HOY MÁS QUE NUNCA SE NECESITA CORAJE Luis Coscia, OFM Cap* Mi participación y mi experiencia en la Conferencia Argentina de religiosas y religiosos y en la CLAR se dieron más plenamente en los años 1981-1991. De todo aquello que pude conocer, aprender y valorar en esos años voy ahora a presentar algunos puntos que creo son más significativos como aportes a la teología de América Latina y el Caribe y que indican un rumbo hacia el futuro. Confío en que la benevolencia de Uds. disculpe la pobreza de mis reflexiones y de mi aporte. La invitación que me hizo la CLAR para participar de este Congreso, que agradezco inmensamente, estaba de alguna manera condicionada a la presentación de este sencillo trabajo. Y no tuve otra alternativa que zambullirme en el agua… 1. Opción por los pobres Hace unos años atrás un obispo teólogo decía: “Pongamos cuidado cuando afirmamos que es propio de la Vida Religiosa (VR) la opción por los pobres, porque algunas congregaciones tienen como carisma propio la opción por los ricos”. La VR consiste en el seguimiento de Jesús pobre, que hizo clara opción por los pobres. La Vida Religiosa, como Jesús, no excluye a los ricos sino que opta por los pobres en cualquiera de sus formas, porque esta opción pertenece al mismo nú- ................................................... *Religioso franciscano-capuchino y sacerdote, de 75 años, argentino. Durante 2 períodos y medio fue presidente de la Conferencia Argentina de Religiosos y presidente de la CLAR en los años 1989 a 1992. Durante varios años fue director del Centro Franciscano de Argentina y de los Centros franciscanos de AL y el Caribe. Animó Encuentros, Congresos sobre Educación, Justicia y Paz, Cursos para la Familia Franciscana y Retiros espirituales para la VR. Fue coordinador en Argentina y Cono Sur de la Pastoral de Santuarios y de Religiosidad Popular. Acompaña iniciativas misioneras en lugares de mayor necesidad de la gente en el país. Publicó varios artículos, principalmente acerca de la VR. Actualmente es párroco de Santa María de los Ángeles, en Buenos Aires. 225 Luis Coscia, OFM Cap cleo del seguimiento de Jesús. La novedad profética de las religiosas y religiosos después del Vaticano II fue emprender este camino de una vivencia personal y comunitaria de la pobreza puesta al servicio de los pobres de América Latina y el Caribe. No se optó simplemente por la pobreza personal o comunitaria, en cuanto virtud, sino como condición para ser discípula/o de Jesús, ya que el Señor fue pobre y no de otra manera. Está claro que hoy más que ayer se necesitaría este coraje, por parte de la VR, de ser verdaderamente pobres para estar al servicio de los pobres, cuando las dos terceras partes de la humanidad vive por debajo de la línea de la pobreza, causada por un sistema inicuo y mortal. 2. Lectura orante de la Palabra de Dios Muchos han sido los libros de cabecera y de meditación en la Vida Religiosa. Mucho se ha insistido, durante la formación inicial y permanente, sobre el propio carisma y espiritualidad de cada congregación. Poco se tenía en cuenta la lectura orante de la Palabra de Dios y la prioridad de la experiencia del amor gratuito de Dios, ya desde el inicio de la formación y como prioridad, antes que el propio carisma y la doctrina del fundador/a. Haber descubierto, experimentado y cultivado la lectura orante en nuestras comunidades y junto con la gente a la que estábamos destinados/as a servir, fue como una verdadera refundación de la vocación y la misión de la VR. Para mantener nuestra fidelidad evangélica, para alimentar el coraje y la audacia del compromiso, para experimentar el gozo aún en medio de las tribulaciones, para tener siempre puesto el delantal del servicio y para amar como Jesús hasta las últimas consecuencias, necesitamos escuchar continuamente al Señor que nos habla e ilumina nuestra realidad desde la Palabra de la Escritura. Este fue uno de los principales aportes de la CLAR a la Vida Religiosa de América Latina y el Caribe cuando estábamos atravesando momentos muy duros de nuestra historia. Que nunca perdamos este hábito comunitario y este medio fundamental de evangelización. 226 Hoy más que nunca se necesita coraje 3. La misericordia y la compasión, características esenciales del testimonio de la Vida Religiosa en América Latina y el Caribe El sufrimiento de la humanidad es pavorosamente intenso y aumenta cada día más. La misericordia de Dios, que es infinita, dispuso que la persona del Verbo encarnado asumiera en su cuerpo el dolor del mundo y se constituyera en consuelo y alivio de quienes sufren. La Iglesia es el cuerpo de Cristo en la historia que sufre junto con toda la humanidad y abre sus brazos para quienes buscan y necesitan alivio y consuelo. La VR en la Iglesia está llamada a ser el rostro visible de la misericordia de Dios. Ésta es la historia de la fundación de la mayoría de las Congregaciones y de las Órdenes. Una Vida Religiosa que no se distinga por su capacidad de misericordia, traiciona la causa de Jesús. Precisamente éstas fueron las características más notables de la VR en América Latina y el Caribe. Las religiosas y religiosos, sensibles al clamor de los pobres respondieron evangélicamente a este desafío que cubría toda América Latina y el Caribe. Muchas congregaciones cambiaron de lugar social, abandonaron las obras que estaban al servicio de la gente de mayor poder adquisitivo y se consagraron a acompañar a los humildes, a los empobrecidos y excluidos, hasta hacerse semejante a ellos en el estilo austero de vida. En estos tiempos asistimos al surgimiento de tantos nuevos rostros de pobres y de tantos nuevos sufrimientos, incluidos los de la creación toda. Aquellos valientes testimonios nos ayudarán a ampliar la capacidad de misericordia, de servicio, de escucha, de acompañamiento y alivio de los sufrientes de nuestros días. De no hacerlo así, comprometeremos seriamente el futuro significativo y profético de la Vida Religiosa. 227 Luis Coscia, OFM Cap 4. El profetismo de la Vida Religiosa en América Latina y el Caribe La Vida Religiosa como tal o es profética o no es VR. En consecuencia, una vida acomodada, estructurada y tranquila es sal insípida, luz escondida. Claro está que no se trata de una obsesión por aparecer como profetas, o de cultivar un protagonismo enfermizo, o de sentirnos con derecho a juzgarlo todo. La profecía es antes que nada la vida cotidiana personal y comunitaria en coherencia dinámica y perseverante con el Evangelio y con el proyecto de Jesús, atendiendo a la realidad en la que estamos insertos. Así fue en gran parte la Vida Religiosa de América Latina y el Caribe en los años siguientes al Vaticano II, particularmente después de Medellín. Evidentemente, esto le acarreó incomprensión, conflictos, persecución y muchos martirios, tanto a nivel interno de la Iglesia como en la sociedad civil, dominada entonces, en casi todos los países, por las dictaduras militares, bajo la excusa de la “seguridad nacional” y el peligro de infiltración comunista. Y esta persecución se realizaba, en general, en nombre de Dios o por el bien de la Iglesia. Casi siempre en defensa del imperialismo cultural, económico y político. 5. El martirio, máximo testimonio del seguimiento de Jesús Hablar de profetismo de la Vida Religiosa es hablar también de martirio. No puede haber profetismo sin persecución, sin conflictos, sin martirio. El martirio es la máxima expresión del profetismo. Si la VR tiene sentido en cuanto es profética, el camino de la Vida Religiosa es martirial, es la identificación con el Crucificado, a quien pretendemos seguir fielmente. Desde el inicio del cristianismo, el máximo testimonio de fidelidad a Jesús es el martirio padecido por la fe en Él. Por eso, celebramos el 26 de diciembre al primer mártir cristiano, Esteban. En América Latina y el Caribe también se siembra la sangre de innumerables cristia228 Hoy más que nunca se necesita coraje nos/as laicos/as, religiosos/as, sacerdotes y obispos, a partir del Concilio Vaticano II, más precisamente cuando se imponen las dictaduras militares, las mayorías de las cuales se sentían ungidas por Dios. Ya no se mata a mujeres y varones porque creen en Jesús, sino porque optan por los crucificados de hoy, que son los pobres. Se trata de un doble martirio: primero, el de la entrega generosa y cruenta de la propia vida. En segundo lugar, el martirio de la lluvia de sospechas que caen sobre estos mártires luego de su muerte: “¿Por qué los asesinaron? ¿En qué estaban implicados?” Tengamos en cuenta que muchos asesinos son cristianos y matan en nombre de Dios. Dentro de la misma Iglesia y de la Vida Religiosa se generan estas dudas y sospechas. Se trata ahora de una nueva perspectiva teológica del martirio que ofrece la Vida Religiosa de América Latina y el Caribe: sufrir el martirio por causa de la opción por los pobres es también morir por la fidelidad en el seguimiento de Jesús. El Dios de la cruz está con los crucificados de hoy y en ellos. Este ha sido y debe seguir siendo el testimonio lúcido de la VR en América Latina y el Caribe. Hay una tendencia fuerte para ocultar la cruz, que va acompañada del olvido del Vaticano II. Pero lo determinante del seguimiento de Jesús es la identificación con lo débil1. El enfrentamiento y la muerte forman parte del proyecto de construcción del Reino, por parte de Jesús. Así como toda su vida estuvo en función de la construcción del Reino de Dios, también lo estuvo su muerte. El verdadero fundamento de la esperanza es la resurrección de Jesús. Es Dios que da vida superando la muerte. Por lo tanto, la muerte no podrá ya ser vista como un castigo sino como una nueva manera de estar presente el Dios de la vida en la historia. La Vida Religiosa en América Latina y el Caribe lleva visibles en su cuerpo y en su estilo de vida los estigmas del crucificado. 229 Luis Coscia, OFM Cap 6. Testigos de comunión en la diversidad dentro de la Iglesia, con las restantes Iglesias y ante el mundo Muy frecuentemente los conflictos eclesiales surgen como problemas con la jerarquía o las autoridades eclesiásticas. Y no sé por qué razón, terminamos afirmando genéricamente que son conflictos con las Iglesias. Es una desgracia debilitar en la Vida Religiosa nuestra amorosa comunión con toda la Iglesia, nuestros vínculos afectivos y sacramentales, y nuestra pasión por el bien y la santidad de todo el pueblo de Dios. Los conflictos, por el contrario, nos hicieron y nos hacen conocer mejor y amar más a la Iglesia. Porque la Iglesia es Jesucristo y su Evangelio, es el Espíritu que la anima, la Virgen María y su esposo José, todas las santas y santos de la historia, nuestras fundadoras y fundadores; es la Palabra de Dios, todas y todos los pobres amados privilegiadamente por Jesús, todas las religiosas/os que han pasado y los que están hoy dispersos por el mundo, en los más diversos y, a veces, difíciles lugares. La Vida Religiosa de América Latina y el Caribe intentó reflejar siempre este rostro de las Iglesias, antiguo y con arrugas, pero siempre nuevo, amable y subyugante. A veces nos confundimos emocionalmente cuando en la práctica sentimos y pensamos que la comunión en las Iglesias es sólo andar bien con la jerarquía y no tener ninguna diferencia y conflicto con ella. En verdad, el misterio de comunión sólo puede existir donde se valora, respeta, cultiva y, sobre todo, se practica la integración en la diversidad. Si la VR no tiene pasión y no se esfuerza por testimoniar en la práctica la comunión en la diversidad dentro de sus propias comunidades y congregaciones, con el resto de los creyentes y ante el mundo, tengamos la seguridad de que seremos cualquier otra cosa, pero no discípulos/as amados de Jesús. El mayor escándalo que provocamos los cristianos/as es la división entre las Iglesias y, más todavía, la división, la marginación y persecución dentro de la misma Vida Religiosa y de la Iglesia Católica. 230 Hoy más que nunca se necesita coraje La comunión no consiste en actitudes diplomáticas, ni en simulaciones o mentiras, ni siquiera realizadas por el bien de la Iglesia. Por el contrario, el espíritu de comunión se basa en el servicio a la verdad y en la pasión por la justicia, que deben proceder del espíritu evangélico de la misericordia y la compasión. Ciertamente no nos van a juzgar por el hecho de haber sido conservadores o liberales, sino por si hemos excluido o hemos acogido sinceramente a aquellas personas que son diferentes de nosotros/as, o por habernos esforzado en salvar la comunión por sobre todos los otros intereses mezquinos. Los discípulos/as de Jesús ya no somos más siervos, debemos ser amigos/as. Una de nuestras características, por lo tanto, debe ser cultivar y vivir la amistad evangélica, también con nuestros pastores. Este deberá ser siempre un distintivo esencial de nuestro testimonio. Uno de los grandes aportes de la Vida Religiosa en América Latina y el Caribe, después del Concilio Vaticano II, fue precisamente este testimonio inequívoco de comunión. Muchos fueron los conflictos, pero a ninguno de las y los religiosos se les ocurrió la idea de provocar un cisma, una ruptura o algún tipo de división. La mística que alentaba a la Vida Religiosa era totalmente contraria a las divisiones. Se tenía clara conciencia de que había que vivir en la noche del dolor y la incomprensión para salvar la comunión, sin perder la capacidad profética y las opciones fundamentales propias del seguimiento del Desnudo Crucificado en la cruz. Testigo de ello es la fidelidad de los innumerables mártires, asesinados, torturados o descalificados, miembros de la Vida Religiosa. 7. La buena noticia de la dignidad de la mujer Un aporte continuo e indiscutible de la CLAR, en estos 50 años de vida, ha sido y es su testimonio y aporte teológico sobre la igual dignidad de la mujer y el varón. Son muchos los siglos de machismo do231 Luis Coscia, OFM Cap minante y aberrante en la historia de la humanidad, de las culturas, de las diversas filosofías y teologías, en la política y en las diversas Iglesias, también la cristiana y católica. Se tergiversó la imagen de Dios, la dignidad de la persona humana, la sexualidad, los sentimientos y el amor. Desde el inicio la CLAR nació como comunión de mujeres y varones consagrados en el seguimiento de Jesús pobre al servicio de los países de América Latina y el Caribe, empobrecidos y explotados por países cristianos del Norte. En realidad el número de mujeres religiosas superan ampliamente al de los varones religiosos. En la CLAR siempre se cultivó el respeto mutuo, la idéntica oportunidad de ambos para la participación en todas las tareas y misiones de la CLAR, y en la reflexión de todos los temas propios de nuestra Vida Consagrada. No sé si aún queda algún país donde existan por separado la Conferencia femenina y la masculina. Este estilo propio de estar unidos a nivel nacional y de la CLAR, no obstante las resistencias y sospechas de muchos, ha sido de un enriquecimiento que aún no se ha valorado suficientemente. Hemos logrado integrar otra mirada y experiencia de la reflexión teológica, del estudio bíblico, del seguimiento de Jesús, de la formación humana, cristiana y religiosa, del ejercicio profético y del compromiso con los pobres y con la justicia. El mismo lenguaje que, sobre todo en la lengua castellana, es marcado y porfiadamente machista, ha comenzado a variar sensiblemente. Hasta las personas reacias se sienten hoy forzadas a abandonar esa norma que afirma que las palabras masculinas incluyen también a las mujeres. Ese cambio de lenguaje supone un cambio de cultura. ................................................... 1 Me apropio ahora de algunas afirmaciones del teólogo español Rafael Aguirre, en su libro La mesa compartida. 232