Ahorro para el Crecimiento: Análisis de las Políticas de Incentivo.

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Ahorro para el Crecimiento: Análisis
de las Políticas de Incentivo.
José Wynne.
Fecha: 29.8.97
INDICE.
Introducción.
3
Sección I. Determinantes del nivel de ahorro doméstico.
4
Sección II. El ahorro y la inversión en una economía abierta.
13
Sección III. Instrumentos de política económica para incentivar
el ahorro.
17
Sección IV. Un modelo de gasto público productivo óptimo.
23
Sección V. Comparación entre el caso Argentino y algunas
experiencias internacionales.
32
Conclusiones.
39
2
Introducción.
La economía argentina ha enfrentado fuertes cambios de rumbo. La reforma del
Estado, la apertura de la economía y los cambios económicos conocidos traen aparejados
problemas de empleo. La magnitud de los mismos ha obligado a los economistas a
replantearse que es lo que debe hacer el estado para que se creen cada vez mas puestos
de trabajo.
En los últimos tiempos la discusión se ha centrado en el problema del ahorro. El
argumento más escuchado que intenta justificar la intervención pública para incentivar el
ahorro es el siguiente: si aumenta el ahorro nacional, la economía contaría con mayor
cantidad de recursos que podría dedicar a inversión, luego el stock de capital físico se
incrementaría lo que induciría a los empresarios a aumentar los puestos de trabajo. El
argumento es sencillo. Sin embargo existen posiciones encontradas al respecto que vale la
pena analizar.
Existen dos puntos fundamentales en esta discusión sobre mecanismos de incentivo
al ahorro. Por un lado cabe preguntarse si debe o no existir una política de incentivo. Por
otro lado, cuales son los instrumentos de política económica que existen para inducir a los
agentes económicos a un mayor nivel de ahorro doméstico. A lo largo de las cinco
secciones que a continuación se desarrollan se intenta dar una respuesta resumida a
ambas preguntas, centrando la discusión en el caso argentino. En la Sección I se analizan
los determinantes del ahorro nacional. En esta parte del trabajo, se observa la complejidad
del problema sobre la validez de cuestionarse si el ahorro nacional debe ser un objetivo de
política económica como un medio para alcanzar el crecimiento económico y mayor empleo
en el sector productivo de la economía. En la Sección II, se presenta la discusión teórica y
empírica existente sobre la independencia entre las decisiones de inversión y consumo
(ahorro) en una economía abierta. Este debate es central para entender la respuesta a la
pregunta planteada sobre la intervención pública en el tema del ahorro doméstico. En la
Sección III se desarrollan esquemáticamente los instrumentos de política que existen para
incentivar el ahorro. Debido a que uno de los instrumentos más nombrados de incentivo al
ahorro nacional es el ahorro público (por motivos que se explican más adelante), en la
Sección IV se desarrolla un modelo que intenta alertar sobre los problemas que esta política
3
conlleva. En la Sección V, se presenta una comparación de las variables macroeconómicas
relevantes entre Argentina y otras experiencias internacionales, para el período de reformas
de cada uno de estos países1. Por último, las conclusiones.
Sección I. Determinantes del nivel de ahorro doméstico.
A continuación se exponen los argumentos que se encuentran en la literatura como
común denominador en el análisis de los determinantes del ahorro agregado de la
economía.
La teoría del ingreso permanente. Esta teoría explica el comportamiento del consumo (y del
ahorro). En efecto, en función de los ingresos futuros descontados, generados a partir de
cualquier activo capaz de generar ingresos, se planea una senda de consumo intertemporal
óptima, siempre y cuando no existan restricciones de liquidez para una parte significativa de
los agentes económicos. Dentro de los activos capaces de generar ingresos, se computa al
capital físico, al trabajo, y al capital humano. No solamente se computa al nivel de stock de
los capitales antes mencionados, sino también a su forma de organización, y a todo aquello
que hace a la productividad de los mismos. Entre estas cuestiones “difícilmente medibles”
pueden citarse:
i) La seguridad jurídica. Esta implica previsibilidad y mejor rendimiento del
capital invertido. El mejor rendimiento surge a partir del ejercicio del derecho de las
empresas a someterse a arbitraje en problemas económico- legales, tanto entre agentes
privados como entre privados y sector público. Los conflictos legales son un engranaje
básico del capitalismo, y la ausencia o deficiencia del poder judicial inhibe la inversión y
reduce su productividad. La falta de previsibilidad impacta sobre el rendimiento del capital sí
y solo si el agente económico promedio es averso al riesgo, como pareciera surgir del
sentido común y del análisis empírico.
ii) Estabilidad de la política impositiva: El estado recauda sus impuestos del
sector privado, el cual invierte en un marco de incertidumbre e irreversibilidad sobre las
futuras tasas impositivas. Como de hecho el estado termina siendo socio de todos los
emprendimientos porque “expropia” parte de la renta, en el computo intertemporal de los
1
En esta parte del trabajo se sigue a Cottani y Llach (1993).
4
futuros ingresos, los agentes económicos descuentan una senda subjetiva de estructura y
tasas impositivas. De este modo, si existe una percepción optimista del comportamiento de
la política fiscal, se descuenta un mayor flujo de ingresos y esto implica, de no existir
restricciones de liquidez, un consumo presente mayor.
iii) Inversión y eficiencia del gasto público. El gasto fiscal es muchas veces
complementario al gasto privado. La construcción de puentes, caminos, puertos y líneas
férreas, son actividades que parece llevar adelante o al menos planear el sector público. La
percepción privada de la secuencia de gasto público productivo del tipo antes señalado,
tiene un fuerte impacto sobre el valor actual neto del flujo de caja de cualquier activo. De
modo que existe, a partir de esta y la precedente cuestión, una estrecha vinculación entre
consumo presente y la credibilidad de las políticas públicas.
iv) Mercados comunes, clubes comerciales, etc. Estas relaciones
comerciales tiene un fuerte impacto sobre la productividad o rendimiento del capital.
Muchas veces implica un cambio profundo en las relaciones productivas, y por tanto la
percepción de los agentes económicos sobre la evolución de las relaciones comerciales
externas determinan el nivel de optimismo.
El enfoque de inversión presentado parece ser de economía cerrada, porque no se
hace referencia concreta a la posibilidad de llevar adelante inversiones a nivel internacional.
Sin embargo, la justificación de este enfoque sobre la inversión surge a partir de una amplia
literatura que muestra el sesgo de los agentes económicos hacia la inversión doméstica2.
El enfoque Barro-Ricardo. Este enfoque se basa en individuos que no sólo se preocupan
sobre la riqueza propia, sino también sobre la riqueza de sus descendientes. De este modo
el horizonte de planeamiento que debe observarse para interpretar los niveles de consumo,
ahorro, etc., se torna infinito. Al igual que la teoría del ingreso permanente, esta teoría es
invalidada en presencia de restricciones de liquidez. Bajo este marco de análisis, pueden
existir incentivos a dejar una transferencia a los descendientes, lo que motiva un mayor
nivel agregado de ahorro doméstico. No obstante esto, la teoría también funciona de
manera inversa, lo que puede dar lugar a una transferencia de los hijos a los padres si es
que la renta esperada para los primeros es mayor que la renta esperada para los padres.
2
Como ejemplos pueden citarse a Estados Unidos con un coeficiente de patrimonio doméstico sobre
total de cartera del 96%, Reino Unido con un coeficiente de 82% y Japón con un coeficiente de 98%.
5
Esto puede dar lugar a bajos niveles de ahorro presente y déficits de cuenta corriente con
los consecuentes aumentos de endeudamiento externo.
El enfoque keynesiano. Este enfoque, más simple que los anteriores, argumenta que
el consumo presente es una fracción del ingreso presente y una fracción de la riqueza.
Empíricamente, la fracción del ingreso presente supera a la fracción de la riqueza. Al
contrario de lo que sucede en las otras teorías presentadas, la restricción de créditos no
sólo puede existir sino que justifica al Enfoque keynesiano. El hecho de que el consumo
presente dependa del ingreso corriente se debe a las restricciones de liquidez. Como una
parte de los agentes económicos padece esta restricción, un aumento del ingreso corriente
expande el consumo como paliativo a la situación restrictiva.
Otra alternativa que justifica la proporcionalidad entre el consumo y el ingreso
corriente es la miopía de los agentes económicos, que lleva a que estos perciban un
aumento del ingreso presente como un aumento del ingreso permanente. La incertidumbre
sobre el futuro y la dificultad de planear sobre un futuro incierto explican la miopía.
Si bien estas tres teorías son la base de la discusión de ahorro, a continuación se
mencionan brevemente algunos argumentos que se presentan en la literatura, y que
colaboran en la comprensión del tema.
La tasa de interés tiene un impacto indiscutido en el ahorro doméstico. Como se
menciona en Cottani y Llach (1993), “...la tasa de interés relevante para el ahorro es la tasa
nominal (pasiva) libre de riesgos y neta de impuestos, menos la inflación esperada”, “...ya
que la expectativa de inflación y las primas que compensan el riesgo país, de insolvencia,
cambiario y otros que enfrentan los ahorristas no premian la postergación del consumo sino,
más bien, la desvalorización esperada del dinero y la asunción de determinados riesgos”.
Por esto, el riesgo devaluatorio termina siendo, aún en un país con una posición en dólares
muy fuerte como Argentina, un impuesto al ahorro3. Lo mismo sucede con el riesgo de
quebranto que enfrentan los ahorristas en el sistema financiero, o cualquier riesgo que se
asuma al utilizar un instrumento para canalizar el ahorro4. Todos aquellos factores que
3
Se asume que no existe sustitución perfecta entre la moneda local y la divisa de referencia (dólar).
4
Bajo el supuesto de aversión al riesgo.
6
introduzcan una cuña entre los ahorristas y la productividad marginal del capital reducen los
incentivos al ahorro a la vez que encarecen el costo de inversión, lo que da lugar a un nivel
de capital per capita menor, con consecuencias, al menos, en el ingreso presente. Las
políticas impositivas distorsivas sobre las tasas de interés suelen tener fuerte impacto sobre
las decisiones de consumo presente versus consumo futuro. Impuestos tales como el IVA
sobre tasas de interés y otros, son instrumentos generalmente utilizados para incentivar el
ahorro y bajar el costo del crédito.
Un aumento de esta tasa de interés tiene dos efectos sobre el ahorro doméstico: el
efecto sustitución, y el efecto ingreso. El efecto sustitución produce, ante un aumento de la
tasa de interés, una distorsión en la decisión de consumo en favor del consumo futuro, lo
que da lugar a un aumento del ahorro presente, el cual tiene un costo de oportunidad mayor
por la suba de tasa de interés. El efecto ingreso depende de la posición patrimonial del
agente representativo de la economía. Si el agente promedio tiene una posición acreedora
respecto del resto del mundo, un aumento de la tasa de interés internacional produce un
mayor ingreso permanente y por tanto mayor consumo presente y futuro. Si dicho agente
tiene una posición deudora contra el resto del mundo, entonces un aumento de la tasa de
interés reduce el ingreso permanente y la conclusión se revierte. En general se supone que
predomina el efecto sustitución sobre efecto ingreso.
La composición de edad de la pirámide poblacional tiene un fuerte impacto sobre el
nivel de ahorro de una economía tanto por el lado del consumo, como por el lado del
ingreso. Por el lado del consumo, se manifiesta por el perfil de consumo de un individuo de
edad versus el de uno joven. Si los perfiles de estos dos grandes tipos de individuos son
diferentes, la composición de la pirámide poblacional determina los niveles de consumo y
por tanto de ahorro. Si los jóvenes consumen más que los individuos viejos, una estructura
poblacional más sesgadas hacia los jóvenes tiende a presentar mayores niveles de
consumo y, a igual nivel de ingreso, menor ahorro agregado de la economía. Por el lado del
ingreso, los determinantes son la edad promedio de ingreso y egreso del mercado laboral y
la estructura poblacional. La edad de ingreso al mercado laboral esta directamente
relacionada con la educación a la que tiene acceso el joven promedio. Si el común
denominador de entrantes al mercado laboral esta compuesto por jóvenes profesionales, la
masa de ingresos percibida a lo largo de la vida estará levemente desplazada en
7
comparación contra una sociedad donde los entrantes promedio al mercado laboral tengan
sólo el nivel secundario completo. La edad de egreso del mercado laboral está
generalmente determinado por el marco institucional-legal, o por la amortización
extraordinaria del capital humano específico presente en economías pequeñas
dependientes del mercado externo y con alta incertidumbre5.
En definitiva, tanto el ingreso como el egreso al mercado laboral como la estructura
poblacional determinan la ubicación promedio de la masa de ingresos. Además, esta
estructura y los perfiles de consumo del individuo representativo, determinan la ubicación
promedio del consumo. Por último, la ubicación promedio del perfil de consumo y del
ingreso determinan el nivel de ahorro de la economía.
Un factor que debe agregarse a todo estos argumentos es la tasa de crecimiento de
la población que, en presencia de niveles de deuda pública significativa, permite generar un
consumo presente mayor a través de la redistribución intertemporal posible gracias a este
instrumento fiscal. En efecto, la emisión de deuda a largo plazo puede producir
redistribución a favor de la generación presente en perjuicio de la futura, si por algún motivo
el argumento Barro-Ricardo no aplica. Esta redistribución es más significativa cuanto más
alta sea la tasa de crecimiento de la población. Como la generación futura puede llevar
adelante el mismo plan, al menos teóricamente, la transferencia es repetida para siempre,
resultando simplemente una ganancia de bienestar para todas las generaciones (óptimo de
pareto).
La incertidumbre tiene un rol crucial como determinante del nivel de ahorro
doméstico de una economía. La dirección del efecto de la incertidumbre sobre el ahorro es
ambigua, y depende básicamente del origen de la misma. Si la incertidumbre viene a través
de variables que afectan linealmente al bienestar del individuo representativo, no existe
distorsión en las decisiones entre consumo presente y futuro, etc.. Si, por el contrario, la
incertidumbre viene a través de variables que afectan al bienestar en forma convexa
(cóncava), el mismo se incrementa (reduce). Si el individuo es averso al riesgo, como se
supone lo es, fuertes cambios en el ingreso corriente produce un mayor ahorro agregado
5
Este último determinante de la edad promedio de egreso del mercado laboral puede ser importante
en presencia de fuertes cambios regulatorios y de política comercial externa.
8
por motivo precaución. Por el contrario, si la tasa de interés utilizada para descontar los
futuros ingresos es fuertemente oscilante, se produce un efecto ingreso positivo. Este efecto
puede incrementar el consumo presente, si el efecto ingreso supera al resultante de la
aversión frente al riesgo. Otro ejemplo de ahorro excesivo por aversión al riesgo es el que
existe como respuesta a la incertidumbre sobre la esperanza de vida. Si bien es posible
calcular la esperanza de vida, los individuos no realizan un plan de consumo para liquidar
su patrimonio al término de la esperanza antes mencionada. Ni siquiera lo hacen por dejar
una herencia a sus hijos. En general se quedan con patrimonio remanente debido al temor
de encontrarse sin los recursos necesarios en caso de lograr una vida más larga que la
esperada. En caso de neutralidad frente al riesgo o seguro total contra este tipo de eventos,
no existiría ahorro excesivo6. Sin embargo, como existe aversión y ante la imposibilidad de
asegurarse, el ahorro agregado de la economía se ve acrecentado por este efecto menor.
Uno de los determinantes más importantes del ahorro es la distribución del ingreso.
Esto se explica con un enfoque keynesiano, el cual asume que la propensión marginal a
consumir es mayor cuanto menor sea el nivel de ingreso. Por tanto, una distribución del
ingreso más igualitaria implica una propensión marginal a consumir agregada mayor, y un
nivel de ahorro menor. Lo contrario sucede en un marco de una mala distribución del
ingreso. Es por este motivo que las políticas fiscales con impacto redistributivo en favor de
los que menos tienen, desincentivan el ahorro. Entre estas políticas se encuentran tanto las
políticas de gasto social dirigidas a las clases bajas, sobre todo cuando tiene un perfil de
corto plazo, como también, las políticas tributarias progresivas7.
El IVA es un impuesto que es muy utilizado en Argentina, y de mucho peso relativo
en la recaudación fiscal. Este impuesto tiene un sesgo distorsivo en el corto plazo, aunque
neutral en el largo plazo, bajo ciertas condiciones. Cuando se analiza el impuesto en forma
estática, puede notarse que este tiene un fuerte sesgo regresivo ya que termina siendo un
impuesto al consumo debido a las características particulares del mismo. El impuesto es
regresivo porque los más pobres gastan una proporción mayor de su ingreso en consumo.
6
El grado de completitud de mercados es otro factor que reduce el impacto de la incertidumbre sobre
el ahorro. En efecto, la incertidumbre es relevante sólo cuando los individuos no pueden neutralizar el
riesgo como es posible hacerlo en casos de mercados completos.
7
En un análisis dinámico, deberían contemplarse muchos otros argumentos.
9
De modo que desde este punto de vista, este impuesto incentiva el ahorro. Cuando se
analiza este instrumento en forma dinámica, puede hacerse el siguiente razonamiento: si
bien el ahorro es exceptuado de este impuesto, como la intención del ahorrista promedio es
consumir en el futuro, tarde o temprano se termina pagando este tributo, siendo el valor
actual neto de los ingresos tributarios el mismo, de no existir diferencias entre la tasa de
interés a la que pueden obternerse los fondos públicos y el precio sombra de los recursos
públicos. Cuando el ahorro no persigue un mayor consumo futuro, sólo resta analizar el
impuesto a la herencia. Si el impuesto a la herencia es menor que el IVA, entonces la
estructura impositiva tiene un impacto positivo sobre el ahorro doméstico8.
Otro determinante del ahorro agregado es el ahorro fiscal. De no cumplirse la
hipótesis de Ricardo, el sector privado no puede neutralizar el ahorro público y este tipo de
políticas terminan siendo determinantes en el nivel de ahorro doméstico. Este tema en
particular se discute más adelante.
La restricción de liquidez en una economía puede ser el resultado de un marco legal
determinado, o de fallas de mercado tal como la asimetría informativa. Sea cual fuese el
motivo, el acceso al crédito es determinante del consumo y por tanto del ahorro agregado.
Los booms de consumo que se encuentran en las faces iniciales de los planes de
estabilización son explicados por la literatura, entre otros motivos, como relajamientos de la
restricciones de liquidez. En efecto, en estas faces iniciales se manifiestan rápidas
reducciones del riesgo país, con bajas de tasas de interés y procesos de monetización
crecientes que generan un efecto riqueza adverso al ahorro agregado. Este efecto riqueza
no sólo se produce a través de un incremento en los niveles de monetización sino
prioritariamente a través del incremento en el valor de activos como acciones y de bonos de
deuda, si el país es acreedor neto frente al resto del mundo9.
También es común encontrar en la literatura explicaciones de booms de consumo
con argumentos de modelos del tipo “cash in advance” originalmente propuesto por Clower
(1967). Estos modelos plantean que para consumir hay que demandar dinero. De este
modo, el impuesto inflacionario termina siendo un impuesto al consumo, lo que incentiva al
8
Nuevamente se asume que el efecto sustitución de la estructura impositiva supera al efecto ingreso.
9
Este efecto riqueza es mayor cuanto más socializado se encuentre el capital físico y humano.
10
ahorro. En un plan de estabilización como el plan de convertibilidad seguido por Argentina,
la baja repentina de la inflación es una reducción o eliminación del impuestos al consumo, y
un desincentivo al ahorro.
El desarrollo de mercados de capitales, que indujeron a un boom de instrumentos
financieros y de seguros, también es un determinante del nivel de ahorro, particularmente
sobre el ahorro por motivo precaución. La posibilidad de asegurarse ante contingencias
tales como el desempleo, problemas de salud, y hasta la diferencia entre el momento de
muerte y esperanza de vida, son debidos a la liquidez y al desarrollo de mercados que
permiten evaporar el riesgo individual en el riesgo macroeconómico. Entre todos los motivos
de ahorro por precaución, la salud es el más importante, según la literatura sobre la
experiencia en países desarrollados10. Definitivamente, estos instrumentos tienen un
impacto negativo sobre el ahorro, al eliminar el motivo precaución como motivo de ahorro11.
Los sistemas de jubilaciones y pensiones, que están justificados por la teoría del
ciclo de vida, también son otro determinante importante del ahorro agregado. Dado que los
individuos tiene una etapa laboral activa durante el período en que trabajan, y otra etapa
pasiva cuando se retiran de la fuerza laboral, estos sistemas tratan de cubrir el
financiamiento de la segunda etapa del ciclo de vida, cargando a la etapa activa el costo del
financiamiento. Existen dos grandes tipos de sistemas jubilatorios: el sistema de reparto, y
el sistema de capitalización. En el sistema de reparto, el financiamiento es
intergeneracional, donde los jóvenes, que trabajan, financian a los viejos, que están
jubilados. En el sistema de capitalización cada individuo ahorra en la etapa productiva para
financiar su propia jubilación. En general, existen argumentos teóricos que señalan la
preferencia del sistema de capitalización como mecanismo de incentivo al ahorro, dado que
en el sistema de reparto los jóvenes ahorran menos porque tienen asegurado su jubilación
por este pacto intergeneracional. Pero a la vez, las transferencias de los jóvenes a los viejos
son completamente consumidas por estos últimos, los cuales no tiene expectativas de
10
En países donde existe en forma implícita un seguro público de salud, este motivo puede verse
debilitado, ya que sólo se toma el riesgo de calidad del servicio en caso de ocurrencia de este tipo de
contingencias.
11
De todas maneras, la decisión de un menor ahorro es optimal, y la ausencia de los instrumentos
antes citados ponen al individuo representativo en un nivel de bienestar inferior.
11
ahorro, con lo que el ahorro agregado en este tipo de sistemas jubilatorios termina siendo
menor al alcanzado en el sistema de capitalización. No obstante este resultado, la
optimalidad en la elección entre ambos tipo de sistemas jubilatorios depende -dejando de
lado problemas de eficiencia administrativos y otros- de la comparación entre la tasa de
crecimiento de la población y la tasa de interés. Toda vez que la tasa de interés (que es el
rendimiento del capital invertido) es superior a la tasa de crecimiento poblacional, el sistema
de capitalización es mejor en términos de bienestar al sistema de reparto y viceversa.
Pero esta comparación es válida sí y solo si se planea instrumentar un sistema de
jubilaciones y pensiones cuando no existe. Como la gran mayoría de países ya tiene
funcionando alguno de estos dos sistemas, o bien una combinación de los mismos, la
pregunta relevante es si el cambio de sistema es o no rentable. Cuando se está en un
sistema de reparto y se realiza el cambio a un sistema de capitalización, la generación joven
termina pagando una doble jubilación. La propia bajo el nuevo régimen de capitalización, y
la transferencia necesaria para mantener a los viejos que ya no tiene posibilidades de
autofinanciarse y que quedaron atrapados en el pacto intergeneracional que ellos firmaron
cuando fueron jóvenes con los viejos de aquel momento. En todo este proceso, se genera
un período de transición en donde el ahorro aumenta. Esto sucede siempre y cuando en las
condiciones previas al cambio no existía en forma implícita este mismo mecanismo.
Por último deben mencionarse los factores culturales que hacen que los individuos
de un país tengan una valoración del futuro mayor que otros. Las posibilidades de cambiar
este tipo de comportamientos, desde la política económica, son escasas al menos en el
corto plazo. En países en donde la tasa de interés real pasiva es baja por períodos
prolongados, o bien el ahorro está desincentivado por motivos de baja monetización debida
a la alta inflación, por quebrantos financieros (planes Bonex), por riesgo cambiario, etc., se
desarrollan generaciones de individuos con una baja valoración por el futuro cuyo
comportamiento sólo se revierte evitando los problemas antes mencionados por largos
períodos de tiempo. Si bien los argumentos expuestos en los párrafos precedentes tienen
impacto sobre la decisión de consumo e ingreso intertemporal del individuo representativo,
los parámetros culturales determinan la fuerza del impacto.
A pesar de existir muchos trabajos empíricos que tratan de medir el impacto de los
12
determinantes del ahorro doméstico mencionados hasta aquí, todos comparten un común
denominador: la dificultad de aislar estos determinantes de otros efectos, y la escasa
solidez de los resultados. El debate académico no encuentra, todavía, una respuesta
acabada para explicar este tema, que es relenvante para el financiamiento de largo plazo
del crecimiento económico. Sin embargo la respuesta debe buscarse en el comportamiento
estratégico que manifiesten los individuos a las políticas fiscales, a factores institucionales y
a su herencia cultural.
La siguiente sección desarrolla brevemente la discusión sobre si debe o no
prestarse particular atención al ahorro agregado como motor de crecimiento o si sólo debe
cuestionarse el volumen y eficiencia de la inversión como determinante del nivel de ingreso
futuro. En definitiva, se abandona el concepto de identidad entre ahorro e inversión y se
intenta encontrar la relación entre ambas variables, si es que existe alguna.
Sección II. El ahorro y la inversión en una economía abierta.
En una economía cerrada, el ahorro y la inversión van juntos, y las políticas de
incentivo al ahorro son válidas y pueden ser justificadas como motor de crecimiento
económico. Por el contrario, en una economía abierta, el ahorro y la inversión se divorcian,
debido a que el sector externo de la economía puede resultar financiando la inversión (y
aún el consumo) a través de un mayor endeudamiento contra el resto del mundo.
En una economía abierta las cuentas nacionales están relacionadas de la siguiente
manera.
Y=C+I+G+X-M
Reordenando e incluyendo en ambos lados de la igualdad la recaudación tributaria,
se obtiene:
Y-T-C=I+(G-T)+(X-M)
13
Finalmente,
Inversión = Ahorro privado + superávit fiscal - ahorro externo
En una economía abierta con sector público existen tres fuentes de financiamiento a
la inversión privada: ahorro privado interno, superávit fiscal y desahorro externo
(endeudamiento).
A partir de esta identidad básica y por ser una economía abierta, el ahorro privado y
público dejan de ser un objetivo indispensable para lograr inversión y crecimiento
económico. En el gráfico que se presenta a continuación se demuestra la independencia a
corto plazo entre el ahorro y la inversión. Este análisis teórico es el punto de partida de la
discusión.
C2
C2=Y2 -I2 -(1+r)(C1 -Y1 +I1 )
B
A
C
Ua
Uc
C1B C1A Q C1C
C1
En este gráfico se observa una curva de transformación entre consumo presente
(C1) y consumo futuro (C2). El ahorro presente (Q-C1A) implica mayor inversión y mayor
producción futura. Además se presenta el mapa de preferencias entre consumo presente y
futuro. La situación optimal de una economía cerrada ocurre en el punto A. Allí se da la
identidad entre ahorro doméstico e inversión (Q-C1A).
El caso de economía abierta se presenta superpuesto al caso de economía cerrada.
El gráfico presenta la disociación entre las decisiones de inversión y de consumo. La
primera obedece a razones de eficiencia y rendimiento de la inversión. Toda vez que la TIR
sobre la inversión es mayor que la tasa de interés real internacional se pide prestado para
14
invertir. La magnitud de la inversión esta dada por la distancia Q-C1B .Y la TIR, o la
productividad marginal del capital neta de depreciación, se iguala a la tasa de interés
internacional en equilibrio. Las decisiones de consumo se toman teniendo en cuenta el valor
presente neto de la riqueza. Dado que la decisión de producción intertemporal esta dada
por el punto B, la frontera de posibilidades de consumo surge de la restricción
presupuestaria que pasa por dicho punto y tiene una pendiente (1+r)12. La tangencia de la
mejor curva de utilidad y dicha restricción presupuestaria se da en el punto C. Como se
observa en el gráfico, el nivel de consumo presente C1c es mayor que el producto
doméstico en autarquía Q. Esto demuestra que toda la inversión (Q-C1B) y parte del
consumo presente (C1c-Q) son financiados con desahorro externo.
De esta manera se demuestra la independencia, en forma teórica, entre ahorro e
inversión, a través de la falta de vínculo entre las decisiones de inversión y de consumo.
Este análisis puede ser repetido para infinitos periodos. Cuando esto sucede, debe tenerse
presente que el valor actual neto de los déficits de cuenta corriente deben igualar el stock
de deuda externa.
Contradiciendo los resultados teóricos antes presentados, el articulo de Feldestein y
Horioka (1980) sobre la vinculación entre ahorro e inversión en economías abiertas,
muestra la alta dependencia que existe entre ambas variables en los países
industrializados. En este trabajo se encuentra que para una muestra de 16 países de la
OECD entre 1960 y 1974, la relación entre ahorro e inversión es casi directa como puede
observarse de la regresión extraída del trabajo antes citado.
I/Y = 0.04 + 0.89(S/Y).
R2=0.91
(0.02) + (0.07)
Tanto el R2, como el coeficiente de la pendiente y su desvío estándar indican una
fuerte correlación entre ahorro e inversión. Si bien en ese período el capital no era tan móvil
como lo es hoy, la misma regresión para 22 países industriales calculada para el período
1980-1991 en Obstfeld and Rogoff (1996) arroja los siguientes resultados.
12
En esta parte del análisis se asume liquidez perfecta.
15
I/Y = 0.09 + 0.62(S/Y).
R2=0.69
(0.02) + (0.09)
En este período de mayor movilidad de capitales, las conclusiones de Feldstein y
Horioka, no obstante mantenerse, se debilitan.
De este artículo puede concluirse que si bien teóricamente las decisiones de ahorro
e inversión son independientes, la evidencia empírica parece no convalidar este resultado
teórico al menos para economías industrializadas. Esta estrecha relación entre las variables
mencionadas puede ser explicada porque la muestra de países utilizados esta compuesta
por economías en estado estacionario, que tienen la característica de contar con sus
cuentas corrientes relativamente equilibradas, lo que implica alineamiento entre las cuentas
de ahorro e inversión nacionales. En Dooley, Krankel and Mathieson se pone en duda la
paradoja Feldstein y Horioka al citar a Harberger (1980) en donde relativiza la alta
correlación entre ahorro e inversión por tratarse de una correlación espúrea13. Como fue
explicado anteriormente la paradoja surge de un conjunto de países grandes e
industrializados, países que tienen una menor demanda de capitales externos porque el
mismo tamaño hace que tengan una riesgo “”macro” menor.
Tomando en cuenta estas consideraciones sobre el sesgo de la muestra, tanto por
tratarse de economías de gran tamaño como por su grado de desarrollo, a continuación se
presenta el resultado de la regresión entre ahorro e inversión para los países de
Latinoamérica.
I/Y = 14.91 + 0.31(S/Y).
R2=0.25
(0.79) + (0.04)
Los resultados de la regresión para este grupo de países indica que si bien el ratio
de ahorro sobre producto es una variable significativa para explicar el cociente entre
inversión y producto, el coeficiente de la regresión es muy inferior al obtenido para los
13
El artículo citado es Harberger A.C., “Vignettes on the World Capital Market”, American Economic
Review, Vol. 70 (May 1980).
16
países industrializados14. Por todo esto, puede concluirse que el ahorro no es el único
determinante del nivel de inversión en economías pequeñas, que enfrentan importantes
riesgos “macro” como las economías de latinoamérica. En resumen, en la hypótesis de
Harberger puede encontrarse una respuesta a la paradoja de Feldstein y Horioka.
La relación entre ahorro e inversión se debilita cuando se analizan economías
pequeñas como la de Argentina. Si el objetivo es lograr un mayor ahorro como medio para
incentivar la inversión y de este modo el crecimiento económico, debe tenerse presente que
los vínculos entre estas variables no son claros desde el punto de vista empírico. Esto es
así tanto en la relación ahorro-inversión, como en la relación entre nivel de inversión y
crecimiento, debido a que la eficiencia de la primera ha demostrado ser muy relevante
sobre el crecimiento. Todo esta mezcla de efectos puede explicar algunos resultados
econométricos que niegan la causalidad del “ahorro para el crecimiento”, y que muestran
una relación inversa entre estas variables.
En la siguiente sección se desarrollan algunos instrumentos generales de política
económica y el esquema de pensamiento que debe seguirse al analizarlos.
Sección III. Instrumentos de política económica para incentivar el ahorro.
El enfoque neoclásico que investiga los instrumentos de política económica sugiere
que estos tienen un fuerte impacto sobre el ahorro agregado, mientras que existen otras
líneas de investigación contrapuestas que muestran la ambigüedad del impacto de esta
políticas sobre el consumo y la acumulación de riqueza. Esta discusión, que cuenta con un
alto nivel académico, muestra la dificultad de encontrar una respuesta acabada a las
preguntas planteadas en este trabajo. Del debate pueden extraerse algunos instrumentos
sobre los que parece haber menos discrepancia respecto de la efectividad como
instrumentos de incentivo al ahorro doméstico.
Los instrumentos de política económica para incentivar el ahorro pueden ser
14
Además, el estadístico R2 pone en evidencia la ausencia de otras variables relevantes para
explicar la inversión.
17
clasificados, en términos generales, en instrumentos de política monetaria e instrumentos
de política fiscal. En general la literatura que desarrolla el tema del ahorro agregado y sus
determinantes discute los instrumentos fiscales, probablemente debido a la ausencia de
ambigüedad del impacto de los instrumentos monetarios sobre el ahorro agregado.
Entre estos instrumentos monetarios se encuentra la tasa de inflación, que tiene un
impacto negativo sobre el consumo toda vez que sea válido el supuesto de la demanda de
dinero por motivo transacción y el costo de transacción entre la moneda local y las divisas
extranjeras. Como se analiza en los modelos de “cash in advance”, la necesidad de utilizar
dinero para consumir implica que un impuesto inflacionario termina siendo de hecho un
impuesto al consumo. El efecto de la inflación sobre el consumo y el ahorro depende de la
estructura temporal del mismo. Si el impuesto inflacionario es constante, éste sólo tiene
efecto cuando puede sustituirse el consumo por ocio, o algún otro tipo de consumo no
grabado por el impuesto inflacionario15. Si la estructura inflacionaria no es constante
entonces un aumento temporal de la tasa de inflación genera incentivos a ahorrar para
consumir en el futuro. La intensidad con que estos incentivos se plasman en un menor
consumo presente (o mayor ahorro), depende de la elasticidad de sustitución intertemporal
del consumo del agente representativo.
Las políticas de esterilización, que consisten en la compra de divisas extranjeras
con deuda de mediano y largo plazo, generalmente aumentan la tasa de interés e
incentivan el ahorro privado, aunque a costa del ahorro público debido a los déficits
cuasifiscales consecuencia de esta política.
Otra rama de instrumentos de política monetaria surge de la política de control del
sistema financiero que realiza el banco central. Los encajes legales, restricciones a los
depósitos de corto plazo y todo tipo de requisitos que los bancos comerciales deben cumplir
tiene un impacto determinante en el spread promedio del sistema financiero, y por ende
15
Existe literatura que analiza los modelos de “cash in advance” con dos bienes de consumo en la
función de utilidad. Por un lado esta este tipo de bienes que sólo pueden ser comprados con dinero, y
por otro aquellos bienes que pueden comprarse a crédito. De este modo se permite la sustitución
intratemporal de un bien por otro si bien la tasa del impuesto inflacionario es constante.
18
sobre el ahorro nacional16. Esto se produce como consecuencia de la relación entre el
ahorro y la tasa de interés pasiva de los bancos. Mayores requisitos al sistema financiero
implica un mayor spread, lo que desincentiva la inversión y el ahorro. El banco central en su
función de prestamista de última instancia, lleva adelante estas políticas de control, que sólo
deben ser evaluadas contra la posibilidad de un seguro privado (internacional). Esto es así
dado que explícita o implícitamente los bancos centrales han sido los garantes finales de los
depósitos de los ahorristas.
Finalmente, la regulación del sistema financiero si bien no es un instrumento de
política monetaria, constituye un determinante importante del grado de desarrollo de los
sistemas financieros en los mercados emergentes y también del ahorro. Los requisitos de
pasivos sobre patrimonio, solvencia, etc, y todo aquello que en general tenga que ver con la
competencia dentro del mercado financiero y la liberalización financiera constituyen
instrumentos que aseguran la transparencia y disminuyen los riesgos para el ahorrista de
posponer consumo. La eficiencia en el sistema financiero asegura bajos spreads y mayor
ahorro e inversión nacionales.
En el análisis de los instrumentos de política fiscal pueden encontrarse cuatro
grandes tipos de instrumentos bajo certidumbre perfecta: política tributaria estructural, gasto
del gobierno financiado con impuestos contemporáneos, política tributaria intrageneracional,
y política tributaria intergeneracional17.
La política tributaria estructural se define como la política de estructura de alícuotas
tributarias que atañen a la base o a la progresividad de un impuesto, sin alterar la senda
temporal de recaudación y manteniendo la senda temporal de consumo público. Mantener
las sendas de recaudación y consumo público tiene la virtud de dejar inalterada la frontera
de posibilidades intertemporal de consumo privada ya que el volumen de los recursos
reales extraídos por parte del fisco no se alteran en este tipo de política. Sin embargo, dado
que el cambio de alícuotas producen alteraciones en los precios relativos de consumo
16
No es la intención de este trabajo profundizar sobre los determinantes del spread bancario, lo cual
es un capítulo de investigación por sí mismo. Sólo se pretende hacerlos presentes en esta sección
por ser de mucha relevancia en el análisis de los determinantes del ahorro agregado.
17
Ver kotlikoff(1989), capítulo 7.
19
presente y futuro, o bien redistribución intrageneracional, se generan variaciones en el
ahorro agregado, que es la manera que los agentes económicos encuentran de posponer
consumo.
Los cambios en la senda de gasto público, financiado contemporáneamente con
cambios en la base o alícuotas impositivas, pueden ser determinante del ahorro presente y
futuro, toda vez que el gasto público tenga alguna propiedad de complementariedad
presente o futura con el resto de los factores productivos utilizados en la producción. Este
caso se desarrolla en la siguiente sección utilizando un modelo neoclásico de economía
centralizada con agente representativo.
La política tributaria intrageneracional tiene efecto sobre el ahorro simplemente
porque las transferencias de ingresos entre individuos de una misma generación, que son
causadas por un cambio tributario, cambian la propensión agregada media al consumo.
Como fue explicado en la sección sobre determinantes del ahorro agregado, si los
individuos tiene propensiones marginales a consumir diferentes, cualquier cambio tributario
que de lugar a una redistribución de ingresos impacta sobre el ahorro. En general, un
cambio tributario progresivo genera un menor nivel de ahorro doméstico debido a la menor
propensión marginal a consumir de los individuos con ingresos más altos.
Por último, los cambios de política tributaria intergeneracional producen
transferencias entre generaciones. Un reducción de los impuestos del presente con
aumentos de tributos futuros cambia la frontera intertemporal de posibilidades de consumo,
lo cual tiene impacto directo sobre el ahorro presente y futuro si los supuestos de
equivalencia ricariana no se cumplen. Políticas fiscales que impliquen déficits para el sector
público son ejemplos de políticas tributarias intergeneracionales.
Políticas redistributivas intra e intergeneracionales de gasto fiscal pueden tener el
mismo impacto sobre el ahorro que las políticas tributarias, dependiendo de la elasticidad de
sustitución entre los bienes suministrados por el estado y los bienes consumidos por los
individuos receptores del gasto. Una política de gasto social del tipo “Plan Alimentario
Nacional” tiene un efecto negativo sobre el ahorro, debido a que se destinan mayor cantidad
de bienes a consumo presente. Como puede observarse a partir de este ejemplo, sólo se
20
describe el mecanismo de incentivo sobre el ahorro de los instrumentos citados, sin hacerse
valoraciones distributivas estáticas ni dinámicas.
Cuando se incorpora incertidumbre en el análisis de las políticas fiscales, se hacen
presente otros factores que influyen sobre el ahorro. La incertidumbre sobre las variables
relevantes que determinan el ingreso futuro tiene efecto sobre el ahorro presente, si el
individuo promedio es averso al riesgo. En este caso, la varianza de las políticas tributarias
sobre el consumo tiene impacto sobre el ahorro debido a que una estructura de impuestos
al consumo aleatoria genera incertidumbre sobre el poder de compra del ingreso futuro. Los
individuos aversos reaccionan frente al riesgo con un mayor ahorro presente por motivo
precaución. De la misma manera, una secuencia de alícuotas impositivas aleatorias sobre
variables relevantes para el análisis de proyecto de inversión tiene un efecto negativo (en
general) sobre la inversión interna fija, y por ende sobre el ingreso y ahorro futuros. Esta
aclaración tiene lugar porque es difícil encontrar en la práctica instrumentos para llevar
adelante una política de incentivo al ahorro doméstico a través de la incertidumbre en las
alícuotas impositivas, sin perjudicar la inversión interna fija. Más que un objetivo de política
económica, la incertidumbre sobre la presión y estructura tributarias futuras son
consecuencia de cambios de gobiernos y necesidades fiscales, y no el resultado de planes
fiscales intertemporales.
Un limitante que enfrentan todos los instrumentos fiscales es la inconsistencia
dinámica. En Kydland y Prescott (1977) se demuestra que muchos de los planes óptimos de
política fiscal y monetaria pueden ser dinámicamente inconsistentes. Esto significa que si
bien una secuencia de consumo y estructura tributaria puede ser óptima desde el período
de comienzo de la política en adelante, esa misma secuencia puede ser subóptima a partir
de algún período posterior al de comienzo del plan, lo que induce al hacedor de política
económica a modificarla. Este tipo de razonamiento es seguido por el individuo promedio, el
cual sabiendo sobre la inconsistencia de la política fiscal, se anticipa a ella modificando sus
decisiones de consumo, ahorro e inversión presentes. La inestabilidad de los criterios de
coparticipación federal de impuestos en Argentina puede ser un ejemplo de planes de
políticas fiscales inconsistentes, dadas las sucesivas modificaciones de la ley de
coparticipación desde sus comienzos. La alternancia de partidos políticos en el gobierno es
la fuente más importante de inconsistencias de planes fiscales, motivo que quita optimismo
21
para el logro de una política de incentivo al ahorro de largo plazo18.
Como conclusión de esta sección sobre instrumentos fiscales para incentivar el
ahorro doméstico, y para entender mejor los motivos de la discusión sobre la efectividad de
la política económica sobre el ahorro, se transcribe un párrafo extraído de Kotlikoff (1989) :
“ La política del gobierno es un determinante significativo del ahorro nacional, pero
es sólo una entre varias fuerzas en juego. Otros factores críticos que conjuntamente
influencian el ahorro son las preferencias intertemporales, demográficos, la
tecnología existente y la tasa de cambio tecnológico, patrones de formación de
capital humano, la extensión de los préstamos intrafamiliares y de mercado, y el
grado de desarrollo de los mercados de seguros y de los seguros intrafamiliares”.
Debido a que el ahorro es el resultado de la concurrencia de tal diversa cantidad de
factores, es que no existe acuerdo en la efectividad de las políticas mencionadas. Las
mediciones empíricas han inundado el debate sin encontrarse patrones de comportamiento
claros entre países. Los factores culturales e institucionales son suficientemente diferentes
como para anular las comparaciones generales.
En la siguiente sección se desarrolla en más detalle un ejemplo de política óptima de
gasto fiscal. Esta ejercicio se lleva a cabo para encontrar un plan de gasto público
intertemporal, incorporando la discusión sobre la composición del mismo.
Sección IV. Un modelo de gasto público productivo óptimo.
El propósito del ejercicio que se presenta a continuación es analizar algunos de los
argumentos que rondan alrededor del tema del ahorro como motor del crecimiento
sostenido. Más específicamente, motivar la discusión sobre la optimalidad de un techo al
gasto público total como mecanismo de incentivo al ahorro agregado. El argumento más
utilizado para defender esta propuesta es el siguiente: debido a la inflexibilidad a la baja del
gasto fiscal y a la imposibilidad de aumentar impuestos en el corto plazo, un congelamiento
18
El tema de la institucionalidad de una política de ahorro de largo plazo, aunque mencionada
frecuentemente, debería ser tratada en forma separada del presente trabajo.
22
del gasto público por tiempo limitado contribuiría a generar el ahorro necesario para el
crecimiento económico y el empleo.
En el siguiente ejercicio se presentan en forma esquemáticas los motivos por el cual
estas recomendaciones de política económica pueden terminar siendo los determinantes
del estancamiento y la falta de empleo en el sector productivo de la economía.
El planteo del problema que se presenta a continuación esta basado en modelos de
individuo representativo. Debido a que el enfoque de este ejercicio es puramente normativo,
los resultados están regidos por la decisión de un planificador central. No obstante, por la
forma del modelo que se presenta a continuación, la solución descentralizada es
equivalente a la centralizada toda vez que el sector público actúe como maximizador de la
misma función objetivo que tiene el planificador.
Así, el individuo representativo vive para siempre, y tiene una función de utilidad
intertemporal general dada por:
Σßt U(G1t -g, Ct, 1-l1t-l2t-l3t)
(1)
Donde G1t representa el gasto público destinado a satisfacer al votante mediano en
el período t. El parámetro g representa un piso para este tipo de gasto fiscal por parte del
agente representativo. El consumo de transables y el ocio, dado por la diferencia entre el
total de horas disponibles y las dedicadas a trabajar, también son argumentos de la función
de utilidad. El agente representativo puede dedicar una proporción de su tiempo a consumir
ocio, y otra a trabajar en tres diferentes tipos de actividades que se describen más adelante.
El planificador central maximiza (1) sujeta a varias restricciones. La restricción
macroeconómica usual de economía abierta.
Ct+It+XNt= A1Ktα(HLt)ßG2tγ
(2)
Consumo mas inversión mas exportaciones netas es igual al producto de bienes
transables de la economía. Este tipo de bienes se produce con una función de producción
23
Cobb-Douglas que utiliza tres factores productivos: capital (K), un insumo especial llamado
HL, compuesto por una combinación indivisible de trabajo y capital humano y, finalmente,
infraestructura pública (G2)19. Como puede observarse, esta función cuenta con
rendimientos constantes a escala en capital físico y humano. Esto, permite encontrar la
solución competitiva (descentralizada) de una economía abierta con un gobierno
optimizador -que responde perfectamente a las demandas del votante mediano, a través de
la solución del planificador central.
El insumo HL se produce con una función de producción del tipo CES. Esta se
presente a continuación.
HLt=A2[aHtρ + (1-a)(bl1tρ)]1/ρ
(3)
Como se puede observar a partir de la función de producción de “mano de obra
calificada”, tanto el stock de capital humano H como la cantidad de trabajo utilizado
contribuyen a la generación de este insumo. La elección de esta función de producción es
crucial en el modelo. El parámetro ρ de la función permite elegir la elasticidad de sustitución
entre factores20. Se asume una baja elasticidad entre capital humano y trabajo en la
producción de este tipo de bien llamado “mano de obra calificada”.
Tanto la producción de bienes públicos como sus usos viene dada por la siguiente
ecuación:
G1+G2+G3=A2l2φ
0<φ<1.
(4)
donde G1 es el gasto público que entra en la función de utilidad del individuo
representativo, G2 es el gasto público dedicado a infraestructura y G3 es el gasto dedicado a
educación o, en el marco de este modelo, a la formación de capital humano. Los bienes
19
La intensidad de uso de cada uno de estos factores esta dada por los parámetros en letras griegas.
20
La elasticidad de sustitución entre factores para este tipo de funciones está definida por
1/(1-ρ). Debe recordarse que un ρ=0 define una función Cobb-Douglas, un ρ tendiendo a menos
infinito define una función de producción del tipo Leontief, y finalmente un ρ=1 define una función de
producción donde el capital humano y el trabajo son sustitutos perfectos.
24
públicos se producen con una función de producción que insume sólo trabajo, y que a su
vez tiene rendimientos decrecientes a escala en este factor.
Las leyes de movimiento del capital y del capital humano vienen dadas de la
siguiente manera.
Kt+1 = (1-δ)Kt + It
(5)
Ht+1 = (1-δH)Ht + ht
(6)
La cantidad de ambos tipos de capital elegida para el periodo t+1 es igual a la
cantidad remanente del periodo t (neta de depreciación δ o δH) más la inversión en dicho
capital (I o h).
La inversión en capital humano se produce de la siguiente manera.
ht=A3G3ßl31-ß
(7)
Esta función implica que la producción de nuevo capital humano se lleva a cabo
utilizando gasto público en educación (G3).
Por último, se presenta la ley de evolución de la deuda externa, definida de la
siguiente manera:
Bt+1=[1+r*+q(Bt/Yt)]Bt -XNt
(8)
El stock de deuda externa en el período t+1 es igual al capital más intereses de
deuda externa en el período t menos las exportaciones netas generadas en el mismo
momento. Por ser un modelo de economía real, la deuda externa se paga solamente con
bienes transables a través de la cuenta corriente XN. Además, los intereses de la deuda
tienen dos componentes, como surge del término entre corchetes: i) la tasa de interés
internacional r* ; ii) y una prima de riesgo de repago, que es una proporción q del ratio de
deuda sobre producto bruto de bienes transables (B/Y). Tanto r* como q son parámetros del
25
modelo.
Con esta última ecuación más la condición de transversalidad para el capital y la
condición para evitar el juego de Ponzi, el modelo queda completamente cerrado.
Este modelo no presenta crecimiento en el estado estacionario. Sin embargo,
extensiones del modelo para crecimiento exógeno y/o endógeno pueden ser realizadas
modificando la ley de movimiento para el capital humano.
Si bien el presente modelo expresa el sentido del planteamiento del problema que
se analiza, este no puede ser resuelto paramétricamente21. Es por este motivo que se
propone resolver una versión simplificada del mismo.
Así, la función de utilidad de la versión simplificada es la siguiente:
Σ βt [Ln(G1t-g)+Ln(Ct)]
(1´)
En la misma puede notarse que además de la forma logarítmica especial, el ocio
deja de ser un argumento de dicha función. Por otro lado, el parámetro g de la función de
utilidad continua imponiendo un gasto público mínimo dedicado exclusivamente a satisfacer
al votante mediano.
Las restricciones también sufren algunas modificaciones. La restricción
macroeconómica se transforma en
Ct + It + XNt = A1KtαHtßG2tγ
(2´)
La única modificación viene dada a través del insumo “mano de obra calificada” el
cual deja de ser producido por una función del tipo CES general, para pasar a ser producido
por una función CES particular del tipo Leontief de proporciones fijas entre capital humano
H y trabajo. En este ejercicio se supondrá que el factor escaso para la producción de mano
21
De todos modos podría intentarse una solución numérica. Como se verá mas adelante la intuición
del problema puede entenderse simplificando el modelo.
26
de obra calificada es el capital humano, por lo que existe mano de obra desocupada. La
función mencionada está dada por:
Hlt = Mín { Ht ; bl2t }
b>0.
Además, la producción y usos de los bienes públicos vienen dados por la siguiente
relación.
G1+G2+G3=G
(4´)
Los usos del gasto público continúan siendo los mismos. Sin embargo, como la
decisión de ocio y trabajo fue eliminada del modelo, se asume que la producción sigue dada
por (4), aunque las cantidades de trabajo utilizadas por el sector público están limitadas de
tal modo que sólo se produzca un nivel agregado G de gasto fiscal.
Tanto las leyes de movimiento de capital físico como la de evolución de la deuda
externa continúan inalteradas. Sin embargo las ecuaciones que describen la formación de
capital humano se simplifican levemente. Así,
Ht+1 = (1-δH)Ht+A3G3t
(6´)
La cantidad de capital humano elegida para el periodo t+1 es igual a la cantidad
remanente del periodo t (neta de depreciación δH) más la inversión en dicho capital, que es
una proporción del gasto público en educación, único insumo de producción de capital
humano. Dicha proporción (A3) es una medida de eficiencia de esta finalidad de gasto fiscal.
Finalmente las condiciones que eliminan soluciones explosivas cierran este modelo
simplificado.
Debido a la estructura recursiva de este modelo, puede utilizarse programación
dinámica para resolverlo. De todos modos, la intención de este ejercicio es menos
ambiciosa. Sólo se propone encontrar el estado estacionario para sacar algunas
conclusiones sobre la razonabilidad de atarse a una regla fiscal que imponga un techo al
27
gasto público total.
Las variables de elección del planificador central son: el gasto público en cada una
de las tres finalidades, la evolución del capital físico o bien la inversión, y el stock de deuda
externa. El gasto público destinado a educación G3 gobierna la evolución del stock de
capital humano.
De las condiciones de primer orden del problema, se obtiene un conjunto de
ecuaciones que determinan la evolución dinámica de todas las variables del modelo. Como
no se pretende analizar dicha evolución, estas ecuaciones no se presentan, pasando
directamente a los resultados del modelo en estado estacionario.
Primero se presentan los determinantes del ratio de deuda sobre producto de bienes
transables en estado estacionario. Los mismos vienen dados por la siguiente expresión:
B/Y = 1/(2q) [1/β - (1+r*)]
Si la tasa de descuento del agente representativo que está implícita en β es mayor
que la tasa de interés internacional, el país es deudor neto en estado estacionario. Esto
significa que esta economía renovará su deuda a perpetuidad. El parámetro β, esta
determinado por razones culturales, etc. Es uno de los determinante más importantes de la
tasa de ahorro, ya que impacta directamente sobre la ponderación que los agentes hacen
del consumo futuro. El parámetro q indica la sensibilidad del riesgo implícito en la tasa de
interés con respecto al coeficiente de deuda sobre producto de bienes transables. Como
puede observarse, existe una relación inversa entre este parámetro y el ratio antes
mencionado.
El resultado más importante del modelo esta dado por los determinantes es el stock
de capital humano en estado estacionario. El stock de capital humano determina el nivel
de empleo en el sector de bienes transables de la economía, por las razones antes
mencionadas sobre la tecnología que este sector utiliza. Los determinantes del nivel de
estado estacionario vienen dados por la siguiente ecuación:
28
H =
δ
H
(1 − α ) β ( G − g ) A 3
c
β ( 1 − α ) + ( γ + )( 1 − β ( 1 − δ
y
H
))
Como puede observarse, el nivel agregado del gasto público G por encima del nivel
crítico g determina directamente el nivel de capital humano y empleo utilizado. La
conclusión que puede obtenerse es la siguiente: un techo al gasto fiscal puede resultar
siendo un techo a la inversión en capital humano y por ende al empleo, de modo que la
política de incentivo al ahorro a través de superávit fiscal puede resultar contraproducente
en este sentido. La tasa de descuento intertemporal también es determinante del stock de
capital humano. Cuanto más valor tenga el futuro para el agente representativo, mejor será
el nivel educativo alcanzado por el planificador central y deseado por el votante mediano. A
su vez, cuanto más intensiva en mano de obra calificada sea la tecnología utilizada en la
producción de bienes transables (1-α), y cuanto mayor sea la productividad de la inversión
pública en educación (A3), mayor será la cantidad óptima de capital humano que el agente
representativo desea alcanzar en estado estacionario. Como puede observarse a partir del
denominador de la última ecuación, la tasa de depreciación del stock de capital humano
(δΗ), el parámetro que determina la intensidad de uso del gasto en infraestructura (γ) y el
ratio –constante- de consumo sobre producto de bienes transables tienen una relación
inversa con el nivel de capital humano y empleo en dicho sector. Este ratio se obtiene a
partir de la identidad macroeconómica en estado estacionario. En su forma reducida, dicho
ratio depende de parámetros como la tasa de interés internacional, el parámetro de
descuento intertemporal, y la intensidad de uso del capital físico en la función de producción
de bienes transables.
El gasto público en estado estacionario es una proporción del stock de capital
humano. Esta relación puede verse en la siguiente ecuación:
δ H H = A3G3
El gasto en educación es mayor cuanto mayor sea la tasa de depreciación.
29
Por otro lado, el gasto público en infraestructura en estado estacionario, esta
determinado por:
G2 =
γ (1 − β (1 − δ H ))( G − g )
c
δ H β (1 − α ) + (γ + )(1 − β (1 − δ H ))
y
El gasto en infraestructura es una función creciente del parámetro de intensidad de
uso de la infraestructura pública en la función de producción de bienes transables, y del
nivel residual de gasto público sobre el nivel crítico de gasto que requiere el votante
mediano para consumo. Además, un mayor ratio de consumo sobre producto de transables
reduce el nivel óptimo de gasto en infraestructura.
Tanto el nivel de gasto en educación como el nivel de gasto público en
infraestructura, son una proporción del gasto público remanente del nivel imprescindible que
es destinado a satisfacer al votante mediano. Esto puede sugerir que la solución de política
sea maximizar el gasto público agregado (G) induciendo a un aumento ilimitado del gasto
en educación e infraestructura y por ende a un aumento del consumo. Sin embargo, el
problema descentralizado donde el sector público enfrenta al sector privado por problemas
de presión tributaria, no esta representado en esta versión centralizada, por lo que el
modelo no es completo en este sentido. Con este ejercicio no se pretende convencer al
lector sobre la conveniencia de implementar una política fiscal de aumento ilimitado del
gasto público agregado. Sólo se pretende poner el acento sobre la composición del gasto
público, y en base a supuestos de complementariedad entre algunos rubros del gasto
(como infraestructura y educación) y productividad privada, mostrar los peligros que existen
de implementar una política de contención del gasto agregado.
En este sentido, a continuación se presenta la evolución de algunos rubros del gasto
fiscal.
30
Finalidades como % del Gasto
30
25
20
Salud
15
Cult. Edu y
Ciencia
infraestructu
ra
%
10
5
0
Año
1980 1983 1986 1989 1992
Finalidad como % del PBI
8
7
6
%
5
Salud
4
3
Cult. Edu y
Ciencia
Infraestructu
ra
2
1
1994
1992
1990
1988
1986
1984
1982
1980
0
Año
Como surge de los gráficos adjuntos, el gasto en infraestructura como porcentaje del
gasto total, ha perdido peso relativo en todo el período de reformas desde la crisis de
198922. El rubro de educación presenta cierto incremento como porcentaje del gasto fiscal
agregado23. Teniendo en cuenta que existe una reducción del peso relativo del sector
22
Deberían discriminarse los efectos de las privatizaciones de empresas públicas, ya que este efecto
puede modificar las conclusiones.
23
El sector salud, de comportamiento similar al sector educación y ciencia y técnica, se presenta
como referencia.
31
público en términos del PBI luego de la crisis antes mencionada, se observa que el recorte
presupuestario es irregular a través de los diferentes rubros del gasto fiscal. Rubros como el
de infraestructura terminan siendo los más castigados en períodos de políticas fiscales
restrictivas, lo que atenta contra el crecimiento de producto (y del ahorro) en la transición al
estado estacionario. Los gráficos muestran la flexibilidad del gasto en infraestructura versus
la inflexibilidad del gasto en educación y salud. Los resultados parecen validar la relación
que existe entre gasto fiscal agregado y gasto en infraestructura en el presente modelo. Por
otro lado, la evidencia empírica contradice los resultado del modelo para el gasto en
educación, el cual parece comportarse como un rubro con inflexibilidad a la baja respecto
del gasto público total. Los motivos por los cuales estos resultados no validan
completamente el modelo deben buscarse en la falta de optimalidad de las políticas de
gasto público intertemporal, o bien a razones ausentes en el modelo. La falta de optimalidad
en el nivel de gasto en educación puede ocurrir desde los comienzos de la serie
presentada, y una política de congelamiento del gasto público total terminaría anulando la
posibilidad de incrementarlo.
Para verificar si las cuentas macroeconómicas del caso argentino son inconsistentes
se desarrolla un análisis comparativo con algunas experiencias internacionales. Allí pueden
observarse los puntos fuertes y débiles de la evolución posterior a la reforma implementada
a partir de 1991.
Sección V. Comparación entre el caso Argentino y algunas experiencias internacionales.
En Cottani y Llach (1993) se realiza una comparación de las variables relevantes del
análisis de ahorro interno y externo y crecimiento para el período de reforma económica de
una serie de países. En este trabajo se analiza la evolución de la cuenta corriente,
exportaciones, ahorro nacional bruto, inversión interna bruta, y tasa de crecimiento del PBI
para Italia, Alemania, Japón, España, Corea, Taiwan, Chile, México, Bolivia y Argentina
para una período comprendido entre tres años antes y seis años después de las reformas
económicas implementadas en cada uno de estos países24. Debido a que a partir de 1993
24
Los años iniciales de reforma son: Italia, 1950; Alemania, 1950; Japón, 1950; España, 1959;
Corea, 1964; Chile, 1974; México, 1988; Argentina, 1991; Taiwan, 1958.
32
el trabajo utiliza estimaciones para todas las variables mencionadas, la información que se
presenta para Argentina a partir de dicho año fue actualizada utilizando los datos
disponibles. Las Tablas completas se presentan en el Anexo.
El primer gráfico que se presenta a continuación es una comparación entre la
evolución de la cuenta corriente de Argentina y la evolución del promedio de cuentas
corrientes de los países antes mencionados.
Cuenta Corriente (% del PBI)
3,00
2,00
1,00
0,00
Promedio
%-1,00
-2,00
-3,00
-4,00
Argentina
Período
El eje de abscisas presenta, primero, al promedio de los últimos tres años anteriores
a la reforma. Luego, a cada uno de los tres primeros años de la misma. Finalmente se
presenta un promedio de los tres primeros años y los tres años comprendidos entre el
cuarto y sexto año posteriores a la reforma. La medida generalmente utilizada es la
ponderación de la variable como porcentaje del PBI.
El gráfico muestra que la cuenta corriente de Argentina ha sido más deficitaria que el
promedio de países. Esto puede llegar a justificar la preocupación actual de algunos
economistas que, al ver semejante desequilibrio, juzgan riesgosa la situación actual. No es
la intención de este trabajo minimizar tal preocupación. Por el contrario, se intenta realizar
un diagnóstico lo más cuidadoso posible, a la luz de esta comparación con otras
experiencias. En este sentido, además de compararse al caso argentino con el promedio
anteriormente mencionado, también se realiza una comparación con Chile y Corea. Estos
casos particulares, aunque dispares, son de mucha ayuda para la comprensión del
problema argentino. Esta comparación se presenta en el siguiente gráfico.
33
%
Cuenta Corriente (% de PBI)
4,00
2,00
A rgentina
0,00
C o rea
-2,00
C hile
-4,00
-6,00
-8,00
Período
Como se observa a partir de esta comparación, el caso argentino no parece mostrar
que la economía estuviese necesariamente en una senda de desequilibrio intertemporal.
La consistencia de la evolución intertemporal del Plan de Convertibilidad no puede
ser examinada sólo a partir de la información hasta aquí presentada. Por el contrario, estos
gráficos simplemente motivan la discusión. Para analizar la consistencia de un plan de
endeudamiento creciente como el que está realizando la economía argentina, deben
tenerse en cuenta otras variables que se analizan más adelante.
La teoría económica no elimina la posibilidad de una plan de endeudamiento
creciente. Sin embargo impone condiciones para que dicho plan sea exitoso. Entre estas
condiciones se encuentran:
1) El plan de endeudamiento creciente sólo puede ser temporal. Cuanto
antes comience el período de repago de la deuda, más probabilidades de éxito tiene el plan.
Por fracaso se entiende que a la economía se le restringe el acceso al crédito internacional.
Esto trae aparejado los problemas de eficiencia conocidos.
2) El plan de endeudamiento creciente debe estar "atado" a un proceso de
inversión creciente y/o a un aumento de productividad creciente que aumenten las chances
de repago. Por este motivo, un aumento del consumo interno financiado con
endeudamiento sólo es consistente si se espera que la economía crezca lo suficientemente
rápido como para poder enfrentar las obligaciones externas.
3) La inversión y/o aumento de productividad debe estar centrado en el
sector de transables debido a que la deuda debe ser saldada (en el largo plazo), con
34
superávit de cuenta corriente. Sólo un aumento del producto de transables puede cubrir las
necesidades de repago al sector externo y evitar una contracción traumática de la absorción
interna, lo que o bien origina desempleo o una caída de salarios reales, dependiendo de la
flexibilidad del mercado de trabajo en cada país en particular25.
En el marco de estas condiciones de consistencia, se continúa con la comparación
entre el caso argentino y las experiencias internacionales.
Los siguientes gráficos presenta la evolución del ahorro interno para los casos que
se analizan en esta parte del trabajo.
Ahorro Nacional Bruto (% del PBI)
20,00
15,00
P ro m edio
%
10,00
A rgentina
5,00
0,00
Período
%
Ahorro Nacional Bruto (% del PBI)
20,00
15,00
10,00
A rgentina
C o rea
5,00
C hile
0,00
Período
El ahorro doméstico como porcentaje del PBI en Argentina ha sido levemente
inferior, tanto al del promedio de países, como al del de ahorro doméstico coreano en el
período de reformas. Siguiendo a Lopez Murphy, Navajas, Urbiztondo y Moskovits (1996)
los indicadores de ahorro para el caso argentino mejoran cuando se incorpora al análisis el
25
Esto depende de condiciones institucionales y culturales.
35
consumo de bienes durables. En todo el período de reformas, se ha producido un boom en
el consumo de este tipo de bienes que no deberían ser considerados de consumo. Con la
incorporación de los bienes de consumo durables al análisis, el nivel del ahorro argentino
mejora sensiblemente.
Otro indicador muy utilizado para analizar la consistencia de un plan de reformas es
la inversión bruta interna como porcentaje del PBI. Estos se presentan a continuación:
Inversión Interna Bruta (% del PBI)
25,00
20,00
%
15,00
10,00
P ro m edio
5,00
A rgentina
0,00
Período
%
Inversión Interna Bruta (% del PBI)
30,00
25,00
20,00
15,00
10,00
5,00
0,00
A rgentina
C o rea
C hile
Período
Al igual que los ratios de ahorro, los cocientes de inversión sobre PBI son muy
similares ( aunque levemente inferiores) al promedio de los casos internacionales
analizados y a Corea. Sin embargo este indicador favorece a Argentina en la comparación
contra el caso chileno.
Tanto el nivel y evolución de la inversión interna como del ahorro doméstico, no
parecen presentar mayores problemas que los que enfrentaron otros países que han
realizado reformas exitosos. Si bien la cuenta corriente en Argentina se presenta como más
36
amenazante que la del promedio de los casos contemplados, en el primer caso, la inversión
y la productividad han tenido una evolución que aventaja al promedio en general. Esto
puede verse en los siguientes gráficos.
Tasa de Crecimiento del PBI
10,00
8,00
%
6,00
P ro m edio
4,00
A rgentina
2,00
0,00
-2,00
Período
Tasa de Crecimiento del PBI
10,00
5,00
0,00
%
A rgentina
-5,00
C o rea
C hile
-10,00
-15,00
Período
El caso Argentino presenta una tasa de crecimiento promedio mayor para los
períodos comparados26.
Hasta aquí, la consistencia general de la evolución de la economía argentina a partir
de la reforma implementada en 1991 parece no encontrar grandes vallas. Si bien la cuenta
corriente se muestra como una amenaza al plan de reformas, de la comparación
internacional surge que los niveles de ahorro e inversión domésticos son similares a los
niveles alcanzados por las experiencias exitosas. Por otro lado, la consistencia parece más
robusta debido al fuerte incremento de productividad.
26
Esta conclusión se hace más sólida cuando se elimina de la muestra el año de la crisis de México.
37
Aparentemente, no se observa a la economía argentina siguiendo un sendero de
desequilibrio. Las dos primeras condiciones para el éxito de la reforma parecen, al menos,
no ser violadas. Sin embargo, como se argumenta a continuación, la tercera de las
condiciones antes mencionadas, dista de ser satisfecha.
Como fue mencionado, la suma de déficits de cuenta corriente por el período en que
dichos déficits existan, más el stock de deuda externa presente deben ser honrados con
superávits futuros. También fue mencionado que sólo se evitaría un período contractivo de
repago si el sector de bienes transables de la economía crece lo suficiente para adecuarse
al proceso de apertura. En este sentido, se presenta la comparación de la evolución de las
exportaciones como porcentaje del PBI para los casos analizados.
Exportaciones (% de PBI)
12,00
%
10,00
8,00
Promedio
6,00
Argentina
4,00
2,00
0,00
Período
Exportaciones (% del PBI)
25,00
20,00
15,00
%
A rgentina
C o rea
10,00
C hile
5,00
0,00
Período
En ambos gráficos se observa el motivo de la preocupación existente sobre la
consistencia del plan de reformas implementado en 1991. Las exportaciones argentinas no
38
reaccionaron como en la mayoría del los países comparados. Esta ausencia de la
manifestación de las exportaciones como motor del crecimiento pone una luz amarilla sobre
la consistencia del sendero seguido por la economía.
En definitiva, las variables macroeconómicas muestran un desarrollo similar a las
relevadas de los casos de experiencias internacionales, sin embargo las exportaciones no
cumplen con la tercer condición para el éxito de la reforma.
Dado este diagnóstico, pueden encontrarse diferentes posiciones respecto de las
alternativas de política económica que deberían ser implementadas en caso de no
producirse el boom exportador necesario (crecimiento de exportaciones a un ritmo del 16%
anual). Una posición sería la siguiente: debe revertirse el déficit de cuenta corriente y, para
evitar fuertes contracciones de la absorción interna, tendrían que plantearse aumentos de la
protección arancelaria a las importaciones, etc. La otro posición plantea que el boom
exportador no es exógeno a la política seguida por el gobierno, y sería conveniente que el
sector público asuma un rol activo en el desarrollo de las exportaciones. La ausencia de
políticas activas por parte del Estado puede ser un motivo de estancamiento del proceso
exportador, por la falta de infraestructura regional, altos impuestos al trabajo, escasa
capacidad comercial de las representaciones en el exterior y la falta de estímulos
adicionales para las pequeñas y medianas empresas exportadoras, sobre todo cuando esta
políticas no demandan fuertes cantidades de recursos. Este último enfoque parece ser el
acertado según surge de las comparaciones de las cuentas macroeconómicas argentinas
con las experiencias internacionales, ya que el déficit de cuenta corriente que tienen las
economías que sufren agudas reformas en sus modelos productivos, es consecuencia de la
apuesta que los agentes económicos realizan sobre su sector de transables.
Conclusiones.
Como se desarrolla en la primer sección del trabajo, entre los determinantes del
nivel de ahorro doméstico pueden citarse los factores que inducen a un mayor ingreso o
bien a un menor consumo presentes. Entre los primeros se encuentran la edad promedio de
la población económicamente activa, la percepción de los agentes económicos de un mayor
39
ingreso futuro (efecto riqueza), tanto por la estructura tributaria, como por las políticas
comerciales internacionales, la estabilidad del marco legal, la eficiencia del gasto público
que complementa a los factores productivos privados, etc. Entre los factores que inducen a
un menor consumo presente se hallan la forma de la pirámide poblacional, la progresividad
de la estructura impositiva, la incertidumbre macroeconómica, los incentivos impositivos a
posponer consumo, restriciones de liquidez, la intensidad en el uso de la inflación como
medio para obtner recursos, el sistema jubilatorio (reparto versus capitalización), factores
culturales que hacen que las propensiones marginales y medias al consumo y las tasa de
descuento subjetivas difieran aún entre países similares, etc. Desde el punto de vista
empírico no existe una cuantificación precisa de la relación entre estos determinantes y el
nivel de ahorro doméstico. En muchos casos, tal como el de la relación entre el sistema
jubilatorio y el ahorro, no puede encontrarse siquiera si dicha relación tiene signo definido.
Este debate empírico se traslada también al campo de la efectividad de la política
económica como medio para incentivar el ahorro. Si bien existe acuerdo sobre la efectividad
de la políticas fiscales sobre el ahorro, en general este tipo de políticas atentan contra la
distribución equitativa del ingreso. El instrumento de política fiscal más potente, además de
las políticas fiscales regresivas, es la forma de financiamiento del gasto público. Un
financiamiento con impuestos versus a uno con deuda, incentiva el ahorro doméstico toda
vez que los supuesto de la equivalencia ricardiana no se cumplen. Además el impacto
redistributivo del gasto público forma parte del conjunto de instrumentos de política fiscal
como mecanismo de incentivo al ahorro doméstico.
El superávit fiscal es una fuente de incentivos al ahorro agregado doméstico. Si bien
este instrumento parece ser de mucha eficacia para mejorar los niveles de ahorro presente,
una política fiscal contractiva impacta de manera dispar sobre los diferentes rubros del
gasto. Una política de este tipo puede deprimir el gasto en rubros como infraestructura y
educación que complementan a los factores productivos utilizados en la producción de
transables, lo que pone un techo al crecimiento y deja sin resolver los problemas del sector
productivo (transable) de la economía. Este resultado termina siendo opuesto al buscado
por el hacedor de política.
Las políticas monetarias que reducen el spread del sistema financiero son efectivas
40
para incentivar el ahorro sí y sólo si el individuo promedio tiene elasticidad de sustitución
intertemporal en el consumo. Esto depende claramente de parámetros culturales
difícilmente modificables. Entre estas políticas se encuentra la regulación del sistema
financiero, la política de esterilización, monetización, etc.
Más allá del debate sobre la posibilidad de hacer política para incentivar el ahorro, el
argumento del “ahorro para el crecimiento” no es una verdad tautológica. Si bien en países
desarrollados se encuentra una fuerte relación entre ahorro e inversión, esta relación se
debilita en el caso de economías Latinoamericanas, ya sea por razones de un menor riesgo
macroeconómico, o por ser economías que no han alcanzado su estado estacionario.
Además de este problema de la falta de identidad entre ahorro e inversión para estos
países, la eficiencia de la inversión explica mucho del vínculo entre inversión y crecimiento,
lo que debilita aún más la conclusión del ahorro como causal del crecimiento. Algunos
trabajos empíricos, por el contrario, sugieren que la causalidad funciona de modo inverso,
como si el ahorro se comportase como un bien superior, sobre todo cuando existen
restricciones de liquidez para los países más pobres.
La comparación del caso argentino con otras experiencias internacionales de
reformas no acusan mayores problemas sobre la evolución del plan de convertibilidad.
Tanto la cuenta corriente como los niveles de ahorro e inversión son similares al promedio
de los casos de reformas analizados. Si bien las exportaciones son el punto débil del plan,
la lectura que puede hacerse de este caso no implica necesariamente inconsistencia,
aunque alerta sobre el tipo de políticas que deberían ser implementadas. Si bien un mayor
ahorro doméstico ofrecería menores riegos en la transición, los déficits de cuenta corriente
no parecen ser consecuencia de bajos niveles de ahorro domésticos sino de los magros
niveles de exportación alcanzados. La política económica, en tal caso, debería estar
orientada a este fin y no a modificar los niveles de ahorro, sobre todo cuando no existen
instrumentos fiscales ni monetarios “viables”.
La decisión sobre el ahorro es y debe ser una decisión de las familias. Sólo existe
cabida para la política económica si existe una falla de mercado que la justifique.
Seguramente pueden encontrarse infinitas razones a favor y en contra de la intervención
pública para incentivar el ahorro de las familias, pero los trabajos empíricos sobre el tema
41
no consiguen ponerse de acuerdo. Por el contrario, se encuentran enfrentados en un
debate que parece más ideológico que científico.
Debido a que el argumento del “ahorro para el crecimiento” se halla jaqueado por la
falta de vinculo entre ahorro e inversión, e inversión y crecimiento, las políticas fiscales que
se diseñen para incentivar el crecimiento deben estar pensadas en el marco de un modelo
de crecimiento sostenido. El ahorro público no necesariamente es una política pensada bajo
este marco, si dicho ahorro implica restricciones de financiamiento para rubros del gasto
público que son indispensables para aumentar la productividad del sector de bienes
transables de la economía. Debe tenerse presente que el ahorro es un medio para alcanzar
el objetivo de crecimiento, y no deben diseñarse políticas que aumenten los niveles de
ahorro si estas políticas potencian los riesgos de alcanzar un crecimiento sostenido.
42
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44
Anexo Estadístico.
Ahorro e Inversión en las Reformas Económicas.
Cuenta Corriente como Porcentaje del PBI.
Año/País
t-1_t-3
t0
t1
t2
t3
t+1_t+3
t+4_t+6
Italia Alemania Japón España Corea Taiwan Chile México Bolivia Promedio Argentina
-0,41
1,43
0,41
-1,98
-1,12
-0,90
-0,37
-0,54
2,05
2,10
2,77
2,30
1,90
1,18
4,35
2,18
1,31
-1,05
0,81
0,20
-1,29
-0,24
3,78
1,87
-0,09
1,85
-0,26
-1,43
-0,78
0,27
-2,76
-4,13
-2,20
-7,34
-2,83
-2,64
-6,78
1,50
-4,12
-3,13
-6,65
0,72
-1,43
-1,93
-2,95
-4,77
-3,22
-2,57
-4,33
-8,27
-8,62
-5,79
-7,56
-4,24
-0,95
-0,52
-1,04
-1,19
-2,29
-1,51
-2,39
2,28
0,30
-2,40
-2,90
-3,50
-2,93
-1,40
Exportaciones como Porcentaje del PBI.
Año/País
t-1_t-3
t0
t1
t2
t3
t+1_t+3
t+4_t+6
Italia Alemania Japón España Corea Taiwan Chile México Bolivia Promedio Argentina
6,41
7,75
10,34
7,99
7,95
8,76
8,12
8,48
12,16
12,30
12,54
12,33
14,73
3,04
7,55
8,98
7,37
6,55
7,63
8,41
3,80
4,23
7,22
6,45
5,88
6,52
4,75
2,00
3,61
5,84
6,62
7,20
6,55
9,07
9,00
10,47
12,72
11,51
14,01
12,75
17,18
9,79
19,46
22,00
21,46
16,35
19,94
17,18
12,96
12,01
11,13
11,12
9,60
10,61
12,24
9,57
11,75
10,47
10,36
10,86
13,59
7,41
9,24
11,35
10,59
10,05
10,66
11,63
9,38
6,38
5,32
5,06
5,53
5,30
7,74
Ahorro Nacional Bruto como Porcentaje del PBI.
Año/País
t-1_t-3
t0
t1
t2
t3
t+1_t+3
t+4_t+6
Italia Alemania Japón España Corea Taiwan Chile México Bolivia Promedio Argentina
16,95
18,68
17,86
14,53
16,02
16,14
18,85
22,26
24,81
25,47
24,81
25,03
26,79
27,59
29,87
32,73
28,06
23,06
27,95
25,90
21,81
18,65
22,74
23,96
24,31
23,67
23,92
13,38
13,37
15,42
19,12
18,18
17,57
19,62
7,60
7,50
8,80
11,40
11,60
10,60
13,17
6,23
18,55
6,29
14,28
10,30
10,29
12,21
20,40
19,05
19,63
18,85
19,24
9,19
12,55
5,09
6,26
5,49
5,61
6,50
15,39
17,83
17,04
17,99
16,72
17,34
18,37
18,33
14,40
15,50
16,60
17,11
16,40
17.53
Inversión Bruta Interna como Porcentaje del PBI.
Año/País
t-1_t-3
t0
t1
t2
t3
t+1_t+3
t+4_t+6
Italia Alemania Japón España Corea Taiwan Chile México Bolivia Promedio Argentina
16,18
17,26
17,45
16,51
17,14
17,03
19,22
22,80
22,76
23,37
22,04
22,72
24,90
26,41
25,51
30,55
26,75
24,12
27,14
25,70
23,10
18,89
18,97
22,09
24,39
21,82
24,19
14,81
14,15
15,15
21,88
22,30
19,78
26,95
9,57
9,80
11,60
14,20
14,30
13,37
13,87
45
9,06
21,20
13,07
12,78
14,42
13,43
18,86
19,68
20,48
21,56
21,80
21,68
11,77
16,88
13,37
14,87
11,28
13,18
10,75
16,32
18,55
18,28
19,36
18,75
18,91
20,56
16,05
14,64
16,70
18,20
19,90
18,27
18,80
Tasa de Crecimiento del Producto Real per Cápita.
Año/País
t-1_t-3
t0
t1
t2
t3
t+1_t+3
t+4_t+6
Italia Alemania Japón España Corea Taiwan Chile México Bolivia Promedio Argentina
2,72
5,73
5,11
3,86
6,94
5,29
4,36
11,11
12,50
4,44
6,38
7,72
7,46
6,70 1,38
9,05 -2,75
11,31 1,55
8,73 10,71
4,83 9,42
8,25 7,15
6,04 5,97
4,09
6,58
3,31
9,74
1,79
4,89
8,81
2,80
3,56
3,51
1,99
2,82
2,77
5,59
-3,63 -2,22
-0,74 -0,53
-14,36 1,20
1,82
1,98
7,99
1,61
-1,99 1,59
6,15
0,60
Fuente: Cottani y Llach, Documento Nro. 4 ADEBA, 1993.
Carta Económica.
46
-4,68
-3,74
-4,30
-1,16
0,17
-1,78
0,31
0,90
3,14
2,20
4,68
4,66
3,77
5,03
-0,39
9,09
8,89
4,89
7,09
6,95
0,55
Gasto Sector Público Argentino
En porcentajes del PBI.
Finalidad y Función.
1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989
Salud
3,64 4,84 3,73 3,61 3,72 4,21 4,41 4,57 4,29 4,02
Cultura, Educación y Ciencia y Técnica.
3,32 3,37
2,5 2,78 3,34
3,5 3,79 4,13 3,71 3,35
Infraestructura económica
7,57 7,46 7,69 7,78 7,24 7,03 6,29 6,77 6,71 5,66
Erogaciones totales
32,1 36,11 32,19 29,05 28,61 32,08 31,34 33,12 29,76 27,58
Fuente: El Gasto Pùblico Social. Llach, Flood, Harriague, Gasparini y Velez.
En porcentajes del Gasto total.
Finalidad y Función.
Salud
Cultura, Educación y Ciencia y Técnica.
Infraestructura económica
1980 1981
11,3 13,4
10,3 9,3
23,6 20,7
1982
11,6
7,8
23,9
1983
12,4
9,6
26,8
1984
13,0
11,7
25,3
1985
13,1
10,9
21,9
47
1986
14,1
12,1
20,1
1987
13,8
12,5
20,4
1988
14,4
12,5
22,5
1989
14,6
12,1
20,5
1990
4,23
3,32
3,64
25,3
1991 1992 1993 1994
4,19 4,15 4,22
4,3
3,3 3,42 3,53 3,83
3,25 3,06 3,08 2,15
26,5 27,18 27,54 26,45
1990
16,7
13,1
14,4
1991
15,8
12,5
12,3
1992
15,3
12,6
11,3
1993
15,3
12,8
11,2
1994
16,3
14,5
8,1
Ahorro Nacional Como Porcemtaje del PBI.
País/Año
1980
1985
1990
1991
1992
1993
1994
1995
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
Rep.Dominicana
Uruguay
Venezuela
22,7
13,1
30,8
16,7
22,5
11,7
28,3
13,4
16,6
9,6
14,9
20,1
-3,8
7,7
20,2
33,5
10,5
21,1
33,8
15,2
9,2
27,0
10,3
14,3
12,1
23,7
6,5
9,6
14,8
10,1
18,6
-7,4
10,7
14,8
19,3
18,9
10,5
24,7
17,1
8,7
22,0
24,5
19,9
16,3
14,4
8,4
10,6
13,8
16,2
18,8
0,8
12,2
19,6
19,5
20,8
12,8
27,2
15,6
11,1
21,3
25,3
23,0
19,4
16,2
11,2
13,5
12,5
18,6
16,8
17,0
4,5
18,3
20,8
20,2
13,9
20,1
15,3
7,9
21,9
26,4
25,4
21,3
18,9
14,9
11,9
12,7
18,0
15,9
-19,3
11,0
11,3
18,5
15,5
13,9
15,0
16,7
7,7
20,8
24,3
22,7
20,0
14,4
16,7
10,3
10,2
23,5
16,0
-12,0
15,7
7,8
19,9
21,3
13,1
14,0
18,1
12,1
21,9
27,6
26,0
20,4
15,3
19,1
10,6
11,7
26,2
15,6
-8,1
10,7
1,9
22,7
26,0
12,2
16,3
18,9
11,3
18,5
32,5
26,1
21,7
16,0
17,0
12,5
23,6
25,1
15,5
-3,3
20,2
4,1
23,6
32,5
13,9
16,7
Fuente: CEPAL
Inversión Bruta Fija como Porcentaje del PBI.
País/Año
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
Ecuador
El Salvador
Guatemala
Haití
Honduras
México
Nicaragua
Panamá
Paraguay
Perú
Rep.Dominicana
Uruguay
Venezuela
1980
26,1
12,8
33,9
21,0
20,5
22,8
31,8
12,8
18,4
16,3
27,6
24,7
15,5
22,5
26,8
28,9
28,3
23,4
24,9
1985
16,0
11,1
24,1
17,6
19,1
17,6
20,5
11,8
11,5
18,8
19,6
17,8
21,1
15,2
19,2
19,6
20,9
9,6
19,3
1990
13,9
12,6
22,9
23,3
16,6
22,4
18,4
13,7
13,0
15,1
20,2
18,6
16,0
8,4
22,0
21,2
24,9
10,6
14,1
Fuente: CEPAL
48
1991
16,0
14,2
21,7
21,3
15,4
19,1
19,4
15,4
13,0
15,9
19,9
19,4
14,8
14,8
22,8
21,1
22,0
12,8
17,4
1992
19,3
15,7
20,2
24,3
16,6
21,7
20,0
16,9
16,1
12,1
23,7
20,9
17,0
19,5
21,0
21,9
25,7
14,0
20,9
1993
20,7
15,7
20,8
26,9
21,5
25,1
19,7
18,0
16,5
11,4
30,0
20,5
18,1
26,5
20,6
23,3
27,1
15,8
19,3
1994
22,9
14,2
22,2
26,8
24,0
21,9
19,7
19,1
15,3
11,4
29,8
21,4
21,7
27,6
21,0
27,0
27,6
15,4
14,9
1995
20,1
16,0
22,5
27,8
25,2
19,7
20,2
19,8
15,6
28,8
25,6
16,2
22,8
28,8
21,1
30,0
29,4
14,7
14,5
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