derechos humanos petrallas y otras aberraciones

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DERECHOS HUMANOS PETRALLAS
Y OTRAS ABERRACIONES
TOTALITARIAS
Ricardo Vélez Rodríguez
Coordenador do Centro de Pesquisas Estratégicas
“Paulino Soares de Sousa”, da UFJF.
Membro do Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro.
Professor Emérito da ECEME, Rio de Janeiro.
[email protected]
No sé si es el calor infame de este fin interminable del verano brasileño, pero
están pasando cosas que no entiendo. Y que, por no entenderlas, tal vez valga la pena
registrarlas en la lengua de mis ancestrales, para que las apreciaciones salgan más
auténticas. Además de que la lengua de Cervantes es el mejor vehículo para blogar, en
el sentido estricto de la palabra, o sea, vomitar o echar fuera todo lo que queremos
poner en la red. Los “malandrines y follones” (como diría don Quijote de los corruptos
funcionarios del reino presidido por los Austrias) para mí son los petrallas de todos los
tamaños que se han adueñado del Brasil, y que hacen cosas que francamente ni
Mandrake entiende.
Primero una aclaración lingüística: los petrallas (neologismo que junta petistas
y hermanos metralla) son aquello que en Colombia llamamos los mamertos, o sea los
comunistas escondidos atrás de siglas las más variadas. Pero al fin y al cabo,
comunistas. Estalinistas, trotskistas, maoístas, castristas. Seres jartos por naturaleza,
que son capaces de hacer que toda una comunidad pierda la libido.
Entidades jartísimas y corruptas. Funcionarios corruptos y, además, mentirosos
“desde el comienzo”, como decía Jesucristo de Satanás. Toda esa fauna de la izquierda
radical que aún piensa en hacer la revolución proletaria por estas tierras y que, desde
la fundación del Foro de São Paulo por Fidel Castro y Lula, en la década de los noventa,
pretenden darle una sobrevivencia ficticia al cadáver insepulto del comunismo, que fue
derribado en el resto del mundo, menos en la América Latina. “Cuando las ideologías
están bien viejitas, vienen a vivir en Brasil”, dijo en cierta oportunidad el gran
humorista brasileño Millôr Fernandes. Y de los petrallas se puede decir que encarnan
la peor manifestación de la ideología marxista-leninista.
El año que pasó y que realmente muere con este fin de carnaval nos dejó una
lección: los petrallas han instaurado la nueva versión de derechos humanos que
pretenden venderle al electorado y al público en general: sólo valen los derechos
humanos de los amigos o los de sus protegidos. Los de los otros ni siquiera se
mencionan. La ministra de los Derechos Humanos del gobierno Dilma ha sido clara en
eso. Sólo se pronuncia cuando los derechos humanos en cuestión son los de los
miembros de su partido, o aquellos de los “descamisados” que los petrallas consideran
representar. Pero imaginarse que los militantes petistas son sensibles frente a los
derechos humanos de todos los brasileños es un “sueño de una noche de verano”,
como diría Shakespeare. Claro que en esa cortedad de visión tanto los petrallas
brasileños como los mamertos colombianos están de acuerdo. Los que defienden los
intereses de las FARC en las “conversaciones de paz” de La Habana sólo piensan en el
bienestar de la organización guerrillera y en la defensa de sus intereses estratégicos.
Que a Colombia se la lleve el diablo!
El PT ha puesto en funcionamiento, ya desde los dos gobiernos de Lula, una
estrategia para dominar totalmente a la sociedad brasileña. Lula y sus consejeros
elaboraron un plan totalitario para robarles a los ciudadanos de este país, de forma
eficaz y casi automática, su privacidad, poniéndolos en manos de un Estado policial. Tal
proyecto fue denunciado con claridad y coraje por el delegado Romeu Tuma Junior en
su libro, lanzado a fines del año pasado en Rio e intitulado: Assassinato de reputações
- Um crime de Estado (Rio de Janeiro: Topbooks, 2013, 557 páginas).
El proyecto no es nuevo en el universo más amplio del comunismo populista
latinoamericano y ya funciona maravillosamente bien en la Venezuela chavista. Es
bueno recordar que el Ministerio de ese país que trata de la identidad de los
ciudadanos y que guarda todas las informaciones relativas a lo que poseen y a lo que
desean, funciona desde hace varios años en la Habana y no en Caracas. Los periodistas
internacionales informan que en el país suramericano gobernado por Maduro hay
cerca de 40 mil funcionarios cubanos haciendo el puente entre la sociedad venezolana
y la burocracia totalitaria de Habana. Ese es uno de los motivos de las manifestaciones
de protesta de los jóvenes venezolanos en las calles de las principales ciudades.
Pues bien: Romeu Tuma Junior afirma que en el Brasil Lula puso en
funcionamiento un esquema parecido, haciendo de la Policía Federal el principal
instrumento para la consolidación de esa entidad que se apropia de todas las
informaciones de los ciudadanos y le da al Estado la posibilidad de instaurar contra
cualquier persona procesos falsos, con miras a desmontar la oposición y a destruir los
lazos de solidaridad entre las personas. Proyecto totalitario que ya Orwell imaginaba
en su novela 1984 como siendo puesto en marcha por el Ministerio de la Verdad. El
principal instrumento institucional es la Policía Federal convertida en policía del PT,
además de otras instituciones que le estarían subordinadas como la Receita Federal.
El proyecto totalitario del PT contempla la creación de la identidad única en que
aparezcan en un chip controlado por la Policía Federal todas las informaciones de
cualquier ciudadano: identidad, número de identificación tributaria con acceso a todos
los datos financieros de la persona física o jurídica, título de elector, número de la
seguridad social, etc. Es el chip de los sueños de los totalitarios. No ha sido llevado a
cabo por limitaciones presupuestales y porque el PT encuentra en el seno del Congreso
aún quién se oponga a esa monstruosidad. Se suma a esto el control de la internet y de
las comunicaciones, inclusive de los organismos de prensa.
Para Tuma Junior, Lula y los petistas encontraron una fuente de inspiración: el
mecanismo montado por el régimen militar para controlar movimientos sociales, del
cual Lula participó en calidad de informante del régimen en los años 70 (con el alias de
“Barba”). Claro que el mecanismo de información montado por el general Golbery do
Couto e Silva, como el propio Tuma Junior afirma, tenía apenas un carácter de juntar
informaciones de seguridad para el Estado. No constituía, de forma alguna, mecanismo
totalitario para, a partir de las informaciones recogidas, montar falsos dossiés o
entablar procesos judiciales fraudulentos (cosas que, por el contrario, los petistas han
puesto en práctica sin ningún remordimiento. Una de las víctimas de esos procesos
falsos ha sido el propio delegado Tuma Júnior, quien fuera Secretario Nacional de
Seguridad Pública del gobierno Lula, pero que se indispuso con él al criticar la
politización de la Policía Federal y la creación de los mecanismos fantasmas que han
sido referidos).
En segundo término, yo considero que otra fuente de ese modelo totalitario es
el control total de las informaciones sobre los ciudadanos que ha sido montado en
Habana, por el régimen chavista y con la colaboración de los hermanos Castro, y que
los asesores de Lula conocen muy bien.
Entre éstos cabe mencionar a dos: los ex guerrilleros José Dirceu (que está
preso en Brasilia con regalías semejantes a las que don Pablito Escobar tenía en su
prisión de “La Catedral”, en las afueras de Medellín) y Franklin Martins (que actúa
como consejero de prensa de Dilma Roussef).
Veremos en qué para todo esto en un país en que la gran prensa ha sido
mexicanizada por el gobierno populista y corrupto de los petrallas y en que la
oposición es tímida y no tiene agallas para decir todo lo que podría ser denunciado en
la campaña presidencial que ya ha comenzado. Sólo restan las protestas de los jóvenes
que salieron a las calles en Junio del año pasado y que pueden volver a ocuparlas con
motivo de la Copa Mundo de Fútbol. Las redes sociales dan testimonio, actualmente,
de la indignación de las nuevas generaciones con las prácticas corruptas y cínicas de los
gobernantes.
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