La carta de intención (letter ofintent) o el memorando de entendimiento {memorándum ofunderstanding). Su aplicación en el derecho colombiano Andrés Alejandro Díaz Huertas* Introducción Dentro del proceso de la contratación empresarial, y particularmente tratándose de negocios de significativa cuantía o complejidad, se distinguen diversas etapas que se clasifican por la doctrina en la etapa de negociación, la de perfeccionamiento, la de ejecución y la de extinción contractual. 1 E n la primera de tales etapas, llamada también precontractual, se inician los primeros acercamientos, aproximaciones, tratos preliminares o tratativas entre quienes se encuentran interesados en participar en una negociación encaminada a la conclusión o celebración de un acuerdo o contrato definitivo. E n dicha etapa de negociación o precontractual, los que participan en la misma, para el caso de Colombia y a diferencia de lo que ocurre en los sistemas de common * Abogado especialista en Derecho Comercial de la Universidad Sergio Arboleda, Bogotá. Candida- to a Magíster en Derecho Comercial de la misma Universidad. Profesor de Teoría General de la Contratación Mercantil en la Especialización en Derecho Comercial de la Universidad del Rosario. Profesor de Sociedades en la Especialización en Derecho Comercial de la Universidad Santo Tomás de Bogotá. Socio y gerente de la firma Díaz Huertas Abogados S.A.S. 1 " E n principio, hasta tanto los resultados de los primeros contactos o sondeos (4) entre los supuestos interesados, o quienes los representan, sean lo suficientemente favorables como para que se decidan a iniciar las rondas de tratativas (5), se dará comienzo a la primera etapa, llamada 'de negociación contractual'. E n los pocos casos en que esta arriba a buen puerto, se abre la segunda etapa, denominada 'de perfeccionamiento contractual'" (Calvinho, Gustavo. " L a carta de intención y el memorándum de entendimiento". Revista Internacional Foro de Derecho Mercantil 9:7-29. Bogotá, Legis). 195 Estudios de derecho privado law, están sujetos al deber de obrar de buena fe. Este deber implica observar una Son esos serie de reglas de conducta tales como informar a la otra parte de situaciones o cir- el período prc cunstancias que le puedan interesar o ser relevantes para la toma de la decisión de la protección contratar, no defraudar la confianza creada en el otro negociante, no abusar de la un proceso át libertad de no contratar derivada del principio de la autonomía de la voluntad pri- documentack vada, o no terminar las negociaciones de manera injustificada e intempestiva, etc. manos, finan< 3 2 4 Todo ello nat evitar o minin J " E n los sistemas de Common Law, por ejemplo, se rechaza la existencia de cualquier vínculo obligacional entre aquellos que negocian con vista a la conclusión de un contrato, apenas admitiéndose impropiada o Dicha se{ la imputación de daños causados in contrahendo en los términos de la responsabilidad extracontractual. La apertura de negociaciones para la celebración de un contrato no crea entre las partes ninguna relación bar si, adema; jurídica integrada por deberes de conducta específicos fundados en la buena fe, según sucede, por ejemplo, se cuenta con en Portugal, en Alemania y en Italia: cada una de ellas puede, por ejemplo, conducir negociaciones paralelas sin informar a la otra y romperlas arbitrariamente, aunque sea a punto de la conclusión del contrato, así clara cuál es 1; como omitir a la contraparte informaciones vitales para la decisión de contratar, que solo ella posee" (Moura negociación, t Vicente, Darío. "La formación de los contratos internacionales". Revista Española de Derecho Internacional un acuerdo d« Lvn.1 (2005). Disponible en: http://vlex.com/vid/390077). 3 Código de Comercio. Artículo 863. "Las partes deberán proceder de buena fe exenta de culpa en el período precontractual, so pena de indemnizar los perjuicios que se causen". 4 1. "De otra parte, también ha considerado la doctrina, que durante el decurso mismo de tales durante el des conclusión o c pre y cuando 1 actos, tratos o conversaciones las partes contratantes están ligadas por unas reglas jurídicas referido instri tendientes a asegurar una cierta protección contra la mala fe o la ligereza de su contrapane, de tener senti< pues no pueden considerarse vinculadas por un contrato hasta que no se haya producido el consentimiento respectivo; por ello, los mecanismos de la responsabilidad extracontractual los participan- pueden ser utilizados para impedir que una parte abuse de su libertad para concluir o no propuestas in el contrato proyectado, en daño de aquella otra cuyo interés ha sido solicitado por ella. De ! Ese instn consiguiente, se ha admitido por la aludida fuente, que una interrupción intempestiva de las negociaciones sin motivo justo culpa cometida al contratar (culpa in contrahendo) puede tratación inte dar derecho a una indemnización por el daño que sea consecuencia de la defraudación de la de los contrat< confianza en la seriedad de los tratos que venían realizándose (...)" (Corte Suprema de Justicia. Sala de casación civil. Cas. Sentencia Junio. 28/89. M.P. Rafael Romero Sierra). principalmeni 2. De manera que en cuanto a la entidad y a la naturaleza de la responsabilidad consiguiente of intent, men a la violación de los citados deberes, no pudiéndose sostener que haya incumplimiento del minaciones, t contrato, que no alcanzó a tener existencia, se considera que la responsabilidad refleja en esos casos únicamente el llamado interés negativo, o sean las consecuencias dañinas (gastos, pérdidas de otros negocios, etc.) de la falta de celebración del acuerdo. O en otros términos, que se responde por la transgresión de los mencionados deberes genéricos de conducta, que ciertamente no se pueden equiparar a obligaciones en sentido propio, emanadas de las partes. 3. E l actual Código de Comercio, siguiendo muy de cerca las opiniones de la doctrina universal en el punto, estatuye en el artículo 863 que "las partes deberán proceder de buena fe exenta de culpa en el período precontractual, so pena de indemnizar los perjuicios que se causen", descargando en cada uno de los contratantes el deber de comportarse de buena fe, como una 196 5 "A este i internacional- par; de 'puntuación' o "c los 'acuerdos preiir. 6 "Inevi:; fótmula comprensiva de los varios deberes que pueden integrar el criterio fundamental de la de términos ingles» corrección en el tráfico jurídico, a pesar de no estar ligados por vínculo contractual alguno. también otras expr La carta de intención o el memorando de entendimiento Son esos deberes de conducta, emanados del postulado de la buena fe en el período precontractual, los que en nuestro ordenamiento jurídico procuran la protección de quienes participan en una negociación, considerando que en un proceso de tal naturaleza los involucrados exponen o revelan información o documentación de vital importancia para sus empresas, destinan recursos humanos, financieros y técnicos, y dedican tiempo y esfuerzos en dicho proceso. Todo ello naturalmente amerita una seguridad y seriedad jurídicas, en aras de evitar o minimizar los daños o perjuicios que se puedan ocasionar por la conducta inapropiada o inadecuada de algunos de quienes participan en la negociación. Dicha seguridad y seriedad resulta más efectiva, inequívoca y fácil de probar si, además de estarse al amparo del artículo 863 del Código de Comercio, se cuenta con un instrumento escrito que le permita a los que negocian: tener clara cuál es la intención de cada una de ellas, cuál es el objeto y alcances de la negociación, cuáles son los avances de la misma, sobre qué puntos se debe lograr un acuerdo definitivo, qué reglas de conducta y condiciones se deben observar durante el desarrollo de la negociación, y qué pasa si finalmente no se llega a la conclusión o celebtación del contrato o acuerdo definitivo. Pero todo ello, siempre y cuando los involucrados no se vean compelidos u obligados con lafirmadel referido instrumento escrito a celebrar el contrato final, pues si así fuere dejaría de tener sentido la etapa de negociación, en la cual, como su nombre lo indica, los participantes están negociando, es decir, explorando posibilidades, haciendo propuestas informales, contemplando alternativas, etc. Ese instrumento escrito al que nos referimos, el que en el ámbito de la contratación internacional se conoce como instrumento de formación progresiva de los contratos, de puntuación o de contratación mitigada, es el que se conoce 5 principalmente como cartas de intención o memorando de entendimiento (letter ofintent, memorándum ofunderstanding), aunque también recibe otras deno- minaciones, tales como principies agreement, beads of agreement, statements of 6 5 "A este respeto, cumple destacar la tendencia actual -que nene expresión sobre todo en el comercio internacional- para recurrir a instrumentos de formación progresiva de los contratos, también denominados de 'puntuación' o 'contratación mitigada', como las llamadas 'cartas de intención', los 'acuerdos de principio', los 'acuerdos preliminares', etc. 17° (Moura Vicente, ob. cit.). 6 "Inevitablemente, también aquí el término español constituye una traducción poco depurada de términos ingleses. E l término al que corresponde es ei de letter of intenf, en la praxis anglosajona se usan también otras expresiones equivalentes como memorándum ofunderstanding, principies agreement, heads of 197 Estudios de derecho privado agreements, y no está contemplado en el ordenamiento positivo colombiano, ni 7 en general en el derecho escrito de los países, en razón a que su origen proviene del desarrollo jurisprudencial del derecho anglosajón. E n palabras deMonsalve Caballero, citando a Viguri Perea, "las cartas de intención son ios más importantes instrumentos legales precontractuales en el tráfico jurídico angloamericano si se tiene estar com de maner jurídicos. Salame, pi actual, y cuya denominación se remonta a un litigio entre Chicago Inv. Corp v. la noción c Dolins, 481 N.E. 2d 712 1985, donde una Corte americana calificó al primer trato, figur documento en una serie de escritos preliminares como "Carta de Intenciones y yjurispruc a los siguientes como acuerdos" (de venta y memorando de acuerdos)". que tomar 8 Son precisamente las cartas de intención o memorandos de entendimiento, período pr los que constituyen el objeto de estudio del presente trabajo; serán analizados o en ocasic desde la óptica de la contratación mercantil empresarial, y con respecto a la le- con anteri< gislación colombiana en materia de derecho privado. E n lo referidos d 1. Noción y elementos de la carta de intención o memorando de entendimiento N o resulta fácil tarea definir lo que debe entenderse por cartas de intención o memorandos de entendimiento, dada la multiplicidad de elementos y decla- den extend tractual agreem parte, pactos á raciones de voluntad de diversa naturaleza que dichas figuras presentan en la fase de negocia práctica. Los autores coinciden en que se trata de documentos que se suscriben supuesto" (Mo en la etapa precontractual; algunos de ellos le dan el calificativo de documentos precontractuales. Este calificativo, nuestra opinión, puede dar lugar a confusión 9 10 "La pues en estos i contienen obli por ejemplo, k tríales o comer agreement, etc." (José María Álvarez Arjona y Ángel Carrasco Perera. Fusiones y adquisiciones de empresas. los gastos de b Gómez - Acevedo & Pombo Abogados, Thomson Aranzadi, 2004: 88). no emprender "Con el nombre de Cartas de Intención o letters ofintent (statements of principies, heads of agree- 7 ment, memorándum ofunderstanding} se conocen los documentos que las partes suscriben antes de celebrar el contrato mismo, y por eso es importante establecer claramente la frontera entre lo precontractual y lo contractual" (Aljure Salame, Antonio. El contrato internacional. Universidad del Rosario/Legis Editores, 2011. 141). contrato a una la obligación ¿ finalmente hai a contratar [ef u Eit Ver: Monsalve Caballero, Vladimír. Responsabilidadprecontractual la ruptura injustificada de las regulado en si negociaciones. Biblioteca de tesis doctorales. Grupo Editorial Ibáñez, 2010.107y 216; Viguri Perea, A. "Los efectos jurídicí 8 tratos preliminares: las cartas de intenciones y otros documentos legales precontractuales". Barcelona: P.P.U., 1994. B y s s . 9 "Los pactos de intenciones, hacen a toda clase de documentos precontractuales, dentro de los cuales pueden englobarse: los documentos que plasman una invitación a negociar, los documentos que reflejan los tratos preliminares llevados a cabo por las partes (pactos de intenciones) y acuerdos preliminares vinculantes (precontrato). Dicho con mas precisión, en el Common Law se habla de dos posibles figuras que pueden englobarse bajo el término Letter ofintent. Por una parte, acuerdos precontractuales (precon- 198 figura jurídica y que es en rea de "precontrat promesa gene obligaciones. X del Código Ci La carta de intención o el memorando de entendimiento )mbiano, ni si se tiene en cuenta, de una pane, que dentro de ese amplio concepto pueden en proviene estar comprendidos actos o negocios jurídicos que considerados en sí mismos y :e Monsalve de manera individual tienen su propia identidad y generan sus propios efectos s importan- jurídicos, sin que por ello, y de acuerdo con lo señalado por el profesor Aljure oamericano Salame, puedan ser equiparados a las cartas de intención. Y de otra parte, que [nv. Corp v. la noción de documentos precontractuales ha sido identificada con la del precon- ó al primer trato, figura frente a la cual tampoco existe uniformidad conceptual en doctrina 10 11 tenciones y y jurisprudencia. E n consecuencia, desde el punto de vista del momento en el >s)". que toman lugar, basta con señalar que son documentos que se suscriben en el ndimiento, período precontractual o etapa de negociación, bien para dar inicio a la misma, i analizados o en ocasiones cuando ya se han venido adelantando tratativas o acercamientos ecto a la le- con anterioridad. 8 E n lo que toca con el número de partes que concurren a su creación, los referidos documentos pueden tener origen unilateral o bilateral, ya que pue12 den extenderse a modo de carta suscrita por una sola de las partes y dirigida a la ntención o ros y decla- tractual agreement) que obligan a negociar un futuro contrato, el cual es una mera formalidad; y, por otra pane, pactos de intenciones {agreement to agree o subject to contraci) los cuales indican que el asunto está en entan en la fase de negociación, por lo tanto, es incompleto e inejecutable y el contrato futuro no es mas que un simple ¡e suscriben supuesto" (Monsalve Caballero, ob. cit., 107). ocumentos a confusión 1 0 "Las Cartas de Intención deben distinguirse de los denominados documentos precontractuales, pues en estos últimos solo se determina la manera de llevar a cabo las negociaciones y, por lo mismo, no contienen obligaciones contractuales, pero su sola firma denota la intención de suscribir un contrato. Así, por ejemplo, los documentos precontractuales pueden referirse a la obligación de no difundir secretos industriales o comerciales, a la obligación de mantener en secreto las negociaciones, a la obligación de compartir nes de empresas. los gastos de la negociaciones, independientemente de que se alcance o no un acuerdo, a la obligación de no emprender negociaciones paralelas {stand stili clause), a la obligación de preferir para la celebración del , heads ofagree- contrato a una determinada persona en caso de que los términos y condiciones sean iguales {first refusal), a ites de celebrar la obligación de iniciar la ejecución de ciertas cláusulas del contrato, en el entendido de que si no se celebra ontractual y lo finalmente habrá resarcimiento por daños, y a la obligación de celebrar el contrato si la otra parte se decide Legis Editores, a contratar {options)" (Aljure Salame, ob. cit., 143). unificada de las regulado en sus efectos con precisión. Si bien es cierto que hasta la ley 153 de 1887 se negó toda clase de i Perea, A. "Los efectos jurídicos a la promesa de contrato (art. 1611 del C . C . ) , no lo es menos que tal precepto se refirió a esa 11 ircelona: p.p.u., El precontrato no ha sido contemplado en forma adecuada por nuestra legislación, y mucho menos figura jurídica, netamente determinada, que se ha conocido tradicionaimente con el nombre de "promesa", y que es en realidad un contrato que obliga a celebrar otro. Pero, como hemos visto ya no cabría hablar aquí dentro de los >cumentos que os preliminares cosibles figuras cuales iprecon- de "precontrato", por lo menos en el sentido que damos a esa palabra, puesto que el incumplimiento de la promesa genera una responsabilidad netamente contractual (ver: Pérez Vives, Alvaro. Teoría general de las obligaciones. Vol. 1. Bogotá: Doctrina y Ley, 2009. 59). 1 2 Entendida la unilateralidad o bilateralidad no en el sentido contractual que indica el artículo 1496 del Código Civil, esto es, no como que es unilateral el documento que genera obligaciones para una sola de 199 Estudios de derecho privado otra con requerimiento de aceptación, o pueden darse como escrito a manera de documento bilateral en el que, a diferencia de la primera, se encuentran manifestaciones y declaraciones de voluntad de ambos participantes en la negociación. C o n respeto a lo anterior, el profesor argentino Gustavo Calbinho indica que "se puede definir a la carta de intención, o de intenciones - e n inglés, letter ofintent ( L O I ) - , como la propuesta unilateral que una parte le entrega a otra, en la cual están las condiciones en que se desarrollarán las negociaciones y las reglas de conducta o de comportamiento de los interesados durante la etapa gestacional del contrato, sin que esto implique, en todos los casos, una obligación de concluir el acuerdo final. Para ello, se busca garantizar la seriedad de las tratativas en curso y su perfeccionamiento se da con la aceptación de la otra parte". 13 Por su parte, los profesores españoles José María Álvarez Arjona y Ángel Carrasco Perera, expresan que: Este documento puede adoptar la forma epistolar 'bilateralizada' o, violentando menos el concepto usual de carta, el de un documento bilateral precontractual {memorándum ofunderstanding). Cuando el documento adopta la forma externa de una carta, el contenido relevante de la misma aparece como una declaración de parte, que se pide que asuma por el destinatario de la carta, mediante su suscripción al lado de la firma del oferente. Los términos comunes del género epistolar se mantienen, desde la fórmula ritual de vocación ("Estimados srs.", "Dear sirs'), hasta la fórmula de despedida ("Atentamente", "Yours sincerely'). Si el documento adopta la forma de un documento precontractual impersonal (memorándum), su redacción se objetiva en los términos usuales de cualquier otro documento contractual. 14 Es claro entonces que las cartas de intenciones se pueden catalogar como documentos unilaterales, cuando nacen en forma de carta con declaraciones y las partes, y bilateral el que las origina para ambas partes, sino como que es unilateral cuando su formación proviene de una sola parte, y bilateral cuando el documento en su forma deviene de ambas partes. 13 "Esta definición puede resultar interesante por el carácter unilateral primigenio de la carta de intención, pues la mayor parte de la escasa doctrina que trató el tema le confiere la condición de acuerdo bilateral. No obstante, según se señala más adelante, si al momento en el que nace el instrumento que se suscribe tiene características de bilateralidad, se estará ante un memorándum de entendimiento y no frente a una carta de intención" (Calbinho, ob. cit.). 1 4 200 Álvarez, y Carrasco, ob., cit., 91. La carta de intención o el memorando de entendimiento manifestaciones de voluntad de una sola parte, dirigida a un destinatario y con solicitud a este de su aceptación. Y se consideran como documentos bilaterales 15 cuando su creación emerge a manera de escrito firmado por ambos declarantes, evento en el cual la doctrina les da el calificativo de memorandos de entendimiento, siendo entonces este el único elemento diferenciador entre la carta de intención y el memorando de entendimiento. Visto el momento en el que toman lugar las cartas de intención y el número de partes que concurren a su creación, corresponde ahora detenernos en los aspectos que conforman un documento de tal naturaleza. Para ello debemos recordar lo que anticipadamente manifestamos en la parte introductoria del presente artículo. Así tenemos, como elementos o menciones de las cartas de intención: 1) L a intención, deseo o voluntad de iniciar o continuar una negociación, 16 sin que dicha manifestación implique a los declarantes la obligación de celebrar el contrato final o definitivo, en razón a que estos, en virtud del principio de la autonomía de la voluntad privada reinante en el derecho comercial, gozan de la denominada libertad contractual 17 que en todo caso, en el evento de ser ejercida en el sentido de decidir no contratar, debe estar sustentada, según juris- 1 5 Como ejemplos de fórmulas en las que se solicita la aceptación al destinatario de la carta de intención tenemos: " E n caso de que esta cana de intención refleje correctamente el estado de nuestras conversaciones, le solicitamos que en señal de conformidad, firmen ustedes la copia adjunta y nos la retornen". "Si lo manifestado en esta carta y los compromisos en ella señalados merecen su aceptación y conformidad, le rogamos que firme al pie en uno de los originales, remitiéndonoslo a la dirección que consta en la presente antes del 15 de abril de 2011". 16 A título ilustrativo señalamos a continuación algunos modelos de cláusulas que expresan la intención o deseo de iniciar o continuar una negociación: a) "Mediante esta carta de intención los suscritos confirmamos a ustedes la intención reciproca y el acuerdo al que hemos llegado para suscribir y pagar ya sea por nosotros mismos o por las personas que designemos, un paquete de acciones de la sociedad anónima denominada X X X en formación (en adelante la Sociedad) de la cual ustedes son promotores, siempre que la intención aquí manifestada se perfeccione mediante un acuerdo integral sobre tal suscripción y pago, el cual deberá estar firmado antes del próximo 30 de diciembre de 2012"; b) "Mientras se celebra el contrato definitivo, manifestamos nuestra firme intención de continuar nuestras conversaciones, las cuales hasta el momento presentan los siguientes acuerdos y para lo cual efectuamos las siguientes declaraciones (...)". 17 "La intervención legal lejos de anularlas, parte de la premisa básica de la libertad económica y de la consiguiente libertad contractual. Esta libertad reconoce, como punto de partida por lo menos, en cada sujeto un centro de autonomía para celebrar o no celebrar un determinado contrato -lo que implica libre albedrio y autoresponsabilidad- y para definir su contenido, configurándose así el plan regulador y de distribución de riesgos entre las personas a quienes se aplica la regla contractual" (Corte Constitucional. Sentencia T-240 de 1993. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz). 201 Estudios de derecho privado prudencia constitucional, en criterios de justicia, objetividad, razonabilidad y no sobre proporcionalidad. Es precisamente el no querer quedar obligado lo que se busca riamos e: con la suscripción de una carta de intención, ya que esta, dentro de su variado la circun clausulado, en la mayoría de los casos contempla la denominada cláusula de no impide e vinculación {non binding rule) cuya finalidad exclusiva es la de establecer que los sus suscr suscriptores de la carta no quedan obligados o competidos a concluir o celebrar convenic el contrato final o definitivo, sin perjuicio, como se verá más adelante, de que que les p 18 queden obligados pero respecto de otros aspectos en la negociación. 41L 2) E l objeto y alcances de la negociación son otros de los elementos fun- no es otr damentales de una carta de intención, en la medida en que si quienes negocian ción con tienen absoluta certeza de cuál es el objeto contractual que se persigue, sus es- celebraci fuerzos se encaminarán hacia dicho propósito, lo que se traduce en evitar gastos son esenc innecesarios y en la agilidad y efectividad de la negociación. Además de que de de invalu cierta manera se podrá evitar la configuración de un error de hecho por la na- si bien p turaleza del acto o negocio o por la identidad del objeto, eliminando de esta convencí suerte la posibilidad de un vicio en el consentimiento de los contratantes que a a conoce; posteriori afecte de nulidad el contrato definitivo. dad en la 19 3) L a verificación y registro documental de cuáles han sido los avances ía i m p o n de la negociación, en el sentido de indicar qué temas se han discutido, a qué acuerdo í acuerdos puntuales se ha llegado, todo lo cual redunda a favor de la agilidad en áe un co la negociación, pues se evita repetir discusiones ya finiquitadas, y se empieza a delimitar el contenido que más adelante podría tener el contrato definitivo, ya que esos acuerdos puntuales probablemente hacia futuro se convertirán en las cláusulas o estipulaciones del acuerdo final, claro está, en el caso en que este llegue a celebrarse. Sin embargo, cabe advertir, de un lado, que esos acuerdos parciales habrán de versar sobre elementos accidentales del negocio jurídico y 1 8 "La libertad de empresa cede o debe concillarse con los valores y principios constitucionales de rango superior. Es posible que en un caso concreto, la negativa de una empresa a contratar, por su absoluta falta de justicia, objetividad, razonabilidad y proporcionalidad, no pueda ya ampararse en el margen amplísimo de discrecionalidad que al empresario garantiza la libertad de empresa, y ello sin duda se presenta cuando se vulneran de manera manifiesta, como se ha dicho, valores o principios constitucionales superiores a la libertad de empresa" (Corte Constitucional. Sentencia T-517 de 2006. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra). 1 5 Código Civil. Artículo 1510: " E l error de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre la espede de acto o contrato que se ejecuta o celebra; como si una de las partes entendiese empréstito y la otra donación; o sobre la identidad de la cosa específica de que se trata, como si en el contrato de venta el vendedor entendiese vender cierta cosa determinada, y el comprador entendiese comprar otra". 202 La carta de intención o el memorando de entendimiento no sobre elementos esenciales del mismo, pues de ocurrir esto último esta20 ríamos en presencia del contrato definitivo propiamente dicho; y del otro, que la circunstancia de que ya exista un convenio sobre un determinado punto no impide en manera alguna que con posterioridad y durante la negociación, entre sus suscriptores pueda variarse o modificarse el contenido o alcances de dicho convenio, pues ante todo ellos gozan de la autonomía de la voluntad privada que les permite actuar en tal sentido. 4) L a determinación de sobre qué puntos debe lograrse un acuerdo definitivo no es otra cosa que los asuntos o aspectos que quienes participan en la negociación consideran indispensables y relevantes para poder llegar a la conclusión o celebración del contrato definitivo o, dicho en otras palabras, los elementos que son esenciales para que se forme o se perfeccione dicho contrato. Esta mención es de invaluable importancia si se tiene en cuenta que pueden existir aspectos que, si bien por ley no son catalogados como elementos esenciales, por voluntad y convención de quienes negocian sí pueden adquirir tal carácter, por lo que darlo a conocer a la otra parte resulta de vital relevancia para evitar que con posterioridad en la negociación esta alegue que no conocía tal situación. Y ni qué decir de la importancia de consagrar sobre cuáles puntos esenciales deberá alcanzarse un acuerdo final, tratándose de una negociación encaminada a la celebración futura de un contrato atípico, pues al no estar en la ley determinados los elementos 21 2 0 Código Civil. Artículo 1501: "Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de su naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas, sin las cuales, o no produce efecto alguno, o degeneran en otro contrato diferente; son de la naturaleza de un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a un contraro aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales". 2 1 "46. La clasificación. Se dice que un acto jurídico es típico o nominado cuando ha sido parti- cularmente reglamentado por la ley, cuando el testamento, la compraventa, el arrendamiento, la sociedad, etc.; y se dice que es atípico o innominado cuando sus estipulaciones no encajan en ninguno de los anos legalmente reglamentados 1. 4 7 ' importancia de la clasificación. E n los actos jurídicos atípicos se refleja en su mayor alcance, el postulado de la autonomía de la voluntad privada, pues es en ellos donde los interesados, consultando su mejor conveniencia, determinan los efectos que ha de producir, su alcance, sus modalidades y condiciones, aunque las respectivas estipulaciones no se amolden a los actos patrones reglamentados por la ley. "bajo nuestro régimen jurídico- explica la corte suprema de justicia-, la ley reglamenta dertos tipos de contratos, lo cual no impide al tráfico moverse dentro de espedes de convenciones distintas que fatigan necesidades no previstas por el legislador, debido a que el obtiene sus materiales del pasado y se halla a menudo en retardo de los hechos económicos" (Ospina Fernández, Guillermo y Eduardo Ospina Acosta. Teoría general del contrato y del negocio jurídico. Bogotá: Temis, 2000. 50). 203 Estudios de derecho privado esenciales de un negocio jurídico de tal carácter, habrá de estarse a lo que los potenciales contratantes consideren esencial para sus propios intereses, y de allí la significación de consignarlo en la carta de intención. 5) Las reglas de conducta o comportamiento en la negociación constituyen uno de los elementos más importantes de las cartas de intención, puesto que a través de dichas reglas es que las partes pueden precaver o minimizar el acaecimiento de los riesgos de la negociación que pueden originar daños y perjuicios ¿une * a.ws . •'W.'ii'a para quienes participan en la misma. Se trata de estipulaciones de distinta naturaleza, que en ciertos casos imponen obligaciones propiamente dichas a los que negocian, como: la de suministrar información durante la negociación, la de no ¡se— +.*sm- J V divulgar la información recibida (confidencialidad), ia de no hacer pública la negociación, la de no discutir temas ya acordados, la de no negociar mientras se adelante la negociación con un tercero sobre un mismo objeto contractual (exclusividad), la de asumir ciertos gastos en la negociación como los derivados de un procedimiento de duediligence, la de división de gastos o asunción en cierto 11 porcentaje de los mismos ante la hipótesis del fracaso de la negociación, la de no retirarse de la negociación de manera injustificada e intempestiva, entre otros. Igualmente, la carta de intención plasma las condiciones bajo las cuales se desarrollará el proceso negociador, como el negociar con base en un precio indicativo de venta que es susceptible de ajustes o modificaciones, el adelantar un procedimiento de duediligence estableciendo de qué manera y a cargo de quién correrá dicho procedimiento, el fijar una fecha estimada para la celebración del contrato definitivo, el fijar la ley aplicable y la jurisdicción competente para la resolución de conflictos emanados de la carta, etc. C o n fundamento en lo hasta aquí expuesto, podemos definir a la cana de intención o memorando de entendimiento de la siguiente manera: es un do- 2. Otarán o menorai ¡Dijimos que que quienes I acuerdo o coi para hacer m; puedan ser ii cores únicam las reglas de c vean compre rstirarse de L haga por cau v atendiendo C o r » Consci • uiticia- obie La no oí 2 2 " E l origen del término duediligence, en el contexto legal en que se analiza en este capítulo, en rela- ción con transacciones comerciales, podría tener su origen en los Estados Unidos en la Sección 11 (b) (3) del SecuritiesAct de 1933, si bien este origen es bastante discutido. E n cualquier caso, esta expresión se ha ampliado internacionalmente para incluir cualquier tipo de investigación sobre los riesgos o contingencias que se pueden adquirir en relación con la adquisición de una sociedad o de activos de la misma en un contexto comercial, con financiaciones y con investigaciones precontractuales en general. E n otras palabras, el duediligence es un proceso de investigación necesario antes de contraet o llevar acabo cualquier tipo de compromiso o inversión financiera de importancia o, en otras palabras, en el contexto propio de una adquisición privada, la expresión de duediligence trata de aludir al proceso de búsqueda de información llevada a cabo por un comprador, tan pronto como sea posible una vez iniciadas las negociaciones, para evaluar los riesgos de la compañía que se adquiere y su situación económico financiera" (Alvarez y Carrasco, ob. cit., 145). 204 ci2MS'¿iá de r cuereo de ia La carta de intención o el memorando de entendimiento cumento escrito que se suscribe en la etapa de negociación o precontractual, originado de forma unilateral o bilateral, en el que se consigna la intención, voluntad o deseo de iniciar o continuar una negociación, el objeto y alcances de la misma, los avances de esta en los casos en los que ha empezado con anterioridad a la firma del documento, los puntos sobre los cuales habrá de lograrse un acuerdo definitivo, las reglas de conducta que deberán observar los firmantes en la negociación y las condiciones a las que se sujetará su desarrollo. Documento cuya nota determinante y diferenciadora es que los suscriptores no quedan obligados a la conclusión o celebración del acuerdo o contrato definitivo, sin perjuicio de que asuman obligaciones durante la negociación pero respecto de asuntos de otra naturaleza. 2. El carácter no vinculante de la carta de intención o memorando de entendimiento Dijimos que la nota determinante y diferenciadora de dichos documentos es que quienes los suscriben no quedan obligados a la conclusión o celebración del acuerdo o contrato definitivo. E n consecuencia, conservan su autonomía privada para hacer manifestaciones y desplegar conductas en la negociación sin que estas puedan ser interpretadas como compromisos o actos vinculantes. Los suscriptores únicamente están obligados a negociar, en acatamiento y observancia de las reglas de conducta y condiciones pactadas en el documento, sin que por ello vean comprometida su libertad contractual, pudiendo en un determinado caso retirarse de la negociación y decidir no celebrar el contrato, siempre que ello se haga por causas justificadas que la misma carta de intención puede contemplar, y atendiendo los criterios jurisprudenciales a los que ha hecho referencia nuestra Corte Constitucional para fundamentar la decisión de no contratar, valga reiterar, justicia, objetividad, razonabilidad y proporcionalidad. L a no obligatoriedad en el sentido antes referido se consigue con la llamada cláusula de no vinculación (non binding rule), estipulación que se plasma en el cuerpo de la carta de intención, y cuya función principal es la de determinar que los firmantes no quedan obligados a la celebración del contrato definitivo por el hecho de la firma de la carta. Dicha cláusula además cumple el papel de calificar las demás estipulaciones del documento, señalando cuáles tienen carácter vinculante y cuáles no, lo que reviste significativa importancia para efectos de la responsabilidad que se derive del incumplimiento de las estipulaciones, pues, si se trata del desconocimiento de una cláusula vinculante, no cabe duda de que 205 Estudios de derecho privado estamos en presencia de un incumplimiento de carácter contractual respecto de esa específica cláusula. Pero no solo califica la cláusula de no vinculación estipulaciones escritas del instrumento, sino también conductas y manifestaciones posteriores de las partes en la negociación, con el objeto de establecer que las mismas no podrán considerarse como vinculantes, pues para llegar a ello se tendrá que haber concluido 23 o celebrado el contrato final. Como ejemplos de cláusulas de no vinculación podemos mencionar las siguientes: "Salvo por las obligaciones contenidas en los apartados 4 (confidencialidad) y 5 (período de vigencia y exclusividad) que tienen carácter vinculante, el resto del contenido de la presente carta carece de fuerza obligatoria alguna, estando destinado afijarel marco de las futuras negociaciones entre [...] y Ud. tendientes a la eventual ejecución de la TRANSACCIÓN". "Este Memorando de Entendimiento simplemente constituye una declaración de las intenciones mutuas de las partes con respecto a su contenido y cada parte declara a la otra que: (i) esto no constituye una obligación vinculante para ningún lado; (n) Esto no crea ningunos derechos a favor de una u otra parte; (ui) Para evitar la duda y sin limitar lo arriba indicado de cualquier modo, este Memorando de Entendimiento no impone ningún compromiso a las partes para seguir con el Acuerdo". Ahora bien, surge un primer interrogante en punto de la cláusula de no vinculación, y es si la misma resulta admisible para el derecho colombiano. E n principio, y considerando que dicha cláusula comporta una declaración de voluntad, la respuesta sería negativa, en aplicación de lo dispuesto en el artículo 1517 del Código Civil, en razón a que este precepto daermina que "toda declaración 2 3 " E n este punto puede afirmarse que una de las más importantes funciones de la carta de inten- siones es su fuerza calificatoria de las conductas de las panes. Ambos firmantes se declaran de acuerdo (y esto mismo constituye a dicho acuerdo como contrato perfecto) que los términos de la carta, las manifestaciones posteriores o las conductas negociadoras no serán valoradas por ninguna de las partes como vínculos contractuales, hasta que se produzca el contrato final escrito. La calificación no se produce, pues, en el terreno de los hechos, sino de las categorías jurídicas: no es que las palabras y conductas no puedan ser interpretadas por la otra pane como acuerdos o como conducta vinculante, sino que por contrato ambas panes acuerdan que dichas palabras y conductas no deben ser interpretadas de esta suerte. Y solo el contrato es capaz de terminar con la natural incenidumbre de los hechos" (Álvarez y Carrasco, ob. cit., 96). 206 La carta de intención o el memorando de entendimiento tai respecto de de voluntad debe tener por objeto una o más cosas, que se trata de dar, hacer o no hacer". Como la comentada cláusula no genera prestaciones de dar, hacer o íes escritas del no hacer, sino que sencillamente cumple una labor interpretativa y calificadora ss de las partes de las estipulaciones de la cana de intención y de las conductas o manifestaciones podrán consi- de quienes la suscriben, la conclusión a la que se llegaría es que la misma no es ber concluido admisible bajo la ley colombiana. Sin embargo, acudiendo al inciso final del artículo 1518 del citado Código, que contempla como objeto de declaración de voluntad a los hechos, siempre y cuando estos sean física y moralmente posibles, mencionar las tenemos que colegir que la cláusula de no vinculación sí es válida frente a nuestro ordenamiento legal. Esto es así porque la propia calificación que la misma iencialidad) realiza en el sentido de que las partes no quedan obligadas a contratar, debe ser aculante, el considerada como un hecho y, por consiguiente, como objeto de declaración de oria alguna, voluntad, pues la referida estipulación es físicamente posible por no contrariar entre [...] y las leyes de la naturaleza, y moralmente posible porque no está prohibida por la ley, no va en contra de las buenas costumbres ni del orden público. 24 : una decla- U n segundo interrogante apunta a dilucidar si la cláusula de no vinculación i contenido es inmodificable por quienes la suscriben, o si estos pueden apartarse con pos- . obligación terioridad de la misma. Sobre este punto vale la pena traer a colación la regla de :hos a favor interpretación de los contratos contenida en el inciso tercero del artículo 1622 ha indicado del Código C i v i l , que prevé que una cláusula contractual puede ser interpretada >one ningún "por la aplicación práctica que hayan hecho de ellas ambas partes, o una de las 25 partes con aprobación de la otra parte". C o n relación a esta regla de interpretación, la jurisprudencia arbitral ha iáusula de no considerado que: > colombiano, declaración de ) en el artículo 2 4 x k declaración Si consideramos que, de acuerdo con la doctrina de la Corte Constitucional, contenida en la Sentencia C-083-99, "el orden público implica que esté involucrado un inrerés general o colectivo, que por ende justifique la intervención del Estado para mantener el orden y garantizar la equidad en las relaciones económicas, evitando los abusos y arbitrariedades que se puedan presentar en perjuicio de la comunidad", s la carta de irtten- debemos concluir que la consagración de la cláusula de no vinculación en una carta de intención no involucra "j de acuerdo (vesto en manera alguna un interés general o colectivo, sino única y exclusivamente los intereses de los participantes .as manifestaciones en la negociación, por lo que dicha cláusula resulta moralmente posible de conformidad con lo previsto en o vínculos contrac- el inciso final del artículo 1518 del Código Civil. en ei terreno de los 2 5 Si bien en principio el inciso tercero del artículo 1622 del Código Civil, no seria aplicable a r.terpretadas por la la carta de intención, por no ser este instrumento un contrato, en nuestro concepto resulta aplicable por irtes acuerdan que virtud de lo dispuesto en el artículo 822 del Código de Comercio, el que entre otras cosas establece que a los 5 capaz de terminar negocios jurídicos mercantiles les es aplicable las normas de interpretación de los actos o contratos previstas en el Código Civil. f 207 Estudios de derecho privado Si bien en el presente caso el debate no gira alrededor de una estipulación TEi**-*** cuyo alcance no sea claro, sino de una situación en la que las partes se sepa- .» ^ raron de una preceptiva contractual, el Tribunal es de la opinión de que de ._ . * 4 U la anterior disposición se desprende, sin lugar a dudas, que bien pueden las partes de un contrato apartarse de manera expresa o tácita del texto literal de alguna o algunas de sus cláusulas, aplicándolas en la práctica de la mejor ^ manera que ellas lo consideren, sin que por ello las violen o las desconozcan. De hecho, del artículo trascrito se desprende también que el alcance, contenido y efectos reales que las partes quisieron ciarle a una cláusula de un contrato cualquiera, inclusive, ajuicio del Tribunal, el de sociedad, se podrá determinar en función de la aplicación práctica que las partes hayan hecho de ella, aún si dicha aplicación es contraria a lo que primafacie se desprende del texto contractual mismo, caso en el cual ha de primar el sentido que se deduzca de la conducta real de dichas partes, más aún si, como en el presente a^raÉWS»"* caso, dicha conducta no es ocasional sino recurrente y reiterada a lo largo de un largo lapso de tiempo. , „ ^ 26 , -TBOU- Compartimos la tesis del tribunal de arbitramento en el sentido de que del inciso tercero del artículo 1622 del Código Civil se desprende que las partes pueden apartarse, expresa o tácitamente, por una conducta o manifestación de voluntad, de una cláusula convencional, para los fines del presente estudio de la cláusula de no vinculación consignada en una carta de intención, por lo que se concluye que esta última sí puede ser modificada por quienes la suscribieron e incluso apartarse de ella. Es por tal razón que se sugiere que en la redacción de la comentada cláusula se establezca de forma expresa que la misma no podrá ser modificada ni las partes apartarse de ella, si no es de común acuerdo entre las mismas y siempre que ello conste por escrito. D e lo contrario, se correrá el riesgo de que una conducta posterior en la negociación pueda ser entendida como un acto vinculante para los interesados. 2 6 Laudo Arbitral. Genser General Limitada y Laboratorios Smart S A E n reestructuración vs. Camilo Berna! Prieto. Septiembre 21 de 2007. Arbitros: Carlos Gustavo Arrieta Padilla, Humberto de la Calle Lombana y Jaime Humberto Tobar Ordóñez. 208 «, S La carta de intención o el memorando de entendimiento estipulación rtes se sepa•n de que de i pueden las texto literal 3. Importancia y relevancia práctica de la carta de intención Entre las variadas razones por las cuales resulta conveniente en un proceso de negociación suscribir una carta de intención podemos mencionar las siguientes: a. Elriesgode la vinculación o por conductas inequívocas. de quienes negocian, por manifestaciones verbales Si se tiene en cuenta que de acuerdo con el artículo . de la mejor 824 del Código de Comercio los comerciantes pueden expresar su voluntad de s desconoz- contratar u obligarse, entre otras formas, verbalmente o de cualquier otro modo s el alcance, inequívoco. E n un proceso de negociación tales circunstancias generan riesgos tusula de un para quienes participan en él, pues sus conductas o manifestaciones pueden ser 27 ad, se podrá interpretadas en el sentido de querer quedar obligados. Es por ello que a través layan hecho de la firma de una carta de intención se puede evitar dicho riesgo, mediante un e desprende pacto expreso entre los interesados en el que se establezca que sus conductas y "¡tido que se manifestaciones en ningún momento pueden ser entendidas como la voluntad i el presente de querer celebrar el contrato definitivo. ia a lo largo b. La diversidad doctrinaly jurisprudencial en cuanto al tipo de responsabilidad que se genera en la etapa precontractual. Ante el hecho de que los participantes en una negociación solo están amparados por el principio de buena fe en la etapa ido de que del precontractual a que se refiere el artículo 863 del Código de Comercio y por que las partes los deberes de conducta derivados de dicho principio; y considerando que en nifestación de doctrina y jurisprudencia a lo largo de los años no ha existido uniformidad 28 29 e estudio de la , por lo que se 2 7 Código de Comercio. Artículo 824. "Los comerciantes podrán expresar su voluntad de contratar suscribieron e u obligarse verbalmente, por escrito o por cualquier modo inequívoco. Cuando una norma legal exija i redacción de determinada solemnidad como requisito esencial del negocio jurídico, éste no se formará mientras no se a no podrá ser iiene tal solemnidad". erdo entre las )rrerá el riesgo dida como un 2 8 " E n cuanto a la naturaleza de la responsabilidad derivada de la mala fe en las negociaciones precontractuales la doctrina se encuentra dividida: algunos, acudiendo a uno de los clásicos criterios estructurados a efectos de diferenciar la responsabilidad contractual con la extracontractual, cual es el momento de surgimiento del contrato, expresan que mientras no haya nacido el mismo, todo daño que se cause deberá ser reparado por las vías de la responsabilidad civil aquiliana o extracontractual. Otros, por el contrario, piensan que el deber de actuar de buena fe en este período se puede equiparar a obligaciones específicas, y por tanto la responsabilidad originada es contractual" (Oviedo Albán, Jorge. " L a formación del contrato de compraventa internacional de mercaderías". Estudios de derecho mercantil internacional. Bogotá: Ibañez, 2009). 2 9 "3. La situación referida por el censor impone clarificar la naturaleza de la responsabilidad que se origina a partir de lo previsto en el canon 863 del Estatuto Mercantil, el cual establece que '[l]as partes deberán proceder de buena fe exenta de culpa en el período precontractual, so pena de indemnizar los perjuicios que ¡estructuración vs. se causen', y acorde con ello determinar los factores que deben ser tenidos en cuenta para el resarcimiento Í. Humberto de ia del daño. "a. Doctrinariamente se ha identificado que sobre esa temática existen dos criterios: el primero alude a 209 Estudios de derecho privado de criterios en cuanto al tipo de responsabilidad que se genera en el período precontractual (pues hay quienes opinan que se trata de una responsabilidad extracontractual por no existir aún contrato, y otros que consideran que el deber de obrar de buena fe debe entenderse como cierto vínculo obligacional que por ende origina responsabilidad contractual), la suscripción de una carta de intención viene a delimitar para ciertos asuntos lo que se considera obligatorio y por ende sujeto a responsabilidad contractual, con lo cual quedan por fuera de esta clase de responsabilidad todos los demás aspectos de la negociación que no estén amparados por cláusulas vinculantes. Así, la carta de intención contribuye a establecer la responsabilidad de quienes negocian, evitando que estos se vean enfrentados a la disparidad de criterios del inrérprete o del juzgador en punto de la clase de responsabilidad emanada del tantas veces citado artículo 863 del Estatuto Mercantil. c. La conversión de simples deberes de conducta derivados del postulado de la buena fe precontractual a obligaciones propiamente dichas. Si se adelanta una ñe- que las circunstancias que en la fase 'precontractual o en los tratos preliminares' puedan ocasionar daño quedan subsumidos en supuestos propios de la 'responsabilidad extracontractual', en razón de no haberse formado el contrato, y el segundo refiere a que cuando aquellos actos comportan un contenido de carácter obligacional, los eventos de incumplimiento que causen perjuicios se adecúan a hipótesis de 'responsabilidad contractual'. " - La jurisprudencia de esta Corporación se ha orientado por la primera tesis y al respecto en sentencia b de 12 de agosto de 2002 exp. 6151, comentó: 'En las oportunidades en que la Corte ha tratado el punto, ha optado por la teoría extracontractualisia. Así lo expuso en la sentencia de 11 de mayo de 1970 cuando anotó: Así entendida la responsabilidad contractual, su denominación tradicional resulta impropia, como quiera que el vínculo obligatorio que ella presupone puede emanar de fuentes distintas de los contratos. Pero, en todo caso, el concepto de la misma circunscribe el campo de su operancia, cual es el de la ejecución de las obligaciones. Con otras palabras, cuando de ella se trata, el punto de partida de la valoración jurídica pertinente se encuentra en el momento en que la obligación ya nacida se ha hecho exigible y debe ser ejecutada. Más aún, en nuestro sistema la responsabilidad contractual sólo comienza, en punto de obügaciones positivas, cuando el deudor está en mora de cumplir' (art. 1615). Infiérese de lo dicho que son cuestiones ajenas a esta especie de la responsabilidad aquellas que tocan con situaciones que se hayan presentado antes o al tiempo de formación de la obligación cuyo incumplimiento ellas sancionan, v. gr., la cuestión tocante con la conducta observada por las partes en la etapa precontractual, el dolo o la culpa in contrahendo en que ellas hubieran incurrido entonces, etc., temas estos que encuadran en las regulaciones propias de la responsabilidad extracontractual o aquiliana. [2] 'Posteriormente en sentencia de 28 de junio de 1989, reiteró la tesis diciendo: 'durante el decurso de tales actos, tratos o conversaciones las panes están ligadas por unas reglas jurídicas tendientes a asegurar una cieña protección contra la mala fe o la ligereza de su contraparte, pues no pueden considerarse vinculadas por un contrato hasta que no se haya producido el consentimiento respectivo; por ello, los mecanismos de la responsabilidad extracontractual pueden ser utilizados para impedir que una pane abuse de su libertad para concluir o no el contrato proyectado, en daño de aquella otra cuyo interés ha sido solicitado por ella'" (Cone Suprema de Justicia, sala de Casación Civil. Sentencia de 5 de julio de 2011. Refi exp. 19001 -3103-003-2000-00183-01. M.P. Ruth Marina Díaz Rueda). 210 La carta de intención o el memorando de entendimiento gociación sin que medie una carta de intención, asuntos como el no divulgar la información recibida, el informar al otro participante en la negociación del cambio de circunstancias que puedan afectar el curso de las conversaciones, el no negociar de manera paralela con un tercero sobre el mismo objeto contractual, el no retirarse de la negociación sin motivo alguno y de forma intempestiva, se sujetan a la observancia de meros deberes de conducta emanados de la buena fe, y cuyo desconocimiento dará lugar a una responsabilidad extracontractual si se acoge la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia. E n tanto que si la negociación se adelanta a merced de una carta de intención, tales asuntos dejan de considerarse como deberes de conducta para pasar a adquirir el estatus de obligaciones, por lo cual su incumplimiento dará origen a una responsabilidad contractual. Y es que desde el punto de vista de la carga de la prueba, en uno y otro caso, la situación es diferente. Pues mientras que en el evento de la responsabilidad extracontractual el afectado por la violación de un deber de conducta está obligado a demostrar la culpa de quien infringió dicho deber, en la hipótesis de la responsabilidad contractual el afectado solo está obligado a comprobar que el otro suscriptor de la carta de intención incumplió una de las cláusulas vinculantes. d. La seriedad en la negociación. 30 E n la medida en que se cuente con una car- ta de intención, existirá entre quienes negocian una confianza de que sí se está tratando con alguien correcto, de buena fe, lo que impulsará a los potenciales contratantes para empezar o continuar con la negociación, con las inversiones y esfuerzos que ello implica. e. Elfacilitar la prueba de que sise estaba negociando. E l contar con una carta de intención contribuye con la demostración de que entre dos sujetos sí se estaban adelantando negociaciones. Esto naturalmente redunda en beneficio de un eventual proceso judicial en el que se pretenda hacer valer la responsabilidad de aquella parte en la negociación que con su acción u omisión hubiere causado daños o perjuicios al otro negociador. 3 0 "2. Entre las dos responsabilidades existiría una diferencia esencial en cuanto a la carga de la prueba: El acreedor de una obligación contractual solo debería probar la inejecución del contrato; en cambio, el acreedor de una obligación delictual tendría que demostrar la culpa del deudor. O , en otros términos, la carga de la prueba, en este último caso, correspondería al acreedor; no así en el terreno contractual, en el cual el deudor, para liberarse, estaría forzado a comprobar que el incumplimiento se debió a fuerza mayor o a culpa del acreedor" (Pérez Vives, op. cit., 62). 211 Estudios de derecho privado 4. Diferenciaciónfrentea otras figuras Es muy común en la práctica negocial que las cartas de intención por su propia redacción se confundan con otras figuras. Esta situación se agrava cuando es la propia doctrina la que, refiriéndose a sus modalidades, les dan el calificativo de cartas de intención como precontrato. E n efecto, si admitiéramos que la carta 31 de intención fuera un precontrato, y por este entendiéramos lo que ha entendido la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, o lo que han entendido autores como Alvaro Pérez Vives, llegaríamos a la equivocada e inconveniente 32 conclusión de que la carta de intención se puede equiparar a un contrato de promesa, a un contrato de opción o a una oferta de negocio jurídico. Sin embargo, como se explicará a continuación, la carta de intención no puede confundirse con ninguno de dichos negocios o actos jurídicos. a. No puede confundirse con un contrato de promesa en la medida en que este, de una parte, debe determinar de tal suerte los elementos esenciales del contrato prometido y que para su perfeccionamiento solo falte la tradición de la cosa o las formalidades legales; y, de otra, origina para los contratantes la obligación 33 de celebrar un contrato futuro en el caso de que acaezca un plazo o condición. E n cambio, en la carta de intención no están determinados los elementos esenciales del negocio que quiere celebrarse a posteriori, pues precisamente la negociación busca delimitar esos elementos; además de que los suscriptores de la misma no 3 1 Gustavo Calbinho, citando aWaisman señala: "Si se entiende que un precontrato 'es un contrato en el que las partes se obligan a celebrar otro', al igual que ocurre con la cana de intención, este tiene una existencia condicional. Sin embargo, 'entre uno y otro caso, sin embargo, existen (sic) una diferencia fundamental: en el caso de un precontrato el cumplimiento de la condición implica la obligación de celebrar el contrato de fondo; en el caso de una carta de intención propiamente dicha la condición es precisamente el perfeccionamiento del acuerdo final, y el acaecimiento de la condición solo agrega el nacimiento de obligaciones específicas'". 3 2 " E n cambio, el precontrato no presupone necesariamente aceptación de la oferta. E l imperio de sus reglas cubre esa zona imprecisa que va desde las simples operaciones preliminares hasta la celebración del contrato. Hablar de precontrato 'precontrato' y de 'responsabilidad precontractuaT, implica referirse a la oferea, a la policitación, con o sin aceptación, con o sin acuerdo de voluntades, siempre que no se trate, ni de simples negociaciones preliminares, ni de una 'promesa de contrato' o de una 'opción De modo, pues, que el estudio del 'precontrato' implica el análisis de la oferta, de su valor jurídico, de su aceptación, de la responsabilidad precontractual, y de otros temas vinculados con los anteriores" (Pérez Vives, ob. cit., 60). 3 3 Ley 153 de 1887. Artículo 89: "La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna, salvo que concurran las circunstancias siguientes: (...) 4. Que se determine de tal suene el contrato, que para perfeccionarlo solo falte la tradición de la cosa o las formalidades legales". ZI2 •fe La carta de intención o el memorando de entendimiento quedan obligados a celebrar el contrato definitivo, pues ello dependerá de diversos factores. b. No puede confundirse con un contrato de opción en la medida en que en este, de un lado, también deben fijarse los elementos esenciales del contrato sobre el cual versa la opción; y, del otro, también se genera para quien concede 34 la opción la obligación de celebrar el contrato en el evento de que el beneficiario haga uso de la misma. Mientras que, tal como ya se manifestó, en la carta de intención no se determinan los elementos esenciales del negocio jurídico que más adelante se puede celebrar, pues los mismos habrán de ser definidos en la negociación, amén de que ninguno de los suscriptores queda obligado a celebrar el contrato definitivo. c. No puede confundirse con la oferta de celebrar un negocio jurídico 35 ia en que pues esta también por exigencia legal debe consignar los elementos esenciales s del con- del negocio que se ofrece realizar, y debe plasmar la voluntad inequívoca del de la cosa oferente de querer quedar obligado con la aceptación de la misma. E n tanto que biigación en la carta de intención, tal como se ha dicho reiteradamente, no se consignan ición. E n elementos esenciales del negocio definitivo, así como tampoco se da la intención :senciales de los firmantes de celebrar un contrato final, sino la simple intención o deseo *ociación de iniciar una negociación o continuar con una que ya venía en curso. lisraa no un contrato 34 "2. Siendo pues tan deficiente la normación positiva específica del llamado contrato de opción, te tiene una su amparo legal y su regulación tienen que encontrarse en la que trae el Código Civil en forma genérica erencia fun- para toda convención lícita. Y dentro de esta concretamente la Ley 153 de 1887, artículo 89, que antes e celebrar el que la Ley 51 precitada incorporó en nuestro derecho la promesa de contrato y la consagró como fuente de ¿sámente el obligaciones pero solo excepcionalmente, cuando concurran en ella las circunstancias que en esa disposición o de obliga- se determinan. Precisamente, como la prueba de la opción, o de la promesa unilateral, al amparo legal del Imperio de artículo 23 de la Ley 51 de 1918 resultaría muy difícil y hasta imposible en la mayoría de los casos, desde celebración luego que sería utópico pensar que el deudor le preparase a su acreedor la demostración de sus derechos, ¿ referirse a ; se trate, ni nodo, pues, ación, de ia •. cit., 60). para eludir esta dificultad probatoria, la doctrina y la jurisprudencia, al unísono, han hecho de la promesa unilateral de venta un acto solemne, rodeado de las formalidades propias que se requieren para lo que es en verdad, una promesa de venta, en el que deben quedar claramente determinados los elementos del contrato sobre el cual versaron las reflexiones del deudor" (Murcia Bailen, Humberto. Adición al voto en Sent. ago. 9/85, Cas. Civil). 3 5 Código de Comercio. Artículo 845: "La oferta o propuesta, esto es, el proyecto de negocio jurídico :ion alguna, que una persona formule a otra, deberá contener los elementos esenciales del negocio y ser comunicada al •.o.quesara destinatario. Se entenderá que la propuesta ha sido comunicada cuando se utilice cualquier medio adecuado para hacerla conocer del destinatario". 213 Estudios de derecho privado 5. Valor jurídico de la carta de intención E n este punto nos parece acertado seguir lo expresado por el profesor portugués Dário Moura Vicente en los siguientes términos: Se trata de actos preparatorios, en los cuales una o ambas partes asumen ciertos compromisos con vistas a la celebración futura del contrato. A su respeto (sic) se plantea la cuestión de saber cuál es el sentido con que tales actos deben valer jurídicamente. Para dilucidarla hay que determinar si las partes quisieron vincularse inmediatamente a lo que en ellos quedó consignado (aunque tal vez sin observancia de la forma requerida) o una vez verificada cierta condición a la que subordinaron sus efectos (u g. su aprobación por cierto órgano social de una de ellas, por un ente administrativo que la tutele o por una instituciónfinancieraque se proponga facultar los capitales necesarios a la ejecución del negocio); si, por el contrario, los tomaron como simples acuerdos parcelares o proyectos negocíales y sujetaron la conclusión del contrato a la obtención de consenso sobre ciertos puntos en ellos no incluidos, que una o ambas consideraron esenciales, o a ulteriores estudios y negociaciones; o, por último, si solamente previeron la creación de específicos deberes precontractuales de conducta {v. g. el de sigilo en cuanto a ciertas informaciones transmitidas durante los preliminares del negocio o el de no conducirlo a negociaciones paralelas con terceros) o la concreción y el refuerzo de aquellos que ya derivaban de la ley aplicable (como, por ejemplo, el de no intetrumpir las negociaciones sin justificación). El problema de la eficacia jurídica de dichos instrumentos de negociación se convierte así, fundamentalmente, en una cuestión de interpretación de la voluntad de las partes. 36 Acerca de las alternativas del posible valor jurídico de las cartas de intención a que alude el citado autor, las mismas resultan lo suficientemente ilustrativas, por lo que nos abstenemos de hacer más reflexiones al respecto. Solo nos queda decir que en el derecho colombiano la interpretación de dichos documentos podrá realizarse a la luz de lo consagrado en el Título x m del Libro Cuarto del Código Civil, artículos 1618 y siguientes, en lo que resulte compatible con las cartas de intención. Así, por ejemplo, será aplicable la regla de interpretación por Moura Vicente, ob. cit. 214 La carta de intención o el memorando de entendimiento virtud de la cual, conocida claramente la intención de los contratantes, para el caso en estudio los suscriptores de la carta, se estará a ella más que a lo literal de las palabras. Lo que no resultará aplicable para la interpretación del comentado 37 instrumento es la regla prevista en el inciso primero del artículo 1622 del citado Código, conocida también como el postulado de la normatividady la unidad 38 de los contratos, toda vez que sin perder de vista que una carta de intención 39 consigna declaraciones de diversa naturaleza, algunas de ellas vinculantes y otras no, no podrán interpretarse unas cláusulas por otras, o lo que es lo mismo, no podrá realizarse una interpretación sistemática del documento como un todo, pues precisamente se requiere lo contrario, esto es, analizar e interpretar cláusula por cláusula y declaración por declaración, a efecto de dilucidar el sentido de cada una de ellas. Razón les asiste a los profesores Álvarez Arjona y Carrasco Perera, cuando afirman que: L a Carta de Intenciones es plenamente divisible en sus efectos jurídicos. De hecho, no existe un efecto jurídico propio de las Cartas de Intenciones. Pueden existir erectos dispares según estemos ante una declaración de in~ tensiones o un compromiso vinculante, ambos formando parte de la Carta como soporte documental. Por eso, no tiene sentido jurídico, y manifiesta impropiedad en el lenguaje, contraponer precontrato (o contrato) a Carta de Intenciones, o de hablar del efecto jurídico de una Carta de Intenciones. 3 7 40 Código Civil. Artículo 1618: "Conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a ella más que a lo literal de las palabras". 3 8 Código Civil. Artículo 1622: "Las cláusulas de un contrato se interpretarán unas por otras, dándosele a cada una el sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad". 3 5 "Es necesario señalar, en primer término, que la interpretación de los contratos pretende fun- damentalmente desentrañar la voluntad real de las partes, para lo cual resulta necesaria una integración auténtica y sistemática de las cláusulas del contrato. Este planteamiento evidencia el carácter ilógico que revisten ciertos esfuerzos interpretativos que al descontextualizar una determinada cláusula de su entorno normativo, o al buscar la eventual inclusión de cuestiones claramenre ajenas a la voluntad expresa de las partes en ejercicio de la labor interpretativa de los jueces, desconocen la palabra empeñada" (Laudo Arbitral Constructora Mazal Ltda. Vs Inversiones GBS Ltda. Marzo 15 de 2001). 4 0 Alvarez y Carrasco, ob. cit., 111. 215 Estudios de derecho privado 6. Responsabilidad que puede generarse de las cartas de intención Como ya se ha mencionado en apartados precedentes, la carta de intención contiene estipulaciones de carácter vinculante que deben tenerse por verdaderos contratos con todos los efectos que de ello se derivan, por lo cual su incumplimiento dará lugar a una responsabilidad contractual. Y contiene a su vez estipulaciones no vinculantes, respecto de las cuales, y respecto de aquellos asuntos no amparados por cláusulas obligatorias, lo que procederá será una responsabilidad precontractual derivada del desconocimiento de un deber de conducta, particularmente del principio de la buena fe en el período precontractual consagrado, como se ha indicado a lo largo del presente estudio, en el artículo 863 del Código de Comercio. 7. Conclusiones Como conclusiones del presente trabajo, tenemos: a. L a carta de intención se erige en un documento de significativa relevancia en la negociación de contratos de considerable cuantía o complejidad. b. E n dicho documento se consigna la intención o deseo de iniciar o continuar una negociación, el objeto y alcances de la misma, sus avances, los puntos sobre los cuales habrá de buscarse un acuerdo definitivo, y las reglas de conducta y condiciones a las que deberán sujetarse las partes en la negociación. c. L a nota determinante y diferenciadora de dichos documentos la constituye su carácter no vinculante en cuanto a no quedar los suscriptores obligados a celebrar el contrato definitivo, conservando así su libertad contractual y la posibilidad de ejercerla sin que sus conductas o manifestaciones puedan ser tenidas como actos vinculantes. d. L a cláusula de no vinculación resulta válida frente a la ley colombiana y puede ser objeto de modificación o incluso quienes la suscriben pueden apartarse de ella. e. Como funciones de la carta de intención se cuentan: el evitar que manifestaciones verbales o conductas inequívocas puedan ser interpretadas como actos vinculantes; contribuir con la definición de la responsabilidad de quienes negocian, evitando que deban enfrentarse a la disparidad de criterios en cuanto al tipo de responsabilidad emanada del principio de la buena fe precontractual del artículo 863 del Código de Comercio; La carta de intención o el memorando de entendimiento posibilitar que simples deberes de conducta derivados de la buena fe se conviertan en verdaderas obligaciones, con las consecuencias que de ello se origina en cuanto a la carga de la prueba; darle seriedad a la negociación; y, finalmente, facilitar la demostración de que entre los sujetos sí existió una negociación. i L a carta de intención no se puede confundir con figuras como la promesa, la opción o la oferta, pues en estos actos o negocios jurídicos ya están definidos los elementos esenciales del contrato futuro, y en las dos primeras se asume la obligación de celebrar el contrato, en tanto que en la segunda el oferente manifiesta su intención de querer quedar obligado con la aceptación. Por su parte, en la carta de intención no se plasman los elementos esenciales del negocio futuro, pues a estos se busca delimitarlos en la negociación, ni tampoco se asume la obligación de concluir el contrato aposteriori. g. E l valor jurídico de la carta de intención dependerá de lo que hubiesen querido las partes, para lo cual se habrán de aplicar las reglas de interpretación de los artículos 1618 y siguientes del Código Civil en lo que resulte compatible. Sin embargo, y como quiera que la carta de intención recoge un conjunto de declaraciones de diversa índole, algunas con contenido obligacional y otras no, no se podrá aplicar la regla de interpretación sistemática prevista en el inciso primero del artículo 1622 del Código Civil, sino que en la interpretación de la carta deberá analizarse cláusula por cláusula y declaración por declaración. h. L a responsabilidad de quienes participan en la negociación dependerá en parte de lo que se establezca en el documento, pues si se trata de cláusulas vinculantes se estará en presencia de una responsabilidad contractual, mientras que para los demás asuntos no amparados por dichas cláusulas se hará valer una responsabilidad precontractual con fundamento en el artículo 863 del Código de Comercio. Bibliografía Aljure Salame, Antonio. El contrato internacional. Universidad del Rosario/Legis Editores, 2011. 141. Álvarez Arjona, José María y Ángel Carrasco Perera. Fusiones y adquisiciones de empresas. Gómez - Acevedo &Pombo Abogados, Thomson Aranzadi, 2004:88 217 Estudios de derecho privado Calvinho, Gustavo. "La carta de intención y el memorándum de entendimiento". Revista Internacional Foro de Derecho Mercantil*): 7-29. Bogotá, Legis. Moura Vicente, Darío. "La formación de los contratos internacionales". Revista Española de Derecho Internacional vai.\. Disponible en: http:// vlex.com/vid/390077 Ospina Fernández, Guillermo y Eduardo Ospina Acosta. Teoría general del contrato y del negocio jurídico. Bogotá: Temis, 2000. 50 Oviedo Albán, Jorge. "La formación del contrato de compraventa internacional de mercaderías". Estudios de derecho mercantil internacional Bogotá: Ibañez. Pérez Vives, Alvaro. Teoría general de las obligaciones. Vol. 1. Bogotá: Doarina y Ley, 2009. 59. 218