PLÁCIDO, D. (Dir.): Historia Universal, Reconstruyendo la

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primera síntesis sobre "La Arqueología Pre-Romana
Hispánica", afrontaron el reto no sólo de ir articulando la reconstrucci6n del pasado en la Península
Ibérica, sino de integrarlo de acuerdo a su importancia dentro de la Prehistoria europea. El Paleolítico
Superior cantábrico, el megalitismo o el vaso campaniforme, fueron etapas claves para proponer dicha
interacción, y aunque en la actualidad parte de los
enfoques difusionistas que caracterizaron algunas
de estas propuestas han perdido vigencia, la gran
importancia objetiva de dichas manifestaciones se
mantiene, tanto a nivel peninsular como visto desde
un punto de vista más amplio europeo.
dual, tot i que en el Paleolític, sembla que els grups
no estaven gaire barrejats, pero avui en dia les variacions individuals en grups tancats poden ésser molt
importants. Podem preguntar, fins a quin punt la
diferenciació es pot considerar dintre de la normalitat? i quan s'ha de considerar com característiques
diferencials? Les "lleis de l'homologia de Cuvier"
s6n molt importants, pero penso que no poden explicar-ho tot. Possiblement en comptes de parlar
d'Homo erectus tindriem de generalitzar més i dir
Homo sapiens anticus. Queda clar, que tot i els nombrosos estudis a que ha estat sotmesa la Mandíbula
de Banyoles, persisteixen nombroses incognites i
segurament encara passara molt de temps abans de
que es puguin aclarir.
Sin embargo, en las últimas décadas las síntesis de muchos prehistoriadores españoles no ha
gozado de una adecuada aceptación, quizás porque
sus enfoques se orientaban más hacia la dinámica
interna hispana, e incluso desde una óptica difusionista, muchas veces no se ha sabido plantear adecuadamente dicha relación con Europa.
Abans de finalitzar vull destacar alguns aspectes de l' obra: En "1' aspecte científic", considero que
s'ha asolit un aIt nivell científic en totes les col·laboracions; que en general hi ha convergencia de criteris amb variacions de matissos i que tothom esta
d'acord de que encara no s'ha dit l'ultima paraula.
Considero que elllibre omple in buit dintre de l' estudi d' aquest important fossil. Pel que fa a l' edici6
cal destacar la qualitat de la impressió que és molt
bona; s'han tingut en compte tots els detalls; la lectura és facil, tot i que alguns capítols sigui n molt
tecnics. El plurilingüisme ha estat un encert, catala,
castella, francés i anglés. Crec que tots els treballs
futurs tindran que fer referencia en aquesta important obra.
La publicación de una serie de volúmenes
específicos sobre la Prehistoria europea por parte
de la Editorial Síntesis de Madrid no puede menos
que recibirse con satisfacción ya que oportunamente
viene a cubrir un serio hueco dentro de la oferta editorial académica en España para algunas asignaturas universitarias de especialidad y permite, en
segundo lugar, ofrecer la visión personal de los autores a la reconstrucción del pretérito europeo, dentro del nuevo contexto sociopolítico y profesional
en el que comenzamos a movernos, de ahí que nos
ha parecido oportuno ofrecer una valoración global
de los trabajos que afrontan una lectura de la
Prehistoria Reciente en Europa, una vez que se ha
completado la publicación de los mismos.
Domenec Campillo i Valero
PLÁCIDO, D. (Dir.): Historia Universal,
Editorial Síntesis, Madrid. Coordinaci6n Prehistoria:
M. Fernández-Miranda.
Reconstruyendo la prehistoria europea
desde el Estado español
Teniendo en cuenta que la única síntesis actualmente disponible en castellano es la traducción del
trabajo de Champion et al. (1984/1988), la cual tiene
un notable sesgo centroeuropeista por la propia especialización de los autores, recordemos cuantos trabajos aparentemente sobre la totalidad europea
suelen cortar sus mapas a la altura de los Pirineos
o el Ebro (p.e., Wells, 1984/1988), han conseguido
sin duda las mejores síntesis actualmente disponibles sobre el tema, partiendo de la ventaja de disponerse no ya de un volumen unitario, sino de uno
concreto para cada periodo temporal objeto de análisis, lo que aporta una notable ayuda a la labor
docente.
Desde el inicio del desarrollo de la investigaci6n académica prehistórica en España, algunos
investigadores, particularmente H. Obermaier con
"El Hombre Fosil", o P. Bosch Gimpera desde su
La subdivisión de los mismos, volúmenes 47 de la colección, se ha estructurado teóricamente
en Epipaleolítico-Neolítico Medio (Bernabeu, Aura
y Badal, 1993), Neolítico Final-Calcolítico Final
Vol 4. Al Oeste del Eden. Las primeras sociedades agrícolas en la Europa Mediterránea. J.
Bcrnabeu, J.E. Aura y E. Badal (1993).
Vol. 5. Los Orígenes de la Civilización. El
Calcolítico en el Viejo Mundo. G. Delibes y M.
Fernández-Miranda (1993).
Vol. 6. Arqueología de Europa 2250-1200 AC.
Una introducción a la "edad del bronce". V. Lull, P.
González Mareen y R. Risch (1992).
Vol. 7. El Bronce Final. M'. C. Blasco (1993).
204
(Delibes y Fernández Miranda, 1993), Bronce
Inicial-Bronce Tardío (Lull, González Marcén y
Risch, 1992) y Bronce Final (Blasco, 1993). Como
puede observarse por los autores, se trata de especialistas lo suficientemente reconocidos en sus campos de trabajo, donde están presentes parte de la
última generación de catedráticos de universidad,
varios con experiencia previa en síntesis sobre la
prehistoria europea o española, algún claro aspirante a las mismas, profesores aún no titulares, e
inclusive algún joven representante de las últimas
promociones con edades que bordean los treinta
años, lo que contribuye a aportar diferentes puntos
de vista a los trabajos. Respecto a su procedencia,
aunque se aprecia un mayor sesgo hacia universidades madrileñas, como suele suceder en atención a
donde radica la editorial, se recurre también a profesionales de Barcelona, Valencia o Valladolid, lo
que no deja de ser una tendencia positiva, aunque
quizás aún insuficiente.
ya en época histórica (Blasco, 1993:37), criterio
que no consideramos suficiente, al menos se debería haber tratado con cierto detenimiento la isla de
Chipre sobre la que se hacen numerosas referencias por su interacción con el Mediterráneo Central
y Occidental.
Si tomamos como referente el marco temporalla situación tampoco podemos considerarla del
todo afortunada. La falta de criterios homogéneos
se patentiza en que para el Neolítico las fechas
esten B.P., en el Calcolítico y Bronce Final a.e. y
en el Bronce Inicial-Tardío B.e., solapándose parte
de estas últimas con otras presentes en el
Calcolítico Final o Bronce Final inicial al no estar
calibradas. Ello crea un serio problema para un
estudiante que utilice los diferentes manuales para
una asignatura como Prehistoria de Europa, y dificulta la contrastación temporal de datos ofrecidos
sobre un mismo momento entre los libros aquí reseñados. E internamente puede crear problemas de
articulación, caso del Bronce Final, donde se utilizan también dataciones obtenidas por dendrocronología, u otras calibradas (Blasco, 1993: 17 ,54),
o se hace referencia a exotismos arcaizantes como
la calibración MASCA (Delibes y FernándezMiranda, 1993:33).
Comenzando por los criterios de la dirección
y coordinación de la colección, no acertamos a comprender bien los objetivos que se trazaron en un principio. Si buscamos un concepto geográfico se
abordan el S.E. de Anatolia, y N.W. de Iran, Levante
y fachada mediterránea europea (Bernabeu et al.,
1993), Egipto, Levante, Anatolia y Europa (Delibes
y Fernández-Miranda, 1993), Europa (Lull et al.,
1992) o la mitad occidental de Europa con un límite en las regiones centroorientales del continente
(Blasco, 1993). No obstante, algunos trabajos aportan referencias que podríamos considerar insuficientes, e inclusive perfectamente prescindibles,
hacia otras áreas geográficas cuando en algún
momento de la exposición les interesa, caso del
Neolítico centroeuropeo o Neolítico peninsular
(Bernabeu et al., 1993), o el Bronce de Rusia y
Ucrania (Blasco, 1993). En teoría, las elecciones
podrían ser relativamente aceptables, pues es necesario tratar el problema de la domesticación y el
Mediterráneo es el área de más interés para nuestro
Neolítico, Europa adquiere una teórica real autonomía del Levante en el Bronce, y durante el Bronce
Final los fenómenos más destacados que afectan a
la Península Ibérica son el Bronce Final Atlántico
y los Campos de Urnas centroeuropeos.
Durante el Neolítico se argumenta que la falta
de calibración para las fechas epipaleolíticas impedía mantener un criterio uniforme dentro del libro
y se optó por el B.P. (Bernabeu et al., 1993:13),
pero esa también es la tónica seguida por dichos
investigadores en sus últimas publicaciones sobre
el Neolítico. Ese carácter continuista con los trabajos de investigación de cada autor también se
aprecia en las síntesis del Calcolítico y Bronce
Final.
Por el contrario, el trabajo del Bronce es el
único que ha otorgado la importancia que creemos
merece a la cronología, apreciándose un notable
esfuerzo en su estructuración en su capítulo 3. Las
dos fases de análisis que eligen son a grandes rasgos, por un lado el Bronce Inicial-Medio, con unos
650 años, y por otro el Bronce Tardío, de unos 350
años. Esta estructuración goza de mayor popularidad
fuera de nuestras fronteras, y como se puede apreciar claramente en las fig. 3.3 Y 3.5 (Lull et al.,
1992:97,103) en la segunda etapa se incluyen
Wessex 11, el Bronce Medio atlántico francés, el
Apenínico italiano o el Heládico y Minoico Final
del Egeo, sin embargo, en España, por los problemas que ha existido para definir esta fase, apenas
contamos con el Bronce Tardío del Sudeste o el
Bronce de Cogotas, y ambos sin una correcta
secuenciación estratigráfica. Ello explica por qué
Sin embargo, en la práxis, no se tiene ninguna información del Neolítico Continental, inclusive de la mayor parte de la Península Ibérica;
durante el Bronce la región sobre la que se hace
más hicapié, el Egeo, queda desasistida al no aportarse una información complementaria sobre
Anatolia, Chipre, el Levante o Egipto; y durante
el Bronce Final, aunque se argumenta que no se
estudia el Mediterráneo Oriental por considerarlo
205
cedente citar los mismos sin ofrecer una tabla
donde se observe como se articulan. Así, por reseñar un ejemplo, cuando se habla de los distintos
grupos del Bronce Inicial y Medio balcánicos citándose sólo en un página a Nova Zagora, BubanjHum I1I, Belotic-Bela crkva, Ljubljana, Cetina,
Maliq I1Ib y IIIc, Armenokhori y Slatina-Paracin
(Lull et al., 1992:115), y no se ofrecen mapas o
tablas cronológicas, el especialista podría perderse en la exposición, riesgo que se incrementa en
un alumno.
habitualmente en trabajos foráneos se menciona a
El Argar como representativo de un Bronce Inicial,
y que cuando habitualmente se utiliza el término
Bronce fuera de nuestras fronteras se haga particular hincapié en esta segunda etapa, con hallazgos
espectaculares en el Egeo, tipo Tera, e incremento de
los intercambios comerciales.
Otros aspectos resultan más discutibles, como
la discusión sobre la cronología relativa, que dados
sus numerosos errores y permanente discusión sobre
la misma, no creemos sea este tipo de libro el lugar
más adecuado, con el inconveniente, de que si se
trató de exponer exhaustivamente, como parece
entreverse en ocasiones por la bibliografía presentada, un especialista del egeo puede considerarla
insuficiente tanto en la exposición como en la bibliografía utilizada. Las 31 páginas de catálogo de fechas
de carbono 14 resultan útiles ya que en España no
abundan este tipo de trabajos, sin embargo, la presentación acrítica de las mismas les resta eficacia,
ya que hay dataciones cuestionadas por diversas
razones, particularmente en los comienzos y finales de algunas Entidades Arqueológicas, se hacen
atribuciones a grupos arqueológicos que resultan a
veces francamente discutibles, una mirada a las dataciones españolas puede servir de ejemplo, y en algún
caso se cuelan algunas erratas, sobre las que creemos que hay que tender a ser transigentes, ya que
cada página tiene 34 dataciones.
Retomando la perspectiva global, al articular
territorios y cronologías, las secuencias regionales se
ven afectadas. Ello no se debe sólo a que las diferentes áreas geográficas unas veces se tratan y otras
no, sino a que determinadas fases temporales bien se
minimizan y otras se reiteran. Por ejemplo, en el
volumen sobre Neolítico se trata el Epipaleolítico
y Neolítico Inicial, particularmente los caracterizados con cerámicas impresas cardiales, pero el
Neolítico Medio se convierte en un límite que, según
convenga, a veces se comenta y otras no. Así, para
no referirnos a ejemplos mas lejanos, el Neolítico
Medio y Final andaluz, en su día paradigmático para
el conjunto peninsular, se despacha afirmándose que
tras el cardial surge "un conjunto material peculiar
denominado "cultura de las cuevas" que enlaza ya
con la "cultura de Almería" (Bernabeu et al.,
1993:161). El Neolítico Final, que figura en las
tablas cronológicas del volumen del Neolítico, al
solaparse con el tomo sobre el Calcolítico, donde
se hace brevemente referencia al mismo junto al
Calcolítico Inicial, se ve perjudicado porque la atención tiende a concentrarse en las etapas realmente
calcolíticas, el Calcolítico Medio y Final.
A nivel global, particularmente grave nos
parece sin embargo la mínima atención que se ha
intentado ofrecer para correlacionar Entes
Arqueológicos con secuencias temporales de manera clara y accesible al lector. En algunos casos,
como en el Calcolítico, ni aparecen. En otros, como
en el Bronce Final (Blasco, 1993:24, fig. 2.1), se
recurre a una tabla de investigadores altamente
cuestionados (James et al., 1993), donde aún se
emplean expresiones como "Dark Ages" para
Grecia, y donde no aparecen por ninguna parte las
secuencias del Mediterráneo, incluida España, o
del Bronce Atlántico. En el Neolítico, las tablas
están orientadas a describir estilos cerámicos, excelentemente, antes que correlacionar fases cronológicas y Entes Arqueológicos (Bernabeu et al.,
1993:140, fig. 3.1,148, fig. 3.4,155, fig. 3.7).
Finalmente, en el Bronce, el hecho nos parece
incomprensible dado el trabajo invertido en calibrar y homogeneizar dataciones de distintas áreas
geográficas. Cuando se opta correctamente por
hacer referencias a los diferentes Entes
Arqueológicos individualizados en distintas partes de Europa, ya que lo contrario sería como si un
investigador extranjero explicara el Bronce en
España refiriéndose sólo a El Argar, resulta impro-
Otros autores, por el contrario, se sienten obligados a dar una introducción de los periodos tratados por sus antecesores, caso de todo el Calcolítico
en el capítulo 2 del volumen del Bronce y el Bronce
Medio en el capítulo 1 del Bronce Final. Esta reiteración prescindible, que debería haber sido evitada por los coordinadores de esta Historia Universal,
no resulta positiva, ya de partida, porque se trabajan con dataciones cronológicas calibradas y no calibradas, lo que crea notable confusión al solaparse
Entes Arqueológicos. Por otra parte, el intento de
concentrar en pocas páginas todo un milenio no
resulta del todo afortunada al priorizarse el enfoque
cronológico y de individualización de multiples grupos arqueológicos (Lull et al., 1993:34-47), y faltar incluso aquí tablas o mapas que concentren y
aclaren la información.
A nivel de su articulación interna, este tipo de
trabajos resultan bastante complejos para encontrar
206
un enfoque adecuado. Al ser leido por un número
mayor de investigadores, alumnos, o sencillamente, personas interesadas por estas cuestiones, se
les suele exigir redacción amena, y exposición clara
donde dentro de una visión global, se trate los
antecedentes y la información básica disponible,
pero sin obviar discusiones actualmente vigentes,
problemas sin resolver o futuras líneas de investigación. Conseguir un justo equilibrio es difícil, y
creemos que sólo se consigue tras sucesivos intentos, ya que a fin de tratar de superar la falta de
información paleoclimática, paleoeconómica o
sobre la organización sociopolítica, nos vemos
tentados a apoyarnos en datos etnográficos, extrapolaciones macroregionales o modelos no contrastados. Estas dificultades que suelen ser bastante
evidentes en las síntesis regionales, se reducen parcialmente cuando tratamos marcos espaciales muy
grandes, caso de Europa, donde hay más posibilidades de tomar ejemplos representativos del argumento que se ofrece, pero acentua el problema de
obtener una síntesis adecuada.
fin de mantener una exposición equilibrada, e impone un nivel de generalización que en ocasiones quizás sería más matizable.
Ante estas estrategias de exposición, nos planteamos realmente si quizás entonces la opción elegida en el Calcolítico para los capítulos de los
Balcanes y Centroeste de Europa-Rusia-Ucrania no
es la mejor alternativa, donde se hace hincapié a
nivel macroregional de la información más relevante, quizás priorizandose algunas regiones, tratando de buscar ejes conductores en la exposición
como la desigualdad social y la metalurgia para los
Balcanes, o el problema de las oleadas indoeuropeas en el caso del Este de Europa.
Un caso especial es el volumen sobre el
Neolítico. Esta aportación, que quizás sea la más
interesante de las aquí comentadas, no lo es desde
el punto de vista de una obra de estas características' aunque son los únicos que manifiestan abieramente que han pretendido llenar un hueco dentro
de los manuales universitarios en España (Bernabeu
et al, 1993: 12). El volumen es ante todo la exposición de una tesis, desarrollándose un modelo sobre
la Neolítización del Mediterráneo que se comienza
a vislumbrar en el capítulo 5 sobre el Epipaleolítico,
se articula dentro de los modelos sobre la Neolitización en el capítulo 1, y se expone abiertamente
en el capítulo 6, "La expansión del sistema", sobre
como se produce la difusión del Neolítico por el
Mediterráneo según su modelo dual intentando contrastar incluso las dos variables que han elegido.
Dentro de esta perspectiva, la parte segunda del
libro, "El marco", su capítulo 3 corresponde en la
práctica al marco cronológico de dicha difusión
mediterránea, donde lo que interesa es resaltar la
coherencia cronológica de la "expansión del
Neolítico, de su tecnología y su modo de vida",
que una vez instalado en Grecia y Sur de Italia
contaría con una "doble vía de difusión", la
Península Italiana- Provenza-Córcega-Cerdeña y
El Norte de Africa hasta la Península Ibérica
(lb., 1993: 139,147); un capítulo 4 donde se presenta el marco medioambiental en el cual se realizó tal proceso, y un capítulo 7 en el que se presenta
brevemente la implantación de las comunidades
neolíticas siguiéndose un criterio temático, tecnología, agricultura, ganadería, patrones de asentamiento y redes sociales.
En general, los enfoques elegidos han sido dispares. En el volumen del Calcolítico para el
Mediterráneo y el Atlántlico se elige una exposición por áreas macroregionales, que se subdivide
internamiente en areas regionales, la cual no se mantiene para los Balcanes y la supraregión Centroeuropa-Rusia-Ucrania, donde se opta por una
exposición global. Para el Bronce Inicial-Tardío
se elige seleccionar 3 grandes variables, enterramientos, asentamientos y economía-sociedad, manteniéndose dentro de ellos una subdivisión macroregional. En el Bronce Final, se opta por integrar
toda la información en 4 temas, hábitat, mundo funerario y religión, actividades agropecuarias y metalurgia, y finalmente, el comercio.
Desde nuestro punto de vista la elección más
correcta es la aplicada para muchos capítulos de
Calcolítico por áreas macroregionales, subdivididas internamente en otras regionales, sin embargo,
lo adecuado habría sido ofrecer al final de cada área
macroregional una síntesis de lo tratado, lo que no
sucede. En el caso de la elección tomada para el
Bronce, al ser temática, pero reduciendo al mínimo
las variables y manteniéndose la estructuración
regional de las mismas, hubiera sido adecuado
entonces ofrecer al final de estas tres grandes temas,
un resumen a nivel europeo de la información tratada, pero tampoco se ofrece. La elección para el
Bronce Final resulta una alternativa más arriesgada porque· se pierde el referente macroregional, lo
que no ayuda a su consulta por el alumno si las clases se imparten siguiendo un criterio regional, exige
un conocimiento muy detallado del tema tratado a
Por dichas razones es particularmente el capítulo 2 sobre el Neolítico en el Próximo Oriente el
que resulta más útil a nivel de secuencias macroregionales, y sobre el que hay menos bibliografía
actualizada en castellano, ya que se ha intentado
presentar un resumen del proceso de neolitización
207
hasta el momento que comienza su difusión hacia
Europa. Obviamente, capítulos como el tercero o el
primero son bastante prácticos, pero también es cierto que el tema de la neolitizacion ha tenido un tratamiento preferencial en las traducciones al
castellano, recordemos a Childe, Braidwood,
Flannery, Cohen, Harris o Rindos, lo que no ha sucedido con otras etapas, caso del cobre, Müller-Karpe
(1974), o bronce, Coles y Harding (1979), MüllerKarpe (1980) y Briard (1985).
paso No obstante, en el libro sobre el Bronce en ocasiones no siempre vemos claro los criterios que se
siguen al citar la bibliografía, ya que a veces se dan
datos en detalle con su respectiva cita y en otros
momentos no se aporta, quizás para agilizar la lectura del texto, pero ello implica no seguir un criterio uniforme.
Como una opción personal hubieramos preferido en cambio que se presentase la bibliografía utilizada en el texto y al final, dedicándole algunas
páginas a comentar las síntesis generales, macroregionales o trabajos temáticos más relevantes, lo que
no exige demasiado esfuerzo tras haberse consultado un gran número de bibliografía.
No obstante, todos los autores han querido a
veces introducir algún dato o punto de vista novedoso, no sólo a nivel del Estado español, sino incluso a escala macroregional, lo que resulta bastante
satisfactorio, y enlazan con una de las premisas que
se exigen en estas obras, actualidad. Algunos autores (Lull et al., 1992) lo hacen a nivel del Egeo,
apuntando pinceladas en lo concerniente a su organización sociopolítica y más en detalle en el tema
de las cronologías, donde usan publicaciones con
dataciones entonces en prensa cuando se elaboraba el manuscrito, que acabaron publicándose rápidamente en "Thera and the Aegean World" II
(1990), vol 3. En otros casos (Delibes y FernándezMiranda, 1993) se observa que se maneja información reciente del Mediterráneo Occidental, como
el supuesto templo calcolítico de Cerdeña, ya publicado en el Bulletino di Archeología 4 (1990), o los
estudios sobre intercambio de cerámicas del
Proyecto Bajo Almanzora, aún inéditos, por citar
algunos ejemplos.
Una cuestión más delicada son determinadas
ausencias en la bibliografía de obras que podríamos considerar básicas sobre estos temas. Por citar
sólo obras muy representativas, surge cierta perplejidad cuando en la exhaustiva bibliografía del
volumen del Neolítico está ausente la que sigue
siendo la mejor síntesis sobre el Neolítico en el
Levante (Moore, 1982), resumen de su tesis doctoral (Moore, 1978). El que se seleccione durante el
breve tratamiento del Neolítico griego y particularmente de los Balcanes como las obras más representativas dos manuales generales franceses y el
libro de Tringham (1971) resulta francamente excesivo, y Treuil (1983) pudo ser una mejor alternativa. Del mismo modo, parece advertirse cierta
infrarepresentación de la bibliografía en alemán,
con sólo 4 citas, lo que explica que esten ausentes
obras que tienen el mismo marco de análisis que
este libro, caso de Uerpmann (1979), y obviamente, la mayor parte de las monografías sobre el
Neolítico en la Macedonia griega o Tesalia, redactadas en aleman, p.e., la serie "Beitrage zur Ur-"und
Frühgeschichtichen Archaeologie des Mittelmeer
Kulturraumes" .
Preferimos, sin embargo, no entrar a comentar en detalle tanto el modelo dual planteado por
Bernabeu et al., que requiere por su interés un tratamiento individual detenido, como un cierto número de puntos sobre contenidos de cada texto, que
quizás serían revisables, probablemente derivados
de las fuentes utilizadas, ya que se trata de síntesis
continentales, para no perder el sentido global de la
exposición.
En el libro del Calcolitico, da la impresión para
el Mediterráneo Central, Oriental y el Próximo
Oriente que se sigue demasiado al pie de la letra
algunas síntesis disponibles, Mellaart (1966) para
Anatolia y Siria, Gilead (1988) para Palestina,
Baumgartel (1970) para Egipto, Karageorghis (1982)
para Chipre, Renfrew (1972) para el Egeo, el congreso "L'Eta della Rame", celebrado en 1987, para
Italia, o Guilaine (1976 y 1984) para el Sur de
Francia. Cuando la síntesis es la óptima y es actual,
caso de Gilead o las de Italia, la solución podría ser
satisfactoria, sin embargo en otras ocasiones la
opción tal vez no fue la más adecuada. Por citar
algunos casos muy evidentes y no entrar en otros
obvios como Anatolia. El que la síntesis de
Baumgartel (1970), sobre el predinástico egipcio,
Es precisamente el tema de la bibliografía, en
obras de estas características, uno de los factores
más determinante para alcanzar las metas propuestas. En los volúmenes del Calcolítico y Bronce Final
se ha preferido presentar una bibliografía sintética,
en el primer caso a nivel macroregional, y en el
segundo caso a nivel general. Ello implica no presentar citas dentro del texto, lo que tiene el incoveniente de que en si en ocasiones un dato que se
presenta resulta interesante para el lector, se le dificulta acceder rápidamente a la fuente original de
información. En los volúmenes del Neolítico y
Bronce Inicial-Tardío por el contrario se opta por
.ofrecer una bibliografía exhaustiva sobre dichas eta-
208
redactado inicialmente como monografía en 1947
y J 960, Y cuyo uso se recalca en el texto (Delibes
y Fernández-Miranda, 1993:44), sea la adecuada no
sabemos como interpretarlo, habiendo incluso síntesis recientes perfectamente accesibles como la de
Hassan (1988). Por poner otro ejemplo, que en la
bibliografía seleccionada sobre el Calcolítico Egeo,
que no dudaríamos en calificar de ingente y plural,
tras los dos trabajos de Renfrew de principios de los
setenta, sólo se seleccione de los ochenta y principios de los noventa un trabajo sobre marfil en el
Egeo y el artículo sobre el modelo del desarrollo
socioeconómico de Van Andel y Runnels (1988),
resulta inexplicable.
bajos carecen absolutamente de cualquier gráfico,
mapa o dibujo, incluso tomado de otros autores,
caso del libro sobre el Calcolítico, lo que resulta
incomprensible cuando alguno de sus autores, como
Delibes, tienen una buena selección gráfica en otra
obra de estas características, publicada hace 10 años
por la Editorial Nájera. En otras ocasiones, caso de
los dos ejemplares sobre el Bronce, los criterios de
selección cabría definirlos como aleatorios en la
selección de figuras, y no comprendemos entonces
como no se echo mano de manuales como MüllerKarpe (1980). Respecto a tablas o mapas, dada su
habitual inexistencia, sólo cabe resaltar al menos
dos interesantes mapas sintetizado información sobre
asentamientos (Lull et al., 1992: 134, mapa 2, 210,
mapa 3).
Para el volumen sobre el Bronce Inicial-Tardío,
el repertorio bibliográfico no dudaríamos en clasificarlo como exhaustivo, con excelente tratamiento
de la bibliografía alemana. Para no entrar en detalles, sólo llama la atención la ausencia de la última
síntesis de Briard (1985), o la de Harding (1983)
sobre el Bronce en el Centro y Este de Europa, con
quizás algun que otro exceso como la lectura de trabajos en eslovaco (Drechsler-Bizic, 1979-80).
Por el contrario, el trabajo sobre el Neolítico
muestra una buena correlación entre el texto y los
gráficos de apoyo, tanto los propios como los tomados de otros trabajos, y sus excelencias resultan aún
más evidentes cuando se tienen los otros tres volumenes como comparación. En éste no podemos
menos que resaltar los excelentes gráficos sobre las
decoraciones cerámicas en el Mediterráneo, que
francamente nos sorprendieron agradablemente por
su calidad sintética (Bernabeu et al., 1993:140, fig.
3.1,148, fig. 3.4,155, fig. 3.7).
Respecto al resumen bibliográfico ofrecido
para el Bronce Final, el más reducido de los volumenes de la colección, francamente no comprendemos bien la ausencia de trabajos muy
representativos de este periodo. Las actas de "11
Bronzo Finale in Italia" (1979), Müller-Karpe
(1980) o las de "Le Bronze Atlantique" editadas
por Chevillot y Coffyn (1991), serían tres ejemplos, pero se agradece la cita bibliográfica de
Gimbutas (1965) pese a que su área de estudio no
es presentada en esta síntesis. Alguna que otra cita
debería además matizarse, particularmente la de G.
Bass sobre el pecio de Ulu Burun, el yacimiento
subacuático más importante del mundo, correspondiente al Bronce Final, sustituyendo la referencia de la Encyclopedia Universalis por alguno
de los informes anuales publicados en el "American
Journal of Archaeology" y "The Institute of
Nautical Archaeology Quarterly".
Algunas de las puntualizaciones antes planteadas no pueden, sin embargo, minimizar el sustancial progreso y excelentes logros que aportan
estas síntesis de la prehistoria reciente europea
al panorama editorial español. El trabajo que han
supuesto es evidente, yeso que en España no se
han generalizado los periodos sabáticos para
actualizarse y escribir libros, de ahí que sugiramos una lectura detenida de los mismos fuera de
los imperativos docentes porque, dada la complejidad que supone elaborar un trabajo de estas
características, aprenderemos tanto de los aciertos plenos como de las momentos menos afortunados.
Es por ello que nos gustaría finalizar seleccionado lo que a nuestro juicio nos parece más valioso en cada volumen, el título, modelos sobre
neolitización y dual, y material gráfico de Bernabeu,
Aura y Badal (1993), los capítulos sobre los
Balcanes y Este de Europa en Delibes y FernándezMiranda (1993), el texto de Italo Calvino, concepto de la Edad del Bronce y cronología de los grupos
arqueologicos del 11 milenio en Lull, González
Marcen y Risch (1992) y el capítulo 2 de Blasco
(1993), porque en realidad es la síntesis en un capítulo de todo el volumen, la única disponible en la
colección.
Por último, la presentación de estos volúmenes no puede considerarse afortunada, pese a que
se ha buscado un precio accesible. Las portadas son
de un mal gusto evidente con colores que hieren la
sensibilidad del lector y diseños gráficos indescriptibles, aunque se agradece que las tapas al
menos esten plastificadas. Erratas y ausencia de
citas bibliográficas plantean en ocasiones sobre
algunos textos.
Además, los criterios de selección del material gráfico resultan difíciles de asumir. Algunos tra209
truirse. Quizás sería interesante que comencemos a
reflexionar más en los próximos años sobre esta problemática.
Por último, sería preciso resaltar una duda que
nos asalta, ¿existe una visión específica de la
Prehistoria europea en España, que nos diferencie
de la que mantienen otros colegas de Francia, Italia,
Alemania o el Reino Unido?, o está aún por con s-
A(lredo Mederos Martín
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