Baremo e indemnización del daño real en los grandes inválidos de

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BAREMO E INDEMNIZACIÓN DEL DAÑO REAL EN LOS GRANDES
INVÁLIDOS DE ACCIDENTES DE TRÁFICO
Pilar Domínguez Martínez1
Prof. Contratada Doctora Derecho Civil UCLM
Es por todos conocido el debate y propuestas en torno a la inminente y necesaria
reforma del sistema indemnizatorio y valorativo de daños personales de víctimas en
accidentes de circulación y en concreto el previsto para las secuelas permanentes en los
grandes inválidos. La necesaria valoración y cuantificación de los daños patrimoniales y
el lucro cesante fuera de las tablas, reconocida por la jurisprudencia, abre camino a una
esperada modificación legal. En la actualidad, el Texto Refundido de la LRCSCVM
aprobado por el Real Decreto Legislativo 8/2004, de 29 de octubre, que incorporaba la
Ley 34/2003, de 4 de noviembre de modificación y adaptación a la normativa
comunitaria de la legislación de seguros privados. Esta Ley reforma la Tabla VI
redefiniendo algunas secuelas y modificando las puntuaciones e introduciendo cambios
en la valoración del perjuicio estético. También, ha sido modificado por Ley 21/2007,
de 11 de julio, después de la 5ª Directiva Comunitaria. La generalidad sobre el ámbito
de aplicación de este sistema puede deducirse de las Resoluciones de la Dirección
General de Seguros (la última Resolución de 31 enero 2010) por las que se da
publicidad a las cuantías de las indemnizaciones por muerte, lesiones permanentes e
incapacidad temporal que resultarán de aplicar “el sistema para valoración de los daños
y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación”.
El apartado 2ª del artículo 1 de la LRCSCVM establece que «Los daños y
perjuicios causados a las personas, comprensivos del valor de la pérdida sufrida y de la
ganancia que hayan dejado de obtener, previstos, previsibles o que conocidamente se
deriven del hecho generador, incluyendo los daños morales, se cuantificarán en todo
caso con arreglo a los criterios y dentro de los límites indemnizatorios fijados en
el anexo de esta Ley». Además de lo previsto en las tablas, se satisfacen siempre los
gastos de asistencia médica, farmacéutica y hospitalaria; y, además, en caso de
fallecimiento, los gastos de entierro y funeral, si bien «según los usos y costumbres del
lugar donde se preste el servicio. La referencia amplia a los “daños y perjuicios” incluye
el llamado “daño emergente” y el “lucro cesante”, esto es, “el valor de la pérdida sufrida
y la ganancia dejada de obtener”, conforme a lo previsto en el artículo 1106 del Código
Civil.
El daño emergente cuando sea consecuencia de daños a las personas,
concretamente de lesiones permanentes en grandes inválidos, comprenderá además de
los contenidos en el Apdo. 1º. Regla 6 del Anexo (asistencia médica y hospitalaria), los
gastos de adecuación de vivienda, del vehículo o de otros bienes. Estos daños se
indemnizarán de acuerdo a los criterios establecidos en la Tabla IV. No obstante, será
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posible el resarcimiento de otros perjuicios económicos derivados de los daños
corporales de acuerdo al valor probado. Por ello, sin llegar sustituir el sistema
vinculante vigente por el orientativo de la Orden de 1991, ni estar en el extremo de
declarar un sistema discrecional, Se trata de utilizar el instrumento valorativo como
“baremo funcional” e indemnizar más allá de los factores correctores previstos en las
tablas, en concreto el lucro cesante en base a hechos probados que estuviesen
causalmente conectados con el accidente inicial (STS [Sala 4ª] 17 julio 2007). En sede
de responsabilidad civil, la valoración de los daños corporales a reparar debería ser
homogénea con independencia del sector donde se produzca el daño y del criterio de
imputación. Adviértase la consagración del principio de reparación integral que la Ley
proclama y que contrasta con el resultado de la aplicación de las tablas.
De esta manera no quedaría limitada la capacidad del Juez de fijar las sumas
indemnizatorias necesarias para alcanzar la absoluta indemnidad de la víctima, aunque
fuesen superiores a las previstas para el seguro obligatorio y sobre todo cuando se trate
de daños patrimoniales o morales que no se encuentran cuantificados en estos baremos.
Nos encontramos ante una materia compleja sobre la que se ha propuesto una teoría
normativa, de forma que sea el legislador el que determine la forma de reparación de los
daños corporales (Vicente, 1994).
Sería deseable que estos módulos o criterios, aunque fueran vinculantes para los
tribunales, tuvieran un carácter presuntivo, es decir las cuantificaciones previstas en
ellos de acuerdo a parámetros típicos pueden quedar desvirtuadas mediante prueba en
contrario que acredite en el caso enjuiciado la falta de coincidencia con las
circunstancias previstas en el baremo (López, 2008), (Reglero, 2004). A pesar de que el
TC no extendió la doctrina de la Sentencia 181/2000 al lucro cesante por muerte e
incapacidad permanente, no quiere decir que haya de ser inconstitucional rebasarlo
cuando se prueba un daño patrimonial superior.
No debemos olvidar que además de la ganancia dejada de percibir en la esfera
laboral, existen otros ámbitos de la vida de la persona lesionada que se ve afectada por
limitaciones o incapacidades en las relaciones sociales, para la práctica de deportes o el
ejercicio de obligaciones familiares. Significativa en este sentido resulta la expresión de
“minusvalía sociofamiliar y laboral, consecuencia fundamental de la lesión e inmediata
de sus secuelas” Para asegurar la total indemnidad de los daños y perjuicios causados se
tienen en cuenta, además, las circunstancias económicas, incluidas las que afectan a la
capacidad de trabajo y pérdida de ingresos de la víctima, las circunstancias familiares y
personales y la posible existencia de circunstancias excepcionales que puedan servir
para la exacta valoración del daño causado
No obstante la tendencia de la jurisprudencia menor sobre la aplicación estricta
del baremo, presupuesto su carácter vinculante, de acuerdo a la interpretación del
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artículo 1.2 de la LRCSCVM, existe una nueva orientación en la Jurisprudencia del TS
de la Sala 1ª. En efecto, la postura tradicional de los tribunales, fundamentalmente las
Audiencias, ha sido la de rechazar una indemnización independiente tanto del lucro
cesante, como del daño emergente y del daño moral de la que se concede al perjudicado,
con arreglo al baremo, por los demás conceptos indemnizatorios previstos legalmente
con relación a los daños que fueron declarados probados que debía hacerse con arreglo a
los criterios y dentro de los límites indemnizatorios fijados en el anexo de la citada Ley.
La reciente doctrina se basa en principio de reparación integral en términos de
“razonabilidad”, se refiere a una indemnización del lucro cesante por pérdida de
ingresos de la víctima en caso de incapacidad permanente, a través de la compensación
proporcional mediante la aplicación del factor de corrección por elementos correctores a
que alude el último inciso de la Tabla IV en relación con el número 7 del apartado
primero del Anexo incluido en la Ley 30/1995, de 8 de noviembre ( SSTS [Sala 1ª) 25
marzo 2003 [RJ 2003, 7286], 25 marzo 2010 [RJ 2010, 1987], 31 mayo 2010 [RJ 2010,
2655]).
La doctrina jurisprudencial de la Sala 1ª consagra la doctrina sobre la aplicación
de un porcentaje de corrección al amparo de la Tabla IV por el concepto de lucro
cesante no compensado. Según el TS cabe una compensación mayor de esa ganancia
dejada de percibir (aunque no sea de forma íntegra sí, al menos, de manera
proporcional), rebasando los límites que representan los factores de corrección:
fundados en circunstancias excepcionales relacionadas con las personales y económicas
de la víctima: existencia de un grave desajuste entre el factor de corrección por
perjuicios económicos de aplicación sobre la indemnización básica por lesiones
permanentes, y el lucro cesante realmente padecido. Por ello se aplica como factor de
corrección por concurrencia de la circunstancia excepcional de existencia de lucro
cesante no compensado de un porcentaje de incremento (50%) sobre la indemnización
básica por lesiones permanentes (STS [Sala 1ª] 31 mayo 2010 [RJ 2010, 2655]).
Además dicha suma resultante es considerada compatible con la concedida por factor de
corrección por perjuicios económicos.
De este modo, sólo cabe considerar la existencia de un lucro cesante probado
como una de las circunstancias excepcionales que puedan determinar la aplicación en la
Tabla IV del factor de corrección cifrado en la concurrencia de los elementos
correctores del Anexo, Primero, 7, LRCSVM cuando se pruebe la existencia de lucro
cesante en un grado muy superior al que es objeto de cobertura por el factor de
corrección por perjuicios económicos y se determine por el tribunal que el expresado
perjuicio comporta una circunstancia excepcional susceptible de ser considerada como
tal en aplicación del Sistema de valoración (STS [Sala 1ª] 25 marzo 2010[RJ 2010,
162541]).
La paradigmática STS (Sala 1ª) 25 marzo 2010 [RJ 2010, 1987] apunta un
argumento referido antes sobre la distinción en el régimen legal de responsabilidad civil
por daños causados en la circulación, distinción entre la determinación del daño y su
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cuantificación. Pero además, establece que no es obstáculo para que rija respecto de
ambas situaciones el principio de reparación íntegra del daño causado. Concretamente y
en lo relativo a la cuantificación acorde con el principio de indemnidad o reparación
íntegra, no basta la aplicación estricta y literal del artículo 1.2 LRCSCVM, “sino que la
comprensión del sistema exige además valorar que el número 7 del apartado primero del
Anexo enumera las circunstancias que se deben tomar en consideración, como factores
de corrección de la indemnización básica, para asegurar la total indemnidad de los
daños y perjuicios ocasionados, lucro cesante incluido, criterios circunstancias
económicas, incluidas las que afecten a la capacidad de trabajo y pérdida de ingresos de
la víctima, circunstancias familiares y personales y la posible existencia de
circunstancias excepcionales que puedan servir para la exacta valoración del daño que
no son en sí mismos suficientes para admitir que puedan resarcirse los daños más allá de
los límites expresamente previstos en ellas, pero que sí gozan del valor de reglas de
principio interpretativas y de cobertura de las lagunas existentes en las Tablas” (SAP
Asturias 16 febrero 2006)
Por tanto, acorde con el principio de reparación íntegra del daño, al margen de lo
contenido en las tablas y por encima de los límites de los factores de corrección de la
indemnización básica por lesiones permanentes se reconoce una compensación mayor
de esa ganancia dejada de percibir “aunque no sea de forma íntegra sí, al menos, de
manera proporcional”. Es por ello que a la hora de compensar más adecuadamente el
citado lucro cesante, a los "elementos correctores" del apartado primero del número 7
del Anexo, que han de ser entendidos en sentido amplio a fin de comprender también
los fundados en circunstancias excepcionales relacionadas con las personales y
económicas de la víctima. En primer lugar se justifica la insuficiencia de las tablas y
después se aboga por una compensación proporcional interpretando de forma amplia al
Apdo. 1º del número 7 del Anexo.
Para justificar la insuficiencia de la cuantificación tabular, se analizan las
funciones de los factores correctores y la inadecuada aplicación de los mismos.
Por un lado, la función del factor de corrección por perjuicios económicos
establecido para el resarcimiento el lucro cesante, consiste en determinar el nivel de
ingresos de la víctima para cuantificar reparación de perjuicios económicos. Sin
embargo se aplica inadecuadamente, impidiendo una compensación proporcional del
lucro cesante. Ello es debido, según el TS, a que se basa en la presunción, al no exigir
“que se pruebe la pérdida de ingresos sino solo la capacidad de ingresos de la víctima”.
Y lo que es más importante, la aplicación del porcentaje se hace sobre la indemnización
básica, que aunque es una cantidad cierta, resulta “ajena al lucro cesante”.
El reconocimiento resarcitorio del lucro cesante extratabular en los supuestos de
grandes inválidos venía siendo admitido cuando concurrieran “circunstancias
excepcionales” (STS 20 diciembre 2000). El problema era determinar la situación de
carácter excepcional, pues como ha sido señalado, no se concretaba el significado de
este concepto, pareciendo una cláusula de posible reserva (De Águila, 2009). Un paso
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más lo da la STS (Sala 1ª) 2 abril 2001 aunque sobre situación de muerte, se refiere a las
circunstancias excepcionales como “las existentes y que estando acreditadas no han sido
tomadas en consideración por las reglas tabulares”. No obstante la falta de concreción,
lo positivo, de esta última sentencia es, como ha sido dicho, entender las circunstancias
excepcionales como circunstancias extratabulares referidas no sólo para valorar e
indemnizar el lucro cesante, sino también cualquier daño patrimonial que la regulación
tabular haya dejado de ponderar (De Águila, 2009).
En cuanto a la aplicación e interpretación de los elementos correctores a través
de la interpretación amplia del Anexo, primero 7, el TS en la Sentencia (Sala 1ª) 25
marzo 2010 (RJ 2010, 19879 ha exigido los siguientes requisitos en la doctrina que
pasamos a transcribir a continuación:
“1) Que se haya probado debidamente la existencia de un grave desajuste entre el
factor de corrección por perjuicios económicos y el lucro cesante futuro realmente
padecido.
2) Que este no resulte compensado mediante la aplicación de otros factores de
corrección, teniendo en cuenta, eventualmente, la proporción en que el factor de
corrección por incapacidad permanente pueda considerarse razonablemente que
comprende una compensación por la disminución de ingresos, ya que la falta de
vertebración de la indemnización por este concepto de que adolece la LRCSCVM no
impide que este se tenga en cuenta.
3) Que la determinación del porcentaje de aumento debe hacerse de acuerdo con los
principios del Sistema y, por ende, acudiendo analógicamente a la aplicación
proporcional de los criterios fijados por las Tablas para situaciones que puedan ser
susceptibles de comparación. De esto se sigue que la corrección debe hacerse en
proporción al grado de desajuste probado, con un límite máximo admisible, que en este
caso es el que corresponde a un porcentaje del 75% de incremento de la indemnización
básica, pues éste es el porcentaje máximo que se fija en el factor de corrección por
perjuicios económicos.
4) Que la aplicación del factor de corrección de la Tabla IV sobre elementos
correctores para la compensación del lucro cesante ha de entenderse que es compatible
con el factor de corrección por perjuicios económicos, en virtud de la regla general
sobre compatibilidad de los diversos factores de corrección.
5) Que el porcentaje de incremento de la indemnización básica debe ser suficiente
para que el lucro cesante futuro quede compensado en una proporción razonable,
teniendo en cuenta que el sistema no establece su íntegra reparación, ni ésta es exigible
constitucionalmente. En la fijación del porcentaje de incremento debe tenerse en cuenta
la suma concedida aplicando el factor de corrección por perjuicios económicos, pues,
siendo compatible, se proyecta sobre la misma realidad económica.
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6) Que el porcentaje de incremento sobre la indemnización básica por incapacidad
permanente no puede ser aplicado sobre la indemnización básica concedida por
incapacidad temporal, puesto que el Sistema de valoración únicamente permite la
aplicación de un factor de corrección por elementos correctores de aumento cuando se
trata de lesiones permanentes a las que resulta aplicables la Tabla IV.
B) Esta doctrina es de aplicación al caso examinado, en el que concurren los
mencionados presupuestos para la aplicación de un porcentaje de corrección al
amparo de la Tabla IV por el concepto de lucro cesante no compensado."
Esta sentencia constituye un gran paso en el reconocimiento de la valoración
extratabular de los daños patrimoniales y lucro cesante que no hayan sido compensados
con la aplicación tabular en los casos de incapacidades permanentes. Permite otorgar
unidad de criterio en la aplicación de la Ley con fines de seguridad jurídica. En
definitiva, constituye un sólido reconocimiento al unánime sentir de la doctrina a favor
de la reforma del sistema valorativo, que inspirada en el principio de reparación integral
permita complementar la aplicación de las tablas con circunstancias excepcionales que
acrediten daños patrimoniales y ganancias dejadas de percibir no contempladas en las
mismas. Se parte de la existencia de “un grave desajuste entre el factor de corrección
por perjuicios económicos y el lucro cesante futuro realmente padecido”. La forma de
corrección debe hacerse de forma proporcional al grado de desajuste probado. Que se
trate de incapacidades permanentes y que los daños patrimoniales y ganancias dejadas
de percibir no hayan sido objeto de compensación con el resto de factores de corrección.
Ese desajuste “grave” será objeto de corrección proporcionalmente, interpretando el
principio de reparación integral en términos “razonables”. El Tribunal Supremo
establece que “el sistema no establece su íntegra reparación, ni ésta es exigible
constitucionalmente. En la fijación del porcentaje de incremento debe tenerse en cuenta
la suma concedida aplicando el factor de corrección por perjuicios económicos, pues,
siendo compatible, se proyecta sobre la misma realidad económica.”
Se trata de una detallada, esmerada y clarificadora explicación que concuerda
con lo defendido por la doctrina. Se aludía a una valoración “realizada mediante una
ponderación concreta, en virtud de las pruebas practicadas al efecto y teniendo en
cuenta los parámetros orientadores contenidos en las reglas de las correspondientes
tablas, con utilización complementaria de criterios equitativos de acuerdo con la
regularidad de las circunstancias contemplables” (Medina, 2008). Entendíamos acertada
la propuesta sobre la necesidad de atender en la valoración a una perspectiva más
amplia que la estrictamente laboral pues nos encontramos con una indemnización civil,
más amplia, pues el daño resarcible abarca “toda la vida de relación” y presupuesto el
Derecho civil como Derecho de la persona es relevante cualquier dimensión de la
actividad social del individuo que resulte afectada por el daño. Se trata de ampliar el
horizonte de medios de prueba, además del informe médico, sería procedente acudir a
otros medios dentro o fuera de la esfera laboral de la víctima que acreditase otras
parcelas de la vida social del perjudicado gran inválido que se hayan visto afectadas
como consecuencia del accidente. Nos referimos a la llamada Teoría del resarcimiento
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“extratabular intrasistema” (Medina, 2008), es decir, una cosa es el baremo y otra es el
Sistema, el baremo forma parte del Sistema pero no lo agota, lo que no está en las tablas
pero está dentro de las normas de la Ley ha de tenerse en cuenta. Por ello, el lucro
cesante no puede identificarse en todo caso como un mero factor de corrección por
perjuicios económicos. Por tanto si se prueba un lucro cesante superior al importe del
factor de corrección por perjuicios económicos, es perfectamente posible su
indemnización. Esta doctrina queda reflejada en la jurisprudencia reciente en sus justos
términos, aunque el resarcimiento no sea completo si lo será en los términos razonables
que permitan corregir el “grave desajuste” del daño patrimonial y lucro cesante no
compensado con los factores de corrección de la Tabla IV en los casos de grandes
inválidos.
En el futuro “Baremo” se debe incluir y cuantificar el daño moral y daño
patrimonial básico, y expresarse con claridad que compensa el daño moral resultante de
las lesiones psico-físicas o del fallecimiento, y el daño patrimonial básico (sin necesidad
de acreditación) y establecer que sus cuantías no incluyen el lucro cesante y gastos
acreditados (daño patrimonial que se acredite por las víctimas o familiares), que deberá
ser indemnizado de forma complementaria para cumplir con el principio de la
restitución íntegra.
Es por ello que, siendo un “baremo” vinculante para los Órganos Judiciales en
cuanto a las indemnizaciones básicas, éstas no podrán reducirse pero sí ampliarse en
aquellos casos que así se justifiquen (“según circunstancias”). Se trataría de un Sistema
de Valoración de mínimos, a partir de los cuales, y en función de las circunstancias
personales, sociales, familiares y otras, bien las partes por acuerdo o el Juez, se fijará la
cuantía para cada caso concreto, incluyéndose los perjuicios reales y consecuencias de
todo tipo que sufran las víctimas y familiares.
En definitiva, resulta acertada la propuesta sobre la necesidad de atender en la
valoración a una perspectiva más amplia que la estrictamente laboral. De este modo
podrá ser indemnizado en concreto el lucro cesante probado más allá de los factores
correctores previstos en las tablas. Se defiende el resarcimiento con fijación de reglas
presuntivas de carácter probatorio que servirían para facilitar el resarcimiento de forma
razonable (Medina, López, 2010).
Aún más, dentro de las tablas, en el afán por la reparación del efectivo daño real
probado resulta favorable la interpretación jurisprudencial sobre el momento clave para
la cuantificación de la indemnización. Precisamente, la reciente STS (Sala 1ª) 1 octubre
2010 (Xiol) subraya la doctrina sentada por el mismo Tribunal (SSTS de 17 de abril de
2007, 9 de julio de 2008, 10 de julio 2008, entre otras) sobre la aplicación del valor del
punto correspondiente a la fecha del alta definitiva. Es decir, el momento del accidente
sería el que determina el régimen legal aplicable, pero la cuantificación de la
indemnización habría de atenerse al valor del punto en el momento del alta definitiva.
En la actualidad se han presentado distintas propuestas de reforma por el Grupo
de Trabajo constituido por la Dirección General de Seguros (UNESPA, RACC, AEA,..)
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para el estudio de la reforma del sistema legal de valoración de los daños y perjuicios
personales producidos por accidentes de tráfico. En todas ellas existe un mismo hilo
conductor en torno a la reparación integral de los grandes inválidos. Además de la
revisión y actualización de cantidades, se apunta la necesidad de indemnización en
forma complementaria del lucro cesante y de los daños patrimoniales acreditados.
Resulta novedoso el sistema de valoración propuesto por AEA sobre el “Proyecto vida”
cuyo objetivo prioritario es lograr la máxima independencia física y psicológica de los
lesionados mediante una rehabilitación integral, multidisciplinar y especializada. Ello
supondría mayor implicación de las aseguradoras en la reinserción de la víctima gran
inválida.
Mientras esta reforma no se realice, los tribunales tienen las herramientas para la
aplicación de la ley en la dirección señalada, a la vista de la última doctrina y atendidos
los principios de reparación integral y el de legalidad ordinaria (libertad del juzgador).
Se trata de la interpretación conjunta del artículo 1.2 LRCSCVM con la regla 7ª del
Apdo. 1º que constituye una declaración vinculante que permite la proclamación de la
indemnización de los perjuicios sufridos, incluidas las ganancias dejadas de percibir o la
capacidad para conseguirlas en términos de “razonabilidad”. Esperamos en aras a la
seguridad jurídica que la razonabilidad aludida en la aplicación del principio de
reparación integral por los tribunales ordinarios lo sea de acuerdo a unos parámetros
contenidos en una ansiada e inminente disposición legal.
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