Poder Judicial de la Nación PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN R.S. I T 144 f* 222/224 En la ciudad de La Plata, a los 30 días del mes de agosto del año dos mil once, reunidos en Acuerdo los Señores Jueces que integran la Sala I de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, toman en consideración el presente expediente N°° 17.411/11, caratulado: “M., H. S. c/ PAMI s/ despido”, procedente del Juzgado de Primera Instancia N° 4 de La Plata, para resolver el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia (…). Practicado el pertinente sorteo el orden de votación resultó: Dres. Carlos R. Compaired y Julio Víctor Reboredo. EL DR. COMPAIRED DIJO: I. El actor inició la presente demanda contra el Instituto Nacional USO OFICIAL de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI) en reclamo de indemnización por despido sin causa en los términos del Artículo 245 de la Ley de Contrato de Trabajo. Sostiene que comenzó a trabajar a las órdenes de la demandada el 28 de febrero del año 2000 desempeñando tareas de Supervisor con categoría que identifica como S-9 en la sucursal La Plata de la mentada entidad. Argumenta, que cumplió normalmente sus funciones hasta el 8 de abril de 2002, fecha en el cual le fue notificada la Resolución N° 248/02 por la cual se dispuso su cese que –a su entender- deviene incausado. En virtud de ello es que considera le corresponde el cobro de las sumas correspondientes a la indemnización por despido, preaviso, mes de despido (febrero de 2002), vacaciones no gozadas, SAC proporcional sobre los rubros anteriores, indemnización Artículo 16 Ley N° 25.561 y Artículo 2 Ley N° 25.323, con más su actualización, intereses, costos y costas. II. La sentencia de primera instancia (…) rechazó el reclamo del Sr. H. S. M. contra el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI), impuso las costas por su orden, y difirió la regulación de honorarios para su oportunidad procesal. Para así decidir el a quo consideró que, en el caso, no se encontraban acreditados los presupuestos necesarios para considerar al despido sin justa causa, en tanto la designación del actor resultó motivada por una decisión política adoptada en virtud de la emergencia sanitaria y social declarada por el Decreto N° 45/99 del Poder Ejecutivo Nacional que dispuso la intervención del instituto demandado; circunstancia que torna inaplicable las prescripciones de la Ley de Contrato de Trabajo. III. Contra dicho pronunciamiento la parte actora interpuso (…) recurso de apelación con simultánea expresión de agravios, obrando la réplica de la contraria (…). IV. Los agravios de la recurrente se dirigen fundamentalmente a cuestionar el análisis realizado por el a quo de la legislación aplicable y de la prueba reunida en autos, circunstancia que motivó el rechazo de la demanda. V. Así las cosas, la cuestión en debate se circunscribe a establecer si la designación del actor adquirió la modalidad de un contrato por tiempo indeterminado, circunstancia que habilitaría la vocación de permanencia y estabilidad por él invocada y tornaría, consecuentemente, al despido del Sr. M. incausado o si, por el contrario, ella lo fue en función del llamado “proceso de normalización” en el cual se encontraba inmersa la entidad demandada, y por tanto, inexorablemente ligada al cumplimiento de los objetivos de la propia intervención. VI. A la luz de dicha premisa es que corresponde analizar el régimen legal aplicable al supuesto de autos. En tal sentido, por el Artículo 1° del Decreto N° 45/99 del Poder Ejecutivo Nacional se declaró la emergencia sanitaria y social de los servicios prestados por el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados. Por su parte, el Artículo 2 del mismo cuerpo legal dispuso su intervención y creó, para el cumplimiento de los objetivos allí propuestos, una Comisión Interventora Normalizadora (art. 3 Decreto 45/99) (…). (…) La Comisión así integrada, en uso de las facultades derivadas de la normativa mencionada y con el objeto de colaborar con los objetivos encomendados, llevó a cabo diferentes designaciones de personal de apoyo a su gestión entre las cuales estuvo la del Sr. H. S. M., tal como puede advertirse de la documental (…) en la cual luce agregada la Resolución N° 791 del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, de fecha 12 de septiembre de 2000. Así las cosas, con fecha 10 de enero de 2001, y atento encontrarse cumplida la primera etapa de la intervención, por el Decreto N°13/2001 del Poder Judicial de la Nación Poder Ejecutivo Nacional se dispuso el cese de la Comisión Interventora Normalizadora y la designación de un único interventor recayendo el nombramiento en la persona del doctor F.G.P. quien, mediante la Resolución N° 093 del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, ordenó la creación de la llamada “Planta Transitoria” con el objeto de transferir a ella a los funcionarios designados a partir del 15 de diciembre de 1999, aclarándose en dicha normativa que la relación laboral de los mentados agentes para con el instituto demandado cesaría con la intervención del Organismo. Siguiendo la secuencia temporal de la normativa en examen, en el mes de junio del año 2001 se produjo un nuevo reemplazo en la figura del Interventor, designándose por Decreto N° 857/2001 -del 26 de junio de 2001USO OFICIAL al doctor R.H. P. Del análisis en forma integral de las normas legales en juego, se advierte que no obstante las renuncias habidas en la Comisión Interventora Normalizadora, la disposición de su cese, la sustitución por la figura del interventor normalizador primero en la persona del Dr. P. y luego en la del Dr. P., el Sr. M. siguió cumpliendo sus labores a las órdenes de la aquí demandada. Ahora bien, no puede dejar de señalarse que el mes de enero del año 2002 comenzó una nueva etapa en la intervención del Instituto – motivada por el cambio de autoridades en nuestro gobierno nacional- que trajo como lógica consecuencia la sustitución de la figura del interventor, recayendo la designación en dicha oportunidad en la persona del doctor J.M.C.B. (Decreto N°111/2002 del Poder Ejecutivo Nacional, de fecha 16 de enero de 2002). Fue en el marco de la mentada intervención que, por Resolución N°248/02 del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, se dispuso el cese de la vinculación laboral del Sr. M. para con la demandada, a partir del 5 de abril del año 2002. VII. En supuestos se sustancial analogía con el presente la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo ha dicho en autos “Tustanoski, Beatriz Noemi c/ Pami Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados s/ despido”, fallo del 31/10/06 que: “El nombramiento de la trabajadora en el cargo de Jefe Subrogante de la Agencia IV del PAMI, por parte del "interventor normalizador", todo ello en el marco del dec. 13/2001 en una nueva etapa de la intervención del instituto demandado "hasta su normalización", se infiere que ha sido en función del proceso de normalización de su emergencia (declarada a través del decreto 45/99). Ello implica que la designación estaba llamada a culminar con la intervención misma que la produjo, ya que no tendría sentido fundar su nombramiento en las necesidades y fines de la normalización, motivaciones éstas que sólo se comprenden si la contratación no era de planta permanente, por lo cual no cabe hacer lugar al reclamo de indemnizaciones fundado en la LCT”. VIII. Es del caso mencionar que en nuestro derecho laboral se advierte una cierta preferencia hacia la estabilidad de los vínculos que unen a trabajadores y empleadores; esto es: la regla en la contratación resulta la indeterminación del plazo, siendo entonces la excepción las formas temporarias, y siempre en el restringido marco que la propia normativa impone, a saber: que se haya fijado en forma expresa y por escrito el tiempo de su duración y que las modalidades de las tareas o de la actividad, razonablemente apreciadas, así lo justifiquen. Empero, no resulta ocioso recordar que puede prescindirse de la expresión por escrito de la extensión temporal en la contratación cuando ella se desprende inequívocamente de la naturaleza del trabajo a desarrollar por quien resulta contratado. Tal como sostiene Antonio Vazquez Vialard “…La posibilidad de prescindir de la forma escrita quedaría restringida únicamente a aquellos vínculos eventuales de naturaleza hasta tal extremo accidental que resulte patente para ambas partes, sin necesidad de instrumentación alguna, que ´comienza y termina con la realización de la obra, ejecución del acto o prestación del servicio para el que fue contratado el trabajador´” (Confr. VAZQUEZ VIALARD, Antonio, “Ley de Contrato de Trabajo comentada y concordada”, E. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2005, Tomo I, Pág. 625). Teniendo presente lo apuntado en el párrafo precedente, si bien a priori la contratación del actor podría vislumbrarse bajo la forma de un contrato por tiempo indeterminado, lo cierto es que la determinación de su vigencia se encontraba vinculada y supeditada a la extensión temporal de la Poder Judicial de la Nación intervención para la cual prestaba su colaboración y, por tanto, llamada a fenecer con la propia intervención. Esta afirmación se encuentra corroborada en tanto de la lectura de la propia designación del Sr. M., se advierte que ella lo fue “…En uso de las facultades conferidas por los Decretos 45/99 y 672/00… y a los fines del mejor cumplimiento de las tareas encomendadas…”, precisamente, de la intervención que lo designó. En ese marco puede admitirse alguna continuidad del actor pese a los cambios de la persona del interventor, circunstancia que –tal como fuera mencionado en el acápite IV de hecho ocurrió, pero ello no autoriza a concluir que esa continuidad deba perdurar cuando lo que muta es la máxima autoridad del Poder Ejecutivo quien designó una nueva intervención ingresando, USO OFICIAL consecuentemente, el instituto demandado en una nueva etapa en la gestión de normalización durante la cual, precisamente se llevó a cabo el distracto del actor, no advirtiéndose en el caso un proceder por parte del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados que ponga de resalto la intención de incluir al actor en las disposiciones de la Ley de Contrato de Trabajo (Confr. CSJN “Leroux de Emede c/ Municipalidad de Buenos Aires” 30.04.91). En efecto, las circunstancias apuntadas precedentemente inclinan la opinión del suscripto en el sentido de que el designación del actor se relacionó en forma directa con el proceso de normalización de la entidad demandada, para el cumplimiento de funciones relativas a dicha intervención y por tanto, unida a la extensión temporal de ella, motivo por el cual el despido del Sr. M. no deviene incausado. En virtud de las consideraciones precedentes es que considero corresponde rechazar el recurso interpuesto y confirmar la sentencia apelada. Por todo lo expuesto, propongo al Acuerdo: I. Rechazar el recurso de apelación interpuesto por la parte actora contra la sentencia (…) y, consecuentemente, confirmarla en lo principal que decide y costas. II. Imponer las costas de esta instancia en el orden causado (Art. 68 segundo párrafo del C.P.C.C.N.). Así lo voto. EL DR. REBOREDO DIJO: Que adhiere al voto del Dr. Compaired. Por ello, el Tribunal RESUELVE: I. Rechazar el recurso de apelación interpuesto por la parte actora contra la sentencia (…) y, consecuentemente, confirmarla en lo principal que decide y costas. II. Imponer las costas de esta instancia en el orden causado (Art. 68 segundo párrafo del C.P.C.C.N.). Regístrese, notifíquese y devuélvase. Fdo.: Carlos Román Compaired – Julio Víctor Reboredo. Jueces de Cámara.