño celular. El estrés, el
cigarrillo, la alimentación desbalanceada y los contaminantes que dejamos
entrar a nuestro cuerpo son algunos de ellos. Y se hace necesaria una
protección extra. Allí es donde la vitamina C se convierte en estrella, cada
vez más brillante.
Se ha comprobado, además, que su acción es más efectiva en problemas
específicos cuando se la combina con otras sustancias, todas ellas naturales.
Y que tiene acciones comprobadas, diferentes a la de prevenir la oxidación.
Las defensas en guardia
Los glóbulos blancos, pilares de nuestro sistema de defensa contra las
infecciones, se deterioran fácilmente por los factores oxidantes. Y si
bajamos la guardia quedamos expuestos. Hay estudios que demuestran que
la vitamina C disminuye la duración de las infecciones, ya sean por bacterias
o por virus, porque fortalece el sistema inmune.
Ante el primer síntoma de resfrío, se aconseja tomar una dosis de 1 gramo,
y seguir con 3 tomas diarias de 500 mg hasta mejorarse. Su enfermedad
durará un 20 % menos y tendrá menos riesgo de complicaciones con
infecciones oportunistas. Lo mismo se recomienda en el caso de aftas (llagas
bucales) y herpes.
Si se sufren infecciones recurrentes, ya sean respiratorias, urinarias o en la
piel, la recomendación es de 1 gramo diario. Los asmáticos o quienes sufren
de alergia al polen requieren dosis similares para proteger las mucosas
respiratorias de la inflamación y espaciar los ataques.
Cuando solamente queremos levantar las defensas, preparándonos para el
invierno, unos 250 mg diarios son suficiente. Eso sí, los efectos comienzan a
sentirse recién a las 3 semanas. Esta medida de prevención es muy
conveniente para las personas sanas que cuentan con trabajos estresantes,
duermen poco o tienen una dieta pobre en frutas y verduras
La prevención del cáncer
El poder anticancinógeno de la vitamina C es una de las posibilidades más
prometedoras.
Ya se ha comprobado que una ingestión óptima, 1 gramo diario, previene el
cáncer de colon, de esófago, de mama y de cuello uterino. Bloquea la
formación de nitrosamina, un agente cancerígeno que se forma en el cuerpo
a partir de los nitratos de las carnes ahumadas tan comunes en la dieta hoy
en día y del cigarrillo.
En el caso de los fumadores, la vitamina C es fundamental, ya que el humo
del tabaco contiene más de 4000 agentes que causan cáncer. Dejar el
cigarrillo es la primera opción, por supuesto, pero la vitamina C mejora las
dificultades respiratorias y previene el cáncer de pulmón y el enfisema al
proteger las células pulmonares.
En casos de tumores, se ha estudiado la capacidad de la vitamina C para
reforzar los tejidos sanos, que se defenderían mejor de la invasión de
células cancerosas. Existen investigaciones que afirman una sobrevida más
prolongada con dosis muy altas diarias, administradas por vía endovenosa.
Un vigilante en las arterias
La vitamina C es indispensable para la salud del corazón. Cardiólogos
japoneses administraron 500 mg diarios a 119 pacientes que habían sido
sometidos a angioplastia -un procedimiento para destapar arterias
obstruidas-, de los cuales, según los pronósticos, uno de cada tres debería
someterse al mismo tratamiento en el futuro, pero solo al 14 % de ellos le
hizo falta.
En las arterias, la vitamina C trabaja protegiendo de la oxidación al LBD o
colesterol malo, lo que impide que forme placas o ateromas. Además eleva el
índice en la sangre del colesterol bueno.
También, la vitamina C baja la tensión diastólica -la mínima- con una dosis
pequeña: sólo 240 mg diarios. Por último, esta vitamina también favorece la
producción de hormonas de las glándulas suprarrenales, que son las que
responden al estrés, moderando su efecto. De esta manera, al prevenir tres
de los grandes factores de riesgo de las arterias, como son el exceso de
colesterol, la hipertensión y el estrés, esta vitamina es la mejor amiga de
quienes quieren mantener su corazón a salvo.
Piel y ojos más jóvenes
En cosmética, la vitamina C ha sido descubierta recientemente. Se la
incorpora en cremas, se elaboran ampollas que contienen una megadosis para
aplicar directamente sobre la piel... Nada que tomemos puede actuar tan
directamente, se puede favorecer la formación de colágeno y proteger las
capas exteriores de nuestra piel de los radicales libres con una ingestión
diaria de entre 300 mg y 500 mg. Con respecto a la visión, 500 mg diarios se
perfilan como eficientes reductores de la presión intraocular, afección
conocida como glaucoma.
Un futuro prometedor
Hace años, Linus Pauling, un científico que recibió el premio Nobel, sentó las
bases de la medicina ortomolecular, en la que se usan nutrientes comunes en
dosis altas para prevenir y combatir enfermedades. El uso terapéutico de la
vitamina C, así como de otras vitaminas y minerales, está siendo aceptado
lentamente y sus beneficios se evalúan una y otra vez. Hoy, son cientos las
investigaciones que descubren nuevos usos y sus márgenes de seguridad. Por
esto hay que estar alerta. Mientras la ciencia avanza, la solución a muchos
males del tercer milenio puede estar en la heladera.
M.C. Fuentes: "Los vitanutrientes", del Dr. Robert Atkins, ed. Grijalbo;
"Vitaminas que curan", del equipo de Prevention Magazine Health Books, ed.
Oniro.
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